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El Plano Astral PDF

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C.W.Leadbeater EL PLANO ASTRAL The Astral Plane– Its Scenery, Inhabitants and Phenomena 1896 BIBLIOTECA UPASIKA www.upasika.com Colección “Teosofía 900” C.W.Leadbeater – El Plano Astral PREFACIO Pocas palabras requieren la presentación de este libro al público. Está destinado a satisfacer las demandas de una sencilla exposición de las enseñanzas teosóficas, pues se quejaron algunos de que nuestra literatura es demasiado abstrusa, técnica y costosa para el lector ordinario, y esperamos que la presente obra logre satisfacer la que verdaderamente es una positiva necesidad. La Teosofía no es tan sólo para los eruditos. Es para todos. Acaso entre quienes en las siguientes páginas perciban los primeros vislumbres de las enseñanzas teosóficas, haya unos cuantos que deseen penetrar más profundamente en su filosofía y abordar sus más abstrusos problemas con el celo del estudiante y el ardor del neófito. Pero esta obra no se ha escrito tan sólo para el estudiante entusiasta a quien no atemorizan las dificultades iniciales. También está escrita para las personas ocupadas en los cotidianos menesteres de la vida, pero anhelosas de comprender algunas de las grandes verdades que hacen más soportable la vida y menos temible la muerte. Está escrita por siervos de los Maestros, de los Hermanos Mayores de la humanidad y no puede tener otro objeto que servir al prójimo. Cabe la esperanza de que quien con suficiente interés lea esta obra y sobre lo leído medite, adquiera una idea general sobre el mundo astral que le capacite para comprender y situar en su verdadera posición y lugar los fenómenos relacionados y que pueden llegar a su conocimiento. Aun cuando sólo bosquejamos tan vasto tema, bastará para demostrar la suma importancia que la percepción en ambos planos ha de tener en el estudio de la biología, física, química, astronomía, medicina e historia y el intenso impulso que a estas ciencias pudiera dar el acrecentamiento de dicha percepción. 2 C.W.Leadbeater – El Plano Astral INTRODUCCION Aunque en su gran mayoría inconscientes de ello, pasan los hombres toda su vida en medio de un vasto y poblado mundo invisible. Durante el sueño o éxtasis, cuando los conspicuos sentidos físicos quedan temporalmente en suspenso, se le muestra al hombre algo de dicho otro mundo, y a veces regresa de aquellas condiciones con memoria más o menos vaga de lo que vio y oyó allí. Cuando en el cambio llamado muerte desecha el hombre completamente el cuerpo físico, pasa a dicho mundo invisible y allí vive durante los siglos que transcurren entre sus encarnaciones en el mundo físico. Pasa el hombre la mayor parte de ese largo período en el mundo celeste; pero ahora hemos de contraernos a considerar la parte inferior del mundo invisible, la condición en que halla inmediatamente después de la muerte, el Hades o mundo inferior de los griegos, el purgatorio o estado intermedio de los católicos, al que llamaron mundo astral los alquimistas medievales. El objeto de este Manual es recoger y ordenar cuantos informes respecto a esta interesante región están diseminados por la literatura teosófica y complementarlos ligeramente en casos en que nuevos hechos hayan llegado a nuestro conocimiento. Conviene advertir que las adiciones complementarias son el resultado de la investigación de unos cuantos exploradores, por lo que no se han de recibir como testimonio de autoridad, sino tan sólo en su propio valor. Además, hemos tomado cuantas precauciones ha sido posible para asegurar la exactitud y no hemos aceptado ningún hecho viejo o nuevo sin que lo confirmara el testimonio de al menos dos avezados e independientes investigadores y avalaran su exactitud antiguos estudiantes cuyo conocimiento de estos puntos es necesariamente mucho mayor que el nuestro. Por lo tanto, cabe la esperanza de que el presente estudio del mundo astral, aunque no del todo completo, sea digno de confianza tal como lo relatamos. El primer punto que ha de evidenciarse al describir el mundo astral, es su absoluta realidad. Desde luego que no empleo esta palabra en el sentido metafísico de que excepto el Ser inmanifestado todo es ilusorio por inpermanente. Empleo la palabra realidad en su acepción vulgar y corriente, para dar a entender que los objetos y habitantes del mundo astral son reales en el mismo concepto en que lo son nuestros cuerpos, nuestros muebles, nuestras casas y monumentos. Los objetos y habitantes del mundo astral no durarán eternamente en tal estado como no duran eternamente los objetos en el mundo físico; pero sin embargo, desde nuestro punto de vista son realidades mientras duran, de las que no podemos prescindir aunque la mayoría de la humanidad esté todavía inconsciente o vagamente consciente de su existencia. Nadie puede tener claro concepto de las enseñanzas teosóficas mientras no se de cuenta de que en nuestro sistema solar hay planos perfectamente definidos, cada uno de ellos con su peculiar materia de diferente grado de densidad, y que algunos de estos planos pueden visitarlos y observarlos personas con aptitudes para ello, exactamente lo mismo que es posible visitar y observar un país extraño; y que de la comparación de las observaciones de quienes están de continuo actuando en dichos planos, puede obtenerse la prueba de su existencia y naturaleza, tan satisfactoriamente al menos como la que la mayoría de las gentes tienen de la existencia de Groenlandia o de Spitzberg. 3 C.W.Leadbeater – El Plano Astral Los nombres dados a estos planos considerados en orden de materialidad desde el más denso al más sutil, son: físico, astral, mental, búdico, nirvánico, monádico y ádico. Estos dos últimos están todavía tan lejos de nuestra capacidad conceptiva, que de momento podemos prescindir de ellos. Conviene advertir que la materia de cada uno de estos planos o mundos difiere de la del inmediato inferior en análogo modo, aunque de muchísimo mayor grado, de cómo los gases difieren de los sólidos. En efecto, los estados de materia a que llamamos sólido, líquido o gaseoso son meramente las tres subdivisiones inferiores de la materia física. La región astral1 que intento describir es el segundo de los siete grandes planos de nuestro sistema solar, contando desde el mundo o plano físico con el que todos estamos familiarizados. Se le suele llamar el reino de la ilusión, no porque sea de por sí más ilusorio que el mundo físico, sino a causa de la extrema inseguridad de las impresiones que en él recibe el inexperto visitante. Dos capitales características se han de considerar en el mundo astral: 1ª Que muchos de sus habitantes tienen la maravillosa propiedad de mudar de forma con proteica rapidez y de fascinar a los que escogen para divertirse con ellos. 2ª Que la visión en el mundo astral es muy diferente y mucho más amplia que la visión física. En el plano astral se ven los objetos de todos lados a la vez, y el interior de un sólido es tan visible como la superficie. Así no es extraño que un visitante inexperto tropiece con dificultades para comprender lo que realmente ve, y que se le agrave la dificultad al expresar su visión en el inadecuado lenguaje de los idiomas corrientes. Uno de los más frecuentes errores de la inejercitada vista astral es la permutación de las cifras de un número y leer por ejemplo 139 en vez de 931 ó 931 en vez de 139. En el caso de un estudiante de ocultismo aleccionado por un experto Maestro, tales errores serán imposibles a menos que haya precipitación o descuido, puesto que el estudiante ha seguido un largo y variado curso de instrucción en el arte de ver correctamente, y el Maestro o uno de los discípulos más adelantados le representan repetidamente todas las posibles formas de ilusión y le preguntan: “¿Qué ves?” Cualquier error en la respuesta queda inmediatamente corregido y se explica en qué consistió el error, hasta que poco a poco adquiere el neófito seguridad y confianza en la observación de los fenómenos del plano astral incomparablemente superiores a cuanto es posible en el plano físico. Pero el estudiante de ocultismo no sólo ha de aprender a ver correctamente, sino también a transferir de uno a otro plano el recuerdo de lo que vio; y para ayudarle a conseguirlo se le enseña a transportar ininterrumpidamente su conciencia del plano físico al astral y del astral al devachánico2 y regresar sin cambio de conciencia al mundo físico, pues mientras no sea capaz de esta continuidad de conciencia en los tres mundos, cabe la posibilidad de que sus recuerdos se pierdan en parte o se tergiversen durante el intervalo en blanco que separa los estados de conciencia en cada uno de los planos. 