CAMPAÑA NACIONAL Informe técnico: Primera entrega IMPACTO DE CULTIVOS Y ALIMENTOS TRANSGÉNICOS Revisión Bibliográfica EQUIPO DE INVESTIGACIÓN Msc. Ana Felicien (Est. Amb./ Ecología Tropical) Msc. Samira Joussef (Biol./ Toxicología Ambiental) Dra. Liccia Romero (Biol./ Ecología Tropical) Presentación: Se conocen como cultivos y semillas transgénicas o genéticamente modificadas a aquellas que han sido producidas utilizando herramientas de la ingeniería genética para incorporarle una característica de interés, las características que principalmente se ha incorporado a estos cultivos son resistencia a herbicidas y resistencia a algunos tipos de insectos “plaga”. El organismo modificado genéticamente (abreviado OMG, OGM) es aquel cuyo material genético es manipulado en laboratorios donde ha sido diseñado o alterado deliberadamente con el fin de otorgarle alguna característica específica. El mercado de estas semillas transgénicas esta dominado por alrededor de 10 empresas transnacionales, que ejercen una hegemonía oligopólica sobre los sistemas agroalimentarios. Vía Campesina 2012 Desde el equipo de investigación de la Campaña Nacional VENEZUELA LIBRE DE TRANSGÉNICOS, hemos venido trabajando en la recopilación de datos científicos que evidencian el impacto de los cultivos y alimentos transgénicos en diferentes ámbitos entre los que destacan: la comparación de la productividad de cultivos con semillas genéticamente modificadas (conocidas comúnmente como transgénicas) y semillas convencionales (principalmente híbridas), la resistencia de los insectos plagas vinculada a cultivos Bt, la aparición de nuevas plagas y de las llamadas “súper malezas”, así como el impacto sobre la diversidad biológica, sobre el funcionamiento ecosistémico y sobre la salud. Se presentan aquí datos que revelan el impacto de estos cultivos en términos geopolíticos, y en cuanto al acceso y divulgación del conocimiento que está condicionado por el lobby de las transnacionales de dominan el mercado mundial de semillas transgénicas y los agrotóxicos de los cuales dependen estos sistemas de cultivos mejorados genéticamente. Así también se está realizando una recopilación y sistematización de información sobre los sistemas de producción diversificados, locales, y que utilizan semillas criollas en Venezuela, ya que distintas iniciativas se han venido realizando con cultivos tradicionales, pero estos han sido subvalorados como opción para la producción de alimentos a pesar de que hay evidencias que muestran que estos sistemas son altamente productivos y tienen rendimientos incluso mayores que el monocultivo. En este documento presentamos una primera entrega de la revisión bibliográfica sobre los impactos de los cultivos y alimentos transgénicos como aporte para el debate en el marco de esta campaña nacional. Destacamos que está ampliamente reportado en la literatura científica el impacto que han tenido estos productos de la ingeniería genética a nivel mundial. Así manifestamos que el centro del debate sobre los cultivos y alimentos transgénicos es político, por lo tanto la información presentada aquí es un elemento técnico que refuerza la posición de mantener a Venezuela estado libre de transgénicos manifestada por el Comandante Chávez cuando expuso: “Nos oponemos a la tentativa del gobierno imperial de los Estado Unidos y de sus empresas transnacionales de introducir organismos transgénicos en el ambiente... y combatimos decididamente las semillas “terminator” porque ellas atentan contra el sentido de la vida... Manifestamos nuestro apoyo y la necesidad de reconocer a los pueblos y comunidades que durante siglos y milenios han desarrollado la diversidad agrícola”. (Hugo Chávez. Manifiesto de las Américas. Curitiba, Brasil, 20 de abril de 2006) 1. Falsa mayor productividad Investigadores canadienses realizaron un experimento de campo durante tres años para comparar los híbridos comerciales de maíz con sus correspondientes Bt pertenecientes a la Monsanto y Syngenta, se encontró que algunos de los cultivos Bt tomaron de 2 a 3 días adicionales para llegar a la emisión de estigmas y la madurez y produjeron rendimientos similares o hasta 12 % menores que los rendimientos de granos híbridos convencionales, con 3 a 5 % mayor contenido de humedad del grano en la madurez en comparación con su los híbridos convencionales, lo cual aumenta el costo de secado (Wan Ho, 2005). Para el caso de la soya, los cultivos transgénicos no han tenido mejor rendimiento que sus homólogos no transgénicos, siendo la soja transgénica RR la que produce rendimientos sistemáticamente más bajos. Según se hace evidente en una revisión de los más de 8.200 ensayos realizados en universidades sobre distintas variedades de soja, la soja transgénica RR presenta un déficit de entre un 6 y un 10% respecto a la soja no transgénica (Antoniou et al.,2010). 