Jacques Lacan Seminario 22 1974-1975 R.S.I. 10 AGUJERO DE LO REAL, AGUJERO DE LO SIMBÓLICO 1 Seminario del 15 de Abril de 1975 He imaginado así, esta mañana cuando desperté, dos dibujitos de los que cada uno ― los dos que están arriba a la derecha ― he pues 1 Para las abreviaturas en uso en las notas, así como para los criterios que rigieron la confección de la presente versión, consultar nuestros Prefacios: «Nota sobre es- ta Versión Crítica digitalizada», de Mayo de 2002, y «Sobre una Versión Crítica del Seminario R.S.I.», de Noviembre de 1989. Al traducir esta clase del Seminario en su Versión Chollet ―en adelante, MC―, la he confrontado con la transcrip- ción que de la misma efectuara Jacques-Alain Miller en el número 5 de la revista Ornicar? ―en adelante: JAM, puede consultarse mi traducción de esta versión en la Biblioteca de la E.F.B.A.―. En general, las palabras entre llaves son interpola- ciones de la traducción y constituyen, entonces, otros índices de mi lectura, así co- mo la puntuación, la sintaxis, etc... No parece necesario señalarlos, por obvios. Lo mismo ocurre con las cursivas, que habitualmente sustituyen comillas. Ya no se facilita sobre margen izquierdo la paginación de la versión traducida. Seminario 22: R.S.I. – Versión Crítica ― Clase 10: 15 de Abril de 1975 imaginado dos dibujitos de morondanga. Ustedes han podido ver el trabajo que tuve simplemente para reproducirlos. Se trata, en esos dos dibujos,2 los de arriba, de dos triángulos, y además de dos triángulos del tipo más ordinario, incluso no tienen lados curvos, dos triángulos que se entrecruzan. A pesar de todo hay ― pienso que eso les será sensible, para ustedes que miran eso tal como lo he fabricado ― que hay dos de ellos, los de la izquierda, los rojos ― es por eso que puse a los otros en negro ― que están anudados en cadena, que hacen entre los dos solos una cadena, que por este hecho son en todo comparables a aquello de lo que hablaré en seguida: dos TOROS, de los que uno pasaría por el agujero del otro. Los otros dos no están anudados. Pue- den retirarse uno del otro. Es como un toro que estaría aplanado para jugar, ya no de ningún modo anudarse, sino jugar en el agujero del otro. 2 Aquí JAM remite a sus “Figuras 1 y 2”, que corresponden a los dos primeros es- quemas de esta página. 2 Seminario 22: R.S.I. – Versión Crítica ― Clase 10: 15 de Abril de 1975 El caso es el mismo ― es por eso que lo he puesto también en negro ― el caso es el mismo para esos dos triángulos que están dibu- jados debajo,3 salvo que uno de esos triángulos, en suma, está plegado alrededor de lo que se presenta como ― por supuesto, eso ya no quie- re decir nada, a ese nivel ― como uno de los lados del otro; digo lado, porque nos imaginamos que un triángulo tiene 3 lados. Esto es simple- mente para ponerlos en el baño de una geometría, para ponerlos en la dimensión de una geometría que repugna al término geometría, y esto no sin razón, puesto que no es una geometría, es radicalmente distinta de ella [― la topología].4 Una topología es lo que en el punto de parti- da, desde el punto de partida indica cómo lo que no está anudado dos por dos puede sin embargo hacer nudo. Llamamos nudo borromeo a lo que se constituye de tal modo que al sustraer uno de sus elementos que he figurado ahí ― digo figurado porque esto no es más que una fi- gura, no es la consistencia ― uno de sus elementos que he figurado ahí, cada uno en las parejas de dos que he hecho, basta con romper ― qué es lo que quiere decir romper, trataremos de decirlo en seguida ― que basta con romper uno de sus elementos para que todos los otros sean igualmente desanudados de cada uno. Y esto puede hacerse para un número de ellos tan grande como pueda enunciarse. Ustedes saben que no hay límites para esta enunciación. Es en eso que me parece que puede soportarse de una manera decible, término que comentaré en se- guida, es en eso que puede soportase el término de no-relación sexual en tanto ― sólo puedo repetir ― que se soporta esencialmente de una no-relación de pareja. ¿Es que el nudo en cadena basta para represen- tar la relación de pareja? En un tiempo en el que la mayoría de ustedes no estaban en mi seminario ― puesto que era el tiempo en el que yo hacía surgir lo que es la demanda y el deseo ― ilustré por medio de dos toros el lazo a hacer entre la demanda y el deseo, dos toros, es decir dos ciclos orien- tables. A pesar de todo voy a hacérselos, esos dos toros, o al menos voy a indicárselos. 