1 Ha de tener presente el lector novel en Teosofía que los planos o divisiones materiales del sistema solar a que alude el autor, reciben en los tratados teosóficos, indistintamente las denominaciones de planos, reinos, mundos, niveles, regiones y esferas (N. del T.) 2 Otra denominación del plano mental. 4 C.W.Leadbeater – El Plano Astral Cuando el estudiante adquiera continuidad de conciencia, podrá usar ventajosamente sus facultades no sólo cuando durante el sueño o el éxtasis actúe fuera del cuerpo físico, sino también cuando esté plenamente consciente en la ordinaria vida física. Teósofos hubo que hablaron despectivamente del plano astral diciendo que no merecía la menor atención; pero me parece que se equivocan, pues con toda seguridad debemos aspirar a la vida espiritual y sería desastroso para un estudiante desdeñar el superior desenvolvimiento y descanso que entraña el logro de la conciencia astral. Se conoce el caso de quienes primeramente actualizaron las facultades mentales, y por decirlo así saltaron por encima del plano astral; pero este no es el ordinario método que con sus discípulos emplean los Maestros de Sabiduría. Donde es posible el salto, no cabe duda que ahorra muchas tribulaciones; pero a la inmensa mayoría de los seres humanos les está prohibido el progreso a brincos y saltos a causa de sus faltas y locuras en el pasado. Todo cuanto nos cabe esperar es ir recorriendo poco a poco y paso a paso nuestro camino; y como quiera que el plano astral es el inmediatamente superior al físico, es natural que en él tengamos nuestras primeras experiencias superfísicas. Por lo tanto, para los principiantes en estos estudios es interesantísimo el del plano astral y de suma importancia la clara comprensión de sus misterios, pues capacita para explicar los fenómenos de las sesiones espiritistas, de las casas frecuentadas por duendes, etc., que de otro modo no tienen racional explicación, así como preserva dicha comprensión de posibles peligros. De diversas maneras puede percibirse el primer contacto con el plano astral. Algunos sólo una vez en toda su vida, por influjo de una extraordinaria circunstancia llegan a ser lo suficientemente sensitivos para reconocer la presencia de un habitante del mundo astral; y si no se repite la experiencia, quizás con el tiempo se figuren haber sido en aquella ocasión víctimas de alucinaciones. Otros ven y oyen con creciente frecuencia algo para lo que los de su alrededor están ciegos y sordos. La más común experiencia consiste en ir recordando cada vez más claramente lo que vieron y oyeron en otro plano durante el sueño. Entre quienes ya han estudiado estos asuntos, los hay que tratan de actualizar la vista astral por medio de la esfera cristalina u otros artificios; pero quienes gocen de la inestimable ventaja de la guía directa de un idóneo instructor, probablemente pasará por vez primera al plano astral bajo su protección y se la continuará otorgando hasta que por la aplicación de varias pruebas se convenza de que su alumno ya está abroquelado contra todo posible peligro o terror que le amenace. Sin embargo, sea como quiera, no pude menos de formar época memorable en la existencia del hombre, el positivo reconocimiento de que siempre se halla en medio de un mundo henchido de activa vida, del que la mayoría es enteramente inconsciente. Tan copiosa y múltiple es la vida del plano astral, que al principio aturde por completo al neófito, y aun para los más expertos investigadores no es fácil tarea el intento de clasificarla y catalogarla. Si al explorador de alguna desconocida selva tropical se le demandara no sólo la descripción del terreno explorado con exactos pormenores de su fauna, flora y gea, sino además la de los géneros y especies de cada una de las miríadas de insectos, reptiles, aves y mamíferos que vio, seguramente que le asombraría la magnitud de la empresa. Sin embargo, no tiene este ejemplo comparación posible con los apuros del investigador psíquico cuya tarea es todavía muchísimo más complicada, tanto por la dificultad de transferir exactamente del plano astral al físico el recuerdo de lo que percibió, como por la insuficiencia de los idiomas humanos para expresar mucho de lo que ha de transferir. 