2. Impacto a la diversidad biológica y ecosistemas Uno de los aspectos más controvertidos de la expansión de los cultivos transgénicos es la contaminación por transferencia horizontal de genes. Para el caso de México, centro de origen y diversificación del maíz la difusión del transgén en las poblaciones no objetivo es uno de las preocupaciones centrales en materia de bioseguridad. Se han encontrado evidencias de la presencia de transgén en muestras de maíces criollos mexicanos (en Oaxaca), demostrando que ocurre esta transferencia horizontal de genes (Piñeyro-Nelson et al. 2008). En un estudio realizado en más de 2.000 plantas provenientes de 138 comunidades campesinas e indígenas de 11 Estados. En 33 comunidades (24% del total muestreado) de 9 Estados (Chihuahua, Morelos, Durango, México, San Luis Potosí, Puebla, Oaxaca, Tlaxcala y Veracruz) se encontró alguna presencia de genes transgénicos en el maíz nativo, con resultados en diferentes parcelas que van desde 1.5% hasta 33.3%, en una segunda ronda de análisis (Salgado, 2011). Con respecto al impacto de la toxina la toxina insecticida derivada de la bacteria Bacillus thuringiensis, en estudios realizados con el maíz modificado genéticamente Bt, la toxina permanece activa en el suelo y se enlaza rápida y fuertemente a las arcillas y ácidos húmicos manteniendo sus propiedades insecticidas y protegida contra la degradación microbiana por los enlaces con las partículas del suelo, también se confirmó la presencia y actividad insecticida de la toxina Bt en los exudados radicales de los cultivos del maíz Bt evaluados, esto estaría afectando a insectos no objetivo, es decir aquellos que no son considerados como “plagas”, y también estaría promoviendo la selección de insectos resistentes a la toxina. También se ha señalado que la persistencia de esta toxina puede causar daños en niveles superiores de la cadena trófica afectando a organismos susceptibles a esta toxina (Saxena et. Al. 1999). En este sentido, también se ha detectado mediante técnicas moleculares que ADN especifico de plantas transgénicas permanece intacto por más de 2 años después de haber retirado los cultivos. Esto confirma que el ADN inoculado en suelos puede escapar de la degradación química, física y enzimática. Claramente el suelo puede ser considerado como un reservorio de moléculas de ADN, incluyendo aquellas liberadas por plantas transgénicas. La no degradación puede estar relacionada a la adsorción de las moléculas de ADN a partículas de arcilla y arena altamente reactivas presentes en los suelos (Gebhard, 1999). Por otra parte, el impacto del uso de los agrotóxicos asociados a los cultivos transgénicos es aspecto crítico en cuanto a la contaminación ambiental. En un estudio realizado en e sur de los Estados Unidos, la frecuencia de detección de glifosato fue de 60 % a 100 % en aire y agua de lluvia en zonas agrícolas, siendo su concentración en lluvia mayor que la de otros herbicidas como atrazina. Mientras que las más altas concentraciones de glifosato en el aire se encontraron en las semanas que hubo poca o ninguna precipitación (Chang, et al. 2011). 3. Resistencias de plagas y aparición de nuevas plagas y supermalezas Debido a los problemas causados por patógenos resistentes a antibióticos, el uso de genes de resistencia a antibióticos en plantas transgénicas es un debate activo. La transferencia de los transgenes es uno de los elementos demuestra el alto riesgo de contaminación genética. Los genes bacterianos de resistencia a antibióticos son usados frecuentemente como marcadores en plantas transgénicas. En un estudio se analizó la capacidad de la bacteria Acinetobacter para tomar e integrar ADN vegetal transgénico basado en la recombinación homóloga. Este experimento tuvo éxito en demostrar que el ADN de una planta puede ser incorporado en bacterias como Acinetobacter, resultando en la expresión de la resistencia a kanamicina en estas. Esto constituye una clara demostración de que el genoma transgénico de una planta puede ser una fuente de ADN transformante para bacterias lo que tiene un