EL CORO DE LA CATEDRAL DE TOLEDO ÁNGELA FRANCO MATA Resumen: El coro de la catedral de Toledo sigue el modelo del de la catedral de Santiago de Compostela. Situados ambos –el de Maestro Mateo fue dispersado y par- cialmente destruido en el siglo XVII– en el centro del templo, el coro toledano está articu- lado en doble altura. Fue construido en diversas etapas y consecuentemente pertenece a estilos diferentes. El trascoro fue realizado por los años 1360 durante el pontificado del arzobispo Pedro Tenorio. La sillería baja narra la conquista de Granada a través de la toma de distintas plazas en 50 relieves. La sillería alta fue encargada a partes iguales a Felipe Bigarni y a Alonso Berruguete, que desarrollaron un espléndido programa icono- gráfico con personajes del Antiguo y Nuevo Testamento, Credo, además de la Genealo- gía de Cristo según el evangelista Lucas. Palabras clave: Coro, Genealogía de Cristo, conquista de Granada, Transfigura- ción, órganos. Summary: The choir of the Toledo cathedral follows the model of the cathedral of Santiago de Compostela. Both choirs are situated in the middle of the building. The choir of Master Mateo was dispersed and partially destroyed in the seventeenth century. The choir in the Toledo cathedral is two-stories high. It was constructed in different periods and consequently reflects different styles. The transchoir was built in the 1360s during the pontificate of archbishop Pedro Tenorio. The fifty carved reliefs in the choir-stalls of the lower choir narrate the conquest of Granada through the taking of different towns. The commission of sculpting the upper choir was given to Felipe Bigarni and Alonso Berruguete in equal parts. The reliefs in these choir-stalls portray a splendid iconographic story, with personages from the Old and New Testaments, the Credo, and Christ’s genealogy as told by Luke, the Evangelist. Keys Words: Choir, Christ’s Genealogy, Granada Conquest, Transfiguration, organs. Abrente 42-43 (2010-2011) 113 Ángela Franco Mata Cuando se habla sobre coros se alude generalmente y en exclusiva a las sillerías, que, en efecto, sirven de asiento a los canónigos y otros clérigos en las catedrales, y a los religiosos y religiosas en los monasterios. En ellos se rezan y cantan comunitariamente el Oficio Divino y la liturgia de las Horas Canónicas a lo largo del año litúrgico. Un análisis global integra la música y en consecuencia, los órganos. Aun- que el estudio de estos instrumentos musicales debe de efectuarse por exper- tos, sin embargo cumple el dar unas pinceladas con el fin de que el capítulo quede articulado en su justa medida. La música es propia de la liturgia solemne y en la catedral de Toledo, además de los dos órganos que flanquean la sillería coral, pende otro, llamado del Emperador sobre la fachada interior de la puerta de los Leones1. El chantre o maestro de coro, uno de los capitulares de mayor rango, así como los maestros de capilla que estaban obligados a componer obras para las festividades y formar a los niños cantores, cumplían con el impor- tante cometido de dirigir las alabanzas a Dios por medio de la música, una de las siete artes liberales, que componían el Trivium [Gramática, Dialéctica, Retóri- ca] y el Quadrivium [Aritmética, Geometría, Astronomía, Música]. Desde el án- gulo musical se comprende la iconografía de los dos atriles correspondiente a temática bíblica, en el coro del arzobispo, y en el Deán, como analizaré más adelante. Los personajes portan instrumentos musicales: flautas, arpas, violi- nes, platillos, panderetas, de extraordinaria importancia para recuperar además la peculiar manera de sujetar los instrumentos y la postura de las manos en el caso de