ÚLTIMO ROUND DE JULIO CORTÁZAR: CRISTAL DE UN EVENTO TOTAL PAUL AMES CASAS PONTIFICIA UNIVERSIDAD JAVERIANA FACULTAD DE CIENCIAS SOCIALES CARRERA DE ESTUDIOS LITERARIOS BOGOTÁ, ENERO, 2011 ÚLTIMO ROUND DE JULIO CORTÁZAR: CRISTAL DE UN EVENTO TOTAL PAUL AMES CASAS TRABAJO DE GRADO Presentado como requisito para optar por el Título de Profesional en Estudios Literarios PONTIFICIA UNIVERSIDAD JAVERIANA FACULTAD DE CIENCIAS SOCIALES CARRERA DE ESTUDIOS LITERARIOS BOGOTÁ, ENERO, 2011 PONTIFICIA UNIVERSIDAD JAVERIANA FACULTAD DE CIENCIAS SOCIALES CARRERA DE ESTUDIOS LITERARIOS RECTOR DE LA UNIVERSIDAD Joaquín Emilio Sánchez García, S.J. DECANO ACADÉMICO Luis Alfonso Castellanos Ramírez, S.J. DIRECTOR DEL DEPARTAMENTO DE LITERATURA Cristo Rafael Figueroa Sánchez DIRECTORA DE LA CARRERA DE ESTUDIOS LITERARIOS Liliana Ramírez Gómez DIRECTOR DEL TRABAJO DE GRADO Oscar Alberto Torres Duque Artículo 23 de la resolución No. 13 de julio de 1946: “La universidad no se hace responsable por los conceptos emitidos por sus alumnos en sus trabajos de tesis, sólo velará porque no se publique nada contrario al dogma y a la moral católica, y porque las tesis no contengan ataques o polémicas puramente personales, antes bien se vea en ellas el anhelo de buscar la verdad y la justicia”. TABLA DE CONTENIDO INTRODUCCIÓN ...............................................................................................................1 CAPÍTULO 1. APROXIMACIONES.................................................................................9 1.1 Dos apreciaciones críticas…………………………………………………………...9 1.2 La importancia de los umbrales…………………………………………………….16 1.3 Destruir para construir: el túnel de Cortázar……………………………………….19 CAPÍTULO 2. UMBRALES MÁS ALLÁ DE LOS UMBRALES…………………….29 2.1 Avatares de publicación…………………………………………………………....30 2.2 De almanaques, diarios, collage, montaje y figura en movimiento……………..…33 2.3 El periódico de Cortázar…………………………………………………………....41 CAPÍTULO 3. COMPLETANDO LA FIGURA……………………………………….68 3.1 Homenaje al Che…………………………………………………………………...68 3.2 Los alrededores del cuento………………………………………………………....70 3.3 “La entrevisión de una realidad otra”……………………………………………....77 3.4 Poesía en la calle y poesía permutante……………………………………………..85 3.5 Compromiso con el “presente histórico del hombre”……………………………...94 CONCLUSIONES………………………………………………………………………...99 ANEXOS…………………………………………………………………………………103 Anexo 1. Carátula de Último Round...................................................................................103 Anexo 2. Contracarátula de Último Round……………………………………………….104 REFERENCIAS…………………………………………………………………………105 INTRODUCCIÓN En carta del 20 de julio de 1965, Julio Cortázar le anuncia a su gran amigo Francisco Porrúa que está trabajando en un “librito” que surgiría de “una especie de viaje alrededor de mi biblioteca (entendiendo esta última palabra en un sentido sumamente amplio, pues abarca revistas, noticias policiales, afiches y frases de cartas)” (Cortázar, 2000a, p. 910). Posteriormente, en carta a Lezama Lima, Cortázar afirma que se trata de una especie de “almanaque” que reúne “textos de muy diversa intención y humor” (Cortázar, 2000a, p. 1048), y en otra enviada a Graciela de Sola el 30 de julio de 1966 señala que [...] será una especie de “almanaque” o de baúl de sastre, pero prefiero el primer término porque no les tengo simpatía a los sastres y en cambio toda mi infancia estuvo iluminada por El almanaque del mensajero, del que quizá quede algún ejemplar en su casa (hay que mirar en los muebles viejos y en los sótanos). Será un libro divertido, que irritará a los famas y encantará a algunos cronopios. (Cortázar, 2000a, p. 1056) El libro en cuestión era La vuelta al día en ochenta mundos, publicado en 1967 y cuya “última vuelta al día” sería Último round, publicado en 1969. De este último habla también Cortázar en cartas a Francisco Porrúa, Gregory Rabassa y Graciela de Sola, en las que lo describe como “libro-almanaque” en el cual se pueden encontrar poemas, cuentos, ensayos, “historias de locos, pequeñas aventuras imaginarias, ejercicios de estilo, experiencias...” (Cortázar, 2000b, p. 1355) No era la primera vez que Cortázar emprendía este tipo de “divertimento literario-gráfico” (Cortázar, 2000a, p. 1128), ya que en 1966 había aparecido en francés, con el título de Le discours du pince-gueule, el primer proyecto realizado conjuntamente con el artista Julio Silva, anunciado a Porrúa en los términos siguientes: Julio Silva y yo estamos haciendo un libro en común, una de esas carpetas para bibliófilos en papel japón, etc. Julio pone una serie de litografías que me gustan mucho, y este otro Julio se divierte aportando pequeños textos en francés que 1 llevan títulos tales como Le discours du pince-gueule y Comme quoi on est très handicappé par les jaguar (Cortázar, 