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Duarte Dias, cantor de la conquista de Granada PDF

18 Pages·2009·0.98 MB·Spanish
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Duarte Dias, cantor de la conquista de Granada JosÉ ARES MONTES UniversidadComplutense 1 Duarte Dias es, como otros poetas portugueses, un espíritu errático, vagando por esa tierra de nadie de la literatura ibérica llamada bilingilísmo, 1. No se entre tirios y troyanos, ignorado por unos y rebotado por otros conoce el año de su nacimiento ni el de su muerte, pero aunque su vida se hayaprolongado dentro de loslímites del sigloxvii, fue plenamente hombre del xvi por su mentalidad y gustos literarios. «Lusitanus miles, Portuensis», dice de él Nicolás Antonio2, citando sus libros, La Conquista de Granada (l590)~ y Varías obras em língoa Portuguesa e Castelhana (1592). Poco más añade Barbosa Machado: «Assistio muitos annosem Hespanha com oposto de Soldado por cuja causa soube com perfei9áo a lingua Castelhana e teve bastante noticia da Italiana. Cultivou sempre as Musas para cujo estudo o inclinou o genio desde a primeira idade»4. Seria iluso pretender descubrir a estas alturas a un poeta competidor de las grandes figuras de la época. Por supuesto que Duarte Dias no es un gran autor, sino un modesto poeta, como tantos de su tiempo, más conocidos y jaleados, y con una obra interesante, algunos de cuyos aspectos intentaré presentar aquí. Quizá pueda parecer un poco extraño que un portugués, por muy afincado que estuviese en España, eligiese para su obra más ambiciosa, aunque no la mejor, un tema históricoespañol. Continuaba así la líneadelos Ni siquiera tuvocabidaentre los presuntospoetasmanieristas censadosporJorgedeSena («Maneirismoe barroquismonapoesiaportuguesadosséculosXVIexvii», publicado en ¡965y recogido en Trinta anos de Camóes, 1, Lisboa, 1980, págs. 63-92) ypor Vítor ManuelPires de Aguiar e Silva (Maneirismoe Barroco naPoesia Portuguesa, Coimbra, ¡974). 2 Bibliotitecah’ispana Nora, 1, Madrid, ¡783. 3 Eugenio Asensio dedicó a este poema unas agudas observaciones en su fundamental estudio «Españaenla épicafilipina», RevistadeFilologíaEspaíiola,XXXIII, 1949,págs. 66-109. Las referencias aDuarte Dias, en las págs. 99y 100-101. 4 BibliotitecaLusitana, 1, Lisboa, 1741. Revistade FilologíaRománica, vol, 11-1984.Editorial UniversidadComplutensedeMadrid, 20 JoséAres Montes épicos españoles iniciada con La Carolea (1560), deJerónimo de Sempere, y seguida por el CarloFamoso (1566), de Luis Zapata; La Austriada (1584), de Juan Rufo, y La Araucana (1569-1578-1589), deAlonso de Ercilla, y no un tema dehistoria portuguesa, como sus connacionales—me refiero siempre a los precedentes— Luis de Cambes, con Os Lusiadas (1572); Jerónimo Corte Real, Segundo cerco de Diu (1574); Luis Pereira Brandáo, Elegiada (1588), y Francisco de Andrada, Primeiro cerco de Diu (1589). Claro está queya existía un precedentede tema histórico español o, si se prefiere, de actualidad española, entrelos épicos portugueses: la Felicissima Victoria concedida delcielo alseñor donJuan d’Austria en elgolfode Lepanto (1578), del citado Corte Real, y escrita además en castellano, lo quele valió al autor una doble censura por parte de algunos portugueses de su tiempo celosos de su historia y de su lengua. Las circunstanciasen queDuarte Diasescribe su poema eran diferentes y nadie podíaescandalizarse de que un portugués, súbdito ya de Felipe II tras la anexión de 1580, consagrase sus ocios acantar en castellano las peripecias de la guerra granadina. Precisamente el poema está dedicado con cálidos elogios —«alma generosa», «ínclito», «magnánimo», «subido»— al portu- gués Cristóbal