5 C.W.Leadbeater – El Plano Astral Sin embargo, así como el explorador en el plano físico, comenzaría probablemente su relato por la descripción general del escenario y características del país explorado, así también convendrá comenzar este ligero bosquejo del plano astral con el propósito de dar alguna ideal del escenario de sus maravillosas y siempre cambiantes actividades. Pero aun en el comienzo, la extrema complejidad del asunto nos opone una casi insuperable dificultad. Todos cuantos tienen plena visión en el plano astral están acordes en afirmar que el intento de representar una vívida descripción del escenario astral ante quienes no abrieron todavía los ojos, es como hablarle a un ciego de la exquisita variedad de tonos matices de una puesta de sol. Por muy detallada y minuciosa que fuese la descripción, no habría certeza de que la idea forjada en la mente del ciego oidor del relato fuese adecuada representación de la verdad. 6 C.W.Leadbeater – El Plano Astral CAPITULO PRIMERO EL ESCENARIO Ante todo se ha de entender que el plano astral está dividido en siete subplanos, cada uno de ellos con su correspondiente grado de materialidad y su peculiar condición de materia. Aunque la insuficiencia del lenguaje físico nos obligue a considerar estos subplanos en escala de inferior a superior o de superior a inferior, no hemos de incurrir en el error de creer que son separados lugares en el espacio3 o están unos encima de otros como los estantes de una librería o las capas de una cebolla. Se ha de entender que la materia de cada plano o subplano interpenetra la materia del plano o subplano inmediatamente inferior en densidad, de suerte que aquí mismo, en la superficie de la tierra están entreverados todos los planos, aunque las sutiles modalidades de materia se extienden tanto más allá del mundo físico, cuanto mayor es su sutileza. Así, cuando decimos que un hombre pasa de un plano o subplano a otro de menor densidad no significamos con ello que se mueva en el espacio para subir o ascender, sino que transfiere su conciencia de uno a otro nivel, de suerte que poco a poco llega a ser irrespondible a las vibraciones de la materia de mayor densidad y comienza a responder a las vibraciones de materia menos densa y más fina; y así desaparece lentamente de su vista el escenario de un mundo con sus habitantes, y en su lugar aparece otro mundo se superior carácter. Si enumeramos los subplanos astrales comenzando por el menos denso, encontramos que se redividen en tres clases: los subplanos 1º, 2º y 3º forman la primera clase; los 4º, 5º y 6º, la segunda; y la tercera el séptimo e inferior subplano, que permanece aislado. La diferente densidad de la materia astral de los subplanos de la primera clase en comparación con la de la segunda, es como la que existe entre un líquido y un sólido de materia física, mientras que la diferencia entre la materia de los tres subplanos de la clase primera sería como la que hay entre líquidos de menor a mayor densidad; y la diferencia entre la materia de cada uno de los tres subplanos de la segunda clase, sería como la que hay entre sólidos de menor a mayor densidad, por ejemplo, corcho, avena y acero. Prescindiendo, por el momento, del séptimo subplano, diremos que los 6º, 5º y 4º tienen por trasfondo el mundo físico con todos sus conocidos accesorios. La vida en el sexto subplano es la misma que la ordinaria vida terrestre, menos el cuerpo físico y sus necesidades; pero al transferirse a los 5º y 4º subplanos es cada vez menos material y se retrae más y más del mundo terreno y de sus intereses. El escenario de estos subplanos es el mismo y mucho