gran riesgo biológico asociado por la posibilidad de dispersión de genes transgénicos en la naturaleza (Gebhard, y Smalla, 1998). El peligro de dispersión de estos genes de resistencia a antibióticos en los ecosistemas a través de las plantas transgénicas reside en el potencial de integración y promoción de la expresión de los transgenes, en presencia de genes homólogos en microorganismos del suelo o asociados a las plantas. Muchos estudios han demostrado la persistencia del ADN de las plantas transgénicas en los suelos, fungiendo como reservorio de genes de resistencia a antibióticos que facilitan el proceso natural de transformación de células competentes. Se han estudiado varios modelos para evaluar el potencial de transformación de microorganismos con transgenes de resistencia a antibióticos. Entre los modelos evaluados se incluyen los microorganismos Erwinia chrysanthemi, Acinetobacter sp. y Ralstonia solanacearum. Estos estudios concluyen que a pesar de las barreras biológicas para la ocurrencia de estos eventos de transferencia de genes entre microorganismos y plantas, la misma no puede ser descartada porque la probabilidad existe a pesar de ocurrir en baja frecuencia (Bertolla y Simonet, 1999). Las hierbas resistentes al glifosato (supermalezas) son el mayor problema agronómico asociado al cultivo de la soja transgénica RR. Los monocultivos de soja que se basan en un solo herbicida, el glifosato, establecen las condiciones para el aumento del uso de herbicidas. A medida que las malezas adquieren resistencia al glifosato con el tiempo, se requieren más herbicidas para controlarlas (Antoniou et al 2010). El surgimiento de las “supermalezas” como resultado de la aplicación del modelo que involucra el uso de semillas transgénicas y herbicidas asociados, ha causado grandes problemas a los agricultores desde hace años y se encuentra fuera de control. En los últimos años, los agricultores han tenido que complementar el uso del Roundup con otros herbicidas más fuertes, sometiendo las tierras a cócteles químicos altamente tóxicos. Pero ahora, las malas hierbas están desarrollando resistencia a los cócteles también. En los Estados Unidos informes declaran que en algunas áreas del país, ciertas malezas han desarrollado resistencia a tres herbicidas y en otras se han vuelto resistentes a cuatro herbicidas. El problema se está acelerando debido a que las malas hierbas que tienen resistencia están sustituyendo a sus homólogos no resistentes, y también les transfieren la resistencia mediante polinización cruzada causando la difusión amplia de la misma (Ward et al. 2013, Gaines et al. 2012). Estas hierbas se adaptan más rápidamente y con más fuerza que sus homólogos, asfixiando los campos y obstruyendo los canales de riego, llegando a la imposibilidad del paso del agua. Kevin Bradley un especialista en malezas de la Universidad de Missouri señala que el polen puede transferir el rasgo de resistencia a herbicidas, y en 2011 el Departamento de Agricultura de los Estados Unidos reconoce abiertamente el problema de las supermalezas, sin embargo, las políticas de protección a compañías dueñas del agronegocio de la semilla transgénica y herbicidas como Monsanto continúan siendo promovidas por los miembros del alto gobierno (Philpott, 2011). 4. Impacto a la salud El herbicida Roundup producido por Monsanto, y cuyo principal componente es el glifosato, es el más comúnmente usado en el mundo. Sin embargo, evidencia creciente demuestra que este herbicida es causante de graves efectos a la salud, tales como: disrupción endocrina, daño al ADN, toxicidad reproductiva y del desarrollo, neurotoxicidad, cáncer y defectos de nacimiento. Este se comporta como una toxina ambiental cuando es liberado sobre los cultivos, distribuyéndose en los ecosistemas. Su omnipresencia ambiental influye sobre el desarrollo de enfermedades y condiciones en humanos mediante la interferencia en la acción del grupo de enzimas hepáticas (citocromo P450) encargadas de la detoxificación del cuerpo, y mediante el incremento sinergístico de la toxicidad de otras toxinas, entre otros mecanismos. Debido a la amplia distribución ambiental del glifosato y el uso cada vez mayor de alimentos transgénicos resistentes al glifosato, han sido encontrados residuos del mismo en los principales alimentos de nuestra dieta, comprendida principalmente por azúcar, maíz, soya y trigo (Samsel y Seneff, 2013).
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