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Etica Del Nuevo Testamento PDF

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ETICA DEL NUEVO TESTAMENTO Wolfeuiá Schraáe SIGÚEME xjr BIBLIOTECA DE ESTUDIOS BÍBLICOS ETICA DEL 57 NUEVO TESTAMENTO WOLFGANG SCHRAGE EDICIONES SÍGUEME SALAMANCA 1987 CONTENIDO Introducción 9 f. La ética escatofógrca cíe /esús 27 I. Escatología y ética 28 II. La voluntad de Dios y la ley 55 III. El doble mandamiento del amor 88 Excurso: ¿Existe alguna peculiaridad en los postulados éticos de Jesús? 109 IV. Instrucciones concretas 113 2. Puntos de referencia éticos de las comunidades primitivas .. 147 I. Presupuestos y fuerza motriz 148 II. Las palabras de Jesús y la ley 151 III. La comunión de bienes 156 IV. La recepción crítica de las formas y de la temática de la antigüedad 159 Tradujo: Javier Lacarra 3. Principales acentos éticos en los sinópticos 167 Título original: Ethik des Neuen Testaments I. El seguimiento y la condición de discípulo en Marcos .. 167 © Vandenhoeck und Ruprecht, Góttingen 1982 II. El camino de la «justicia mejor» en Mateo 174 © Ediciones Sigúeme, S. A., 1987 III. La vida cristiana según Lucas 186 Apartado 332 - 37080 Salamanca (España) ISBN: 84-301-1015-1 4. La ética cristológica de Pablo 199 Depósito legal: S. 881-1986 Printed in Spain I. Principios de la ética paulina 200 II. El estilo y la estructura de la nueva vida 226 Fotocomposición e impresión: III. Criterios materiales de la ética paulina 243 Gráficas Visedo, s.a.l. - Hortaleza, 1 - 37001 Salamanca IV. Etica concreta 267 s Contenido 5. La ética de la responsabilidad con el mundo en las cartas deuteropaulinas 295 I. La vida nueva según las Cartas a los colosenses y a los efesios 295 II. Las instrucciones apostólicas en las Cartas pastorales .. 311 III. El estilo de vida cristiano según la primera Carta de Pedro 325 6. La parénesis de la Carta de Santiago 341 I. Las obras en relación con la fe, con la escucha de la palabra y con la esperanza 343 II. «La ley de la libertad» 348 III. Las principales coordenadas temáticas 353 INTRODUCCIÓN 7. El mandamiento del amor fraterno en los escritos juánicos .. 359 I. El principio y fundamento cristológico 360 Una ética neotestamentaria debe ocuparse de cuestiones tales II. El imperativo cristológico 367 como la posibilidad real y la fundamentación, así como de los crite III. La distancia con respecto al mundo y la liberación del pecado 373 rios y de los contenidos de las actuaciones y del comportamiento IV. El mandamiento del amor fraterno 380 concreto del cristianismo primitivo. La reflexión retrospectiva en torno a la ética neotestamentaria 8. Exhortaciones de la Carta a los hebreos al pueblo de Dios parece constituir una tarea especialmente urgente en una época que peregrino 387 se caracteriza por la crisis de las orientaciones y por la inseguridad en las conductas. La teología y la vida de la Iglesia, a pesar de todas 9. Exhortación escatológica en el Apocalipsis de Juan 395 las comisiones, sínodos y documentos que se ocupan de cuestiones I. El panorama escatológico 395 éticas, continúan necesitando, en gran medida, una puesta a punto. II. Las misivas a las iglesias 401 Una vez más se vuelven a oír voces que critican, por ejemplo, un III. El conflicto con el Estado 409 compromiso social excesivo, y que afirman que no es decisiva la acción sino la fe, como si se tratase de una auténtica alternativa. Bibliografía 417 Evidentemente sólo la fe salva, pero esta fe actúa en la caridad (Gal índice de citas bíblicas 421 5,6), y el Hijo del hombre que ha de volver no preguntará por lo índice general 441 que hemos creído, sino por lo que hemos hecho o hemos dejado de hacer (Mt 25, 31ss). Para el nuevo testamento, la fe no es primor- dialmente una especulación o una afirmación de ideas o de teorías, Las siglas bibliográficas se acomodan generalmente a la obra de S. Schwertner (Interna- dónales Abkürzungsverzeichnis für Theologie und Grenzgebiete, 1974). A fin de facilitar ni tampoco una práctica cultual o una profundización mística, sino una profundización en los temas concretos y para evitar repeticiones innecesarias de las que consiste en escuchar la palabra y en hacer la voluntad de Dios. referencias bibliográficas, el índice de la bibliografía se ha distribuido por materias. Al final se encuentra la bibliografía relativa a la ética de todo el nuevo testamento, y al principio de Por eso, la fe y la acción van unidas indisolublemente. En todas las los diversos capítulos, o de sus apartados, se halla la bibliografía relacionada con todo el épocas, la Iglesia ha tenido que vérselas con dos frentes de batalla, capítulo o con sus secciones. Aparte de eso, dentro del texto y en las notas se cita, a veces, en los que el centro de gravedad se desplaza alternativamente, para bibliografía especializada. Normalmente las referencias bibliográficas que vienen en el texto se refieren a la ya mencionada al principio del capítulo o del apartado, o a la reseña al final que no se dieran «ni los soberbios descreídos apoyados en las de la obra, con lo cual, alguna vez no habrá más remedio que consultar en otros lugares obras, ni los creyentes que carecen de obras».1 diferentes. Las citas y las referencias textuales únicamente van acompañadas del nombre del autor y, a veces, del título abreviado. En las referencias a comentarios, solamente se indica, excepto en contadas ocasiones, el autor y la colección correspondiente. Ediciones Sigúeme ha intentado acomodar la bibliografía al castellano y ha añadido algunas obras aparecidas después de publicarse el libro original. 