Gabriel Salazar Dolencias históricas 306.0983 S161 d Salazar Vergara, Gabriel de la memoria ciudadana Dolencias históricas de la memoria ciudadana (Chile, 1810-2010)/ Gabriel Salazar. 1.a' ed. Santiago de Chile: Universitaria, 2012. (Chile, 1810 - 2010) 165 p.; 15,5 x 23 cm. (Imagen de Chile) Incluye notas a pie de página. ISBN 978-956-11-2356-4 ISBN Libro en versión electrónica 978-956-11-2357-1 1. Identidad cultural - Chile. 2. Chile - Política y gobierno. 3. Chile - Condiciones sociales. 4. Bicentenario chileno, 1810-2010.1.1. © 2011, GABRIEL SALAZAR. Inscripción N° 207.643, Santiago de Chile Derechos de edición reservados para todos los países por © EDITORIAL UNIVERSITARIA S.A. Avda. Bernardo O’Higgins 1050, Santiago de Chile. [email protected] Ninguna parte de este libro, incluido el diseño de la portada, puede ser reproducida, transmitida o almacenada, sea por procedimientos mecánicos, ópticos, químicos o electrónicos, incluidas las fotocopias, sin permiso escrito del editor. Texto compuesto en tipografía Times 10,5/14 Se terminó de imprimir esta PRIMERA EDICIÓN en los talleres de Editorial Atenas Ltda., Las Dalias 2798-D, Macul, Santiago de Chile, en octubre de 2012. DISEÑO DE PORTADA Y DIAGRAMACIÓN Norma Díaz San Martín w w w .universitaria.cl IMPRESO EN CHILE / PRINTED IN CHILE EDITORIAL UNIVERSITARIA ÍNDICE Prefacio 9 Fiestas centenarias en Chile: ¿ritos del eterno retorno? 13 La transfiguración de Allende y la actual crisis DE REPRESENTATIVO AD 21 Holocausto y totalitarismo en el Cono Sur: DOS SIGLOS DE DAÑO TRANSGENERACIONAL 25 Dolencias históricas del sistema político chileno 37 I. El ahuecamiento del Estado en Chile 37 II. Cuando la ciudadanía coiistruyó Estado (la traición del mercader: 1823-1830) 43 III. El derrumbe del coloso estatal (Chile, 1910) 51 IV. Los “caudillos” contra el pueblo soberano (Chile, 1919-1938) 57 V. La trampa estatal (Chile, 1938-1973) 64 VI. El topo de la historia • 70 Elección presidencial en el Bicentenario 77 ¿Neoliberalismo recargado? 81 El conflicto cultural del Bicentenario: Prefacio MERCADO FRENTE SOCIAL 83 VERSUS El derecho a enfiestar la exclusión 87 Bicentenario en Chile: balance histórico, TAREAS PENDIENTES Y AUTOEDUCACIÓN CIUDADANA 91 Tasas de interés mercantil: BICENTENARIO DE LA 103 PLUSVALÍA TOTAL ¿“Nueva manera de gobernar”? 107 Doscientos años de historia acumulada -que Chile lleva hoy sepultados dentro de sí mismo- es mucho más que un simple cumpleaños. En rigor, es una enraizada La verdadera pobreza de hoy 109 y aun petrificada memoria subterránea, que necesita y reclama ser exhumada, clasificada y evaluada críticamente. No, por cierto, según la mitología elitaria que Reminiscencias del poder ciudadano (Chile, 2010) 115 los vencedores de siempre han esculpido en mármol para lapidar su profundidad o inmovilizar su vida propia sino por medio de la historiografía social-ciudadana que, desde hace 30 años, aproximadamente, explora, cava y desentierra hechos, Cultura-objeto y cultura-sujeto en la historia de Chile 119 sucesos y conflictos del fondo de esa olvidada profundidad. Aún queda mucho por exhumar, pese a que se ha recorrido ya buena parte de El pobre de hoy es el flaite 129 los túneles cavernosos del gran “topo de la historia” (Karl Marx) chileno. Ya co nocemos, grosso modo, por ejemplo, el despojo y el enojo (illkun) de los pueblos Ser chileno. ..en la medida de lo posible 137 originarios. La lenta agonía crepuscular del inquilino. La rinconada vacía de los labradores. El capitalismo eunuco de( engreído retail portaliano. El sometimiento, Bicentenario urbano en Chile: a ficha, látigo y fusil, del roto alzado. La impotencia endémica del microempre- ¿QUÉ PUEBLO PARA QUÉ CIUDAD? 139 sariado industrial. El ascenso ‘kafkiano’ de las capas medias. La mujer popular preñada de ciudadanía local. Los niños, en tropel, entrando tardíamente en la Tragedias mineras en Chile: de la amnesia histórica historia. El imperio sin término del capital financiero. El auge y enmudecimiento A LA HISTERIA MEDIÁTICA 145 del movimiento obrero. El alba directa y el ocaso indirecto de los pobladores. El estado terrorista legitimándose al rescoldo democrático. El ejército acampado en el Restar para sumar: ¿educando en excelencia? 149 vivac de sus víctimas. El Estado autodisuelto en el Mercado. La juventud popular blindándose de autogestión, rebelión y cultura... Demostraciones ciudadanas: ¿masas o soberanía? 