instrumentos de arco. Algunos conjuntos románicos, como el Pórtico de la Gloria de la catedral de Santiago, así como la gran portada de Moissac, constituyen sendos «museos» de instrumentos musicales, cuya fidelidad del natural ha sido debidamente contrastada por los investigadores. Dejando aparte las campanas –de la torre de la catedral de Toledo pende la gigantesca campa- na «gorda», la más grande de España, con un peso superior a las veintiuna toneladas– en el coro así como en la capilla de Reyes Nuevos existen sendas ruedas de campanillas destinadas a llamar para la asistencia al coro. Junto a la iglesia de san Justo existe un edificio en cuyo patio se conservan los moldes de las campanas, que una vez fundidas eran transportadas a la catedral para su instalación2. Aunque es la schola cantorum de las basílicas paleocristianas la referencia más antigua que afecta a la configuración arquitectónica de las iglesias catedra- les, los coros catedralicios medievales españoles responden a esta vieja tradi- ción. El coro, su composición y jerarquía de asientos constituye el más fiel retra- to del clero catedralicio que responde a una personalidad diferente en cada diócesis. Por lo que respecta a Toledo (fig. 1), el punto de partida para el empla- zamiento del coro en el centro de la catedral es el coro pétreo de Maestro Mateo, en la catedral de Santiago de Compostela (fig. 2), que sustituyó al de la basílica construida por Alfonso III, mencionado en la Historia Compostelana3. La sillería 114 Abrente 42-43 (2010-2011) EL CORO DE LA CATEDRAL DE TOLEDO de Maestro Mateo ocupaba los tres primeros tramos del cuerpo de la nave a partir del crucero, más un cuarto tra- mo con altares y enterramientos y el leedoiro4, amplia tribuna que desem- peñó diferentes funciones y que debía de parecerse al jubé de las catedrales francesas5. Dicho espacio no tardó en acoger capillas y enterramientos, fun- ción heredada por la catedral de Toledo al igual que la mayoría de las catedra- les. El planteamiento del coro de la Fig. 1. Coro de la catedral de Toledo, vista general. catedral de Santiago, llamado por P. Navascués compostelano se fijó defi- nitivamente en Toledo, y precisamente por tratarse de la catedral primada, desempeñó también un papel de obli- gada referencia para futuros templos españoles, dando lugar a lo que el mis- mo investigador denomina modelo es- pañol frente al modelo francés, que se dispone en la cabecera en torno al al- Fig. 2. Coro de Maestro Mateo, catedral de Santiago de Com- postela, reconstrucción virtual, detalle. tar mayor, pasando a denominarse choeur –choir, en inglés y Chor en ale- mán– a la propia cabecera. En la concepción medieval del coro toledano levantado hacia el año 1360 durante el mandato del arzobis- po don Pedro Tenorio (1375/76-18/5/ 1399)6 se incluía una puerta en el cen- tro del trascoro, que se clausuró en el siglo XVI7. El hueco se ocupó con la capilla dedicada a Nuestra Señora de la Estrella8. El cerramiento estaba jus- tificado como consecuencia de las Fig. 3. Lado oeste de la cerca exterior del coro, catedral de modificaciones introducidas en el rei- Toledo. nado de los Reyes Católicos, consis- tentes en el emplazamiento de la silla episcopal con las del deán y el chantre en el centro de la sillería, para presidir el conjunto desde el fondo, apoyando por lo tanto en el muro del trascoro, exacta- mente en el reverso del mismo9. El citado emplazamiento y disposición del coro trecentista serían completados en el siglo XVI consiguiéndose el conjunto más Abrente 42-43 (2010-2011) 115 Ángela Franco Mata espectacular del país en este tipo de construcciones, teniendo el coro de Maes- tro Mateo como inspirador del coro