de Moura, hombre de confianza del Rey, y al que invoca en más de un lugar del poema, como elogia también al monarca. La Conquista 5es, pues, un poema histórico compuesto de 21 cantos en octavas de Granada reales y escrito enuncastellanomás que aceptable,aunque ni riconi variado, y parco encolor, en comparación con otrospoetas de la época. Loslusismos son en extremo escasos y de difícil localización6. El hecho de la conquista de Granada interesó, en primer lugar, a los romancistas, quienes dieron noticia poética, en los llamados romances fronterizos, de los combates y proezas histórico-novelescas llevados a cabo por los capitanes que luchaban en las filas de los Reyes Católicos. Por ese mismo tiempo, Hernando del Pulgarescribía su Chrónica de los muy altosy esclarecidos Reyes Cathólicos Don Hernando y Doña Isabel de gloriosa memoria. El tema, que no abandonaron romancistas ni cronistas durante el sigloXVI, atrajo igualmente a un Femando deRibera, poeta tandesconocido como su poema La guerra de Granada que hicieron los Reyes Cathólicos, escrito, aunque no sé si impreso, a comienzos de aquel siglo7. LaConqvista/quehizieron/lospoderosasyCanholicosReyes!DonFernando,yDoña Isabel, en/ elReyno deGranada. Cñpuesta/ en Octaua Rñna,porDuar/ tePías, Lusitano.! Dirigidaa Don ChrisioualdeMou/ra. ComendadormayordeAlcan/tara, ydelaCarnara desu Mageistad,y de su Consejo de estado, y Su! miller de Cors del Principel Don Felipe, nuestro/ Señor. Con Licencía ypriuilegio./ EnMadrid./ Por la viuda de Alonso Gomez, lmpressor/ del Rey nuestro Señor./ Año de 15. 8 hs.+286 fols. 6 Porejemplo: ‘intr5o0duzió’‘iii,fol.40fl, lapasage’(IX,fol. 104yo), ‘selevantar’(XII, ¡46 y(IOV),,‘fyorle.n4lc3cru¶bLriuesnídadoa’s(.XIxI,i,1)foyl.‘p2i8s6coysoo)’y, adbousnldatainntisemenospepcreosc:e«dGenatleizsidaepCisacmosbae»s:(I‘Xin,ffidolo.’,97inrfije,l «piscosaCizimbra» (Lusiadas, III, 65). 7 La noticia lada NicolásAntonio, quienlatomódeEstebandeGaribay,Los XLlibrosd’el Compendio historialdelasChronicasyuniversalHistoriadetodoslosreynosdeEspaña, Amberes, DuarteDías, cantor de la conquista de Granada 21 Terminado el poema, DuarteDias, impaciente quizáal ver queno llegaba laaprobación desu libro, en elque, como se dice en elprivilegio real, «había gastado mucho tiempo de estudio y trabajo», escribe unsoneto a su amigoy maestroAlonso d~ Ercilla, designadopara aprobar la publicación,«suplicán- 8. La aprobación llegó al fin y en ella Ercilla dicedel poema dole despacho» que «va todo él muy arrimado a la historia, según la escrivió Antonio de Nebrixa, el verso es bueno y contiene buenos conceptos y cosas agudas y de ingenio grande. Y assí me parece que se puede imprimir, yque Duarte Dias autor merece bien la merced que pide, pues, siendo portugués, se ha podido vencer a si mismo, poniendo su cuydado y trabajo en alabanga de los castellanos». Preceden al poema ocho sonetoslaudatorios, tresen portuguésycinco en castellano. Tres de éstos los firman, respectivamente, Pedro de Padilla, que califica al poeta de «lusitano Homero», Pedro Liñán de Riaza, que le llama «de Oporto maravilla», y Pedro de Medina. El resto de los autores no significa nada9. Sin embargo, no quiero dejar de señalar el lusitano énfasis con que termina su soneto un licenciado Manuel Francisco: «Por ti se nos restaura o nomee glória ¡do bra9o lusitSno, engrandecido ¡ con nova luz, a todo Portugal, / que se Hespanha alcangou doblevictória / tomando o que era seu, tu á tems vencido, ¡ ganhando-ihepor arte o natural»tú ¡571, libro xviii,cap. 1,copiando lo siguiente: «Femandode Ribera, vecinodeBaza, escribió enmetro castellanolaGuerradeGranadaconopinióndetodaverdadyeloquenciapoética.Cuya