neiiiLü iviarcuiiciiii Guía espiritual del Antiguo Testamento ElEbro de Isaías (40-66) Ciudad nueva GUÍA ESPIRITUAL BENITO MARCONCINI DEL ANTIGUO TESTAMENTO Dirigida por GIANFRANCO RAVASI EL LIBRO DE ISAÍAS (40-66) EDITORIAL CIUDAD NUEVA Madrid - Buenos Aires - Santafé de Bogotá Montevideo - Santiago M3.os<s Título original: // libro di Isaia (40-66) © 1996, Cittá Nuova Editrice Via degli Scipioni, 265 - 00192 Roma Traducción: PABLO LARGO DOMÍNGUEZ Diseño de cubierta: RIPOLL ARIAS ÍNDICE Introducción al Segundo Isaías (caps. 40-55) 9 El destierro: pérdida de toda seguridad 10 Los hechos 10 La condición socioeconómica y religiosa de los deportados 11 Las insuficientes justificaciones del destierro ... 13 Principales formas literarias 15 El vocabulario 16 Algunos géneros literarios 17 Una estructura en cinco partes 19 La elección de Ciro 21 Justicia y rescate 22 Justicia y salvación 22 Invitación a la esperanza 23 Alianza de paz 23 Dios creador y redentor realiza un nuevo éxodo .. 24 Los Cantos del Siervo 27 Los Cantos interrumpen el desarrollo de un tema 28 La diversidad de sentido en expresiones afi © 1999, Editorial Ciudad Nueva Andrés Tamayo, 4 - 28028 Madrid nes 29 Concepción más profunda de la salvación .... 29 I.S.B.N.: 84-89651-62-0 Coherencia interna de los Cantos del Siervo .. 30 Depósito Legal: M-20288-1999 Printed in Spain - Impreso en España Bibliografía 33 Comentarios 33 Fotocomposición: MCF Textos, S.A. - Madrid Imprime: Artes Gráficas Cuesta, S.A. Estudios 34 5 I,os l ..tutos del Siervo 35 XIX. El don de sí genera glorificación y salva ción I listona do Israel en los siglos VI y V a.C 37 Cuarto Canto del Siervo (52, 13 - 53, 12) .. 183 Texto y comentario del segundo Isaías 39 Introducción al Tercer Isaías (caps. 56-66) 191 Capítulo primero: El fundamento de la justicia sal- El tiempo de los primeros retornos 192 Una colección formada gradualmente 194 vífica (40, 1 - 42, 12) 41 I. La Palabra de Dios (40, 1-11; 55, 10-11) .. 43 Texto y comentario del tercer Isaías 197 II. El envío de Ciro (41, 1-5; 45, 1-7) 51 III. No temas: Yo estoy contigo (41, 8-16) .. 60 Capítulo séptimo: Motivos de esperanza en tiempos IV. Vanidad del ídolo (41, 21-29) 67 difíciles 199 Capítulo segundo: Justicia y rescate (42, 13 - 44, 23) .. 73 XX. Dios es el que todavía reúne a los dis V. No temas: Yo te redimo (43, 1-7) 74 persos (56, 1-8) 201 VI. El nuevo éxodo (43, 14-21) 80 XXI. El verdadero ayuno (58, 1-14) 207 VIL Ingratitud de Israel (43, 22-28) 86 XXII. Anunciador del evangelio (61, 1-11) 215 VIII. Unicidad de Dios (44, 6-22) 94 XXIII. Cielos nuevos y tierra nueva (65, 17-25).. 222 Capítulo tercero: Justicia y salvación (44, 24 - 49, 13) .. 103 IX. El Señor del cosmos y de la historia (45, 8-25) 105 X. Oráculo contra Babilonia (47, 1-15) 112 XI. Protección hacia Israel (48, 16-21) 121 Capítulo cuarto: Invitación a la esperanza (49, 14 - 52, 12) 127 XII. El amor materno de Dios (49, 14-26) .... 129 XIII. ¡Despierta, despierta, Jerusalén! (51, 9 - 52, 3) 135 Capítulo quinto: Alianza de paz (54, 1- 55, 6) 145 XIV. La dimensión esponsal de la alianza (54, l-14a) 147 XV. Alianza eterna (55, 1-9) 154 Capítulo sexto: Los cantos del siervo del señor 161 XVI. Una nueva figura de profeta Primer Canto del Siervo (42, 1-7) 163 XVII. La conciencia de una misión universal Segundo Canto del Siervo (49, l-9a) 169 XVIII. Escucha de la Palabra y firmeza en las di ficultades Tercer Canto del Siervo (50, 4-9a) 176 6 7 INTRODUCCIÓN AL SEGUNDO ISAÍAS (caps. 40-55) «Segundo Isaías» es el nombre convencional del autor de los caps. 40-55l del libro de Isaías. El no habla de sí, fuera de dos menciones sobre la voca ción: solicita conocer mejor la misión que se le asig na (40, 6), a la vez que está seguro de que es en viado por el Señor (48, 16). Vive en el destierro, pro bablemente desde los primeros años de la deporta ción del pueblo a Babilonia acaecida el año 586, visto que comienza a escribir en torno al 550, un decenio antes de la liberación que se produjo a raíz del edic to de Ciro del 539: interpreta, por tanto, la última fase del destierro, hecha más dolorosa por la larga espera del regreso a la patria. Es por ello oportuno esbozar la situación del pueblo desterrado en Babi lonia, aun cuando el profeta con sus palabras no pre tende limitarse a interpretar hechos particulares o cap tar sólo el sentido de un período limitado. Hablan do del destierro ilumina y da respuesta a situaciones caracterizadas por el sufrimiento, el desaliento, la 1. Sobre los motivos que obligan a distinguir Is 40-55 de los capítulos precedentes (1-39), cf. B. Marconcini, El libro de Isa ías (1-39), Herder-Ciudad nueva, Barcelona-Madrid, 1995, pp. 10-14. 9 opresión, la desesperación. Su profecía consiste en templo de Yahvéh, el palacio del rey y todas las casas descubrir la esperanza allí donde la fe tradicional no de Jerusalén; demolió las murallas que rodeaban Je tenía ya nada que decir. rusalén, deportó al resto de la gente que había que dado en la ciudad... dejó algunos de la gente más pobre del país, que fueron viñadores y labradores» El destierro: pérdida de toda seguridad (2 Re 9-12). Sedecías ve matar a sus propios hijos, es encadenado, cegado, deportado y no se vuelve a El siglo VI a.C. ve cómo se afianza en todo el tener noticias de él. Medio Oriente el poderío babilonio, que realiza, en Una tercera deportación tuvo lugar en el 582 tras particular en el reino de Judá, una triple invasión y el asesinato de Godolías, un judío simpatizante de deportación cuyas consecuencias afectan sobre todo los babilonios nombrado gobernador después de la a la capital, Jerusalén. muerte del rey Sedecías. Las cifras sobre el número de los desterrados referidas por los textos bíblicos no concuerdan. Considerando más verosímiles las más Los hechos bajas de Jeremías (52, 28-30), que habla de un total de 4.600 hombres, es probable que los deportados Jerusalén es saqueada la primera vez el año 597, de las tres invasiones rondaran los 20.000: el núme a raíz de la rebelión del rey Yoyaquín, cuyo hijo Jo ro de los repatriados, calculado en 42.360 (Esd 2, 64) aquín es deportado con toda su familia y la clase di resulta, por tanto, abultado. rigente: «El rey de Babilonia se llevó de allí todos los tesoros del templo de Yahvéh y los del palacio real... Se llevó a cautiverio a toda Jerusalén: a todos La condición socio-económica y religiosa de los los jefes y personajes importantes, en número de diez deportados mil, así como a todos los herreros y cerrajeros. No dejó más que a la gente pobre del país... Todos los Diferente de la religiosa es la situación económi hombres importantes, que fueron siete mil, los he ca y social. Las tristes condiciones de los comienzos rreros y cerrajeros, que fueron mil, los hombres aptos mejoran gradualmente. El relativo bienestar material, para la guerra, fueron llevados cautivos a Babilonia... documentado por las dádivas enviadas a la patria y El rey de Babilonia puso por rey, en lugar de Yo por la participación de hebreos en el imponente mo yaquín, a su tío Mattanías, a quien cambió el nom vimiento comercial de los hermanos Murashu, se une bre por el de Sedecías» (2 Re 24, 13-17). a la posibilidad de vivir cierta vida comunitaria, visto Un decenio más tarde, en el 587, se rebela Sede- que los judíos se hallan