más que el de la tierra, porque cuando desde ellos observamos por medio de los sentidos astrales, hasta los objetos puramente físicos presentan muy diferente aspecto, y los percibe quien tiene los ojos completamente abiertos, no como de ordinario desde un solo punto de vista, sino por todos lados a la vez, según quedó dicho en la Introducción, aunque la idea es bastante confusa; y si añadimos que las partículas del interior de un sólido son tan claramente visibles como las de la superficie, comprenderemos que en tales condiciones, aun los objetos más familiares pueden parecer al principio totalmente desconocidos. Sin embargo, si consideramos el asunto, resultará que la visión astral se aproxima mucho más cercanamente a la verdadera percepción, que la visión física. Por ejemplo, si en el plano astral miramos los lados de un exaedro de cristal, aparecerán iguales tal como 3 Lo mismo se ha de entender de los siete planos de nuestro sistema solar, que tampoco están superpuestos. 7 C.W.Leadbeater – El Plano Astral realmente son, mientras que en el plano físico el lado más distante aparecerá en perspectiva, más pequeño que el lado cercano, lo cual es desde luego mera ilusión óptica. Esta característica de la vista astral ha motivado que se diga de ella en muy sugerente y expresiva frase, que es la vista de la cuarta dimensión. Pero además de estas posibles causas de error, complica mayormente el asunto la circunstancia de que esta vista superior percibe modalidades de materia que aunque todavía puramente físicas son invisibles en condiciones ordinarias, como por ejemplo, los gases constituyentes de la mezcla atmosférica, las radiaciones emanadas de todo cuanto vive y también cuatro grados de materia física más sutil que la gaseosa, a la que, a falta de nombres distintivos, llamamos etérea4, la cual forma de por sí una especie de sistema que interpenetra los otros tres grados de materia física. La investigación de las vibraciones de la materia etérea y la manera en que la afectan varias fuerzas superiores constituiría de por sí un vasto campo de estudio profundamente interesante para todo cientista dotado de la necesaria facultad visual para la investigación. Aun cuando imaginativamente se haya percibido todo cuanto abarca lo ya expuesto, todavía no se comprende ni la mitad de la complicación del problema, porque además de las cuatro nuevas modalidades de materia física, hemos de tratar con numerosas e intrincadas subdivisiones de materia astral. Cada partícula de materia física tiene su contraparte de materia astral, y esta contraparte no es un cuerpo simple, sino que generalmente es un cuerpo complejo constituido por varias clases de materia astral. Además, todo ser viviente está rodeado de una atmósfera o nimbo peculiar llamada aura, y la de los seres humanos es una fascinante rama de estudio. Se la percibe como una masa oval de neblina luminosa de muy complicada estructura, y por su forma se le suele llamar el huevo áureo. El lector teósofo se congratulará al saber que aun en las primeras etapas del desenvolvimiento del estudiante, cuando comienza a actualizar la vista astral, es ya capaz de convencerse por directa observación de la exactitud de las enseñanzas recibidas por conducto de la Sra. Blavatsky sobre algunos de los “siete principios del hombre”. Cuando el estudiante de ocultismo actualiza la vista astral, ya no ve en el prójimo tan sólo el aspecto externo, sino que casi exactamente coextensivo con el cuerpo físico denso distingue con toda claridad el doble etérico o parte sutil del cuerpo físico, y también resulta evidente la circulación por todo el cuerpo en rosada luz del fluido vital que absorbe y especializa, y eventualmente irradia, la persona sana. Más brillante y lo que más fácilmente se percibe de todo, es el verdadero cuerpo astral en forma de aura que con sus vívidos y siempre cambiantes fulgores crónicos denota las emociones, sentimientos, afectos y deseos que de momento en momento predominan en el ánimo de un hombre. Tras el aura o cuerpo astral está el cuerpo mental o aura de la mente inferior, de materia más sutil que la astral y cuyos colores, lenta y