obraescribenhaberadulteradoD.HenriqueHenriquez,tioy mayordomomayor delmismoRey D. Femando, porque el autor no leloaba quanto el quisiera.» Sien elgal/ardopecho castellano tantopuedeelamor, comose muestra en blanda, dulcey regalada muestra pormilescritosdescubiertoy llano. Ysi la dura y tenebrosamano de laausencia cruel, siempre siniestra, tocó señor,jamás elalma vuestra derramando millágrimas en vano. Osiacaso la«¡ten que despide unaalmaportuguesa puede tanto quecastellanas almasenternezca. presteza elcoraión osruegaypide porquesaliendo el esperadocanto, alapresencia demi solme ofrezca. (Varias obras, fol. 37 r) O mucho apremiaba a Dias la publicación del poema o mucho se demoraba Ercilla en aprobarlo;el caso esque nuestro autorescribe otro sonetoa doña Maria de Bazán, esposade Ercilla, rogándoleque pida«alque nuncasecanta osedespide!delgustodeagradarosnochey día,! quedecrete mis versosluego, luego» (ib..fol. 8 W). En las citas de textos distingo u/y y v!u, deshago abreviaturas, regularizo el uso de mayúsculas, modernizo acentos y puntuación y corrijo las erratas evidentes. Cualquier otra corrección de importancia seráindicada. ~SellamanPedrairesvictória,AlonsoFernándezdeMesa, FranciscoMendezdeMedeirosy el Dr. Francisco Dias, cirujanodel Rey. LO Notodos fueronelogios; también debiórecibircriticasadversas, comoparecedesprender- se del siguientesoneto: 22 JoséAresMontes La verdad es que la fuente donde Duarte Dias bebió la información histórica que constituye la materia fundamental desu poema, es la Chrónica de Hernando del Pulgar”, ala que siguepaso apaso, resumiendoenverso lo que elcronista había escritoen prosa;fiel a topónimos y nombreshistóricos, permitiéndose sólo, como Ercilla, aplicar, a veces por exigencia de rima, nombres caprichosos, de resonancia caballeresca, a la morería que no hace más papel que el de comparsa: Altaro, Giberino, Riquefonte, Filodante, Melidoro, Redomonte, Gritasó, Ripoleto, Lira, Gyreno, Lysemente, Tira- sete... Sirva de ejemplo, que podría multiplicarse, de esta servidumbre al texto cronístico, el sígutente pasaje del final del poema, correspondiente a la rendición de Granada: «Este dia hizo el rey moro dos actos Este día mostró el Rey Chiquito de tristeza, yfueron que tienen por dos actos de tristeza, que teniendo costumbre los reyes moros que quando los reyes por costumbre, si chiquito passanalgún rio depoca agua, que río passavan, yren cubriendo los cavalleros moros le cubran los los pies y los estribos —ved qué rito— pies y los estrivos con los suyos; los moroscon los suyos, y subiendo y él no quiso consentir; y cuando escalera, dexar los alpargates suben algunaescalera, dexan los y llevarlosaquél de más quilates. alpargates y se los llevael más No quisoconsentillo, antes, entrando principal moro que alli está, lo en el suave, dulce y grato nido, qual él no quiso consentir. Y co- entró lágrimas tristes derramando mo fue asu casa —que era en el por elestado ilustre ya perdido. alcavava—entró llorandolo que ha- Pero la madre,que le ve llorando, via perdido. Ydíxole su madre: «Calla, calla —ledixo—, y pues Que pues no avía sido para defen- no has sido derlo como hombre, que no llorasse paracomo varón le defender, como muger» (Chrónica, fol. CCXIII). no llores triste como vil rnuger». (XXI, fol. 285 yO) Maravilha-memuito onovo riso Cuidais que basta sédizer néopresta, que d¿zem quefazeis da minhahisrória, e muís a quem vospodepedirprova? ou e/a be vile descuberta escória Cuidais quehonrapor noscausa ni/nigoa? ou vós do quedeveisestais deviso. Ou vos eide seguirmatéria nova Achais quepor venturasou remiso oueu eide mostrarnestarequesta cm celebrar o dino de memória? a brando pena contraasol0t)a líogoa