1. M. Lutero, WA 45, 689 a Joh 15, lOs. 10 Introducción Introduccíón 11 Pero así como no se puede bagatelizar el peligro de un activis bio de situación o de cualquier desplazamiento de la problemática, mo descreído, mucho menos deberíamos bajar la guardia cuando la el guiarse según el nuevo testamento continúa siendo insoslayable, fe cristiana, en el intento de acomodarse a la mentalidad burguesa si se pretende que la conducta concreta actual de los cristianos siga del bienestar, o a un narcisismo cada vez más difundido, se ve siendo una conducta cristiana, y siga basándose en el nombre de amenazada con sucumbir ante el peligro de un intimismo privado, Cristo. En una época en la que, como apenas en ningún otro tiempo ausente del mundo, o ante un egocentrismo eclesial. Deberíamos, anterior, se está a la búsqueda de nuevas pautas de comportamien asimismo, estar alerta cuando la fe, debido a una postura de resig to, y en la que —como decía Lutero— se necesitan nuevos de nación frente al presente, se ve en peligro de diluirse en una «reli cálogos, las soluciones nuevas tienen que asumir la responsabili gión del más allá». En ningún caso será lícito hacer responsable de dad de contrastarse con el nuevo testamento. El nuevo testamento estas actitudes al nuevo testamento. La Iglesia primitiva no es nin no es, por supuesto, una base de la cual se pueda proceder por guna asociación cultual de misterios, ni tampoco un movimiento deducción, pero sí es el punto de referencia más decisivo, dado monacal o una agrupación de filósofos. Sino que es comunidad de que la revelación escatológica de la voluntad de Dios queda plas testimonio y de ministerio, Iglesia al servicio de Dios e «Iglesia al mada testimonialmente en Jesucristo, el cual no sólo es reconci servicio de los demás». Jesús, por ejemplo, no aconseja a los suyos liador y redentor, sino también el Señor soberano. Debido a esto una vida eremítica en el desierto, como hacían los esenios, ni tam poco les recomienda sumergirse en la esfera íntima del alma en el precisamente, toda ética cristiana tendrá que proseguir sus refle plano trascendente de las elucubraciones, como los místicos o como xiones siguiendo permanentemente la trayectoria del nuevo testa los gnósticos, sino que les envía al mundo y les lanza al contacto mento. con el prójimo concreto. Ahora bien, el nuevo testamento no es, en verdad, ningún ma nual o compendio de ética cristiana, provisto de unas reglas dotadas Pero incluso cuando se toma en serio la importancia decisiva de de validez universal o de un minucioso catálogo de modelos de las actuaciones y estilo de vida de los cristianos en la realidad de la comportamiento. Tampoco tiene una doctrina cuasifilosófica sobre vida cotidiana, se suele plantear la cuestión de si encuentran la las normas o sobre las virtudes, ni contiene definiciones ni legitima consideración que merecen las ideas fundamentales y el leitmotiv ciones especiales, basadas en el derecho natural o en otras fuentes del nuevo testamento, y de si se observan sus líneas directrices y su cualesquiera, acerca del matrimonio y del Estado, en torno al dere trayectoria. Es evidente que no tiene sentido una mera aplicación cho y a la propiedad, o sobre el trabajo y la sociedad. Nunca, o casi literal de las recomendaciones neotestamentarias a nuestro tiempo, nunca, se aprecia un interés por los principios morales de validez y que resulta insoslayable abordar cuestiones hermenéuticas y teoló universal o por declaraciones fundamentales perennes en torno al gicas de gran trascendencia. El que a la vista, por ejemplo, de la orden social y estatal justo, o sobre las relaciones mutuas entre íntima conexión que existe en el nuevo testamento entre escatología los sexos. Tampoco se encuentran programas o normas concretas y ética, considere anticuada la escatología neotestamentaria, termi de conducta relacionados con otros problemas éticos. Sin embar nará, como J. T. Sanders (29; cf. 129), rechazando la ética neotesta go, en los diversos escritos en los que, cada uno a su manera, se mentaria. Y el que confunda la «fidelidad a la tierra» con la simple intenta dar testimonio de la salvación que se ofrece en Jesucristo acomodación a lo terreno y, partiendo de la promesa y del mandato de Dios, no denuncie el antagonismo que existe, tampoco tendrá y del Reino que irrumpe en él, se exhorta constantemente a los necesidad alguna de la ética neotestamentaria, convirtiéndose el cristianos a comportarse de una manera consecuente. Por otra nuevo testamento, para él, en algo potencialmente sustituible, supo parte, este comportamiento no consiste solamente en una conduc niendo que no lo rechace sin más como instrumento de una imposi ta ética individualista, dentro del ámbito personal del individuo ción autoritaria extraña. No cabe duda de que todavía no existe, ni concreto. Pues a pesar de que se constatan bastantes déficits en mucho menos, claridad con respecto a lo que debería ser una coor el área de la ética social, se pueden percibir también, por lo me dinación adecuada entre la fidelidad a la Escritura, por una parte, nos a grandes rasgos, modelos de conducta en el área de las re y la fidelidad a la época, a la razón y a la objetividad, por otra. Sin laciones sociales y de las estructuras sociológicas, que de ningún embargo, tanto en la vida de la Iglesia como en la teología, no modo han quedado al margen de esta renovación. Efectivamente, debería existir ninguna duda de que, por encima de cualquier cam- se puede ser «criatura nueva» también dentro de circunstancias ambientales antiguas, pero para los «representantes del nuevo 12 Introducción Introducción 13 mundo»2, este nuevo mundo necesita ser también no sólo objeto tamentaria que sería un producto de la imaginación. Únicamente de expectativas o utopía. Más bien puede llegar a ser, aunque de así se podrá apreciar suficientemente la libertad y la pluralidad de manera parcial y proléptica, una realidad. Durante demasiado tiem los conceptos éticos que ofrece el nuevo testamento, sin que por po, la Iglesia dejó en manos de los denominados iluminados la fe eso se deban ignorar las líneas divisorias entre el espectro y la en la fuerza transformadora del reino de Dios y de la caridad, con «ortopraxis» cristiana primitiva. tentándose con la privatización ética y con la introversión espiritual Como punto de partida se tratarán, en primer lugar, aquellos (cf. Wendland, Ethik, 19). Únicamente aquel que confunda la esca- textos que se refieren a estos temas de una manera directa. Es pre tología con un dualismo entre un mundo sin salvación y una salva ciso proceder así porque, prescindiendo de la manera de actuar ción ajena al inundo, puede plantear una alternativa entre la refor característica de Jesús, la mayoría de las veces sólo contamos con ma del corazón y la reforma del mundo. La renovación del hombre las orientaciones éticas de los textos, con lo cual únicamente es deberá estar de acuerdo con la reforma de las estructuras. Pero lo posible descubrir algo acerca de la conducta real de las comunida que aparece en primer plano dentro de este programa —y también des primitivas cristianas por medio de procedimientos muy indirec esto está en consonancia plena con las características de la ética tos. También es esto conveniente porque la ética neotestamentaria neotestamentaria— no consiste ni en la modificación de las estruc es, ante todo, prescriptiva y no analítico-descriptiva o, mejor toda turas, ni tampoco en un tipo de vida o de conducta que —como en vía, porque lo que ella intenta es inspirar reflexiones de otro cuño el caso de la oración o del culto— diga relación a Dios o que se y mover a nuevas posturas y actuaciones a través de horizontes y refiera a la relación del hombre consigo mismo. Por supuesto que perspectivas nuevas. Por eso, lo que se cuestiona primariamente no también la libertad y la autodisciplina, el perdón y el desapego de es la realización práctica de los preceptos éticos, o sea el ethos, sino las cosas son temas éticos centrales, y que las obras de misericordia que se buscan las motivaciones y la fundamentación teológica, así de Mt 25 no sólo consisten en el auxilio corporal y material, sino como los criterios fundamentales y las orientaciones concretas de la también en la ayuda inmaterial y espiritual, por ejemplo en el con ética neotestamentaria. Es evidente que no se pueden separar, en suelo y en el aliento. Pero a pesar de todo, se alude de manera principio, ambos planteamientos (W. G. Kümmel, RGG VI 70), especial, a dar de comer y de beber, a dar cobijo y vestido y a porque el «acto mental» y el «acto vital» van unidos (A. Schlatter), visitar al necesitado. y puede ocurrir que, a veces, el ethos haya influido en una ética que cumple la función de interpretarlo y de justificarlo, en vez de Las consecuencias prácticas que el hombre puede sacar de la que una ética haya dado lugar a un ethos1. A pesar de todo, no hay obra salvífica de Dios, con vistas a su comportamiento con el próji por qué aferrarse a la polarización de teoría y práctica, teniendo