151 La historiografía social-ciudadana ha'recuperado, tras 30 años de rastreo, un cúmulo palpitante de recuerdos, todavía vivos... Nada proporcional, sin embar go, a la historia que aún yace bajo tierra. Pero suficiente para intentar un primer diagnóstico. Un balance provisorio. Ideas sueltas, chispazos de mente, para ir pensando... 9 El objetivo de esta publicación consiste en reunir, en un haz todavía heterogé variaciones exigidas, perfilándose de ese modo su gravitación céntrica, crucial o neo, un conjunto de fugaces percepciones históricas sobre el bicentenario chileno, estratégica. expuestas sin otro orden que la secuencia cronológica en que fueron demandadas El ejercicio interaccional del autor con las demandas historiográficas de la (o preguntadas) por un sector u otro de la comunidad nacional, y comunicadas a ciudadanía está basado y fundado, como se dijo, en investigaciones realizadas con la misma por este autor en la forma específica en que se dio para cada ocasión: forme el patrón epistemológico de la historiografía social-ciudadana, que trabaja y a) o por medio de una conferencia verbal directa; b) o bajo la forma de artículo, explora de preferencia debajo de la lápida mítica (militar-política) de la ‘memoria columna o “posteo” de revista o periódico; c) o a través de una entrevista formal oficial’. El análisis de las interacciones efectuadas en el transcurso de poco más realizada por algún periodista profesional. La ‘demanda’, en todo caso, implicó de un año (2010) revela que las preguntas ciudadanas invitan -tal vez inadvertida e implica la existencia de una inquietud ciudadana que necesitaba y aun necesi mente- a que la historia ‘social’ se desarrolle y se extienda, lógica y fluidamente, ta desarrollarse como proceso socializado de estudio, información y reflexión. hacia la historia ‘política’, la historia ‘económica’ y la historia ‘cultural’. Lo que, Normalmente con intencionalidad política. La ‘comunicación’ se fundó también, en más de un sentido, prueba que la ‘nueva’ historia política, por ejemplo, sólo en todo caso, en uno o varios trabajos de investigación histórico-social de rango puede fundarse y desarrollarse viniendo de lo social y hermanándose lateralmente académico, realizados en paralelo o con anterioridad por el que suscribe estas con lo económico y lo cultural. Sin duda la interacción a la que aquí aludimos es páginas. El juego interaccional demanda-comunicación que se produjo en cada un ejercicio natural de creciente frecuencia en la vida ciudadana de los chilenos caso debería entenderse como la reversión social del trabajo académico. Esto es, del siglo xxi (no sólo en conexión con el autor de estas líneas, ciertamente, sino su responsabilidad cívica. Su paso del archivo a la plaza pública. también con muchos otros), el mismo que necesita, acaso, un análisis más sistemá En ese sentido, lo que había sido investigado previamente necesitó revestirse tico, a efectos de caracterizar de mejor modo lo que Paul Baran y Robert Merton de un lenguaje comunicacional ad hoc para llegar a los lectores y/o a la audien denomiñaron, en otra época, la “responsabilidad social-histórica del intelectual”. cia receptora de lo comunicado. Por eso, en los textos que aquí se publican los La mayoría de los textos incorporados en este libro fueron revisados por el contenidos de las investigaciones realizadas están resumidos y ajustados a los autor con el propósito de mejorar (cosméticamente) la versión original y definir, en problemas y/o a las cuestiones específicas planteadas por la demanda, y expresa la medida de lo posible, un estilo comunicacional apropiado para la ciudadanía. dos en un cierto ‘modo comunicativo’, en el que la expresividad estilística juega y debe jugar un papel primordial, aunque nunca determinante. Cabe destacar que la demanda nunca exigió ni parece necesitar -de momento- una visión global, holística, sino una aclaración histórica puntual respecto de problemas o aspectos La Reina, diciembre 10 de 2010 particulares, específicos. Es la razón por la que el conjunto de ‘comunicados’ que aquí se editan compone un todo multifacético, no orgánicamente articulado. Caleidoscópicamente... Con todo, al entrecruzarse las preguntas, variables y perspectivas, aparecen temas y situaciones repetidos o reincidentes. Una misma tensión puede aparecer, por eso, ante miradas que se inician desde diversos ángulos o preguntas. Por tanto, no es que en este libro (que no es un relato o discurso orgánico unificado) haya redundancias sino