reunidos en la parte meri cías, esperando rechazar al invasor con la ayuda egip dional del país: los guías, sobre todo Ezequiel (14, cia, pero esta ayuda no se produce. El error políti 1; 33, 30-31), favorecen la socialización. Sin embar co causa gravísimos daños a Jerusalén, que es sa go, la lejanía de la patria representa, especialmente queada e incendiada, y su población deportada. Na- para los espíritus más nobles, la pérdida de toda se buzaradán, jefe del ejército babilonio, «incendió el guridad, ya que en Babilonia faltan aquellos signos 10 11 que, en las épocas pasadas, unían con Dios y con los no para el culto. Tampoco es de gran ayuda la bri hermanos, alimentando la conciencia de ser una co llante intuición del teólogo Ezequiel, según la cual el munidad. Señor mismo sería «un santuario por poco tiempo» El rey, el ungido del Señor y su representante ante en las tierras adonde habían emigrado, ya que él el pueblo, garante de la unidad nacional y punto de mismo estaba convencido de que «el Señor está allí» referencia para el cómputo de los años (Ez 1, 2), ca (Ez 48, 35), en Jerusalén. Por otra parte, la ley (Tórdb), rece de real influencia: es más bien elemento de di con sus diez palabras y los ulteriores desarrollos vin visión entre los dos troncones representados por los culados a la voluntad divina, es sustituida por orde que habían quedado en la patria y por los desterra namientos paganos. dos. Éstos, en efecto, no lo ven con buenos ojos por En fin, la tierra no es ya el gran don del Señor los contactos que debía tener con los dominadores, prometido desde los tiempos de Abraham y renova aquéllos se contentan con tenerlo como símbolo para do continuamente, sino la propiedad de los ídolos: no perder los bienes de los deportados lejanos que trabajo y sustento no invitan a la acción de gracias. se habían distribuido a los que se habían quedado en Judea (Jer 39, 10; 2 Re 25, 12; Ez 33, 21-24), los cuales habían elevado así su nivel económico y so Las insuficientes justificaciones del destierro cial. Tampoco mejora la suerte de los judíos en Ba bilonia cuando Joaquín es liberado en el 561, des Las explicaciones de la tragedia exílica adoptadas pués de la muerte de Nabucodonosor. El rey, que en los ambientes sacerdotales, proféticos y reales no forma parte del colegio de los «Grandes del país de convencen ya a los desterrados. Las profecías que cir Acad», constituye un punto de referencia más para culan sobre un retorno a la patria dentro de breve los habitantes de Palestina que para los desterrados: tiempo resultan ya desmentidas por la historia, y tam por tanto, estos últimos se encuentran en conflicto bién por Jeremías (caps. 28 s.), cuya solemne prome tanto con los connacionales que se han quedado en sa de una liberación al cabo de 70 años no entusias la patria como con la monarquía en el destierro (Ez ma ya, como tampoco la estupenda reconstrucción 11, 15; 19, 9; 33, 21-27). Tampoco prenden ya, des religiosa y política prevista por Ezequiel (caps. 40- pués de largo tiempo, el innovador pensamiento de 48). La historia deuteronomista, esa gran relectura de Jeremías, que consideraba «higos buenos» a los ju los acontecimientos desde la conquista hasta el des díos del destierro (Jer 24), ni el de Ezequiel, que tierro contenida en los libros que van de Josué al se anunciaba más desgracias para los habitantes de gundo libro de los Reyes en el espíritu del Deutero- Jerusalén (Ez 33, 27-28): demuestran más bien una nomio, justifica a Dios de la acusación de infidelidad fractura insanable en la comunidad. Los dos grupos para con el pueblo y evidencia la responsabilidad de se acusan