Isabel Muñoz Del 27 de octubre al 17 de noviembre de 2015 Aurora Vigil-Escalera Galería de Arte Aurora Vigil-Escalera Aurora Vigil-Escalera Galería de Arte se enorgullece de presentar la obra de una de las fotógrafas españolas más aclamadas internacionalmente: Isabel Muñoz. Aunque la artista ha visitado Asturias en anteriores ocasiones, con una primera expo- sición individual con Tango/Flamenco en 1992, y Entre la Pasión y el Silencio en 1995, ambas el Palacio de Revillagigedo, además de una segunda muestra llamada A todo Color en el Centro Niemeyer en 2014, la exposición Isabel Muñoz, organizada por Aurora Vigil-Escalera Galería de Arte es la primera muestra de su trabajo en una galería de índole privado en esta comunidad. Tras un año 2015 plagado de exposiciones en Nápoles, Paris, Moscú, Montevideo, México o Buenos Aires, Isabel aterriza en Gijón con una cuidada recopilación que abarca varias etapas de su trabajo, desde su serie Danza Cubana realizada en1995, hasta su último trabajo expuesto: Mitologías, de 2012. Así, la muestra Isabel Muñoz se compone de siete obras de gran formato procedentes de las series: Burkina, 1998, MASA, 2000, Ballet de Victor Ullate, 2001, Ballet Nacional de Cuba, 2001, Omo River, 2005, Mevlevi, 2008 y Mitologías, 2012, junto con diecisiete platinotipias de menor tamaño de las series: Danza Cubana, 1995, Danza Khmer, 1996, Alhambra, 1998, Omo River, 2005, Etiopía, 2005 y Mitologías, 2012. Isabel decide en su juventud hacer de su pasión su profesión y comienza sus estudios de fotografía en Madrid en 1979, completando los mismos en Estados Unidos. Obsesionada con el ser humano y con encontrar un soporte idóneo para representar la perfecciónde la piel, Isabel logra texturas imposibles que evocan obras pictóricas. Su obra es hoy aclamada internacionalmente por su inigualable y personal universo estético y cuenta con premios como el Premio Bartolomé Ros a toda su carrera en PHotoEspaña 2009, la Medalla de Oro al Mérito en las Bellas Artes 2009 y la obtención en dos ocasiones del World Press Photo, el Premio Nacional UNICEF España 2010 a la Sensibilización y Movilización Social, y en 2012 el Premio de la Fundación DEARTE. Habiendo realizado en sus comienzos encargos para prensa, publicidad y el cine, la exitosa carrera artística de Muñoz comienza con la exposición individual Toques en el Instituto Francés de Madrid en 1986, y se extiende por todo el mundo, especialmente por Latinoamérica. Su obra se puede encontrar instituciones como el Museo Nacional 2 Centro de Arte Reina Sofía de Madrid, Foto Colectania de Barcelona, Fundación Canal de Madrid, Maison Européenne de la Photographie de París y New Museum of Contem- porary Art de Nueva York. La obra artística de Muñoz esta marcada por sus constantes viajes, a través de los cuales se sumerge en las culturas que visita. Cargadas de emoción y movimiento, sus fotografías muestran el viaje individual de sus retratados a través de sus propias tradiciones, con obras que capturan el sentimiento del momento, haciendo partícipe a quien las contempla, que contagiado por la indo- mable fuerza de su obra se ve inundado por la empatía y la pasión, y es que para Isabel “el corazón nos mueve y nos hace vivir”. Esta muestra es una oportunidad única de disfrutar de una recopilación del extenso trabajo de esta figura indiscutible de la fotografía española, y nos invita a disfrutar de una cuidada selección de algunas de sus series más aclamadas a nivel internacional. 3 La trampa del baile Christian Caujolle Los fotógrafos son unos tramposos redomados. Hacen trampa con la realidad. Preten- den hacernos creer que lo que nos muestran es una huella fiel y fiable de la misma, que son intermediarios o vectores creíbles entre nosotros y el mundo. Fingen, por ejemplo, que les interesa el baile, los bailes, esos bailes un poco especiales que generalmente se consideran “típicos”, como el flamenco, el tango, la danza del vientre o el ballet khmer. Justifican sus elecciones mostrándonos lo bellos que son esos bailes y explican su pasión diciendo que esos bailes, arraigados en las culturas y las tradiciones popula- res, han creado unas formas, unas estéticas, unas maneras de ver y de moverse que equivalen a civilizaciones. También son capaces de decirnos, y no les falta razón, como tampoco les falta en todo lo anterior, que esos bailes son de sobra conocidos para los creadores de la coreografía moderna y que han ejercido una influencia profunda en los jóvenes que se denominan modernos, y que ellos, los fotógrafos, quisieron acercarse hasta las fuentes. Todo eso es legítimo, pero deja de serlo cuando intentan hacernos creer, seduciéndo- nos con la perfección de sus imágenes, que eso es lo único que hay. Voy a tomar, como al azar, el ejemplo de Isabel Muñoz, una joven fotógrafa barcelonesa, hoy afincada en Madrid. Ella ha sabido liberar al tango, al flamenco, a la danza oriental de las anécdotas y exotismos que constituyen el fondo comercial