toledano. Ambos recios conjuntos son obras arquitectónicas de extraordinaria perfección, donde los operarios cortaron y encajaron las piezas con gran dominio de la técnica. El granito de Santiago fue sustituido por el mármol y alabastro en Toledo. Tanto el cardenal Alonso de Fonseca (1523-1534), nacido en Santiago de Compostela10, como don Juan Pardo de Tavera conocían el coro de Maestro Mateo, pues ambos personajes goberna- ron la sede compostelana antes de sus respectivos mandatos en la catedral primada. La catedral de Toledo, francesa por su traza, maestros y construcción, como las de Burgos y León, es completamente hispánica por la forma de resolver la cabecera y ordenar el espacio interior. La limitación espacial de la capilla mayor y la primitiva capilla de Reyes Viejos resulta una solución diferente a la adoptada en las catedrales francesas, desplazándose el coro al centro del templo, extre- mo pensado desde el comienzo y no al contrario11. Ocupa las bóvedas cuarta y quinta de la nave principal. Se desarrolla el espacio en este orden: altar-fieles- coro-trascoro-fieles, posibilitando a estos últimos su participación tanto del ce- remonial solemne ante el altar y el coro como la asistencia al culto ordinario que se celebra en el trascoro, como sucedió en Santiago, y todavía en la catedral de Lugo. La catedral toledana, erigida sobre la antigua mezquita mayor, con anterio- ridad a la construcción gótica, desde 1085 hasta fines del siglo XIII12, existió una organización espacial propia de una ecclesia christianorum en el interior de la mezquita maurorum, según se recoge en la documentación. La construcción del coro gótico perpetuó la disposición cristiana habida anteriormente en la mezqui- ta. Se conjugan así dos corrientes, la autóctona de la mezquita de Toledo y la foránea de Santiago de Compostela. El esquema toledano se repite en la cate- dral de Sevilla, lo cual se explica en parte por la vinculación entre ambas bajo Fernando III el Santo desde la conquista en 1248. El coro constituye uno de los conjuntos más bellos y armoniosos conjun- tos corales del arte español, a pesar de los distintos estilos que lo integran. Corre por toda la altura, sirviendo de coronamiento a los tres muros que lo cie- rran por el testero y los costados, una ancha tribuna con el antepecho de hierro dorado, en el que están emplazados dos magníficos órganos, que se analizarán más adelante. El espacio abierto hacia la capilla mayor se cierra con una espec- tacular reja, que estuvo dorada y plateada como la que cierra la capilla mayor, y se asienta sobre el segundo de los dos escalones que elevan el pavimento co- ral. Es obra de Francisco de Villalpando, que la contrató en 1551 y fue concluida por su hermano Rui Díaz del Corral en 1564, por fallecimiento de aquél en 156113. Las armas del cardenal Siliceo, en el centro de la misma, y las de Diego López de Ayala, el Obrero, pregonan su identidad. No se silencia la figura del empera- 116 Abrente 42-43 (2010-2011) EL CORO DE LA CATEDRAL DE TOLEDO dor Carlos V en una lápida estampada en el coronamiento, en la que se refiere la fecha, 1548, a la que se unen otras dos, con las inscripciones PROCUL ESTO PROPHANI (Alejaos de mí, profanos) y PSALE ET PSILE (Calla y canta), repeti- das sobre el friso de las dos puertas de acceso. La reja es obra de Domingo de Céspedes, con quien colaboró el rejero Fernando Bravo14. Iniciados los muros de separación del coro y las naves en el siglo XIV, debieron de construirse los asientos, pero entre 1489 y 1543 fueron sustituidos por las actuales sillerías baja y alta, las más grandiosas del país, como corres- pondía a la riqueza de la sede y del cabildo, así como al numeroso clero que acudía