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Hacia una Antropología compartida. Reflexiones, experiencias y propuestas acerca de la PDF

24 Pages·2016·0.33 MB·Spanish
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ARTÍCULOS Revista de Antropología Social ISSN: 1131-558X http://dx.doi.org/10.5209/rev_RASO.2016.v25.n1.52625 Hacia una Antropología compartida. Reflexiones, experiencias y propuestas acerca de la fotografía participativa en investigación antropológica1 Paula González Granados2 Recibido: 16 de octubre 2015 / Aceptado: 22 de abril 2016 Resumen. Este artículo tiene dos objetivos principales. En primer lugar, trazar un recorrido por las experiencias colaborativas a través de la fotografía y el video en Antropología, y en segundo lugar, contextualizar y mostrar los resultados de una investigación realizada recientemente sobre proyectos de fotografía participativa impulsados desde colectivos de fotógrafos documentales. Para estos objetivos me he centrado en trabajos pioneros y en autores que han puesto a prueba este tipo de metodologías con niños y adolescentes, escenario de mi trabajo de campo. Esta investigación, que está en sus comienzos, pretende buscar sinergias con otros profesionales y poder así establecer teorías y colaboraciones de cara a próximos proyectos de investigación aplicada a través del uso de los medios audiovisuales. Palabras clave: fotografía; Antropología compartida; multidisciplinariedad; etnografía. [en] Towards a shared anthropology. Reflections, experiences and proposals on participatory photography in anthropological research Abstract. This article has two main objectives. Firstly, to portray the diverse collaborative photography and video experiences in Anthropology. Secondly, to contextualize and share the results of recent research on participatory photography projects promoted by documentary photography collectivities. To this end, I have focused on pioneering works and authors who have tested these methodologies with children and adolescents who are the subject of my fieldwork. This research, which is at a commencing stage, aims to establish synergies with other professionals and therefore establish theories and collaborations in regards to future applied research projects through the use of audiovisual media. Keywords: photography; shared Anthropology; multidisciplinary; ethnography. Sumario. 1. Introducción. 2. Hacia una Antropología compartida. Pioneros y referentes. 3. Apuntes sobre el trabajo de colectivos de fotógrafos documentales y las sinergias con los proyectos de investigación antropológica. 3.1. Contextualización: colectivos y proyectos analizados. 3.1.1. Ruido Photo. 3.1.2. Las Cientovolando. 3.1.3. Photographic Social Vision. 3.1.4. Piel de Foto. 3.2. Recapitulación de las principales conclusiones extraídas de la investigación 3.3. Propuesta de integración de la investigación social en proyectos de fotografía participativa. 4. Referencias bibliográficas. Como citar: González Granados, P. (2016). Hacia una Antropología compartida. Reflexiones, experiencias y propuestas acerca de la fotografía participativa en investigación antropológica, en Revista de Antropología Social 25(1), 61-84. 1 Parte de este artículo versa sobre una Investigación financiada por el Departamento de Cultura de la Generalitat de Cataluña. 2 Universidad de Zaragoza [email protected] Rev. antropol. soc. 25(1) 2016: 61-84 61 62 González Granados, P. Rev. antropol. soc. 25(1) 2016: 61-84 1. Introducción En Antropología, las ideas positivistas de la imagen como prueba fehaciente de una realidad se confrontan desde hace décadas con las voces que demandan un uso de la imagen fotográfica como espacio de diálogo, que deja las puertas abiertas para diferentes análisis y narrativas, que se contraponen unas a otras dando lugar a cons- tantes cambios en las maneras de mirar esas imágenes. Estas cuestiones tienen que ver con los cambios en la forma de entender la alteridad, con las fronteras borrosas entre metodologías y las profesiones que las utilizan, con la capacidad de generar conocimientos diferentes y desde distintas perspectivas. Por ello, al tratar de acercar- nos a los procesos participativos y colaborativos, tenemos que tener en cuenta que hablamos de una evolución general del conocimiento antropológico y del uso de los medios audiovisuales en la disciplina. Este artículo va a tener una doble orientación. En primer lugar teórica, ya que echaré la vista atrás y trataré de aquellos proyectos que desde la Antropología han buscado utilizar los medios audiovisuales en sus investigaciones, bien sea porque sus autores creen que es la única manera de “retratar” a las personas y colectividades que investigan, o bien porque se busca denunciar y hacer más visible las situaciones de exclusión por las que pasan las personas y los colectivos investigados. Me centraré en proyectos que han inspirado mi propio trabajo, en los cuales se ha entendido el medio audiovisual como una herramienta que acerca posiciones entre investigador e investigados, que facilita una investigación compartida y comprometida con todas las partes implicadas3. En segundo lugar, y con una orientación etnográfica, dedicaré un capítulo a una investigación finalizada a principios del año 2015 sobre colectivos de fotógrafos que utilizan la fotografía participativa en todos o algunos de sus proyectos. El interés que siempre he tenido en estos colectivos tiene que ver con la búsqueda de sinergias entre diferentes ámbitos profesionales, ya que trabajan con fenómenos sociales y personas con las que también trabajamos las profesionales del ámbito de la Antropología. Mi intención es continuar con esta investigación e ir así tejiendo una red de profesio- nales interesados en utilizar la fotografía de manera colaborativa en proyectos de investigación-acción participativa4. Los objetivos principales que subyacen a este trabajo son, por una parte, realizar un mapeo de los proyectos que se realizan desde el ámbito de la fotografía profesio- nal en torno a la fotografía participativa y, por otro, aunar estas experiencias con la mía propia en el ámbito de la Antropología Audiovisual y más concretamente en el de la investigación-acción participativa. Finalmente, en el trasfondo de este trabajo subyace una reflexión sobre el futuro de la disciplina Antropológica y las posibilidades de fomentar una “Antropología de la Orientación Pública [...], relacionada con una visión problematizadora de la ‘an- 3 No trataré en este artículo las cuestiones puramente metodológicas ya que éstas no forman parte de los objetivos del mismo. Para este tipo de cuestiones véase: González, (2011a, 2011b, 2014), Packard (2008), Pink (2001). 4 En este artículo no profundizaremos en la definición y bases estructurales de la Investigación-Acción Participativa (IAP). A pesar de ello decir que comparto las ideas de uno de los pioneros de esta epistemología como es Fals Borda: “Recordemos que la IAP, a la vez que hace hincapié en una rigurosa búsqueda de conocimientos, es un proceso abierto de vida y de trabajo, una vivencia, una progresiva evolución hacia una transformación total y estructural de la sociedad y de la cultura con objetivos sucesivos y parcialmente coincidentes (Rahman y Fals Borda, 1989: 213). González Granados, P. Rev. antropol. soc. 25(1) 2016: 61-84 63 tropología’ que busca mostrar y desarrollar su capacidad para enfrentarse de manera eficaz a la comprensión de los problemas sociales del mundo contemporáneo [...] iluminando tales problemáticas y contribuyendo a su discusión pública” (Gimeno, 2008: 247), y que “reflexiona y participa activamente en las transformaciones socia- les” (Robles, 2012: 149). En definitiva, se aboga por que la Antropología ocupe un puesto significativo en espacios de intervención social a través de las bases teóricas, metodológicas y éticas que rigen nuestra práctica. Este objetivo es fundamental para que los profesionales de la Antropología podamos mostrar las potencialidades que tiene nuestra disciplina más allá del ámbito universitario. 2. Hacia una Antropología compartida. Pioneros y referentes Comenzaré esta reflexión teórica con el trabajo de Jean Rouch, que no utilizó la foto- grafía sino el medio fílmico, pero que es pionero, y uno de los mayores ejemplos, de una manera diferente de aproximarse desde la Antropología a un grupo de personas a través del medio audiovisual. Rouch rechaza frontalmente las concepciones positivistas del medio fílmico, que dan por hecho que todo aquello recogido de esta manera se convierte automática- mente en documento, asegurando que aquello que vemos es la realidad, aunque haya estado obviamente manipulada por una persona con un bagaje cultural concreto. El director dirá que esta corriente está profundamente marcada por un sentido de domi- nación y superioridad por parte de los investigadores hacia los investigados, denomi- nados como “objeto de estudio”. El antropólogo rechazará esta manera de hacer y se dirigirá hacia lo que ha llamado