Otros títulos de la colección Imprescindibles Hannah Arendt (1906-1976) se ha erigido, SELLO Ediciones península COLECCIÓN IMPRESCINDIBLES gracias a su profundo conocimiento del Historia de España pasado y a sus agudas observaciones FORMATO 15X23-RUSITCA CON SOLAPAS Raymond Carr sobre el mundo moderno, en uno de los puntos de referencia fundamentales para SERVICIO 21/5 El infi erno imbécil el conocimiento de la fi losofía política. Martin Amis Nacida en Hannover, estudió en Marburgo, CORRECCIÓN: PRIMERAS tt Friburgo y Heidelberg, donde se graduó dd Isabel la Católica o el yugo del poder nn en Filosofía. En 1933, cuando los nazis 14/5 LU ee DISEÑO José Enrique Ruiz-Domènec ArAr ocuparon el poder, emigró a París. Más tarde Hannah Arendt Hannah Arendt h h se instaló en Estados Unidos, donde dirigió La República asediada nana HHaannnnaahh AArreennddtt la Conferencia sobre las Relaciones Judías REALIZACIÓN Entre elE pnatsraed eol pasado y el futuro nn Paul Preston (ed.) Justicia, razón, responsabilidad, virtud, gloria. Son HaHa EEnnttrree eell ppaassaaddoo yy eell ffuuttuurroo (1944-1946) y también la Jewish Cultural EDICIÓN palabras que han perdido vigencia en el moderno discurso Reconstruction Inc. Fue catedrática en la y el futuro El arte de la fi cción Universidad de Chicago y enseñó asimismo político. A través de ocho ejercicios sobre la refl exión David Lodge política Hannah Arendt muestra cómo podemos volver a OOcchhoo eejjeerrcciicciiooss ssoobbrree en Columbia, Princeton y Berkeley. De CORRECCIÓN: SEGUNDAS su importante obra se han traducido al Ocho ejercicios sobre la destilar la esencia vital de esos conceptos tradicionales y El espacio vacío emplearlos para valorar nuestra posición actual y recuperar oo llaa rreeflfl eexxiióónn ppoollííttiiccaa castellano, entre otros, Los orígenes del DISEÑO 2L6u-c0r3e-c2ia013 refl exión política Peter Brook un marco de referencia para el futuro. Su único objetivo urur totalitarismo, La condición humana, Sobre la al redactarlos es «adquirir experiencia en cuanto a cómo utut revolución, Eichmann en Jerusalén, Hombres en REALIZACIÓN Trilogía de Auschwitz pensar» y no «inventar novedosos sucedáneos con los que l fl f tiempo de oscuridad y Crisis de la República. ee Primo Levi se pueda cerrar la brecha entre pasado y futuro». En estos yy CARACTERÍSTICAS ejercicios «lo que importa sólo es cómo moverse en esta oo dd Así fue Auschwitz brecha, la única región en la que, quizá, al fi n aparezca la aa IMPRESIÓN CMYK Primo Levi asas verdad». Participar en ellos constituye una forma activa de pp asociarse con una de las mentes más originales y fecundas l l El queso y los gusanos ee del siglo XX. e e Carlo Ginzburg rr tt PAPEL Folding 240grs nn EE PLASTIFÍCADO Brillo UVI RELIEVE BAJORRELIEVE STAMPING ediciones península FORRO TAPA Síguenos en http://twitter.com/ed_peninsula 1P0V0P3 52910,970 € 10135365 eeee Diseño de la colección y de la cubierta: Departamento www.facebook.com/ediciones.peninsula de Arte y Diseño, Área Editorial Grupo Planeta www.edicionespeninsula.com ppp Ilustración de la cubierta: © Dibujo, 1949 (pluma sobre GUARDAS www.planetadelibros.com papel) Victor Brauner (1903-66) / Colección privada / Bridgeman Images INSTRUCCIONES ESPECIALES ACLARACION CROMALÍN VÁLIDO COMO PRUEBA DE COLOR, EXCEPTO TINTAS DIRECTAS Hannah Arendt Entre el pasado y el futuro Ocho ejercicios sobre la reflexión política TRADUCCIÓN DE ANA POLJAK 031-121708-PASADO Y FUTURO.indd 5 04/12/15 14:40 Título original: Between Past and Future © Hannah Arendt, 1954, 1956, 1957, 1958, 1960, 1961, 1963, 1967, 1968 