que las diversas entradas (o preguntas) al laberinto de estos 200 años tropiezan, a veces, con un mismo bloque histórico, que obstruye y determina en más de una dirección, a más de un camino. Y por eso esas redundancias se configuran, en el conjunto, como melodías de unión entre las ‘interpretaciones’ que aquí se ofrecen, apareciendo, en cada ocasión, como la clave mayor de las 10 11 Fiestas centenarias en C h il e : ¿RITOS DEL ETERNO RETORNO?1 En 1910, al cumplirse 100 años de la instauración de la Primera Junta de Gobierno, las máximas autoridades del país, aglutinadas entonces en una abigarrada oligar quía parlamentarista, organizaron grandes fiestas cívicas y publicaron múltiples, elegantes y voluminosos libros (de canto dorado, editados principalmente en París y Londres) para dar cuenta de la notable modernización alcanzada^ por Chile tras un siglo de vida independiente, pues estimaron que, transcurrida una centuria, era el tiempo adecuado para desencadenar a todos los vientos el hasta allí retenido orgullo nacional. ¿Orgullo de qué? De lo que fuera. Lo importante era exhibir lo que habíamos logrado. Por tanto, se pensó que era la ocasión precisa para fotografiar los ferroca rriles (importados del hemisferio norte) que recorrían atronadoramente el país a lo largo y a lo ancho (para desencanto de las fundiciones nacionales, que no hallaban mercado para las locomotoras que fabricaban); o los imponentes edificios públi cos (escuelas, ministerios, tribunales, $tc.) que atestiguaban la majestad suprema del Estado (sin destacar el hecho de que tal imponencia derivaba del impuesto a las exportaciones salitreras que, en todas sus fases, controlaban compañías extranjeras); o la belleza clásica de las mujeres del patriciado local (sin resaltar, junto a ellas, el rostro famélico de las mujeres que atiborraban con sus hijos los conventillos de la capital); o las grandes industrias que jalonaban los bordes de las principales ciudades (levantadas por extranjeros empeñosos, sin proteccionismo estatal alguno), e incluso, en un gesto condescendiente con la realidad, fotografiar también (con ademán científico, antropológico y folklórico, por supuesto) algunos de los personajes típicos del “bajo pueblo”, en representación de los millones de 1 1 En Parentini L (comp.), Historiadores chilenos frente al Bicentenario, Comisión Bicentenario del Gobierno de Chile junto a ucsh, uab y uft, Santiago, 2008, pp. 91-98. 13 chilenos que habitaban los conventillos urbanos, los ranchos de los suburbios y Arzobispo de Santiago). Sin embargo, los sectores más lúcidos y más afectados de las rucas indígenas de tierra adentro, todos los cuales constituían los dos tercios la sociedad civil (los estudiantes, los trabajadores, los profesores, los industriales, de la sociedad nacional. los arrendatarios, los ingenieros y hasta los oficiales jóvenes del Ejército) pensaron ¿Orgullo de qué? Pues de haber adoptado e imitado (no ‘creado’), hasta donde exactamente al revés: era la oligarquía mercantil-portaliana la que se había sumido se pudo, la modernización industrial y cultural que llegó a nuestras costas prove en una crisis de impotencia, desorientación y corrupción. Y que, por lo mismo, niente del hemisferio norte, con un resultado ‘final’ que, en la perspectiva de la era necesario sustituirla y cambiar, en el mismo trámite, el centenario pero anti minoría que gobernaba el país, era altamente satisfactorio. Satisfactorio sin duda democrático Estado de 1833. Pero entonces, y como siempre, no importó lo que para ella misma, que necesitaba sentirse parte natural de la sociedad parisina, lon pensaba y quería la mayoría de la sociedad civil sino los caudillos que asumieron, dinense o bostoniana, en grado de hermandad modernista, no como subproducto a nombre de las elites, los poderes fácticos: el autócrata-liberal Arturo Alessandri mestizo de una colonización esclavizadora. Porque la elite nacional necesitaba ser Palma y el democrático-dictatorial Carlos Ibáñez del Campo, quienes, en postas, y miembro del contingente imperial colonizador, no de la masa social colonizada. Es haciendo uso de distintos pero convergentes poderes dictatoriales, instalaron, entre que, después de todo, su identidad había nacido y crecido colgada -hasta 1820- 1920 y 1938, a contrapelo de todos los movimientos sociales, un sistema político de las hidalguías castellano-vascas y, después de 1850, de la opulencia financiera que restauraba, en lo esencial, el