DICCIONARIO DE SÍMBOLOS Juan-Eduardo Cirlot La simbología fue, desde Egipto, la gran ciencia de la Antigüedad. En Oriente perduró siempre. En Oc cidente inspiró el gran arte medieval, así como el manierista y barroco. Du rante los siglos xvi a xvin dio origen a la inmensa corriente de los libros de em blemas, con frecuencia redactados en forma de diccionario. El libro de Cirlot es el primero que, con una ordenación alfabética, reanuda la tradición perdi da. Cada cualidad, objeto o concepto vale por su significado. De hecho, po seen valor simbólico las formas geo métricas, los colores, los números, las zonas del espacio y cuantos seres pue blan el mundo. Su interacción crea una sintaxis simbólica, como explica en su introducción el autor del libro. Por tanto, esta es una obra de simbología y signografía, un verdadero tratado de ciencias humanistas desde tales ángu los. Sus aplicaciones son múltiples y vivas, pues dista de ser una teoría que se mueve en el espacio. 9788433535047 9 788433 535047 NUEVA SERIE 4 DICCIONARIO DE SÍMBOLOS Juan-Eduardo Cirlot EDITORIAL LABOR, S.A. Diseño de cubierta: Jordi Vives Novena edición, segunda en Colección Labor: 1992 © Herederos de Juan-Eduardo Cirlot Editorial Labor, S. A., Aragó, 390. 08013 Barcelona, 1992 Grupo Telepublicaciones Depósito legal: B. 9.476-1992 ISBN: 84-335-3504-8 Printed in Spain - Impreso en España Impreso en GERSA, Industria Gráfica - Tambor del Bruc, 6 - 08970 Sant Joan Despí Al doctor Marius Schneider, testimonio de amistad y admiración Prólogo a la segunda edición El mundo es un objeto simbólico. Salustio El deber más importante de mi vida es, para mí, el de simbolizar mi interioridad. Hebbel Este libro, sin duda al que hemos dedicado más desvelos entre los que hemos publicado, no ha dejado de causarnos hondas inquietudes. En primer lugar, no es posible destruir el escepticismo, o la indiferencia, de quienes, en países sin tradición de estudios simbólicos, siempre dudarán de la veracidad, casi diría de la licitud, de la simbología. En segundo lugar, el criterio — que aún hoy ratificamos — que nos hizo preferir un sistema «comparado*, mediante la inves tigación, compilación y critica de las más distintas fuentes: antropología, mito logía, historia de las religiones, esoterismo, emblemática, psicoanálisis, si bien se revela eficaz por cuanto, en una mayoría de casos, se comprueban las coin cidencias de los significados, no deja de ofrecer peligros. Es más fácil enjuiciar todo el material simbólico desde una plataforma única determinada, sea la psi coanalista, sea la espiritualista esotérica, pues, de este modo, las significaciones son situadas en un mismo nivel de sentido, y aun diría de práctica. Pero la fascinación del símbolo actúa, se halle la imagen donde se halle. Creemos con René Guénon (Symboles fondamentaux de la Science sacrée) que «el simbo lismo es una ciencia exacta y no una libre ensoñación en la que las fantasías individuales puedan tener libre curso». Por esto nos hemos enfrentado con un universo plural; por esto también hemos especificado tanto las fuentes de nues tros estudios: por el valor de exactitud y por el valor de autoridad y de tradición. 10 Prólogo Esta edición se ha ampliado algo con respecto a la anterior y las láminas y figuras se han incrementado para enriquecer el expresioismo visual de los símbolos, no para «ilustrarlos*. Asimismo, se han hecho ligeras correcciones y supresiones (reiterativas) de detalle. En conjunto, hemos de admitir que las ampliaciones se han realizado en dirección hacia la ciencia tradicional mejor que hacia la interpretación psicoanalítica, pues, para nosotros, lo esencial es la captación, la identificación cultural del símbolo, su intelección en sí mismo, no su «interpretación* a la luz de una situación dada. Es importante advertir el alcance de este distingo, similar al existente entre un objeto y la situación o posición en que aparezca: una lanza es siempre una lanza, esté guardada en una vitrina, enterrada, clavada en el cuerpo de un hombre o en el de una fiera, aunque su significación emocional cambiará de acuerdo con tales situa ciones. Así, el disco es, en sí, un símbolo dado, que podrá admitir significa ciones secundarias, o «concomitantest, según corresponda a un rosetón de catedral gótica, a un clipeo antiguo, a un centro de mándala o a la planta de un edificio. El dominio de la interpretación, más que propiamente simbológico, es psicoló gico, y obvio es decir que puede inducir a psicologismo, a cierta reducción que las doctrinas espiritualistas niegan y, con ellas, los psicoanalistas que han hecho profesión de fe humanista, superando las limitaciones — necesarias, de otro lado — de su profesión. También hemos incluido en este libro, ahora, voces como alegoría, atributo, emblema, ideograma, signo convencional, etc., que, aun no siendo propiamente símbolos, o siéndolo sólo secundaria o evcntualmente, no dejan de mantener una viva relación iconográfica y de sentido con el mundo de la simbología tradi cional. Incluso era conveniente estudiarlos así para poder delimitar con clari dad los campos diferentes, las afinidades y diferencias. El autor se complace en agradecer aquí a Editorial Labor, S. A., su interés por publicar esta nueva edición de su libro preferido. Juan-Eduardo Cirlot Prólogo a la primera edición Nuestro interés por los símbolos tiene un múltiple origen; en primer lugar, el enfrentamiento con la imagen poética, la intuición de que, detrás de la meta lara, hay algo más que una sustitución ornamental de la realidad; después, nuestro contacto con el arte del presente, tan fecundo creador de imágenes visuales en las que el misterio es un componente casi continuo; por último, nuestros trabajos de historia general del arle, en particular en lo que se refiere al simbo lismo románico y oriental. Pero no era posible seguir cultivando la imagen per se, que se traduce en orgía de los sentimientos espirituales, si vale la expresión. Y como la atracción del mundo simbólico — reino intermedio entre el de los conceptos y el de los cuerpos físicos — seguía frente a nosotros, decidimos abordar una sistemática exploración de la materia simbólica, hasla que ésta, rendida en lo factible, nos entregara algún oro de su caverna, a riesgo de percibir en ocasiones lo milico de la empresa. De este modo nos pusimos al trabajo, consultando libros y libros, obras al parecer tan alejadas entre sí como el Mundus Symbolicus in cmblema- tum... cuam profanis Eruditionibus ac Seutentiis ¡llustratus... del reveren dísimo Domino Philippo Picinello; y los más recientes tratados de antropología y psicología profunda, sin descuidar ■— hypocritc lecteur, mon semblable, mou frére — obras ocultistas como las de Piobb y Shoral, guiados en esto por la esclarecedora actitud de Cari Guslao Jung, en sus análisis sobre alquimia, que atestiguan hasta la saciedad su espíritu de humanista tan preclaro y abierto como riguroso es su sentido científico; avanzamos hacia el laberinto luminoso de los símbolos, buscando en ellos menos su interpretación que su comprensión; menos su comprensión — casi — que su contemplación, su vida a través de tiempos distintos y de enfoques culturales diversos, que ejemplarizan aproxi madamente los nombres de Marius Schneider, René Guénon y Mircea Eliade, entre otros.
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