diariamente a cantar las horas. Se dividía en dos coros: el coro del arzo- bispo, al lado izquierdo (en dirección al fondo del coro) y coro del Deán, al derecho15. La sillería baja, relata la conquista de Granada en relieves práctica- mente contemporáneos a la contienda, mientras la sillería superior, renacentista, recoge la genealogía de Cristo a partir de los evangelios de Mateo y Lucas, así como diversos patriarcas del Antiguo Testamento, además de la inclusión del santoral con especial preponderancia de los santos toledanos. La cerca exterior que cierra el coro se orna con el programa iconográfico de los dos primeros libros del Pentateuco, Génesis y el Éxodo. Los cincuenta y seis relieves que la conforman apean sobre una columnata para la que presumiblemente se reaprovecharon los fustes de mármol de la mezquita sobre la que se asienta la catedral16. La cerca toledana presenta un paralelismo con la clôture de Notre-Dame de París, donde se desarrolla un programa iconográfico del Antiguo y el Nuevo Testamento, en el que Dorothy Guillerman ha visto un sentido eucarístico y polí- tico17. El programa toledano se aplica a otros conceptos. El carácter regio de la obra francesa se torna social, pasando lo judío a compartir protagonismo con las creencias cristianas. No en vano Toledo era la ciudad de las tres religiones18. En Toledo, la relación con la liturgia eucarística se sustituye por la liturgia pascual como se infiere de la representación del programa iconográfico. Las plagas de Egipto, que en el resto de Europa carecen de especial interés, en Toledo ad- quieren un rango iconográfico muy importante. Si en la Haggadah de Sarajevo se figuran en su totalidad, en Toledo se plasman siete, apreciándose un marca- do carácter reiterativo. He contabilizado diversos programas paralelos al del Génesis y el Éxodo en el trascoro de Toledo (fig. 3); entre ellos el de Santa María de Pontevedra es bastante significativo en el contexto cristiano19. En ambos conjuntos he observa- do un claro paralelismo en cuanto a la finalidad litúrgica. El número de escenas en uno y otro templo resulta desproporcionado. A los cincuenta y seis episodios en Toledo corresponden doce en la iglesia de Pontevedra, donde se observa un claro carácter sintético. He establecido la correspondencia entre uno y otro con- junto en la distribución de los relieves. Abrente 42-43 (2010-2011) 117 Ángela Franco Mata GÉNESIS I. Desde la creación a la muerte de Adán. Toledo. La Creación se plasma de la siguiente manera (fig. 4). Primera jor- nada: separación de la luz y las tinie- blas (Gen., 1, 15). Segunda jornada: separación de las aguas y del cielo (Gen., 1, 6-8). Cuarta jornada: creación Fig. 4. Lado sur de la cerca exterior del coro, catedral de del sol y la luna (Gen., 1, 14-19). Quin- Toledo. ta jornada: creación de los animales (Gen., 1, 20-25). Creación de los án- geles. Pecado de los ángeles o caída de los ángeles malos. La creación de los ángeles, perteneciente a la teología dogmática, no se menciona en el Génesis, sino a lo largo del Antiguo Testamento, y sucedió aquélla el primer día de la creación. En el relieve toledano se figura al creador rodeado de ángeles, que le adoran postrados de rodillas, con las manos juntas, siendo bendecidos por Dios. La primera vez que se menciona la caída es en el Libro de Enoch, y la leyenda de la caída de Lucifer, de origen iranio, aparece en el Apocalipsis (12, 7-9). A Satanás se alude en la versión latina del apócrifo «Vida de Adán y Eva»20, cuan- do engaña a ésta por segunda vez, transformándose en un ángel resplande- ciente de camino al río Tigris, donde Eva lloraba desconsoladamente. La representación en Tole- do responde a la fórmula