mutuamente de estar separados de Dios la monarquía davídica, pero no alivia a quien sufre. y excluidos, por tanto, de la pertenencia al pueblo Por su parte, la historia sacerdotal, sobre todo con el elegido. relato de la creación (Gen 1, 1 - 2, 4a), alimenta la El templo, signo tangible del encuentro entre Dios fe en el poder divino, pero no explica por qué un y su pueblo, está destruido, no sirve en modo algu- Dios tan fuerte en la naturaleza no interviene en la 12 13 historia en defensa de su pueblo: al que está sopor caída en la esclavitud después de la liberación. Hay tando una larga prueba le resulta más fácil de com que justificar la discontinuidad entre la acción divi partir la creencia común según la cual la derrota de na que primero libera y luego permite la ruina. La una nación deriva de la debilidad del propio Dios. referencia al pecado del hombre salva la justicia de Se perfila, es verdad, un vuelco internacional por Dios, pero no saca de una situación trágica. La sim obra del enérgico rey de Persia Ciro (559-530). Éste, ple proclamación de la liberación no habría provo en efecto, vence al rey de los Medos Astiages el año cado en los desterrados ni entusiasmo ni protesta: los 553 y destruye la capital Ecbatana en el 550, ha habría dejado indiferentes. Era necesario reformular ciéndose coronar rey de Media y de Persia, arrolla con sensibilidad nueva los argumentos del pasado, a Creso, rey de Lidia, ocupando su capital Sardis en añadir otros nuevos y descubrir en los avatares po el 546: rodea así por todas partes al reino de Babi líticos en movimiento el plan salvífico de Dios. lonia. Además, éste está debilitado no sólo por siete Toda esta problemática es afrontada con decisión años de luchas internas antes de la elección del últi y realismo por el último gran profeta, quizá el más mo rey, Nabonides (555-539), sino también por la grande, del siglo VI. Él da respuestas nuevas a sus extraña política de este último, devoto de la diosa lectores y al propio tiempo habla a todos los hom Luna (Sin), cuyos templos había reconstruido, ene bres que se encuentran en una situación sin vía de mistándose con los poderosos sacerdotes del dios na salida: en efecto, el destierro no indica sólo un tiem cional Marduk: una intuición política sagaz podía po y un lugar determinados, sino que simboliza la prever también el fin de Babilonia. Sin embargo, era situación en que se encuentra el hombre falto de se imprevisible que un cambio de orden internacional guridades que ha visto caer todas las esperanzas, como beneficiara a los derrotados. La experiencia de Sa caen las hojas de otoño. Para comprender mejor su maría estaba allí para testimoniar que el hundimien pensamiento, examinemos algunos aspectos del len to de Asiria y el surgir de la potencia babilonia no guaje propio de Is 40-55. habían favorecido a los deportados del reino del Nor te, y el retorno, todavía asegurado por Jeremías (30, 3), no se había realizado. Principales formas literarias Además, el dolor de los desterrados en Babilonia desemboca ya en protesta, impugnación, desengaño. El Segundo Isaías tiene un estilo poético y enér «Está oculto mi camino a Yahvéh y mi derecho es gico, solemne, abundante, sapiencial y dramático. Re capa a mi Dios» (Is 40, 27). «Yahvéh me abandonó, curre ampliamente a imágenes como el pastor (40, me olvidó el Señor» (Is 49, 14). Nace la tentación 11), el agua y la arena (48, 18-19), el brote (42, 9; de encomendarse al ídolo: «lo venera, lo adora y le 43, 19; 55, 10-11), la esposa (54, 6) para ilustrar efi ruega diciendo: "Sálvame, que eres mi dios"» (Is 44, cazmente la acción salvífica de Dios. Llaman la aten 17). Se configura la acusación de traición contra Yah ción algunas palabras recurrentes que forman la base véh: se habla de libelo de repudio, de venta a los de su teología y algunas formas literarias presentes acreedores (Is 50, 1). El destierro aparece como una en las distintas unidades literarias, que oscilan, según negación de las acciones salvíficas del pasado, una re- los estudiosos, entre veinte y setenta. 