2000a, p. 910).1 Y será con el mismo Julio Silva que diseñe La vuelta al día en ochenta mundos y Último round. La utilización de términos tales como “librito”, “divertimento” y “almanaque” podrían llevar a pensar que con estas obras Cortázar está haciendo algo así como un alto en el camino y dedicándose a algo “menos serio”. Pero, en realidad, se trata de todo lo contrario. Aparecidos en momentos álgidos de la historia política no sólo latinoamericana sino mundial, estos libros “almanaque”, que a primera vista parecen un ingenioso collage de textos, fotografías, litografías y dibujos simplemente yuxtapuestos, constituyen una reflexión y un comentario incisivos tanto sobre el arte como sobre su tiempo. Además, la publicación de dos obras del mismo tipo, con apenas dos años de diferencia, obedece a un plan deliberado del autor. Tal como le dice a Graciela de Sola, Último round es “un librito que aparecerá a fin de año en México y Buenos Aires, y que de alguna manera continúa (y concluye, como lo insinúa el título) La vuelta al día...” (Cortázar, 2000b, p. 1355). Esta unidad entre las dos obras queda reafirmada cuando, en carta a Julio Silva, Cortázar señala, a propósito del posible título del libro, que “lo de ‘Almanaque’ salta. No me gusta. Se va a llamar Último round, que juega con ‘round’ de box, o sea vuelta (última vuelta de la pelea – última vuelta al día, ¿ves?” (Cortázar, 2000a, p. 1266. Las cursivas son de Cortázar). ¿De qué se trata entonces? Pienso que estas dos obras son algo así como lo que Mario Benedetti llamó “letras de emergencia”, a saber, “literatura, pero de emergencia; es decir, directamente motivada por la coyuntura, y también claramente destinada a desempeñar una función social o política, pero no como panfleto sino como literatura.” (Benedetti, 1979, p. 9. Cursivas mías). Y en el caso de Cortázar, la forma que adquieren esos libros no es más que el desarrollo de una novedosa concepción de literatura que venía forjando desde muy joven y cuya expresión más concentrada es la “Teoría del túnel”. Una teoría que adquiere la 1 Tal como señala María Victoria Riobó, seis de los textos de ese libro serán traducidos por Cortázar para Último Round: “On dessine une petit étoile”, “Et non et non et non”, “Petit déjeuner”, “La protection inutile”, “Des choix insolites”, y “Le discours du pince-gueule” (147). 2 forma de búsqueda a través de la escritura misma, entendida como praxis vital, pues Cortázar también es un perseguidor como Johnny, el saxofonista protagonista de “El perseguidor” y Oliveira, otro “perseguidor” y protagonista de Rayuela. Y ese “kibbutz del deseo”, entrevisto por Oliveira cuando comprende que la única solución ante “la Gran- Infatuación-Idealista-Realista-Espiritualista-Materialista del Occidente” (Cortázar, 1968b, p. 510) tiene que ser una solución colectiva, se materializa para Julio Cortázar en la historia, en acontecimientos tales como la Revolución Cubana y Mayo del 68 y, más adelante, la Revolución Sandinista. Acontecimientos que hacen re-vivir el lenguaje estético gastado y hacen posible lo que Cortázar llama la poesía, ya que siempre creyó, como Rimbaud, que lo primero es el ser, la vida, la praxis, la historia, y que de allí se pasa al verbo. En eso precisamente consiste esa antropofanía de la que se habla en Rayuela, esa revelación del necesario compromiso con la construcción de un mundo nuevo para un hombre nuevo. Así, podría decirse que la trayectoria literaria y vital de Cortázar consiste en una búsqueda, una persecución de una solución frente a aquello que el autor denomina la Gran Costumbre, un mundo complaciente regido por “el optimismo filosófico y científico del siglo XVIII, es decir...un mundo regido más o menos armoniosamente por un sistema de leyes, de principios, de relaciones de causa a efecto, de psicologías definidas, de geografías bien cartografiadas”. Tras descubrir la patafísica de Alfred Jarry “para quien el verdadero estudio de la realidad no residía en las leyes sino en las excepciones a esas leyes, Cortázar, quien siempre había tenido “la sospecha de otro orden más secreto y menos comunicable”, continúa en la “búsqueda personal de una literatura al margen de todo realismo demasiado ingenuo” (Cortázar, 1994b, p. 368). Esa búsqueda ya se había iniciado con su ensayo sobre Rimbaud, al cual volveré más adelante, y se va concretando cada vez más con la comprensión de que una literatura de ese tipo sólo es posible si se vive la realidad de manera de diferente, propendiendo por transformarla. Esa forma de ser en el mundo planteada por Cortázar implica estar siempre abierto a las excepciones, a no aceptar lo dado 3 en la superficie, en vivir como homo ludens (es decir, como cronopio) frente al homo sapiens cuya sapiencia da lugar a dudas. En este sentido, Cortázar plantea una concepción