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Heidegger y San Agustín: tres consideraciones - SciELO Colombia PDF

18 Pages·2011·0.25 MB·Spanish
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Heidegger y San Agustín: tres consideraciones fenomenológico‑ hermenéuticas sobre la antinomia del olvido* Recibido: marzo 24 de 2010 | Aprobado: abril 15 de 2010 Germán Darío Vélez López** [email protected] Resumen En el seminario ofrecido por Heidegger en Freiburg en 1921, titulado “Agustín y el neoplatonismo” encontramos la primera consideración temática sobre el olvido que pue- da encontrarse en su obra, así mismo, la interpretación de la antinomia del olvido en el marco de la oposición Agustín-Neoplatonismo, nos ofrece una serie de indicaciones precisas acerca del modo como Heidegger se situó, desde el comienzo de su carrera, en la historia de la filosofía, y de la ma- nera como confrontó la tradición filosófica a partir de los elementos de la incipiente fenomenología hermenéutica. En el presente texto quisiéramos plantear una serie de consideraciones en torno a la interpretación fenome- nológica de la antinomia del olvido en Agustín, intentando mostrar de qué modo, el motivo fundamental de la filosofía de Heidegger, en esta etapa inicial de su despliegue, está estrechamente ligado a la cuestión central abordada por San Agustín, a saber, la búsqueda de sí mismo. Palabras clave Fenomenología, hermenéutica, Dasein, olvido, intencionalidad, apropia- ción Heidegger et San Agustín: trois considérations phénomé‑ * Este artículo correspon- nologique‑herméneutiques sur l’antinomie de l’oubli de a un resultado de investigación doctoral: Résumè Le séminaire réalisé par Heidegger à Fribourg en 1921, “Heidegger: génesis de intitulé «Augustin et le néo-platonisme» contient la una vida filosófica”, rea- première considération thématique de l’oubli que l’on lizada en la Universidad peut trouver dans son œuvre. D’ailleurs, l’interprétation de l’antinomie de París 1 (septiembre 2003- l’oubli dans le cadre de l’opposition Augustin-néo-platonisme, offre une sé- junio 2009), y la cual se rie d’indications précises sur la manière dont Heidegger s’était placé depuis articula dentro de los le début de sa carrière dans l’histoire de la philosophie, et de la façon dont desarrollos de la inves- il a affronté la tradition philosophique à partir des éléments de la naissante tigación adelantada en phénoménologie herméneutique. Dans ce texte, nous voulons soulever un el grupo Estudios Cultu- certain nombre de considérations sur l’interprétation phénoménologique rales, Departamento de de l’antinomie de l’oubli chez saint Augustin, en essayant de montrer com- Humanidades, Universidad ment le thème central de la philosophie de Heidegger, dans cette phase EAFIT. initiale de déploiement, est étroitement liée à la question centrale posée ** Doctor en Filosofía par saint Augustin, à savoir, la quête de soi-même. Contemporánea, Uni- versidad Paris 1. Profe- Mots cles sor del Departamento Phénoménologie, herméneutique, Dasein, oubli, intentionnalité, appro- de Humanidades, Uni- priation versidad EAFIT. Revista Co-herencia Vol. 7, No 12 Enero - Junio 2010, pp. 181-198. Medellín, Colombia (ISSN 1794-5887) 181 1. De la privación al sentido intencional de referen‑ cia del olvido El libro X de las Confesiones constituye un testimonio paradig- mático de la búsqueda de sí mismo como experiencia fundamental de la filosofía. Desde el punto de vista del saber elaborado por San Agustín en los capítulos del libro X dedicados a la aporía del olvido, ¿qué progreso, por decirlo así, nos es presentado en lo concerniente a la comprensión de esta experiencia? Allí encontramos las condi- ciones de posibilidad fenomenológicas de la experiencia del “tener- se a sí mismo” a partir de un estado fáctico de pérdida, caracterizado por el olvido en sentido amplio. Lo que podemos pensar con Agus- tín es la situación hermenéutica cotidiana en la cual se inicia la investigación filosófica, es decir, aquella