14 15 El vocabulario el compromiso humano a favor de los más débiles para que se les trate con equidad, sino el don divi El verbo «consolar» (niham: 40, 1; 51, 3; 52, 9; no, la realización de las promesas hechas por el Señor. 54, 11) tiene como sujeto a Dios, de quien expresa, más allá de la manifestación de palabras de afecto, la ¡Gotead, cielos, desde arriba, capacidad de transformar una situación, en este caso y las nubes destilen la justicia! el paso del destierro a la patria: es la palabra que ha ¡Abrase la tierra dado el título al escrito del Segundo Isaías, el «Libro y germine la salvación! (Is 45, 8). de la Consolación». La potencia de la intervención divina se subraya ulteriormente con el verbo «crear» Todo converge hacia un vocablo compendioso y (hará': 41, 20; 43, 15; 45, 7.13.18), aplicado sobre decisivo presente dos veces explícitamente (54, 10; todo a la historia, en la que el Señor hace surgir no 55, 3) y una tercera implícitamente a través de la tí vedades insospechadas, y luego extendido a la natu pica fórmula «mi pueblo» y «vuestro Dios» (40, 1). raleza, al cosmos: el «Creador», nuevo título divino, Se trata de la palabra berít, es decir, del compromi produce algo inexistente, absolutamente nuevo. Las so solemne de Dios de establecer con el pueblo nue novedades emergentes de la historia son expresadas vas relaciones. La presencia, al comienzo y al final por medio de los verbos «anunciar» (raíz nagad usada de la profecía, de este término da al conjunto el sen 10 veces) y «hacer entender», oír (raíz sama', tam tido de una reconstitución de aquella «alianza» que bién ella presente 10 veces): el señorío divino sobre parecía comprometida por el destierro: es el don gra la historia se revela en dar a conocer con anticipa tuito de Dios y no una iniciativa o una conquista ción lo que sucederá. Dios, que anunció de antema del hombre, es «mi promesa [en hebr. berít = alian no el destierro, preanuncia ahora la liberación. Su ca za] de paz, dice el Señor...». pacidad creadora justifica el alegre anuncio, el «evan gelizar» (bis'sar. 40, 9; 41, 27; 53, 7 traducido en los Algunos géneros literarios LXX por euangelídsesthai). Es el Segundo Isaías el que proporciona a Jesús y a los evangelistas el len El Segundo Isaías hace amplio uso de aquellos guaje para hablar de la buena noticia, poniendo así modos de pensar, de sentir y de expresarse llamados un paralelo entre la venida del Señor como jefe de «géneros literarios», repetidos en varios contextos. su pueblo (Is 40, 9-10) y la venida de su Hijo como Los principales son cuatro. mensajero del reino: «Se ha cumplido el tiempo; el reino de Dios está cerca; convertios y creed en el • Himno. Forma literaria, conocida por los Sal evangelio... los pobres son evangelizados» (Me 1, 15; mos, presente en la aclamación «allelü-Yah» (= glo cf. Le 7, 22). Contenido de la buena nueva es la «jus rificad a Yahvéh). En el Segundo Isaías es una ex ticia», presente en el Segundo Isaías 28 veces, a me plosión de alegría ante las maravillas obradas por el nudo en paralelo con «salvación» (cf., por ejemplo, Señor en la historia y en la naturaleza. Incluye, tam 45, 8.21; 51, 15). Aquí la justicia no es una realidad bién en la forma más sencilla, al