fundamental de tantos editores de tarjetas postales y del conjunto de responsables de las oficinas de turismo. En blanco y negro, de Buenos Aires a El Cairo y de Estambul a Sevilla, pasando por Phnom Penh, Isabel Muñoz ha mirado a las parejas que bailaban, juntándose, soltándose, evocando el acto amoroso, rechazándolo y transformándolo en danza, en tensión. Ella ha mostrado lo que hay de exacerbación del deseo y de sociabilidad de la repre- sentación en esos desafíos físicos, en esos besos esbozados y nunca dados, en esos abrazos frustrados hasta no poder más, en esas manos varoniles aferradas a un muslo, en esos talleres arqueados que nunca llegan a acoplarse, en esas epidermis que se rozan una y otra vez, siempre para repudiarse. Ella ha sabido encuadrar magníficamente, cercenar en los cuerpos, imponer unos decorados cargados de historia y habitarlos de movimientos, evocar y sugerir más que mostrar. Encerrada en su laboratorio, Isa- bel Muñoz luchó con el negro, y allí en ese espacio de la alquimia, se apropió de unas técnicas antiguas y potentes que la obligaron a realizar unos negativos inmensos para 4 inscribir en el papel, gracias a la oxidación de las sales de platino, las imágenes que previamente había separado. Lo hizo con esa pasión por las texturas, por los materiales, por los granos de piel que luchan con la trama de una falda, por las pajas que brillan sobre la oscuridad de un ombligo sensual, de quienes miran verdaderamente. Ella ha sabido insuflar el ritmo en las imágenes fijas, hacer dialogar a la extensión de los espacios con la atención a los detalles en primer plano, con una mano que ve la luz de una peineta clavada en la torturada cabellera negra. Y dice que ha querido mostrarnos esos bailes. Adecuada de traducir sus emociones frente a los cuerpos y ha tenido la generosidad de hacernos partícipes. Porque nos invita a tocar con el ojo y con el dedo, para que recordemos el momento en que acariciamos una piel amada, la increíble dulzura de sus copias doradas. Y luego, tal vez de una forma mas profunda, nos habla de la fotografía. Y lo que nos dice es que la fotografía nunca es mas que una búsqueda de imágenes por parte de alguien que lleva en lo mas profundo de su mente, cual formas del deseo, unas imágenes que anhela ver materializados, cuando, en un momento dado, en un momento excepcional, coincidan con la realidad. Como todos los fotógrafos de verdad, Isabel Muñoz adora sus imágenes, pero tanto como sus imágenes, adora los momentos en que las toma y adora a las personas, en este caso los bailarines y las bailarinas, con las que trabaja, a fin de que participen en la formación de su mundo personal. Isabel Muñoz adora la danza, adora a los bailarines y adora la fotografía. Y, porque somos demasiado crédulos, porque la fotografía significa para nosotros una forma de verdad, ella hace como si nos estuviera hablando de baile, hace como si fuera una mediadora entre nosotros y el baile. A ella solo le apetece hablarnos de lo que le llega al corazón, de esos cuerpos, de esos misterios que el cuerpo humano es capaz de encarnar, de ese dialogo de los cuerpos, de esa lengua de amor, de la sensualidad sin limites que desde el principio de los tiempos hombres y mujeres han sabido utilizar para poner en tela de juicio la precisión de las palabras e inventarnos a una vaguedad que solo los poetas saben como lograr. Isabel Muñoz fragmenta el mundo y los cuerpos para obligarnos a ver un poco mejor mien- tras tratamos de recomponer como era antes de la fotografía. Exalta el deseo, invoca al placer y da forma a arquitecturas y cuerpos a fin de que aceptemos de mejor grado nuestros profundos deseos de belleza y de caricias. Porque es un tramposa redomada, Isabel Muñoz es una gran fotógrafa. Porque en res- puesta a una necesidad personal, ha elegido decirnos lo indecible, ocultándose tras la aparente seducción de las imágenes de los cuerpos que nos presenta a modo de espejos, de dudas, de formas y de apuestas. 5 Isabel Muñoz Esther Maestre Su energía como fotógrafa y persona va más allá de lo que sus imágenes cargadas de emoción y vida te pueden transmitir. Su apego y entrega, te atrapa en un ir y venir de emociones, al que solo se llega en la cercanía de su inagotable capacidad de complicidad y entrega por la fotografía. El lenguaje fotográfico de sus imágenes te conduce a la sensualidad y vitalidad del cuerpo, de la danza de la vida, de la seducción…. de lo desconocido, de las miradas que embrujan el alma. Su composición fotográfica estudiada con empeño, no podía enlazarse mejor con la técnica de su positivado: la platinotipia. Que emergen de su laboratorio fotográfico, con armonía y belleza, como piezas únicas elaboradas y cuidadas una a una. Isabel Muñoz es un regalo que el azar de la vida te da. 6 Catálogo 7 Serie Danza Cubana, 1995 Platinotipia, 80 x 60 cm Ed. 9/25 Serie Danza Khmer, 1996 Platinotipia, 80 x 60 cm 8/25 Serie Danza Khmer, 1996 Platinotipia, 80 x 60 cm 1/25
Description: