Augusto Boal El arco iris del deseo Del teatro experimental a la terapia Traducción Jorge Cabezas Moreno í • ALBA EDITORIAL, s.l.u. índice Artes Escénicas TÍTULO ORIGINAL: L'ARG-EN-CIEL DU DÉSIR Copyright © Éditions La Découverte et Syros, París, 2002 introducción. Los porqués de este libro. Mis tres encuentros % ©de la traducción: Jorge Cabezas Moreno *' teatrales - — - — - - _ _ - — 11 © de esta edición: I.LATEORÍA •••::•: ••v.-i v. , <•: >y.,;rv ALBA EDITORIAL, S.I.U. Camps i Fabrés, 3-11, 4.s ': 08006 Barcelona \ :'!¿í ' -,•'••'*•.• www.albaeditorial.es ; '' 1. El teatro es la primera invención humana _ '' ... •-•/•• 25 © Diseño: Molí d'Alba 2. Los seres humanos, la pasión y el tablado: el espacio Primera edición: septiembre de 2004 estético - - _ - - - _i 31 ISBN: 84-8428-231-7 Depósito legal: B-34 452-04 >'' ¿Qué es el teatro? _ _ _ _ _ _ _ 31 ff ¿Qué es el ser humano? _ _ _ _ 47 Impresión: Liberdúplex, s.l. Constitución, 19 £ ¿Qué es el actor? _ _ _ _ _ _ _ _ _ _ _ 54 08014 Barcelona Impreso en España 3. Las tres hipótesis del «arco iris del deseo» 61 Primera hipótesis: la osmosis . 61 •' Segunda hipótesis: la metaxis _ _ _ _ 64 N *•' Tercera hipótesis: la inducción analógica . _ 66 4. Experiencias en dos hospitales psiquiátricos _ 69 Satrouville _ _ _ _ _ _ _ . 69 Fleury-les-Aubrais _ - - - _ _ _ 75 Queda rigurosamente 5. Preliminares a la utilización de las técnicas del arco iris prohibida, sin la autorización del deseo _ _ _ _ _ _ 81 escrita de los titulares del Copyright, bajo las sanciones establecidas por las leyes, Los modos _ _ _ _ _ _ _ 81 la reproducción parcial o total de esta obra por cualquier medio o procedimiento, comprendidos i Identificación, reconocimiento y resonancia 91 la reprografía y el tratamiento informático, Las cuatro catarsis _ _ _ _ _ _ 92 y la distribución de ejemplares mediante alquiler o préstamo públicos. 7 II. EL TRABAJO PRACTICO 8. Las técnicas de extraversión _ _ _ . _ _ - 245 ¡Para y piensa! _ _ _ - 245 6. Las técnicas prospectivas 99 Ensayo analítico de emociones 251 La imagen de las imágenes - - - _ 100 Ensayo analítico de estilo _ 252 La imagen de la palabra .. _ . „ _ _ 109 Romper la opresión „ . _ _ _ 254 Imagen y contra-imagen _ _ _ _ _ _ „ 119 Somatización _ _ _ _ _ 255 La imagen caleidoscópica _ _ „ _ _ _ 129 El baile de la embajada _ _ - 255 Las imágenes de la imagen _ _ _ _ _ . 145 El contrario de uno mismo _ _ 256 La imagen proyectada _ _ _ 148 El despertar de los personajes dormidos 256 La imagen de la hora _ _ _ 149 Los espectáculos _ _ _ _ _ _ — 257 El gesto ritual _ _ _ _ „ _ _ _ 151 Los rituales de la vida cotidiana _ _ 157 9. Las técnicas del arco iris del deseo en proceso de desarrollo 259 La imagen múltiple de la opresión „ _ „ „ _ 163 La imagen del «no-dicho» _ _ _ _ 259 Las imágenes múltiples de la felicidad _ _ _ _ _ _ 166 La imagen de los ángeles de la guarda _ _ „ _ _ 264 El carrusel de las imágenes _ _ _ 170 La imagen Matrioska _ - _ _ _ 265 La imagen de la transición _ _ _ _ _ _ _ _ 172 La imagen de la opción _ - _ _ _ 265 Imagen del grupo _ _ _ _ _ _ _ _ _ _ _ _ _ 174 La imagen de la ausencia _ - - _ _ - _ 269 Rashomon _ _ „ _ _ 176 10. Posdata. Una experiencia en la India . 271 7. Las técnicas introspectivas _ _ _ _ _ 179 La imagen del antagonista _ _ _ _ ._ _ 179 La imagen analítica _ _ _ _ _ 187 Circuito de rituales y máscaras . _ _ _ _ _ 196 La imagen del caos _ _ _ _ _ _ _ _ 199 La imagen de los «polis» en la cabeza y de sus anticuerpos 200 La imagen del «poli» en la cabeza de los espectadores _ 218 La imagen del arco iris del deseo - _ 218 La imagen-pantalla _ _ _ _ _ 237 Imágenes contradictorias de las mismas personas en la misma historia _ _ _ _ _^_ _• _... 