3 Aquí, JAM remite a su “Figura 3”, que corresponde al esquema del medio de la página anterior. 4 Lo entre corchetes viene siempre de la versión JAM. Si en cada caso lo interpo- lo en el cuerpo del texto es porque hace a su inteligibilidad. 3 Seminario 22: R.S.I. – Versión Crítica ― Clase 10: 15 de Abril de 1975 Esto es algo que al menos comienza a dibujarse así.5 Ustedes ven, además uno se embrolla. Evidentemente, no estoy muy dotado, pero ustedes no lo están más que yo. Vean cómo se dibuja eso, si se quiere hacer algo completo. Como ahí he hecho un trazo que es falso, voy a indicar que hay sobre ese toro, ese toro particular, algo que a su vez viene a entrar en el agujero del otro toro. Es figurando sobre cada uno de esos toros algo que gira en re- dondo que he mostrado que lo que hace enrollamiento sobre éste se calca sobre el otro, por una serie de enrollamientos alrededor del agu- jero central del toro. ¿Qué quiere decir esto, sino que la demanda y el deseo están anudados? Están anudados en la medida en que un toro re- presenta un ciclo, es decir orientable. Ustedes lo saben, porque a pesar de todo han escuchado hablar de eso, de lo que hace la diferencia de los sexos, que eso se sitúa a nivel de la célula, y especialmente a nivel del núcleo celular o en los cromosomas que, por ser microscópicos, nos parecen asegurar un nivel definido de real. ¡Pero por qué diablos querer que lo que es microscópico sea más real que lo que es macros- cópico! Algo diferencia habitualmente el sexo que en cada especie se si- túa como macho de aquél que es la hembra, esto es que, en cada caso, hay un homocigotismo, es decir un cierto gen que hace el par con otro gen, sin que se sepa jamás de antemano cómo se reparte eso en cada especie, quiero decir si es el macho o la hembra quien es homocigota. La diferencia con el otro sexo, es que en el otro sexo hay héterocigo- tismo en alguna parte, es decir que hay dos genes que no hacen el par, queriendo decir el par que ellos son H-O-M-O, homocigotas, que son semejantes. Es el caso de dar todo su peso a eso de lo que ANDRE GIDE, en PALUDES, pone de manifiesto, a saber el famoso proverbio Nume- ro deus impare gaudet, que él traduce: el número dos se regocija de ser impar. Como lo he dicho desde hace mucho tiempo: tiene mucha razón; pues nada lo realizaría, a ese dos, si no estuviera el impar, este impar en tanto que comienza en el número tres, lo que por supuesto no se ve inmediatamente y lo que vuelve necesario, para ponerlo al día, 5 Aquí, JAM remite a su figura 4, que corresponde al esquema inferior de la pági- na 2 de esta clase del Seminario. 4 Seminario 22: R.S.I. – Versión Crítica ― Clase 10: 15 de Abril de 1975 unos nudos más desarrollados, especialmente lo que yo llamo el nudo borromeo. Con el nudo borromeo, lo que nosotros tenemos, a nuestro al- cance, es esto, esto para nosotros esencial, crucial para nuestra prácti- ca, que no tenemos ninguna necesidad del microscopio para que apa- rezca la razón de lo que he enunciado como verdad primera, a saber que el amor es odioamoramiento, H-A-I-N-A-M-O-R-A-T-I-O-N. Por lo cual el amor no es velle bonum aliqui, como lo enuncia San AGUS- TIN, si el término bonum tiene el menor soporte, es decir si quiere de- cir el bien-estar. No se trata, ciertamente, de que dado el caso el amor no se preocupe un poquito ― lo mínimo ― del bien-estar del otro, pe- ro está claro que no lo hace más que hasta un cierto límite, para el que hasta hoy no he encontrado nada mejor que el nudo borromeo para re- presentarlo, a este límite. Representarlo: entiendan bien que no se trata de una figura, de una representación, se trata de postular que se trata de lo Real, que este límite no es concebible más que en los términos de ex-sistencia, lo que, para mí, en mi vocabulario, en mi nominación, quiere decir el juego, el juego permitido a uno de los ciclos, a una de las consistencias, permitido por el nudo borromeo. A partir de este lí- mite, el amor se obstina ― porque está lo Real en el asunto ― el amor se obstina en todo lo contrario del bien-estar del otro. Es precisamente por eso que a eso lo he llamado odiamoramiento, con el vocabulario sustantificado de la escritura en que lo soporto. Esta noción de límite implica entonces una oscilación, un sí o no. Es querer el bien de alguien o querer estrictamente lo contrario. De todos modos, es algo que nos sugiere la idea de una sinusoide. Enton- ces, ¿cómo es esta sinusoide? 