ebook img

El gobierno en el futuro PDF

74 Pages·2005·4.164 MB·Spanish
Save to my drive
Quick download
Download
Most books are stored in the elastic cloud where traffic is expensive. For this reason, we have a limit on daily download.

Preview El gobierno en el futuro

Noam Chomsky El gobierno en el futuro ANAGRAMA Colección Argumentos Tirulo de la edición original: Government ¡n the Future Seven Stories Press Nueva York, 2005 Diseño de la colección: Julio Vivas Ilustración: foto del autor, © Jerry Bauer © Noam Chomsky, 1970, 2005 © EDITORIAL ANAGRAMA, S. A., 2005 Pedro de la Creu, 58 08034 Barcelona ISBN: 84-339-6226-4 Depósito Legal: B. 25366-2005 Printed in Spain Liberduplex, S. L., Constitució, 19, 08014 Barcelona Grabado en el Poetry Center de Nueva York el 16 de febrero de 1970 ¿Cuál es el papel del Estado en una sociedad industrial avanzada? Creo útil, a fin de responder a esa pregunta, establecer como marco para la discusión cuatro posiciones un tanto idealizadas. Denominaré liberal clásica a la primera, liberta­ ria socialista a la segunda, socialista de Estado a la tercera y capitalista de Estado a la cuarta. Y las consideraré sucesivamente. Asimismo, voy a ex­ poner con toda claridad mi propio punto de vis­ ta por adelantado, a fin de que puedan evaluar y juzgar mejor lo que voy a decir. Creo que las ideas del socialismo libertario -concepto que, 7 para mí, significa un amplio abanico ideológico que va del marxismo de izquierdas al anarquis­ mo- son fundamentalmente correctas y consti­ tuyen unas prolongaciones del pensamiento libe­ ral clásico naturales y perfectamente adecuadas a la sociedad industrial de nuestra época. En cambio, me parece que la ideología del socialismo de Estado -es decir, aquello en lo que ha acabado convirtiéndose el bolchevismo-, así como la del capitalismo de Estado -el Estado del bienestar moderno-, son teorías sociales re­ gresivas y del todo inadecuadas, y buen número de nuestros problemas verdaderamente funda­ mentales proceden de que esas formas sociales dominantes son, hasta cierto punto, incompati­ bles con las sociedades industriales modernas porque no se adecúan a ellas. Tras esta aclaración, voy a considerar sucesi­ vamente las cuatro posiciones que conforman el marco de referencia, empezando por el punto de vista liberal clásico. 8 EL LIBERALISMO CLÁSICO La idea fundamental del liberalismo clásico es la oposición a todas las formas -exceptuando las más restringidas, es decir, las mínimas- de intervención estatal en la vida social y personal. Esta conclusión resulta muy familiar. En cambio, no lo es tanto el razonamiento que conduce a ella, el cual, en mi opinión, es mucho más im­ portante que la conclusión en sí. Uno de los primeros y más brillantes expo­ nentes de esa posición es el libro de Wilhelm von Humboldt Los límites de la acción del Estado, escrito en 1792, pero no publicado hasta casi se­ senta años después. Según su autor, el Estado tiende «a dejar de lado los objetivos individuales del hombre y a convertirlo en un simple instru- 9 mentó que le sirva para sus arbitrarios fines»,1* y dado que los humanos son por esencia seres li­ bres, que procuran adquirir nuevas capacidades en todos los ámbitos y perfeccionarse a sí mis­ mos, el Estado es una institución profundamen­ te antihumana. Es decir, sus acciones y su exis­ tencia son, en último término, incompatibles con el desarrollo pleno y armonioso del poten­ cial humano en su rica diversidad, y de ahí que resulte incompatible con lo que Humboldt y, en el siglo siguiente, Marx, Bakunin, Mill y muchos otros consideraron que era la verdadera finalidad del hombre. (Y deseo hacer constar que, para mí, se trata de una descripción muy exacta.) En ese sentido, los conservadores tienden a considerarse descendientes directos de los libera­ les clásicos. Pero considero que sólo es posible mantener semejante posición desde un punto de vista en extremo superficial, tal como puede ver­ se si se estudian con más atención las ideas fun­ damentales del pensamiento libertario clásico, que, en mi opinión, nadie ha expuesto con tanta profundidad como Humboldt. Las notas están agrupadas a partir de la página 71. 