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Entidades locales, cuerpos intermedios y libertad en el pensamiento de Alexis de Tocqueville1 PDF

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Preview Entidades locales, cuerpos intermedios y libertad en el pensamiento de Alexis de Tocqueville1

Entidades locales, cuerpos intermedios y libertad en el pensamiento de Alexis de Tocqueville1 Ángel Garrorena Morales Catedrático de Derecho Constitucional de la Universidad de Murcia 1. Introducción 2. Sobre la actitud intelectual de Alexis de Tocqueville 3. Claves del pensamiento de Tocqueville sobre la autonomía de las entidades locales 3.1. La correlación males de la democracia-autonomía local 3.2. La correlación cuerpos intermedios-autonomía local 3.3. Y una última correlación en sede de conclusiones: la correlación libertad-auto- nomía local Resumen El presente trabajo tiene por objeto realizar algunas reflexiones acerca de los fundamentos del principio de autonomía local, a partir de la obra de Alexis de Tocqueville. En este sentido, se analizan tres concretas correlaciones que aparecen en los razonamientos del gran escritor francés, en particular la correlación males de la democracia-autonomía local, la correlación función de los cuerpos intermedios-autonomía local y, finalmente, la correlación libertad- autonomía local. Palabras clave: autonomía local; democracia; cuerpos intermedios; Alexis de Tocqueville. Local governments, intermediate authorities and liberty in the thought of Alexis de Tocqueville Abstract The object of this article is to think about the foundations of the principle of local autonomy departing from the thought of Alexis de Tocqueville. Therefore, the article analyzes three specific correlated or paired ideas that appear in the reasoning of the great 1. El trabajo que aquí se incluye está dedicado al profesor José López Pellicer con motivo de la finalización de su vida académica. La atención que el profesor López Pellicer dedicó siempre a los problemas de la vida local justifica, de manera sobrada, el tema elegido para esta ocasión. Anuario del Gobierno Local 2012 Fundación Democracia y Gobierno Local | 173 ISSN: 2013-4924, págs. 173-198 Institut de Dret Públic Fecha de publicación: mayo 2013 EntidadEs localEs, cuErpos intErmEdios y libErtad En El pEnsamiEnto dE alExis dE tocquEvillE French author: (1) bad democracy and local autonomy, (2) intermediate authorities and local autonomy and, finally, (3) liberty and local autonomy. Keywords: local autonomy; democracy; intermediate authorities; Alexis de Tocqueville. 1. Introducción Las páginas que siguen intentan arrojar luz, aunque sea por la simple vía del re- cuerdo, sobre los fundamentos en los que se asienta la autonomía de las entidades locales. Como todo buen conocedor de la obra de Tocqueville bien sabe, el pen- samiento de este autor es particularmente eficaz y sugerente a la hora de desvelar tales fundamentos. De ahí que me haya parecido que volver sobre sus argumentos podía ser una buena forma de girar el foco de nuestra atención hacia un objeto, el autogobierno de los municipios, que –constreñidos estos entre el Estado y las co- munidades autónomas y sin una financiación suficiente– sigue siendo considerado todavía, aun después de promulgada la Constitución de 1978, como un “proble- ma”2. Volver sobre las razones “matrices” que justifican la efectiva autonomía de tales entes puede seguir siendo, según ello, tan necesario hoy como hace doscien- tos años. Por eso estas páginas intentan cumplir tal cometido partiendo de la con- sideración de la personalidad de Tocqueville (esencial para entender el porqué de su clarividencia al enfocar el tema de la autonomía local), y dedicando, tras ello, el resto de su discurso a arrojar luz sobre las tres concretas correlaciones en las que me parece que está articulado su pensamiento respecto de dicha cuestión: la correla- ción males de la democracia-autonomía local, la correlación función de los cuerpos intermedios-autonomía local y, finalmente, la correlación libertad-autonomía local. Entremos, pues, a verlo. 