situación en la cual somos ónticamente los más próximos y ontológicamente los más lejanos con respecto a nosotros mismos. La aporía del olvido afirma, en primera instancia y de un modo problemático, que la memoria retiene el olvido. Hay un cierto “te- ner” del olvido que constituye el punto de partida aporético de la búsqueda de sí mismo. Es la terra difficultatis agustiniana. La inter- pretación fenomenológica de Heidegger tiene como objetivo mos- trar que la dificultad no constituye una imposibilidad lógica. La apo- ría agustiniana es transformada en antinomia. Ello quiere decir que en un marco metodológico adecuado hay una manera de plantear el problema por medio de la cual se reconoce como insuficiencia lógica (neo-platónica) la aporía agustiniana y que más allá de esta insuficiencia hay un verdadero problema existencial con respecto a la memoria y al olvido de dónde pueden extraerse indicaciones posi- tivas con vistas a la elaboración del sentido de la experiencia funda- mental. De modo general, la indicación mayor de la interpretación consiste en el reconocimiento de un sentido intencional de referen- cia del olvido por medio del cual se deja indicada la dirección de la búsqueda de sí: ¡el olvido es un modo particular de tener! El sentido intencional de referencia del olvido, más allá de la aporía agustiniana, es el siguiente: tener en tanto que perdido. Te- nemos de este modo la propia existencia en la búsqueda de nosotros Heidegger y San Agustín: tres consideraciones fenomenológico-hermenéuticas sobre la 182 antinomia del olvido Germán Darío Vélez López mismos. La tenemos en tanto que perdida, es decir, la tenemos en principio como algo que está a la espera de ser encontrado. El ol- vido como tener en tanto que perdido constituye la promesa de un hallazgo. De este modo podemos afirmar, sin temerle a la lógica, que la memoria retiene el olvido. Heidegger encontrará la continuación de su propia elaboración acerca del sentido fundamental del tener con respecto a la génesis de la vida filosófica a partir del análisis del pasaje bíblico de la pérdida y recuperación del dracma al cual hace alusión San Agustín inmediatamente después de haber introducido el problema del olvido en el capítulo 16 del libro X. 2. La pregunta de toda investigación: ¿qué significa buscar? Inmediatamente después de haber mostrado y hasta cierto pun- to resuelto la problemática fenomenológica de la relación memoria- olvido, Heidegger aborda la cuestión de la búsqueda agustiniana intentando precisar su sentido. La búsqueda de sí frente a Dios es para San Agustín, en cierta medida, una lucha contra el olvido. La pregunta es entonces “¿cómo encontrarse a sí mismo habiéndose olvidado de sí?” El relato óntico de la búsqueda del dracma perdido ofrece la ocasión de elaborar esta cuestión central de la génesis de la vida filosófica: La mujer que buscó y encontró el dracma perdido, ¿cómo hubiera po- dido buscarlo y encontrarlo de no haber seguido teniéndolo presente, de no haberlo aún recordado? Si cuando busco son muchas y muy va- riadas las cosas que me salen al encuentro, y yo las rechazo todas hasta “haber” dado con la “justa”, con la que yo buscaba, es porque debo “tener” lo buscado mismo, aquello de acuerdo con y en orden a lo que mido lo que hay que encontrar; e incluso en el supuesto de que aquello con lo que yo hubiera dado fuera lo buscado, y yo no lo diagnosticara como tal, no estaría encontrado (Heidegger, 2003: 43). El paso dado por Heidegger en su repetición hermenéutica de San Agustín consiste en mostrar que tenerse a sí mismo significa encontrarse, o mejor, apropiarse de sí mismo. El ser-encontrado [Gefundensein] es diferente del ser objetivamente pensado. El ser Revista Co-herencia Vol. 7, No 12 Enero - Junio 2010, pp. 181-198. Medellín, Colombia (ISSN 1794-5887) 183 debe ser concebido a partir del tener y “tener” quiere decir “haber- ya-encontrado.” Lo que podemos señalar a propósito del análisis que Heideg- ger deja esbozado en estas pocas líneas de su lectura es el