antropología compartida —shared anthropology—. The observer is finally coming down from his ivory tower; his camera, his tape re- corder, and his projector have led him —by way of a strange initiation path— to the very heart of knowledge and, for the first time, his work is not being judge by a thesis committee but by the very people he came to observe (Rouch, 1974: 96). Son muy numerosos los ejemplos fílmicos en los que Rouch explicita esta mane- ra de proceder, pero me quedaré con el de la Pyramide Humaine (1959), ya que ha sido una de las películas de este investigador que más me ha inspirado en mi propio trabajo. Al principio de la película escuchamos su voz que habla, en primera persona de la población juvenil en Abiyán, capital de Costa de Marfil en aquel momento, y la relación que se establece entre alumnos blancos y negros en las clases. El director escoge un grupo de 20 alumnos de primero de bachillerato y les propone hacer una película en que se muestre el racismo existente y la difícil relación entre alumnos eu- ropeos y africanos. En esta película cada uno ejercerá un papel, desde los permisivos con este tipo de relaciones hasta los que se muestran totalmente contrarios. Primero aparece Rouch ante la cámara con los alumnos europeos y les explica su idea, tras lo que ellos expresan sus inquietudes, sobre todo en lo que tiene que ver con su ca- pacidad para poder llevar a cabo el experimento. Después aparece su reunión con el grupo de jóvenes africanos, que también expresan alguna inquietud, pero que acaban aceptando el reto. Tal como dirá desde el comienzo de la película: “en lugar de re- flejar la realidad, esta película crea otra realidad [...] la improvisación constante es la única regla” (Rouch, 1959). Con esto hace alusión a lo que denominó etnoficción, 64 González Granados, P. Rev. antropol. soc. 25(1) 2016: 61-84 que es la búsqueda de una realidad que surge a partir de esta improvisación, y que está en manos de los propios protagonistas de la película, que decidirán cómo repre- sentarse en todo momento. Vemos cómo se va desarrollando una historia, un drama, que pasa por diferentes fases: desde el debate entre un grupo y otro, donde vemos las diferentes posiciones que rechazan o alientan la mezcla, hasta la realización de este encuentro y las consecuencias del mismo, que desenlazan en un final dramático. El objetivo de Rouch tiene que ver con crear una reflexión tanto en los propios prota- gonistas del filme como en el público que lo vea, dejando lugar a un espacio creativo de intercambio que será el que permita que los hechos se desarrollen y lleven a una reflexión final sobre el tema. Esta transgresión de Rouch —este paso de las fronteras que deja lugar a la crea- tividad y a que los protagonistas de la película tengan iniciativa a la hora de repre- sentarse— es lo que se incluyó en la corriente francesa del ‘cinema-verité’. En el caso de Rouch es “una etnografía de las narrativas culturales y el testimonio de un encuentro particular, explicado mediante la imprimación declaradamente subjetiva de la intervención del autor” (Grau, 2005: 5). El verdadero compromiso de Rouch está en sentar las bases de un cine compro- metido —cine-sinceridad—, en el que no es tan importante la forma como el conte- nido. Un cine que ha de ser aceptado por las personas representadas, las cuales parti- cipan en el proyecto y se ponen de acuerdo para poder llevarlo a cabo. La presencia del director-antropólogo es también evidente en todas las etapas, y no pretende es- conderse tras una realidad pretendidamente objetiva, sino que muestra su interven- ción, su posición, los sentimientos que le mueven a realizar la película. Para Rouch, “Film is the only method I have to show another just as I have seen him” (Rouch, 1974: 95). La reflexión con la que nos quedamos tiene que ver con las preguntas que el investigador debe hacerse desde los comienzos de una investigación, y que están relacionadas con cuestionarse para quién hacemos una película y para qué; porqué y para quién ponemos la cámara entre un grupo de personas (Rouch, 1974: 94). Aunque con contenidos y finalidades muy diferentes a los de Rouch, es inevitable en este recorrido hacer alusión al trabajo de Sol Worth y John Adair con un grupo de indios Navajo en Arizona. El trabajo en el que mostraron sus investigaciones, Through Navajo Eyes (1972), se centra en analizar cómo un grupo social homogé- neo construye la técnica cinematográfica a partir de la transferencia de los medios