citada, con la diferen- cia de que unos caen al abismo de cabeza y otros doblan las alas hacia abajo. En Pontevedra, los episodios de la Creación son aglutinados en una sola escena. Conviven animales, aves etc. con los símbolos celestes, sol, luna y estrellas, rodean- do a Dios Creador (Gen. 1, 1-25). Toledo Sexta jornada: creación del hombre (Gen. 1, 26-27; 2, 18-25). Dios con Adán y Eva desnudos [ocho relieves]. «Dijo Dios: «hagamos al hombre a imagen nuestra, según nuestra se- mejanza, y domine en los peces del mar, en las aves del cielo, en los ganados y en todas las ali- mañas y en toda sierpe que serpea sobre la tie- rra. Y creó Dios al hombre a imagen suya: a ima- Fig. 5. Creación de Adán sin ombli- gen de Dios le creó». Dios aparece creando la go, cerca exterior del coro de la cate- dral de Toledo. 118 Abrente 42-43 (2010-2011) EL CORO DE LA CATEDRAL DE TOLEDO imagen de Adán, que figura ya modela- da, y sobre la que da los últimos toques como si de una escultura se tratara. Es conveniente advertir que Adán aparece sin ombligo (fig. 5), pues no fue engen- drado por mujer, sino que es una obra salida de las manos de Dios-Alfarero. Así aparece en la Haggadah de Serajevo – hacia 1350– y en la Biblia de la Casa de Alba –siglo XV– (fig. 6), realizada por manos judías, y unos siglos antes en la Biblia de Pamplona (fig. 7), en la Real Academia de la Historia21. El mundo ju- dío, pues, ha influido sobre dicha mo- dalidad, a partir de textos antiguos tan- to bíblicos como del Próximo Oriente. No se menciona esta cuestión en la Vita Adae et Evae22. «...macho y hembra los creó» (Gen. 1, 27). «Ambos estaban des- nudos, el hombre y su mujer, pero no se avergonzaban uno del otro (Gen. 11, 25). Esta es la escena representada en Fig. 6. Adán y Eva sin ombligo, Biblia de Alba, Pa- lacio de Liria, Madrid. Toledo, y en Pontevedra. En Toledo, Dios al lado de un árbol, coloca afec- tuosamente su mano izquierda sobre el hombro de Adán, tras el que aparece Eva en segundo plano y menor relieve. El episodio de Adán y Eva arrodillados ante el Creador es frecuente en el arte cristiano ya desde el temprano siglo IX –Biblia de San Pablo Extramuros, de Roma– hasta el siglo XIX, destacando ampliamente desde el punto de vista proporcional los siglos del gótico. En Pontevedra, la creación de Adán y Eva. Dios con Adán y Eva des- nudos junto al árbol del Bien y del Mal. La primera escena figura a Dios inclina- do bendiciendo a Adán y Eva desnu- dos, él sentado y Eva de medio cuerpo, rodeados de los árboles del paraíso, que hacen el efecto de una cubrición. Fig. 7. Adán y Eva sin ombligo, Biblia de Pamplona, Real Academia de la Historia, Madrid. Abrente 42-43 (2010-2011) 119 Ángela Franco Mata No estoy de acuerdo con la identificación realizada por la Sra. Fernández Rodríguez, a propósito de la creación de Eva23, ya que no procede la represen- tación de Eva sin figurar antes la creación de Adán. Se trata de la síntesis de la creación de ambos. Tampoco comparto su aserto en lo que llama matrimonio de Adán y Eva24, sacramento instituido por Jesucristo en las Bodas de Caná. Toledo Pecado de Adán y Eva y expulsión del paraíso. Dios con Adán y Eva tras el pecado (Gen. 3, 7-19). Expulsión del paraíso (Gen., 3, 22-24) [dos relieves]. En Pontevedra se le dedica el mismo espacio. Estimo de interés observar que para la representación del pecado de Adán y Eva se han elegido dos mo- mentos diferentes. En Toledo se figura a Dios descubriéndolos en el momento de la desobediencia; ellos, para cubrir su desnudez, colocan sobre las partes pudendas una hoja de higuera. En Pontevedra se figura el momento en que el demonio en forma de serpiente con cabeza de mujer, les incita a pecar. Esta