ebook img

Documentación sobre la muerte en el Archivo Arzobispal de Lima PDF

201 Pages·2019·4.97 MB·Spanish
Save to my drive
Quick download
Download
Most books are stored in the elastic cloud where traffic is expensive. For this reason, we have a limit on daily download.

Preview Documentación sobre la muerte en el Archivo Arzobispal de Lima

F. Javier Campos y Fdez. de Sevilla / Laura Gutiérrez Arbulú a m i L e d l a p s i b o z r A   o v   i h c   r A l e n e e t r   e u m   a     l e r   b o s Documentación n ó i c sobre la muerte en el a t n e Archivo Arzobispal de Lima m u c o D INSTITUTO ESCURIALENSE DE INVESTIGACIONES HISTÓRICAS Y ARTÍSTICAS F. Javi er Cam F. Javier Campos y Fernández de Sevilla Laura Gutiérrez Arbulú Documentación sobre la muerte en el Archivo Arzobispal de Lima R. C. U. Escorial-Mª Cristina Servicio de Publicaciones 2019 COLECCIÓN DEL INSTITUTO ESCURIALENSE DE INVESTIGACIONES HISTÓRICAS Y ARTÍSTICAS, Nº 61 © 2019 by Estudios Superiores del Escorial San Lorenzo de El Escorial (Madrid) Dirección: F. Javier Campos y Fdez. de Sevilla www.javiercampos.com Distribuye: R. C. U. Escorial-Mª Cristina Servicio de Publicaciones Paseo Alamillos, nº 2 28200 San Lorenzo de El Escorial Madrid ISBN: 978-84-09-12435-0 Depósito Legal: M-21156-2019 Impreso en España - Printed in Spain. Artes Gráficas Collado. Documentación sobre la muerte en el Archivo Arzobispal de Lima Documentación sobre la muerte en el Archivo Arzobispal de Lima I E S T U D I O Descansar en la paz de Dios hasta el día de la resurrección1 Dr. F. Javier CAMPOS Y FERNÁNDEZ DE SEVILLA, OSA Director del Instituto Escurialense de Investigaciones Históricas y Artísticas San Lorenzo del Escorial (Madrid, España) Sumario: I. Introducción. II. Visión general de la muerte cristiana. III. Breve recorrido literario por el tema de la muerte. IV. Los Concilios y Sínodos de Lima, siglos XVI-XVIII. 4.1. La muerte y los entierros y las sepulturas en los Concilios Limenses. 4.2. La muerte y los entierros y las sepulturas en los Sínodos Limenses. V. Muerte, entierro y sufragios, y la legislación. VI. La legislación borbónica de los siglos XVIII-XIX y los informes técnicos. VII. El Panteón o Cementerio General de Lima. 7.1. Visión de los viajeros. 7.2. Reglamento del Cementerio General de 1808. 7.3. Proyectos de Reglamentos de mediados del siglo XIX. 7.4. Reglamento del Cementerio General de 1849. 7.5. Reglamento del Cementerio de Ica de 1837. 1 Agradecemos la valiosa ayuda prestada por Dª Celia Soto Molina, del Archivo General de la Nación de Lima. (cid:3) VIII. Los fondos de difuntos, sepulturas y temas con ellos relacionados del Archivo Arzobispal de Lima. 8.1. Serie Entierros y Sepulturas. 8.2. Serie Sepulturas: Cementerio General. 8.3. Expedientes sueltos en otras Series. IX. Conclusión. II C A T Á L O G O Lic. Laura Gutiérrez Arbulú Directora del Archivo Arzobispal de Lima (Perú) I. Catalogación. 1.1. Serie Entierros y Sepulturas. 1.2. Serie Sepulturas: Cementerio General. 1.3. Expedientes sueltos en otras Series. II. Índices. 2.1. Índice onomástico. 2.2. Índice toponímico. 2.3. Índice temático. (cid:3) I. INTRODUCCIÓN En este trabajo ofrecemos una visión histórica general del tema de la muerte cristiana para detenernos en las ordenaciones de los Concilios y Sínodos de Lima y en la legislación española sobre los enterramientos que surge en el plan de reformas de Carlos III y continuado por su hijo. Esta mentalidad y necesidad de cambio en el sistema vino impulsada por la literatura científica, las epidemias sufridas en la Península Ibérica, en las capitales de los virreinatos y grandes ciudades de la colonia, especialmente desde la segunda mitad del siglo XVIIII. En ese ambiente legal y sociológico se construye en Lima a comienzos del siglo XIX el Panteón o Cementerio General (Presbítero Maestro). Seguimos la secuencia temporal de los acontecimientos en la que se produjo la legislación relacionada con el tema funerario en general. Durante los siglos XVI-XVIII a través de los concilios y de los sínodos, en el ámbito eclesiástico, y de los Reales Decretos y Cédulas, en el ámbito civil, las autoridades competentes -Consejo de Indias, virreyes y gobernadores-, se fue creando un conjunto de leyes y normas tratando de dar respuesta al tema de dar cristiana sepultura a los cadáveres y atajar los focos de infección que se ocasionaba por los enterramientos efectuados en las iglesias. Las necesidades de los tiempos