en mo, con la comunidad y con el mundo, pueden ser, en la realidad cuenta, sobre todo, que es improbable que «las orientaciones éticas concreta, completamente diversas, e incluso pueden resultar, a ve se transmitan durante largo tiempo cuando nadie las toma en serio ces, contradictorias. No existe una única ética neotestamentaria, lo y cuando nadie las pone en práctica, ni siquiera en lo esencial»4. En mismo que no existe una única teología o cristología neotestamenta cualquier caso, el mismo nuevo testamento intenta más bien hacer ria. Esto no excluye, claro está, algo así como un hilo conductor y un esbozo previo que una copia fiel de la conducta práctica (cf. el algunos puntos de coincidencia o de convergencia dentro de la ética sermón de la montaña). Incluso aunque el relato de los ejemplos neotestamentaria. Pero siempre habrá que tener en cuenta que casi vivos tenga actualmente mayor fuerza de convicción que una refle todo está en un continuo devenir. En cualquier caso, tampoco será xión acerca de los fundamentos y de las opciones básicas de la lícito, dentro de la ética del nuevo testamento, reducir todo al mis ética, no se puede pasar por alto que, a pesar de los muchos «rela mo plano, ni hacer, por las buenas, una mezcolanza de Jesús con tos de ejemplos», el nuevo testamento presenta, en primer plano, Pablo o de Santiago con Juan. Más bien hay que proceder metódi una ética de tipo argumentativo y no una ética narrativa. Esto no camente, de forma que se perciba lo propio y peculiar de cada uno, con objeto de que los diferentes esbozos del cristianismo primitivo no queden difuminados ni desaparezcan dentro de una ética neotes- 3. L. E. Keck, Das Ethos der frühen Christen, en Zur Soziologie des Urchristen- tums, TB 62, 1979, 13-36, sobre todo en p. 20. 2. M. Dibelius, Die Bcrgpredigt, en Botschaft und Geschichte I, 1953, 79, 174, 4. G. Theissen, Radicalismo itinerante, en Id., Estudios de sociología del cristia cita en la p. 117. nismo primitivo, Salamanca 1985, 13-40. /•/ Introducción Introducción 15 quiere decir que se plantee la ética únicamente en el plano de las amonestaciones relativas a un comportamiento correcto frente al ideas y del pensamiento, pero, a su vez, una ética no queda reduci Estado y a sus instancias y que, por el contrario, no se halle ninguna da al absurdo por el hecho de que no diga gran cosa en relación orientación referente a la responsabilidad política de los cristianos. con su realización práctica, con lo cual no se niega que no se pueda La razón no estriba simplemente en la proximidad de la parusía, interpelar a esa ética en cuestión, por sus posibles incumplimientos sino en que la cristiandad primitiva constituía, en términos genera o por sus fracasos en la vida práctica, o que no se puedan pronun les, un grupo marginal carente de influencia, y apenas contaba con ciar juicios objetivamente críticos, cuando sobre todo la repercusión miembros que tuviesen la posibilidad de influir políticamente desde histórica de esos textos neotestamentarios no contribuyó para ins puestos de responsabilidad en los destinos del Estado, que en aque taurar prácticamente la caridad. Pero tampoco eso debe desviar el lla época era una institución que no tenía absolutamente nada de interés ni la atracción de la ética, concentrándola en el ethos, te cristiana. Por otra parte, los predicadores y pedagogos neotesta niendo presente, sobre todo, que por regla general, él es el que se mentarios no pensaban en absoluto que fuera conveniente predicar tiene que acomodar a la ética. En el nuevo testamento nadie ha a los cuatro vientos, a pesar de que lo que proclamaban era todo lo considerado al pensamiento como un sucedáneo de la actuación, ni contrario de una actitud defensiva y medrosa o de una mentalidad ha confundido el hablar con el actuar. Muchos autores cristianos derrotista. Tampoco se hacían demasiados problemas en torno a primitivos hicieron pública denuncia cuando el dicho se distanciaba que sus preceptos aparecieran como evidentes entre los no cristia del hecho, y cuando a la palabra de Cristo no correspondía un nos, ni se arredraban ante el reproche de tener una moral eclesiásti comportamiento consecuente con Cristo. Las disquisiciones moder nas acerca de la practicabilidad de las exigencias neotestamentarias ca de vía estrecha, o de que únicamente se dirigieran de una manera (planteadas la mayoría de las veces en relación con el sermón de la inteligible a los miembros de la comunidad, o de que no proclama montaña), no pueden inducirnos al error de creer que los autores ran una ley moral universal. El sujeto específico de la ética neotesta neotestamentarios parten, en general, como la cosa más obvia, de mentaria no es ni la sociedad ni el individuo singular, sino la comu que los cristianos se dedican a cumplir la voluntad de Dios. La idea nidad (cf. el destinatario de Flm). Cuando Pablo se