iconografía es típica del siglo XV, y hay abundantes ejemplos que lo constatan. En cuanto a la expulsión del paraíso, se contemplan algunas variantes iconográficas. Mientras en Toledo el ángel los ha expulsado y se coloca detrás de ellos, en Pontevedra, son impelidos a traspasar la puerta por el ángel con espada llameante, y a la salida otro personaje sostiene en alto su espada. Las actitudes son mucho más agresivas. Toledo. Adán y Eva sometidos al trabajo (Gen. 4, 1) [un relieve]. En Pontevedra se sintetiza en una escena. Ambas representaciones no difieren prácticamente nada; tan sólo en la inclusión, en Pontevedra, del perso- naje con espada, ya visto en la escena anterior. Adán cava la tierra y Eva hila con la rueca. Toledo. Caín y Abel. Caín mata a Abel (Gen. 4, 2-8). Caín intenta cubrir el cadáver de Abel [dos relieves]; Dios recrimina a Caín. Muerte de Caín por Lamec [dos relieves]. Pontevedra. Ofrendas de Caín y Abel. Caín mata a Abel. A la luz de lo indicado, se observa que el ciclo presenta variantes tan signi- ficativas en ambos templos, como para afirmar sin lugar a duda, la distinta fuen- te de inspiración. En Toledo no figura la escena de las ofrendas de Caín y Abel a Dios. Está representada, en cambio, en Pontevedra, con gran lujo de detalles, donde se sigue la idea textual bíblica (Gen., 4, 2-5), aunque reúne, por razones de espacio, las ofrendas de los dos hermanos que se aglutinan en un mismo momento. «Abel fue pastor y Caín agricultor. Pasado algún tiempo presentó Caín a Yavé una ofrenda de los frutos de la tierra. También Abel le ofreció los primogé- nitos más selectos de su grey. Yavé se complació en Abel y su ofrenda, mientras que le desagradó Caín y la suya». Se hallan depositados los respectivos produc- tos sobre el ara, el cordero con las llamas en vertical, simbolizando el agrado de 120 Abrente 42-43 (2010-2011) EL CORO DE LA CATEDRAL DE TOLEDO Yavé, y la gavilla de Caín con ellas hacia abajo, símbolo de rechazo. Abel está postrado de hinojos, mientras Caín está sentado, potenciándose las respectivas actitudes. La iconografía gótica francesa se ha hecho eco del tema, debiéndose a G. Sanoner importantes trabajos al respecto25. La representación del fratricidio de Abel es diferente. En Toledo, la muerte de Abel a manos de Caín por un mordisco en la yugular (fig. 8), ha interesado de forma particular en la edad media y la crítica se ha hecho eco de ello. Además de Oliver F. Emerson26, también han tratado sobre él W. Skeat27, J. K. Bonnell28 y Meyer Schapiro29, aunque se interesan fundamentalmente por el objeto utilizado por Caín para cometer el crimen. La iconografía proviene no de fuentes cristia- nas, sino de textos apócrifos judíos –Zohar, Vita Adae et Evae– Esta modalidad iconográfica se repetirá un siglo más tarde en la sillería de la catedral de Cuen- ca, obra de los hermanos Egas, artistas bruseleses asentados en España, que adoptaron la fórmula por indicación expresa de los encargantes30, y a comien- zos del siglo XVI es adoptada en la sillería de la catedral de Burgos31. En Pontevedra, por el contrario, el asesino utiliza la quijada de un asno, trasposición errada, según Emerson, del episodio de Sansón (Jueces, 15, 16). Toledo. Adán, Eva y Seth hasta la muerte de Adán, con elementos de la leyenda del Árbol de la Cruz. Súplica de Adán. Adán manda a Seth al paraíso a buscar el óleo del árbol. Seth es recibido a las puertas del paraíso. Sepultura de Adán. El árbol que brota del sepulcro de Adán [siete relieves]. En el conjunto de Pontevedra, la escena identificada por Begoña Fernández como la Lamentación de Adán y Eva sobre el cuerpo muerto de Abel es un claro error; no se recoge en ningún texto bíblico, ni