2. Sobre la actitud intelectual de Alexis de Tocqueville Probablemente, la manera más adecuada –tal vez la única– de entender como es debido la obra de un autor sea acercarnos a ella a partir de su vida y de sus circuns- tancias, factores ambos que determinan el modo de percibir la realidad que este tiene y que, por lo tanto, explican cuál haya acabado por ser su forma de pensarla. 2. Como “problema”, esto es, como cuestión no bien resuelta, se sigue refiriendo a la autonomía local buena parte de la doctrina. Vid., por todos, araGón reYes, Manuel, “La autonomía local”, incluido en Estudios de Derecho Constitucional, 2.ª edición, Centro de Estudios Políticos y Constitucionales, Madrid, 2009. “La autonomía local –escribe– se suele ver con recelo tanto desde el Estado como desde las comunidades autónomas y, así, es frecuente que acabe, en muchos casos, convirtiéndose en motivo de conflicto entre estas y aquel […]. Después de cuarenta años de centralismo no es exagerado opinar que nuestra flamante autonomía local, precisamente por encontrarse huérfana de tradición, va a ser una autonomía con problemas”. 174 | Fundación Democracia y Gobierno Local Anuario del Gobierno Local 2012 Institut de Dret Públic ISSN: 2013-4924, págs. 173-198 Fecha de publicación: mayo 2013 Ángel garrorena Morales En el caso de Alexis de Tocqueville –como no podía ser de otra manera– esto es también así3, pero lo es además de una manera paradigmática, ya que tanto su circunstancia personal como su circunstancia histórica tuvieron un cierto aire de encrucijada, que las convirtió en doblemente condicionantes de su estructura inte- lectual. Como si cada paso y aun cada idea tuvieran que ser en él el resultado de haber superado la dura prueba que le ponía una realidad partida. Tocqueville nació, en efecto, en un momento singular de la moderna historia de occidente, cuando la Revolución que había sacudido Europa ya había tocado a su fin pero los frutos de esa conmoción no se veían con claridad por ninguna parte. Y lo hizo además en un entorno personal no menos complicado y dividido: miem- bro de una rama de la aristocracia francesa emparentada con la antigua nobleza normanda, hijo del conde de Tocqueville y bisnieto de Malesherbes, sabía sin em- bargo que el tiempo de la aristocracia había pasado, y así lo aceptaba sin reservas; defensor convencido de los ideales del pensamiento liberal y del autogobierno de los ciudadanos, se sentía, no obstante, aristócrata en su espíritu y en la finura de su actitud intelectual. De ahí que este peculiar mundo de contrastes en el que le co- rrespondió desenvolver su existencia terminara por forjar en él –como no podía ser de otro modo– una singular personalidad analítica, atenta a la realidad y abocada a tener que sopesar en todo momento y para todos los datos provenientes de ese universo de contrarios. En razón de esta singular personalidad suya, queda claro que nuestro autor pertenece a esa prestigiosa genealogía intelectual que incluye a Montesquieu (otro aristócrata, barón de la Bréde, preocupado por la idea de libertad), a Burke, a Burck- hardt, a Benjamin Constant, a Stuart Mill o, entre nosotros, a Jovellanos y a Alcalá Galiano4, y que habitualmente solemos agrupar bajo el rótulo común del “libera- lismo aristocrático” para significar con ello el talante a la vez políticamente libe- ral y científicamente aristocrático –esto es, mesurado y crítico– que tales hombres desplegaron ante la compleja realidad de su tiempo5; una actitud que, en alguna medida, enlaza incluso con la forma realista de percibir y explicar la vida del hombre 3. dubois, Christian, Alexis de Tocqueville. Vie, oeuvres, concepts, París, 2004; broGan, Hugo, Alexis de Tocqueville: A Life, Yale University Press, 2007. 4. Hace años me ocupé del tema en un trabajo que repasa las razones de esta actitud en referen- cia a la obra de D. Antonio Alcalá Galiano. Vid. Garrorena Morales, Ángel, “Alcalá Galiano, un enfoque presociológico de la política”, en Anales de la Cátedra Francisco Suárez, núm. 13, fascículo 1.º, 1973. Parte de las ideas que aquí se exponen tienen allí un desarrollo más puntual. 