5 Seminario 22: R.S.I. – Versión Crítica ― Clase 10: 15 de Abril de 1975 Si hay un límite, es un círculo, la sinusoide es así. ¿Es que esta sinusoide se enrolla? ¿es que ella hace nudo, o no, al estar enrollada o no?, ésta es la cuestión que plantea la noción de consistencia, más no- dal, si puedo decir que la de la línea, puesto que el nudo le es subya- cente. No hay consistencia que no se soporte del nudo. Es en eso que, por el nudo, se impone la idea misma de Real: lo Real está caracteriza- do por anudarse, aunque ese nudo hay que hacerlo. La noción del inconsciente se soporta de esto, que ese nudo, no solamente uno lo encuentra ya hecho, sino que uno se encuentra hecho en un otro acento del término: uno está hecho, uno está hecho por ese acto x por el cual el nudo ya está hecho. A mi entender, no hay otra definición posible del inconsciente. El inconsciente, es lo Real... Yo mido mis términos; si digo: es lo Real en tanto que está agujereado, me adelanto. Me adelanto un poquito más de lo que tengo derecho, puesto que no hay más que yo que lo digo, ¡que lo digo otra vez {en- core}! Muy pronto todo el mundo lo repetirá, y a fuerza de que llueva encima, ¡eso terminará por constituir un muy lindo fósil! Pero mien- tras tanto, esto es nuevo. Pero hasta ahora no hay más que yo, quien he dicho que no había relación sexual, y que eso hacía agujero en un punto del ser, del parl’être; el parl’être, no está difundido, pero a pe- sar de todo es como el moho: tiene tendencia a la difusión. Entonces contentémonos con decir que el inconsciente es lo Real en tanto que está afligido, en tanto que en el parl’être está afligido por la única co- sa ― he dicho cosa ― que haga agujero, que nos asegura del agujero, es lo que yo llamo lo Simbólico encarnándolo en el significante, del cual, al fin de cuentas, no hay otra definición que es eso: el agujero, el significante hace agujero. Es en eso, lo adelanto, ya lo he dicho: el nudo no es un modelo. No solamente lo que hace nudo no es imaginario, no es una represen- tación, sino que su característica es justamente esto ― es en eso que esto escapa a una representación y que yo les aseguro que no es por hacer muecas que cada vez que represento uno hago un trazo de tra- vés, yo pienso que, como no me creo más o menos imaginativo que otro, {que} eso demuestra ya hasta qué punto el nudo nos repugna co- mo modelo ―: no hay afinidad del cuerpo con el nudo, incluso si, en el cuerpo, los agujeros, eso desempeña para los analistas una sagrada función ― el nudo no es el modelo, es el soporte. No es la realidad, es lo Real. Lo que quiere decir que si hay una distinción entre lo Real y 6 Seminario 22: R.S.I. – Versión Crítica ― Clase 10: 15 de Abril de 1975 la realidad, es el nudo, no lo que da el modelo de esto, [es el nudo lo que la demuestra], hasta que, por supuesto, llegando la fosilización, ustedes pasen su tiempo haciendo nudos entre sus dedos, eso es desea- ble: ¡les sugerirá un poco más de ingeniosidad! Replegando el inconsciente sobre lo Simbólico, es decir sobre lo que por el significante hace agujero, yo hago algo, mi Dios, que se juzgará por su efecto, por su fecundidad, [pero] eso me parece impo- nerse por nuestra misma práctica, la que está lejos de poder contentar- se con una oscura referencia al instinto, como nos obstinamos en tra- ducir en inglés el término TRIEB. El instinto tiene su emergencia, y que por supuesto es inmemorial. Pero cómo saber incluso lo que eso podía querer decir antes de FABRE, quien no lo soporta más que de una cosa, cómo diablos un pequeño insecto puede saber ― pues ese saber lo constatamos en la precisión de sus gestos ― cómo es necesa- rio en tal punto del cuerpo de tal otro insecto, en tal coyuntura, ade- más, puesto que se trata de un insecto, siguiendo por debajo de lo que se llama caparazón, y que por supuesto no es más que mitología, mito- logía figurativa, porque es preciso que en alguna parte haya algo a per- forar para alcanzar ¿qué? tal punto preciso de lo