apócrifo. Se trata de la Lamenta- ción ante el cadáver de Adán por Eva y su hijo Seth. Varios detalles lo confirman, como lo explico al analizar los relieves toledanos, y que resumo a continuación. En primer lugar la escena sintetiza dos momentos, que en Toledo se disponen por separado, el ya citado y el árbol que brota del sepulcro de Adán con los tres retoños de cedro, ciprés y pino. La leyenda de Adán era muy conocida en la Edad Media en distintas versiones, que ha sido analizada por L. Vázquez de Parga con su consabida maestría32. Las dos versiones apócrifas de la vida de Adán, particularmente la latina, más cercana al relieve toledano, son explícitas en el relato. Tras haber reunido Adán a sus hijos y mientras Eva se lamenta de su pecado, muere Adán. Los ángeles suplican a Dios para que le sea otorgado el perdón, Dios se compadece, y a continuación se inician los cuidados funerarios del cadáver de Adán. También fue recogido por los ángeles el cadáver de Abel, pues no había recibido dichos cuidados. Ambos fueron sepultados, según el mandato de Dios, en la zona del paraíso, en el lugar en que Dios había encon- trado polvo. También le es anunciada la resurrección en el último día. En el relieve toledano, que iconográficamente simula una transposición de la deposi- ción de Cristo, se representa el entierro de Adán delante de un sarcófago pris- Abrente 42-43 (2010-2011) 121 Ángela Franco Mata mático; a la cabecera y a los pies Seth y Dios envuelven el cuerpo en un su- dario. Eva, entre dos hijas, asiste ape- sadumbrada a la escena, esperando su próxima muerte33. Algunas variantes se observan en el relieve pontevedrés, donde figuran tres personajes, Adán sobre el sepul- cro, Eva y Seth. Entre ellos, se ve el árbol con las tres ramas que brotan del sepulcro. El artista se ha inspirado en Fig. 8. Muerte de Abel por Caín, lado oeste de la cerca exte- rior del coro, catedral de Toledo. los Apócrifos, no sólo del Antiguo, sino también del Nuevo Testamento. Con- cretamente en el Evangelio de Nicodemo, en el Descensus ad Inferos, Seth se expresa con palabras casi idénticas a las de la Vida de Adán y Eva, si bien aquí no se dice nada sobre que el ángel le diera ni los ungüentos, ni la rama pedida por Adán. «Y como Seth, así instruido, quisiera marcharse, el ángel le dio tres granos del fruto de aquél que había comido su padre diciéndole: «Dentro de tres días, cuando hayas vuelto junto a tu padre, éste morirá». Tú le colocarás bajo su lengua estos tres granos, de los que nacerán tres retoños de árboles, un árbol será un cedro, otro un ciprés, el tercero un pino. Por el cedro entendemos el Padre, por el ciprés el Hijo y por el pino el Espíritu Santo...». Murió Adán a los tres días que había predicho el ángel y Seth le enterró en el valle de Hebrón, y le puso en la boca, debajo de la lengua, los granos referidos, de los que brotaron poco tiempo después tres retoños de una braza de alto».34 II. Noé y el diluvio (fig. 9). Toledo. Noé construye el arca (Gen. 6, 9-16). El arca flota sobre las aguas (Gen. 6, 7-12; 8, 6-12) [dos relieves]. Pontevedra. El conjunto del programa se ha sintetizado en una sola esce- na, el arca flotando sobre las aguas, con la familia del patriarca y las parejas de animales dentro. En la parte superior, como en Toledo, se divisa la paloma. III. Desde el diluvio hasta Abraham. Historia de Abraham A diferencia de Toledo, ningún episodio de la historia de los tres patriarcas, Abraham, Isaac y Jacob, ni de José35, se ha representado en Pontevedra. Se pasa directamente al Éxodo y concretamente a las plagas de Egipto, sintetiza- das en un solo episodio. 122 Abrente 42-43 (2010-2011)
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