"Nunca me abandonó el asombro, hasta la más mínima rutina doméstica tenía su sorpresa. Por eso desde el primer día necesité escribir. No podía dejar de sentir la necesidad de compartir lo que estaba viviendo. Contarle a todos los que me decían que estaba loca, o que me envidiaban el coraje, que no se necesitaba nada más que las ganas. Que cualquiera puede hacerlo. Siempre habrá una embarcación necesitando el entusiasmo del que quiera montarse y compartir, ayudar y acompañar. Esta es la razón de este libro, animar, sobre todo a los que no se creen capaces pero sueñan con ello, a intentarlo. En especial a las mujeres criadas con miedos y restricciones por ser del mal llamado sexo débil, o a las que piensan que están muy mayores para empacar una mochila e irse a navegar por el mundo". María Inés Calderón Téllez