5. kahan, Alan Sidney, Aristocratic Liberalism. The Social and Political Thought of Jacob Burck- hardt, John Stuart Mill and Alexis de Tocqueville, Oxford University Press, 1992. callot, Emile-Françoise, La pensée libéral au XIX siécle: Benjamin Constant, Alexis de Tocqueville et Lucien A. Prévost-Paradol, París, 1987. Anuario del Gobierno Local 2012 Fundación Democracia y Gobierno Local | 175 ISSN: 2013-4924, págs. 173-198 Institut de Dret Públic Fecha de publicación: mayo 2013 EntidadEs localEs, cuErpos intErmEdios y libErtad En El pEnsamiEnto dE alExis dE tocquEvillE en sociedad que tuvieron muchos autores de la antigüedad clásica, comenzando por el propio Aristóteles. Signos de identidad de la disposición intelectual de estos autores fueron, por una parte, una particular tensión espiritual que les mantuvo siempre debatidos entre su indiscutida pasión por la libertad y su deseo de vivirla con un acendrado sentido de moderación y pragmatismo (rasgo que hace que en ocasiones se haya querido ver en ellos a unos conservadores, casi a unos reaccio- narios, que nunca fueron)6, y, por otra parte, una inclinación natural, casi biológica, a atenerse a los hechos en la elaboración de sus ideas y de sus construcciones teóricas, lo que equivale a elevar a la realidad –esto es, a la valoración de las con- cretas circunstancias de cada lugar y tiempo– a la condición de principal criterio de certidumbre. Por lo demás, entre uno y otro rasgo de dicha personalidad hay una conexión evidente, ya que esta decidida disposición suya a pensar desde los hechos, con mentalidad analítica y rigor empírico, es sencillamente la estrategia con la que los representantes de esta línea de pensamiento consiguieron conciliar, por estricta referencia a la realidad, aquel amor suyo a la libertad como ideal irrenunciable con las limitaciones de la libertad que dicha realidad les imponía. Y aún podríamos añadir un tercer signo a la actitud intelectual de estos teóri- cos. Me refiero a su inabdicable independencia de juicio frente a cualquier tipo de posiciones o compromisos personales –sobre todo políticos– que pudieran dejar afectada su libre capacidad de juzgar. Para ellos, pensar es pensar desde la libertad, esto es, desde la objetividad de los hechos pasados por el tamiz del propio y libre pensamiento, aunque ello sea una opción incómoda –casi imposible– en un mundo como el suyo que hablaba desde dogmas y solo entendía de militancias que jamás se cuestionan. Hay en la correspondencia inglesa de Tocqueville un interesante documento que testimonia perfectamente su profunda identificación con los rasgos de la personali- dad que acabamos de describir. Se trata de la carta que este dirigió el 22 de marzo de 1837 a Henry Reeve, su traductor inglés. En ella Tocqueville le pide que le envíe cuantos comentarios se publiquen sobre su actitud personal y política, pues consti- tuyen –dice él– una colección de interpretaciones sobre su personalidad que en par- 6. El más claro ejemplo de esa injusta valoración lo encontramos en althusser, Louis, Montes- quieu, la politique et l’histoire, París, 1959, el cual censura a Montesquieu en estas páginas su supuesto carácter reaccionario, bien que para llegar a dicha conclusión tenga que hacer de él tan solo el simple defensor de la aristocracia como instancia limitativa del monarca en un mundo que ya caminaba hacia la igualación social, lo que supone un notable menosprecio hacia el resto de su importante aportación a la moderna teoría de la sociedad. 176 | Fundación Democracia y Gobierno Local Anuario del Gobierno Local 2012 Institut de Dret Públic ISSN: 2013-4924, págs. 173-198 Fecha de publicación: mayo 2013 Ángel garrorena Morales te le divierten y en parte le enojan. Y ello porque, en su criterio, ni los integristas del Antiguo Régimen ni los nuevos liberales a ultranza han conseguido entender que la suya es una nueva forma de pasión no ofuscada, empírica, critica, por la libertad: “C’est une collection de portraits –escribe a Reeve– que j’aime à réunir. Jusqu’á pré- sent je n’en ai point encore trouvé qui ressemble complètement a ma vraie figure. On veut absolument faire de moi un homme de parti et je ne le suis point, on me donne des passions et je n’ai que des opinions, ou plutôt je n’ai