pronuncia en de que las consignas neotestamentarias sólo están ahí para indicar torno al problema del divorcio no lo hace en términos generales, las orientaciones, o incluso para llevar al hombre al fracaso, no es sino únicamente con respecto a los cónyuges cristianos que se ha más que una hipótesis moderna que, la mayoría de las veces, sólo llan casados con cristianos o con no cristianos (1 Cor 7, lOss). cumple el papel de alibi o de una maniobra de distracción. Aparte de eso, los problemas éticos se abordan primordialmente en la plataforma local de las diversas comunidades. Esto no provoca Por consiguiente, lo característico de la ética neotestamentaria ninguna ruptura con la aspiración universal del mensaje, ya que y de su interpretación no es tanto el ethos, como la situación a la una ética comunitaria no quiere decir que sea una ética de grupús- que esa ética dice relación. Resulta evidente que los autores neotes culo. En cualquier caso, no puede quedar la menor duda de que tamentarios no se inventaron, dentro de un maravilloso mundo ilu los problemas agudos de las comunidades dan explicación a mu sorio, unas exigencias ideales, pero impracticables, es decir, que no chas cosas, pero no a todas, pues la ética neotestamentaria no es, se pronunciaron de una manera abstracta y ajena al mundo, negan en efecto, un mero reflejo de las circunstancias y prácticas de la do la realidad y prescindiendo de los problemas de sus destinata comunidad de aquellos tiempos. Ahora bien, así como esta ética no rios; fueron provocados por circunstancias y situaciones concretas, se puede deducir de estas circunstancias, tampoco es verdad que se y que incluso únicamente se les puede entender dentro de su con pueda entender perfectamente sin ellas (la precaria situación econó texto histórico-sociológico. La ética neotestamentaria es una ética mica, la dependencia política, la vida errante de apatrida, las perse contextual, una ética dentro del contexto de situaciones concretas. cuciones, etc.). Por ejemplo, la institución de la esclavitud constituía en aquellos La referencia a la situación condiciona también el carácter frag tiempos, para determinados miembros de la comunidad, una rea mentario y asistemático de la ética neotestamentaria. Por eso preci lidad tan opresiva que muchos autores neotestamentarios no pu samente habrá que poner, de suyo, «ética» entre comillas, y lo mis dieron eludirla. Y a su vez sería inútil buscar en el nuevo testa mento una respuesta a muchas cuestiones de la vida moderna. No mo se diga de conceptos tales como ética formal, ética de situación, es ninguna casualidad, por ejemplo, el que sólo se encuentren ética de actitudes, ética social, etc. Es posible que fuese mucho más adecuado, por lo que se refiere al nuevo testamento, hablar de paré r 16 Introducción Introducción 17 nesis o de paraclesis, pero tampoco estos conceptos dan totalmente Entonces se tendrá que dilucidar también si las premisas y la en la diana, porque la ética lleva implícita, con más fuerza, el aspec lundamentación de esta ética son un producto de la ratio o bien to de la reflexión sobre la actuación. En el caso de que la ética no sucede esto sólo con sus contenidos o si, por el contrario, no tiene se refiera eo ipso a la ética explicitada científicamente y comproba lugar ninguna de las dos cosas, en el sentido de que a la apelación ble metodológicamente, sino que aluda a la reflexión sobre la actua a la razón únicamente habría que atribuirle la importancia de un ción, se podría hablar perfectamente, cum grano salís, de una ética argumento adicional, dado que, efectivamente, no es posible renun neotestamentaria, ya que los autores neotestamentarios aplicaron ciar al poder apodíctico de los argumentos racionales, a pesar de su reflexión a la actuación de los cristianos exactamente igual que que, sobre todo en casos conflictivos, no se les conceda la última a los problemas de la cristología, de la escatología, de la eclesiolo- palabra. La plausibilidad y capacidad de concitar el consenso, por gía, etc. Sin embargo no concedieron autonomía a estas considera ejemplo de la «regla de oro» (Mt 7, 12 par), no se debe confundir ciones, sino que, la mayor parte de las veces, las mencionaron de simplemente con la ética del reino de Dios. Además, la razón tiene paso, dentro de las exhortaciones concretas. Por esta razón los pre que orientarse hacia el amor, y sólo conservando la vigencia de este ceptos concretos hay que buscarlos en las premisas sobre las que se criterio de la caridad, definida cristológicamente, se puede mante apoyan, así como en sus implicaciones, fundamentaciones y orienta ner la «identidad objetiva entre la actuación caritativa y la racional» ciones. Incluso aunque hoy en día ya no nos sintamos ligados, en (U. Duchrow 117). La razón como tal no garantiza ni una actitud muchas cuestiones, a lo que exige el nuevo testamento, no