miscellanées Epigrafía funeraria en al-Andalus (siglos IX-XII) Mª Antonia Martínez Núñez Universidad de Málaga Este texto versa sobre la epigrafía funeraria circunscrita a un ámbito geográ- 181 fico y cronológico concreto: al-Andalus entre los siglos ix y xii, desde la data que proporcionan las inscripciones funerarias más arcaicas hasta la etapa de dominio almohade, cuando tienen lugar las transformaciones más notables desde el punto de vista epigráfico. Voy a ofrecer, tras plantear algunas consi- deraciones previas, una visión general de cada una de las etapas en las que, en función de los avatares políticos, suele dividirse la historia de al-Andalus. El primer aspecto a destacar es que, en comparación con otros elementos de la cultura material andalusí, la epigrafía es un fenómeno restringido —excep- cional en algunas etapas cronológicas—, y relacionado fundamentalmente con el poder y con las élites sociales que lo sustentaban, especialmente en el caso de los epígrafes fundacionales y conmemorativos. La epigrafía funeraria abarca, sin embargo, a sectores sociales más amplios que los representados en la epigrafía fundacional, y constituye un indicador inequívoco del proceso de arabización y, casi siempre también, del de islami- zación. En este ámbito de la epigrafía funeraria la información se amplía y se diversifica, no sólo en referencia al elenco de datos que proporciona —antro- pónimos, actividades y extracción social de los difuntos—, sino en lo relativo a la cronología y la procedencia de los epígrafes. El uso de epitafios, aunque muy esporádico en los primeros siglos del Islam andalusí, se fue incrementando a partir del siglo x, y lo hizo sobre soportes de tipologías y materiales diversos, con diferentes modalidades gráficas y varian- tes en los elementos del formulario1. Así, en los cementerios andalusíes, tanto públicos (maqbara/maqÄbir) como privados (rawÅa/riyÄÅ), un número no desdeñable de enterramientos se señalaba mediante estelas epigráficas lujosa- mente labradas y decoradas, o mediante construcciones funerarias asociadas 1 Acerca de esa diversidad de tipos de estelas, modalidades gráficas y estructuras de formularios, véase Torres Balbás, 1957a; Roselló, 1989; Barceló, 1990; Martínez Núñez, 1994. Mélanges de la Casa de Velázquez. Nouvelle série, 41 (1), 2011, pp. 181-209. ISSN : 0076-230X. © Casa de Velázquez. miscellanées a las sepulturas, como los panteones y mausoleos (qubba/qibÄb y turba/turab) de ciertos personajes y de algunas dinastías y familias relevantes. Todas estas señales externas contrastaban con la austeridad y uniformidad de la mayor parte de los enterramientos —marcados con pequeños montículos de tierra y simples piedras anepígrafas y sin decorar y en los que los difuntos yacían en el más absoluto anonimato— y remiten, sin duda y en primer lugar, a las diferencias económicas y al prestigio social. Esa ostentación en ciertas sepul- turas entraba en contradicción con las prescripciones de los doctores de la ley islámica, que condenaban unánimemente la ornamentación de las tumbas, especialmente en los cementerios públicos, recogiendo la recomendación del Üadàt acerca de la tawsiyyat al-qubër (igualación del nivel de las tumbas con el del suelo circundante), pues ningún indicio debía remitir al rango o la fortuna del difunto2. Sólo aceptaban, basándose en tradiciones que hacían remontar al Profeta, un ligero relieve o algunas marcas que advirtieran de la presencia del enterramiento, pero habían de ser simples y desnudas, sin inscripciones ni obra 182 de yeso, ni fábrica en la que se usara cubierta de ladrillos o de piedra. La austeridad prescrita por los alfaquíes en esta materia, relacionada con otras controversias doctrinales sobre «el culto a los santos» y «la veneración de las tumbas», nunca fue respetada, salvo en casos muy puntuales y en sectores de la población carentes de recursos económicos, llegando a producirse una disociación muy acusada entre teoría jurídica y práctica social, tal vez porque la ornamentación de las tumbas era considerada por algunos fuqahÄ’ como un hecho reprobable (makrëỤ̈), y no prohibido (Üaram) de forma tajante. Y ese divorcio entre teoría y práctica constituyó un fenómeno generalizado en todo el ámbito islámico medieval, que fue incrementándose con el paso del tiempo, incluso en aquellos períodos caracterizados por una teórica reisla- mización de las costumbres y por su supuesta austeridad, como en el caso de los almorávides y de los almohades para el Occidente islámico. Sin embargo, una buena cantidad de los materiales funerarios andalusíes fue expoliada y sistemáticamente reutilizada desde los primeros años de la conquista cristiana en la construcción de nuevos edificios, sobre todo igle- sias, como se ha constatado en Granada, Málaga3 y Córdoba4. El expolio se mantuvo en los siglos siguientes con las sucesivas remodelaciones urbanas y el comercio más o menos clandestino de antigüedades, de tal forma que los epígrafes funerarios que se han conservado deben representar sólo un porcentaje de lo que realmente debió existir. Esto explica, además la des- 2 AAcceerrccaa ddee llaa aauusstteerriiddaadd pprreessccrriittaa eenn eell rriittuuaall ffuunneerraarriioo iisslláámmiiccoo yy ssuu eessccaassaa pprrooyyeecccciióónn eenn llaa pprráácc-- tica; Ribera y Tarragó, 1928; Rîgib, 1970; Rîgib, 1992; Sourdel-Thomine, 1978, especialmente el apéndice de Y. Linant de Bellefonds, p. 370; Fierro, 2000; Martínez Núñez, 1994, pp. 419- 421; Martínez Núñez, 2006, pp. 311-315. 3 Martínez Núñez, 1994, p. 420; Peral, Fernández, 1990, p. 17; Torres Balbás, 1957a, pp. 189 sqq. 4 Martínez Núñez, 1996. Mélanges de la Casa de Velázquez. Nouvelle série, 41 (1), 2011, pp. 181-209. ISSN : 0076-230X. © Casa de Velázquez. mª antonia martínez núñez epigrafía funeraria en al-andalus (siglos ix-xii) contextualización y dispersión de la mayor parte de ejemplares en diversos museos y colecciones privadas o la escasez de hallazgos en excavaciones arqueológicas recientes. No obstante, y en el estado actual de conocimientos, se puede plantear una visión general de la epigrafía funeraria de al-Andalus, y de sus pautas más sig- nificativas. A las primeras recopilaciones de epígrafes5 y al corpus ya clásico de E. Lévi-Provençal6, basado en las aportaciones anteriores, hay que añadir la ingente labor de M. Ocaña Jiménez7y las investigaciones más recientes cen- tradas en regiones, aspectos y etapas concretas8. Por otra parte, la realización del catálogo de epigrafía árabe de la Real Academia de la Historia9 ha dado acceso a una rica documentación, en su mayor parte de los siglos xviii y xix, sobre una serie de epígrafes localizados entonces y hoy desparecidos. Emirato: epígrafes andalusíes más arcaicos Como ponen de manifiesto los datos suministrados por diversas excava- 183 ciones arqueológicas, los enterramientos más antiguos de la etapa emiral carecían de estelas y de epitafios. Un buen ejemplo lo proporciona el nivel de enterramientos de primera época emiral aparecidos en las excavaciones realizadas en los años ochenta en la Plaza de la Marina, en Málaga10, o los enterramientos mixtos (cristianos y musulmanes) existentes en la necrópolis de Marroquíes Bajos, en Jaén11. El único indicador de su adscripción musul- mana es la disposición de los cadáveres en decúbito lateral derecho, con la cabeza orientada hacia S-SE, como prescribe el ritual islámico. Todo parece indicar que el uso de epitafios redactados en lengua árabe es un fenómeno algo tardío, pues sólo empieza a aflorar durante el siglo iii/ix, en época del emirato omeya independiente, Y es que, como indican todos los datos disponibles, la arabización lingüística y la islamización religiosa se habían iniciado en el siglo precedente, pero avanzaron de forma notable a lo largo del siglo ix y culminaron en el siglo x, aunque en siglos posterio- res perviviera el bilingüismo, si bien con vigor decreciente, y se mantuvieran minorías no islamizadas. En relación con lo anterior, hay que advertir que el registro lingüístico utilizado de forma generalizada en epigrafía es una correcta lengua culta, la denominada al-luga al-fuãÜà o al-faãàÜa, que puede presentar rasgos específi- 5 Sobre la labor epigráfica llevada a cabo por estos autores, véase los capítulos introductorios de Martínez Núñez, 2008, pp. 22-23 y 28-37. 