qu’une passion, l’amour de la liberté et de la dignité humaine… On me donne alternativement des préjugés démocratiques ou aristocratiques… Mais le hasard de ma naissance m’a rendu fort aisé de me défendre des uns et des autres. Je suis venu au monde a la fin d’une longe Révolution qui, après avoir détruit l’état ancien, n’avait rien créé de durable. L’aristocratie était déjà morte quand j’ai commencé à vivre et la démocratie n’existait point encore…”7. Por lo demás, hay que añadir que los autores que compartieron esta actitud –Tocqueville entre ellos– la desplegaron en un momento en el que faltaba aún casi un siglo para que la sociología llegara a adquirir su actual estatuto científico, con lo cual es fácil entender que habitualmente se les considere precursores de dicha cien- cia y que solamos referirnos a su enfoque como un enfoque “presociológico” de la vida social y de la política. En el caso de Tocqueville, esta condición de precursor le ha sido negada, no obstante, por algún autor. En concreto, por Pierre Birnbaum, para quien hay en Tocqueville una selección deliberada de hechos que contradice la objetividad técnica –esto es, la neutralidad– que se le debe exigir a todo sociólogo8. Sin embargo, este desconocimiento del valor que la obra de Tocqueville tiene como antecedente del saber sociológico es manifiestamente injusto, y no se ha vuelto a repetir desde que Raymond Aron (que, por cierto, le dedica un interesante capitulo en su espléndida obra sobre Las etapas del pensamiento sociológico, junto a Mon- tesquieu o Durkheim) dejara claras las razones de tal exclusión. Si Tocqueville –viene a decirnos–, a quien en los países anglosajones se considera uno de los más grandes pensadores políticos, a la altura de Montesquieu en el siglo XVIII, nunca ha sido contado en Francia antes de ahora entre los sociólogos, ello responde al hecho de que la moderna sociología francesa, surgida a partir de Durkheim, se originó en la 7. tocqueVille, Alexis de, Correspondances anglaises, tomo VI, vol. 1, pág. 37 de sus Oeuvres complètes, Gallimard, París. 8. birnbauM, Pierre, Sociologie de Tocqueville, P. U. F., París, 1970. Lo que Birnbaum llama la “se- lección deliberada de hechos” es, no obstante, la técnica utilizada por los sociólogos, a partir de Max Weber, para la construcción de “tipos ideales”; de ahí que el propio Birnbaum acabe por reconocer en la página 32 de su trabajo que “aujourd’hui, après Max Weber, on comprend mieux l’intention de Tocqueville”. A su vez, para las conexiones entre Tocqueville y Max Weber, vid. MaYer, J. P., Alexis de Tocqueville, París, 1948, pág. 169, y nota 9 bis en pág. 187. Anuario del Gobierno Local 2012 Fundación Democracia y Gobierno Local | 177 ISSN: 2013-4924, págs. 173-198 Institut de Dret Públic Fecha de publicación: mayo 2013 EntidadEs localEs, cuErpos intErmEdios y libErtad En El pEnsamiEnto dE alExis dE tocquEvillE obra de Augusto Comte, para quien la sociología debe agotarse en el análisis del hecho social y, más en concreto, del hecho industrial; eso explica que los sociólogos franceses hayan destacado los fenómenos de estructura social en detrimento de los relacionados con las estructuras políticas y, por lo tanto, con el hecho político que cabalmente es el que interesa a Tocqueville. Advertido, pues, que esa reducción al solo hecho social supone un empobrecimiento del análisis (sociologismo puro) que hoy pocos comparten, va de suyo que la condición de Tocqueville como precedente e inspirador de la mentalidad sociológica no puede por menos que ser apreciada como corresponde9. En todo caso, a los efectos del tema que nos ocupa, esta disposición “socioló- gica” de Tocqueville es relevante. Se traduce en una mayor capacidad de apelar a los hechos a la hora de fundamentar la autonomía de las entidades locales, y, por lo tanto, en una superior calidad de sus argumentos. Ello sentado, Tocqueville es además, como el propio Aron se ha encargado de poner de relieve, un sociólogo nada al uso, o, lo que es igual, un sociólogo que “no respeta la regla de los sociólogos modernos, que es abstenerse de juicios de valor […]. Tocqueville –dice– es un sociólogo que no deja de juzgar al mismo tiem- po que describe. En este sentido pertenece a la tradición de los filósofos políticos clásicos, para quienes hubiese sido inconcebible analizar […] sin juzgar simultánea- mente”10. Y este puede ser también un rasgo del que se beneficien sus reflexiones sobre la autonomía local, como veremos enseguida al comprobar en qué alto grado su teoría del autogobierno de las comunidades locales está atravesada por constan- tes –e imprescindibles– juicios de valor. 