hecho de que el ser y el tener tienen una movilidad particular, una dinámica que nos impide tomarlos objetivamente como cosas que están-ahí frente a nosotros. Lo que emerge es la indicación formal [formale Anzeige] del sentido de ser de la existencia, “tener-que-ser” [zu sein haben]. La búsqueda de sí, el recorrido óntico que conduce hacia la experiencia de tenerse a sí mismo alcanza su sentido propio en el cumplimiento [Vollzug] del propio ser, y este cumplimiento es una apropiación [Aneignung]. “¿Qué significa buscar?” es un modo obje- tivo de designar la cuestión de todas las cuestiones, la más profunda cuestionabilidad humana. Su sentido existencial está dado por la búsqueda de sí. Buscar quiere decir buscarse. Tenerse quiere decir “re-encontrarse”. Ahora bien, ¿cómo encontrar lo que se ha perdido si de alguna manera no conservamos el recuerdo de aquella cosa perdida, y de tal modo que una vez reencontrada podamos reconocerla como tal? El punto de partida es el reconocimiento: encontrar implica recono- cer. Pero Heidegger pone el acento sobre el modo de ser de lo que se busca. El ser, en tanto que ser encontrado, no es una cosa que está ahí en frente. Eso no es suficiente como para constituir el aconteci- miento del reencuentro. El ser encontrado debe comprenderse, con respecto a la búsqueda, a la investigación, como algo que se tiene, y que se tiene como ya encontrado, y no simplemente como algo que está ahí, objetiva e indiferentemente. Dicho de otro modo: el senti- do de ser que pertenece a la investigación no se determina indepen- dientemente de la referencia al cumplimiento de la búsqueda: Haber-encontrado, ¡ser-aquí-objetivamente-pensado! ¡Tener – haber ya encontrado! (Heidegger, 2003: 43). La “ecuación” no hace más que acentuar la diferencia en el seno del ser. Se da el ser objetivamente pensado y se da también el ser como lo que se ha reencontrado. La filosofía de Heidegger intenta establecer una relación diferente al ser. Para él, el problema filo- Heidegger y San Agustín: tres consideraciones fenomenológico-hermenéuticas sobre la 184 antinomia del olvido Germán Darío Vélez López sófico concerniente al ser es el problema del ser de la vida y de su apropiación. Ahora bien, si del “‘ser’ – no tenemos otra representa- ción que ‘vida’” (Nietzsche, Voluntad de poder, n. 582), de la vida tenemos en principio la experiencia de la propia vida. En función de la vida misma el pasaje bíblico de la pérdida del dracma adquiere su pertinencia. En una búsqueda cualquiera hace- mos la experiencia del ser encontrado como aquello que hemos ya encontrado y es en este reconocimiento que éste adquiere su sentido propio. La situación de la búsqueda hace aparecer la problemática intencional que reúne el cumplimiento y el contenido de la expe- riencia. Pero el ejemplo no ha sido elegido de modo arbitrario. La experiencia de la búsqueda tiene un privilegio óntico, si se puede decir así, con respecto a cualquier otra experiencia fáctica. Ella muestra la estructura de la búsqueda en sentido fuerte, es decir, la estructura de la pregunta que emerge en el viraje de la vida fáctica hacia la vida filosófica. El sentido objetivo de la búsqueda le cede su lugar al sentido ontológico agustiniano: me he convertido en un enig- ma para mí mismo [mihi quaestio factus sum] (San Agustín, 1993: 296). Así, la experiencia fáctica de la pérdida y de la búsqueda del dracma constituye una experiencia privilegiada en la cual podemos leer el desplazamiento, exigido por los fenómenos, que conduce ha- cia el ser como tener. El ser-encontrado, ya lo hemos señalado, no puede ser asimilado al estar-ahí objetivamente concebido. El des- plazamiento del sentido de ser hacia el sentido de tener, que pue- de parecernos escandaloso (aún si se apela al sentido griego de la substancia, de la ousia), debe ser interpretado como un esfuerzo por sobrepasar la objetividad, el ser-ahí [da-sein] objetivo (aquello que Heidegger denominará más bien Vorhandensein), hacia una inter- pretación que se dirige hacia