Eric J. Hobsbawm REBELDES PRIMITIVOS Estudio sobre las formas arcaicas de los movimientos sociales en los siglos XIX y XX EDITORIAL ARIEL, S. A. BARCELONA Titulo original: Primitive Rebels Studies in Archaic Forms of Social Movement in the 19th and 20\h Centuries Traducción de: JOAQUÍN ROMERO MAURA Primera edición en Colección Zetein: 1968 Primera edición en Colección Ariel: julio 1983 © 1959: Eric J. Hobsbawm Derechos exclusivos de edición en castellano reservados para todo el mundo y propiedad de la traducción: © 1968, 1974 y 1983: Editorial Ariel, S. A. Córcega, 270 - Barcelona-8 ISBN: 84 344 1005 2 Depósito legal: B. 25.595-1983 Impreso en España 1983 - Talleres Gráficos DÚPLEX, S. A. Ciudad de la Asunción, 26 (Barcelona) Ninguna parte de esta publicación, incluido el diseño de la cubierta, puede ser reproducida, almacenada o transmitida en manera alguna ni por ningún medio, ya sea eléctrico, químico, mecánico, óptico, de grabación o de fotocopia, sin permiso previo del editor. PREFACIO Hace algunos años, el profesor Ambrogio Donini, de Roma, que me habló de los lazaretistas foseónos y los sec tarios de Italia meridional, despertó en mí el interés por los temas que trata el presente libro. El profesor Max Gluckman gestionó para mí una invitación en 1956 con el fin de que pronunciase tres conferencias sobre el parti cular en la Universidad de Manchester, donde tuve la feliz oportunidad de discutir el asunto con él y con un grupo de antropólogos, historiadores, economistas y estudiosos de la ciencia política, entre los que figuraban expertos en los movimientos milenarios de la talla del doctor Peter Worsley y del profesor Norman Cohn. Este libro es una ampliación de tales conferencias, aunque contiene capí tulos adicionales sobre determinadas cuestiones que tenía intención de incluir en las disertaciones originales, pero que entonces no me fue posible. Estoy en deuda con la Universidad de Manchester y, especialmente, con el pro fesor Gluckman, sin cuyo apoyo no hubiera podido escri birse este libro. Son demasiado numerosas las personas a quienes he tenido que recurrir para poder darles las gracias indivi dualmente. He tratado de hacerlo, cuando ha sido nece sario, en las notas a pie de página. En ellas se citan tam bién las obras que más he utilizado. Desearía también dar las gracias a los bibliotecarios del Museo Británico, a la Universidad de Cambridge, a la Biblioteca Británica de Ciencias Políticas, a la Biblioteca de Londres, a la Biblio teca Felírinelli, Milán, a la Biblioteca de la Universidad de Granada, al Instituto Internacional de Historia Social, Amsterdam, a la Biblioteca Giustino Fortunato, Roma, y a las Bibliotecas Municipales de Cádiz y Cosenza, por la amabilidad con que acogieron a un investigador extran jero. Un tema como el que nos ocupa no puede estudiarse sólo a partir de documentos. Son esenciales algunos con tactos personales, aunque sean ligeros, con las gentes e incluso con los lugares sobre los que escribe el historia dor si éste ha de comprender problemas que están muy alejados de la vida normal del profesor universitario britá nico. Todo lector del estudio clásico de la rebelión social primitiva Rebelión en la Selva, de Euclides da Cunha, se percatará de lo mucho que esta gran obra debe al conoci miento «de primera mano» del autor y a su «contacto» con los moradores de los andurriales brasileños y su mun do. Lo que yo ya no puedo decir es si he conseguido com prender a las gentes y lugares que se citan en este libro. Si no ha sido así, la culpa no fue de los numerosos hom bres y mujeres que trataron, a veces sin saberlo, de ense ñarme. Sería disparatado citarlos a todos, aunque pudiera hacerlo. Sin embargo, hay varias personas a quienes debo especial agradecimiento, principalmente a Michele Sala, alcalde y diputado de Piaña degli Albanesi, Sicilia; al al calde Luigí Spadaforo y señora, campesinos, y Giovanni López, zapatero, de San Giovanni in Fiore, ciudad del abad Joaquín de Flora, en Calabria; a Rita Pisano, ex campesina, actualmente organizadora de'grupos femeninos del Partido Comunista en la provincia de Cosenza, Cala bria; a Francesco Sticozzi, agricultor, y al doctor Rafaelle Mascólo, cirujano veterinario de San Nicandro, Apulia; y algunos informantes que han preferido quedar en el anonimato, en Andalucía. Ninguno de ellos es respon sable de las opiniones expresadas en este libro y tal vez sea grato pensar que a algunos no les preocupará la cues tión, ya que nunca llegarán a leerlo. En conclusión, me gustaría poner de relieve que tengo perfecta conciencia de las limitaciones de este ensayo como muestra de erudición histórica. Ninguno de los capítulos es completo o definitivo. Aunque he realizado algún trabajo sobre las fuentes primarias y hecho algunas obser vaciones sobre el tema, ambas son inadecuadas, y cualquier especialista se dará perfecta cuenta, al igual que yo, de que no se ha intentado siquiera agotar las fuentes secun darias, a la vez que comprobará, mejor que yo mismo, mis deslices y errores. No obstante, quiero hacer constar que el objeto de este libro no es hacer un estudio acabado. Uno de los capítulos contiene material publicado en el Cambridge Journal, Vil, 12, 1954. La parte sustancial de otro se dio en una charla radiofónica en 1957. Agradez co a P. Thirlby la confección de los índices. E. J. H. Birkbeck College, julio de 1958. I. INTRODUCCIÓN Los temas de los estudios contenidos en el presente ensayo, que pueden todos ellos describirse como formas «primitivas» o «arcaicas» de agitación social, son