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Preview Discutir el estado: posiciones frente a una tesis de Louis Althusser

. .: : ,... ;~" ·.:·: ~ ~ .: :· ,., ..'. }; :: :-: .' ~' - · Discutir el estaau Colección El tiempo de la política Posiciones frente a una tesis Director J ose Aricó de Louis Althusser Livro doado pelo PROF. JORGE RUBEN B. TAPIA Althusser, Yacca, Menapace, Campagnano, D<' Giovanni, Cavazzutti, Montanari, Ba(laloni, Campi, Bobbio, Zolo, Fistetti, Hovatti, Leone de Castris, Pasquinelli, Luporini, Fetscher, de Brunhoff, Altvater, Kallsclwucr, Tela, Edclhrnn, Marek, Marramao, Balibar, Buci-Glucksmann, Rossanda , ·Indice Aclaración 9 El marxismo como teoría "finita" Louis Althusser 11 Forma-estado y forma-valor Giuseppe Vacca . 22 Estado y masas en 1t alia Lidia Menapace 34 Crítica de la política y movimiento feminista Lidia Campagnano 39 Para una teoría marxista de la transformación Biagio De Giovanni 43 Estado y relaciones de producción Francesco Cavazzutti 52 Nueva práctica de la política y reforma ele los partidos Marce/lo Montanari 58 Tapa: Carlos Boq;,arqo Notas políticas sobre intelectuales y estado Nicola Badaloni 64 Primera edición en M~xico: 1982 Nuevas dimensiones de la dominación capitalista Primera edíción en Ar,gentina: 1983 Aurelio Campi 70 ¿Teoría del estado o teoría del partido? ISBN 650-617-007 Norberto Bobbio 76 © l 98J Gandhi .$,A. -Folios Ediciones La cuestión del estado en el capitalismo maduro y la crisis Tucumán -37~8~ 8µenos Aires, Rep. Argentina del marxismo escolástico Hecho el depO$ifo qµe marca la ley l l. 723 Danilo Zolo 84 Impreso en la Argentina/ Printed in Argentina [7] Advertencia Forma burguesa de la política y mediación de los especialismos 93 Francesco Fistetti Form~s de la subjetividad y formas del oder Pier Aldo Rovatti p 97 De la filosof4l política del marxismo 103 Arcangelo Leone de Castris Politicidad y autonomía de la sociedad civil 112 Carla Pasquinelli Senderos ~nt_errumpidos y no interrumpidos en el ultimo Althusser 121 Cesare Luporini ª La "u• t op1' real " d el socialismo 140 lnng Fetscher TeoSr ía del estado y teoría del pod eren .' n.. arx uzanne de Brunhoff 149 "Pod~r Estado y reproducción ronJ·unta d e las relal:iones En noviembre de J977, en la reunión de Venecia sobre y opo· sición en las sociedades posrevolucionarias", Louis Althusser afirmó de dominación capitalista F Elmar Altvater y Otto.K allscheuer 158 que no hay en Marx una teoría del estado. En marzo, ll Manifesto le orrnas '! contradicciones del estado ampliad propuso a Althusser que profundizara en esa cuestión, dejada en sus Mano Telo º 169 penso en Venecia, teniendo en cuenta de manera particular la discu :.ión que está en marcha en la izquierda italiana, y especialmente el El dBerechodcomo forma burguesa de la política ernar Edelman 183 debate que había tenido lugar en Mondoperaio, la entrevista de Giu liano Amato a Pietro Ingrao y los últimos escritos de Biagio De Gio- Imposibilidad y posibilidad de una discusión Franz Marek · 191 vanni publicados en Rinascita. Con este propósito se enviaron a Althusser dos bloo;ies de pre- Sistema político, racionalización "cerebr . l" Giacomo lvf arramao . . o socia 195 guntas. El primero concernía a la cuestión del estado en las experien InteErr~gantes acerca del "pa;·tido del estado" cias revolucionarias ya producidas; el segundo se refería más de cerca tienne Balibar 207 a la discusión italiapnra,e ~yn teón particular a la discusión teórica en la es fera política. Se le al filósofo francés qué pensaba de la tesis Acerca de las tareas actuales de una crítica . de la política · marxista según la cual necesariamente "el partido se convierte en . e·stado", y 222 · de. la relación que en este caso se crea entre estado, partido y suje , C:hris.tine Buci-Glucksmann tos de la conflictualidad social y sus formas de lucha. Ahora y sobrr Cntica de la política y "derecho desiaual" 0 todo en la transición, hasta volver a pensar tanto la cuestión de la dic Rossana Rossanda 255 tadura del proletariado -y la "crítica a la pülítka" que ésta impli índice de nombres ca--- como la cuestión, no resuelta históricamente, de la extinción del es tado. Una sociedad que se plantee como principio, aun después del cambio de la clase dominante, el "desequilibrio" y la revolución inin terrumpida, como afirmaba Mao, ¿puede vivir sin una "regla del jue f!:º". una norma, un derrcho que se forman y se quiebran en el mo- r91 