que ahora sabemos que viene del ectodermo, a saber la parte invaginada que se llama sis- tema nervioso, y ahí romper algo que hace que el otro insecto estará bueno para ser puesto en conserva. Qué es este saber [del insecto], qué interés hay, en qué es explicativo transportarlo a un comportamiento que es el que vemos todos los días en el ser humano, y quien manifies- tamente no tiene ningún saber instintivo, quien no ve más lejos que la punta de su nariz, pero quien, él también, por otra fuente, resulta que sabe hacer un montón de trastos, y especialmente, en fin, sabe hacer, es una manera de hablar: decir que sabe hacer el amor, es probable- mente muy exagerado. Eso lleva sin embargo a esta idea que he enunciado, por supues- to, porque yo me aventuro, eso lleva a esta idea, en fin, a la que he lle- gado así, por pequeños pasos, que lo Real no es todo. Y cuando digo que no es todo, eso cuestiona muchas cosas, dado que de paso eso im- plica que la ciencia quizá no sea sino pequeños pedazos de este Real que ella arranca, que ella arranca manifiestamente hasta el presente con la idea de universo que le es, parece, muy indispensable, ¿pero pa- ra qué?, para lo que ella llega a asegurar, a volver seguro. 7 Seminario 22: R.S.I. – Versión Crítica ― Clase 10: 15 de Abril de 1975 Manifiestamente, ella llega a volver seguras algunas cosas cuan- do hay número. Y eso, ahí está verdaderamente todo el asunto: ¿cómo es que el lenguaje vehiculiza un cierto número de números? Para que se haya llegado a calificar de números reales a unos números propia- mente inasibles, y que no se definen de otro modo, a saber que no es- tán en la serie, que incluso no pueden estar en ella, que están de ella fundamentalmente excluidos, eso dice bastante sobre el tema de saber cómo esos números, uno, dos, tres, cuatro, han podido ser ideados. Yo, he tomado, así, un cierto partido, ¿impulsado por qué?, no diré que por mi experiencia, porque una experiencia no quiere decir más que una cosa, a saber que uno se compromete en ella, y no veo por qué mi compromiso sería preferible a... Si yo fuera el único, por ejem- plo, todo lo que dijera no tendría ningún alcance. Es precisamente por- que hay algo que yo trato de situar bajo la forma, bajo las especies del discurso analítico, a saber que no soy el único en hacer esta experien- cia, que, gracias al hecho de que yo soy como todo el mundo, soy parl’être, que gracias a ese hecho soy llevado a formular lo que puede dar cuenta de ese discurso analítico de una cierta manera. Bueno. Hay alguien, me lo informaron así ― es un cretino superlativo ― él ha dicho que mi teoría estaba muerta. Ella no está tan muerta to- davía, terminará por estarlo con el encostramiento del que hablaba ha- ce un momento. Mientras tanto, el tipo, quien evidentemente no está de mi lado: eso forma parte de los tipos que hablan ― que hablan: ha- blan, no saben lo que dicen ― que hablan de realidad psíquica. Sí, yo no llamaría a nada con un término semejante, porque la psiqué, justa- mente, es lo que todo el mundo trata de evitar, eso trae increíbles difi- cultades, eso entraña un mundo de suposiciones, eso supone todo, eso supone a Dios en todo caso: ¿dónde estaría el alma si no hubiera Dios, y si Dios, además, no nos hubiera creado expresamente para tener una? Esto6 es ineliminable de toda psicología. Lo que yo hago, lo que al menos trato de hacer, es de hablar de una realidad operatoria. Natu- ralmente, es mucho más corto; pero eso se impone, me parece, por el hecho de que la simple palabra, el bla-bla-bla de mi cretino de recién, quien dice que mi teoría está muerta: él no sabe literalmente lo que di- ce, eso quiere decir que él no hace más que hablar: bla-blea; y estoy seguro que en sus análisis eso opera, eso opera con una cierta vacila- 6 JAM precisa: “Dios”. 