241 8 9 Introducción H Los porqués de este libro Mis tres encuentros teatrales •••-• *. El camino que me ha llevado hasta aquí ha sido largo. Mi trabajo en el teatro comenzó hará dentro de poco cincuen ta años. Y aún me quedan por hacer muchas cosas ya conce bidas, y por concebir otras muchas, ya presentidas. Este libro marca una nueva etapa, y cierra un largo período de búsquedas. Sigue siendo el Teatro del Oprimido, pero es un nuevo Teatro del Oprimido. ¿Qué trayectoria seguí? A comienzos de los años sesenta, viajaba frecuentemente con mi compañía, el Teatro Arena de Sao Paulo. Visitábamos las regiones más pobres de Brasil, en el interior del Estado de Sao Paulo y al noreste del país. En Brasil, la pobreza sigue siendo extrema. Baste decir que el salario mínimo no llega a los ochenta dólares y que la mayoría de la población ni siquie ra gana dicho salario mínimo. Según estudios recientes y serios, hoy un obrero gana menos de lo que se gastaba un amo esclavista del siglo xix en vestir, alimentar y proporcionar atención médica a cada uno de sus cautivos. Y, sin embargo, Brasil es la octava potencia económica del mundo capitalista. La extrema opulencia se codea con la más triste miseria. Y nosotros, los artistas, los idealistas, no podíamos estar de acuerdo con crueldad semejante. Nos rebelábamos, nos agi tábamos indignados, sufríamos. Yescribíamos obras contra la injusticia, obras enérgicas, violentas, agresivas. Eramos heroi cos al escribirlas, sublimes en las representaciones: eran obras que acaban casi indefectiblemente con los actores entonan do en coro canciones exhortantes, canciones que contenían 11 dar su nombre, su cara, ni sus lágrimas silenciosas-, conti siempre frases como: «¡Derramemos nuestra sangre por la nuó: libertad! ¡Derramemos nuestra sangre por nuestra tierra! -Ya que pensáis como nosotros, mirad lo que vamos a ¡Derramemos nuestra sangre, derramémosla!». hacer: primero comemos -ya era mediodía-, y después, Era lo que en aquel momento nos parecía justo y necesa todos juntos, vosotros con vuestros fusiles y nosotros con los rio: incitar a los oprimidos a luchar contra la opresión. ¿A nuestros, ¡nos vamos a echar a los secuaces del coronel*, que qué oprimidos? A todos. En general. Un poco demasiado han invadido las tierras de un camarada, han incendiado su en general. Y utilizábamos el arte para decir la verdad, para casa y amenazan con matar a toda su familia! Pero, primero, dar soluciones: enseñábamos a los campesinos a luchar por vamos a comer. sus tierras, pero éramos gente de ciudad; enseñábamos a los Para entonces ya se nos había pasado el hambre. negros a luchar contra el racismo, blancos como aspirinas que éramos la mayoría; enseñábamos a las mujeres a luchar Intentando convencernos de que habíamos entendido contra sus opresores. ¿Cuáles? Nosotros; pero éramos, casi bien la petición de Virgilio, y buscando la manera de expli todos, hombres feministas. Lo que cuenta es la intención. carnos, hacíamos lo que podíamos por aclarar el malenten dido. Lo mejor era decirle la verdad: nuestros fusiles forma Cuando un buen día -y en todas las historias siempre hay ban parte del decorado, no eran armas auténticas. un buen día- en que representábamos uno de aquellos -¿Fusiles que no disparan? -preguntó sin creérselo espectáculos en un pueblecito del noreste para un grupo de demasiado-. Entonces, ¿para qué sirven? la Liga Campesina*, el público, compuesto exclusivamente -Sirven para hacer teatro. Son fusiles que no disparan, por campesinos, lloraba de emoción. Un texto heroico: pero dan credibilidad artística a nuestras palabras. Si deci «¡Derramemos nuestra sangre!». Al final del espectáculo, mos «¡Derramemos nuestra sangre!» con un fusil en la un campesino enorme, muy grande y muy fuerte, se acerca mano, aunque esté pintado y no dispare, resulta más creíble a nosotros muy emocionado, casi a punto de llorar: que decirlo con las manos vacías. Somos artistas serios, y -No sabéis qué hermoso resulta ver cómo vosotros, jóve decimos lo que pensamos; somos personas auténticas, pero nes de la gran