caduco Estado portaliano de 1833. de las burguesías anglosajonas del Tercer Imperio Francés y de la muy británica De modo que, hacia 1932, pudo afirmarse, como en el tango, “que 100 años Era Victoriana. Al principio tramitando con esmero sus ‘hojas de servicios’ en la no es nada”. Pues en 1932 volvíamos a 1833. Y Alessandri no era sino un Portales Corte del Rey Católico; más tarde gastando a manos llenas los gloriosos pesos de revivido y los derrotados “sociócratas” del periodo 1919-1925 no eran sino los 45 peniques (ganados en las exportaciones de trigo y cobre) en la bohemia parisina aplastados “pipiólos” del periodo 1823-1829. Y así como los derrotados en Lir- y -contrapunteando- en el recogimiento papal de las plazas de Roma. ¿Por qué, cay en 1829 reaccionaron con fuerza en 1837 (matando a Portales), en 1851-52 en consecuencia, tenía ella, la orgullosa elite nacional, que construir su orgullo (se amotinaron contra el autoritarismo portaliano de Manuel Montt) y en 1859 imperial resolviendo los endémicos problemas que corroían al “bajo pueblo” (que (lo mismo), hasta lograr liberalizar el sistema político, los movimientos sociales sumaba los 2/3 de la población)? ¿Por qué, si ella, convocada por el orgullo unlver derrotados por los poderes fácticos en 1920 y 1932 salieron a las calles después salizante de Occidente, no tenía razón para nacionalizarse al extremo de anular su de 1936 (Frente Popular) y, luego de 30 años de lucha, desde 1964 obligaron al identidad? La “cuestión social”, por grave que fuera, no podía criollizar las elites Estado de 1925 a implementar políticas desarrollistas y populistas, a pesar de que locales al extremo de romper el cordón umbilical que las unía al hemisferio norte, eran contradictorias con su naturaleza constitucionalmente ‘liberal’. Podría decir ni podía abolir de una plumada el orgullo cosmopolita de la civilización, toda vez se que consiguieron democratizarlo, sólo que sin cambiar la Constitución que lo que la tal cuestión social no formaba parte de la gran cruzada civilizadora y mo- estructuraba (‘clon’, a su vez, de la deT833). Y se hizo evidente que tal Estado dernizadora que llevaba a cabo la Cristiandad, sino de ese rezago bárbaro que ne no era el que se requería para implementar ese tipo de políticas, razón por la que cesitaba, todavía -persistentemente-, ser civilizado, cristianizado y re-colonizado. debía ser cambiado según lo exigían las tareas reales que debían realizarse y la Como fuera. Aunque fuera como al principio: a sangre y fuego. voluntad de la mayoría ciudadana. De modo que lo que correspondía hacer en tales El contraste entre el orgullo internacionalizado de las elites y la criollista “cues circunstancias, como imperativo histórico ineludible, era un cambio revolucionario. tión social” -que no era orgullo de nadie- ¿implicaba la existencia de una “crisis Entre 1964 y 1973 los nuevos “pipiólos” y los nuevos “sociócratas” se jugaron por moral de la República”, como anunció Enrique Mac Iver en 1901? ¿O se trataba, ese cambio, pero cayó entonces sobre ellos el tercer Lircay (en 1973), el tercer por el contrario, de la falsa conciencia y el absurdo desdoblamiento identitario, éti Portales (Pinochet), y en 1980 se dictó, sobre lo que quedaba de ellos, la tercera co y político de nuestra clase dirigente de entonces? Se sabe que ésta nunca se sin Constitución portaliana tipo 1833. tió en crisis, pues consideró siempre que la tal crisis era de ‘la nación’, de la “raza Y así, de cien en cien, hemos llegado a las proximidades del año 2010, con la chilena” y, sobre todo, por su inmoralidad congénita, de los “rotos” mismos (ver creciente y repetida vaga sensación de que, por una parte, estamos (ya) moderni las denuncias de Francisco Antonio Encina y Nicolás Palacios o las pastorales del zados y, por otra, que la historia ha girado en círculos, fagocitando en cada vuelta 14 15 un siglo de vida inútil. Y de nuevo las elites dirigentes preparan la celebración para de la dictadura, sin tacha, exactamente a la medida de sus ambiciones máximas. el nuevo centenario. Y se perciben, en la superestructura, las palpitaciones nervio Si tienen a la mismísima coalición ‘democrática’ administrando con (obsecuente) sas del nuevo orgullo. Y ya se están publicando libros señeros del nuevo periodo eficiencia el sistema antidemocrático que la dictadura dejó en herencia. Y si tienen, (sólo que sin cantos dorados y sin sello editorial europeo). Y se está regalando