por eso humanitaria ni el amor. quedan descartados esos textos, sino que hay que inquirir todavía A pesar de la importancia insoslayable de la razón, sigue siendo los motivos y criterios obvios que condicionan la óptica específica verdad que la ética neotestamentaria no es sistemática, sino concre en problemas tales como el de la comida de la carne de los sacrifi ta, de tipo modélico, relacionada con la situación, calculada para cios de los ídolos, o el de la esclavitud, y otros parecidos. una época determinada, a lo cual es preciso añadir, de inmediato, Por consiguiente, a pesar de que el nuevo testamento no elaboró que tanto los modelos como los paradigmas de los comportamien una ética sistemática, no es lícito imaginarse la conducta de la cris tos no son optativos ni facultativos. En la actualidad se suele hablar tiandad primitiva de una manera excesivamente puntual y ligada a a menudo de «modelos de comportamiento» neotestamentarios, las acciones singulares, ni concebir la ética neotestamentaria, exage para no confundir las orientaciones bíblicas con un nomismo, o radamente, como una ética de situación o de tipo decisionista. Aun para no creer que éstas se pueden aplicar directamente al presente. que tampoco se encuentre un sistema cerrado de reflexiones éticas, Por eso J. Blank, con el concepto de modelo, quiere desembocar tampoco se puede pasar por alto el rango preeminente de la razón en un ethos, «que, aunque no tenga carácter de ley, no obstante y del conocimiento racional, precisamente dentro de la ética neotes sería, al mismo tiempo, obligatorio»5. P.Hoffmann y V. Eid prefie tamentaria. A pesar de que en ninguna parte se oiga hablar explíci ren el concepto de las «perspectivas», las cuales mantienen lo con tamente de la razón o del logos inmanente en el mundo, y aunque creto pero haciéndolo «convertible y extensible»6. Precisamente los no se pueda negar la diferencia con la ética romano-helenista, que paradigmas concretos pueden ayudar a dominar las situaciones aná intenta «solucionar los problemas de la vida y de la convivencia logas. Por supuesto que la infinita diversificación del hombre y de humana con procedimientos racionales» (A. Dihle, RAC 6, 647), su medio cultural, social y sociológico, no se pueden reducir a un en cualquier caso no basta tampoco con recalcar las diferencias denominador común, pero, por otra parte, los problemas y las acti entre la ética neotestamentaria y las «sutilezas intelectuales» o los tudes básicas decisivas continúan siendo las mismas. A pesar de «equilibrios razonables», acentuando en lugar de ello el «empuje toda la diversidad de las modalidades concretas de comportamiento del telos», «el verse envuelto en situaciones conflictivas», la «di námica» etc., como sucede por ejemplo para H. Preisker (Ethos, 24ss). Se volverá a tratar con más detención sobre la racionalidad 5. J. Blank, Zum Problem «ethischer Normen» im NT, en Schriftauslegung in de la conducta cristiana cuando se hable de la ética de Jesús y de Theorie und Praxis, 1969, 144-157, sobre todo p. 142; ef. también H. Schürmann sus tradiciones sapienciales y, sobre todo, al estudiar la ética de Pa Haben die paulinischen Wertungen und Weisungen Modellcharakter? en Oríentie- blo y de sus numerosas apelaciones a la razón, a la sabiduría y al rungen am NT, 1978, 89-115. conocimiento. 6. P. Hoffmann/V. Eid, Jesús von Nazareth und eine christliche Moral QD 66 1975, 23s. 18 Introducción Introducción 19 existen dentro de la cristiandad primitiva modelos permanentes de actuación y señalizaciones de la dirección a seguir, que impiden lo es decir, amonestaciones que no están concebidas específicamente mismo un relativismo que un código de costumbres dotado de au para una situación única, sino que tienen también unas característi toridad. El precepto del amor y determinados mandamientos con cas que desbordan la situación y que están dotadas de vigencia cretos se mantienen invariables, prescindiendo de cualquier tipo de universal, siendo a veces incluso de tipo profiláctico. Los denomi análisis de la situación. Así por ejemplo, las palabras y los hechos nados reglamentos domésticos del nuevo testamento no fueron pro de Jesús, aunque no se hayan repetido de manera estereotipada en vocados por los abusos de las primitivas comunidades cristianas, y otras situaciones diferentes siempre, sin embargo, se han intentado lo mismo pasaba con las llamadas listas de virtudes y vicios. Eviden actualizar. Precisamente la reinterpretación de tradiciones éticas temente que la crisis del hambre (cf. Hech 11, 28; 12, 20) y otras que se puede observar en el nuevo testamento demuestra que no emergencias similares (D. L. Mealand, o. c, 8s. 38s hace referencia, existe una tendencia a reproducir servilmente comportamientos es por ejemplo, a la precaria situación laboral de los pescadores gali- tandarizados. Pero a pesar de toda la