Description:Isabel la Católica murió hace medio milenio, el 26 de noviembre de 1504. Ha sido 2004 un año de congresos, exposiciones itinerantes y gruesas biografías. Es tiempo, pues, de recapitular, de volver, serena pero críticamente, la vista atrás: a un año de bibliografía beatífica, a medio siglo de historia de España y a una reina que vivió presa de su necesidad de poder.Isabel la Católica fue dolorosamente consciente de que una quimera había ocupado el lugar de un sólido proyecto político, lo que afectó a su alma y a su cuerpo. Una sucesión de disgustos familiares, de rencores mal resueltos, de celos por los constantes devaneos de su marido y de falta de tacto hacia el temperamento de sus hijas, los trató de compensar con una decidida ambición de poder que ella quiso simbolizar en el yugo y las flechas de sus emblemas heráldicos. Apenas supo esbozar una sonrisa ante los infortunios de la vida, y un gesto así es más propio de la beata que fue que de la reina que quiso ser. A Isabel fue insensible a la diversidad cultural: la primacía de la lengua castellana se hizo en un momento de esplendor de la literatura catalana. Esa misma insensibilidad provocó tres trágicos sucesos que marcaron el destino de España: la expulsión de la comunidad judía, el incumplimiento de las Capitulaciones de Rendición del Reino de Granada y el exterminio de los «indios» de las Antillas.