ebook img

El simbolismo del arco de Odiseo PDF

20 Pages·2005·1.8 MB·Spanish
by  
Save to my drive
Quick download
Download
Most books are stored in the elastic cloud where traffic is expensive. For this reason, we have a limit on daily download.

Preview El simbolismo del arco de Odiseo

El simbolismo del arco de Odiseo SUSANA REBOREDA MORILLO Universidad deVigo RESUMEN Elarco y lasflechas, en laGrecia arcaica yclásica, eranconsideradas comoarmas prototipode bárbarosodecobardes, ya quesumanejocontraveníalaética bélicaimpe- rante en ambos períodos. Sin embargo, ya pesardeello,elhéroe Odiseolograrestaurar en sureino lasituaciónprevia asu partidaalaguerrade Troya gracias asumíticoarco. Lacausaesque dicha annaposeía, en elcontextode lamitologíagriega,un significado simbólicocompletamente opuestoalanteriormente descritoparaelmundoterreno. Consideraciónsocial del arco en elcontexto bélicode la Greciaarcaica El punto de partida de este articuloes la existencia de un hecho aparente- mente contradictorio que se reflejaen la Odisea, nos referimos a la estrecha unión existente entre un héroe épico, Odiseo, y un arma específica, el arco y las flechas. Es importante recalcar el hecho de que gracias a esta arma dicho héroe lograría ladifícil tarea de recuperar su status de padre, marido, hijo y basiteus,perdidotras veinte años de ausenciade supatria, Itaca. Esta aparente contradicción estriba en la consideración sociológica que, sobredicha arma y su uso en el contexto bélico, imperaba enla Grecia arcaica yquepuedehacerseextensiblealperíodo clásico(H.L. Lorimer, 1950;A. Snod- grass, 1964 y 1967). Gracias a la información reunida a través de las fuentes 1, iconográficas (G. Ahlberg, 1971; E. Vermeule y y. Kara- arqueológicas georghis, 1982; 5. A. hnmerwahr, 1990; E Lissarrague, 1990; E.Borgna, 1992) y literarias2 —y especialmente en estas dos últimas— se deduce, tal y como 1 Enfuncióndelos materialesperecederosconqueelarcoeraconstruidoy lascaracterísticasedafo- lógicas yclimáticasdeGrecia,paradetectareluso dedichaarmadebemosvolvernuestros ojos hacialos hallazgosdepuntasdeflecha. 2 Apesardelaescasezdefuentesliterariasenel períodoarcaicogriego,paraeltemaqueaquítrata- moscontamosconunafuentedevalorinestimable: laIlíada, que porcentrarseen uncontextobélico,nos ofreceunos datosdegranimportanciaparadeterminarlaéticaguerreraimperante:laquederivadelcomba- tesingularentreansio,. Gerión,nY 13. ¡995.ServiciodePublicaciones.Universidad Complutense.Madrid. 28 SusanaBeboreda Morillo demostraremos acontinuación, que elarco eraconsiderado como elarma de los cobardes, de aquellosquesolíanponerenpráctica latácticade laemboscada, que lanzaban laflechaagazapados conla finalidaddesorprendera su enemigosin ni siquieraofrecerle laposibilidad de reaccionaren su defensa si elarquero acerta- 3resulta muy ilustrativo: ba el blanco. El siguiente ejemplo de laIlíada «Pero alhijo de Telamón le seguían sus leales huestes, numerosas y valien- tes, que le tomaban su escudo siempre que lafatiga y el sudor alcanzaban sus rodillas; y en cambio, noseguían los locros al magnánimo hijode Oileo, pues su corazón no lesaguantabaen larefriegacuerpoacuerpo, yaque notenían cascos guarnecidosde bronce, adornados detupidas crines decaballo,ni tenían escudos dehermoso cerco, ni lanzas de fresno. Antesbien, lo habían seguido aIlión con- fiando ensusarcosyensus bientrenzadas cuerdas de lanadeoveja, con losque, portanto, intentabanromper, disparando copiosamente, las falangestroyanas. Y precisamente en ese momento, cuandolos otros consus armas ricamente traba- jadas luchaban por delante contra lostroyanos y Héctorel guerrero armado de bronce, ellos disparaban sus arcospor detrás sin servistos...» XIII, 710-723. Por otro lado, el arco también era colocadoen manos de los bárbaros, es decir de aquellos que,desde el punto de vista griego, desconocían o no respe- taban las normas impuestaspor la éticabélica civilizada queconstituía labase de los enfrentamientosbélicos, es decir,la luchacuerpo acuerpoque exigíano sólo laproximidad física de loscombatientes sino también el conocimientode sus respectivas genealogías4. De hecho, la razón del fuerte rechazo al arco y a todos los que eran habilidosos en su manejo era, sin lugar a dudas, la fuerte oposición con la ética guerrera imperante en dicha época tanto en lo que se refiere a la luchacuerpo a cuerpo (F. J. FernándezNieto, 1975), como al com- batehoplitico(A. Snodgrass, 1965, y J.