gradualmente cambiantes durante la vida del hombre, muestran la tónica de sus pensamientos y la disposición y carácter de su personalidad. Pero todavía más delicado e infinitamente más hermoso cuando está plenamente desenvuelto, es el cuerpo causal o mental superior, el vehículo del Ego cuya vivísima luz denota el grado de adelanto en que se halla en su tránsito entre dos 4 Esta materia etérea no tiene nada que ver con el éter que algunos físicos admiten como medio de propagación de las ondas lumínicas, caloríficas, eléctricas, magnéticas y radiactivas procedentes del sol (N. del T.) 8 C.W.Leadbeater – El Plano Astral nacimientos. Más para ver las auras astral, mental y causal es necesario que el estudiante haya actualizado la visión en los respectivos planos. Muchas dificultades evitará el estudiante si aprende a considerar dichas auras como la positiva manifestación del Ego en los respectivos planos y no como meras emanaciones. Ha de comprender que el huevo áureo es el verdadero vehículo del Ego, y no el cuerpo físico condensado en el plano terrestre. El cuerpo causal, constituido por materia de los tres subplanos superiores del plano mental, es el vehículo o vestidura del Ego mientras permanece en el plano causal, o sea el conjunto de los tres subplanos superiores del plano mental, y cuando para reencarnar desciende, se reviste de un cuerpo llamado mental por estar constituido de materia de los cuatro subplanos inferiores del plano mental, y que le es necesario para actuar en ellos. Este cuerpo mental se llama también cuerpo devachánico. Pero no se detiene en su descenso hacia la reencarnación, sino que tal plano propiamente mental desciende al astral, de cuya materia se forma un cuerpo llamado por lo mismo cuerpo astral, además de los ya poseídos cuerpos causal y mental. Finalmente desciende hasta el plano físico en donde asume un cuerpo de materia física. Desde luego se comprende que estos cuerpos, o vehículos, o envolturas no están sobrepuestos como las prendas de vestir de una persona, sino que se interpenetran, de suerte que el cuerpo causal ocupa el centro a modo de núcleo y difunde sus radiaciones por toda la masa de las entreveradas modalidades de materia constituyente de los diversos cuerpos, de suerte que el Ego residente en el huevo áureo o cuerpo causal preside a todos ellos5 . Como quiera que los cuerpos del hombre se interpenetran, se necesita mucho estudio y práctica para distinguirlos a primera observación. Sin embargo, el aura humana, o mejor dicho una parte de ella, suele ser uno de los objetos puramente astrales que primeramente percibe el observador inexperto, aunque arriesga interpretar erróneamente las indicaciones del aura. El llamado doble etérico está constituido, según ya dijimos, por cuatro grados de materia física más sutiles que la gaseosa, pero mucho más densa que la astral, y por lo tanto es la parte más sutil del cuerpo físico, aunque invisible a la vista ordinaria. Si examinamos con las facultades psíquicas el cuerpo de un recién nacido, lo hallaremos permeabilizado o interpenetrado no sólo por materia astral de diversos grados de densidad, sino también por los varios grados de materia etérea; es decir, que observaremos el cuerpo astral y el doble etérico o parte etérea del físico; y si proseguimos la indagación, veremos que este doble etérico está formado por los agentes de los Señores del Karma, y es el molde a que ha de ajustarse la formación de la parte densa en el claustro materno. Pero el cuerpo astral es de formación automática del Ego al descender a la reencarnación y atravesar el plano astral. En la constitución del doble etérico intervienen los cuatro grados de materia física etérea; pero la proporción en que intervienen es muy variable y depende de varios factores, tales como la raza, subraza, karma individual y carácter del hombre. Si tenemos en cuenta que los cuatro grados de materia etérea resultan de numerosas combinaciones que a su vez forman agregados que entran en la constitución del átomo del llamado elemento químico, hallaremos que el doble etérico es sumamente complejo sus posibles variaciones son prácticamente infinitas, de suerte que por extraño y complicado 5 Remito al lector a mi obra “El Hombre Visible e Invisible”. 