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el hombre, según la teoría antropobiologica de arnold gehlen PDF

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ANSELMO GONZÁLEZ JARA EL HOMBRE, SEGÚN LA TEORÍA ANTROPOBIOLOGICA DE ARNOLD GEHLEN EL HOMBRE, SEGÚN LA TEORÍA ANTROPOBIOLOGICA DE ARNOLD GEHLEN El pensamiento antropobiológico de Arnold GEHLEN 1 madura en la década posterior a la publicación de El puesto del hombre en el cosmos (1928) de Max SCHELER. Atento a la nueva orientación que SCHELER inicia con la llamada Antropología Filosófica, GEHLEN recoge las ideas fundamentales de la misma. Comparte con SCHELER y PLES- SNER, como lo harán posteriormente PORTMANN, y BUY- TENDIJK y otros, el propósito de valorar las conclusiones de las diferentes ciencias y contar con ellas para la interpreta ción del hombre. Desde este punto de vista, se hacen cues tión del posible origen animal del hombre, la vinculación de su conciencia a fuerzas del incosciente, su vida en so ciedad, la consideración de que el hombre, como especie, sólo dentro de la historia es lo que es. Tratan de probar la relevancia filosófica de las investigaciones de la biolo- 1. Sus ideas sobre el hombre se encuentran fundamentalmente en las siguientes obras: Theorie de Willensfrciheit und frühe philoso- phische Schriften, Berlín, 1965, citado como Th. Will. Der Mensch. Seine Natur and seine Stellung in der Weíí, Franckfurt a. M.-Bonn, 1968 (Berlin, 1940). Todo número incluido entre paréntesis, sin ningu na otra referencia, remite siempre a esta obra. Urmensch und Spdt- kultur, Frankfurt a. M. Bonn, 1964 (Frankfurt a. M. Bonn, 1956), citado como Urmensch. Die Seele im technischen Zeitalter. Sozialpsycholo- gische ProbJeme in der industriellen Gesellschajt, Hamburg, 1969 (Tübingen, 1949), citado como Seele. Anthropologische Forschung, Hamburg, 1969 (Hamburg, 1961), citado como Ant. Forsch. Studien zur Anthropologie und Soziologie, Neuwied, 1963, citado como Stud, z. Anthr. 95 ANSELMO GONZÁLEZ JARA gía y la psicología, de la etnología, de la sociología y ciencias históricas 2. En líneas generales, la figura de GEHLEN queda en marcada dentro de esta corriente de pensamiento, aunque las diferencias entre los respectivos representantes sean notables y cada uno de ellos se destaque y afirme en la particularidad de su pensamiento. 1. Insuficiencia de las categorías extrahumanas para la interpretación del hombre Arnold GEHLEN se pregunta por la esencia del hombre (9). Parte de un presupuesto fundamental: en el hombre encontramos un proyecto de la naturaleza único y singu lar, sin que sea posible encontrarle precedentes, ni esta blecer relaciones absolutas con otros proyectos, siempre que se le considere en su totalidad, prescindiendo de ras gos concretos (14). «Si es un «proyecto singular» de naturaleza, toda consi deración sobre el hombre que no sea específicamente hu mana yerra en el fundamento» (15). Las teorías que derivan el hombre de la acción de Dios no son científicas. La que le hace proceder del ani mal es científicamente insuficiente y unilateral. Ambas orientaciones comparten un punto de vista común: el hom bre no se puede comprender por sí mismo, y sólo es expli cable recurriendo a categorías extrahumanas (10). La consideración del hombre como "proyecto singular" implica el rechazo de la teoría clásica de la evolución, porque el evolucionismo no da razón de la interioridad del hombre. Qué es lenguaje, fantasía, voluntad, conoci- 2. Otto PÓGGELER, Existenziale Anthropologie, en: Die Fraye nach dem Menschen, "Festschrift für Max Müller zum 60. Geburtstag", Frei- burg-Munchen, 1966, p. 433 ss. 96 LA ANTROPOBIOLOGIA DE GEHLEN miento, moral, son preguntas sin posible respuesta, desde el punto de vista del evolucionismo clásico (15). La conciencia, el lenguaje, el pensamiento, no se pueden reducir a derivar de simples procesos corporales. El arte, la religión, el derecho, no se pueden explicar como puros reflejos de la vida orgánica (18). El evolucionismo ha podido dar explicación de alguna característica o de grupos de rasgos humanos, pero no ha logrado dar una visión del hombre, en su totalidad (12). Porque su estudio se ha centrado en rasgos y propiedades singulares, y ha desatendido la totalidad del fenómeno hombre, no ha encontrado nada específicamente humano, habiendo hecho de la antropología el último capítulo de la zoología (13). La concepción del hombre como unidad de cuerpo y alma parece plantearse de frente el problema del nexo entre los elementos somáticos y la interioridad el hombre. Pero sólo aparentemente, pues se mantiene en una esfera puramente abstracta y, además, exclusivamente negativa, en cuanto rechaza el dualismo alma-cuerpo. Sobre el as pecto positivo y sobre los difíciles problemas que el nexo entraña no dice absolutamente nada (Anthr. Forsch., 16). No acierta con una formulación que haga comprensible —con categorías biológicas— el alma y el espíritu, par tiendo del cuerpo, o que haga comprensible el cuerpo, partiendo del alma y el espíritu (12,13). 