imponían tomar medidas urgentes a este tema pero se chocaba con una tradición asentada en una formación religiosa deficiente y errónea, pero generalizada y muy difícil de cambiar. Hemos buscado los documentos haciendo una amplia selección de textos para que puedan servir a otros investigadores con abundancia de referencias a las fuentes tratando de corregir las muchas menciones erróneas que en trabajos y monografías se citan sin haber comprobado los textos. Desde el punto de vista histórico es interesante seguir la publicación secuencial de los mismos documentos para ver cómo se repiten las ideas e incluso frases, que prueban una vez más, la pronta, buena y completa información bibliográfica que poseían las figuras destacadas del mundo intelectual sobre autores y publicaciones, como se aprecia en los nombres y títulos que citan. (cid:3) II. VISIÓN GENERAL DE LA MUERTE CRISTIANA Quizás la síntesis más clara y sencilla de la muerte cristiana vista desde la realidad humana de los vivos sobre los difuntos -familiares y amigos-, donde se junta la pena por la desaparición del ser querido y la aceptación dolorosa con fe del hecho natural, la tenemos en un fragmento del prefacio primero de la misa de difuntos: “En él [Jesucristo] brilla la esperanza de nuestra feliz resurrección; y así, aunque la certeza de morir nos entristece, nos consuela la promesa de la futura inmortalidad. Porque la vida de los que en ti creemos, Señor, no termina, se transforma; y, al deshacerse nuestra morada terrenal, adquirimos una mansión eterna en el cielo “. Para el cristiano la muerte física es la penalización personal por la desobediencia de Adán y Eva en el paraíso2; contribución solidaria con aquel hecho que ocasionó que la muerte entrara en la historia de la humanidad3. Sin embargo, esa muerte no es el fin definitivo, y en aquel momento y lugar Dios sembró la esperanza al hacer el anuncio y la promesa de la restauración4. Por medio de la muerte redentora de Jesucristo quedan unidos ambos elementos pecado/redención en el mismo símbolo material que recoge el prefacio de la misa del día de la Exaltación de la Cruz: “Porque has puesto la salvación del género humano en el árbol de la Cruz, para que, donde tuvo origen la muerte, de allí resurgiera la vida, y el que venció en un árbol, fuera en un árbol vencido “. 2 “Y Dios impuso al hombre este mandamiento: ‘De cualquier árbol del jardín puedes comer, más del árbol de la ciencia del bien y del mal no comerás, porque el día que comieres de él, morirás sin remedio”, Gen. 2, 16-17. 3 “Por tanto, como por un solo hombre entró el pecado en el mundo y por el pecado la muerte, y así la muerte alcanzó a todos los hombres, por cuantos todos pecaron”, Rom. 5, 12. 4 “Pero al llegar la plenitud de los tiempos, envió Dios a su Hijo, nacido de mujer, nacido bajo la ley, para rescatar a los que se hallaban bajo la ley, y para que recibiéramos la filiación. La prueba de que sois hijos es que Dios ha enviado a nuestros corazones el Espíritu de su Hijo que clama ¡Abba, Padre!”, Gal. 4, 4-6. 6 F. JAVIER CAMPOS Y FERNÁNDEZ DE SEVILLA La creencia en la vida futura, como situación definitiva del hombre, y el culto a los difuntos, ha estado unido al pensamiento cristiano desde la antigüedad fluyendo desde el Antiguo Testamento. “Por eso mandó [Judas Macabeo] hacer este sacrificio expiatorio en favor de los muertos, para que quedaran liberados del pecado “5. Estando en Ostia Tiberina muere Santa Mónica y nos cuenta su hijo Agustín que en los últimos momentos le encargó: “Enterrad este cuerpo en cualquier parte, ni os preocupe más su cuidado; solamente os ruego que os acordéis de mí ante el altar del Señor dondequiera que os halléis “6. Mientras que nos llega ese fin temporal, en este mundo de los vivos, ayudamos a los difuntos con nuestras plegarias a preparar sus vestidos de luz y de gracia para llegar al destino final donde entrarán en la requies definitiva, en la pax sin ocaso de la morada celestial. Durante siglos se ha repetido esta plegaria universal: “Acuérdate también, Señor, de tus hijos, que nos han precedido en el siglo de la fe y duermen el sueño de la paz “7. La muerte eterna es el fin del hombre sin esperanza; la desaparición definitiva, la vuelta a la nada, al vacío del no-ser. Es un pensamiento negativo al que el ser racional se ha resistido siempre; el rechazo de ese destino tan miserable para un ser tan perfecto como la persona humana ha sido la tesis aceptada por la mayoría de los hombres, pueblos y culturas. Nos permitimos hacer una pequeña antología donde recogemos textos de obras y autores significativos en la cultura universal no cristiana: - “Gilgamesh, ¿por qué vagas de un lado para otro? La Vida que persigues no la encontrarás jamás. Cuando los dioses crearon la Humanidad, asignaron la muerte para esa Humanidad, pero ellos retuvieron entre sus manos la Vida (…) ¡Tal es el destino de la Humanidad! “8. - “Mi Padre celeste pesa mis actos y me juzga... Sellados están los labios de mi boca, 5 2Mac. 12, 46. 