a por añadidura, unas Fuerzas Armadas que, luego de dejar en absoluta evidencia la los niños pobres paquetes de libros, para que lean -si se les antoja- sobre lo que enfermedad anti-democrática que las corroe desde hace casi 200 años, siguen allí, (siempre) hemos sido y sobre lo que (siempre) seremos. Mientras se acicalan las como si nada, o como si todo, garantizando la permanencia del ‘eterno retorno’. calles sombreándolas de verde y se taladra con gran estrépito la infalibilidad de ¿Y existe hoy, como en 1910, una “cuestión social”? las carreteras que dan vía soberana a la velocidad creciente de los automóviles. Según los anuncios oficiales, la pobreza ha caído desde el 45% registrado en Cuando en Santiago, en dirección a la cordillera, se construyen más y más torres 1990 al 14% registrado en 2007. A tal extremo -lo que es digno de sospecha-, faraónicas (que ya no son escuelas y tribunales para majestad de los niños e im que los mayores índices de pobreza, según la más reciente encuesta casen, se ponencia del Estado, sino malls y rascacielos para la perpetuación mercantil y registran en las comunas más ricas (Las Condes, Providencia, Vitacura), y que financiera del Mercado Global). Cuando la nueva elite invierte sus millonarios tenemos menos pobreza que España, por ejemplo. Razón por la que, ¡señoras y excedentes (compuestos de cotizaciones expropiadas a los trabajadores a través de señores: escúchenme bien!, ya no hay conventillos ni callampas sino uno que otro las afps y las isapres, y de las ventas usureras que le producen los 15 millones de campamento. Por eso, todos los pobres andan con zapatillas de marca y celulares tarjetas de crédito de consumo repartidas en los quintiles 1, 2 y 3, los más pobres en el bolsillo. Los automóviles se aglomeran en las calles y los buses-oruga no dan de la población) en paraísos tributarios extranjeros y en otros países del hemisferio abasto para trasladar las masas de frenéticos trabajadores. Somos los primeros en sur. Cuando las elites disfrutan, en grado de éxtasis, por fin, esa vieja aspiración América Latina, en todo lo que huela a Mercado. En todo lo que suene a dictadura aristocrática de ser parte orgánica, en hermandad modernista, del frenético e eficiente. En todo lo que suene a extremismo liberal (¡hemos firmado tratados de incontrolable circular del capital financiero global, dueño absoluto, en el día de libre-comercio con 68 países del mundo!). ¿No es esto motivo de orgullo? ¿No hoy, del viejo capitalismo y del nuevo mercado mundial. Esa golondrina volátil ya hemos realizado en los últimos quince años las aspiraciones máximas (algo frus no tiene alma parisina ni londinense ni birrete papal, sino superfluidad de resort tradas) de los primeros cien? ¿No hemos llegado a la cima, no estamos ingresando tropical (Cancán), de shopping mercachifle (Miami), de tour transatlántico (Costa a la codiciada oecd? ¿No somos ya Occidente puro? Azul), etc. Pues ya no se trata de estirpes hidalgas ni de culturas imperiales ni de Pero insisto: ¿existe o no, actualmente, una “cuestión social”? Occidente ni de Cristiandad, sino del universalizado exhibicionismo consumista. Paradójicamente -como concluyó el pnud en 1998- tanta belleza tiene su lado Ni se trata, por supuesto, de criollismo o nacionalismo sino de globalismo desata oscuro: ese incómodo “malestar interior” de los chilenos. Esa ‘revoltura mental’ do. Ni siquiera de la futurista modernidad sino de la presentista posmodernidad. que los induce -según las frecuentes encuestas de El Mercurio Opina S.A.- a no te Ni tampoco de pueblo o desarrollo, sino de competitividad, de individuo contra ner ninguna credibilidad en el Congreso Nacional (sólo 17% de los chilenos piensa individuo. Ni de proyectos decenales de futuro, sino de small projects quemándose que ese poder del Estado tiene ‘algo’ de confiabilidad), ni en los Tribunales de como fuegos fatuos en el presente. Justicia (sólo 12% cree en ellos), ni en los Partidos Políticos (menos del 9% de los Las elites, una vez más -cien años después- están de nuevo satisfechas (de sí chilenos confía de ellos). Y si piensan eso del Estado es porque están sintiendo que mismas). Y ya lo estuvieron -¡y cómo!