ADVERTENCIA El marxismo (.:omq teoría "finita" mento del confilcto "d h " ' so pena de no logr erec a o la "izquierda" . ar expresar ni al "centro" . El derecho, el estado . ' es decir, de ofuscar Ia dialéctica 'al m Ja Louis Althusser qu f . ' e no son acaso 1 ~ soa reaP e iene vigencia en t d f . a orma del compro . . . esto es así, ¿cuándo ~ a ~e, inclusive en la de transicióm ;so socia~ ¡? que hace pensar y e que manera. se extingue el estad ~ .. Pero s1 sltarán una mediació~uep ~~ . el comunismo los "productore~; e Qué es Alth . o it1ca general? no nece- usser comienza respo d' d partir de sus res n ien o a este bJ d producido en el puestas se ha desarrollado oque e preguntas y a presente volumen. el debate, íntegramente re- /?.ossana Rossanda Noviembre de 197B - c.:7'".;>'(c:; J,~{Al..lll·~ J) No es casu;:i,l que en la lectura de los textos de Ingrao y de De Gio·- <)ti. -.Bi,'-"' vanni haya tropezado· con el adjetivo "global", que aparece ince.san- ~-"t'-'6 temente en los escritos de estos (y otros) compañeros, con esta noción de "globalidad" que en mi opinión no carece de relación con el tér- mino, igualmente frecuente, de "generalidad" ("el momento general", etcétera). En estos términos, así como en cierta concepción que se per- fila en ellos, me parece reconocer la idea de que la teoría marxista está en condiciones de "englobar" la totalidad del proceso que conducirá del capitalismo al comunismo. Sin embargo, esa teoría no designa más que las tendencias contradictorias que operan en el proceso actual. Una vez liberado ~e los acentos proféticos de sus escritos de juventud y del so- cialismo utópico (si bien creo que siguen estando en ciertos aspectos de El capital), Marx concibió el comuni5mo como una tendencia de la sociedad capitalista. Esta tendencia no ·es una resultante abstracta. Existen i ya, concretamente, en lo.s "interstici06 de la sociedad capita- lista" (más o menos como existían los intercambios mercantiles "en los intersticios" de las sociedades. esclavista y feudal), formas virtuales de comunismo: en aquellas formas de asociación que, guardando las debidas proporciones, logran evadirse de las relaciones de mercado. 0lt . Detrás de esta cuestión hay un problema teórico muy importante. ~w¡~ ~ que I~ tec:r~ marxista es~in~-"limitªda" Liroita,.9;!..J!!._JlllJi· 1t0i1fl ~isis deI-mo o ~ roducci6n ca italista_y_9e su tendencia contradic ~~{o. t?ria que a -~ ~ 129siQ,!lidad_ _ de_p_asar_ª-l;;i abolición de! ca iW,i!_m...Q...y -de· ~u :_ust~t~ción ro!'. un_~otro". "Otro" que se delinea ya, "como un [10] [ 11] 13 12 LOUJS ALTHUSSER vacío" y positivamente, en la sociedad capitalista. Decir que la teoría marxista ~s "finita" significa sustentar la idea esencial de que la teo ría marxista es todo lo contrario de una filosofía de la historia que pretende "englobar", pensándolo efectivamente, todo el devenir de la humanidad, y capaz por lo tanto de definir anticipadamente de ma nera positiva el punto de llegada: el comunismo. La teoría marxista (si se deja a un lado la tentación de una filosofía de la historia, en la que Marx a veces creyó y que ha dominado de manera aplastante la JI Internacional y la fase staliniana) se inscribe en la fase actual y está limitada a ella: la fase de la explotación capitalista. Todo lo que puede decir del futuro es la prolongación "reticulada" y "en negativo" de las posibilidades objetivas de una tendencia actual, la del comunismo, que puede. observarse en una serie de fenómenos de la sociedad capitalista (desde la socialización de la producción a las normas sociales "inters ticiales"). Es necesario tener en cuenta que es a partir de la sociedad actual como se conciben la transición (dictadura del proletariado, a condición de no tergiversar instrumentalmente esta expresión) y la ulterior extinción del estado. Todo lo que se ha dicho sobre la transi ción no puede ser más que una indicación, inducida a partir de una tendencia en acción que, como toda tendencia según Marx, es contra rrestada por tendencias opuestas y no puede consumarse si no la, realiza una lucha . política de clase. Pero esta realidad no puede ser prevista desde ahora en su forma positiva determinada: es solamente en el curso de la lucha que las formas positivas pueden salir a la luz y al orden del día, descubrirse, hacerse realidad. Dadas ásí las cosas, la idea de que la teoría marxista es "finita" excluye por completo la idea de que sea una teoría "cerrada". Cerra" da. es