-P. Vernant(dir.), 1968) y podemosafir- marque la mismaconsideración socialrespecto aesteobjeto fuemantenidaen el período clásico y prueba de ello es la asimilación que Esquilo hacia en su obra Los Persas en donde identificaba la victoria de losgriegos sobre los bár- baros, en este caso concreto los persas, como la de la espada sobre el arco. También en la obrade Eurípides, Heracles5, serecoge estadiscrepancia entre el hoplita yel arquero: peroen lodemás nuncafue guerrero insigne:jamás abrazó escudo con «... su mano izquierda ni se arrimó a las lanzas; sosteniendo su arco—el arma de los cobardes— siempre estuvo presto ahuir Laprueba del valordeunhombre Homero,LaIlíada.TraduccióndeCristóbalRodríguez,Alonso.EditorialAkal Clásica.Clásicosgrie- gos, Madrid, 1986, Aunque enlas fuentesescritas tambiénse nosdescribeesta uniónentrelos bárbaros yel arco, son las fuentesiconográticaslasquenosproporcionanlosmejoresejemplos,especialmenteen lacerámicaájica deFigurasNegras,endondelosportadoresdedichaarmasonobienpersonajesdelamitología,obien son gentespertenecientesalarazaescita(cfr. F.M. vos, 1963yE Lissarrague,1990). Eurípides,Heracles.TraduccióndeJ.L.CalvoMartínez. Editorial Gredos,Madrid, 1985. Elsimbolismodelarcode Odiseo 29 no es el arco, sino el mantenerse a pie firme y sostener la mirada frente a una puntiaguda miesde lanzas, firmeen su puesto» Heracles 158-164. Analicemos de cerca las contradicciones existentes entre la táctica em- pleada por unos y otros. En primer lugar, podemos citar el espacio, mientras que enlaéticaguerrerade losgriegos eraimprescindiblequela luchafueralle- vada acabo en una llanuraa campo abierto, los arqueros preferían loslugares escarpados que les permitieran ocultarse de su visible enemigo. Tampoco el tiempo era coincidente, si en la primera se exigía que la guerra transcurriera duranteel día, el aprendizajedel tiro al arcose efectuaba enla noche dirigien- do laflecha hacia velas encendidas (McLeod, 1988); tenemos atestiguada esta prácticadeltiro alarco enlanoche durantealgún asedio (Tucídides,III, 23,4). En tercer lugar, hacemos mención al tipo deenfrentamiento, frente a la lucha que presuponíael contacto directo entre los contendientes, para el arquero una de las bazasnecesarias era la distancia,imprescindible paradisparara su blan- co. Tampocopodemos olvidamos dela armadura, frente ala del guerrero grie- go que incluía un equipo pesado, el arquero debería llevar consigo lo impres- cindibleque le permitieraefectuarrápidos movimientos. Y yaporúltimo, citar que si enla ética guerrera griega el elemento que más se apreciaba en el com- batienteera su fuerza—en el casode la lucha cuerpoa cuerpo— osu perfec- ta coordinación con el compañero—en el caso de la lucha hoplítica—, en el arquero se primaba laastuciay el saber hacer individual (salvo cuandoarroja- ba su flecha parapetado en el escudo de sucompañero). Los datos expuestos son suficientes para que surja la siguiente pregunta: ¿porquéel autorde laOdiseacolocóen manos de suprotagonistaun armacali- ficadacomo despreciableen su tiempo? LaOdisea, nueva ética heroica La respuesta más inmediata que podríamos dar se dirige a dos campos: en primerlugar aOdiseoy a su peculiarpersonalidad y en segundo ala renovado- ra ética heroica que presenta la Odisea con respecto