el sentido de cumplimiento [Vollzugs- sinn] y que apunta, en última instancia, al cumplimiento de sí en la vida fáctica. Por este motivo Heidegger pone entre comillas la palabra ser cuando intenta dar el sentido de la vida fáctica: “Vida fáctica – significado: ‘ser’” (Heidegger, 2003: 43). Revista Co-herencia Vol. 7, No 12 Enero - Junio 2010, pp. 181-198. Medellín, Colombia (ISSN 1794-5887) 185 Pero del ser no hemos tenido hasta el presente otra determina- ción que la objetiva: estar-ahí [da-sein]. La fuerza con la cual la on- tología griega se impuso a lo largo de nuestra historia ha disimulado, ha dejado de lado, es decir, ha cerrado la vía de acceso hacia una comprensión no objetivante del ser. La apertura de esta nueva vía pasa por la ecuación con la cual Heidegger determina el sentido de la vida histórica, fáctica, con respecto al tener de sí mismo: “ser” = tener [›sein‹ = Haben] (Heidegger, 2003: 43) La continuación de la interpretación indicativa tiene algo de sorprendente también, pues introduce en la experiencia del ser como tener cierto elemento en el cual puede reconocerse el índice de su herencia dialéctica. El tener no es aprehendido como tal, el tener en sentido fuerte, propio, real, eigentlich haben, debe entender- se como no haber perdido: “Tener realmente = no haber perdido; tener en relación con el poder perder –en la angustia– Posibilidad – ¡intencionalidad!” (Heidegger, 2003: 43) Hay un doble movimiento en la interpretación del sentido del ser de la vida fáctica que pasa por un reconocimiento de la preemi- nencia del tener sobre el ser objetivo, pero que no se detiene en la sola constatación de esta primacía fenomenológica. El tener como “no haber perdido” designa el “rodeo dialéctico” de la experiencia, por el cual se llega al tenerse a sí mismo. Es contra la posibilidad de perderse que la vida fáctica alcanza su sentido propio en el tener. Dicho de otro modo, hay también, para el tener, el riesgo de ser tomado objetivamente como contenido. Desde el punto de vista del cumplimiento, el tener es una experiencia ganada contra la posibi- lidad de perderse. Cumplir la experiencia de tenerse a sí mismo im- plica reconocer que tenerse significa haberse ganado, y renovar cada vez la apropiación de sí contra el peligro de perderse a sí mismo. Así, la interpretación fenomenológica del pasaje bíblico propuesta por Heidegger como guía del descubrimiento del sentido de ser de la vida fáctica, abre progresivamente el nivel de originariedad de la Heidegger y San Agustín: tres consideraciones fenomenológico-hermenéuticas sobre la 186 antinomia del olvido Germán Darío Vélez López experiencia que conduce del ser objetivo hacia el tener, y del tener objetivo hacia el tener auténtico. Hacia el final de la interpretación de este fragmento Heidegger ofrece una indicación suplementaria que refuerza el sentido que es- tamos intentando destacar en este análisis: “Ser-ahí – objetivamen- te – es un carácter teórico de conformación, al que puede faltarle la apropiación realmente fáctica; lo que, sin embargo, quiere decir, que él mismo no puede ser utilizado para determinar el sentido de la realidad fáctica.” (Heidegger, 2003: 43) Podemos entonces afirmar que todo el interés que la interpreta- ción le concede al relato bíblico de la búsqueda del dracma reposa en la posibilidad de abrir el pensamiento hacia el sentido existencial del ser, es decir, hacia el sentido propio y auténtico de la vida fác- tica. La substitución del ser objetivo por el tener es un primer paso. Pero el tener mismo debe ser salvado de la caída en la objetividad. El tener debe ser aprehendido en propiedad, de un modo radical, eigentlich Haben. El criterio aparece ahora más claro en las líneas que cierran la interpretación: lo que no puede faltar a la determinación del sentido de la realidad fáctica es la apropiación realmente fáctica. Ella apunta al sentido de cumplimiento del tener, es decir, al hecho de que en la búsqueda del sentido de la vida fáctica, el sentido no sea simplemente