6 Confesiones, IX, 11, 27. 7 Conmemoración de los difuntos en la Plegaria Eucarística I, o Canon Romano de la misa, establecido en el concilio de Trento, único vigente en del rito latino de la Iglesia católica hasta la reforma del concilio Vaticano II. Fue promulgado por Pío V el 14 de julio de 1570 -víspera de los Idus de Julio, en el quinto año de Nuestro Pontificado-, por la bula Quo primum tempore. 8 Poema del Gilgamesh, Tablilla, X (fragmento), Col. III, 1-14. El poema o epopeya de Gilgamesh, rey acadio de Uruk -Mesopotamia, en las orillas del río Éufrates-, fue escrito en doce tablilla de arcilla con caracteres cuneiformes hacia los años 2500-2000 a. C. DOCUMENTACIÓN SOBRE LA MUERTE EN EL ARCHIVO ARZOBISPAL DE LIMA 7 pues se me ha alimentado con la Vida Eterna... Ciertamente, yo resido Djedú; existo nuevamente después de la muerte, tal como Ra, renaciendo todos los días… “9. - “Apenas acabó de hablar [Héctor], la muerte le cubrió con su manto el alma voló de los miembros y descendió al Hades, llorando su suerte, porque dejaba un cuerpo vigoroso y joven. Y el divino Aquiles [causante de la muerte] le dijo, aunque muerto le viera: - ¡Muere! Y yo perderé la vida cuando Zeus y los demás dioses inmortales dispongan que se cumpla mi destino “10. - “P.: ¿Cuál es el premio a la rectitud? R.: La amistad con Dios es felicidad en esta vida y paz en la muerte, y un leve pasar a través de los fuegos purificad ores en presencia de la Deidad, en tanto que el alma la adora para siempre con los Ángeles “11. - “Contempla, pues, con valor esa hora postrera, que es la última para el cuerpo, pero no para el espíritu. Considera todos los bienes que te rodean como pertenecientes a posada por donde pasas; es necesario pasar más allá, y la naturaleza registra tanto a los que salen como a los que entran. No se permite sacar más de lo que se trajo, y hasta tenemos que abandonar buena parte de aquello. Te quitarán la piel que te cubre; te quitarán la carne y la sangre repartida por todos tus miembros, y, en fin, te quitarán hasta los huesos y los nervios que sostienen las partes que tienen menos consistencia y firmeza. Ese día que consideras como el último de tu vida, es el de tu nacimiento eterno “12. 9 Libro de los muertos, Conjuro XXXVIII. El Libro de los muertos es un texto de carácter funerario del Imperio Nuevo del Antiguo Egipto; fue utilizado entre 1550 y el 50 a. C. Está formado por una colección de cerca de 190 conjuros mágico-religiosos, entre toda la colección de ejemplares que ha llegado a nosotros, escritos en rollos de papiro en caracteres jeroglíficos, para ayudar a los difuntos a superar favorablemente el juicio que tenían que hacer ante el tribunal de Osiris y el viaje a la otra vida. Junto al valor literario y religioso del texto, son sumamente importantes los dibujos que les acompañan donde se plasma visualmente escenas, elementos, objetos de la vida en Egipto. 10 Homero, Ilíada, canto XXII, vv. 361-366. Los investigadores de la literatura griega de la antigüedad cuestionan la figura real del llamado Homero, en el siglo VIII a. C., como autor individual de las grandes obras épicas -la Ilíada y la Odisea-, y otros asuntos internos de ambas obras. 11 Libros Sagrados de Hermes Trismegisto, Breve Catecismo hermético, 18. El hermetismo se basa en una serie de escritos anónimos de contenido filosófico y religioso de carácter ocultista y sincrético que surge en el mundo helenístico -siglos IV al I a. C.-, atribuidos falsamente a la figura misteriosa de un profeta precristiano que se identificó sin fundamento con Hermes “Trimegisto” (tres veces grande), y que influyó en la cultura occidental del Renacimiento. 12 Séneca, Cartas morales a Lucilio, carta CII.

See more

The list of books you might like

Most books are stored in the elastic cloud where traffic is expensive. For this reason, we have a limit on daily download.