9 C.W.Leadbeater – El Plano Astral que sea el karma de un individuo, los agentes de los Señores del Karma pueden formar un molde al que se ajuste el cuerpo físico denso de conformidad con el karma del individuo6. En relación con el aspecto que ofrece la materia física desde el plano astral, se ha de advertir también que cuando la vista astral está plenamente actualizada es capaz de aumentar hasta el tamaño que se desee la visión de las más menudas partículas físicas, como si se observaran con un ultramicroscopio muchísimo más amplificador de cuantos ha construido o pueda construir el más hábil óptico7. La molécula y el átomo postulados por la química son visibles realidades para el estudiante de ocultismo que los percibe mucho más complejos de lo que la ciencia los supone. También aquí se abre un dilatado campo de estudio de absorbente interés al que podría dedicarse todo un volumen; y si un investigador científico tuviera completamente actualizada la vista astral, no sólo tendría mayores facilidades de experimentación con los fenómenos ya conocidos, sino que se ampliaría enormemente el campo de sus conocimientos con nuevos fenómenos que necesitarían toda una vida para su completa observación. Por ejemplo, una de las más hermosas novedades allegadas por el uso de la vista astral sería la percepción visual de colores existentes fuera de los límites del espectro solar, entre ellos los colores o rayos infrarrojos y ultravioletas que la ciencia descubrió por otros medios. Sin embargo, no hemos de encaminarnos por estas fascinantes veredas, sino contraer nuestros esfuerzos a dar una idea general del aspecto del plano astral. Aunque, según dijimos, los ordinarios objetos del mundo físico forman el trasfondo de los subplanos inferiores del plano astral, se perciben desde este plano muchas más características, de suerte que su verdadero aspecto difiere considerablemente del que nos es familiar en el mundo físico. Así, por ejemplo, una roca vista astralmente no es ya una inerte masa de piedra. Se ve de golpe toda la masa en vez de una pequeña parte de ella; son perceptibles las vibraciones de sus partículas físicas y se advierte la contraparte astral constituida por diversos grados de materia astral, cuyas partículas también están en constante vibración. Además, se ve cómo la vida universal circula por la masa y de ella irradia formando un aura de poca variedad y corta extensión, y cómo la interpenetra siempre activa y fluctuante la esencia elemental. Desde luego que las complicaciones son más numerosas en los reinos vegetal, animal y humano. Podrá objetarse que la mayoría de los psíquicos que ocasionalmente tienen vislumbres del plano astral, no aluden a semejantes complicaciones ni tampoco dan cuenta de ellas las entidades que se manifiestan en las sesiones espiritistas. Pero se desvanece fácilmente la objeción al considerar que son muy pocas las personas inexpertas, ya vivientes o desencarnadas, capaces de ver en el mundo astral las cosas como realmente son, pues se requiere para ello dilatada experiencia, y aun quienes tienen por completo actualizada la vista astral están a veces demasiado ofuscados y confundidos para comprender y recordar lo que perciben. Además, entre la exigua minoría de los que perciben y recuerdan pocos son los capaces de traducir el recuerdo al lenguaje de nuestro 6 Una prueba evidente de la infinita variabilidad plástica del doble etérico nos la da la también infinita variedad de rasgos fisonómicos que tan señaladamente distinguen unos de otros de los millones de seres humanos entre quienes puede haber parecido, pero nunca identidad. Refuerza este argumento la consideración de que también se nota esta admirable infinidad de variación en cada uno de los elementos fisiológicos del rostro (N. del T.). 7 Según el autor, un experto ocultista podrá distinguir claramente con la vista astral los electrones y fotones de los átomos y los ultramicrones invisibles de las soluciones verdaderas (N. del T.). 10

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