a la Ilíada (W. Stanford, 1954). Que Odiseo aparezca caracterizado como opuesto al prototipo heroico por excelencia, Aquiles, se demuestra,entre otros, en los siguientes datos. En primer lugar, en supropia genealogía en laque nosencontramos quesu abuelo 6; un segundo por vía materna eraAutólico, ladrón yengañador porexcelencia 6 AtravésdelaIlíadaobservamoslaimportanciaquetienenenunhéroesusantepasados,entrelosque figuraporlo menosunpersonajedivinoyalgúnhéroederenombradashazañas.Llamolaatenciónelhecho queenestaobrasemencioneaAutólico comoex-propietariodelcascoqueMerlones cedeaOdiseoenla Dolonía, sinque aparezcala relaciónfamiliarentre abuelo ynieto (II. X, 260-270).Por elcontrarioen la Odisease quiereresaltarestaunión:Autólico esquiendael nombreaOdiseo(Od.XIX, 403-4lO)yquien asistey premiaconimportantespresenteslahazañainiciatoriadelhéroe,lacazadeunjabalíenelParnaso (Od. XIX.413-466). 30 Susana Beboreda Morillo punto aresaltar seríala supremacía que en la Odisea se le concede a la métis 7 y —personalizada en Odiseo— frente a la bie —encabezada por Aquiles— parejo a ello la posibilidad «legal» de recurrir a la emboscada (A. Edwards, 1985);en tercerlugar, su capacidadde resistencia y de adaptación, tanto referi- daal dolor moral comoa las múltiples tentacionesque se le presentan al héroe yque, a diferencia desus compañeros, demuestra sabercontenerse ymantener de este modounarelacióndeconcordiacon elpadrede los diosesy de los hom- bres8; y por último, referimos al hecho de que Odiseo, frentea losgrandes hé- roes de laIlíada, esdefinidocomo elhéroe dela reflexiónyde laactuacióncon extremada cautela9. Respecto a la diferente ética defendida por ambas épicas simplementedenunciar que resultadatotalmente ajenaa los héroes de Ilión una perspectivaque demostrara que la meta más importante para alcanzar la felici- dad no era la inmortalidad que poseían de forma exclusiva los diosest0, sino lograr mantener la vida de uno mismopara alcanzar una tranquila vejez en la tierra natal en compañía de los seres más queridos. Ello se refleja en todo el nostos del héroe y en las palabras que Odiseodirige a Calipso’1: «Diosa venerada, escucha y perdóname: ¡yo me digo todo esto~ Con - todo lo sabía que ella —Penélope— es, yo sé que comparada contigo no ten- dría ni magnitudni belleza; no es más que una mortaly tu no conocerás ni la vejezni lamuerte... Apesardetodo, el únicodeseo que tengo cadadíaes elde regresar allí, ¡de ver en mi casa el díadel regreso!» Od. V, 215-221. Ambas razones —la peculiarpersonalidad del héroey la nuevaética que presenta la Odisea frente a la Ilíada—, aunque importantes, no resultan sufi- cientemente satisfactorias paraexplicar la unión deOdiseo con su arco, ynos llevan a pensarque esta arma en la matanzade los pretendientes, en particu: 7 Aunque entodalaOdiseaseobservalanecesidaddeposeermétisparamantenerseconvida,elejem- plomásdefinitivoes elenfrentamientoentreel héroe yelcíclopePolifemo. Sólogracias aunacadena de astuciasideadasporOdiseo-ofrecervinosinmezclaalgigante,cegarlesuúnicoojo,darleunnombrefalso (Oóds),ataseasímismoyasusconipailerosaloslomosdelasovejas—lograron,élylamayorpartedesus hombres,noserdevoradosporelhijodePolifemo(Od.IX,345465. Estasituaciónes trasladablealacaída deIlión,yaqueéstanoseprodujoporlafuerzadeAquiles, sinograciasalaastutaideadeOdiseodelacons- trucción delcaballodemadera. 