necesarios para ponerla en práctica, entendiéndola como un constructo socialmente elaborado. Según sus hipótesis, poner la cámara cinematográfica en manos de los informantes y mostrarles los rudimentos de su uso supone la captación de su propia visión de su mundo lejos de un punto de vista ajeno, que sería lo que obtendríamos si la cámara estuviera en manos de los investigadores: If a member of the culture being studied could be trained to use the medium so that with his hand on the camera and editing equipment he could choose what interested him, we would come closer to capturing his vision of his world (Worth y Adair, 1972: 14; las negritas son de los autores). Al fin y al cabo, nos dirán, el lenguaje visual a través de la cámara se aprende, y lo que ellos pretenden es analizar cómo, una vez aprendido este lenguaje, los Navajo lo utilizan, al igual que podría hacerse con el análisis de cualquier sistema de comu- nicación simbólico, como el lenguaje, la música, el arte, etc. Por ello, engloban esta González Granados, P. Rev. antropol. soc. 25(1) 2016: 61-84 65 investigación dentro de los “estudios de la comunicación” y su principal finalidad es analizar las imágenes que toman los Navajo para determinar cómo ven a través de la cámara de vídeo. El problema principal del trabajo de estos autores estriba en que los investiga- dores enseñan a los informantes una manera determinada de comunicar (Worth y Adair, 1972: 254), pero en ningún momento explicitan que esto pueda suponer un sesgo para la investigación, que llegará a mostrar lo que efectivamente ellos quieren evitar: una visión de los Navajo pero a través de los ojos de los investigadores. Es aquí donde este trabajo pionero recibió sus máximas críticas, en eludir los sesgos que la presencia del investigador crea además de la inclusión de un instrumento ajeno a la comunidad, como es la cámara de vídeo, que ha sido introducido directamente en el campo sin que se haya dado un trabajo previo que mida las consecuencias de este hecho. Los autores muestran una postura pretendidamente objetiva cuando está claro que su presencia causó una serie de dinámicas en el terreno que les incluyen a ellos mismos, teniendo sobre todo en cuenta que estaban poniendo en manos de las personas un objeto que tiene un valor simbólico, y que por ello crea desigualdades cuando se plantea este tipo de proyectos. De esta manera, el objetivo de los autores de mostrar “la forma de mirar de los Navajo” queda incompleto en el momento en que sus explicaciones eluden tratar sobre la presencia del investigador y la cámara de video en el campo, cuando pretenden obtener unas conclusiones científicas de un proceso que no se ha hecho explícito. Otro trabajo a destacar fue el del realizador Timothy Asch entre los indios Yano- mamo de Venezuela. Este director colaboró en sus producciones con antropólogos y señaló la importancia de la relación realizador-investigador para establecer criterios negociados (Asch, 1995). La idea principal que desarrolla Asch es generar tanto productos audiovisuales como teóricos en un trabajo común, y así poder profundizar mucho más en los temas tratados. La película más conocida de Asch, realizada junto al antropólogo Napoleón Chagnon fue A man called Bee (1974), en la que Chagnon aparece como principal protagonista y hace una descripción del pueblo Yanomamo. Esta aparición del antropólogo como uno más en el producto documental es un hito, ya que hasta el momento se pretendía mantener la objetividad del documento audio- visual “escondiendo” la presencia del investigador. Un proyecto de gran relevancia en la transferencia de medios audiovisuales a la población se desarrolló a partir de los años 90 desde el Instituto Nacional Indigenista en México para formar a las comunidades indígenas en el uso de estos medios. De 1990 a 1994, un grupo de cineastas y antropólogos realizaron el proyecto de capa- citación y donación de equipos de video a comunidades y organizaciones indígenas de todo el país. En 1994 se creó el primer Centro de Vídeo Indígena de Oaxaca. La propuesta inicial de este ambicioso proyecto fue: La capacitación en la técnica del vídeo, asesorías para la realización de proyectos, préstamo de equipos, servicios de edición y postproducción y difusión del vídeo in- dígena por medio de su videoteca, proyecciones en comunidades, organización de muestras y participación en festivales nacionales e internacionales (Bayona, 2001). Bayona (2001) investiga también de otros proyectos centrados en el