Universidad de Chile Facultad de Filosofía y Humanidades Departamento de Filosofía Reglas a ciegas y formas de vida: hacia una elucidación de la normatividad en Wittgenstein Tesis para optar al grado de Licenciatura en Filosofía Simón López Trujillo Seminario de Grado Profesores Guía Guido Vallejos Manuel Rodríguez Santiago de Chile, 2017 1 Agradecimientos A mis profesores guía Guido Vallejos y Manuel Rodríguez por su apoyo constante, sus correcciones pacientes y comprensivas y su permanente estímulo y enseñanza a lo largo de la carrera. A la profesora Glenda Satne por su inestimable bondad y preocupación al responder mis dudas y permitirme participar de sus cursos en la Universidad Alberto Hurtado. A mi familia por su cariño interminable, su comprensión y su ternura. A mi bisabuelo, que estudiaba filosofía en sus ratos libres de tornero. Al Lengua, por ser el gato de este mundo. A mis amigos y amigas cercanos. A la Reserva Ecológica Oasis de la Campana. A las reflexiones de Wittgenstein y los versos de Montalbetti. 2 “A rule qua rule is detached, it stands as it were alone in its glory; although what gives it importance is the facts of daily experience.” -Ludwig Wittgenstein (RFM, VII-3) “Un perro es un verdadero otro. Alguien que no comparte mis reglas. Casi ninguna. A veces decimos algo y el perro acude. A veces el perro ladra y lo ignoramos. (…) ¿Cómo será ladrar con acento humano? Los perros reirían sin parar. “¿Y este de dónde salió?” dirán.” -Mario Montalbetti 3 Índice Introducción……………………………………………………………………………………………………..........5 Capítulo I: La concepción de las reglas en las Investigaciones filosóficas…………………...7 Introducción…………………………………………………………………………………………………………….7 1. Las Investigaciones filosóficas………………………………………………………………………………..8 2. A propósito de reglas……………………………………………………………………………………………16 3. Las justificaciones tienen fin en alguna parte: sobre lenguaje privado y forma de vida……………………………………………………………………………………………………………………….21 Capítulo II: De los hechos semánticos al seguimiento a ciegas: reglas y comunidad según Kripkenstein………………………………………………………………………………………………………....27 Introducción…………………………………………………………………………………………………………...27 1. La paradoja escéptica…………………………………………………………………………………………...28 1.1 La inexistencia de los hechos semánticos……………………………………………………………...33 2. Solución escéptica: de condiciones de verdad a condiciones de aserción…………………....41 2.1 El argumento contra el lenguaje privado y el paso del Tractatus a las Investigaciones................................................................................................................................................42 2.2 La concepción clásico-realista del significado y la semántica de condiciones de aserción…………………………………………………………………………………………………………………45 2.3 La noción de acuerdo comunitario………………………………………………………………………48 Capítulo III: Tres modelos para leer a Kripkenstein..................................................................53 Introducción…………………………………………………………………………………………………………..53 1. Un par de ideas equivocadas: Kripkenstein según McDowell…………………………………...54 1.1 El primer cuerno del dilema………………………………………………………………………………..55 1.2 El segundo cuerno del dilema………………………………………………………………………………58 2. Dos réplicas a McDowell………………………………………………………………………………………61 2.1 Wilson y la crítica de Kripkenstein al realismo semántico………………………………………62 2.2 Satne y la crítica al requisito de objetividad…………………………………………………………..68 3. ¿Qué hacer con Kripkenstein?...............................................................................................................73 Conclusiones generales…………………………………………………………………………………………..81 Bibliografía…………………………………………………………………………………………………………...84 4 Introducción Las ideas sobre el seguimiento de reglas ocupan un lugar muy importante en el pensamiento tardío de Ludwig Wittgenstein. En efecto, estas reflexiones atraviesan la mayor parte de las Investigaciones filosóficas, y en textos como las Observaciones sobre los fundamentos de la matemática, Sobre la certeza y los Cuadernos azul y marrón poseen un espacio considerable. Ahora bien, estas observaciones han suscitado, a partir de la segunda mitad del siglo XX, una serie de comentarios, discusiones e interpretaciones abocadas a comprender qué es lo que quiere decir Wittgenstein realmente cuando habla de ‘seguir una regla’. Para esto, se han formulado diversas hipótesis y modelos, que, inspirándose en distintos parágrafos y textos wittgensteinianos, a la vez que combinándose con el punto de vista y la formación filosófica particular a cada intérprete, han conseguido generar