8 Elejemplo másrepresentativodeestastentacioneseseldelanecesidadderespetarelganadosagra- dodeldiosHelios.NolohicieronloshombresdeOdiseoyesteactoacabóconlavidadelosescasoscom- pañerosquetodavíasemanteníanasulado(Od.Xli, 340-419). EnlaIlíada vemoscómolosgrandeshéroessemueven, másqueporlarazón,por impulso.Elcaso deAquileseselmejorejemplo,apesardelasmúltiplessúplicas queledirigen, nosólosuscompañerosde armas,sinosumejoramigoPatroclo:seniegaaparticiparenlabatallaporlaofensaquelehizoAgamenón. ElcambiodeestaactitudfueprovocadoporladesaparicióndePatroclo, apartirdeestemomentosuhybris le transformaenuna«máquinadematar». Enambassituacionessereflejanposturasextremascargadasde irracionalidadyasíesdemostradoporsuspropiosaliados. Porelcontrario,al protagonistadelaOdisease ledescribeconstantementereflexionandosobre lasdiversasalternativasantesdetomaruna determinación. ORecordemosque Odiseoinclusollega adespreciarlaoferta dela diosaCalipso, quienacambio dequepermaneciera conellaensuparadisíacaisla leofrecela inmortalidadquelo equipararíaaundios (Od. y,208-210, L’Odys¿e.Poésie Ho,nérique.TraduccióndeVictorB¿rard.Ed.Les ReilesLetires, Paris, 1972. Elsimbolismodelarcode Odiseo 31 lar, y en el planode la mitologíagriega, engeneral, adquiría un nuevo simbo- lismo que seencontraba en oposición con el que acabamos de describir enel mundo terreno. Para el difícil estudio del simbolismo de este arma en el mundo mitológi- co, se desarrollarán dos vías. En la primera, se tratará de llevar acabo el estu- dio de las divinidades arqueras por excelencia,es decir, Apolo y Artemis, y el 12;la segunda directriz sedirigirá al significado quetiene su arma emblemática simbolismo de dos arcos que descuellan por su importancia en la mitología griega, el que perteneció aHeracles y el del propio Odiseo. Artemis yApolo Es en la Ilíada donde por primera vez encontramos a esta pareja divina como hermanos gemeloshijos de Zeus y de Leto. En los Himnos Homéricos, concretamente en el dedicado a «Apolo Delio»’3, se nos narra su complicado nacimiento14. En ambas fuentes los dos dioses aparecen descritos como estre- chamente unidos a su arco y a sus flechas. Recordemos que en la última de ellas se nos informaque el dios Apolo,justoen el momento de nacer reclamó para sí dos objetos: «la citara y el curvado arco»; a partir de este momento ambos instrumentosdecuerda pasaron aser los atributos definitorios del dios. Otrapruebade su vínculocon estearma songran parte de losepítetos queapa- recen unidos aambas divinidades: íoxophoms —que llevael arco—, wxotes/is —arquero/a—, iokhéaira —que lleva flechas en la mano—, khruselakatos —deflechas deoro—, klito¡oxos—arquero glorioso—, ekebólos —quedispa- ra certeramente, Flechador—, ekaergos —que alcanza o hiere a su volun- tad—... También en la iconografía de Apolo y Artemis se le concede gran importancia al arco;atributo queacompañaal primero en la mayor parte de las representaciones, y que es prácticamente inseparable de su hermana,la divini- dad de la caza porexcelencia. Undato más que subraya la misma vinculación es que en ciertos santuarios dedicados a estos dioses se encontraron, entre las diversas ofrendas, puntas de flecha, como es el caso del Artemision de Delos en donde se localizaron treinta y cuatro puntas de flecha de bronce y una de ~E Borgna, 1992, 98 al estudiarel arco comoobjeto cultual unido a Arteniisy —posiblemente—a Apoloenel contextominoico ymicénicoconcluyequeestearmatieneunsentidoenminentementeapotro- paico. 13 Seha aceptadoque elHimnodedicado aApoloDeliosetratadeun himnoantiguoque posterior- mentefue ampliado.Parece serqueeloriginariodataríadels. viii-vila.C.ylaampliaciónseríaproducida enels.Via,C.CItHimnosHoméricos.La«Batraconsia,naquía».introducción,traducciónynotasdeAlber- toBernabéPajares.Editorial Gredos,Madrid, 1988,92. 4 Tal y como nos informael Himno a Apolo Delio, nadie queda acogeren sotierra a Letoen el momentodeparir,nosóloportemoralacelosaesposadeZeus, sinoalhijoquetraíaensusentrañas;sólo laisladeDelosconsintió,nosin antesobligarajuraraLetoqueseconstruiríaenese lugarelprimersan- suadoasuhijo(30-91. 