Achaisque náomerece estimaou glórica (Variasobras, fol. II r o versopor néoser suave e liso? Hay todaviaotro soneto,«Aycegospensamentos,que enganado»(ib., fol.59ra), enqueelpoeta parece lamentar una vez más las desdichas de su poema: «¡tanto «... mecusta, triste, o dilatado canto que eu muito quis ejá nao tenho cm nada! O nome, o louro, apalma celebrada, podéraoemflm malvadas líogoas tanto, que se tornoucm discubertopranto, prémio divido a vida malgastada. Essabidoque Nebrijalahabía traducido al latín(Granada, 1545),y que, añosmástarde, su nieto publicó eloriginalcastellano, encontradoentrelospapelesde suabuelo, atribuyéndose- lo a él(Valladolid, ¡565). Por fin, salió a nombrede su verdaderoautor (Zaragoza, ¡567), con DuarteDías, cantor de la conquista de Granada 23 No era Dias un ejemplo único de fidelidad cronistica; también Camóes, como otros épicos, lo había sido en Os Lusíadas, aunque con más tiento y arte. Pero Dias, en su intento de trasmutar en materia poética la árida monotonía del relato histórico, acudió a otras fuentes. Ya María Soledad Carrasco Urgoiti señaló, sin entrar en detalles, que habrá ocasión de comentarlos más adelante, cómo nuestro poeta glosa en el último canto de La Conquista de Granada dos romances en que se cantan los duelos de dos 12. Hay más influencias aún, caballeros cristianos con sendos enemigosmoros y bienes ajenos, en este poema. Unos, bienes comunales que saltan demano enmano, como la (pella» de las dueñasdel Libro deBuenAmor, son de dificil atribución concreta; otros —Petrarca y Garcilaso, por ejemplo— hieren la vista. Dias es, sin duda, discípulo de Ercilla —-diríasequeél esel impulsor de su poema—, de él tomó, como ha señalado Maxime Chevalier, y sus ejemplos podrían ampliarse, los exordios morales, las transiciones bruscas y algunas imágenes bélicas13. En la cabeza de Duarte Dias bullían lecturas diversas que, de vez en cuando, afloraban a sus octavas con mayor o menor fidelidad. La Conquista de Granada podrá parecer a algunos un mosaico de influencias, pero no más que otros poetas congéneres suyos, maestros también en el arte de taracear fragmentos ajenos. El poema se abre, según las normas del género, con la proposición14, seguida de la dedicatoria a don Cristóbal de Moura. Dias ha omitido la invocación, entrando en materia con la toma de Zahara por el rey de Granada, rompiendo las treguas establecidas con los Reyes Católicos. Un moro sabio predice el fin del reino nazarí: «Llora triste, Granada, llora triste ¡ aquella libertad en que te viste.» Ataques y contraataques se suceden en torno a Alhama. Se le aparece Marte al conde de Cabra para darle ánimos. El condecae de rodillas y promete aldios la bandera del rey sarraceno «y los caballos de la turbafiera ¡de agora para siempre te ofrecemos, ¡y delas ricas sedas de Granada¡ siempre será de nos tu casa ornada» (II, fol. 22 vfl. Dias describe la batalla en cinco octavas sobre la base de anáforas ponderativas y distributivas: iQuánto río desangre derramado a llamar a la muerte ya corría! unaadición del Maestro Vallés, abarcandolos sucesos posterioresa la conquista de Granada hasta la muerte del Rey. 12 Elmoro deGranada en la literatura, Madrid, 1956, pág. 73. t3 CAriaste en Espagne (1530-1650), Burdeos, 1966, págs. 161-162. 14 Los cathólicoshechos, lashazañas, elesfuero immortal llenodegloria; las obras de virtud, almundoextrañas, dignas decelebrar en altahistoria; lafuercaque expelió delas Españas elnombre de Mahoma,y la victoria havida de la fierapaganía. aquesto hacantar lamusa mía. (1, fol. 2 ~). 