libertad y de toda la fuerza de leos en Jerusalén y a la posibilidad de un año sabático cuando los innovación con las que se podría no sólo interpretar sino crear algo campos quedaban en barbecho) dieron lugar a que la caridad cris nuevo, se intenta, no obstante, mantener las orientaciones de Jesús tiana aportase donativos con una especial abnegación, pero, por y las experiencias de la comunidad primitiva, con objeto de poder otra parte, se da por supuesto que a los pobres hay que hacerles el solucionar situaciones análogas o nuevas. bien «en todo tiempo» (Me 14, 7). Muchas amonestaciones son, a parte de eso, bastante convencionales y tradicionales. La referencia a la situación lleva consigo el condicionamiento a la situación. Esto no significa que la situación o que la realidad social o Por eso, a la hora de explicar los preceptos éticos del nuevo socioeconómica de las comunidades primitivas o incluso del medio testamento, el planteamiento tradicional, cultural, social e histórico- ambiente neotestamentario sea la pauta o el principio según el cual se religioso, así como el enfoque de la teoría y de la práctica éticas del tenga que explicar, de modo satisfactorio, la ética cristiana primitiva. medio ambiente, suele ser más importante que la cuestión de los Efectivamente, las opciones neotestamentarias se han ido formando, destinatarios. Esto tiene tanta mayor vigencia cuanto que la ética hasta cierto punto, a través de los modelos mentales y fácticos, o a tra neotestamentaria ha recogido y elaborado, en gran medida, la he vés de las axiologías o de las teleologías de aquella época. Pero ade rencia de la ética antigua, aunque, además de eso, tampoco convie más de esto, estas opciones están configuradas por muchos factores ne pasar por alto las diferencias de las motivaciones e incluso las extracomunitarios, teniendo en cuenta, además, que no se puede atri alternativas de actuación en cuanto al contenido. No va a ser posi buir la responsabilidad de esto, exclusivamente, ni a los condiciona ble tratar simultáneamente los problemas de la ética judía o estoica, mientos religiosos, culturales o histórico-espirituales, ni tampoco a pero habrá que señalar en cada caso, en relación con puntos proble los condicionamientos económicos, políticos y sociales. Por consi máticos concretos del nuevo testamento, las líneas de conexión y guiente, si bien es verdad que los criterios éticos de decisión no logra de separación con la ética del mundo circundante. Entonces se po ron desprenderse de la situación histórica de aquella época, tampoco drá comprobar que el nuevo testamento no representa el término se llegó, ni mucho menos, a contentarse con un simple encumbra medio de la moralidad antigua, sino que continuamente hay que miento de las situaciones, es decir, a considerarlas como norma, constatar modificaciones y rupturas, al lado de una recepción críti pues esto no sería más que una pura tautología y convertiría a la ca, y esto no en aras de la originalidad, sino más bien en razón de cristiandad primitiva en un mero reflejo de la sociedad de la época. la congruencia objetiva de la conducta cristiana. El espíritu de la época, o lo que se podría llamar rutina convencio Como rasgo fundamental común de la ética de Jesús, y también nal del mundo, no constituye la pauta de la ética cristiana primitiva, de las éticas sinóptica, paulina y juánica, se encontrará, en primer y lo mismo sucede con las costumbres establecidas o con las normas lugar, su entronque y su orientación teológica o, en su caso, cristo- pragmáticas al uso. La misma realidad idéntica provoca, además, lógica. La ética neotestamentaria no es, pues, autónoma, ni tampo respuestas diferentes. Finalmente la referencia a la situación tiene, co tiene un fin en sí misma. Su pauta y su fundamento es la actua por supuesto, sus limitaciones, porque en el nuevo testamento tam ción salvífica de Dios en Jesucristo. La ética es su consecuencia y bién se encuentran con frecuencia parénesis «usuales» y no sola su respuesta adecuada; más aún, se halla incluida en esa misma mente de actualidad, para utilizar la terminología de M. Dibelius, actuación salvífica. Hasta el hablar de una ética consecutiva resulta ría cuestionable, ya que la caridad y la justicia no solamente son una 20 Introducción Introducción 21 consecuencia, sino la expresión de la pertenencia a Cristo. Además, esto provocaría con facilidad un malentendido desde el punto de me parece una opinión completamente histérica y disparatada» vista cuantitativo, dado que no sólo la justificación, sino también la (S. VTI). Las controversias en torno a la cuestión de la paz, han santificación constituye una actuación privativa de Dios, y cualquier vuelto a poner de actualidad, para muchos, el sermón de la monta tipo de cuantificación hace perder fuerza a la sutileza de la dialécti ña, y por cierto en sus amonestaciones