Publicado por acuerdo con Viking, un sello de Penguin Publishing Group, división de Penguin Random House LLC Queda rigurosamente prohibida sin autorización por escrito del editor cualquier forma de reproducción, distribución, comunicación pública o transformación de esta obra, que será sometida a las sanciones establecidas por la ley. Pueden dirigirse a Cedro (Centro Español de Derechos Reprográficos, www.cedro.org) si necesitan fotocopiar o escanear algún fragmento de esta obra (www.conlicencia.com; 91 702 19 70 / 93 272 04 47). Todos los derechos reservados. Primera edición: octubre de 1996 Primera edición en este formato: febrero de 2016 La editorial ha realizado todos los esfuerzos para contactar con la traductora y hace expresa reserva de los derechos de autor que puedan corresponderle. © de esta edición: Grup Editorial 62, S.L.U., 2016 Ediciones Península, Diagonal 662-664 08034 Barcelona [email protected] www.edicionespeninsula.com víctor igual · fotocomposición book print digital - impresión depósito legal: b. 305 - 2016 isbn: 978-84-9942-479-8 031-121708-PASADO Y FUTURO.indd 6 04/12/15 14:40 p. 7.pdf 1 27/11/15 12:23 (cid:0)(cid:0) (cid:0)(cid:0)(cid:0)(cid:0)(cid:0) (cid:0)(cid:0) (cid:0)(cid:0)(cid:0)(cid:0)(cid:0)(cid:0) (cid:0) (cid:0)(cid:0) (cid:0)(cid:0)(cid:0)(cid:0)(cid:0)(cid:0) (cid:0)(cid:0)(cid:0)(cid:0)(cid:0)(cid:0)(cid:0)(cid:0) (cid:0)(cid:0)(cid:0)(cid:0)(cid:0) (cid:0)(cid:0)(cid:0)(cid:0)(cid:0)(cid:0) (cid:0) sumario SUMARIO Nota de la traductora 9 Prefacio 13 I. La tradición y la época moderna 33 II. El concepto de historia: antiguo y moderno 67 III. ¿Qué es la autoridad? 145 IV. ¿Qué es la libertad? 227 V. La crisis en la educación 269 VI. La crisis en la cultura: su significado político y social 303 VII. Verdad y política 347 VIII. La conquista del espacio y la estatura del hombre 403 Índice onomástico 427 7 031-121708-PASADO Y FUTURO.indd 7 27/11/15 12:25 (cid:83)(cid:17) (cid:40)(cid:81)(cid:87)(cid:85)(cid:72) (cid:72)(cid:79) (cid:83)(cid:68)(cid:86)(cid:68)(cid:71)(cid:82) (cid:92) (cid:72)(cid:79) (cid:73)(cid:88)(cid:87)(cid:88)(cid:85)(cid:82) (cid:20)(cid:21)(cid:18)(cid:20)(cid:21)(cid:18)(cid:19)(cid:21) (cid:19)(cid:27)(cid:29)(cid:23)(cid:20) (cid:51)(cid:105)(cid:74)(cid:76)(cid:81)(cid:68) (cid:22)(cid:22) i. la tradición y la época moderna 1 LA TRADICIÓN Y LA ÉPOCA MODERNA 1 Nuestra tradición de pensamiento político tuvo su co- mienzo definido en las enseñanzas de Platón y Aristóteles. Creo que llegó a un fin no menos definido en las teorías de Karl Marx. El comienzo se produjo cuando, con la alego- ría de la caverna, Platón describió en La república la esfera de los asuntos humanos —todo lo que pertenece a la coe- xistencia de los hombres en un mundo común— en térmi- nos de oscuridad, confusión y decepción, de las que quie- nes aspiran al ser verdadero deben apartarse y dejarlas atrás, si quieren descubrir el firmamento límpido de las ideas eternas. El fin llegó cuando Marx declaró que la filosofía y su verdad están situadas no fuera de los asuntos de los hom- bres y de su mundo común, sino precisamente en ellos, y sólo se pueden «llevar adelante» en la esfera de la coexis- tencia, llamada por él «sociedad», a través del surgimiento de los «hombres socializados» («vergesellschaftete Mens- chen»). La filosofía política necesariamente implica la acti- tud del filósofo ante la política; su tradición comenzó cuan- do el filósofo se apartó de la política y después regresó a ella para imponer sus normas a los asuntos humanos. El fin se 33 33 031-121708-PASADO Y FUTURO.indd 33 