algo que tengo objetivamente como carácter teórico de conformación de la vida, sino algo de lo que me apropio realmente. No es simplemente un sentido adecuado, no constituye simplemen- te la adaequatio entre el pensamiento y la cosa, cada una por su lado, o separada la una de la otra. Es algo más que lo que ya está dicho en el verbo eignen, es algo que uno debe an-eignen, apropiarse. Se trata, pues, de la experiencia de tenerse a sí mismo, tener que se cumple como apropiación, Aneignung. El sustantivo procede del verbo eignen que significa ser apropiado en el sentido de la aptitud, de la capacidad o de la adecuación. Aneignen como verbo quiere de- cir apropiarse de algo. Esta apropiación constituye la conclusión del recorrido fenomenológico de la búsqueda de sí. En la apropiación la experiencia originaria de tenerse a sí mismo alcanza su cumplimien- to. Para designar el acontecimiento de esta apropiación, el término Revista Co-herencia Vol. 7, No 12 Enero - Junio 2010, pp. 181-198. Medellín, Colombia (ISSN 1794-5887) 187 Er-eignis, que procede del verbo er-eignen (pasarse, llegar, suceder, advenir) puede ser propuesto como anticipación del giro que tomará el pensamiento de Heidegger tras la publicación de Ser y tiempo y como término que vinculará el pensamiento tardío con la proble- mática temprana de la génesis de la vida filosófica. 3. Las dos experiencias del olvido: memoria del olvi‑ do y omnino oblivisci Con la interpretación del relato bíblico Heidegger ha cruzado el puente que conduce hacia la interpretación del sentido existencial de la búsqueda de sí. La cuestión teorética de la investigación es su- perada en dirección a la búsqueda del sentido de la vida, enraizado en la vida fáctica. Esta búsqueda depende de la apropiación de sí. El sentido de la vida fáctica es un sentido que debe ser realizado antes de ser aprehendido objetivamente como carácter de conformación de la vida. Esta interpretación ofrece, entonces, dos elementos fun- damentales para la investigación en el dominio de la ciencia origi- naria de la vida: la superación de la actitud objetiva, científica o teo- rética y el reconocimiento del tener previo como punto de partida y como condición de posibilidad de la investigación. Pero una vez franqueado el paso decisivo, una vez determina- da la perspectiva adecuada de la investigación, podemos retomar el problema del olvido e intentar, de nuevo, aprehender su sentido y su función en la ciencia originaria de la vida. La antinomia del olvido es una situación óntica paradigmática en la que el sentido de refe- rencia del fenómeno muestra la dirección de la investigación y sirve de garante al recorrido, mientras que el sentido de cumplimiento le confiere su carácter propio, es decir, el carácter de investigación fe- nomenológica no teorética o no actitudinal [einstellungsmässig], sino hermenéutica y existencial. El olvido constituye el rodeo negativo por medio del cual la apropiación de sí se hace posible. La búsqueda de sí es experimenta- da por San Agustín como búsqueda situada ante el poder del olvido. “Olvido” quiere decir aquí “poder perder”. Es en relación con el po- Heidegger y San Agustín: tres consideraciones fenomenológico-hermenéuticas sobre la 188 antinomia del olvido Germán Darío Vélez López der perder del olvido que la búsqueda de sí encuentra la posibilidad de ser realizada. Así, el “rodeo negativo” apunta hacia el dominio de la posibilidad más que hacia la negatividad misma de la pérdida. La experiencia del tenerse a sí mismo reposa sobre el fundamento de la posibilidad óntica de la pérdida de sí. Ella constituye la raíz óntica propiamente dicha de la investigación existencial. Por esta razón la verdadera apropiación de sí se realiza como relación intencional en el olvido de sí. Pero ello presupone del olvido una condición diferente a la del desvanecimiento de contenidos, o a la del desva- necimiento de sí o de la huella de sí en la propia vida. El problema estrictamente fenomenológico de la búsqueda del dracma era justamente