ciudad, pensáis exactamente como nosotros. los fusiles son falsos. Nosotros también creemos en eso, hay que dar la sangre por -Si los fusiles son falsos los tiramos y se acabó, pero voso la tierra. tros sois personas auténticas, os he visto cantar que tenía- Nos sentimos muy orgullosos. Misión cumplida. Nuestro «mensaje» había llegado. Pero Virgilio -nunca podré olvi- * Un coronel en Brasil es un propietario latifundista. Sin estar investido de nin gún poder por el Estado o el Ejército (el título de coronel es puramente honorífi Liga Campesina: sindicato de trabajadores agrícolas, claramente de orienta ción izquierdista, creado a comienzo de los años sesenta por Francisco Juliáo y co) , a menudo ejerce un poder enorme y abusivo en las tierras que domina: ejer abolido en 1964 por la dictadura. [Esta nota, como las siguientes señaladas con asterisco, cicio de la «justicia», vínculos paternalistas con sus empleados, o uso de la fuerza es del traductor. Las notas numeradas corresponden al autor.] para acabar con sus opositores. 13 12 mos que derramar nuestra sangre, soy testigo. Sois gente Después de este primer encuentro -con un campesino auténtica, así que venid con nosotros de todas formas, por auténtico, de carne y hueso, y no con un campesino abstrac que, lo que es fusiles, tenemos para todo el mundo. to-, encuentro traumatizante aunque rico, nunca más volví El miedo que sentíamos se transformó en pánico. Por a hacer obras «para dar consejos», nunca más volví a inten que resultaba difícil explicar -tanto a Virgilio como a noso tar transmitir «mensajes»... excepto cuando yo mismo co tros mismos- cuan sinceros y auténticos éramos al empuñar rriera los mismos riesgos. unos fusiles estéticos que no disparaban; nosotros, los artis En Perú, donde en 1973 trabajé en un programa de alfa tas, que no sabíamos disparar. Nos explicamos como pudi betización a través del teatro, empecé a utilizar una nueva mos. Si aceptábamos ir con él, íbamos a ser una carga inútil forma teatral que llamé «dramaturgia simultánea». El prin y no una ayuda. cipio era relativamente simple: presentábamos una obra Ahora sí que he entendido vuestra sinceridad estética: la que contenía un problema que pretendíamos resolver. La sangre que según vosotros debe derramarse es la nuestra, y obra se desarrollaba hasta el momento de la crisis, hasta el desde luego no la vuestra, ¿no es eso? momento en que el protagonista tenía que encontrar una -Claro que somos auténticos, pero somos artistas auténti solución. Entonces deteníamos la obra y preguntábamos a cos y no auténticos campesinos... Virgilio, no te vayas, vuel los espectadores qué hacer. Cada uno hacía una sugerencia, ve, a pesar de esto podemos seguir hablando... Vuelve... y en escena*, los actores las improvisaban una tras otra hasta Nunca más volví a encontrarme con Virgilio, pero nunca probarlas todas. lo olvidé. Esto constituía ya un progreso; ya no dábamos consejos: Ni tampoco olvidé ese momento en que me avergoncé del estábamos aprendiendo juntos. Pero los actores conserva arte que practicaba y que, sin embargo, me parecía hermoso. ban el «poder», el control del escenario. Las sugerencias Algo se había falseado. No en el género teatral que, hasta hoy, provenían del público, pero era en escena donde nosotros, me parece completamente válido. El agit^prop, agitación y pro los artistas, interpretábamos lo que se había dicho. paganda, puede ser un instrumento sumamente eficaz. Lo Esta forma de teatro tuvo mucho éxito. Cuando un buen que estaba falseado era la forma de utilizarlo. día -y en todas las historias siempre hay un buen día- una En aquella época, el Che Guevara escribió una frase muy señora bastante tímida quiso hablar conmigo. hermosa: «Ser solidario consiste en correr los mismos ries -Ya sé que usted hace teatro político, y mi problema no gos». Esta frase nos ayudó a comprender nuestro error. El tiene nada