propuestas bastante originales al respecto. Sin embargo, lo anterior ha causado también que en el debate sobre rule-following exista un gran número de disensos y conflictos entre las diferentes posturas involucradas. Así pues, será importante en este trabajo si no hacerse cargo de este debate, al menos abordarlo en algunos de sus puntos centrales, si es que pretendemos esclarecer en algo las reflexiones del propio Wittgenstein al respecto. En consecuencia, en el primer capítulo de esta investigación se comenzará explicando grosso modo las intuiciones wittgensteinianas sobre el seguimiento de reglas en las Investigaciones filosóficas. Estas consistirán en las secciones §§139-242 del texto, donde habitualmente se ha ubicado el debate sobre el tema, de las cuales se pondrá especial énfasis en tres nociones claves para entender la discusión sobre rule-following: la noción de ‘regla’, la idea de ‘forma de vida’ y ‘el argumento contra el lenguaje privado’. Estos tres conceptos atraviesan gran parte de la discusión posterior sobre el asunto y ocuparán roles fundamentales en la mayor parte de las lecturas que presentaremos del debate. Acto seguido, en el capítulo segundo se presentará la que considero ha sido la lectura más polémica y, ciertamente, la más importante en el transcurso del debate sobre rule-following. Esta consiste en la lectura de Saúl Kripke en Wittgenstein On Rules and Private Language (1982). Desde su publicación, éste se ha vuelto un texto al que prácticamente todo autor que 5 pretenda ocuparse del tema de las reglas en Wittgenstein tiene que remitir de uno u otro modo, incluso hoy en día. En razón de lo cual, en el capítulo segundo se presentará de manera más o menos general la propuesta del ‘Wittgenstein de Kripke’ o ‘Kripkenstein’, como lo ha denominado la crítica, señalando los aspectos esenciales de su ‘paradoja escéptica’ sobre el significado, como también los de su ‘solución escéptica’ para la misma. Habiendo completado lo anterior, se presentará, al comienzo del tercer capítulo, una de las críticas más importantes que se han hecho al texto del filósofo norteamericano. Esta consiste en la propuesta de John McDowell en Wittgenstein On Following a Rule (1984), que comenzará rechazando la lectura kripkensteiniana como una interpretación adecuada de Wittgenstein y que luego propondrá una interpretación del seguimiento de reglas propia en la que se defiende cierta idea de objetividad. No obstante, en el transcurso del tercer capítulo se presentarán también dos réplicas a la crítica de McDowell. Estas consistirán en la lectura de George Wilson en su artículo Semantic Realism and Kripke’s Wittgenstein (1998) y la crítica de Glenda Satne en su libro El argumento escéptico: de Wittgenstein a Kripke (2005). Ambas lecturas servirán para refutar, en el primer caso, la idea de que Kripkenstein no pueda congeniarse en absoluto con las ideas del propio Wittgenstein y, en el caso del segundo, para criticar la idea de que la objetividad sea condición necesaria de la normatividad del significado. A partir de esto, que nos brindará, espero, un panorama más o menos sustancial del debate en torno al rule-following, se presentará al final del tercer capítulo, una lectura personal del asunto. Esta consistirá en un esfuerzo por ligar dos aspectos fundamentales de la noción de regla en las Investigaciones filosóficas: la idea de la regla como ‘indicador de caminos’, por un lado, y por otro, el del ‘logical must’ de la regla. Esta ligazón se realizará a partir de las intuiciones tanto de Kripkenstein como de McDowell al respecto, enfatizando en la idea de acuerdo y en la posibilidad de que éste constituya el modo correcto de seguir una regla de una comunidad. Se tomarán en cuenta, además, aportes del propio Wittgenstein en los textos On certainty (2006) y Remarks on the Foundations of Mathematics (2001), para engrosar ciertos argumentos de mi propuesta. 