Filósofo, científico, erudito y místico, Giordano Bruno (Nola, Napoles, 1548-Roma, 1600) siguió los pasos de Leonardo da Vinci y abrio los senderos del conocimiento que despues recorrería Newton, arrojando la luz de la razón en una epoca de oscuridad. Bruno, sediento de saber cuando imperaba la ignorancia, puso en cuestión los dogmas de la Iglesia pero, sobre todo, lanzó una hipotesis que desperto la ira de las autoridades eclesiasticas: la posible existencia de infinitos mundos en los que criaturas como nosotros vivirían y rendirían culto a su propio dios Michel White centra sus investigaciones en los ultimos años de Bruno, cuando éste se enfrenta a una lucha desigual contra la Inquisición y, rebelde, defiende sus teorías aunque ello le cueste su vida. «Por una parte la devoción religiosa nos ha dado obras magníficas que enaltecen y alimentan nuestro espiritu. Por otra, produce la caza de brujas, los horrores de la Inquisición, las guerras de religión, las bombas de Irlanda del Norte y los niños que mueren en Palestina.»