de político, pero tengo un problema enorme y agit-frop no se equivocaba: el error estaba en que nosotros no éramos capaces de seguir nuestros propios consejos. Los * En general, traduciremos scéne como escena, tanto física (el espacio de la hombres blancos de la ciudad poco tenían que enseñarles a representación teatral -estar en escena, subir a escena, salir a escena, etc.) como litera ria (secuencia de una obra teatral). En el primer caso, elegiremos escenario si existe las mujeres negras del campo. ambigüedad. .. , 14 15 me hace sufrir mucho. ¿Cree usted que podría ayudarme -Esto es lo que tiene que hacer: le deja entrar, le dice que con su teatro? ha descubierto la verdad, y a continuación se echa a llorar, Ayudo a la gente siempre que puedo. Le pregunté en que llore mucho, veinte minutos como poco. Así él se senti que podía ayudarla y ella me contó su historia: todos los rá culpable y ella podrá perdonarlo, porque, en este país, meses y, en ocasiones, más de una vez al mes, su marido le resulta muy peligroso que una mujer esté sola... pedía dinero para pagar los plazos de una casa que decía Improvisamos la solución y los llantos. Llegaron el arre estar construyendo para ambos. Todos los meses, ella le pentimiento y el perdón, seguidos de cerca por el descon daba el dinero que le quedaba, aunque fuera poco. El mari tento de una segunda espectadora. do, que hacía chapucillas aquí y allá, tampoco ganaba -No tiene que hacer nada de eso. Lo que tiene que hacer mucho. De cuando en cuando, él le daba los «recibos» de es cerrarle la puerta en las narices y dejarlo afuera... los pagos, unos recibos escritos a mano y perfumados. Improvisamos la solución «cerrar la puerta». El actor- Cuando ella le preguntaba si podía ver la casa, él le respon marido, un joven muy delgado, se puso muy contento: día siempre que más adelante, cuando estuviera acabada, -¿Ah, sí? Pues hoy me han dado la paga, así que voy a sería una bonita sorpresa. Y como seguía sin ver nunca coger el dinero, voy a ir a ver a mi amante y me voy a quedar nada, ella empezó a desconfiar. Un día discutieron. Enton a vivir con ella. ces ella le pidió a la vecina, que sabía leer, que le dijera qué Una tercera espectadora propuso lo contrario: la mujer ponía en los recibos. ¡Qué bonita sorpresa! No eran recibos: debía dejar al marido solo en casa, abandonarlo. El actor- eran cartas de amor que el marido recibía de su amante y marido se puso aún más contento: iba a traerse a su amante que su esposa analfabeta guardaba cuidadosamente bajo el y vivir con ella en la casa. colchón. Y siguieron lloviendo las propuestas. Las improvisamos -Mi marido vuelve a casa mañana. Me ha dicho que se todas. Hasta que me fijé en una mujer muy gorda, sentada iba a trabajar una semana a Chaclayo, de albañil, pero ahora en la tercera fila, y que, roja de rabia, sacudía la cabeza de ya sé dónde ha ido en realidad... ¿Qué hago? un lado a otro. Confieso que me asusté, pues me pareció -Yo no lo sé, señora, pero se lo vamos a preguntar al que me miraba encolerizada. Lo más amablemente que público. pude, le dije: No era político, pero sí que era un problema. Aceptamos -Señora, me parece que tiene usted una idea. No tiene la propuesta, improvisamos un guión y, al caer la noche, más que decírnosla y la probaremos. presentamos la obra al público en forma de «dramaturgia -Le voy a decir yo a usted lo que tiene que hacer esta simultánea». Llega el momento de la «crisis»: el marido mujer. Tiene que dejarle entrar, ponerle las cosas claras y, llama a la puerta, ¿qué hacer? Yo no lo sabía, «sí que pre sólo después de eso, perdonarlo. gunté al público. Se aportaron numerosas soluciones. Me sentí decepcionado. Con su forma de respirar, entre- 16 17 cortada por la emoción, con semejante ataque de ira y con señora gorda había llegado al colmo de su furia, más ame una mirada tan llena de odio, me había imaginado