24 José AresMontes Quántas almas alibre y suelto paso baxanal reino de alegría escaso! Quántospuntos y golpes infinitos el español durissimo executa! Quántas sendasdescubrea los malditos paralacasa de la muerte bruta! Quántaquexa despiden, quántosgritos! Quál, herido en la mano, se lamenta y elpesado alfange no sostiene; quál, roto por la frente, la sangrienta vista sin pelear ciego letiene. Quál, cortada la pierna, no sustenta la otra y, mal sugrado, a tierra viene; quál, passados los ojos, impedía con las manos lasangre que salía. (II, fols. 27yO-28 ¡-9 Y de una nueva batalla dirá: Ya las espesaslangas no mirando el río que desangre vacorriendo, los enemigospechostraspasando, porlas duras costillasvan saliendo. Yael difunto señor, no gobernando las riendas,el caballovacorriendo libre, yale detiene el bragoesquivo, yabaxa el muerto, ya se subeel vivo. (III, fol. 32 yO)l5 Los amaneceres ponen una nota casi lirica entre batalla y batalla. Justo antes de la caída de Álora en poder del rey don Fernando, la aurora ha despuntado por segunda vez en el poema: Pues que la bella Aurora discurriendo conel dorado carro por el cielo, la temerosa sombradespidiendo, orna de amada luz el triste suelo; y pues ya ¡‘hilomena repitiendo va porlos sauzesel acerbo duelo, suavey generosacompañía, oyd el canto de la musamía! (Y, fol. 49 ¡.0)16 1$ La desolación del campo tras la batalla queda expresada compendiosamente en versos como estos: «Cavallos van corriendo libremente/y no sonde sus dueños detenidos,/ que allí ¡-9. cayeron miserablemente/ depolvoy san~$~yAcsudor teñi4~s» 0. fol. 122 16 El tema poético del amanecer mitológico —estudiado por Maria Rosa Lida en «El amanecermitológico enlapoesíanarrativaespañola»,RevistadeFilologíaHispánica,viii, ¡946, págs. 72-líO-—,esinsistentementeutilizadoporDuarteDiascomoornatoyparacuentadelpaso deltiempo: II,fol. 24yo; III, 31 t; ‘Vi, 50 Viii, 92 XIII, ¡69 XXI,274e. Enlas Varias yO; yO; yO; obras se encuentra esta imagen crepuscular: «Quando o louro Febo desatava/ os cansados cavalos e nosbra9os/ de Tetis mitigan alegremente!as amorosas flamas...» (fol. 71 r9. Duarte Dias, cantorde la conquistade Granada 25 Y para celebrar la caída de aquella plaza, el poeta expresa, por única vez enel poema, su agradecimiento a la Virgen con versos tomados de Petrarca: Tú, bella ‘Virgen, que del sol vestida, coronada de estrellas, agradaste de manera alSeñor, que la subida luz de su resplandoren ti guardaste. (Y. fol. 53 yo)17. En el canto VI irrumpe, por primera vez, la fantasía alegórica, con el encuentro que tiene donGutierre Padilla con tres mujeresllorosas, personifi- cación de los pueblos de Benamaquiz, Coin y Cártama. Es curioso advertir, y esto ocurre más de una vez en el poema, cómo el autor se conduele del sufrimiento que la guerra infringe a la morisma en el interior de las ciudades cercadas. Así, durante el asedio de Ronda, que termina cayendo en poder de las tropas cristianas: Allí sevee llorando la donzella, con el cabello de oro desparzido, el estimado moco que conella paracasarestava prometido. O cómo se lamentay se querella de no podercon hierro endurecido vengaraquella muerte que su vida dexa enamargo lloro convertida! La madrellora al hijo quecriava en dulceamor y con abra9o estrecho, que lahórrida bala traspasava 88 de claroen claro el infelicepecho. El hijo llora alpadre, que matava el áspera saeta;el padre,el hecho de lapella cruel que en su presencia dexa lahija entenebrosa ausencia. Pues la gente misérrima, ¿quémedio puede tomaren tanta desventura? ¿Qué tra~a, qué discurso, qué remedio íe podrá mitigar la pena dura que el alma le consume?. (Vil, fols. 78 yO-80 r9. El conde de Cabra sufre unatremenda derrota amanos del rey granadino durante el cerco de Moclín. El poeta lamenta el desastre con versos calcados sobre un soneto de Garcilaso: ¡ÓMarte executivo en mis dolores, cómo sentí tus fuercas rigurosas! Cf.