de juego que, como señala Jaime Alazraki, difiere bastante de aquellas de Huizinga y Caillois, pues éstos sitúan el juego “fuera de los límites de nuestro acontecer histórico”. En el caso de Huizinga, el juego es “una actividad libre ejecutada ‘como si’ y situada fuera de la vida diaria”, y en el de Caillois se trata de “una actividad sometida a convenciones que suspenden las leyes ordinarias y que instauran momentáneamente una legislación nueva...es una actividad ficticia en el sentido de que está acompañada de una conciencia de realidad segunda o de franca irrealidad en relación a la vida corriente” (citado por Alazraki, 1994, p. 94). Como bien señala Alazraki, estos autores ven el juego como “un orden que suspende o cancela el orden histórico”. Por ello considera pertinentes las objeciones de Jacques Ehrmann a estas teorías que “consideran ‘la realidad”, ‘lo real’, como un componente ya comprobado y dado del problema”. Es decir, no cuestionan eso que Cortázar llama la Gran Costumbre. Y, sigue Ehrmann, tanto Huizinga como Caillois “definen el juego por oposición, en base o en relación a esa tal realidad”, sin cuestionar la forma en que se concibe. Concluye Ehrmann que “definir el juego representa al mismo tiempo y en el mismo movimiento definir la realidad” (citado por Alazraki, 1994, p. 95)2. Y eso es precisamente lo que hace Julio Cortázar en Último round, concretamente en el texto titulado Poesía permutante”: Digo juegos con la gravedad con que lo dicen los niños. Toda poesía que merezca ese nombre es un juego, y sólo una tradición romántica ya inoperante persistiría en atribuir a una inspiración mal definible y a un privilegio mesiánico del poeta, productos en los que las técnicas y las fatalidades de la mentalidad mágica y lúdica se aplican naturalmente [...] a una ruptura del condicionamiento corriente, a una asimilación o reconquista o descubrimiento de todo lo que está al otro lado de la Gran Costumbre. El poeta no es menos “importante” visto a la luz de su verdadera actividad (o función, para los que insistan en esa importancia), porque jugar poesía es jugar a pleno, echar hasta el último centavo sobre el tapete para arruinarse o hacer saltar la banca (Cortázar 1970, planta baja, pp. 65-66. El resaltado es de Cortázar). 2 Alazraki no especifica si las cursivas son suyas o de Ehrmann. 4 Cuando Cortázar vive el mundo como cronopio u homo ludens por excelencia, negándose a asumir de manera positivista la realidad como algo dado e inamovible, persiguiendo una solución que resultará ser colectiva, el kibbutz del deseo entrevisto por Oliveira en Rayuela, está definiendo el juego no como algo opuesto o al lado de una realidad dada, sino que, como señala Ehrmann, está definiendo la realidad. Así pues, el objetivo de este trabajo es abordar el segundo de los libros-almanaque, Último round, para demostrar que ese “divertimento” es más bien el muy serio comentario de un cronopio-homo ludens sobre un momento histórico específico y que, al mismo tiempo, constituye un paso más en el camino emprendido por Cortázar en contra de lo que él ha llamado el “fetichismo del libro”, al libro como “instrumento espiritual” venerado por ese escritor “tradicional”, “vocacional” para quien el universo culmina en un libro”, como dice Cortázar en su “Teoría del túnel” (Cortázar, 1994, pp. 35 y 44), tema éste que se analizará a fondo en el siguiente capítulo de este trabajo. Se trata, entonces, de llevar a cabo un análisis de Último round3 con el fin de demostrar que su tipo de composición particular no es un mero recurso formal sino una práctica formadora de sentido, y que la obra es la expresión de una praxis vital y poética que busca reivindicar lo “poético” frente a lo “estético”, términos estos a los que Cortázar les dará un sentido nuevo y diferente en la “Teoría del túnel”. A lo largo de este recorrido por Último round, se verá cómo la oposición al libro que merece un respeto fetichista no significa la abolición del libro como tal, sino del concepto de obra tal como comúnmente se entiende, para lo cual utilizaré los planteamientos de Umberto Eco sobre “obra abierta” y “obra en movimiento”, así como la concepción de montaje de Walter Benjamin. Igualmente, como se ampliará en el primer capítulo, la teoría de los paratextos de Genette me servirá como herramienta de aproximación al texto. Así, se verá cómo el libro-almanaque de Cortázar constituye una nueva práctica “formadora de sentido” que es la consecuencia lógica de una toma de 3 Cabe aclarar que un análisis completo de este libro rebasa por completo los límites de este trabajo de pregrado, aunque es algo que deseo seguir realizando en el futuro. Por eso, he seleccionado ciertas partes clave de la obra que me permiten demostrar mis hipótesis al respecto. 5
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