24/11/15 8:52 (cid:83)(cid:17) (cid:40)(cid:81)(cid:87)(cid:85)(cid:72) (cid:72)(cid:79) (cid:83)(cid:68)(cid:86)(cid:68)(cid:71)(cid:82) (cid:92) (cid:72)(cid:79) (cid:73)(cid:88)(cid:87)(cid:88)(cid:85)(cid:82) (cid:20)(cid:21)(cid:18)(cid:20)(cid:21)(cid:18)(cid:19)(cid:21) (cid:19)(cid:27)(cid:29)(cid:23)(cid:20) (cid:51)(cid:105)(cid:74)(cid:76)(cid:81)(cid:68) (cid:22)(cid:23) produjo cuando un filósofo se apartó de la filosofía como para «llevarla adelante» en el campo político. Este intento fue el de Marx, expresado primero en su decisión (filosófica en sí misma) de abjurar de la filosofía y, en segundo lugar, en su intención de «cambiar el mundo» y, por tanto, las mentes filosofantes, la «conciencia» de los hombres. El principio y el fin de la tradición tienen algo en co- mún: los problemas elementales de la política nunca llegan tan claramente a la luz en su urgencia inmediata y simple, como cuando se formulan por primera vez y cuando en- frentan su desafío final. El comienzo, en palabras de Jacob Burckhardt, es como un «acorde fundamental» que suena en sus interminables armónicos a través de toda la historia del pensamiento occidental. Sólo el comienzo y el fin son, por decirlo así, puros o no modulados; y por ello el acorde fundamental nunca llega a sus oyentes con mayor fuerza ni mayor belleza que cuando por primera vez deja oír su soni- do pleno en el mundo, y nunca de modo más irritante ni de- safinado que cuando se sigue oyendo en un mundo cuyos sonidos —y cuyo pensamiento— ya no puede armonizar. Una observación fortuita que hizo Platón en su última obra: «El comienzo es como un dios que mientras permanece en- tre los hombres salva todas las cosas» —!’"#$` %!`" &!’` ()*`+ )’, !’,("-´.*’+ ’‘/"01)´,$ 2-´3)’ .!´,4!—,1es verdad para nuestra tradición; en la medida en que su comienzo es- taba vivo, pudo salvar todas las cosas y armonizarlas. Por el mismo rasgo, se volvió destructivo cuando llegó a su fin, sin mencionar la secuela de confusión e impotencia que siguió al término de la tradición, secuela con la que aún hoy vivimos. 1. Las leyes, 775. 34 34 031-121708-PASADO Y FUTURO.indd 34 24/11/15 8:52 (cid:83)(cid:17) (cid:40)(cid:81)(cid:87)(cid:85)(cid:72) (cid:72)(cid:79) (cid:83)(cid:68)(cid:86)(cid:68)(cid:71)(cid:82) (cid:92) (cid:72)(cid:79) (cid:73)(cid:88)(cid:87)(cid:88)(cid:85)(cid:82) (cid:20)(cid:21)(cid:18)(cid:20)(cid:21)(cid:18)(cid:19)(cid:21) (cid:19)(cid:27)(cid:29)(cid:23)(cid:20) (cid:51)(cid:105)(cid:74)(cid:76)(cid:81)(cid:68) (cid:22)(cid:24) En la filosofía marxista —que más que trastrocar a Hegel invirtió la jerarquía tradicional de pensamiento y acción, de contemplación y trabajo y de filosofía y políti- ca—, el comienzo establecido por Platón y Aristóteles da prueba de su vitalidad, porque obliga a Marx a formular enunciados en flagrante contradicción, sobre todo en esa parte de sus enseñanzas que por lo común se denominó utópica. Lo más importante es su predicción de que, den- tro de una «humanidad socializada», el «Estado se dete- riorará», y de que la productividad del trabajo será tan grande que, de algún modo, el trabajo se abolirá a sí mis- mo, garantizando así una cantidad casi ilimitada de tiem- po de ocio para cada miembro de la sociedad. Además de ser predicciones, estos enunciados contienen, desde lue- go, el ideal de Marx acerca de la mejor forma de sociedad. En tal sentido no son utópicos, sino que más bien repro- ducen las condiciones políticas y sociales de la misma ciu- dad-estado ateniense que fue el modelo pragmático de Platón y Aristóteles y, por tanto, el cimiento en