medio fo- tográfico, como el de las camaristas Sbeik, en el cual un grupo de mujeres de San Cristóbal de las Casas (México) aprenden en talleres a utilizar las cámaras fotográ- 66 González Granados, P. Rev. antropol. soc. 25(1) 2016: 61-84 ficas y desarrollan proyectos personales sobre temas que escogen tras un proceso de negociación y reflexión constante con los coordinadores de estos proyectos. En relación al medio fotográfico, el trabajo antropológico que más influencia ha tenido en posteriores experiencias en la fotografía participativa es el de Wang, Bu- rris y Yue Ping (1996) y su técnica denominada como “fotonovela” (photo novella). Su trabajo está basado en la intervención con mujeres que viven en el ámbito rural chino, en la provincia de Yunnan. Uno de los objetivos de este proyecto fue crear un material fotográfico realizado por estas mujeres para que pudiera mostrar otra realidad a los políticos de la zona, y fueran así conscientes de sus dificultades a la hora de conjugar el trabajo y la atención sanitaria de la familia. Los otros objetivos tenían que ver por una parte, con empoderar a estas mujeres para que registraran estos aspectos de sus vidas, y por otra, aumentar su conocimiento acerca del estatus de la salud de las mujeres en su zona. Estos tres objetivos son entendidos por las autoras como educativos, ya que se trata de transmitir un conocimiento —el uso de la fotografía documental— y a partir del mismo producir cambios en sus maneras de pensar y entender las problemáticas que viven. La base de la que parten es que no hay nadie más adecuado que las propias mujeres para llevar a cabo este trabajo, ya que son ellas quienes sufren las injusticias propias de su condición de mujeres y madres trabajadoras. Tal como dirán las autoras: In photo novella, Chinese village women are visual anthropologists. They use photo- graphy to record images to which outsiders are much less likely to have access. They are lay anthropologists as well. They acquired their skill at observation not from for- mal schooling in the social sciences, but from watching “the crops grow, the seasons change, the animals being born and slaughtered.” They are also natural anthropolo- gists. They draw on their existing relationships to serve the communities of which they will forever be a part (Wang, Burris y Yue Ping, 1996: 1399). Estas autoras enmarcan su trabajo desde teorías feministas, ya que buscan dar a las mujeres el poder sobre su propia representación para que se muestren como ellas quieran, y no a través de los ojos de académicos o políticos (normalmente mascu- linos), los cuales pueden mostrar una imagen distorsionada y alejada de la realidad. También basan su intervención, entre otras, en la filosofía de Freire: “In Freirian terms, one medium that can be used to reflect the community back upon itself, and to reveal the everyday social and political realities that influence people’s lives, is photography.” (Wang, Burris y Yue Ping, 1996: 1392). Otra reflexión interesante en este sentido es la que Bettina Kolb (2008) realiza sobre la entrevista participativa en torno a fotografías tomadas por los informantes, dentro de un proyecto de investigación en pueblos de seis provincias de China y cinco comunidades islámicas del Mediterráneo, que tiene que ver con aspectos de organ- ización social y participación colectiva. La idea de que los participantes se convierten en investigadores aparece de nuevo. Un aspecto al que apela la autora es la capacidad transcultural de los informantes de tomar e interpretar imágenes, lo que hace que el trabajo con fotografías pueda realizarse en cualquier contexto: “Respondents in cul- tural settings as diverse as Vienna, Damascus, Cairo and China have been able to use their cultural knowledge to code —in taking photos— and decode —narratively in the interview— visual images during the photo interview.” (Kolb, 2008). González Granados, P. Rev. antropol. soc. 25(1) 2016: 61-84 67 La vertiente aplicada de estas tres investigaciones es obvia, y podríamos decir que es la más importante, ya que como hemos dicho, uno de los mayores objetivos en el- las es crear este material para llegar a lograr metas que mejoren la calidad de vida de la comunidad. Esta aplicación de la Antropología, tal como dice San Román (2006), se ha minusvalorado enormemente, lo que desemboca, entre otras cosas, en la invisi- bilidad de nuestra profesión y el consecuente desconocimiento acerca de las tareas que los profesionales de la Antropología podemos llevar a cabo. En Antropología, tal como dice la autora, Trabajamos para fundamentar teóricamente y apoyar en la práctica el mutuo entendi- miento, la equidad del diálogo, la búsqueda de alternativas adecuadas y el estímulo de la negociación de los objetivos y de los medios adecuados para lograrlos (San Román, 2006: 397). Conocimiento y aplicación, teoría y práctica, no tienen por qué estar desvincu- lados o ser opuestos. Los conocimientos que adquirimos durante la etnografía son, o deben ser, aplicables de algún modo que pueda ser efectivo en el terreno que tra- bajamos, lo que no implica que nuestros trabajos sean menos científicos, o menos académicos, sino todo lo contrario. Señaló además, que debería ser una premisa in- eludible el hecho de que esos conocimientos se obtengan a partir de la negociación de los objetivos en base a las necesidades de la comunidad, porque de otra manera se desdibujan las intencionalidades y la aplicabilidad de las investigaciones sociales. Otro aspecto que trata San Román es la autonomía de las personas con que traba- jamos, lo cual ha de potenciarse para que puedan participar de manera activa en el proceso etnográfico. En muchas ocasiones esta autonomía se ve comprometida por el hecho de encontrarse estas poblaciones en situación de desigualdad y de falta de recursos que provocan una clara limitación a la hora de tomar decisiones. Se trata, entonces, de que el proceso etnográfico las considere como personas autónomas, que pueden crear y generar conocimiento en colaboración con el antropólogo, el cual tiene como responsabilidad crear ese espacio donde poder desarrollar la par- ticipación y el consenso sobre los temas que les afectan. Los medios audiovisuales, la fotografía en particular, pueden aportar una nueva herramienta que dé autonomía y empodere a estas poblaciones. Tal como expresan Wang, Burris y Yue Ping: “the visual image is a communication tool that can educate, inspire and influence deci- sions.” (Wang, Burris, Yue Ping, 1996: 1392). Un colectivo con el que se ha trabajado profusamente en busca de esta autono- mía es el de los niños y jóvenes, referido en algunos artículos como “giving-kids- cameras”. Una razón para especializar la práctica en este colectivo es que tradicio- nalmente se les ha considerado como personas en transición hacia la vida adulta, lo que niega cualquier validez a sus aportaciones y silencia en muchos casos lo que puedan decir acerca de cuestiones que afectan a su vida y la de su comunidad. Exis- ten estudios como por ejemplo el de Sharples, Davison, Thomas y Rudman (2003), realizada con personas pertenecientes a tres niveles de edad (7, 11 y 15 años) en cinco países europeos. Estos autores afirman ante cualquier duda sobre su concep- ción de las imágenes producidas en este tipo de proyectos: “Children’s photographs are not just their ‘view of the world’, but are also a construction of their identity in relation to their parents and peers.” (Sharples, Davison, Thomas y Rudman, 2003: 324). Lo que tratan es analizar las fotografías que toman los participantes no como 68 González Granados, P. Rev. antropol. soc. 25(1) 2016: 61-84 productos finales, sino como resultados de un proceso en el que se incluyen tanto los investigadores como las personas que les rodean y que, aunque no aprieten el botón, están presentes de alguna manera en el producto final. Esto es válido para todo tipo de material audiovisual, que debe ser analizado no como prueba de una realidad, sino como construcción cultural que ha sido mediada por diferentes actores e ideologías. Estos proyectos se centran en analizar la producción fotográfica de colectivos infantiles concretos, ya sean los niños trabajadores de Inglaterra (Mizen, 2005), los niños inmigrantes de una escuela en un barrio obrero (Lutter, 2010) o los niños de la calle en Accra —Ghana— (Mizen y Ofosu-Kusi, 2010), entre otros. Como vemos, son proyectos que trabajan con colectivos excluidos y que buscan entrar en mundos en principio inaccesibles a través de la cámara de fotos, que ellos mismos introducen en el campo y distribuyen entre los participantes. Los investigadores aseguran no dar directrices a los niños más allá de los conocimientos básicos de la cámara, argumen- tando que quieren mediar lo mínimo con su mirada adulta en la práctica fotográfica que realicen. Basándome en mi propio trabajo de campo5 opino que esta afirmación es arriesgada ya que, aunque los niños tomen las fotografías como quieran, siempre se ha de tener en cuenta que su propia presencia en el campo ya está mediando en sus imágenes puesto que lo hacen teniendo en cuenta una audiencia determinada. Es necesario detenerse en este hecho para no caer en el error de ver los materiales obtenidos como datos puros, documentales, que los participantes habrían tomado de igual manera aunque los investigadores no hubieran entrado en sus vidas. Se ha de problematizar el uso de la fotografía al igual que se hace con otras técnicas, porque de otra manera es fácil recibir críticas sobre la falta de profundidad teórica o la “ino- cencia” con respecto al uso de la cámara fotográfica. En estos trabajos se asegura que la fotografía tomada por los propios participan- tes elicita una información que tampoco obtendríamos por medio de otro tipo de técnicas, como la entrevista tradicional. Lutter, en su trabajo con niños y niñas mi- grantes en una escuela de Inglaterra, enumera sus razones para utilizar estas técnicas: Because it is a means to both rouse and reframe conversations (a) among the children themselves (b) between the children and participant adults (researchers, teachers, and parents) (c) among viewers/ readers (specifically educators) about children’s own un- derstandings and experiences of childhood (Lutter, 2010: 225). Todas estas audiencias que pueden tener acceso a estas fotografías y algo que decir sobre ellas han de ser tenidas en cuenta al analizar las imágenes producidas, lo que supone un ejercicio de reflexividad y transparencia que, como hemos visto, Rouch reivindicaba para todo tipo de investigaciones. Debemos asumir que nuestra presencia como adultos, investigadores, académicos, y profesores exige una cons- tante auto-reflexión acerca de nuestra posición en el campo, lo que nos ayudará a establecer relaciones de confianza con los participantes, ya que desde un principio conocen los objetivos y la razón de nuestra presencia entre ellos. Esta reflexividad permitirá que se cree un clima de trabajo favorable para la improvisación y la liber- tad de los participantes para tomar las fotos que quieran, de la manera que quieran. Quisiera detenerme en este hecho pues he echado en falta en estas investigacio- nes una reflexión explícita sobre los sesgos que supone un proyecto de este tipo, y 5 González (2011a, 2011b, 2014). González Granados, P. Rev. antropol. soc. 25(1) 2016: 61-84 69 las estrategias para limarlos en la medida de lo posible. Esta reflexividad es impres- cindible en cualquier tipo de investigación, y especialmente en aquellas en las que se introduce un elemento como la cámara fotográfica y se pide la participación de un colectivo para obtener imágenes de sus vidas. También es importante hacer alusión al proceso que conlleva la toma de confianza con los participantes y a las estrategias que se aplican para establecer una buena relación con poblaciones infantiles y juve- niles. Tal como describía en mi tesis doctoral: Mi rol como adulta y posible sancionadora sesgaba evidentemente la información que los participantes pudieran darme, por lo que tuve siempre en cuenta este hecho. Repe- tir en cada entrevista la promesa de la confidencialidad era imprescindible con ellos, ya que me daba cierto margen para que entendieran que no estaba allí para sancionar, sino para recoger información (González, 2011a: 293). La investigación en ámbito educativo con niños y adolescentes ha de ir acom- pañada de una estancia prolongada en el campo que facilite el establecimiento de relaciones de confianza con los participantes6. Esta estancia de campo permitirá, por una parte, conocer sus rutinas y que aprendamos a movernos en su entorno y, por otra, que se sientan implicados en el proyecto, ya que en cada encuentro se propo- nen actividades en las que se fomenta su participación en la toma de decisiones y en el desarrollo del mismo. En el caso de los talleres que llevo a cabo7 destacaría la actividad denominada paseos fotográficos, que consiste en realizar trayectos por su ámbito urbano de referencia, consensuando con el grupo qué lugares ir a fotografiar y analizando durante los mismos la praxis fotográfica implícita a las dinámicas que allí se generan. Esta es, además, una actividad que potencia la participación, pues son los informantes quienes deciden donde ir y qué fotografiar, con la presencia de la antropóloga como observadora del “juego” fotográfico. Estas actividades cumplen entonces una doble función; por una parte, permiten observar la praxis fotográfica dentro del grupo y conocer el entorno