3. Claves del pensamiento de Tocqueville sobre la autonomía de las entidades locales 3.1. La correlación males de la democracia-autonomía local Tocqueville nunca fue un demócrata. En las notas que Rédier encontró al dorso de unos papeles compuestos por él para preparar su discurso de noviembre de 1841, Tocqueville dejó escrito: “Tengo por las instituciones democráticas un gusto reflexi- 9. aron, Raymond, Las etapas del pensamiento sociológico, Buenos Aires, 1970, vol. I, págs. 269-270. Vid., igualmente, Mendras, Étienne, Les grands auteurs de la sociologie: Tocqueville, Marx, Durkheim, Weber, París, 2004, y elster, Jon, Alexis de Tocqueville. The First Social Scientist, Cambridge, 2009. 10. aron, Raymond, Las etapas…, op. cit., págs. 290-291. 178 | Fundación Democracia y Gobierno Local Anuario del Gobierno Local 2012 Institut de Dret Públic ISSN: 2013-4924, págs. 173-198 Fecha de publicación: mayo 2013 Ángel garrorena Morales vo, pero soy aristócrata por instinto, es decir, que desprecio y temo a la multitud. Amo con pasión la libertad, la legalidad, el respeto de los derechos, pero no la democracia”11. Sin embargo, Tocqueville estaba convencido de que la democracia era el signo de los tiempos, el destino inexorable de la humanidad12, un “hecho” (el “hecho democrático”, convertido así en clave de su interpretación de la historia, como Comte haría después con el “hecho industrial” o Marx con el “hecho capi- talista”13) querido por Dios mismo y por el que, aun sin saberlo, habrían venido lu- chando los hombres desde el principio de los tiempos. Para dejar constancia de ello escribió precisamente Tocqueville La democracia en América14. En la “Advertencia” que colocó al inicio de la duodécima edición de esta obra así lo recuerda: “Este libro –afirma– ha sido escrito, hace quince años, bajo la preocupación constante de un solo pensamiento: el advenimiento próximo, irresistible y universal de la democracia en el mundo”15. Y quien haya leído la “Introducción” que precedió a La democracia en América desde su primera edición sabe, sin necesidad de ninguna advertencia, que esto es así. Para Tocqueville, el advenimiento de la democracia es “un fait providentiel”, “un hecho providencial” (“no es necesario –explica– que Dios nos hable para que descubramos los signos ciertos de su voluntad; es suficiente para conocerlos con examinar cuál es la marcha habitual de la naturaleza y la tendencia 11. Citado por rédier, Antoine, Comme disait Monsieur de Tocqueville, París, 1925, pág. 48. También puede consultarse en tocqueVille, Alexis de, “Mon instinct, mes opinions”, en Écrits et discours politiques, tomo III, vol. II, de sus Oeuvres complètes, Gallimard, París, 1985, pág. 87. 12. burraGe, Michael, “On Tocqueville’s Notion of the Irresistibility of Democracy”, en Archives européennes de sociologie, 13, 1972. Sobre la relación de Tocqueville con la democracia, vid., en ge- neral, Gouirand, Pierre, Tocqueville. Une certaine vision de la démocratie, París, 2006; coutant, Arnaud, Tocqueville et la Constitution démocratique, París, 2008. 13. aron, Raymond, Las etapas…, op. cit., págs. 269-270. Para la comparación de Tocqueville con Marx, vid. también lo que dice más extensamente el propio aron en Essai sur les libertés, París, 1998. 14. En la elaboración de este trabajo se ha utilizado el texto de De la Démocratie en Améri- que incluido en la edición de las Oeuvres complètes de Alexis de tocqueVille publicada a partir de 1951 por la editorial Gallimard bajo la dirección de J.-P. MaYer, continuada después por F. Furet y J. C. casanoVa; en dicha edición, la obra que mencionamos ocupa su tomo I, dividido en dos volúmenes. Se ha tenido también a la vista la completísima edición crítica de La democracia en América, que Eduardo nolla acaba de publicar en la editorial Trotta, Madrid, 2010. Con todo, la versión castellana de los fragmentos que se citan es habitualmente nuestra, hecha sobre el texto francés. Cuando la cita se hace por una edición distinta de las mencionadas, se hace constar así en el lugar correspondiente. En adelante, y para facilitar su localización cualquiera que sea la edición de la obra que se maneje, la notación de los textos que se citan se hace por referencia al Volumen (I para el publicado en 1835, II para el publicado en 1840); dentro del Volumen, a la Parte; y dentro de esta, al Capítulo en que ese texto aparece (D. A., v. II, 3.ª pte., chap. XII, para De la Démocratie en Amérique, Volume II, Troisième Partie, chapitre XII). 15. “Avertissement de la douzième édition (1848)”, en págs. XLIII-XLIV del primer tomo de la edición de Gallimard por la que se cita. Anuario del Gobierno Local 2012 Fundación Democracia y Gobierno Local | 179 ISSN: 2013-4924, págs. 173-198 Institut de Dret Públic Fecha de publicación: mayo 2013 EntidadEs localEs, cuErpos intErmEdios y libErtad En El pEnsamiEnto dE alExis dE tocquEvillE continuada de los acontecimientos”)16, un proceso cuyo eficaz motor no es otro que la irrefrenable aspiración de los seres humanos a la igualación de condiciones o, lo que es lo mismo, a la igualdad. Por ella, por la igualdad, han trabajado desde siempre, sabiéndolo o no, todos los sujetos de la historia17, desde la Iglesia (que fue la primera en superar las diferencias espirituales entre el rico y el pobre, entre el se- ñor y el labriego) hasta las instituciones culturales que han venido poniendo desde hace siglos los frutos de la inteligencia al alcance de todos; y desde –incluso– los propios monarcas absolutos (“los más activos y los más constantes niveladores”, según los llama Tocqueville) hasta la aparición del mundo mercantil y del negocio, el cual ha abierto a todos los individuos notables vías de avance hacia la nivelación universal, al permitir la posesión de riqueza por medios distintos del sistema feudal. La igualdad, una pasión que el hombre siente como ninguna otra, es, pues, la clave del proceso vivido por él a lo largo de los tiempos. En palabras de Tocqueville, es “el hecho generador del que cada hecho particular parecía derivarse”. Por eso, “querer detener la democracia”, o, lo que es lo mismo, querer oponerse a este avance pro- videncial de la igualdad, es sencillamente “luchar contra Dios mismo”. No obstante, no todo son virtudes en esta decidida marcha del género humano hacia la igualación de condiciones, y, por lo tanto, hacia la democracia. Tocqueville procura dejarlo claro desde estas mismas páginas introductorias a las que acabamos de acudir. Él no juzga –nos dice– si esta revolución social es “ventajosa o funesta para la humanidad”; se limita a admitirla “como un hecho realizado o a punto de realizarse”, y nada más18. Con lo cual es precisamente esta distancia suya respecto del objeto que está analizando la que, en uso de su conocida actitud “presociológica”, le permite advertir que en este irrefrenable proceso hacia la democracia hay ventajas e inconvenientes, esto es, que la democracia y la igualdad comportan bienes, pero también males y riesgos19 que es preciso contrarrestar porque, en su criterio, aunque la igualdad sea la pasión más fuerte de los hombres, no es la única ni la más tutelable. Para él, el valor fundamental de la vida compartida es la libertad, y resulta que esta 16. D. A., v. I, introd.: “El desarrollo gradual de la igualdad de condiciones es un hecho provi- dencial, cuyas principales características son estas: es universal, es durable, escapa cada día al poder humano y todos los acontecimientos, como todos los hombres, ayudan a su desarrollo”. Id. para la cita entre paréntesis. 17. D. A., v. I, introd.: “Cuando se recorren las páginas de nuestra historia, no se encuentran, por así decirlo, grandes acontecimientos que desde hace setecientos años no se hayan orientado en provecho de la igualdad […]. Por todas partes se ha visto a los diversos avatares de la vida de los pue- blos volverse a favor de la democracia. Todos los hombres la han ayudado con sus esfuerzos: los que tenían el propósito de contribuir a su éxito y los que no pensaban servirla; los que han combatido por ella e incluso los que se han declarado sus enemigos”. 