2. La orientación antropobiológica GEHLEN sostiene que es posible una explicación de la esencia del hombre, que se sirva de conceptos y categorías específica y exclusivamente humanas, no mendigadas en otras esferas del ser (10, 16). Este es el sentido que tiene su consideración cuando afirma que el hombre es un pro blema biológico especial. «...yo demostré: Hay una orientación —que podemos de nominar provisionalmente antropobiológica— la cual puede 97 A N S E L MO G O N Z Á L EZ JARA captar cómo se implican mutuamente la especial constitución corporal del hombre y su compleja y complicada «interiori dad» y —resta nueva orientación antropobiológica— puede también captar, por lo menos aproximadamente, valiéndose de conceptos especiales (categorías), el nexo entre el alma y el cuerpo, ya que no nos es dable alcanzar la visión directa de ese nexo» (15). Este nexo es un hecho experimentable, aunque la na turaleza íntima del mismo no nos sea accesible (19). Este nuevo enfoque antropobiológico, propugnado por GEHLEN, presenta rasgos definidos. Es científico, lo que para el autor es sinónimo de em pírico (10). «Se atiende escrupulosamente al terreno de la experiencia, al análisis de hechos o de actitudes accesibles a todo el mun do y verificables por cualquiera» (10). «La orientación empírica, en filosofía, consiste, prescin diendo de todo contenido de pensamiento metafísico y de toda forma de pensamiento metafísica (y, desde luego, sin decir nada sobre el ser o no-ser de tales cosas), en emplearse en los grandes temas, v. gr., el tema «hombre» o «historia», con lo que paulatinamente se van revelando hechos nuevos, que ocupan posiciones centrales» {St z. Anthr., 9). Es filosófico. Recoge la infinidad de datos de todas las ciencias que pueden decir algo sobre el hombre (13) y los integra en una visión totalizadora y unitaria, nunca desmembrada en rasgos o estratos inconexos (14). Es posi ble una ciencia del hombre, en el pleno sentido de la pa labra. Es decir, toda ciencia consiste en el establecimiento de hipótesis, debiendo demostrarse la concordancia de las mismas con los hechos. Debe extraer sus conceptos de las cosas mismas y no, al contrario, ordenar los hechos según conceptos preestablecidos. «Si esta ciencia es filosófica, esto no significa «metafísi ca», sino, valga la expresión, «omnicomprensiva» (übergrei- fend). La morfología, fisiología general, fisiología de los sentidos, psicología, la ciencia del lenguaje, sociología, etc., se ocupan también del hombre, y lo hacen de la única ma nera posible para ellas: investigando partes determinadas de 98 LA ANTROPOBIOLOGIA DE GEHLEN ese objeto, el más complejo de cuantos existen, y marginando todo lo demás... Al establecer la hipótesis pertinente, la cien cia filosófica del hombre incluye el intento de hacer declara ciones sobre el hombre en su totalidad, recogiendo y sobre pasando el material acoplado por esas ciencias particulares» (St. z. Anthr., 16). Como se ha observado, la orientación antropobiológica prescinde de toda consideración metafísica, ya que ésta no puede dar razón de la estructura y de la actividad del hombre real (11). «Hemos llegado a la conclusión de que hay que prescindir de toda teoría que conscientemente o sin advertirlo esté orien tada metafísicamente, ya que la existencia o no existencia de la metafísica, al lado de las cosas, no solamente no cam bia nada en éstas, sino que es incapaz de plantear una sola cuestión concreta sobre las mismas. Es metafísica toda teo ría que procede tendenciosamente o, como ocurre en la ma yoría de los casos, candidamente con agrupaciones de abs tracciones, tales como «alma», «voluntad», «espíritu», etc.» (St. z. Anthr., 15). No obstante, oprimido por el asedio insistente de quie nes censuran su posición antimetafísica —ametafísica cuan do menos—, GEHLEN ha hecho una vez solemne confesión de su creencia en la trascendencia, creencia que responde a un plano muy diferente de aquél en que