el que des- cansa nuestra tradición. La pólis ateniense funcionó sin una división entre gobernantes y gobernados, de modo que no fue un Estado, si usamos este término, como lo hizo Marx, de acuerdo con las definiciones tradicionales de formas de gobierno, es decir, gobierno de un solo hom- bre o monarquía, gobierno de unos pocos u oligarquía y gobierno de la mayoría o democracia. Además, los ciuda- danos atenienses sólo lo eran en la medida en que dispo- nían de tiempo de ocio, en que estaban liberados del tra- bajo, tal como Marx lo predijo para el futuro. No sólo en Atenas, sino a lo largo de la Antigüedad y hasta la época moderna, los que trabajaban no eran ciudadanos y los que 35 35 031-121708-PASADO Y FUTURO.indd 35 24/11/15 8:52 (cid:83)(cid:17) (cid:40)(cid:81)(cid:87)(cid:85)(cid:72) (cid:72)(cid:79) (cid:83)(cid:68)(cid:86)(cid:68)(cid:71)(cid:82) (cid:92) (cid:72)(cid:79) (cid:73)(cid:88)(cid:87)(cid:88)(cid:85)(cid:82) (cid:20)(cid:21)(cid:18)(cid:20)(cid:21)(cid:18)(cid:19)(cid:21) (cid:19)(cid:27)(cid:29)(cid:23)(cid:20) (cid:51)(cid:105)(cid:74)(cid:76)(cid:81)(cid:68) (cid:22)(cid:25) sí lo eran ante todo no trabajaban o poseían algo más que su capacidad de trabajo. Esta similitud se hace más llama- tiva cuando observamos el contenido real de la sociedad ideal de Marx. El tiempo de ocio se ve como algo que exis- te en ausencia de un Estado o en condiciones en que, se- gún la famosa frase de Lenin que trasunta el pensamiento de Marx con gran precisión, la administración de la socie- dad se ha simplificado tanto que cualquier cocinera puede asumir su conducción. Obviamente, en tales circunstancias todo el manejo político, la simplificada «administración de las cosas» de Engels, podría interesar sólo a una cocinera o, en el mejor de los casos, a esas «mentes mediocres» a las que Nietzsche creía mejor cualificadas para ocuparse de los asuntos públicos.2 Sin duda, esto es muy distinto de las condiciones reales existentes en la Antigüedad, época en que, por el contrario, se consideraba que, siendo tan di- fíciles los deberes políticos y puesto que demandaban tanto tiempo, los que de ellos se ocupaban no debían emprender ninguna actividad fatigosa. (Por ejemplo, el pastor podía ostentar la ciudadanía, pero no podía hacer- lo un labriego; el pintor, pero no el escultor, recibía el reconocimiento de ser algo más que un βα´!"#$%&, una distinción que se establecía en cada caso por la simple apli- cación del criterio de esfuerzo y fatiga.) Frente a la vida política que consumía tanto tiempo de un maduro ciuda- dano medio de la pólis griega, los filósofos, Aristóteles en especial, establecieron su ideal de $’%()´, tiempo de ocio, que en la Antigüedad nunca significó liberación del traba- 2. Para Engels, véase: Anti-Dühring, Zúrich, 1934, p. 275. Para Nietzsche, véase Morgenröte, Werke, Múnich, 1954, vol. I, af. 179. 36 36 031-121708-PASADO Y FUTURO.indd 36 24/11/15 8:52 (cid:83)(cid:17) (cid:40)(cid:81)(cid:87)(cid:85)(cid:72) (cid:72)(cid:79) (cid:83)(cid:68)(cid:86)(cid:68)(cid:71)(cid:82) (cid:92) (cid:72)(cid:79) (cid:73)(cid:88)(cid:87)(cid:88)(cid:85)(cid:82) (cid:20)(cid:21)(cid:18)(cid:20)(cid:21)(cid:18)(cid:19)(cid:21) (cid:19)(cid:27)(cid:29)(cid:23)(cid:20) (cid:51)(cid:105)(cid:74)(cid:76)(cid:81)(cid:68) (cid:22)(cid:26) jo habitual, algo que se daba por descontado en cierto modo, sino tiempo libre de la actividad política y de los asuntos del Estado. En la sociedad ideal de Marx estos dos conceptos di- ferentes están inextricablemente unidos: la sociedad sin clases ni Estado de alguna manera concreta las antiguas condiciones generales de tiempo de ocio, alejado del tra- bajo y, al mismo tiempo, de la política. Se supone que esto se producirá cuando la «administración de las cosas» ocu- pe el lugar del gobierno y la acción política. Este doble ocio, del trabajo y también de la política, se constituyó para los filósofos en la condición de !"