18. D. A., v. I, introd. para todas las citas anteriores. 19. Mélonio, Françoise, “Tocqueville et les malheurs de la démocratie américaine”, en Commen- taire, 10, 1987. 180 | Fundación Democracia y Gobierno Local Anuario del Gobierno Local 2012 Institut de Dret Públic ISSN: 2013-4924, págs. 173-198 Fecha de publicación: mayo 2013 Ángel garrorena Morales padece con esos males que la igualdad y la democracia suelen producir. De ahí que el problema esencial de la correcta ordenación de la vida política consista en encon- trar –tanto en la teoría como en la práctica– el modo de conciliar esa igualdad cuyo avance hemos admitido que es imparable con esta libertad cuya condición esencial la hace imprescindible; o, para ser más exactos, en definir con acierto cuáles sean los remedios que, en garantía de la preservación de la libertad, permiten compensar los riesgos de la igualdad y disfrutar de ambas –libertad e igualdad– a la vez20. Que este es un planteamiento que guarda una estrecha relación con el tema de la autonomía local es exactamente lo que pasamos a comprobar. Bienes atribuibles a la igualación de condiciones, y por lo tanto a la democracia, son –enumerados de la manera más concisa– la progresiva desaparición de todo tipo de distinciones y diferencias (“los reyes se arruinan en las grandes empresas, los nobles se agotan en las guerras privadas, los campesinos –en cambio– se enriquecen con el comercio”)21, la necesaria atribución de la soberanía al conjunto de los indivi- duos (si no hay diferencias sensibles entre ellos, es lógico que el gobierno pertenezca a todos: “[…] es, pues, el pueblo quien dirige […], las opiniones, los prejuicios, los intereses e incluso las pasiones del pueblo no pueden encontrar obstáculos durade- ros que les impidan encargarse de la dirección cotidiana de la sociedad”)22, el celoso aprecio de todos los seres humanos por su independencia y sus derechos (“La igual- dad da naturalmente a los hombres el gusto por las instituciones libres”, es el título de uno de los capítulos de su obra)23, y –junto a ello– toda una serie de disponibilida- des y recursos que sitúan al hombre democrático en el terreno de la mediocritas, pero que, percibidos en su más exacto contexto, le aportan ese bienestar material que le posibilita llevar una vida reposada y apacible: “si os parece útil desviar la actividad in- telectual y moral del hombre hacia las necesidades de la vida material y emplearla en producir el bienestar –escribe Tocqueville, en un texto imprescindible–; si la razón os parece más provechosa para los hombres que el genio; si vuestro objeto no es crear virtudes heroicas sino hábitos pacíficos; si preferís mejor ver vicios que crímenes […]; entonces, igualad las condiciones y constituid el gobierno de la democracia”24. Sin embargo, nuestro autor considera que la democracia ha crecido hasta ahora al albur de sus impulsos, “abandonada a sus instintos salvajes […] como esos niños 20. leFort, Claude, “De l’égalité à la liberté, fragments d’une interprétation de La Démocratie en Amérique”, en Libre, núm. 3, 1978. También, Monconduit, François, “Liberté et égalité dans la pensée d’Alexis de Tocqueville”, en Mélanges offerts à Georges Burdeau, París, 1977. 21. D. A., v. I, introd. 22. D. A., v. I, 2.ª pte., chap. I. 23. D. A. v. II, 4.ª pte., chap. I. 24. D. A., v. I, 2.