en que viven y por otra se potencian dinámicas atractivas para los participantes, pues suponen una ruptura de sus rutinas y un empo- deramiento al decidir qué lugares enseñarán a la investigadora. Este hecho permite establecer relaciones de confianza, limar los sesgos propios de una investigación de este tipo y tender puentes de comunicación investigador-informantes. Por último, quisiera destacar que todas las investigaciones nombradas hasta este momento trabajan a partir del potencial evocador y potenciador de diálogo de la representación fotográfica, que supone un puente de comunicación a través del cual trabajar sobre lo que piensa la gente, centrándose sobre todo en temas de autorepre- sentación y de narración de la vida cotidiana. No hay que olvidar que la fotografía, desde su nacimiento, se ha desarrollado espectacularmente hasta hacerse un hueco en todos los rincones del mundo, suponiendo de esta manera un elemento que va más allá de las fronteras físicas o simbólicas y que facilita el diálogo transcultural. Tal como apunta Edwards: 6 Esta afirmación puede aplicarse a cualquier proyecto de investigación social, en este caso se destaca en el trabajo con niños y adolescentes pues es en el que se ha desarrollado principalmente el trabajo de la autora. 7 Talleres sobre los cuales puede obtenerse toda la información en la tesis doctoral de la autora (González, 2011b) 70 González Granados, P. Rev. antropol. soc. 25(1) 2016: 61-84 Photography can communicate about culture, people’s lives, experiences and beliefs, not at the level of surface description but as visual metaphor which bridges that space between the visible and invisible, which communicates not through the realist para- digm but through a lyrical expressiveness (1999: 58). Esta expresividad del medio fotográfico justifica su presencia en los proyectos de investigación social y, por qué no, en proyectos interdisciplinares y de intervención social que entiendan el uso de estos medios no únicamente como maneras de llegar a responder una pregunta de estudio, sino también como generadores de procesos que van dirigidos a producir cambios y que se desarrollan en colaboración con las personas, y no para o acerca de ellas. 3. Apuntes sobre el trabajo de colectivos de fotógrafos documentales y las sinergias con los proyectos de investigación antropológica A continuación expondré aquellos puntos más significativos de una investigación en la que entrevisté a los coordinadores de proyectos de fotografía participativa en España, y a algunos de los participantes de los talleres realizados. Existen muchas más experiencias alrededor del mundo, pero yo me centré en estos cuatro colectivos: Ruido Photo, Las Cientovolando, Photographic Social Vision y Piel de Foto. De estos cuatro proyectos, tres de ellos están afincados en Cataluña. Más que una expli- cación basada en la territorialidad —derivada de la fuente principal en financiación de esta investigación (el Departamento de Cultura de la Generalitat de Cataluña)—, los proyectos fueron seleccionados bien por su largo recorrido en el ámbito de la fotografía participativa en España o por la profundidad de su trabajo y compromiso con los proyectos abordados. Una de las intenciones más claras a la hora de acercarme a estos proyectos es buscar sinergias con otros profesionales y encontrar así diferentes maneras de llevar a cabo proyectos de investigación acción social participativa, en este caso centrados en el uso de la fotografía como herramienta elicitadora y potenciadora de cambios en las personas con las que trabajamos. En primer lugar contextualizaré cada uno de estos colectivos, centrándome sobre todo en los proyectos de fotografía participativa que han realizado, para luego pasar a desarrollar los puntos más importantes que obtuve de las entrevistas realizadas. 3.1. Contextualización: colectivos y proyectos analizados 3.1.1. Ruido Photo Ruido Photo8 es una organización integrada por fotógrafos, periodistas y diseña- dores, que entiende el documentalismo como una herramienta de reflexión y trans- formación social. Es una plataforma desde donde ejercer un documentalismo in- dependiente, con fuerte contenido social y compromiso cultural. Trabaja en áreas temáticas definidas: migración, conflictos y violencia. Desde 2004, idean proyectos que contribuyen a fomentar la participación, el debate y la sensibilización sobre 8 http://www.ruidophoto.com/ (consultado: 6 de abril de 2016).

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