los si guientes: d bandolerismo del tipo que encarna Robin 1 lood, las asociaciones secretas rurales, diversos movimien- lus revolucionarios de carácter milenario, las turbas urba nas de la era preíndustrial y sus asonadas, algunas sectas religiosas obreras y el recurso al ritual en las tempranas organizaciones revolucionarias y trabajadoras. He com plementado cada una de mis versiones con documentos pertinentes que ilustran d modo de pensar y las ideas de partida de los que participaron en los movimientos que aquí se describen, y cuando ello ha sido posible, lo he hecho con sus propias palabras. El ámbito que se abarca es, en lo fundamental, Europa occidental y meridional, y especialmente Italia, desde la Revolución francesa. El lec tor curioso puede limitarse a leer este libro como mera descripción de unos fenómenos sociales que tienen inte rés y de los que resulta sorprendente lo poco conocidos que son, con un acervo más bien limitado de trabajos acerca de ellos en lengua inglesa. No obstante, este libro encierra una intención analítica a la vez que descriptiva -y de hecho no aporta datos que no conozca ya el espe- lialista de estos temas—, por lo que acaso no esté de más explicar lo que en él he intentado. La historia de los movimientos sociales se suele divi- ilir en dos partes separadas entre sí. Tenemos algtma idea Ac los movimientos de la Antigüedad y de la Edad Media: rebeliones de esclavos, herejías y sectas sociales, subleva ciones campesinas, etc. Decir que conocemos su «historia» podría acaso inducirnos a error, ya que hasta ahora han sido estudiados generalmente como una serie de episodios, constitutivos de otros tantos momentos en la historia ge neral de la humanidad, por más que los historiadores hayan estado en desacuerdo en lo que toca a su impor tancia dentro del proceso histórico y todavía anden dis cutiendo cuál es su relación precisa con este devenir. En lo que hace a los tiempos modernos, las agitaciones a que aludimos han sido vistas por todos, todos menos los antropólogos —precisados de ocuparse de las socie dades precapitalistas o imperfectamente capitalistas— como meros «precursores» o como extrañas reliquias del pasado. Por otra parte, los movimientos sociales «moder nos», o sea los habidos en Europa occidental desde fina les del siglo xviii, y los surgidos en épocas ulteriores en sectores cada vez mayores del mundo, han solido enfo carse conforme a un esquema interpretativo de acre ditada solera y no desprovisto de una base lógica razona ble. Por razones obvias, los historiadores se han cen trado en los movimientos obreros y socialistas y en aque llos otros que se han incluido en el marco socialista. Se considera comúnmente que todos éstos pasaron pri mero por unas fases «primitivas» —así, las asociaciones de oficiales, y los socialismos luddita, radical, jacobino y utópico—, para evolucionar luego hacia formas modernas, variables de un país a otro, pero subsumibles dentro de un marco común bastante generalizado. Los movimientos obreros desarrollan, pues, ciertos tipos de organización sindical y cooperativa, ciertas formas de organización polí tica, como los partidos de masa, y cierto género de pro grama y de ideología, como el socialismo desprovisto de preocupaciones extraterrenales. Los temas de este libro no caben dentro de ninguna de ambas divisiones. Por la primera impresión parece debieran incluirse en la primera categoría. De todos mo- 10 dos nadie se sorprendería de encontrar a Vardareüi y, con él, asociaciones como la Mafia o los movimientos milenarios, en la Edad Media europea. Pero lo que nos importa aquí es que no las encontramos en la Edad Me dia, sino en los siglos xix y xx, y de hecho los últi mos 150 años las han generado en número inusitada mente crecido, por razones que se discuten en el texto. Tampoco se pueden eliminar estos fenómenos so pretexto de que son marginales o carecen de importancia, por más que los historiadores de generaciones anteriores hayan tendido a hacerlo así, en parte debido a un sesgo raciona lista y «modernista», en parte también, como creo podré demostrar, porque la filiación y el cariz político de estos movimientos resulta no pocas veces impreciso, ambiguo, y aun a veces abiertamente «conservador», y en parte porque los historiadores, que suelen ser hombres instrui dos y producto de las ciudades, han dejado sencillamente, hasta hace poco, de esforzarse en grado bastante por com prender a quienes son distintos de ellos. Y es que, con la salvedad de las hermandades rituales del tipo carbonario, todos los fenómenos estudiados en el presente volumen pertenecen al universo de aquellos que ni escriben ni leen muchos libros —muchas veces por ser analfabetos—; que muy pocas veces son conocidos por sus nombres, excepto de sus amigos, y en este caso suelen serlo tan sólo por su apodo; hombres, en fin, que generalmente no saben expresarse y a los que pocas veces se entiende, aun cuan do son ellos quienes hablan. Además, se trata de gentes prepolíticas que todavía no han dado, o acaban de dar, con un lenguaje específico en el que expresar sus aspi raciones tocantes al mundo. Pese a que por ello sus movi mientos participan muchas veces de la ceguera y de la inseguridad del terreno en que se mueven, cuando se les compara con los que llamamos modernos, ni carecen de importancia ni son marginales. Hombres y mujeres como los que forman el objeto de este libro constituyen la gran mayoría de muchos, acaso los más, países aún en la actua- 11
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