que iba nazadora y peligrosa que nunca. Yo, muy nervioso y, lo con a hacer una propuesta más violenta. Pero no dije nada y fieso, un poco amedrentado -¡era más fuerte que yo! -, le pedí a los actores que improvisaran también esa solución. hice una propuesta: La actuaron* sin creérselo demasiado. El marido le hizo a la -Señora, estamos haciendo lo que podemos para enten mujer promesas de amor eterno y, una vez restablecida la der lo que quiere y lo explicamos tan claramente como paz, le pidió que fuera a la cocina a traerle la sopa. Ella iba y somos capaces, pero si no está satisfecha, ¿por qué no sube así terminaba la escena. al escenario y actúa usted misma lo que intenta decirnos? Miré a la señora gorda. Estaba más rabiosa que nunca y Iluminada, transfigurada, la señora gorda inspiró pro su mirada de odio resultaba aún más furiosa y asesina. fundamente. Con ánimo renovado y los ojos brillantes, nos -Perdone, señora, pero hemos hecho lo que nos ha pedi preguntó: «¿Puedo?». «¡Sí!» Subió a escena y agarró al do: ella le ha puesto las cosas claras, lo ha perdonado y pobre actor-marido, que no era más que un auténtico actor, ahora parece que van a poder ser felices... y no un auténtico marido, además de enclenque y escuchi -Yo no he dicho nada de eso. Yo he dicho que ella tenía mizado. Empuñó el mango de una escoba y empezó a que hablarle claramente, muy claramente, y que entonces, y pegarle con todas sus fuerzas, mientras le decía lo que pen sólo después, debía perdonarlo. saba de las relaciones hombre-mujer. Intentamos socorrer a -Me parece que eso es lo que acabamos de improvisar, nuestro compañero, en peligro, pero la señora gorda era pero si quiere, podemos improvisar la escena de nuevo... más fuerte que nosotros. Cuando por fin se sintió satisfecha, -¡Sí! sentó a su víctima a la mesa y le dijo: «Ahora que ya hemos Pedí a la actriz que exagerara un poco la explicación, hablado tan clara y tan sinceramente, ahora ¡TÚ te vas a la que se explicara lo mejor posible y que exigiera del marido cocina y me traes MI sopa!». las mayores y más sinceras aclaraciones. Y así se hizo. Una Imposible ser más claro. vez que todo quedó explicado muy, pero que muy clara Y lo que a mí me quedó aún más claro es que cuando el mente, el marido, enamorado y perdonado, le pidió que propio espectador sube al escenario y actúa la escena que se fuera a la cocina a servirle la sopa. Y cuando ya estaban dis había imaginado, lo hará de una manera personal, única e puestos a vivir felices y comer perdices, me fijé en que la inimitable, como sólo él puede hacerlo, y ningún artista en su lugar. Cuando es el espect-actor mismo quien sube a escena a mostrar SU realidad y transformarla a su antojo, vuelve a * Siempre que resulte posible, preferiremos actuara interpretar, como análogo al su sitio cambiado, porque el acto de transformar es transfor francés jouer. Forzamos su uso como transitivo -que en castellano significa «reali zar»- pero creemos que sirve a la acepción actoral (reaüzarun papgl o escena). En mador. En escena, el actor es un intérprete que, al traducir, cualquier caso se pierde el matiz francés de «juego», si bien se refleja la importan traiciona. Le resulta imposible no hacerlo así. cia que Boal confiere a la acción. 18 19 De este modo nació el teatro-foro. Foro, porque en crueles y brutales, resultaba natural que estos temas muchos países de América Latina es habitual que los espec parecieran superficiales y poco dignos de atención. Era tadores soliciten un foro o debate al finalizar una represen como si, involuntariamente, siempre me preguntara: «Vale, tación de teatro popular. En este nuevo género, el debate de acuerdo, pero ¿dónde están los "polis"?». Porque estaba no acontece al final: el foro es el espectáculo, el encuentro acostumbrado a trabajar con opresiones concretas y visibles. entre los espectadores, que defienden sus ideas, y los