la filosofía de la historia, ya que encierra en sí y anticipadamente todo el curro de la historia. Sólo una teoría "finita" puede ser real mente "abierta" a las tendencias contradictorias que-a escubre en la sociedad capitalista, y abierta también a su porvenir aleatorio, a las impredecibles "sorpresas" que no han cesado de marcar la historia del movimiento obrero; abierta y por lo tanto atenta, capaz de tomar en serio y asumir a tiempo la incorregible imaginación de la historia. En consecuencia, creo que debemos apartarnos por entero de .la idea, que puede encontrarse aun en ciertas expresiones de Lenin e inclusive en Grámsci, de que la teoría marxista es una teoi:ía "totaf', la forma de una filosofía de la historia que culmina en una práctica del Saber absoluto, capaz de pensar problemas que "no están e~ el orden .d el día", anticipand,o arbitrariamente las condiciones de su solución. Si la teoría marxista es en verdad "finita", es a partir de la aguda conciencia 14 LOL'IS ALTHUSSER et nunc) no sigmfica en absoluto que {a _l!_olíticµ deba def~ COMO TEOR'I A c:FI~ITA" 15 e~ )tARXIS~to m/ació~n c¡¡o-n eQstai/i__ En c911secuen.cia, necesario distinguir atenta EL • d que a su vez . nte no existe sin la ideología domma a, polít>ca proletacia de su pue..t.a en juego inmediata. A,¡ romo 1 'a domina · · · ( 'us Méll?' presentó deliberadamente El capital como "crítica de la econo idw omga•r cad~ º' o;te dommm. . º' sec d e;tado Y "' J .- mía política", así nosotros debemos llegar al punto que él nq pudo al está piente todo sucede como s1, / tación de clases, la poh- canzar: a pensar una '·'crítica de la política", tal como es impuesta Por cons1gu 'ta en jueao de la con ron . o En contra de burgue~a. trema pues ,;" t puesta en 1ueg · · por la ideología y la práctica Es desde el punto de vista de to) la ex . a la "esfera de es a . 1 aía burguesa y por una la burguesía que existe una distinción entre "sociedad política·" y "so tica se ::du1e:eectamente inspirada por la ideo.ºº ob'etivo Gramsci ha ciedad civil": esta distinción es constitutiva de su ideología y de su esta ilus.1 '0 n, dier re d u ce la política a su rp r.o p1"0 . quJe p ar' lo tanto no 1u.c1Ja de .clase, y a través de ésta es impuesta como una· evidencia a l concepc10? qu bien que "todo es po itico ' . si la distinción dido muy , . ,, en consecuencia, través del aparato ipeológico político de estado (Ja voluntad general, "'?'P"" "esfeca de la pohhca ; que, . d d civil define comotament< un~ como resultante de las voluntades individuales, expresada por el sufra existe olí ti ca (o estado) y sacie la~ . is burauesas, el movi gio universal y representada por el parlazpento). Asimismo, puede de entre """dM P stas poc la ideologla Y pcax di;¡caces, y hacene las formas rmpue . ar con esta ilus10n y sus cirse que es desde el punto de vista de la burgüesía que el estado es . obrero debe termm . m1en~o representado como. una "esfera" distinta del resto, distinta de fa sociedad d Ja política y del estado. t todo de no reducir su civi¡ (tanto en el sentido de Hegel como en el ,de Gramsci), fuera de la otra idea e concierne al estado, se trata an e ente inclusive disimu ·sociedad civil. Es necesario cornprentjer de qué manera esa concepción En lo que esf eca visible de 1o, apa"'.t°' s_olam_ oli ;ico de estado (el realidad a la ·o del aparato ideologico p l' d " y acerca ideológica; .que s!rve a precisos intereses, no corresponde ni de lejos a la ~'.d°' d ' del escenan ~i~nd "amp ia o , si~Je. realidad El estado ha penetrado siempre profundamente la socie e,'."'olitico) . El estado siempce ha o con tea el equivoco de sistema P . ue nos entendamos ' h ho reciente y dad dvil (en •us dos rentjd"' )', no .Slo a b:avés doi dinero y del dececho, de esto es necesa:d10 aqn esta "ampliación" como un edc esta amplia- no sólo cap la )resen.cia e interyención de sus aparatos repre.>ivos, sino ll ~U!e' cons1 er · S 1 formas e . también a través de sus aparatos ideológicos. aque os los datos del problema. on, as ;i) y no el princip10 q~,e clamq:1~an ~::~; cambiado (por cierto, ¿ coem hace a1gún tiempo Después de l'!rga reflexión, .creo en efecto poder, a pesar de la su tilez~ de los anális~s de Gramsci, mantener el concepto de aparato ideo cion as Ji a~i. ó n Si. mplemen t e, me parece qru . , n del estado, que era ya de amp cÍego frente a la efectiva amp iac10 ntarme más atrás) y lógico de estado; no sólo porque me parece más preciso que el con- se ha esta o ' bsoluta (para no remo . 