- durante el largo siglo xix. Y lo estuvieron, sobre él domina sin contratiempós el Mercado, ya que éste, en lugar de resolver los con sobresaltos, en el corto siglo xx. Y siguen estándolo, con orgasmos definitivos, problemas de los pobres, los crea, los agudiza y los esconde. No rechazan al Esta en el incierto xxi. ¿Cómo no habían de estarlo si tienen al bajo pueblo subjetivan- do y a los políticos per se, sino porque están demostrando ser meros títeres de un do (rumiando) su derrota, puertas adentro, y endeudándose siete veces con la gran monstruo (el Mercado) que hace más daño que el que restaña, pues, por ejemplo, el pulpería del Mercado, puertas afuera? Ocupado obsesivamente en cancelar el con- 80% de los chilenos trabaja para empresas pyme, razón por la que el 48% de ellos sumismo simbólico individual y restañar la violencia doméstica familiar. Si tienen, tiene trabajo precario (temporal, sin contrato o sin previsión) o terciario (servicios además, la Constitución Política perfecta, hecha a mano en el laboratorio oculto varios). Razón misma por la que sólo la mitad de la población hábil está activa 16 17 (o sea, buscando trabajo), por la que el 31 % de los ocupados gana menos de $ anos no sean nada en el recuento histórico de la ciudadanía?, ¿debe continuar 113.000 al mes, y 68% menos de $ 200.000. Y es por la fuerza de esa realidad que adormecido el orgullo ciudadanol, ¿debe suicidarse de nuevo Luis Emilio Re los chilenos evitan el matrimonio (desde 1990 la tasa de nupcialidad ha caído en cabarren y quedar el campo libre para que nuevos caudillejos oportunistas -esos 66%, mientras el porcentaje de niños huachos ha aumentado a 56% de los nacidos, que, en casos de apuro, utilizan las elites de siempre- reconstruyan el fantasma que es récord histórico). No es extraño que la violencia familiar cobre víctimas constitucional de 1833?, ¿estamos dispuestos a resucitar, por tercera vez, la misma semana a semana. Que muchas familias pobres, para pagar el endeudamiento en estéril politiquería parlamentarista?, ¿de nuevo la juventud contestataria termina que incurren debido a las (generosas) ofertas de crédito de consumo (deuda que, rá, al envejecer, integrándose al establishment y rindiendo pleitesía profesional y gravada por una tasa de 48% de interés anual, copa más del 50% de su ingreso política a la ley dictatorial? anual), se integran a cualquier red de tráfico mercantil ilegal (de drogas, comercio Si la historia se repite o gira en círculos maniáticos u obsesivos no es porque la pirata, delincuencia, etc.), donde resuelven autónomamente sus problemas, al paso soberanía popular y ciudadana esté ejerciendo su poder sino porque, al contrario, que desarrollan identidades “choras” (agresivas, no pasivas, como las del trabaja adormecida en su drama subjetivo, ha dejado el terreno libre para la acción fáctica dor asalariado actual), las que se enfrentan sin tapujos, incluso a balazos, con la de las oligarquías. Son el autoritarismo y la injusticia social los que tienen que autoridad pública. Ni es extraño que, ante la imposibilidad de integrarse laboral y repetir sus acciones abusivas, porque ningún abuso se sostiene en el tiempo. Si valóricamente a la sociedad moderna, debido a la descarada mercantilización de la los siglos, a la larga, son nada para la ciudadanía, es porque han sido todo para las educación y la salud -sin contar la expropiación de sus cotizaciones previsionales minorías abusivas. Es porque éstas han repetido obsesivamente su mismo sketch por parte del capital financiero-, los sectores populares sientan que no tienen otro histórico. Sólo la injusticia retorna, maniáticamente, una y otra vez. camino que vivir desafiando la institucionalidad, las leyes y la policía, creando al Es preciso cortar de una vez el nudo gordiano del ‘eterno retorno’. Acabar con mismo tiempo mercados negros a su medida y necesidad, pese a que no tienen las sospechosas fiestas del Centenario. Introducir, a como dé lugar, el goce social (aún) un proyecto político alternativo. En este contexto, los niños y los jóvenes y colectivo de la ‘fiesta cotidiana’. Aquella que se enorgullece de cada día pasado, no sólo no están convencidos de que tienen que portarse bien según las reglas de cada día presente y de cada día por venir, pues ésa es la fiesta de todos. del mercado y las evaluaciones competitivas que se derivan del mismo, sino que, Es necesario ajusticiar, por tanto, de una vez y para siempre, el fantasma de además, parecen más motivados para hacer por sí mismos otra cosa. Cualquier Portales. otra cosa que demuestre su descontento y exprese su verdadero sentimiento de identidad. ¿Cómo explicarse de otro modo la sorprendente, inédita e inesperada “revolución