"El único que no murió aquella noche fue Hipólito, el tercer hijo de los Díaz, el menor. Según decían los Camaño, el bebé estaba en casa de sus abuelos. Había sido destetado recientemente. Y el destete, por milagro, le salvó la vida. Dicen". Baradero, 1870. Un crimen de sangre arrasa con una familia. El asesino está más cerca de lo que cualquiera podía haber pensado. Y tiene roto el corazón.