'bl la monarqma a . . cepto gcamoci•no de aparnto hegemónico, definido •olamente a tcavfu visi e en 1 ºt Iismo imperialista. d de no redu- de su efecto (la hegeffionfa) sin menciona, p.,a qui " funeional, "' en el estado de ca~1 a l política, se trata ante' t? o 1 ideo- decir Za idonlogfa, sino pora ham "ntir con dacidad que la hegemo. ! e concierne a a d- ~s mo pohticas por a . En o qu"""' oficialmente comagca cop op~ Jac Jos pactidoo poli- nía " ejerce en lonnas que, aunque de "ocigen" "'J'Ontáneo y "priva. cirla a las fo 1 t do la representacion ' Si se entra en ~s do", son integrad., y tcansformadas en Zonnos ideológi;,, que tienen logía burguesa: e, a ' 1 oder del estado existente. ólo e~ riesg~ nos~bre una relación ocgánica con el "tado. El estado puede encontcad., ya ticos,. la lucha pohtica por e ella se corre el de) cae_r l' . se permanece ' . , discutible ' smo prontas, más o menos esbozadas y -como siempre sucede histórica esta og.ca y . padamentacio" ( expce•on e la politica " en- mente~ ~'c:t:l::;; f"litiw',,f;e~~e:b'o "encontrarlas" sin haberlas producido él: y no cesa de inte a, en el juddiea ?~la" "'1;;'•/. comagca (y sola grarlii$-unificarlas en formas aptas para garantizar la hegemonía. En todo e definida a trnvés del d~ s poc la ideologla bmguesa, esta integración-tran_sfonnación, qi+e está unida con la constitución de la tonces la formas de la pohuca e •m le e'emplo local, muy poc ~~:'.:~a lo~.;'f.~~~'. ~;,~:pind~•tciales i~ten:ac;~bl:: ideología domjnant.e, lo que de_sempeña un papel detenninante " una l.' actividad de región· específica de Ja ideología, estrechamente ligada a lá práctica de q~~ ~~urpr~ocesos t~~~e:o~nel la da.se dominante: para la hes=onfa bucgueta es la id,ologla ju,¡_ debajo de lo ante los comunistas derecho F ancia una sen b ·o. los patrones 1 1 diea la que cumple "ta función de ªIO<gad6n y sfot.,is. Proc= qui r b ~;:'s ~ant ulcoas llmuegnatr<e,s de. trd:ae ª~J h~) p~r~ =. :nte"s ocial" es para e o a se concibe no como acabado sino .como contradictorio, puesto que la a loss~ dop al este Ja politica de Ja no de : 1'urídica que diferencia cuida . ' de ideas. se realiza, por upon ¡ai' t i.1c ae.a Eogs1taa ideolog1,a no es sólo una cuest10n ' lí TEORÍA "F!I'!TA., 16 LOUIS ALTHUSSER ARJUSMO COMO EL M . resada por Maqu1· avel o , de la ideo- ' asto bien exp t d " ejemplo, en el aparato ideológico y sindical <le estado: ¿cuántos sindica el tema mas v ' . l tid "se convierte en es a o ' retoma de la política). S1 e par o tos no reclutan a los trabajadores con la ideología del sindicato apolítico logía burguesa . . (inclusive explotando eventualmente un rechazo de la política en sentido tenemos la URSS. 1 ºbía a algunos amigos italianos que nun- Hace mucho tiempo e escntºd debe considerarse como "partido de burgués por parte de los trabajadores: por ejemplo, el anarcosindicalismo)? · ·· e1par10 ·· Tampoco se trata aquí de "ampliar" la política existente, sino de ca jamás, por prmc1pd10, ciertas circunstancias pueda participar en . o" aun cuan o en saber estar a la escucha de la política allí donde nace y 'se hace. En "ºb 1ern , · ~l "obierno. su razón de ser política e his- lpao laítcitcuaa ldide asdu see stpaetruftiola juurnídai ctoen bduenrgcuiaé s.i mLpao ratanntitgeu paa drais thinaccieórn s aplairr tiad ola ,., Por ,prm· ct· pw· , co herentemfe nte dc oln estado no sólo en el estad o b u r - tórica, el partido debe est~r uera le t do p' roletario. El partido .debe sindicato es puesta a dura prueba, iniciativas políticas totalmente im r razon en e es a d b , oués sino, con mayo . ' d 1 "destrucción" del esta o urgues, previstas nacen fuera de los partidos y del propio movimiento obrero ~er el instrumento número. unlod e ªte" ) en uno de los instrumcn- (feminismo, formas del movimiento juvenil, corrientes ecologistas, etcé ti ("ret1cu a amen · · · ·¿ , tera), en una gran confusión, es cierto, pero que puede ser fecunda. antes de conver rse d L exterioridad política del partl o en tos del agotamiento del ~ta o. . a. . f ndamental que puede encon- La "politización generalizada" de que habla Ingrao es un síntoma 1 tad es un prmc1p10 u 1 relación con e es o . M rx Lenin al respecto. (Arrancar e que se interpreta como un cuestionamiento, a veces salvaje pero pro trarse en los pocos escntos de l a yl s masas fue el intento desespe- fundo, de las formas burguesas clásicas de la política. Todo esto tiende . l d para entregar o a a ' d l partido a esta o . , l l ) Sin esta autonom1a e par- a unificarse, pero en agudas contradicciones que son, de todos modos, rado de Mao en la re~oluc1on cu tur~ . l estado no saldremos jamás "contradicciones en el seno del pueblo", aun cuando no sean recono d l política) con respec o a cidas como tales por sus protagonistas. En este plano Italia se encuen tido ( y no e ª, ' "reformado" que sea éste. del estado hurgues, ~or mas artido con respecto al estado la que pcr- tra a la vanguarcj.ia. Yo tendería a interpretar las dificultades del PCI Es esta autonomia del p ºd d) de lo que formalmente se para integrar, o inclusive tomar contacto con algunos movimientos nue ºbT dad (o la neces1 a d. mite pensar l a pos1 1 1 d transición existan iver- vos, como el signo de que se cuestiona la concepción clásica de la po . " ¡· " Que en la etapa e f denomma p 1u ra ismo . ~ . d ser una de las ormas lítica y de los partidos, y las iniciativas de los sindicatos, que alguna ' una venta)ª· pue e sos partidos no es mas que b us aliados pero con una con- vez toman desprevenidos a los partidos, como una- señal de alarma: . . ' d la clase o rera y s ' , 'l de hegemonizac10n e . como los demas: so o un para que el partido salga ele esta vieja concepción suya. Y, natural . . , b 1 partido obrero no sea , . -1 mente, todo este movimiento termina por cuestionar la forma de oraa d1c1~n, a sa er, que e . l' . o- olítico de estado ( regimen par a- fragmento del aparato ideo ~~1c fJndamentalmente fuera del estado a nización del partido mismo, en el cual advertimos ( ¡ un poco tard:! ) mentario)' sino que permanez a ara empujar a las masas a la que está construido exactamente sobre el modelo del aparato político través de su actividad entre las ~asa~, ~!s aparatos del estado burgués burgués (con su "parlamento" que discute, la base de ·los militantes, obra de destrucción-transform~c1on l e . . ' del nut!Vo estado rev.o- y una dirección "elegida" que, pase lo que pase, tiene la manera de d d ya exista a extinc1on y para favorecer, on e, ' l estado: ya bajo las formas pa- mantenerse en el cargo y garantizar, a través del aparato de funcio . . L t pa numero uno es e "1- l"1d ª d" luc10nano. a raro . , de la "estión de la R:ga ~arios y en nombre de la ideología de la unidad del partido que auto líticas- de la colaborac1on de ,c~ase do l "conv;rtirse en estado" del par- riza. su consenso, el predominio de su "línea"). Es evidente que esta . b · l ( rma m1t1ca e · d existente, ya ªJº a 0 d . ta teórico va que, desgracia a- profunda contaminación de la concepción de la política por parte de . ' . d sde el punto e vis r ' . tido Digo mitica e · t " la ideología burguesa es el punto sobre el cual se jugará (o se per . . d real en los "'países socia is as . ' mente, es demas1a o dºf' ·1 '·. tener" una posición como esta, pero derá) el porvenir de lás organizaciones obreras. · ' xtremo 1 1n sos · me- Se que es en e. ºd d irremediablemente compro . , del part1 o que a 1 b - 3) Por estas razones me sien to incómodo frente a fórmulas como: "Se s1.1 1 ella la au. tonom. 1"au na pos1. b.1 h. da d d e escapa r al riesºa o. de una coa o t1da, y no existe .nmo . . . d con sus consecuencias. admite que la forma teórica de la esfera política en Ja fase de transi ración de clase o del estado-pa1t1 o. posº1ción los problemas plan ción debe pasar por el partido que se convierte en estado." Precisa . t a sostener esa ' lugar Pero s1 uno se . a _reve . . arecen ubicados en su mente, me parece imposible admitir ésta idea (sostenida, si no me equi s socialistas italianos me p tea d os por lo . . voco, por Graµisci en su teoría del moderno príncipe, que de hecho ¡ 1 1 18 LOCIS ALTHt:SSF.R EL MAJ!XISMO co:t.to TEORÍA "nNnA" 19 justo. Es necesario, por cierto, que el estado de transición fije, respete nsada como tal y ton extrema. prudencia, no podemos aceptar esta y h.a~a respetar una "regla. del juego" jurídico, que proteja tanto a los pe gen edénica de la transparencia de .Jos seres humanos, de sus cuer- mdividuos como a los opositores. Pero si el partido es autónomo y per 1111: de las condiciones de su Yida y su libertad. Si ha de haber una po' . , d , 1 . d d ., -el manece como . tal, res1x·tará las "reglas del juego" en la que sus inter sociedad comunista, esta ten ra sus re ac10nes e pro uccion eno- locuto:e.s ~,onsider~n, se~n la ,ideología jurídica clásica, "la esfera de minación qtié es necesario dar también a la "libre asociación de los pro lo politico -haciendo simultaneamente política allí donde se decide ductores" - y, en consecuencia, sus relaciones sociales, y, en consecuen to~o: en .el ~ovimiento de las masas. La destrucción del estado bur cia sus relaciones ideológicas. Y si esta sociedad será finalmente liberada ~es no s1gmfica supresión de "toda regla del juego", sino transforma dei' estado, no es posible decir que ella verá el fin de la política: el fin cwn p~ofunda de sus aparatos, algunos suprimidos, otros creados, todos de la política en sus últimas formas burguesas, seguramente, pero aque revoluc10nados. No es limitando "la reofa del ·uego" · ·' lla política (la única que pudo ver Marx hasta el límite de su "pun d ¡ o 1 --o supnmien- o a, como en la URSS- como se puede esperar que las masas se to ciego") será sustituida por una política distinta, una política sin expresen, s~l~o en formas salvajes que pueden conducir inclusive a re estado, que no es difícil de concebir una vez que se comprende que ni sultados tragi?os. El ~ismo Bobbio afirma que la regla del juego tal siquiera en nuestra sociedad estado y política se confunden. com? la c~n~iben los ideólogos clásicos, no es más que una part~ de Puede parecer gratuito dejarse llevar por este pequeño juego teó ~n ¡uego ~1stmto, mucho más importante que el del derecho. Si el par rico. Sin embargo, la experiencia demuestra que la representación in tido mantiene su autonomía tiene todo que ganar y nada que perder al cluso vaga que del comunismo >.e forman los hombres, y en especial los respet~r Y proponer la regla del juego. Y si ésta debe cambiar, no puede comunistas, no es ajena a su manera de concebir la sociedad actual y ser i_nas que para responder .ª mayori;s libertades, en el sentido de ago sus luchas inmediatas y próximas. La imagen del comunismo no es ino; t~ie.n~o _del estado. Pero si el partido pierde su autonomía de clase c.ente: · puede alimentar ilusiones mesiánicas que garantizan las formas de. m1c1ativa y de acción, entonces la misma "regla del juego" servir¿ y el porvenir de la acción presente, desviarlas del materialismo práctico a mtereses _completamente disti.?tos de los de las masas populares. del "análisis concreto de la situación concreta", alimentar la idea vacía . Y puesto qu~ se habla de regla del juego", después de haber ha de "universalidad" que se encuentra en algunos equívocos sucedáneos, bla?o d~l ,com~msmo como tendencia y realidad "intersticial", es nece como el "momento general", donde una cierta "comunidad" de intere san? q~1z~ d~cir una palabra sobre este futuro lejano, que tal vez no se ses gtneraleg h::i de ser satisfecha como esbozo lejano de aquella que realizara J~mas, pero que se perfila "como vacío" en nuestra sociedad. un día podrá srr Ja universalidad del "pacto social" en una "sociedad Su:;ei: utilizarse ~lgunas fórmulas idealistas, como aquella de Marx sobre regulada". Esta imagen alimenta, en fin, la vida (o la supervivencia) el remo de la libertad" que sucedería al "reino de Ja necesidad" ( · ) de conceptos dudosos en los cuales, sobre el modelo inmediato de la re sob ~e e1 ''rib . r~ d esarro ¡¡o· de los individuos" y su "libre asociación1 ".' ligión, de la cual no ha pro/Jorcionado ninguna teoría, Marx ha pen 9mero admit1~ que el comunismo sea el advenimiento del individuo sado el fetichismo y la alienación, conceptos que, después de haber liberado ·por fm de la carga ideológica ética que quiere hacer de él ocupado todo el espacio de los Manuscritos de 1844, regresan con fuerza " una persona" . p ero no es enteramente cierto que Marx Jo entendiera en los Grunárisse y dejan inclusive su marca en El capital. Para superar de este m~do. Basta pensar en su constante vincular el libre desarro su enigma es necesario volver a la imagen que Marx tenía del comu llo ,de lo: individuos a Ja "transp~encia" de sus relaciones sociales ex nismo: se puede comenzar a descifrarlo superponiendo a esta imagen tra1das. finalmente de la opacidad del fetichismo. No es casual que el problemática una orítica materialista. Es a través de esta crítica que comunismo aparezca como lo conti:ario del fetichismo Jo contrario de se puede encaminar la individualización de lo que en Marx queda de todas las formas reales en que se presenta el fetichis~o: en Ja fig inspiración idealista del Sentido de la historia. Teórica y políticamente d 1 · . ura e . c:omumsm? c?1:1º inversa del fetichismo lo que aparece es Ja libre vale la pena hacerlo. actividad del individuo, el fin de su "alienación" de tódas las f d ~ su a r1 enac1.0 ,~ : . f in d e 1 est~do, fin d_e la ideolog' ía, fin de Ja poolrímticaas 4) Me resulta bastante· difícil entrar en la interesante' discusión que se rmsma. En el limite, una sociedad de individuos sin relaciones sociales. está desarrollando en Italia (Ama to, Ingrao, De Giovanni) , aunque no Aun cuando se trata solamente de una anticipación, que debe ser fuese más que por razones de semántica política. . . estos compañeros 20 LOUIS ALTHUSSE!\ 21 íARXJSMO COMO TEORÍA "FINITA" f.I. ~ piensan con una terminología muy elaborada y abstracta, a partir de de hegemonía en acción. Y estoy de acuerdo con él c~ando señala algunas indicaciones conceptuales de Gramsci, cosa que nos plantea a rna · stamente que "la exaltación de la mediación política surge de nosotros, provincianos franceses, temibles problemas de comunicación. rnuy ·J U os de · debilidad imph,c 1. tos en su s1· mp ¡e dt' f us.w. ' n " . É st e es e1 Diré sin embargo que me siento muy próximo a Ingrao cuando plous ntno e sdge cisivo: la /1olítica no se difunde (en . el senti· do':d de)s d e. lo a 1t o, subraya la necesidad de tener en cuenta lo más posible los movimien tir de las formas del estadq_ e inclusive de los parti os sm correr tos originales que se desarrollan fuera de los partidos, cuando muestra a par " · · · ' " h n el el riesgo de un tecnicismo o de una partlClpac10n que c. oca co el cambio de actitud de los partidos (rechazando toda visión totalizan " uro" del poder de estado ( ¡ ya que puede ser el estado mismo el que te) y cuando declara que la cuestión del partido político es planteada 1:1organiza!). "No parece que sea suficiente respond_er al~ general del en términos nuevos. Me convence menos (tal vez lo he entendido mal) poder históricamente existente [también aquí De G1ovanm llama a lo cuando, por ,ejemplo, parece hablar del estado y de Ja esfera política aeneral con su verdadero nombre] con la autogestión de las autonomías. El como constitutivos, en cierto modo, de toda política; cuando habla de punto decisivo es siempre la hegemonía, que está dada por la forma "socialización de la política" ,1 como si no se tratara sobre todo (en otra global en que se debe expresar la constru~cióp. del es~~do." No me parte lo dice) de "poli tización de lo social". Puesto que "socialización agrada lo de "fom1a global". Pero hegemo~1a, ?ons~ru~?1on del est~~o de la política" supone la preexistencia de una política que debe "socia (si es que construcción del estado revoluc1onano s1gnif1ca destrucc1on lizarse", y esta política que va a "socializarse" corre el fuerte riesgo de del estado burgués) , he aquí palabras que nos hablan -a su ~odo, ser la política en sus formas dominantes. Lo que me parece interesante porque todo el artículo de De Giovanni está cifrado y es necesano de en los ejemplos citados por Ingrao es que las cüSas, de hecho, se desa codificarlo- de cosas sabidas desde hace tiempo .. . rrollan en el sentirlo opuesto: no de la política a las masas sino de las masas a la política y, lo que es fundamental, "a una práctica dis tinta de Ja política" (Balibar). Ingrao no me dice lo suficiente cuan do declara que para la conflictualidad y la diversidad de los movimien. tos "asume. aún mayor importancia el momento de la mediación política general''.2 Hablando en términos tan abstractos, puede dar la impresión de hacer énfasis en el estado en general, sin poner en primer plano su transformación. Es tal vez una desviación que le viene de Gramsci, que tenía la tendencia a confundir el aparate:> del estado con sus funciones, sin asumir suficientemente su materialidad. Aun planteando las mismas reservas respecto a fórmulas parecidas que encuentro en De Giovanni ("socializar la polític;a", "difusividad de la política" en lo "particular", "difusión molecular de la política", etcétera), y también a sus tesis sobre la "difusión del estado'', que pue de constituir motivo ele equívocos in,duciendo a confundir estado y po lítica (como se decía antes), me siento más próximo a él cuando evoca "la crisis de la autonomía de )a política". y sobre todo cuando define l'sta política: "la forma teórica y práctica de organización del antiguo estado", 3 puesto que entonces la llama con su verdadero nombre: for- 1 P. Ingrao, "Parlamento, partiti e societa civile'', entrevista a G. Amato, en M ondoperaio, · xxxr, 1, 1978, p. 65. " Op. clt., p. 63. . :< B. De Giovanni, "Difus-ión de la política y crisis dt>l e~tado" t>n La teoría marxista del estado, México,· D. F., Folios, 1982. !bid. las demás citas. Forma-estado y forma-valor 23 FOID!A·ESTADO y FOR}.lA·VALOR · impresión es que, si la reflexión althusseriana no fue más allá del Giuseppe V acca mi ayo de 1968 sobre los aparatos ideológicos de estado y, después de ens 1 . , d 1 , haber contribuido gran~emente a a reconstrucc1~n e. a autonom~a epistemológica del marxismo, n? pud?. dar aportac1on;s igu~lmente ~a­ lidas a la renovación de la teona poht1ca. y de la teona soCial marxista (antes bien, en .estos planos la cont~ib~ci.ó? de Alth1;1sser" ha sido ,;n mi opinión ambigua y trabada por mh1b1c10nes de tipo ortodoxo ) , ello se debe sobre todo a la cárcel del "materialismo dialéctico'', den tro de la cual Althusser constriñe las prometedoras investigaciones de Pour Marx y de Para leer El capital.2 En cambio, me parece que ahora Althusser procura abrirse un nuevo camino, el de una conexión entre teoría y movimiento tal que, para ella, sea constitutiva de la eficacia hermenéutica del marxismo su criticidad y no su "ortodoxia". La co 1. Althusser ante la "crisis del marxismo". Puntos de consenso nexión teoría-movimiento es esencial porque los cambios morfológicos de las luchas constituyen el punto de partida obligado del movimien :~nte todo declaro algunos motivos de adhesión política y de interés teó to, para ascender después al análisis de las nuevas formas de la contradic rico por las posiciones más recientes de Althusser: tanto las enuncia ción y de la crisis. Dando por descontada la inercia de la teoría respecto das en su. intervención en la reunión veneciana sobre "Poder y oposición del movimiento, del nivel actual de constitución histórica de la clase en l~ soCieda~es p<>srevolucionarias",1 co¡:no las expuestas en el artículo obrera en el plano mundial, la teoría no podría proceder de otra manera publicado aqui. Me parece que forman parte de una única reflexión, que mediante "autocríticas". Me parece, en fin, que ésta es la única nueva en algunos puntos significativos, que Althusser está esbozando. manera determinada para historizar las formas teóricas, salvando así la En el plano político: comparto la exigencia de que los marxistas exigencia constitutiva del marxismo. asuman la categoría de la "crisis del marxismo" puesto que es herme n~uticamente útil para impulsar a fondo la búsqueda de los graves lí m1t~ de t°,'1? el movimiento obrero internacional, tanto desde el punto 2. Generalidad y análisis diferenciado. Puntos de disenso de vista teonco como desde ~l punto de vista estratégico, que se pro-. Una vez .dicho lo anterior, siento la exigencia de declarar, en forma longan ya desde hace tanto tiempo .. Comparto asimismo la afirmación igualmente preliminar, mi desacuerdo con la manera en que Althusser central de Althusser: la crisis nace de las carencias del marxismo en lo plantea su reflexión. Esquemáticamente: me parece que reduce el mo que respecta a la concepción del estado y de la política. vimiento a la fenomenología de las luchas. Esto se puede advertir ante En el plano teórico: aprecio en particular el hecho de que Althu todo en la crítica de las categorías de "globalidad" y "generalidad" s~er. se de~ba~~ fin~ente -al me~os ~í me par.ece- del "mate que, polemizando con Ingrao y De Giovanni, Althusser considera ni nahsmo d1alect1co , o bien de su antenor mterpretación de· fa funda- ~~s ni menos que corno un residuo filosófico, indicio de indetermina~ c~ó~ filosófica del marxismo, y busque, en lugar de ella, una conexión cion de los análisis y límite para una especificación ulterior. Esto se d1stmta entre historia y teoría, entre teoría y movimiento. De .hecho, advierte también en la tendencia a agotar la conexión entre teoría y movimiento en la posición de la teoría como identificación de térmi .L. Althusser, "¡Por fin [ ... J algo vítal puede liberarse de esta crisis [del nos y elaboración rigurosa de las tendencias al comunismo a medida marxismo] Y en e~ta c~isis!", en Vari0s autores, Poder y oposición en las socie. que ést~ se forman en la sociedad capitalista. El empirismo, que Alt- dades postrevoluc1onarzas, Barcelona, Laia, 1980, pp. 223·224. ~ L. Althusser, L. Althussrr-E. Balibar, Para leer El capital, México, D. F .. [22J' Sigh XXI, 1969.

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