pingüina”? ¿Es esto, o no, una “cuestión social”? ¿Estamos viviendo, o no, lo mismo que Santiago, diciembre 2 de 2007 vivía el profesor Alejandro Venegas a comienzos del siglo xx, cuando se decidió a escribirle al Presidente su demoledor Sinceridad. Chile Intimo de 19101 Si existe hoy, como hace un siglo, una grave “cuestión social” ignorada o encubierta por las elites neoliberales que rigen el país ¿existe también una “crisis moral” en nuestra clase dirigente? De ser así ¿no será tiempo de levantar diversos movimientos “so- ciocráticos” como en 1919 y promover el poder constituyente de la ciudadanía, como hicieron por entonces Luis Emilio Recabarren, los estudiantes de la fech, los trabajadores de la foch y los profesores de la agpch? Con todo, la cuestión central es: ¿debemos permanecer como meros especta dores de la escenificación ritual de las fiestas centenarias?, ¿debemos dejar pasar ante nuestros ojos los ciclos rituales del ‘eterno retomo’?, ¿que, una vez más, cien 18 19 L a transfiguración de A llen de Y LA ACTUAL CRISIS DE REPRESENTATIVIDAD1 Con el avance en espiral del tiempo histórico, el perfil de los ‘héroes’ (“grandes chilenos”, según va descubriendo sus múltiples facetas. Y tras lo visible tvn) aparece lo escondido. Y el lado claro da paso al lado oscuro. Y lo ejemplar se hace prominente, a veces, sobre lo condenable. Así, cada generación va desnudando los mitos y se descascaran, una tras otra, las apariencias, los maquillajes, hasta dejar a la vista por fin la verdadera alma cívica de los héroes. La que realmente valoran (o no) los pueblos. Recientemente en una operación inédita, abrió una encuesta para que los tvn, jóvenes eligieran a los 10 chilenos que ellos juzgaran más importantes. El resultado reveló la defenestración de varios héroes político-militares normalmente vanaglo riados por la (coligada) clase político-militar: O’Higgins, Portales, Bulnes, Montt, Alessandri, Balmaceda, etc., y, a la inversa, la entronización de varios “grandes chilenos” que se destacaron en la creatividad cultural (Pablo Neruda, Violeta Pa rra, Víctor Jara) y en su lucha inclaudicable por los valores democrático-sociales (Manuel Rodríguez, Salvador Allende, Alberto Hurtado). Estamos, al parecer, viviendo el tiempo en que los héroes de los ‘vencedores’ están dando paso a los héroes de los ‘perdedores’. En que se desechan los cosméticos triunfalismos que plagan nuestra historia político-militar (la de las elites nacionales), para valorar las doloridas entrañas de la historia sociocultural (de la baja nación), rechazando la dudosa legitimidad de las cáscaras estatistas y abriendo paso a la legitimidad profunda de la sociedad civil. El tiempo histórico en Chile está girando en espiral, y eso invita a mirar de otra manera no sólo el pasado sino, sobre todo, nuestro presente. La memoria social está aprendiendo hoy a mirarse a sí misma. 1 En “Allende 100 miradas”, La Nación, Edición Especial en el centenario del nacimiento de Salvador Allende, 29 de junio de 2008, pp. 4-5. 21 ¿Cómo afecta ese giro a la memoria social de Salvador Allende? ¿Qué está La generación joven del 68, sin embargo, no dispensó a esa clase política la siendo este personaje, hoy, en esa memoria? Al principio se le vio como un mé misma credibilidad. Para ellos Allende era sólo “el Chicho” (o sea, un político dico joven, promisorio, elegante, formado políticamente por un zapatero sabio de de izquierda elegante y profesional), quien no revestía el mismo prestigio de los Valparaíso, de fácil palabra, que se conmovió por la situación de las madres y los ‘revolucionarios’ de compromiso total como el Che Guevara, Fidel, Ho Chi Minh niños populares. Era uno de los tantos médicos que, en su juventud -tiempos de la o Nguyén Giap. Y daban sus razones: ni la Constitución liberal de 1925 ni Estados primera fech y del Primer Centenario- se habían formado profesional y política Unidos ni la derecha ni los militares chilenos permitirían realizar legalmente las mente en los barrios de Independencia y Recoleta (la Chimba), donde cohabitaban reformas por las que luchaba Allende. La ingenua fe de éste en la ley, en el pro metabólicamente la Escuela de Medicina de la Universidad de Chile y una gran fesionalismo de las Fuerzas Armadas y su obsesiva admiración por el Presidente cantidad de artesanos mutualistas, ácratas y discípulos de Luis Emilio Recabarren. (suicida) Balmaceda configuraban un ‘lado débil’, que esa juventud no quiso atacar Sólo que Allende