6 Capítulo I: La concepción de las reglas en las Investigaciones filosóficas Introducción Las Investigaciones Filosóficas de Ludwig Wittgenstein no es un libro que pueda resumirse fácilmente en unas cuantas líneas. No posee, a diferencia de la mayoría de los textos filosóficos, una estructura argumentativa lineal y progresiva que concluya en una o varias tesis que permitan leer el sentido del texto en su conjunto. Por el contrario, el libro está compuesto de una serie de anotaciones sobre diversos tópicos, expuestos, al menos a primera vista, sin ningún orden lógico deductivo ni argumentativo. Estas anotaciones van desde el concepto de significado hasta los fundamentos de la matemática, de reflexiones sobre la filosofía de la mente y la filosofía de la psicología hasta anotaciones sobre gramática, seguimiento de reglas y el aprendizaje del lenguaje en los niños; con pasajes que incluso profundizan y problematizan bastante acerca del alcance y el propósito de la filosofía misma. No es de extrañar entonces que aportes de las Investigaciones suelan utilizarse hoy en áreas tan diversas como la filosofía del lenguaje y la sociología. Sin embargo, si seguimos a Wittgenstein, este aparente desorden conceptual y expositivo no es trivial, pues el autor señala que, aun cuando en un principio su intención era la de ensamblar todos estos pensamientos en una totalidad expuesta de un modo que mantuviese un orden secuencial y natural, pronto se dio cuenta de que tal empresa era no era posible. Pues, como señala en el prólogo a las Investigaciones, luego comprendió que: “lo mejor que yo podría escribir siempre se quedaría sólo en anotaciones filosóficas; que mis pensamientos desfallecían tan pronto como intentaba obligarlos a proseguir, contra su inclinación natural, en una sola dirección.” (Wittgenstein, 1988, pág. 11). En este sentido, el estilo literario del texto refleja su propio cometido: “Los mismos puntos, o casi los mismos, fueron continuamente tocados de nuevo desde diferentes direcciones y siempre se esbozaron nuevos cuadros. Un sinnúmero de éstos estaba mal dibujado, o carecían de personalidad, aquejados de todos los defectos de un torpe dibujante. Y cuando fueron descartados, quedó una cantidad de otros regulares que 7 debían entonces ser ordenados, y frecuentemente recortados, para que pudieran darle al observador un cuadro del paisaje. -Así pues, este libro es en realidad sólo un álbum.” (Wittgenstein, Investigaciones Filosóficas, 1988, pp. 11-13) Los pasajes de las Investigaciones, por tanto, funcionan como bocetos y bosquejos de diferentes paisajes -a veces del mismo-, mientras que la estructura de su disposición responde a intentar hacernos ver las mismas cosas una y otra vez desde diversas perspectivas, esperando, quizás, mostrárnoslas de un modo en el que nunca antes las habíamos considerado. Ahora bien, lo que intentaré realizar en este capítulo es, primero, una breve exposición del contexto histórico de producción del texto, enfatizando en cómo el libro se distingue del pensamiento anterior del propio Wittgenstein, expresado en su Tractatus Logico- Philosophicus. Y, en segundo lugar, llevar a cabo una lectura de tres nociones claves de las Investigaciones, las cuales tendrán vital importancia para el desarrollo de este trabajo, en el que volverán a aparecer constantemente, aproximadas cada vez desde ópticas distintas. Estas ideas son las de seguimiento de reglas, forma de vida y el argumento contra el lenguaje privado. Comencemos, entonces, por el principio. 1. Las Investigaciones Filosóficas En cierto punto, es posible leer las Investigaciones como una corrección que Wittgenstein realiza de su propio Tractatus Logico-Philosophicus. Esta obra, sin duda la mayor y más importante que el autor llegó a publicar en vida, a pesar de sus escasas 80 páginas de extensión, fue escrita en un período de su vida muy distinto al de las Investigaciones. Más allá de las circunstancias vitales que marcaron el texto -que se comenzó a escribir en las trincheras de distintos frentes de batalla, mientras Wittgenstein participaba de la Primera Guerra Mundial-, lo que debe destacarse son las circunstancias intelectuales que determinaron mucho de lo que compone la obra. Fue en 1911 cuando Wittgenstein viajó por primera vez a Cambridge para estudiar lógica bajo la tutela de su amigo y maestro Bertrand Russell. Aquélla era una época de increíbles progresos en el estudio de la lógica matemática. Este desarrollo fue iniciado por el trabajo del filósofo y matemático alemán Gottlob Frege, y continuado por otros como el propio Russell, quien justo había publicado un año antes de la llegada de Wittgenstein el primer tomo de sus Principia Mathematica, los que, escritos junto 8 a Whitehead, llegarían a ser un libro vital en el desarrollo de lo que posteriormente se conocerá como filosofía analítica. Ahora bien, pese a que Wittgenstein era ciertamente un neófito en lo que respecta al estudio de la lógica cuando arribó donde su maestro, fue progresando con una rapidez insólita y en muy poco tiempo, al cabo del primer año, Russell decidió que ya no tenía nada más que enseñarle. Fue por ese tiempo que escribió a Hermine Wittgenstein: “esperamos que el próximo gran paso en filosofía sea dado por tu hermano”. (Stroll, 2002). En