«Verginebella, chedisolvestita,/coronatadistelle,alsommoSole/piecestísi che’nte ‘~ saz luce ascose» ‘Canzionere, n.0 CCCLXVI, Firenze, Sansoní, 1949). En el canto Y, y con ocasión deotra batalla, yahabíadicho: «Enla sabrosateta de la ~8 madre, muereel amado niñotraspassado/ con ellajuntamente...» (fol. 57 yO). 26 José Ares Montes Derramaste cruel aquellas flores a mis cansados ojos tan hermosas. (VIII, fol. 85 yO)19 Para alejar peligros de Jaén, se decide tomar las fortalezas de Cambil y Haraval(=Mhabar), levantadas sobre dosaltas rocas. «Por mediode ambos castillos, entrelas peñas do están assentados, passaun río donde estavanlos molinos», dice Hernando del Pulgar (fol. 219 ro), y Dias amplifica bucólica- mente el escueto dato geográfico: Por elmedio camino un mansorio, alegre, dulce, blando y amoroso, cuyo suave y deleytoso brío promete al cora9ón ciertoreposo Invierno, primavera, otoño, estío. La delicadaProfle, al sonoroso yagradable son desu corriente, respirael ansiaque enel alma siente. (VIII,fol. 90 r9. Poco después, vemos al muy católico rey don Fernando —¡a lo que obligan las convenciones de la épica!— «los ojos para el cielo levantando», pedir ayuda a la «intrépida Palas», como sí se tratase de una santa de su devoción: Oyó la piay valerosadiosa ladevotaoración y humilde ruego, ybasando delcielo presurosa, qual ligerapaloma o presto fuego, facilitala sierra monstruosa enestylo, que llevan con sossiego los desmayadosbueyes la artillería adonde el santo Rey la pretendía. (VIII, fol. 91 yO)20 Duarte Dias invoca, a su vez, aCalíope para cantar la toma de Loja (IX). A esta empresa acuden gentes de todos los lugares de España y hasta de Inglaterra y «de la dulce ~ bella Francia». Lá descripción de la batalla es un plúmbeo relato que ahogaríaaeste canto si no fuera por unaescapada al mundo mitológico y legendario. El Rey asienta sus reales en la llamada «peña de enamorados», en la que están pintadas varias patéticas historias amorosas: Dafne, Tisbe, Eurídice, Hero, «cantada por Boscán en nueva historia», y Fedra. Son historias del pasado; del futuro, es la de Homar y Cf. «Ob hado secutivoen mis dolores,! cómo sentí tus leyes rigurosas!! Cortaste’l árbol ‘9 con manos dañosas! y esparziste por tierra fruta y flores» (Obras completas, cd. de Elias L. Rivers, Madrid, 1947, pág. 132). En el canto Xes un artillero quien se encomienda a Vulcano: «Yo prometo, señor, de 20 levantarte/untemplo deriquissimavalía!y provocaralmundoacelebrarte!en nuevamaravilla noche y día» (fol. 121 it). Duarte Dias, cantor de laconquista de Granada 27 Ziza, una pareja de enamorados moros. Dias sigue con relativa libertad el episodio dramático talcomo lo cuentael romance «El gallardo moro Homar 2l. / que en África residía» En el canto XII se le aparece el Amor al poeta, para que abandone las armas y cante los amores: Dexa, dexa layra dela guerra, celebra la bellezay dulce trato con que todas las cosas de la tierra al yugo de mi gloria ligoy ato. (fol. 130v9. Le interrumpe, furioso, Marte, y muy mal lohubiera pasado «el desnudo niño», si Venus no acudiera a recordar al fiero dios que es padre del rapaz. Despedido el Amor, Marte se dirige a Dias: Y tú, caroDuarte, si adichosa suerte quieres tufama levantada, si le buscas divinos resplandores, cantalas armas, dexa los amores. (fol. 131 v9. He aquí de nuevo al poeta, bélicamente enfebrecido yclamando: «¡venga papel, vengala plumay tinta!, ¡porque siento en elalmaun bivo fuego ¡que maravillas me promete y pinta». Y henos de nuevo metidos en el fragor de los combates. Va a comenzarel cerco de Málaga (XII). Pero