BIBLIOTECA PARA LA EDUCACIÓN ANARQUISTA Volumen 1 Félix García, Héloisa Castellanos, Hugues Lenoir, Silvio Gallo, Lamberto Borghi, Francesco Codello, Pere Solà, Josefa Martín Luengo, Daniel Parajuá EDUCACIÓN ANARQUISTA Aprendizajes para una sociedad libre VV. AA. Educación anarquista : aprendizajes para una sociedad libre - 1a ed. - Santiago de Chile: Editorial Eleuterio, 2012. 130 p.; 18,5x12,5 cm. (Colección de Educación) ISBN 978-956-9261-00-8 1. Anarquismo. 2. Educación. 3. Pedagogía libertaria. Selección a cargo de Grupo de Estudios J. D. Gómez Rojas. Proyecto gráfico: Artes Gráficas Cosmos Traducciones: Melissa Feritto, Maximiliano Astroza-León, Héctor Ibieta, Pamela Moreno. ISBN: 978-956-9261-00-8 Editorial Eleuterio Santiago de Chile Web: http://eleuterio.grupogomezrojas.org// Contacto: [email protected] Esta obra se encuentra bajo una Licencia Creative Commons Atribución-NoComercial-SinDerivadas 3.0. Esto significa que los contenidos de esta obra pueden ser reproducidos siempre y cuando se señale la autoría y no sean utilizados con fines comerciales. Prólogo: La educación anarquista hoy Grupo de Estudios J. D. Gómez Rojas La actual educación chilena, tanto en su estructura formal como en su sistema de gestión, a la vez que sus métodos y objetivos, planes y programas, se encuentran al centro de candentes debates suscitados desde todos los parapetos ideológicos y partidistas. En estos debates, algunos han iniciado ataques frontales a la forma y otros al fondo del asunto: desde una educación pobre en infraes- tructura y desfasada tecnológicamente, que no reúne las condiciones para aprendizajes que rindan provechos a las empresas –idea escondida bajo el concepto de “educación para el trabajo”–, hasta horizontes que rozan la crítica a una educación mecanicista que naturaliza la explota- ción, genera y potencia desigualdades, limita la creativi- dad del individuo y construye relaciones jerarquizadas tanto al interior como fuera de las escuelas mediante un efecto retroalimentador del medio social capitalista. Ante este panorama cada vez más brutal, unos apuestan por una liberalización aún mayor de un “mercado educativo”; otros, por la centralización del sistema en manos de servicios estatales, deriva- 7 dos del principio “Estado Docente”, trinchera que ha servido y sirve para promover la intrusión de los poderes públicos en el aula y en las formas de gestión económica de las escuelas. Ambas apuestas vienen a sig- nificar más de lo mismo, aumentando el problema. Entonces, ¿qué hacer? ¿Cuáles son las posi- bilidades de desarrollar y construir nuevos modelos o proyectos que sean verdaderas alternativas libertarias a tanto desorden? Y de allí, ¿qué rol le cabe a los indi- viduos, a los trabajadores de la educación en general y a la sociedad en su conjunto? Es decir, necesitamos clarificar los cuestionamientos que estamos realizando en torno a los valores, principios y formas que asumiría una alternativa anarquista, en la cual los niños, las niñas y jóvenes ya no sólo serán los receptáculos de las con- cepciones y moralidades del adulto o del técnico peda- gógico, sino muy por el contrario, seres plenos, autó- nomos, decidores, que participan, inventan y establecen relaciones de igual a igual con las y los demás individuos de la escuela, sembrando y cosechando una nueva socie- dad. Insistimos en que se hace necesario hoy más que nunca generar el debate más amplio y nutrido, funda- mentado en todos los puntos de vista y experiencias que ha entregado el anarquismo al mundo contemporáneo, desde los clásicos escritos de Bakunin, Kropotkin, Ferrer i Guardia hasta los de Codello, Martín Luengo y otras. Por tanto, el análisis de las teorías y prácticas que desde hace 100 años o más vienen promoviendo los grupos libertarios, al tiempo que se establezcan líneas de acción concretas con objetivos claros, se hace preciso. 8 El siglo en que vivimos no puede ni debe repetir un mecanismo que a todas luces no ha beneficiado a la humanidad, sino por el contrario, ha provocado el retro- ceso de las capacidades creativas y naturales de todas y todos, suprimiendo derechos, manifestaciones cultura- les, ninguneando el arte y transformando a las ciencias en medio de reproducción de la dominación y de conoci- mientos sin conexión con la vida social. Frente a la edu- cación del prejuicio, creemos firmemente en alzar una opción libertaria en el campo educativo, que enfrente a la educación autoritaria por medio de una nueva mora- lidad y un accionar tanto en el aula como fuera de ella sustentada en principios de libertad y solidaridad. Y sin embargo, la “nueva educación” no es más que el reconocimiento de la acción educativa de la sociedad en apoyo mutuo, que necesita tanto de la iniciativa individual como de la cooperación. Por esto es que reconocemos que los modos en que trabaja la pedagogía y la educación libertaria –tal como la descri- ben los textos seleccionados– se sustenta en diversos valores y principios, tales como la libertad individual, la autogestión, la solidaridad, la valoración de la creati- vidad y la generación de un sentimiento de compromiso honesto con la autoformación, la apetencia de conoci- mientos y la ejercitación de las más variadas prácticas artísticas en beneficio de la colectividad. De allí que resuene la idea de una “Educación Integral” que abar- que todos los senderos que contribuyan al desarrollo de las habilidades y capacidades del ser humano desde su más tierna infancia hasta el día de su muerte. 9 Entre los elementos fundamentales, debemos tener presente que la constancia en favor de la difusión de las ideas de carácter pedagógico en los diversos medios en que se trabaja, ya sea la comunidad, el sindicato o el centro social-cultural, es un factor imponderable, pues la influencia que han tenido ciertas ideas y prácticas de educación anarquista en el resto de los sistemas educa- tivos han permitido un desarrollo más libre y armónico de niños, niñas y jóvenes, y ha sido la constancia en la propaganda de cientos de militantes alrededor del globo lo que ha permitido que métodos como la coeducación de sexos, la educación científica, la observación en terreno, la expulsión de las religiones de las aulas, la autonomía de los centros educativos y tantas más, se hallan vuelto manifestación real y común en los salones de clases. No podemos dejar de señalar que los méto- dos pedagógicos libertarios son múltiples y por ello no determinan un camino recto y único: cada comunidad debe encontrar su propia ruta en la búsqueda incansa- ble y siempre renovada de una educación para la libertad. Comunidad autoeducativa, autogestionada y autónoma, es decir, que enseña y aprende mediante la relación de todas y todos los individuos que son parte de ella y que toma decisiones por ella misma, en completa responsabi- lidad para consigo. Serán entonces los más pequeños los beneficiarios de esta cambio actitudinal de la colectividad, que respeta y promueven sus derechos. Y en un mundo tan tecnologizado como el presente, volvemos a plantear preguntas acerca de la educación técnica y de la nece- sidad del trabajo manual e intelectual, como también de 10