Deseo y actitudes sexuales en parejas universitarias 1 UNIVERSIDAD DE ALMERÍA FACULTAD DE CIENCIAS DE LA SALUD MÁSTER OFICIAL EN SEXOLOGÍA CURSO ACADÉMICO 2012/2013 “DESEO Y ACTITUDES SEXUALES EN PAREJAS UNIVERSITARIAS" AUTORA: ELISABETH LÓPEZ DOMÍNGUEZ TUTORES: FRANCISCO CABELLO SANTAMARÍA INMACULADA FERNÁNDEZ AGÍS Convocatoria Junio 2013 Deseo y actitudes sexuales en parejas universitarias 2 AGRADECIMIENTOS Me gustaría que estas líneas sirvieran para expresar mi más sincero agradecimiento a todas aquellas personas que con su ayuda han colaborado en la realización del presente trabajo. Especial reconocimiento merece el interés mostrado por mi trabajo y las sugerencias recibidas de mis tutores Francisco Cabello Santamaría e Inmaculada Fernández Agís. Sin la paciencia que han expresado no habría sido posible este estudio. También me gustaría agradecer toda la ayuda y apoyo incondicional de mi antigua profesora de Psicología de la Sexualidad de la Universidad de Huelva y amiga Carmen Santín Vilariño. Merecedores de unas líneas, sin duda alguna, es mi gran amiga y compañera en esta experiencia Natalia Valdivia Martínez; mi gran apoyoypareja por comprenderme y animarme siempre; y mis padres y hermanas que son los que me han motivado y entusiasmado con su gran cariño. Gracias a todos Deseo y actitudes sexuales en parejas universitarias 3 ÍNDICE 1. JUSTIFICACIÓN…………………………………………………………………………… 4 2. INTRODUCCIÓN…………………………………………………………………..............5 2.1 Aproximación conceptual, y componentes del deseo sexual …………….5 2.2 Configuración del deseo erótico …………………………………...10 2.3 Variables explicativas: contextos que configuran el deseo psicológico….13 2.4 Activadores externos e internos …………………………………...15 2.5 Deseo sexual y excitabilidad …………………………………………..20 2.6 Diferencias de género …………………………………………………..21 2.7 Deseo como aprendizaje durante todo el ciclo vital …………………...22 2.8 Deseo como necesidades sexuales y amorosas …………...………………24 2.9 Pareja …………………………………………………………………..25 2.9.1 Satisfacción sexual …………………………………………………..31 2.9.2. Satisfacción con la relación …………………………………...32 2.10 Actitudes sexuales …………………………………………………..36 2.11 Trastornos del deseo …………………………………………..38 3 ESTADO DE LA CUESTIÓN …………………………………………………..41 4 OBJETIVOS ……………………………………………………………………………….43 5 MATERIALES Y MÉTODOS ………………………………………………………….44 5.1 Muestra …………………………………………………………………..44 5.2 Instrumentos …………………………………………………………..44 5.3Procedimiento …………………………………………………………..46 6 RESULTADOS …………………………………………………………………………..46 7 DISCUSIÓN …………………………………………………………………………..53 8 CONCLUSIONES ………………………………………………………………………..56 9 BIBLIOGRAFÍA …………………………………………………………………………..58 10 ANEXOS ……………………………………………………………………………………64 10.1 Anexos 1 ……………………………………………………...………64 10.2 Anexos 2 ……………………………………………………………...68 Deseo y actitudes sexuales en parejas universitarias 4 DESEO Y ACTITUDES SEXUALES EN PAREJAS UNIVERSITARIAS 1. JUSTIFICACIÓN La sexualidad forma parte de la vida, se trata de un área fundamental de los seres vivos y abarca todo el ciclo vital. Una etapa muy importante de esta dimensión se desarrolla en la juventud (entre 18 y 35 años de edad), por lo tanto resulta cuanto menos interesante realizar estudios de esta índole. La erótica, especialmente el deseo sexual, está influenciado por muchos factores tanto físicos como psicológicos y eso repercute en la salud sexual de los jóvenes. Se trata de conocer cómo diferentes variables y elementos influyen en los niveles de deseo sexual y por consiguiente, en sus actitudes hacia la sexualidad. ¿Acaso la duración de la pareja influye en el deseo? ¿Yel género? Se hablará a lo largo de este estudio de la importancia que tienen las actitudes sexuales, la predisposición a vivir una sexualidad de forma positiva (erotofilia) o, por el contrario, negativamente (erotofobia). Si los jóvenes la viven de forma positiva esto repercutirá beneficiosamente en su satisfacción vital, pero si tienen una predisposición negativa podrá llegar a existir un rechazo hacia la sexualidad, y por consiguiente, la eliminación de un área fundamental y necesaria de la vida. También se realizará el estudio de las distintas variables que pueden influir en las actitudes. ¿La experiencia previa influye? ¿Y el haber tenido un número determinado de parejas sexuales? Conocer estas dimensiones de la sexualidad hará que los jóvenes tengan más conocimiento de su propio cuerpo. Además,es de gran valor realizar un estudio a fondo del deseo sexual y las actitudes hacia la sexualidad, ya que se trata de dimensiones que resultan complejas e interesantes.Hay que cultivar nuestra salud