6 Lévi-Provençal, 1931. 7 Sobre la investigación de Manuel Ocaña en el terreno epigráfico, véase Vallejo, 1990. 8 Roselló, 1975; Barceló, 1998, 1990 y 2004; Martínez Núñez, 1994, 1995, 1996,1997a y 2005, entre otros. 9 Martínez Núñez, 2008. 10 Especialmente en la campaña de 1988, dirigida por Manuel Acién Almansa. 11 Serrano, Castillo, 2000. Mélanges de la Casa de Velázquez. Nouvelle série, 41 (1), 2011, pp. 181-209. ISSN : 0076-230X. © Casa de Velázquez. miscellanées cos de grafía, relacionados con el apego a la lengua del Corán y sobre todo con el defectivo sistema de anotación gráfica del cúfico, pero en la que apenas se detecta incidencia alguna del registro dialectal12. Por consiguiente, aunque sea un indicador algo tardío de la arabización, la epigrafía funeraria muestra de forma inequívoca el acceso al registro culto de la lengua árabe, aunque tal acceso no llegue a abarcar al común de la población, sino a aquellas clases sociales que podían permitirse, o costear, para sus sepulturas este tipo manifestaciones. Las escasas inscripciones más arcaicas, y de seguro carácter funerario, cono- cidas hasta el momento proceden de dos núcleos urbanos muy concretos: la mayor parte de Córdoba y una sola de Pechina. Ninguno de estos ejemplares es anterior a la etapa del emir omeya cAbd al-RaÜmÄn II (822-852)13. El epígrafe más antiguo, hallado en Córdoba en la década de los sesenta del siglo xx, contiene el epitafio de un tal MarwÄn b. cúsà. Su epitafio consigna que era al-ÜabbÄb (vendedor de aljubas) y que murió asesinado (maqtël) en el año 233/84814. La estela procedente de Pechina, en la provincia de Almería, 184 contiene el epitafio de un tal Abë öamÄma b. Ašcat, de nisba al-Umawà, que falleció en el año 239/85415. Esta inscripción apareció virtualmente completa en 1880, en el interior de un pozo, y se conserva en el Museo de Málaga16. Conviene recordar que el enclave de Pechina ha sido considerado como un ejemplo temprano de islamización y de urbanización no promovidas por el estado cordobés, pues habrían sido fruto de la actividad comercial de los marinos antes de la fundación de Almería por el califa ‘Abd al-RaÜmÄn III17. Ninguna otra estela ha aparecido en las excavaciones sistemáticas realizadas en Pechina durante los años 80, pues sólo se detectaron pequeños túmulos de tierra y lajas de pizarra cubriendo los enterramientos18. La ausencia de epitafios es la tónica general en los cementerios andalusíes de primera época excavados, como el de la Maqbarat BÄb ¢ulayéula de Zaragoza19, el de la calle Herrerías, en Tudela, excavado entre 2005 y 200620, o el existente en el Tolmo de Minateda, en Hellín (Albacete)21 En este contexto hay que citar la necrópolis islámica de la Plaza del Castillo en Pamplona, 12 Salvo en casos muy puntuales y de cronología tardía, como el fechado en el siglo xiii del Museo Arqueológico de Jaén (Labarta, 1990, pp. 135-137, nº 20). 13 Igual sucede con la epigrafía fundacional, cuyos ejemplares más arcaicos datan también de la etapa de este emir omeya; Martínez Núñez, 2001b, pp. 410-412 y 2009, p. 42. 14 El término al-ÜabbÄb también puede referirse al «vendedor de granos» (Ocaña, 1970, pp. 23-24, nº 3, lám. III). 15 Acién; Martínez, 1982, p. 19, nº 1, lám. I; Lévi-Provençal, 1931, pp. 105-106, nº 115; Mar- tínez Núñez, 2008, pp. 59-60, nº 7; Ocaña, 1964, nº 114, lám. XLIX b; Saavedra, 1887a y 1887b. 16 Martínez Núñez, 2008, p. 60, nº 7/1 y 2009, p. 43, nota 10, fig. 1. 17 Acién, 2008, pp. 143 y 145-148. 18 Castillo, Martínez, 1987, pp. 429-432. 19 Galve, Benavente, 1992; Galve, 1975. 20 Bienes, 2007, pp. 211-213. 21 Gutiérrez, 2007, pp. 296-299. Mélanges de la Casa de Velázquez. Nouvelle série, 41 (1), 2011, pp. 181-209. ISSN : 0076-230X. © Casa de Velázquez. mª antonia martínez núñez epigrafía funeraria en al-andalus (siglos ix-xii) con 190 enterramientos y los difuntos dispuestos de acuerdo con el ritual islámico, que ha sido datada en el siglo viii y cuya excavación en el año 2004 ha probado la presencia de un asentamiento musulmán estable en la ciudad22. El resto de estelas funerarias del siglo iii/ix proceden de Córdoba, más concretamente de la Maqbarat al-rabaÅ o Cementerio del arrabal, el más antiguo de al-Andalus del que se tienen noticias23. Es el mismo Cemente- rio del Campo de la Verdad del que habla M. Ocaña, quien lo identifica con los «mausoleos de los Banë MarwÄn» que cita Ibn öazm en el KitÄb ¢awq al-ÜamÄma24. Estas estelas, consideradas por Ocaña como «semioficiales», contienen los epitafios de diversos personajes femeninos, íawÄrà, vinculados con los emires omeyas, por lo general antiguas esclavas que alcanzaron la libertad por su condición de umm walad o por la muerte de su propietario25. Entre los ejemplares conservados, cinco en total, los más completos son: el de Gadàra, liberta del emir al-öakam I, fallecida en el año 241/855; el de ‘UqÄr (268/881), íÄriya del emir MuÜammad I, ejemplar que presenta los primeros ornatos florales en las terminaciones de los grafemas; y el de Badàc madre de 185 Sacàd, hijo del emir MuÜammad I, la fecha del óbito se ha perdido, pero debe ser algo posterior a la muerte del emir (273/886)26. Todavía en época emiral, pero ya en los primeros años del siglo iv/x, hay que mencionar dos ejemplares: 1) una estela funeraria procedente de Alme- ría con el epitafio de un varón fallecido en el año 312/92427, antes, por tanto, de la fundación de esta ciudad en el año 955. De la onomástica sólo se con- serva una nisba de origen árabe, al-Taqafà, y la especificación al-macrëf bi-Ibn al-BayyÄniyya (o Ibn al-BunÄniyya)28. 2) Otra estela, aún inédita, hallada al 22 Faro Carballa et al., 2007, pp. 104-114, 126-128. En esta misma ciudad, en la necrópolis visi- goda de la Casa del Condestable se halló la sepultura de una mujer que portaba, junto a otros adornos, un anillo en cada uno de los dedos de las dos manos. A pesar de que el enterramiento responde al ritual cristiano, cuatro de estos anillos son sellos con epígrafes árabes grabados en negativo y realiza- dos en caracteres cúficos arcaicos, lo que lleva a los autores a plantear la prolongación del uso de este cementerio hasta el siglo viii y la elaboración de los anillos en algún taller de orfebrería de al-Andalus; ibid., pp. 122-123, figs. 19-20. Los autores del artículo no aportan la lectura de estos epígrafes, aunque sí indican que este tipo de textos suelen reproducir el nombre del propietario y fórmulas coránicas relativas a Dios. En efecto, la leyenda del anillo correspondiente a la sepultura 42 (fig. 20) es, sin duda, la expresión coránica (Q. IX, 129/XXXIX, 38) Üasbà AllÄh («Dios me basta»). En cuanto al hallado en la sepultura 153 (fig. 19), su lectura presenta mayor dificultad. Este epígrafe repite tres veces el mismo término, por lo que debe descartarse que se trate del nombre del propietario, y admitiría diversas posibilidades de interpretación, aunque ninguna resulta del todo convincente. 23 Fue fundado hacia el año 100/719-720, según el BayÄn de Ibn IdÄrà, como expone Torres Balbás, 1957a, p. 169. 24 Ocaña, 1970, pp. 24-25, 41. 25 Sobre la condición de íÄriya en la corte omeya de al-Andalus; Marín, 2000, pp. 41-42, 44; Marín, 1989, p. 118. 26 Sobre cada uno de ellos, véase Lévi-Provençal, 1931, pp. 2-4, nº 2, 5 y 3; Ocaña, 1970, pp. 24-25, nº 4; Martínez Núñez, 2006, pp. 315-316, nº 1, 2 y 3; Acién; Martínez, 1982, pp. 21-22; nº 2, lám. II; Martínez Núñez, 2008, pp. 114-116, nº 32. 27 Ocaña, 1964, pp. 1-2 y 127-128, nº 1; Lirola, 2005, p. 237. 28 Martínez Núñez, 2006, p. 317, nº 7. Mélanges de la Casa de Velázquez. Nouvelle série, 41 (1), 2011, pp. 181-209. ISSN : 0076-230X. © Casa de Velázquez. miscellanées parecer hace unos veinte años en el barrio de la Almudena de Madrid29. Aun- que la superficie está bastante desgastada, es posible leer la mayor parte del texto (fig. 1). Contiene, en cúfico arcaico tallado en relieve, el epitafio de un varón fallecido en el año 308/921. Se trata del único epígrafe árabe que, por el momento, ha proporcionado Madrid. 186 Fig. 1. — Estela funeraria, hallada en Madrid, de cronología emiral tardía. Propiedad de un particular. Estos ejemplares reúnen ya los rasgos que caracterizarían después a las estelas funerarias andalusíes del califato: la forma única de las estelas, por lo general bordeadas de un filete en relieve y ubicadas en la cabecera de la tumba, es la tabular o rectangular, con los lados verticales más largos — esta forma pervivirá, junto a otros tipos, hasta la etapa nazarí—; el material, único también, es la piedra, diversas variedades de piedra30; la modalidad gráfica, el cúfico con talla en relieve —en las emirales se trata del llamado cúfico arcaico31—; y el contenido, un formulario específicamente funerario 29 Es propiedad de un particular y he sabido de su existencia hace poco, gracias a los arqueólogos Manuel Retuerce y Luis Alejandro García García, que me enviaron los datos y el material gráfico necesarios para proceder a su estudio, que está en curso de realización 30 Sobre tipos y materiales de las estelas funerarias en general y de este período; ibid., pp. 57-76; Martínez Núñez, 1994, pp. 421 y 426-429. 31 Sobre esta modalidad gráfica, véanse Martínez Núñez, 1997b, pp. 132-134; Ocaña, 1970, pp. 22-26. Mélanges de la Casa de Velázquez. Nouvelle série, 41 (1), 2011, pp. 181-209. ISSN : 0076-230X. © Casa de Velázquez. mª antonia martínez núñez epigrafía funeraria en al-andalus (siglos ix-xii) cuyos elementos, de gran fijeza, difieren de los incluidos en los epígrafes fundacionales, frente a la escasa fijeza de los formularios en epígrafes orien- tales de cronología omeya32. Ese formulario, propio de los epitafios de las zonas urbanas de al-Andalus, incluye basmala completa como fórmula introductoria, expresión hÄdÄ qabr, nombre del difunto, seguido de raÜima- hu AllÄh, fecha del óbito, precedida de tuwwuffiya («murió») y alguna cita coránica, generalmente se trata de la profesión de fe (šahÄda), pero puede haber variantes en las citas coránicas y leves alteraciones en el orden de los elementos33. Fuera de Córdoba, los textos epigráficos que dan cuenta del proceso avan- zado de arabización e islamización en el siglo ix no son de carácter funerario34. Así, los graffiti sobre cerámica recientemente publicados por S. Gutiérrez, procedentes del yacimiento del Tolmo de Minateda (Hellín, Albacete)35, sitio identificado con la antigua Madànat Iyyuh del pacto de Teodomiro (713), y los graffiti árabes realizados sobre columnas de antiguos templos cristianos, como las de Casa Herrera, cerca de Mérida36, y los de Milreu, en Estói (Portugal)37, 187 todos ellos datados en el siglo ix, vienen a mostrar que la arabización se había extendido ya fuera de Córdoba y afectado a amplias capas sociales38. El califato omeya: generalización del uso de epitafios En el siglo iv/x el uso de estelas funerarias se generaliza en los diversos territorios de al-Andalus, coincidiendo con la consolidación del Estado cordobés, tras la larga fitna del emirato y la proclamación del omeya cAbd al-RaÜmÄn III como califa, y con la culminación de la denominada «islamiza- ción social», que no se alcanzó plenamente hasta entonces. Así lo demuestra, entre otros indicadores de diverso carácter, el buen número que se ha conser- vado de inscripciones de esa cronología procedentes tanto de Córdoba como de los restantes núcleos urbanos y zonas rurales. La tipología de las estelas39, como se ha adelantado, es la misma que la de la etapa precedente: estela rectangular con los lados verticales más largos, salvo por la existencia de algunos ejemplares en los que los lados más largos son los horizontales. Y por lo que se refiere a la grafía, en algunos centros, como la propia Córdoba o Almería, se empieza a imponer un nuevo tipo de cúfico, 32 Imbert, 1992, 1998 y 2000; Ory, 1967, p. 144 y 1990, pp. 30 y 39; Sourdel-Thomine, 1964. 33 Sobre los formularios de epitafios andalusíes; Barceló, 1990 y 1998, vol. I, pp. 77-88. 34 Véase lo señalado en Martínez Núñez, 2009, p. 43. 35 Gutiérrez, 2006 y 2007. 36 Barceló, 2001, pp. 89-137. Esta autora las denomina «columnas arabizadas». 37 Sidarus, Teichner, 1997. La interpretación de estos graffiti ha sido corregida por Barceló, 2001, pp. 129-131, apéndice dedicado a los seis graffiti de Milreu. Véase también Martínez Núñez, 2000, pp. 107-108. 38 Barceló, 2001, pp. 89, 91, 115 y 117; Gutiérrez, 2006, pp. 58-59 y 2007, pp. 299-300. 39 Barceló, 1998, vol. I, pp. 65-69; Martínez Núñez, 1994, pp. 428-429. Mélanges de la Casa de Velázquez. Nouvelle série, 41 (1), 2011, pp. 181-209. ISSN : 0076-230X. © Casa de Velázquez. miscellanées el florido o foliado, denominado así por los ornatos en los ápices de algunos grafemas, siguiendo el patrón gráfico adoptado en las inscripciones que con- memoraban las fundaciones oficiales de la etapa del primer califa, al-NÄãir. Este cúfico florido fue sustituido de forma paulatina por el cúfico simple en el período del segundo califa al-öakam al-Mustanãir, ateniéndose también a las directrices impuestas desde Córdoba en la epigrafía oficial40, mientras que en otros núcleos urbanos y en las zonas rurales se siguió utilizando un cúfico de rasgos arcaizantes durante todo el siglo x, y en etapas posteriores, como sucede en Alicante, Jaén, Valencia o en diferentes enclaves del actual Portugal41. Por otra parte, los epitafios de cementerios urbanos están realizados siem- pre con talla en relieve, frente a los de ámbito rural, que suelen presentar un tosco cúfico inciso. Y también difieren los formularios, pues en los de las zonas rurales la expresión hÄdÄ qabr se ve sustituida a veces por tuwuffiya o por kÄna wafÄtu-hu42, y son por lo general más austeros, no suelen incluir 188 citas coránicas, aunque siempre existen excepciones. Entre todos los epígrafes funerarios de esta etapa, citaré sólo algunas muestras de Córdoba y de las distintas provincias. En primer lugar, la estela aparecida en Córdoba, en las excavaciones efectuadas en la Avenida Obispo Pérez Muñoz en el mes de agosto de 200543. Se trata de la típica estela rectan- gular de mármol blanco, con los lados verticales más largos, cuyo epígrafe, en cúfico simple tallado en relieve de época del califa al-öakam II, ocupa todo el frontal de la lápida. Contiene el epitafio de una mawla («liberta») de al-Hakam II, pero constituye un caso único en al-Andalus, pues es la pri- mera vez que, entre los epitafios de mujeres vinculadas a la familia Omeya44, se cita a una cadrÄ’ («virgen») del califa45. Aunque la estela está fragmentada, afectando a la parte del texto correspondiente a la fecha del óbito, se puede ajustar la cronología, pues el pasaje en que se menciona al califa es: hÄdÄ qabr cadrÄ’ li-l-Jalàfa mawlat al-öakam Amàr al-mu’minàn raÜima-hu AllÄh («este es el sepulcro de una virgen del califa y liberta de al-öakam, Príncipe de los creyentes, Dios tenga misericordia de él»). Por ello la fecha consignada en este epitafio, hoy perdida, hubo de ser posterior a la muerte de al-öakam, acaecida en el año 366/976, pues a él se refiere la eulogia raÜima-hu AllÄh, que en epitafios andalusíes se consigna tras la mención de personas falle- 40 Martinez Núñez, 1997b, pp. 133-136 y 2001b, pp. 413 y 416; Ocaña, 1970, pp. 26-44. 41 Martínez Núñez, 1997b, p. 132 y 2001b, pp. 93-94. 42 Barceló, 1990, pp. 45-46. 43 Tuve ocasión de conocer el hallazgo de este ejemplar y de leer su inscripción, en el otoño del año 2008, pues el Dr. J. P. Monferrer me consultó acerca de algunos pasajes de su contenido y me remitió una reproducción fotográfica. Quiero agradecerle el que, tras comentarle mi intención de incluir estas referencias en el presente trabajo, me remitiera el texto del artículo, que aún estaba inédito, dedicado al estudio de esta inscripción; véase Monferrer, Salinas, 2009. 44 Martínez Núñez, 2006, pp. 315-318. 45 Véase sobre esta condición particular, Marín, 2000, p. 40. Mélanges de la Casa de Velázquez. Nouvelle série, 41 (1), 2011, pp. 181-209. ISSN : 0076-230X. © Casa de Velázquez. mª antonia martínez núñez epigrafía funeraria en al-andalus (siglos ix-xii) cidas. Así se entiende que esta virgen sea designada en el epitafio con la expresión mawlat al-öakam, pues tuvo que ser una esclava que adquirió la libertad al fallecer su propietario46. Asimismo, la cronología propuesta con- cuerda con el título al-Jalàfa de al-öakam, añadido en este caso al habitual de Amàr al-mu’minàn47, pues sólo se documenta en contadas ocasiones y bien avanzado el siglo iv/x, como en la inscripción de la pila conservada en el Museo Arqueológico de Granada48, del año 360/970, o en el fragmento de éirÄz del califa HišÄm II al-Mu’ayyad bi-llÄh, propiedad de la Real Academia de la Historia49. En segundo lugar, se debe mencionar el lote de tres estelas funerarias de Orihuela (Alicante), aparecidas en unas excavaciones realizadas entre los meses de marzo y junio de 1999 en el casco histórico de la ciudad50. Su cro- nología es bastante arcaica para la zona levantina: la más antigua de las tres contiene el epitafio de cAbd al-MÄlik b. RaÜmÄn y conserva fecha expresa del 331/942-4351. Del año 335/946 data la segunda más antigua, con el epita- fio de AÜmad b. MuÜammad al-IyÄdà52, y el año 384/994 es el consignado en 189 la más tardía de las tres, con el epitafio de cAbd AllÄh b. cAbd al-MÄlik53. Esta última presenta, frente al tipo estándar de estela rectangular, los lados hori- zontales más largos. Sobre la onomástica de los difuntos, sólo en un caso, la estela del año 335/946, se consigna una nisba tribal de origen árabe, al-IyÄdà; los otros dos pueden corresponder a muladíes. El cúfico utilizado es de rasgos arcaizantes, pero sus características de talla y los formularios corresponden plenamente al tipo de estelas propias de cemen- terios urbanos. Se trata de los únicos epígrafes que proceden con seguridad de Orihuela y que proporcionan la primera prueba arqueológica incuestio- nable de la existencia en esta ciudad de un cementerio islámico de relieve; un cementerio urbano y público, en el que han aparecido hasta sesenta cadáve- res, con superposición de los enterramientos54. El hallazgo de estas tres estelas, como expuse en su momento55, viene a corroborar el carácter de madàna de Orihuela, al menos desde principios del siglo x. 46 Ibid., p. 44. 47 Sobre la titulatura de los califas omeyas andalusíes, véanse Martínez, Acién, 2004, p. 109; Martínez Núñez, 1995, pp. 144-145; 1999, p. 86 y 2001b, pp. 415-417. 48 Cabanelas, 1980-81. 49 Martínez Núñez, 2008, pp. 211-214, nº 81 y p. 188, nº 136/1. 50 Tuve ocasión de proceder a su estudio y posterior publicación en la revista Al-Qanéara: Mar- tínez Núñez, 2001a. 51 Ibid., pp. 61-66, nº 2, fig. 6, lám. 2. El mismo año que se consigna en el epitafio de Alpatró (Ali- cante), el ejemplar más arcaico que se conocía hasta entonces para el levante peninsular; Barceló, 1998, pp. 126-128, nº 2, lám. IIa y IIb. 52 Martínez Núñez, 2001a, pp. 51-60, nº 1, fig. 5, lám. 1. 