DICCIONARIO CHINANTECO de la diáspora del pueblo antiguo de San Pedro Tlatepuzco Oaxaca Serie de vocabularios y diccionarios indígenas “Mariano Silva y Aceves” Número 39 Serie dirigida por Doris Bartholomew y J. Albert Bickford Este tomo fue redactado por William R. Merrifield Equipo de redacción y corrección Lynn Anderson Susan Graham Ramona Millar† Joyce Overholt Nadine Rupp Louise Schoenhals Emily Stairs Sharon Stark Asesor en flora y fauna Gerald G. Robinson Equipo de redacción en español Sara Arjona de Watson† Eva Reyes† Sylvia Jean Ossen de Riggs DICCIONARIO CHINANTECO de la diáspora del pueblo antiguo de San Pedro Tlatepuzco Oaxaca Segunda edición (electrónica) William R. Merrifield Alfred E. Anderson Con la colaboración de Ángel de Jesús Jiménez Lucio José Antonio Marcelo José Antonio Agustín Gregorio Justo Bonifacio José Martínez Mario José Martínez Francisco Lorenzo Mendoza Aniceto Manuel García Mardonio Martínez Miguel Juan Manuel Vázquez† Rebeca Pérez Antonio Alejandro Pérez Sixto Divina Velasco Méndez Porfirio Velasco Pérez† Publicado por el Instituto Lingüístico de Verano, A.C. 2007 Solicitudes concernientes al uso de una versión trilingüe (chinanteco-español-inglés) de los datos que originaron este libro, pueden dirigirse al editor. Los compiladores, colaboradores y editores de esta obra re- conocen con gratitud la generosa aportación monetaria de National Science Foundation SBR-9321193, que sirvió para financiar la publicación e investigación en que esta obra está basada. Hay algunas diferencias mínimas entre la primera y segunda edición. La más notable es la adición de algunas entradas en las páginas 602-604, las cuales fueron omitidas accidentalmente en la primera edición. (Vea la nota al pie de la página 604). (cid:51)(cid:68)(cid:85)(cid:68)(cid:3)(cid:70)(cid:82)(cid:80)(cid:83)(cid:85)(cid:68)(cid:85)(cid:3)(cid:88)(cid:81)(cid:68)(cid:3)(cid:70)(cid:82)(cid:83)(cid:76)(cid:68)(cid:3)(cid:76)(cid:80)(cid:83)(cid:85)(cid:72)(cid:86)(cid:68)(cid:15)(cid:3)(cid:89)(cid:76)(cid:86)(cid:76)(cid:87)(cid:72)(cid:29)(cid:3)(cid:79)(cid:88)(cid:79)(cid:88)(cid:17)(cid:70)(cid:82)(cid:80)(cid:17) (cid:55)(cid:82)(cid:80)(cid:82)(cid:3)(cid:20)(cid:3)(cid:3) (cid:55)(cid:82)(cid:80)(cid:82)(cid:3)(cid:21) 1(cid:8) edición (impresa) cpa 1999 500 ejemplares ISBN 968-31-0293-X 2(cid:8) edición (electrónica) 2007 (cid:3)[nov 2007] ©2007 por Instituto Lingüístico de Verano, A.C. Derechos reservados. Puede reproducirse para fines no lucrativos siempre y cuando no se altere en forma alguna. Apartado Postal 22067 14000 Tlalpan, D.F., México 5-573-20-24 CONTENIDO Cuadros principales..................................................................vi Agradecimiento.......................................................................vii Introducción............................................................................ix El alfabeto chinanteco.............................................................xii Estructura del artículo.............................................................xv 1. Los elementos del artículo............................................xv 2. Las acepciones.............................................................xvi 3. Verbos chinantecos en el diccionario.........................xvii 4. Artículos secundarios.................................................xvii 5. Idiotismos..................................................................xviii 6. Subentradas...............................................................xviii 7. Traducciones múltiples.................................................xx 8. Comentarios................................................................xxi 9. Vocablos homófonos y parónimos...............................xxi 10. La -h final de segunda persona....................................xxi Abreviaturas........................................................................xxiii DICCIONARIO CHINANTECO~ESPAÑOL..................................1 DICCIONARIO ESPAÑOL~CHINANTECO..............................361 GRAMÁTICA CHINANTECA..................................................669 APÉNDICES...........................................................................707 Apéndice A: El cuerpo humano (chinanteco)....................709 Apéndice B: El cuerpo humano (español).........................710 Apéndice C: Las plantas....................................................711 Apéndice D: Los animales................................................717 Apéndice E: Algunos nombres de lugares.........................721 Apéndice F: Algunos nombres de pila (chinanteco)..........722 Apéndice G: Algunos nombres de pila (español)...............725 Apéndice H: Términos de parentesco...............................727 Apéndice I: Los chinantecos y sus vecinos........................727 Bibliografía...........................................................................729 v CUADROS PRINCIPALES Hi² g(cid:959)ah¹²dsa (comestibles)....................................................97 Hieh¹² (“tigres”)....................................................................103 Hma² (árboles)......................................................................115 Los números ordinales..........................................................151 Jah¹núng³ (animales silvestres).............................................158 Jáh² han¹² (animales voladores).....................................160–61 Jáh² tiogh³ jmøi² (animales acuáticos)..................................162 Møh² (víboras)......................................................................254 M(cid:959)i² g(cid:959)ah¹²dsa (fruta)..........................................................258 vi AGRADECIMIENTO Esta obra nació de estudios empezados en 1956 cuando la familia Merrifield entró por primera vez a tierra chinanteca y empezó a catalogar palabras y frases chinantecas en fichas pequeñas de 3 (cid:117) 5 pulgadas. La familia Anderson se incorporó al proyecto a fines de la década de los sesentas, y desde aquel entonces una multitud de personas contribuyó a nuestro conocimiento de la lengua. El número de personas a quienes estamos obligados es muy grande y es imposible mencionarlas en su totalidad. Nombraremos algunas: Primero, ofrecemos nuestra gratitud cariñosa a nuestras esposas, Graciela y Patricia, quienes nos acompañaron a la chinantla y cuidaron con dedicación y sacrificio tanto de nosotros como de nuestros hijos, en condiciones más arduas de lo que habían conocido. Allí, juntos con ellas, gozamos de la vida con nuestros nuevos amigos chinantecos, conociéndoles más y más como individuos, mientras ellos nos hacían partícipes de la riqueza de su cultura, su lengua, y su amistad. Nuestros hijos nos acompañaron, creciendo entre el pueblo chinanteco. De hecho, fueron enriquecidos, y eso aumenta nuestra gratitud. Muchísimas gracias Kathy, Scott, Ruth, y Ken; muchísimas gracias Jeff y Jennifer. ¿Cómo podemos empezar a nombrar a los muchos amigos chinantecos quienes, a través de los años, nos brindaron su amistad? En la portada, reconocemos a los catorce hombres y mujeres que colaboraron con nosotros desde 1994 en la compilación de este tomo. Dos veces al año, la mayoría de ellos dejaba su propio trabajo para trasladarse a Tuxtepec, donde participaban en talleres de trabajo y entrenamiento. Ellos acumularon tal vez 4,000 páginas de datos chinantecos, escritos a mano, durante los talleres, y en casa, en los intermedios entre estos talleres. De ellos son casi todas las oraciones ejemplificativas, ricas en contextos lingüísticos y culturales que se presentan aquí. Compilaron también alrededor de 1,000 conjugaciones de verbos activos y nos enseñaron infinidad de puntos lingüísticos. Aprendimos palabras nuevas y sus usos hasta el último día en que nos reunimos en Tuxtepec con ellos en febrero de 1997. Fue sumamente placentero ver el aumento de su destreza en la lectura y escritura del chinanteco, hasta el punto de reconocer los errores de ortografía, incluyendo los del tono y acento. Ellos leyeron el diccionario en su totalidad dos veces, buscando y corregiendo unos cuantos errores, y nos ayudaron en las decisiones respecto a la forma de las entradas, el arreglo de la página típica, y la tipografía. Por supuesto, fueron muchos más los que nos enseñaron. Algunos de mayor edad fallecieron antes de que pudiéramos hablar con la destreza suficiente para publicar lo que aprendimos de ellos. Otros han fallecido más recientemente, después de haber visto los orígenes modestos de una literatura escrita en chinanteco, pero no vieron este documento. Nombramos aquí algunos, de quienes tenemos recuerdos vii AGRADECIMIENTO agradables: Joaquín Antonio Simeón y Guadalupe Bautista, Apolonio Bartolo y María Concepción M., Juan Crisanto Manuel, Isidro Hilario y Natividad Manuel, Máximo Hilario Carlo, José Isidro Antonio, Gumersindo José Rivera, Pedro José y Margarita Juan, Francisco Juan, Diego Manuel García, Marcelino Manuel García, Roberto Manuel González y Esperanza Villar, Andrés Martínez y Paula Navarro, Isidro Martínez, Miguel Martínez y Rosaura Zenteno, Ramón Martínez Hernández y Magdalena Esteban Ramírez, Sixto Martínez y Luisa Domínguez, Juan Nepomuceno y Paula Rivera, Pedro Pablo, Sabino Pascual, José Pérez Hernández, Julián Pérez y Pascuala Hernández, Mateo Ventura, José Villar y Felipa Azamar. Y no olvidamos a los difuntos: Ing. Don Roberto J. Weitlaner y Dr. Howard F. Cline que siempre dieron impulso a nuestros estudios chinantecos. Entre los que viven, puede ser que Florentino José Cabrera y Agustín Gregorio Justo fueron los que nos enseñaron más que nadie. Mariano Martínez Domínguez, ahora en la Ciudad de México, prestó gran ayuda a los Merrifield cuando no podían estar en la región chinanteca. Gerardo y Betty Robinson han respaldado el proyecto chinanteco durante muchos años. En el reciente enfoque a este tomo, Gerardo visitó a Palantla dos veces, por su propia cuenta; fue él quien enseñó a Ángel y Bonifacio a coleccionar y preparar ejemplares botánicos, y pasó muchas horas en la identificación científica de ellos en los laboratorios botánicos de la Universidad del Sur de Florida. Alberto Alvarado González y su esposa, Maribel, del Centro Educativo Indígena de Tuxtepec, Oaxaca, facilitaron el lugar de reunión para los talleres de trabajo dos veces al año. Nuestra colega, Mabel Lewis, y su colaborador en estudios chinantecos, Álvaro Cruz Olivera, con su esposa Miriam, nos ayudaron en un sin fin de cosas. Alejandra Santos preparó comidas apetitosas para todos. Gracias a todos. Despertamos a la Sra. Candelaria Hernández Cruz de noche, y nos hospedó y alentó al regresar a Tuxtepec después de nuestra peor excursión por tierra chinan- teca, en la que experimentamos asalto y robo (de manos no chinantecas) y desgarramiento de ligamentos por caídas en camino lodoso y resbaladizo. Ella es un ángel de Dios. El Departamento de Lingüística de la Universidad de Tejas de Arlington, bajo la dirección del Dr. Jerold A. Edmondson, administró la beca de tres años del National Science Foundation (E.U.A.) que hizo posible completar este proyecto. Estamos agradecidos también a la Fundación misma y especialmente a la sección lingüística bajo la dirección perceptible de Paul G. Chapin que nos permitió seguir el proyecto con los recursos necesarios. viii INTRODUCCIÓN ¿Por qué se nombre la lengua y esta obra con una frase tan larga, es decir, DICCIONARIO CHINANTECO (DE LA DIÁSPORA DEL PUEBLO ANTIGUO) DE SAN PEDRO TLATEPUZCO, OAXACA? Es apropiado porque el pueblo chinanteco que se denomina dsa² cøh³ nació, en tiempos muy antiguos, en el pueblo de San Pedro Tlatepuzco, río arriba de San Felipe Usila y tantito más allá de su vecino, Santiago Tlatepuzco, donde se hablaba un dialecto no muy diferente a la lengua de San Pedro. Hoy en día, San Pedro y Santiago son pueblos humildes habitados en gran parte por hablantes del chinanteco de Santa Cruz Tepetotutla y San Antonio del Barrio. En la antigüedad, San Pedro era pueblo grande e importante, con ran- cherías dependientes desparramadas a mucha distancia, pero fue destruido casi por completo por una tremenda tormenta en 1928, que se llevó todo, y los habi- tantes tuvieron que huir al cerro para salvarse. Por esta destrucción y por el temor que ocasionó la tormenta, después de acampar en el monte por un tiempo, el pueblo salvó lo que pudo de los restos de la población y se trasladó a las rancherías lejanas para establecerse de nuevo en una “diáspora del pueblo antiguo”. Es allí, y en poblaciones aún más lejanas, donde la gente chinanteca del antiguo pueblo de San Pedro Tlatepuzco radica hoy en día. En algunas publicaciones anteriores que hablan de la lengua aquí documen- tada, los compiladores la llamaron “chinanteco de Palantla”, pues es allá donde fue eregida y donde ahora está la imagen del Señor San Pedro que antes era el patrón del antiguo pueblo, y fue allá donde los compiladores moraron durante dos décadas y donde llegaron a conocerla. San Juan Palantla también data de la antigüedad. Según Espinoza (1910, reedición de Cline 1961), ha tenido diversas épocas y los habitantes de la Gran Chinantla llegaron allí por los años de 1501 (1961:81). Las ruinas de una igle- sia antigua todavía existen y se encuentra en el Archivo General de la Nación una copia con fecha de enero 20 de 1816, un documento original del año 1771–1772 que afirma que Palantla era la cabecera de extensos terrenos que se extendieron hasta Tuxtepec, Usila, Ojitlán, y Villa Alta, y que estaban sujetos a ella los pueblos de San Mateo Yetla, San Pedro Ozumacín, y Santa María de la Asunción Jacatepec (1961:166). La tradición local y su nombre cristiano indica que el Patrón original de Palantla era el que hoy está eregido en San Juan Bau- tista Valle Nacional, hasta donde los pobladores de aquel entonces lo retiraron después de una pestilencia por los años de 1609 (1961:82). De eso podemos concluir que ellos no eran de los tlatepuzcos, sino que eran antepasados de los que hoy se denominan dsa² møi². ix
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