32 Susana BeborecIaMorillo marfil (H. Gallet de Santerre yJ. Tréheux, 1947-1948); también en el santua- rio de Apolo en Epidauro se localizó este tipo de ofrenda (J. Papadimitriou, 1949). Porúltimo, citamos lospropios mitosrelativos asus personasen los que siempre utilizan como medio de defensa el implacable arco. Pero antes de adentramos en estos mitosy en el simbolismo que, através de ellos, observa- mos que posee su arma debemos referimosa laevolución particularque sufrió Apolo. Si de la diosa Artemis podemos afIrmar que aparece caracterizada con una personalidad bastante definida desde los primeros tiempos como Ponia Theron, es decir, Señora de los Animales y que, aunque con pequeñas variaciones, se mantuvo a través del mito lo más esencial de su identidad, no podemos afirmar lo mismo de su hermano Apolo. Existe plenaunanimidadentre los investigado- resen que los rasgos que definen al Apolo arcaicols talycomo se reflejan en la Ilíadayenlos HimnosHoméricos poco tienenque vercon elApolo delperíodo clásico, oracular y en cierta medidasalvaguardia de los seres humanos porcon- siderarloel transmisorde los oscurosdesigniosde su padre, Zeus. De todasfor- mas, a pesarde esta evolución,tenemos que decirque el arco,junto con lalira, permaneció comoatributo inmutable deldios. Paraestainvestigación nos intere- sasubrayarsu personalidad arcaica,aquellaquese definíacomo temible, nosólo para los hombres sino también para los dioses. Esta última idea aparece clara- 16: mente reflejadaen el Himno dedicadoa Apolo Delio «Voy aconmemorar—que noquiero olvidarme—aApoloel Certero, ante cuya llegadatiemblan losdioses en las moradas deZeus y se levantantodos de sus asientos al aproximarse él, cuando tiende su ilustre arco. Leto es laúnica quepermanece sentadajuntoaZeusque segozacon elrayo. Ellaes laquedis- tiendeel arco, cierraelcarcaj, ytras tomarcon susmanosde susrobustos hom- bros el arco, locuelga en un clavo de oro de la columna de su padrey asimis- mo lo lleva a sentarse en un trono. El padreentonces leofrece néctar en una copa de oro, saludando a su hijo. A continuación las demás deidades se síen- tan y se alegra lavenerableLeto por haberparido un hijo poderoso ycapaz de llevar el arco» Himno aApolo Delio, 1-14. La idea de que la presencia del dios con su arco genera temor entre quie- nes lo observan es una constante en este párrafo y debemos subrayar que en este casono se trataba, como en el inicio de laIlíada, de simples humanos que se estremecían ante la aparición de una divinidad que llegaba en medio de la noche y que en el sonido de sus flechas amenazadoras adivinaban la muerte ‘5L. R. Farnell, 1907,310llegainclusoa pensarqueelarcocomoatribuloconstante deApolodebe aludirasuetapaprimitivaenlaque ladivinidaderaadoradaportribusque vivíande lacaza.G.Méautis, 1959,yJ. Ducheim, 1960.defiendenquesuaspecto arcaicoylaunióndeestediosconelarcoobedecena suOrigenasiático. tCHimnoilía: AApolo Delio,enHimnos Homéricos. La “Batracomio,oaquia .TraducióndeAlber- toBernabé Pajares.Editorial Gredos.Madrid, 1988, 106-114. Elsimbolismodelarcode Odiseo 33 inminente, provocada ésta por la ofensa infligida por los aqueos —protagonI- 17. En el zada por Agamenón— a un sacerdote dedicado al culto de Apolo HimnoaApolo Delio se nos está describiendo laactitud de las divinidades del Olimpo que, ante la llegada de otro dios, se levantan de sus asientos e inte- rrumpen su diversión. Esta reacción se encuentra tan vinculada a su amena- zante arco comoa la respuestade su padre Zeus18; de hecho no puede obede- cer a la casualidadque sólo cuando ambos se muestran distendidos —el arco desmontado y Zeus ofreciendoa su hijo la bebida de losdioses— la situación recobre lanormalidad. Una sensación de pánico similar es laque incitaArtemis con su arco, aun- que en un contexto distinto. No se trata de provocar tensión entre sus iguales sino que ésta se impone en su propio dominio; esta divinidad reina sobre los animales salvajes yel territorio enqueéstossedesenvuelven.Esel mundo que, por definición, se opone al espacio cultivadoen el quedesarrollan su vida los seres humanos. Y de nuevo, como ejemplo