8 Seminario 22: R.S.I. – Versión Crítica ― Clase 10: 15 de Abril de 1975 ción,7 por supuesto; pero estoy seguro de que eso funciona, sin eso él no continuaría siendo analista. ¡Incluso la palabra de aquéllos que creen en la realidad psíquica opera! A pesar de ustedes, para ustedes ― y es eso que, no sé, me gus- taría hacerles captar un poquito ― es que para ustedes, si simplemente experimentan un poco las cosas, la estructura del mundo, si puedo expresarme así para hablar de lo que es inmundo, la estructura del mundo... les ruego que traten de captar los puntos, los puntos donde ustedes pueden captar que para ustedes la estructura del mundo con- siste en pagarles con palabras {mots}, y que es incluso en eso que el mundo es más fútil {futile} ― quiero decir que huye {il fuit} ― es más fútil que lo Real, ese Real que trato de sugerirles en su dit-men- sión8 propia ― dicho {dit}: D-I-T, mension: morada del dicho ― que trato de hacerles captar por ese dicho que es el mío, a saber por mi de- cir. ¡Es loco el ruido que se hace alrededor de esta historia psicoa- nalítica, y lo mal que se lee! Hay personas muy serias que se ocupan del sueño en el animal. Por supuesto, no pueden saber si el animal sueña, pero verdaderamen- te saben que tiene todas las apariencias de ello, del sueño: el animal duerme; y luego, es manifiesto que, si se mueve, esto es porque hay algo que lo atraviesa; y como por supuesto nadie duda que las ideas no sean imágenes, nada más ― eso incluso quiere decir eso: lo que hay de maravilloso es que el lenguaje está siempre ahí como testigo ― en- tonces tiene imágenes, es decir tiene ideas, lo que no quiere decir que las nombre. Entonces hay tipos así, que se excitan alrededor de la idea de que el sueño está ahí, como lo dice FREUD, para proteger el dormir. El fastidio, es que FREUD no dice eso. El dormir, eso no puede haber designado en sí, en tanto que dormir, sino lo que se llama una necesi- 7 En la transcripción: hésitation {vacilación} ― En su lugar, JAM transcribe: li- mitation {limitación}. 8 En la transcripción: dit-mension ― En su lugar, JAM transcribe: dit-mansion. Véase mi nota 11 de la clase 3 de este Seminario. Por lo que sigue a continuación (“morada del dicho”), la versión JAM es más verosímil en este punto. 9 Seminario 22: R.S.I. – Versión Crítica ― Clase 10: 15 de Abril de 1975 dad: la necesidad de dormir. Lo que FREUD dice, es que el sueño en el parl’être, porque él no ha experimentado sobre las ratas, ni sobre nada así de lo que tengamos pruebas de que sueñe: nadie sabe si una mosca sueña; una rata, podemos imaginarnos, ¡porque todos somos un poquito rata {rat} por algún lado! Sobre todo, ¡estamos fallados {ra- té}! Y los experimentadores en cuestión lo están más que los demás. ¡Están ratificados {ratifiés}! ¡Son hombres Hurra!9 En fin, uno está habitado por montones de hombres de las ratas {hommes aux rats} cuando se es hombre. FREUD dice que el sueño protege, no la necesidad: el deseo de dormir. Es bien cierto que esta sola dit-mensión10 se añade a ese Real así, a ese Real estrafalario supuesto científico: uno imagina necesida- des. Pero por el contrario, si hay una cosa que FREUD hace sentir bien ― y eso, habría que seguir el texto y darse cuenta de que él sabe lo que dice ― es que el sueño protege algo que se llama un deseo. Ahora bien, un deseo no es concebible sin mi nudo borromeo. Esto, es simplemente una observación, una observación por la cual trato de mostrar que mi decir está a pesar de todo orientado, y que al decir que lo que yo digo sólo está condicionado por el hecho de que, yo no diría que la palabra obra {agit} en el discurso analítico, que la palabra sola obra:11 Im Anfang war die Tat, como dice el otro, y cree que ahí ha he- cho una invención, sí, en fin, no está tan mal. El cree que esto es con- tradictorio con das Wort, pero si no hay das Wort antes de la die Tat, y bien, no hay Tat en absoluto. Entonces, que el análisis capte un punto por supuesto muy limitado, un punto muy limitado donde la palabra tiene una Wirklichkeit ― por supuesto, hace lo que puede, quizá no puede montones ― pero, en fin, a pesar de todo es un hecho, un hecho tanto más ejemplar cuanto que eso nos da esperanza de tener una luce- cita sobre esto que es manifiesto: que no hay acción que no se enraíce, no diría incluso en la palabra: en el guau-guau, en das Wort. Das Wort es eso: ¡es hacer guau-guau!12 Sólo el inconsciente permite ver cómo 9 Ce son des hommes hourra! ― homofónico a lo que transcribe JAM: ce son des hommes-aux-rats {son hombres de las ratas}. 10 En su lugar, JAM transcribe: dimension {dimensión}. 11 Párrafo de una ambigüedad que se disipa en la transcripción de JAM: “mi decir está orientado por el hecho de que la palabra sola obra”. 10
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