vivió los ideales de esa juventud después, en tiempos del Frente -respetó la oportunidad histórica de la Unidad Popular- pero que no constituía Popular, cuando ganó la presidencia el radical Pedro Aguirre Cerda. Por eso, los para ella ni un carisma ni un programa de vanguardia. ácratas de 1920 pudieron dejar de serlo en 1938 y convertirse, por tanto, en di Si eso fue así ¿por qué la juventud de hoy -zarandeada más por la economía putados, senadores, ministros, diplomáticos, e incluso en presidentes. Siguieron de mercado que por el recuerdo de la Unidad Popular- pone a Salvador Allende siendo demócratas, pero ahora no desde la calle, sino desde el Estado. Respetando en la galería de los “grandes chilenos”? sagradamente, esta vez, la Constitución (liberal y neoportaliana) de 1925. Forman La generación adulta del ‘38 creyó en la ley y se jugó (Allende se inmoló) por do parte de la ‘clase política civil’ que rigió el país entre 1938 y 1973. ella. La generación juvenil del ‘68 no creyó en esa ley y se jugó por la acción Allende siguió, paso a paso, la carrera normal de esa clase política civil: di directa, pese al triunfo de la Unidad Popular. Perdieron ambas. La generación rigente estudiantil, diputado, ministro, senador, presidente. Y respetó, siempre, juvenil del siglo xxi ¿por qué se está jugando?, ¿en qué está creyendo?, ¿y cómo la Constitución Política de 1925. Creyó, siempre -como todos los de su genera se transfigura allí, 35 años después, el perfil de Salvador Allende? ción- en el ‘profesionalismo’ de los militares. Y creyó, igualmente, en el papel Tal vez es aventurado decirlo, pero hay ciertas certezas de que la juventud de de vanguardia que correspondía al Partido Socialista y a los Frentes Populares. Y hoy cree, sobre todo, en sí misma (y privilegia, por sobre todo, sus asambleas y mantuvo su convicción de que la política ‘profesional’ (de Estado) era un ejerci talleres); siente que no es dueña del futuro (como creyó la generación del ‘68), pero cio tendiente a mejorar las condiciones de vida de la clase popular y, por tanto, tiende a adueñarse del presente (toda su cultura barrial es presentista); confía más orientado a realizar las reformas estructurales necesarias para ello. Por eso fue un en su propia autogestión que en la representatividad; más en la creatividad que en la político de fe democrática (electoral y estatal) y fue amigo y formó parte de esa normatividad; más en la participación que en la autoridad. Es cada vez más evidente gran generación de políticos de alta legitimidad popular que floreció después de que no confía en la ley por la ley, ni en los procesos legislativos ‘profesionales’ ni la Segunda Guerra Mundial (Jacobo Arbenz, Paz Estensoro, Rómulo Betancourt, siquiera en que una ley buena pueda perfeccionar otra mala. Han asumido como Rómulo Gallegos, Haya de la Torre e incluso Fidel Castro, Tito, Chou En Lai, Ho hecho de verdad (realismo histórico) que legisladores buenos como Allende y Frei Chi Minh, etc.). Y por eso fue que, siendo Presidente, se jugó en serio -eso sí, fracasaron no una sino varias veces, y como un hecho de perogrullo que legisladores constitucionalmente- por la reforma agraria, la estatización de los monopolios, la profesionales sin legitimidad popular (como los actuales) no podrán jamás ser más reforma educacional, la industrialización, la redistribución del ingreso, la naciona exitosos donde fracasaron los qué tenían real representatividad. La juventud de hoy lización del cobre, entre otros, cambios estructurales que respondían a las expecta podrá no tener ideas políticas al viejo estilo parlamentario y populista de la política, tivas profundas de la clase popular y los grupos medios. Y fue por eso que políticos pero tienen un alto sentido del realismo histórico y del pragmatismo social. Y esto como él -y como, hasta cierto punto, Eduardo Frei Montalva- contaron con una es, sin duda, transparencia: ni cabe distorsionar la realidad ni mentirse a sí mismo. leal adhesión ciudadana, lo mismo que los frentes y partidos que los apoyaron. No Por esto, es preciso considerar en serio el hecho de que la clase política de hoy (en su hay duda que por entonces los partidos y los políticos demócratas contaban con expresión estatal-parlamentaria, en sus partidos y en la persona de los políticos mismos) legitimidad política y una reconocible representatividad. carece, para la gran masa ciudadana, de legitimidad, credibilidad y representatividad. 22 23