se desenvuelve su investigación científica, de base empírica. GEHLEN es cribía en 1951: «Un libro, Wirklicher und unwirklicher Geist, con razón olvidado, pero con justicia no olvidado por mí, se ha ocupado afanosamente, hace ya veinte años, de este punto decisivo (qué configuraciones del espíritu se arrogan un significado metafísico y cuáles le tienen). No poseyendo tal criterio no puedo reconocer en cualquier arbitrio actuar y hablar de un hombre, la capacidad del hombre para la trascendencia, en la que sin embargo también creo» (St. z. Anthr., 144). Asevera enfáticamente que la exclusión de toda consi deración metafísica en su investigación, en manera alguna significa: 99 ANSELMO GONZÁLEZ JARA «que se ponga en tela de juicio una realidad metafísica, ni la posibilidad de una metafísica» (St. z. Anthr., 143). La investigación antropobiológica establece dos hipó tesis. Primera. El hombre es un objeto unitario en sí, y este objeto es accesible a la ciencia. A GEHLEN le impresiona vivamente la unidad del fenómeno humano. Cree que las interpretaciones tradicionales han procedido unilateral- mente al determinar y definir al hombre a base de las "altas" regiones de la vida humana, del espíritu, intentando injertar posteriormente, en forma artificial, la esfera física y vital. Con ello consuman un desgarramiento entre el cuerpo y el alma. Por el contrario, la teoría clásica de la descendencia ha partido de las "bajas" funciones, redu ciendo la antropología a pura zoología. GEHLEN precisa esta primera hipótesis y la desdobla en dos tesis: a) Se afirma la unidad de la especie hombre. Esta afirmación no excluye, por supuesto, variedades o tipos diferentes dentro de la especie. Tal especie es precisa, cerrada en sí misma, y no en disposición de tránsito hacia otras especies, por lo menos, dentro del tiempo a que se extienden nuestros conocimientos. Es una genuina y rigu rosa especie biológica. GEHLEN observa que esta tesis no presenta problemas especiales. b) La segunda tesis sostiene la unidad o totalidad de cada hombre singular, en sí mismo. Quienes se mantienen al margen de esta tesis se ven forzados a admitir, por lo menos, dos "substancias" diferentes, alma y cuerpo, como integrantes del hombre. Esta postura admite dos formas. Una sería una teoría metafísica. Sobre ella se pronuncia GEHLEN : «Podemos prescindir de las teorías metafísicas de tipo dualista porque no concedemos valor a la discusión de prin cipios de tipo metafísico, máxime teniendo en cuenta que los metafísicos acostumbran a decidir por sí mismos dónde co mienza la «verdad profunda» que ellos propugnan y, en de finitiva, no hay juez posible en la controversia» (St. z. Anthr., 18). 100 LA ANTROPOBIOLOGIA DE GEHLEN La otra forma dualista tendría una formulación empí rica y afirmaría que hay dos ciencias diferentes, que se reparten la investigación sobre el hombre: la biología (morfología, fisiología, etc.) y la psicología. Y esto conce diendo, lo que no es fácil de conceder, que estas dos cien cias puedan trabajar conjuntamente de alguna forma. GEHLEN, sin emplear la palabra, sostiene una concepción monista del hombre. Al rechazar todo dualismo se ve obli gado a buscar un punto de partida, una base en que apo yar su visión unitaria y total del hombre: «Nos vemos precisados a buscar un punto de partida y derivar de él preguntas concretas, punto que esté por encima de toda diferenciación (Unterscheidung) de la parte física y de la psíquica, esto es, del «alma» y del «cuerpo», más aún, que esté por encima de toda posibilidad de diferenciación de ambos» (St. z. Anthr., 18). El punto de partida buscado en la acción (Handlung), que constituye, como veremos, la determinación fundamen tal del hombre (St, z. Anthr., 19) Segunda hipótesis: Todas las funciones espirituales del hombre se hacen comprensibles sobre la base de la capaci dad de "acción" del mismo (St. z. Anthr., 37). La verificación de estas dos hipótesis es lo que se pro pone GEHLEN en su investigación, y fundamentalmente en su obra El hombre Esta concepción unitaria del hombre es, según GEHLEN, la verdadera orientación biológica, no en un sentido sofisticado, como ocurre en el caso del evo lucionismo. Tratándose del hombre, el análisis biológico no puede reducirse al examen de lo puramente corporal. Intenta descubrir leyes específica y exclusivamente huma nas, cuya vigencia puede verificarse en todos los dominios de la constitución del hombre. GEHLEN nos descubre el nú cleo de su pensamiento, cuando dice que el objeto de su enfoque antropobiológico es la pregunta por las condicio nes de la existencia (Existenzbedingungen) del hombre. «Obsérvese este ser singular e incomparable, al que le son extrañas todas las condiciones vitales del animal, y pregún- 101 ANSELMO GONZÁLEZ JARA tese: ¿qué tarea (Aufgabe) le espera a semejante ser, si quiere puramente conservar su vida, subsistir y sostenerse en la existencia efectiva? Y se verá —a través de prolijas y difíciles investigaciones, pero bajo un sólo pensamiento fun damental— que para ello es indispensable y necesario nada menos que la totalidad interior y elemental del hombre, en toda su amplitud: los pensamientos y el lenguaje, la fanta sía, las pulsiones (Antriebe) con su tipismo único, que nin gún animal posee, el sistema motor (Motorik) y la movilidad singulares; estudiaremos y analizaremos minuciosamente ca da una de estas características, en particular, y ellas nos revelarán sus mutuas implicaciones y cada una nos dará luz para interpretar las demás... Tal es el enfoque biológico, tra tándose del hombre» (16). Como veremos, la naturaleza ha dotado al hombre pre caria y pobremente, desde el punto de vista biológico. Este desamparo biológico se compensa con las altas funciones anímicas y espirituales, para que el hombre pueda mante nerse en la existencia. Así, GEHLEN quiere establecer un sistema, en el que todas las características del hombre encuentren su lugar apropiado, en función del todo. Un sistema en el que cada función presupone y condiciona, al mismo tiempo, todas las demás (17). El proceso en la investigación es el siguiente: se analiza la singular y exclusiva estructura morfológica del hombre y, paralelamente se analizan las altas funciones, pensa miento, lenguaje, etc., en su ejecución, es decir, en la acti vidad del hombre. Salta a la vista que un ser tan indigente y desamparado morfológicamente sólo puede realizar la tarea de mante nerse en la existencia gracias a la ayuda de las altas fun ciones. Se obtienen así una serie de categorías que ilumi nan el nexo entre el alma y el cuerpo y nos dan una ex plicación omnicomprensiva del hombre (18-19). «Denominamos categorías, en este libro, a los conceptos de las propiedades esenciales del hombre, que son de suyo irreductibles a otros conceptos» (Urmensch, 7). 102 LA ANTROPOBIOLOGIA DE GEHLEN 3. La ley estructural del fenómeno humano La discusión de la teoría de los estratos o distinción de planos diferentes en la estructura de los seres, y el consiguiente rechazo de la misma, le dan ocasión a GEHLEN para introducirnos en su propia concepción del hombre. Advierte que flota en el ambiente un prejuicio muy ge neralizado, siempre que se afrontan las relaciones entre el animal y el hombre. Este prejuicio ha adquirido su for mulación más notable en el libro de Max SCHELER, El pues to del hombre en el cosmos. Puede resumirse así: de la conducta instintiva surgen tanto el comportamiento ha bitual, o basado en la costumbre, como el comportamiento inteligente. SCHELER describe minuciosamente cada uno de los gra dos o planos aludidos. El primero, en el orden biológico, es el "impulso afectivo" (Gefühlsdrang), propio de la vida vegetativa, que carece de interés para nuestro estudio. Según SCHELER. el límite de lo psíquico coincide con el límite de lo vital. Junto al "impulso afectivo", se aprecian cuatro grados diferentes, propios de la vida anímica: ins tinto, costumbre, inteligencia práctica e inteligencia hu mana. Los tres primeros los comparte el animal con el hombre. El puesto singular del hombre en el cosmos de pende de la postura que se adopte al decidir si hay una diferencia esencial, o sólo gradual, entre inteligencia prác tica e inteligencia humana. SCHELER define el instinto como la conducta del ser vivo. La conducta instintiva posee las notas siguientes: relación de sentido, un cierto ritmo, responde a aquellas situaciones que se reiteran de un modo típico y son impor tantes para la vida de la especie, es innata y hereditaria, no adquirida. De la conducta instintiva brota la conducta basada en la costumbre, o habitual, en la facultad que SCHELER denomi na "memoria asociativa". Esta facultad debe atribuirse solamente a los seres vivos que modifican su conducta 103

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implica el rechazo de la teoría clásica de la evolución, führung). Es decir, el hombre no actúa a ciegas. Posee potencialmente y en germen la
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