destinatario (pue horizontal, no indica ya -como en el Primer Isaías- blo, Jerusalén, naturaleza) invitado a la alegría, y la 16 17 motivación de la intervención divina, por ejemplo El problema que se plantea para la comprensión «porque Yahvéh redimió a Jacob» (Is 44, 23). del libro del Segundo Isaías es si éste constituye una unidad literaria al servicio de un pensamiento ho • Oráculo de salvación. Es una invitación apre mogéneo, es decir, si es un conjunto orgánico, o bien miante a deponer el miedo («no temas») dirigida a está formado de múltiples pasajes sin conexión entre un pueblo desalentado y necesitado, interpelado con ellos: es el problema de la estructura literaria. títulos afectuosos («mi elegido, llamado de lejos, Is rael plasmado por mí desde el seno materno») a los que corresponden los apelativos divinos como fun Una estructura en cinco partes damento de la esperanza: soy tu creador, tu reden tor, estoy contigo. Se pueden ver dos ejemplos yux A partir de finales de los años sesenta apareció tapuestos en 41, 8-16. entre los estudiosos la conciencia de la unidad de la • Litigio judicial (rib), del que el Segundo Isaías composición: anteriormente dominaba, por el con es deudor a Is 1, 10-20; Mi 6, 1-8; Sal 50, 1-5. Es trario, una concepción fragmentarista, sostenida en un reproche en forma de proceso, dirigido tanto a otro tiempo por grandes nombres como H. Gress- los ídolos y a las gentes que los adoran como al pue mann, K. Kóhler, S. Mowinckel, J. Begrich y, más blo elegido. Los primeros son impugnados en su pre recientemente, por H. E. von Waldow y A. Schoors. sunción de salvar, siendo así que son incapaces de «Raramente un libro bíblico ha sido tan bien orde prever los acontecimientos y de hacer frente a la más nado, lo que hace pensar que el Segundo Isaías, si mínima confrontación con el Señor; al segundo se le fue un buen predicador, deseoso de responder a los hace consciente de la fidelidad divina a la alianza, de problemas de los desterrados..., fue también un ex la lentitud con que mira a las novedades que ya están celente redactor, deseoso de entregar un mensaje co emergiendo. Un bello ejemplo de argumentaciones herente y de reestructurar en un conjunto organiza vigorosas contra los ídolos, incapaces de replicar, se do el contenido de sus distintas intervenciones» (P.E. encuentra en 41, 21-29; por lo que se refiere al pue Bonnard, Le Second Isaíe, París 1972, p. 25). blo, véase el excepcional texto de 43, 22-28 (basado El elemento unificante es doble: en cuanto al con en el verbo «servir/esclavizar») relativo al culto no tenido es el tema de la justicia como fidelidad de exigido, o bien 42, 18-25 centrado en la sordera/ce Dios a sus promesas de salvación; literariamente es guera. En el litigio judicial las naciones, y a veces la el lenguaje poético y en particular el Himno. «La naturaleza, son invitadas como testigos en este pro peculiaridad de la profecía del Deuteroisaías consis ceso (41, 1; 45, 20). te en el hecho de que en su tiempo tuvo el cometi do de anunciar al pueblo la salvación, y nada más • Disputa sapiencial. Semejante a textos como Job que la salvación... Es admirable la abundancia y la 38, la disputa sapiencial es una exposición serena, en riqueza de posibilidades siempre nuevas de expresión un esquema libre, de los títulos divinos frente a las que el profeta ha encontrado para la única cosa que te naciones y los ídolos (40, 12-26) o una delicada res nía que decirnos. El centro de su mensaje es el orácu puesta a ataques inmotivados (45, 9-13). lo de salvación o la promesa de salvación... El Deu- 18 19
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