acto Poco a poco cambié de opinión. Empecé a entender que res, que contraponen las suyas. En cierto modo, es una pro en los países europeos, donde las necesidades esenciales del fanación: se profana la escena, altar donde, normalmente, ciudadano están más o menos bien cubiertas en lo que a sólo los actores tienen derecho a oficiar. Se destruye la obra salud, educación, alimentación y seguridad se refiere, el propuesta por los artistas para construir otra todos juntos. porcentaje de suicidios es mucho más elevado que en los Teatro no didáctico, según la antigua acepción del término, países del tercer mundo de donde yo venía. Allí, se muere sino pedagógico, en el sentido de aprendizaje colectivo. de hambre; aquí, de sobredosis, de pastillas, de cuchillas de Con Virgilio aprendí a ver a un ser humano y no sólo a afeitar, de gas. Qué importa la manera si se trata siempre de una clase social, al campesino y no sólo al campesinado muerte. E, imaginando el sufrimiento de quien prefiere enfrentándose a sus problemas sociales. Con la señora morir a seguir viviendo con el miedo al vacío o la angustia gorda, aprendí a ver al ser humano luchando contra sus de la soledad, me impuse trabajar en esas nuevas formas de propios problemas individuales, que si bien no conciernen opresión y aceptarlas como tales. a la totalidad de una clase, conciernen a la totalidad de una Pero ¿dónde estaban los «polis»? A comienzos de los vida y no son menos importantes. Pero aún tenía que apren años ochenta, junto a Cecilia Thumim, en París, llevé a cabo der más cosas. Y lo hice durante mi exilio en Europa. un largo taller que duró dos años: Con el «Poli» en la cabeza. Desde 1976, primero en Lisboa y poco después en París, Mi hipótesis inicial era que el «poli» está en la cabeza, si empecé a trabajar en varios países europeos. En mis talleres bien los cuarteles están fuera. Se trataba de descubrir cómo de Teatro del Oprimido comenzaron a aparecer oprimidos habían penetrado en nuestras cabezas e inventar los medios víctimas de «opresiones» que me eran desconocidas. Tra para hacerlos salir. Era una propuesta osada. bajaba mucho con inmigrantes, profesores, mujeres, obre Durante los años siguientes seguí trabajando en esa ros, gente que sufría las mismas opresiones que tan bien se extensión del Teatro del Oprimido, esa superposición de conocen en América Latina: el racismo, el sexismo, las disciplinas: teatro y terapia. A finales de 1988, recibí una malas condiciones laborales, los salarios bajos, los abusos invitación de las doctoras Grete Leutz y Zerka Moreno, pre policiales, etc. Pero junto a éstas, surgieron la «soledad», la sidenta esta última de la Asociación Internacional de «incapacidad de comunicarse», el «miedo al vacío» y otras Psicoterapias de Grupo, para realizar el discurso de apertu muchas más. Para alguien que huía de dictaduras explícitas, ra del décimo congreso mundial de dicha asociación. Debía 20 21 celebrar el centenario del nacimiento de Jacob L. Moreno, fundador de la asociación e inventor del psicodrama. Con La teoría tal ocasión, pude presentar también la técnica del arco iris del deseo ante los psicoterapeutas asistentes. Aquella invita ción y el trabajo con aquellos psicoterapeutas me decidie ron por fin a escribir este libro. Por primera vez en mi traba jo, propongo una sistematización completa de todas las técnicas utilizadas en esta investigación. Algunas se ilustran con casos que juzgo ejemplares; de otras describo apenas el funcionamiento, bien porque resultan sumamente claras, bien porque ya he hablado de ellas en otros libros. Este libro contiene igualmente una parte teórica en la que pretendo exponer el porqué del extraordinario poder del hecho teatral, esa intensa energía tan eficaz en otros terrenos además del suyo propio: la política, la educación y la psicoterapia. 22
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