el problema de la relación intencional entre aquello que se tiene y aquello que se busca. Se busca algo de lo que se tiene la “punta intencional”. Si orientamos nuestra atención ha- cia el modo del tener que corresponde a este tener intencional y no a su contenido, nos vemos obligados a reconocer la pérdida como sentido de referencia del fenómeno del olvido. En el olvido se tiene ya lo que se busca, se lo tiene en tanto que perdido. Este tener previo es la condición de posibilidad de toda investigación. Pero este tener no es un tener real o auténtico. Es un tener inauténtico, lo cual no disminuye en ningún grado su estatuto ontológico, ni su valor para la investigación, ya que está presente en toda investigación y es el único que puede garantizar el encuentro de lo que se busca. El tener en tanto que perdido es un tener al mismo tiempo originario e inau- téntico. El cumplimiento de la investigación como apropiación y el tener que de allí resulta es auténtico. El tener auténtico es el haber reencontrado en el instante en el que uno puede decir: “¡listo!”, “es suficiente”, “sat est”. 3.1 El olvido como meta intencional Si nos detenemos en esta consideración del problema de la inves- tigación podremos encontrar la solución existencial de la antinomia del olvido, dejada en suspenso por Heidegger en su primer abordaje de la cuestión en las interpretaciones fenomenológicas del capítulo Revista Co-herencia Vol. 7, No 12 Enero - Junio 2010, pp. 181-198. Medellín, Colombia (ISSN 1794-5887) 189 16 del libro X de las Confesiones. El problema se articula en torno al sentido de referencia del olvido, determinado por Agustín como privatio memoriae, ausencia de memoria. Podemos reconocer en la interpretación de Heidegger la necesidad de establecer la diferencia entre los dos sentidos del “estar disponible”, del praesto est agustinia- no. La aporía es una consecuencia del empleo no diferenciado del sentido del estar disponible. Pero es necesario tener una determina- ción suficientemente clara de los dos sentidos que están implicados en la experiencia del olvido. Actualmente podemos afirmar que hay del lado del sentido de referencia del olvido cierta experiencia del tener que es necesario calificar de inauténtica o impropia (incluso irreal): el olvido está disponible, es decir, se tiene como perdido lo que se ha olvidado. Desde el punto de vista del sentido de referen- cia, tener como olvidado es un modo de tener todavía algo. Por esta razón el olvido no es una privación radical de la memoria, y por esta razón, cuando nos acordamos del olvido, tenemos al mismo tiempo presentes la memoria y el olvido: En la conciencia del haber olvidado, esto aún está ahí, lo que equivale a decir que el olvido no es una privatio radical de la memoria, esto es, que tiene un sentido intencional de referencia. Comprendido de ma- nera referencial: en tanto que hemos perdido aún algo, lo “tenemos” aún con todo (Heidegger, 2003: 44). La relación entre la cuestión general de la investigación y la experiencia del olvido nos permite comprender que el problema del cual se trata en la primera parte de las interpretaciones fenomenoló- gicas de Agustín se encuentra más allá de la sola cuestión del méto- do fenomenológico y que apunta más bien hacia el proyecto entero de la ciencia originaria. La cuestión del olvido es paradigmática de la experiencia originaria de la vida, de su posibilidad de ser aprehen- dida en sus orígenes. ¿Por qué? Porque el olvido constituye la expe- riencia inmediata de la vida fáctica. El olvido traduce ónticamente el carácter estructural de la autosuficiencia [Selbstgenügsamkeit] de la vida fáctica. Se da el olvido de sí porque no tenemos necesidad de encontrarnos a nosotros mismos en la experiencia de la vida. Uno está en posesión de sí mismo, hay un tener previo de la vida que, la Heidegger y San Agustín: tres consideraciones fenomenológico-hermenéuticas sobre la 190 antinomia del olvido Germán Darío Vélez López

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