ª pte., chap. VI. Anuario del Gobierno Local 2012 Fundación Democracia y Gobierno Local | 181 ISSN: 2013-4924, págs. 173-198 Institut de Dret Públic Fecha de publicación: mayo 2013 EntidadEs localEs, cuErpos intErmEdios y libErtad En El pEnsamiEnto dE alExis dE tocquEvillE privados de los cuidados paternos que se crían ellos solos en las calles de nuestras ciudades y que no conocen de la sociedad más que sus vicios y sus miserias”, con lo cual al lado de esos bienes la democracia ha desarrollado males, esto es, lacras y desviaciones que hasta el momento nadie ha hecho lo suficiente por detener. “Te- nemos la democracia –dice– sin aquello que debe atenuar sus vicios […] y vemos ya los males que acarrea cuando todavía ignoramos los bienes que puede darnos”25. Según ello, males o riesgos achacables a la democracia son –en el envés de aque- llos bienes que ya vimos– el individualismo (desviación egoísta del instinto personal de independencia que lo trasmuta en desentendimiento hacia la suerte de los de- más)26; la sobrevaloración de ese bienestar material que, bien entendido, era virtud, y que, convertido en fin primero de la vida propia, aparta al hombre de metas más altas27; la tiranía de la mayoría, que se produce cuando esta extrema su poder con frío menosprecio de las minorías y aun de la justicia y de la verdad28, y desde luego –en la desembocadura de las anteriores fallas y como corolario de las mismas– la centralización y la tendencia a la uniformidad más preocupante29. 25. D. A., v. I, introd. 26. laMberti, Jean-Claude, La notion d’individualisme chez Tocqueville, París, 1970; rollet, Jac- ques, “De l’individualisme selon Tocqueville”, en Projet (196), 1985; jacques, Daniel, Tocqueville et la modernité. La question de l’individualité dans la Démocratie en Amérique, Montreal, 1995. 27. keslassY, Eric, Le libéralisme de Tocqueville à l’épreuve du paupérisme, París, 2000. 28. horWitz, Morton J., “Tocqueville and the Tyranny of the Majority”, en Review of Politics, 28, 1966. 29. Para los textos de Tocqueville referidos a tales “males”, vid. lo que dice sobre el individua- lismo en D. A., v. II, 2.ª pte., chap. II; también en D. A., v. II, 1.ª pte., chap. V.: “[…] la igualdad […] tiende a aislar a los hombres unos de otros hasta llevar a cada uno de ellos a no ocuparse más que de sí mismo”. Sobre la obsesión por el bienestar material y su responsabilidad en la aparición de una moral pequeño-burguesa, se pronuncia a lo largo de toda la obra; en D. A., v. II, 4.ª pte., chap. VI, escribe: “veo una multitud innumerable de hombres semejantes e iguales que giran sin descanso sobre sí mis- mos para procurarse pequeños y vulgares placeres con los que llenan su alma”. Sobre la tiranía de la mayoría, el más preocupante de los despotismos conocidos (“jamás se ha visto en los siglos pasados un soberano tan absoluto ni tan poderoso”, dice en el v. II, 4.ª pte., chap. VI), advierte: “Cuando un hom- bre o un partido sufre una injusticia en los Estados Unidos ¿a quién queréis que se dirija? ¿A la opinión pública? Es ella la que forma la mayoría. ¿Al cuerpo legislativo? Representa la mayoría y la obedece ciegamente. ¿Al poder ejecutivo? Es nombrado por la mayoría y le sirve de instrumento pasivo. ¿A la fuerza pública? La fuerza pública no es otra cosa que la mayoría bajo las armas. ¿Al jurado? El jurado es la mayoría revestida del derecho de pronunciar sentencias. […] Por inicua o irrazonable que sea la medida que os afecte, es necesario someteros a ella” (vid. v. I, 2.ª pte., chap. VII). Sobre la uniformidad, de la que también se ocupa en distintos lugares, dice en el v. II, 4.ª pte., chap. VIII: “Paseo mi mirada sobre esta multitud innumerable, compuesta de seres semejantes, en la que nada se eleva ni se baja. El espectáculo de esta uniformidad universal me entristece y me deja paralizado”. Y lo peor de todo esto, para Tocqueville, es que el hombre se siente complacido con tales males, a los que ha perdido incluso la capacidad de calificar así, porque cree que son consecuencia de su libre y personal elección. “La igualdad –escribe– ha preparado a los hombres para todas estas cosas, los ha dispuesto a sufrirlas y frecuentemente a considerarlas incluso como un beneficio […] pensando –añade dos párrafos más allá– que ellos mismos lo han elegido” (D. A., v. II, 4.ª pte., chap. VI). 182 | Fundación Democracia y Gobierno Local Anuario del Gobierno Local 2012 Institut de Dret Públic ISSN: 2013-4924, págs. 173-198 Fecha de publicación: mayo 2013

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Palabras clave: autonomía local; democracia; cuerpos intermedios; Alexis de autonomy departing from the thought of Alexis de Tocqueville.
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