ilustrativo de los sentimientos que provoca la presencia de la diosa en su propio reino, recurrimos a los Himnos Homéricos, y en particular a aquel que aparece dedicado aAi-temist9 y que se inicia de la forma siguiente: «Cantoa la tumultuosa Artemis, la de las áureas saetas, la virgen venera- ble, cazadorade venados, diseminadorade dardos, lahermanacarnal de Apolo el del arma de oro, la que por los montes umbríos y los picachos batidos por losvientos, deleitándosecon lacaza,tensa suarcotodo éldeoro, lanzandodar- dos que arrancan gemidos. Retiemblan las cumbres de los elevados montes y retumba terriblemente el bosque umbrío por el rugido de las fieras. Se estre- mece también la tierra yel mar pródigo en peces. Pero ella,que tiene unardi- do corazón, sedirigede unladoaotro, arruinando larazade las fieras. Ycuan- do se hacomplacido la diosa queojea las fieras, la diseminadora de dardos, y ha deleitado su espíritu, tras aflojar su flexible arco, se dirige a la espaciosa morada de su hermano, Febo Apolo, al espléndido pueblo de Delfos, dispo- niendo allíel hermosocoro de lasMusas y lasGracias. Trascolgarallísuelás- t7EsperfectamenteequiparablelasensacióndeterrorquelapresenciadeApoloprovocaentrelosdio- ses y laque provocaentre los hombres, veamos literalmenteladescripción desuapariciónenla Ilíada,1 (45-48: «Resonaban con estridencia lasflechassobre loshombros del encolerizadodios alponerse en ,novimien;o, yavanzaba¿1parecidoalanoche. Fueaseníarse luegolejosde lasnaveseinmediatamente lanzó unaflecha y un terriblesilbidosaliódel arcodeplata Fueprimerosobre los mulosylos rópidos perros.Mós siguiólanzandoélsusflechasdepenetrante punta, alcanzóndolos también a ellos.., durante nuevedías cruzaronporelejércitolas/lechasdeldios». tSJ,5, Clay,1984,38-43afirmaqueeltemorqueinspiraeldiosesdebidoalaposibilidaddequeéste, siguiendoelMitodelasSucesionesdestronaraasupadreZeusparaocuparsulugar;enelmomentoenque se muestraentre ambasdivinidadesuna relación deconcordiael poetadel Himnoesta introduciendouna nuevadimensióncósmica. Nosotrosañadimosqueestabuenarelaciónentreelpadreyelhijoessubrayada porelhechoquesedesmonteelarco. t9HimnoXXVII:AArsemis,enHimnosHoméricos.La Ba:racomiomaguia .TraducióndeAlberto Bernabé Pajares.Editorial Gredos,Madrid, 1988,287. 34 SusanaRetorecIaMorillo tico arco y las saetas, dirige los coros, iniciando el canto con encantador ade- rezo sobre su cuerpo» Himno aArtemis, 1-18. Y de nuevoobservamos que, a pesar de la evidente diferenciade contextos, hayuna intenciónclaraporpartedel autorde plasmarsentimientos yreacciones similares ante la visión, por separado, de las divinidades gemelas. El arco y su puesta en acciónresultaamenazador, provocael pánico,no sóloen aquellosani- males a los que la diosa dirige sus mortíferas flechas, sino en todo lo que se encuentra en su contexto inmediato. También una vez más volvemos a encon- tramos con laidea de que es ladistensión oel reposo del arcoel desencadenan- te de unprofundo cambiode escenario que rompede forma tajantecon la laten- te agresividad anterior En este caso, tras este acto nos vemos traspasados a un mundo de dulzura marcadoporel compás de los coros femeninos que la misma diosadirige. Esdecir, unavezquedesaparece launiónfísicaentre ladivinidady sumortíferaarma,elpánicodesaparece, latensión serelaja yestarelajación apa- rece subrayada porlaconcordia establecida através de un dulce canto. En otros mitos senos narrala inflexibilidadde ladiosa en lo que se refie- re alosatentadosdirigidos encontradesusoberanía.Unodeloscasosmáscla- 20 esel quese relaciona conAgamenón quien cuandose dirigía aTroyacon ros sus guerreros, atracó en Aulide; allí, trashaber dado caza aun ciervo, sejactó afirmando que ni siquiera la diosa de la caza por excelencia sería capaz de superaresta hazaña.Lareaccióndela divinidades inmediata,paraliza losvien- tos que habrían de