antes deentrar en materia bélica, Dias, consuHernando delPulgar siempre amano, sepone apintar la hermosura de la ciudad, «sentada¡ cerca de aquel estrecho resonante / que tiene España de África apartada», rodeada de fuertes muros y con su Gibralfaro, Castil de Ginoveses y las «Tara~anas». Cerca del mar hay un arrabal donde florecen «la delicada clavellina», «el blanco lirio y olorosa rosa», «el girasol, eljazmín» (fols. 145it y 146 va. ¡Oh, Málaga deperegrina belleza! —exclama el poeta—, de mar apacible y cristalino, hermosa de cidros y palmas...22, Pero, ¡ay!, la lucha comienza. Llega la Reina para seguir lasvicisitudesdel cerco. Unmoro se hace pasar por santón e intenta matar a los Reyes (XIII). Durante una tregua (XIV), «viene, cortando el líquido elemento», ante el duque de Medinasidonia, una ninfa. Se trata de una nao del duque, que, habiendo naufragado, fue transformada en ninfa por Neptuno. El es quien la envía para anunciar la caída de Málaga. Cumplida su misión, «Parte la nimpha, y el alto mar paresce ¡ que se le parte y abre alegremente, ¡ y caía al fin al centro 28 Agustín Durán,Romancero general, 1, nY 215,RAE, tomoX. 22 Cf. Chrónica de los Reyes Cathólicos, fol. 250it y yO. 28 JoséAres Montes cristalino» (fol. 178 it). Dentro dela ciudad sólo hay llantoy dolor.El poeta pone en boca de sus habitantes versos de tradición garcilasista: ¿Adó, mí dulce amor, estánagora aquellos claros ojos relumbrosos para quienmi coragón a toda hora ardíaen pensamientos amorosos? ¿Dó la gala oportuna, dóndemora la presencia suave, los preciosos cabellos, el donayre y lapostura, alto tesoro de única hermosura? (fol. 182 yO)23 Y cuando Málaga se rinde, vuelve a sonar el tono elegíaco, estribado de nuevo en el tema del ubí sunt?: ¿0ciudad tan ilustrey tan hermosa!, ¿a dó se van tus tristesnaturales? ¿Qué duríssima estrella rigurosa nos lleva detu bien a tantos males? ¿A dó se esconde ahora la braveza celebrada de nos tanaltamente? ¿Dóestán las torres, cuyafortaleza aseguró lasarracina gente? (fol. 184yO) El canto XV es una incursión en el mundo de la fantasía, mezcla de novela o poema caballeresco, de alegoría e historia. Un día en que el Rey pasea por una playa, una ninfa salida del mar lo invita a seguirla, prometiéndole una «rara maravilla». Don Femando llega al pie de un formidable castillo, de donde sale un enano que le entrega una lanza y un escudo para luchar sucesivamente con tres gigantes, a quienes conquista, respectivamente, unespejo mágico, un anillo hadado yunacelada maravillo- sa. Trasestasvictorias, sale arecibirlo la dueñaDuricina, rodeadade muchas damas, y lo conduce a la salade España, en cuyas paredesel mago Liano ha pintado diversas escenas futuras. Una vez más volvía a utilizar Dias el tan explotado recurso de las pinturas —otras veces estatuas o relieves—, para predecir hechosfuturos yprodigarelogios avivos ymuertos. EnLaAraucana tenía Dias el ejemplo de la cueva del mago Fitón (XXIII), aunque allí predomine el artificio de la esfera mágica para describir la batalla de Lepanto. Camées había recurrido a las banderas pintadas para rememorar figuras del pasado portugués (Lusiadas, VIII). Otra sala con pinturas del pasado se encuentra en el Orlando Furioso (XXXIII). Quizá haya sido el Sucesso do-segundo cerco de Diu, de Jerónimo Corte Real, el modelo de Duarte Dias; allí, un anciano explica a don Jodo de Castro las pinturas, Cf. Garcilaso,Égloga, I,vv. 267-276. 23

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aquellos claros ojos relumbrosos para quien mi .. la doble reiteración de anáfora e interrogación retórica, a las que Días era muy aficionado:.
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