efecto, Russell reconoce que la tan famosa doctrina del ‘Atomismo Lógico’, que el filósofo inglés presentara en una serie de conferencias en 1918, “debía su origen a explicar ciertas ideas aprendidas de su amigo y discípulo Ludwig Wittgenstein” (Stroll, 2002). Dicha doctrina puede ya leerse en el propio Tractatus. Según ésta, el mundo está compuesto de una serie de hechos, que pueden ser descompuestos en hechos más simples o atómicos. Esta estructura de la realidad puede ser expresada por el lenguaje porque las proposiciones de éste están estructuradas de la misma forma: las proposiciones se descomponen en proposiciones más básicas o atómicas. Por lo tanto, como el lenguaje y la realidad comparten la misma forma lógica, los elementos combinados en la proposición atómica en el lenguaje representan exactamente los objetos del hecho atómico en la realidad. Evidentemente, aquí se trata de un lenguaje lógicamente perfecto y no el que utilizamos en el día a día. Para Wittgenstein, éste último se estima como defectuoso pues nos oculta la verdadera estructura del lenguaje y nos conduce a una serie de confusiones conceptuales y gramaticales. Estas son las confusiones “de las cuales está llena toda la filosofía” (TLP 3.324). Sin embargo, poniéndolo de un modo quizás más sencillo, en el Tractatus la naturaleza del lenguaje es esencialmente figurativa. Mediante el lenguaje representamos la realidad, nuestras proposiciones son figuras de ella, pues “nos hacemos figuras de los hechos” (TLP 2.1). Así, para que una proposición tenga significado, o mejor dicho para que tenga sentido, debe ser capaz de decir algo sobre el mundo y no cualquier cosa. Debe estar, por así decirlo, anclada en la realidad, y esto sólo es posible si es que la proposición tiene sentido. Es decir, si la proposición es capaz de ser verdadera o falsa en comparación con los estados de cosas del mundo. Pues, “lo que la figura representa es su sentido” (TLP 2.221) y “para conocer si la figura es verdadera o falsa debemos compararla con la realidad” (TLP 2.223). Las 9 proposiciones del lenguaje poseen entonces ciertas condiciones de verdad determinadas por la existencia o inexistencia de hechos en el mundo. Y toda proposición que escape a estas condiciones, que no comparta ningún tipo de forma con el mundo y sus hechos, se den éstos o no en la realidad, deberá ser descartada como sinsentido, pues “sólo los hechos pueden expresar un sentido” (TLP 3.142). Por lo tanto, el sentido de una proposición está ligado esencialmente con el hecho que representa o figura. Como lo pone Marie McGinn: “Comprender el sentido de una proposición es leer de la proposición la situación [en el mundo] que representa.” (McGinn M. , 2009, pág. 84). Ahora bien, toda proposición que no sea capaz de figurar hecho alguno en la realidad, no podrá expresar ningún sentido en absoluto, pues para una proposición es esencial el estar articulada lógicamente. Esto significa que sus elementos estén coordinados de la misma forma en que lo están los objetos de cierto hecho en la realidad. En efecto, como señala McGinn: “Una proposición es una figura lógica sólo en cuanto combina elementos que son representativos de objetos en un modo que describe cómo tales objetos están combinados si la proposición es verdadera: ‘La proposición es una figura de una situación sólo en cuanto esté lógicamente articulada’ (NB, p. 8)”. (McGinn M. , 2009, pág. 84) Esto es así porque “la proposición es la descripción de un hecho atómico” (TLP 4.023). No obstante, este hecho puede o no existir y esto no significa un problema para la proposición, pues lo que ésta representa son hechos posibles, no únicamente efectivos: puede ocurrir que el hecho representado no sea efectivo, es decir, que no sea dado en el mundo, pero esto sólo implicará que la proposición sea falsa, no sinsentido. Como señala Wittgenstein: “La figura presenta los estados de cosas en el espacio lógico, la existencia y no-existencia de hechos atómicos” (TLP 2.11). Únicamente una proposición que no esté lógicamente articulada, es decir, que no respete las reglas de la sintaxis lógica según las cuales toda proposición debe ser capaz de figurar un hecho posible, será considerada como un sinsentido. Y, para Wittgenstein, toda proposición así deberá dejarse más allá del límite de lo que se puede decir.1 1 Evidentemente, no todas las proposiciones sinsentido son iguales. En el Tractatus, Wittgenstein utiliza el vocablo alemán ‘Sinloss’ para referirse a aquellas proposiciones que ‘carecen de sentido’, es decir, que no 10
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