conducir a los griegos a su destino y a cambio exige que Agamenón sacriflque a su propia hija, Ifigenia (Eurípides: Ifigenia en Aulide, 357-360), a la que finalmente, antes de que se lleve a cabo el sacrificio, Arte- missustituye porunaciervae incorporaa lajoven al grupode sacerdotisas vír- genesqueconvivenconella enlosbosques (Eurípides: Idem, 1585-1627; Apo- lodoro, Epítome III, 21). A pesarde que en este caso no se aluda a una actua- ción directade ladiosacon su arco, senosofrece unabuena información sobre el fuerte carácter de la divinidad arquera y su implacabilidad respecto a las ofensas recibidas sobre sudominio en su reino. La conclusión inmediata resulta bastante alentadora, especialmente al observarque confirma las sospechasanteriormente expuestas. En ambas divi- nidades el arco se contraponea la identificación quese realizabaen el contex- to bélicocon lacobardía; estearma, al menosen susmanos, se convierteen un indiscutible símbolo de poder que provoca terror entre quienes los observan. Podery temorque se hace extensivono sólo a los hombres, sino a la naturale- za salvaje y a otras divinidades. Nadani nadie puede excluirsede esta afirma- 20Otromitoquetambiénserelacionaconlasoberanía ultrajadadeladiosaeseldeljabalídeCalidón. Elreydeestelugar,Eneo,habíaofrecidounsacrificioatodaslasdivinidadesdespuésdelarecolecciónolvi- dándosedeArtemis. Ladiosa,envenganza, envíaunjabalídegrantamañoparaqueasolaracontinuamente loscamposdelcitadoreino(cfr.Apolodoro1,8.2. ElsimbolismodelarcodeOdisea 35 cióny de este modo vemos a ambos hermanos luchando al unísono, mostran- do su furia y seguros del triunfo que les ofrece su poderosa arma. El ejemplo de la Ilíada sobre los acontecimientos que le ocurrieron a los hijos de Niobe, enel que se nos describe alos dos hermanos combatiendo por lamisma causa, sirvepara completar la definición sobreel simbolismo que llevaban implícitos sus arcos: Niobe a laque docehijos leperecieron en sucasa, seis hijos y seis hijas «... en la flor de la vida. A ellos dioles muerte Apolo de una flecha de su arco de plata ensu enojo contra Niobe; ya aquéllas Artemis la que lleva flechas en la mano, porque Niobesolíacompararse conLetona de hermosas mejillas.Decía que éstahabíaparido ados yella, encambio, habíaengendrado amuchos. Mas aunque dos, fueron éstos los que perdieron a todoslos suyos. Nueve días per- manecieron tendidos en su sangre, y nadie para enterrarlos, pues el Crónida habíaconvertido a la gente en piedras. Mas al décimo día le dieron sepultura los diosesdescendientes de Urano...» 11. XXIV, 600-613. Ante la descripción de la matanza de los hijos de Niobe si nos quedaba alguna duda sobre el simbolismo del arco en el contexto mitológico, ésta ha quedado resuelta. Nada ni nadie debejactarse o dirigir algún improperio con- traestos diosesoquienes serelacionendeformadirecta conellos. En estecaso concreto el atentadoy elorigen dela ofensa serelacionabacon la fertilidad de su madre. Sustemidos arcos y sus amenazadoras flechasno sólo provocarán la desgraciasobre quienesosencontrariarles sinoque también sonunmedio claro para restituir el orden establecido. Está bien claro el mensaje que se nos tras- mite en la Ilíada: aunqueLeto, frente a Niobe, haya tenido tan sólo dos hijos, éstos sonlos más poderosos.Es decirque loque realmentecuentano eslacan- tidad, sino la calidad. Pero la simbologia del arco es todavía ampliable y no sólo reducible a la ecuación arco=poder-i-terror. Si ésta es la visión «negativa» de su estrecha unión con este arma, tenemos también —comosuele ocurrir en el plano mito- lógico griego— una caracterización «positiva» aplicada a esa misma unión. Ambas divinidades y sus flechasse encuentran estrechamente ligadosalhecho de provocar entre loshumanos lamuerte súbita. Aquella que era caracterizada como dulce en oposición a la muerte lenta que traíaconsigo una larga