53 Ibid., pp. 67-72, nº 3, fig. 7, lám. 3. 54 Véanse los argumentos para esa afirmación en ibid, pp. 73-76. 55 Martínez Núñez, 2001b, p. 75. Mélanges de la Casa de Velázquez. Nouvelle série, 41 (1), 2011, pp. 181-209. ISSN : 0076-230X. © Casa de Velázquez. miscellanées Estas estelas están asociadas a dos construcciones funerarias de dimen- siones reducidas y encuadradas por muros de mampostería y sillares, lo que parece indicar que se trata de recintos funerarios de carácter privado construidos en cementerios públicos, a pesar de la desaprobación por parte de los juristas de este tipo de construcciones en cementerios públicos, espe- cialmente motivada por la falta de espacio disponible, pero también porque evidenciaban las diferencias sociales56. Sólo una de las estelas, la más antigua, fue hallada in situ, embutida entre los sillares de la construcción. Las otras dos fueron removidas y reutilizadas en enterramientos posteriores, pues la del año 384 estaba apoyada en uno de los muros del interior de la construc- ción, con la cabeza de un cadáver infantil tapando el epígrafe (fig. 2), y la del año 335 en un nivel de remoción de otro recinto funerario. En cuanto a la epigrafía funeraria de zonas rurales, la provincia de Jaén ha proporcionado, y sigue haciéndolo en la actualidad, numerosas inscripcio- nes realizadas con la grafía habitual de los epitafios de ámbito rural. Uno de 190 los hallazgos más recientes tuvo lugar en una intervención arqueológica del año 2003 en Mengíbar57. Es una estela funeraria, la única inscripción que ha proporcionado esta localidad, que apareció fuera de contexto, en una zona de silos y fosas excavados en la roca. La grafía utilizada, a pesar de presentar algún rasgo innovador, es el típico cúfico arcaizante de labra incisa y con algunos puntos diacríticos (fig. 3), mientras que el formulario es el propio de los epitafios de zonas urbanas. La onomástica del difunto incluye una nisba clánica de origen árabe, al-¶udëmà, y de la fecha se ha perdido la unidad, pero conserva la centena y la decena, por lo que su cronología debe oscilar entre los años 351 y 359/962-969. También en la provincia de Jaén se puede citar el fragmento de estela de Baños de la Encina58. Presenta el epígrafe en cúfico arcaizante de labra incisa con puntos diacríticos y contiene el epitafio de un varón cuya onomástica ha desaparecido. En cuanto a la fecha del óbito, conserva la centena y decena, mientras que la unidad se ha perdido, por lo que hay que datarlo entre el 391 y el 399/1000-1009. Apareció en el año 1902, reutilizada en la pavimentación de una calle, y es propiedad de la Real Academia de la Historia, aunque se encuentra depositada, como otras piezas de la misma colección, en el Museo Arqueoló- gico Nacional. La fecha y las circunstancias del hallazgo de esta lápida funeraria fueron adjudicadas por error al epígrafe conmemorativo de la construcción de 56 Fierro, 2000, pp. 153 y ss. Otro caso de estela funeraria asociada a una construcción es la de la Suda de Tortosa (Tarragona), con el epitafio del tesorero y qÄ’id cAbd al-SalÄm b. cAbd AllÄh b. Basàl (m. 349/961). Véanse Martínez Núñez, 2001c; Yzquierdo, 1998, nº 24. 57 AAll eessttuuddiioo ddee eessttaa llááppiiddaa hhee ddeeddiiccaaddoo eell aarrttííccuulloo,, ««EEsstteellaa ffuunneerraarriiaa ddee ccrroonnoollooggííaa ccaalliiffaall aappaa-- recida en Mengíbar (Jaén)», aún inédito, pero de inminente publicación en el nº 7 de Cuadernos de Madànat al-ZahrÄ’, preparado como Homenaje a Maryelle Bertrand por P. Cressier, I. Montilla, J. Sánchez Viciana y A. Vallejo Triano (eds.). 58 Labarta, 1990, p. 130, nº 9; Lévi-Provençal, 1931, p. 135, nº 151, pl. XXXIc; Martínez Núñez, 2008, pp. 158-159, nº 57; Revilla, 1932, p. 96, nº 230. Mélanges de la Casa de Velázquez. Nouvelle série, 41 (1), 2011, pp. 181-209. ISSN : 0076-230X. © Casa de Velázquez.
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