´#$ %&’()*"+#´$, una vida dedicada a la filosofía y al conocimiento en el sen- tido más amplio del término. La cocinera de Lenin, en otras palabras, vive en una sociedad que le proporciona el mismo tiempo de ocio, respecto de su trabajo, que el que los antiguos ciudadanos libres disfrutaban para entregar sus horas a ,#-"*&.^&/%0", a la vez que el mismo ocio res- pecto de la política que demandaban los filósofos griegos para los pocos que querían dedicar todo su tiempo a filo- sofar. La combinación de una sociedad sin Estado (apolí- tica) y casi sin trabajo adquirió en la imaginación de Marx la importancia de la expresión misma de un ideal de hu- manidad, gracias a la connotación tradicional del ocio como /1#-)´ y otium, es decir, una vida dedicada a objeti- vos más altos que el trabajo o la política. El propio Marx consideraba que su así llamada utopía era una simple predicción, y es verdad que esta parte de sus teorías corresponde a ciertos desarrollos que sólo lle- garon a concretarse en nuestros tiempos. El gobierno, en el viejo sentido de la palabra, en muchos aspectos dio paso 37 37 031-121708-PASADO Y FUTURO.indd 37 24/11/15 8:52 (cid:83)(cid:17) (cid:40)(cid:81)(cid:87)(cid:85)(cid:72) (cid:72)(cid:79) (cid:83)(cid:68)(cid:86)(cid:68)(cid:71)(cid:82) (cid:92) (cid:72)(cid:79) (cid:73)(cid:88)(cid:87)(cid:88)(cid:85)(cid:82) (cid:20)(cid:21)(cid:18)(cid:20)(cid:21)(cid:18)(cid:19)(cid:21) (cid:19)(cid:27)(cid:29)(cid:23)(cid:20) (cid:51)(cid:105)(cid:74)(cid:76)(cid:81)(cid:68) (cid:22)(cid:27) a la administración, y el aumento constante del ocio para las masas es un hecho en todos los países industrializados. Marx percibió con claridad ciertas tendencias inherentes a la época, introducidas por la Revolución Industrial, aun- que se equivocaba al considerar que esas tendencias se reafirmarían sólo si se socializaban los medios de produc- ción. La influencia de la tradición sobre él se manifiesta en la luz idealizada que ilumina su visión de este desarrollo y en el hecho de que lo entienda en términos y conceptos que tienen su origen en un período histórico comple- tamente distinto. Esto le impidió ver los auténticos y muy desconcertantes problemas propios del mundo moderno y dio a sus predicciones certeras un aire utópico. Pero el ideal utópico de una sociedad sin clases, sin Estado y sin trabajo nació de la conjunción de dos elementos nada utó- picos: la percepción de ciertas tendencias del presente, que ya no podían entenderse dentro del marco de la tra- dición, y los conceptos e ideales tradicionales con los que Marx las entendió e integró. La propia actitud de Marx ante la tradición del pensa- miento político fue de rebelión consciente. Con una acti- tud desafiante y paradójica, acuñó ciertos enunciados cla- ve que, como continentes de su filosofía política, están por debajo de la parte estrictamente científica de su obra y la trascienden (y como tales, los mantuvo idénticos a lo lar- go de su vida, desde los primeros escritos hasta el último volumen de Das Kapital). Entre esos enunciados, son cru- ciales los siguientes: «El trabajo creó al hombre» (en una formulación de Engels, quien, al contrario de la opinión 38 38 031-121708-PASADO Y FUTURO.indd 38 24/11/15 8:52
Description: