Marco Didio Falco se encuentra de nuevo en Roma y se pone al servicio de Silio Itálico y Pacio Africano, dos abogados de creciente fama y riqueza en la capital del Imperio sobre cuyos métodos (que incluyen el chantaje) circulan todo tipo de rumores. El hallazgo del cadáver del senador Rubirio Metelo, en lo que a todas luces parece un suicidio, es el primer caso que cae en manos de Falco, pero como suele suceder en todos sus casos, nada es tan fácil y simple como parece. Novela con sorpresas y un desenlace inesperado, en la que la autora convierte Roma en una ciudad tan propicia para el crimen y la intriga como puedan serlo el Londres victoriano o Nueva York en nuestros días. En esta entrega también cobra un mayor protagonismo la familia de Falco.