aparentemente irracionales, utópicas y rigoristas, que en el mundo se toman a veces como una ca, según la cual Dios es el que obra todo y, por eso, nosotros salida de tono. tenemos que hacer todo (Flp 2, 13s). En cualquier caso habrá que preguntar qué es lo que inspira y motiva la acción cristiana, y de Nada de esto debe, por supuesto, dar lugar a que se relativice dónde recibe esta acción su fuerza motriz y su ímpetu. la «dogmática». Aunque se piense que las tradiciones cristianas, como por ejemplo el himno a Cristo de Flp 2, o los cánticos a La extendidísima opinión de lo que lo original, lo peculiar, lo Cristo de 1 Pe 2 y 3, no se recogieron más que con la finalidad de específicamente cristiano y obligatorio no afecta en absoluto a los servir de fundamento a la conducta cristiana, es decir, que incluso contenidos materiales y que sólo atañe a la formación del sujeto el credo cristológico no tiene aquí un fin en sí mismo, no por eso ético y a la fundamentación de su actuación, puede, efectivamente, se debe creer que la «dogmática» es sólo, por así decirlo, el prólo resultar un tanto parcial, pero lo que no se puede poner razonable go, y que el nuevo testamento sólo entra propiamente en materia mente en duda es que lo decisivo se produce en la base, en el con la ética, la cual podría, quizá, incluso compensar la carencia de presagio, en el impulso y en el indicativo salvífico, antes que en «religión» y de «dogmática». Hoy se cita con gusto la frase de cualquier imperativo. El convertir a la ética en autónoma no sería E. Kásemann sobre el «culto en la vida cotidiana del mundo», se propio del nuevo testamento, ni tampoco se podría probar apodíc- gún la cual la doctrina del culto coincide con la ética y se la inter ticamente echando mano a la orientación, primordialmente ética, preta en ese caso muchas veces en un sentido puramente moral. de la carta de Santiago. Es cierto que ni los fundamentos ni los Pero la idea de Kásemann tiene validez en los dos sentidos y de motivos se desvelan ni se explicitan en todas partes expressis verbis, ninguna manera debe deducirse del nuevo testamento un código pero el contexto teológico y la apelación a la dogmática neotesta- moral. Es preciso ponerse en guardia frente a una etización general mentaria forman parte, de manera irrenunciable, de la ética del del nuevo testamento, lo mismo que frente a la opinión de que, en nuevo testamento. Por razones de espacio no será posible presentar el nuevo testamento, se trata primordialmente de una rígida fe dog aquí ¡n extenso esta vinculación con la teología, pero no se pueden mática, ante la cual no importa excesivamente el comportamiento pasar por alto las motivaciones principales y esenciales ni las cues cotidiano, como pareció considerar, a veces, un protestantismo or tiones básicas que configuran estas motivaciones, si no se quiere todoxo, que creyó poder recibir como de regalo las obras de la que la ética neotestamentaria quede sin arraigo, o se reduzca a una caridad y de la justicia. Incluso un documento que insiste tanto en simple moral legalista. Esto tiene especial vigencia para la cristolo- que la fe se ponga en práctica, como es la Carta de Santiago —que gía y para la escatología, por estar estrechamente vinculadas con la no siempre escapa enteramente del peligro de moralismo—, no se ética. La base y el horizonte de la actuación cristiana son, por una puede descartar sin más, como si fuera un simple manual de una parte, el reino de Dios y, por otra, la cruz y la resurrección de moral de vía estrecha. También esta carta aduce, de manera pa Jesús. La dificultad de transmitir la ética neotestamentaria de una tente, argumentos teológicos, prescindiendo de que sean o no con manera convenientemente asequible no debería, en cualquier caso, vincentes. dar lugar a que se podaran los planteamientos exegéticos de acuer do con los gustos de la teología actual. Por lo demás, se plantea Partiendo del nuevo testamento, resulta evidente que no sola mente hay que averiguar y presentar los motivos y las razones de la con toda evidencia la cuestión de si, incluso hoy en día, no debería actuación, sino también las pautas y los contenidos concretos de la ser una tarea específica de la ética cristiana precisamente el resaltar ética, en el supuesto de que sea posible hacerse con ellos. En este lo que está bloqueado y descentrado. Al parecer continúa teniendo sentido, como el concepto de norma7, entendida estáticamente, actualidad, también para la ética, lo que en 1922 escribía K. Barth en su «Carta a los romanos»: «la opinión de que en la actualidad se trata primordialmente de que la teología se libere de ella misma, y de excogitar alguna cosa que resulte inteligible a todo el mundo... 7. Cf. Ch. Link, Überlegungen zum Problem der Norm in der theologischen lithik, en FS H. E. Tódt, 1978, 95ss.

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