agonía yunaconcienciadel sufrimiento. Por logeneral nosencontramos conunaclara diferenciación sexual, Artemis es la que a través de sus flechas provoca la muerte repentinaen elgénerofemenino y su hermanogemelo enel masculino. Sonabundantes losejemplosque podemosextraersinni siquiera abandonarlos textos homéricos.El propio Odiseo,cuando seencuentraasu madremuerta en el Hades, le interroga sobre la causa de su fallecimiento y le inquiere si fue debido alas flechasde Artemis o aunalargadolencia(Od XI, 170-173). Tam- bién Eumeocuando ledescribíaaun Odiseodisfrazadode mendigo ellugarde donde procedía hace alusión a este tema del modo siguiente: 36 SusanaReboredaMorillo «Se llama Siria—¿conocías tú este nombre?—, una isla que se encuentra en la cima de la Ortigia, del lado del ocaso; quizás algode ella oíste. No está muy poblada, pero es unbuen país: vacasy ovejas, vino enabundanciay trigo en cantidad. No se conoció nunca el hambre,ni las plagas, calamidades de los mortales, sino cuando los ciudadanos al entrar en vejez, el dios del arco de plata,que Artemisacompaña, Apolo, les danmuerte bajosus dulces flechas...» Od. XV, 403-412. Simplemente nos gustaría destacar un importante dato para la presente investigación. Eumeo está describiendo su país con grandes similitudes con la edad de oro y uno de los elementos que forman parte de la felicidad en que viven sus habitantes,junto ala abundancia de productos alimenticios y la falta de enfermedades, es el de alcanzaruna «muerte dulce» gracias a lasflechas de ambos hermanos. Esta es la otra versión de la simbología de estos arcos divi- nos, sus flechas, en este caso benefactoras, proporcionaban una muerte sin sufrimiento, sin que lapersona ni siquiera tuviera tiempo para que le alcanza- rala conscienciade lo que realmente le estaba sucediendo. En definitivase puede afirmar que la simbologia deestos arcos divinos es doble,si porun ladosu asociaciónconApoloy Artemisrepresenta su poderen fuerte asociación con el terrorde losotros; porotro sus flechas son solicitadas por los hombresa lahora de sumuerte. Si está asumido queésta tiene que lle- gar, es preferible que asome sin connotaciones de agonía, que se produzca repentinamente, con una flechadivina que se clavaen el corazóny que marca el paso al más allá de unaforma dulceo, quizás, inconsciente. Heracles Ante todo lo expuesto referido a las divinidades arqueras se podría aducir que la simbologia que se leconcede al arcocuando se encuentraen sus manos podría obedecer a su elevado status, por esa razón consideramos necesario hacerunestudio similarreferidoaun héroe, Heracles,hijode Zeus ydelamor- tal Alcmena, que también aparece caracterizado en la mitologíagriega, como uno de los arqueros por excelencia. De hecho, su principal atributo,junto con la maza y la piel del león de Nemea, es el arco. Dejaremos para más adelante el origen y latrayectoria que siguió este arco paradetenemos en lasimbologia que adquiría dicha armaen sus manosy queno es ajena a laque describíamos lineas más arribarespecto a las divinidades arqueras. También el uso del arco en Heracles nos lleva aun simbolismo de dicho objeto que se opone a la defi- nicióndeunarma adoptadaporloscobardes oporlosbárbaros. Unprimer dato aresaltar, de gran importanciaparaeste análisis, esla seguridad que este arma proporcionaba al, por entonces todavía humano, hijode Zeus para enfrentarse acualquier tipo de enemigo. Entre ellos incluimos, por unlado alos peligrosí- simos monstruos a los que el héroe tuvo que hacer frente en las doce labores

Description:
unión existente entre un héroe épico, Odiseo, y un arma específica, el arco y las flechas. El padre entonces le ofrece néctar en una copa de oro
See more

The list of books you might like

Most books are stored in the elastic cloud where traffic is expensive. For this reason, we have a limit on daily download.