10 Creo que se trata de cuestiones que tienen gran importancia en la época actual, y por ello, si no les importa que emprendamos lo que podría parecer una excursión arqueológica, me gusta­ ría explayarme acerca de ellas. Para Humboldt, al igual que para Rousseau y, con anterioridad a éste, para los cartesianos, el atributo fundamental del hombre es su libertad. «Investigar y crear: ésos son los núcleos centrales alrededor de los cuales giran, más o menos di­ rectamente, todos los objetivos humanos.»2 Pero añade: «Toda cultura moral proviene, única y exclusivamente, de la vida interior del alma, y nunca [...] podrá ser producida por medios ex­ ternos y artificiales. [...] El cultivo del entendi­ miento, al igual que el de cualquier otra facultad del hombre, se logra, generalmente, por medio de la propia actividad o de la propia inventiva, o de los propios métodos para utilizar los descu­ brimientos de los demás.»3 Humboldt desarrolló una teoría de la edu­ cación a partir de esos supuestos, en la que no voy a extenderme porque no es el tema que nos interesa. Pero no fue la única. Desarrolló tam­ bién una teoría de la explotación y el trabajo 11 alienado que, en mi opinión, recuerda, en mu­ chos aspectos, las ideas del joven Marx. Hum­ boldt, de hecho, prosigue de la siguiente manera sus comentarios acerca del cultivo del enten­ dimiento por medio de la acción espontánea: «Lo que más siente el hombre como propio es lo que hace; en cierto sentido, muy verdade­ ro, el jardinero tal vez sea más dueño del jardín que trabaja que el indiferente voluptuoso que goza de sus frutos.»4 Y, dado que la verdadera acción humana es la que procede del impulso interior, parece que todos los campesinos y los artesa­ nos podrían ser elevados a la categoría de artis­ tas, es decir, a la categoría de hombres que aman el trabajo por sí mismo, lo mejoran con su genio plástico y su ingenio inventivo y, por consiguiente, cultivan su intelecto, ennoble­ cen su carácter y exaltan y refinan sus placeres. Y, de ese modo, la humanidad sería ennobleci­ da por las mismas cosas que ahora, no obstan­ te su belleza intrínseca, a menudo sirven para degradarla. [...] La libertad es, sin duda, la condición indispensable, sin la cual incluso los 12 objetivos más apropiados para la naturaleza humana individual nunca conseguirán produ­ cir esas influencias saludables. Lo que no pro­ cede de la libre elección del hombre, o es sólo el resultado de la instrucción y el asesoramien- to, no penetra hasta lo más íntimo de su ser, sino que permanece ajeno a su verdadera na­ turaleza; no lo realiza con verdaderas energías humanas, sino, meramente, con exactitud me­ cánica.5 Y si un hombre reacciona a las demandas o instrucciones externas de un modo mecánico, y no de una manera determinada por sus propios intereses, energías y facultades, «tal vez admire­ mos lo que hace al mismo tiempo que despre­ ciemos lo que es».6 Según Humboldt, pues, el ser humano ha nacido para investigar y crear, y cuando un hombre, o un niño, decide hacerlo siguiendo los dictados de su propia capacidad para elegir li­ bremente, se convierte, a su manera, en un artis­ ta, mientras que, en el caso contrario, no sería más que un simple instrumento de producción o un loro bien amaestrado. Ésta es la esencia de 13 su concepto de la naturaleza humana. Lo cual, para mí, es muy interesante y revelador si se compara con Marx, con el Marx de sus más tempranos manuscritos, y, en particular, con su concepto de «la alienación provocada por el tra­ bajo cuando éste es algo ajeno al trabajador, [...] no forma parte de su naturaleza, [...] por lo que el trabajador no se siente realizado por la tarea que realiza, sino que la ve como una negación de sí mismo, [...] y termina sintiéndose exhausto físicamente y envilecido mentalmente», con su concepto del trabajo alienado «que hace que al­ gunos trabajadores parezcan volver atrás y se vean obligados a realizar tareas que cabría califi­ car de bárbaras, y convierte a otros en simples máquinas», por lo que se ven privados «del ca­ rácter distintivo de la especie humana», de «una actividad libre y consciente» y de «una vida pro­ ductiva».7 Las ideas de Humboldt recuerdan también las tan conocidas, y tan a menudo citadas, alu­ siones de Marx a una forma superior de socie­ dad en la que «el trabajo ya no sería, simple­ mente, una manera de ganarse el pan, sino la necesidad fundamental de la vida».8 Y también 14

See more

The list of books you might like

Most books are stored in the elastic cloud where traffic is expensive. For this reason, we have a limit on daily download.