sexual. Deseo y actitudes sexuales en parejas universitarias 5 2. INTRODUCCIÓN 2.1 Aproximación conceptual, y componentes del deseo sexual De acuerdo con la definición de sexualidad de la OMS, la sexualidad se refiere a la dimensión del ser humano que incluye el sexo, el género, la identidad sexual y de género, la orientación sexual, el erotismo, el amor/apego emocional y la reproducción. Se trata de un componente esencial de estabilidad, salud y satisfacción tanto de forma individual como en las relaciones de pareja (Birnbaum, Mikulincer, Reis, Gillath y Orpaz, 2006; Sprecher, 2002; citados en Brassard et al., 2012). La sexualidad se puede expresar a través de fantasías, deseos, creencias, actitudes, valores, actividades, roles, práctica, y relaciones. Se trata de una entendimiento de factores biológicos, psicológicos, socio-económicos, culturales, éticos y religiosos/espirituales de forma integral e interrelacionada (PAHO y WHO, 2000, citado en Arias et al., 2011). La Organización Panamericana de la Salud y la Asociación Mundial de la Salud, (2002) definen que el comportamiento sexual es una expresión conductual de la sexualidad personal donde el componente erótico de la sexualidad es el más evidente (OPS & AMS, 2002; Cardúner, Morales y Doña, 2010). Master y Johnson (1966) afirmaban que la respuesta sexual humana estaba compuesta por cuatro fases: excitación, meseta, orgasmo y resolución. Sin embargo, Kaplan (1979), después de varios estudios clínicos, constató que existía una fase previa a la excitación a la que denominó deseo, y la cual continuaba durante todo el proceso de la respuesta sexual. Schnarch (1991), fue el autor que expuso que la respuesta sexual no se representa de forma bidimensional, sino tridimensional. El deseo ocuparía el eje Z, que actuaría durante todas las fases (meseta, orgasmo, incluso resolución en algunas ocasiones). Otros autores como Basson (2002), afirma que más del 50% de las mujeres con un satisfacción sexual positiva en escasas ocasiones piensan en sexo, exclusivamente cuando se activan en una situación de intimidad sexual y sin que exista un deseo previo. Intimidad se entiende por comunicación, respeto hacia la pareja, predisposición, participación, confianza, compromiso, admiración y otras actitudes(todos citados en Cabello-Santamaría, 2010). El deseo es un elemento fundamental para el bienestar y la salud. Recibe mayor atención que otros aspectos de la sexualidad humana (Levine, 2002; citado en Mark y Murray, 2012). Se trata de uno de los factores esenciales en el erotismo, es decir, se convierte en una de las motivaciones más importantes de la existencia (Metts, Sprecher Deseo y actitudes sexuales en parejas universitarias 6 y Regan, 1998, citado en Gómez-Zapiain, 2009). El erotismo, definido por la OMS (citado en Cabello-Santamaría, 2010 y OMS, OPS, 2002) es la capacidad humana de experimentar las respuestas subjetivas que evocan los fenómenos físicos percibidos como deseo sexual, excitación sexual, y orgasmo, y que por lo general, se identifican con placer sexual. Se construye tanto a nivel individual como colectivo, con significados simbólicos y concretos que lo vinculan a otros aspectos del ser humano. Respecto al deseo sexual, Kaplan (1977, 1979) lo define como las sensaciones que motivan a un individuo a iniciar o ser receptivo a una estimulación sexual. Menciona la estimulación interna y externa como factores que provocan el deseo sexual (citado en Sierra et al., 2003; Ferreira, Narciso, Ferreira-Novo, 2012).Basson (2002) afirma que el deseo podría ser definido como la experiencia de pensamientos sexuales, fantasías, y que impulsa a participar en la actividad sexual(citado en Mark y Murray, 2012). Freud fue uno de los primeros teóricos en trabajar el deseo sexual, el cual denominó libido. Sugirió que este elemento de la expresión sexual conduce al individuo a una homeostasis emocional (Spector, Carey y Steinberg, 1996). Kinsey y Freud (1974), entienden el deseo sexual como una acumulación, una resultante en tensión, y una descarga requerida, observándolo a través de una perspectiva biológica. Kinsey (1974) sugiere que el modelo de sexualidad es trifásico, donde los diferentes niveles que aparecen no están bien diferenciados (deseo, excitación, orgasmo). Estos autores han sido criticados ya que se han centrado únicamente en el orgasmo, ignorando los aspectos cognitivos y afectivos (citado en Spector et al., 1996; Ferreira et al., 2012). Regan y Berscheid (1999) encajan dentro de dos perspectivas: motivacional, los individuos buscan la oportunidad de una actividad sexual que produzca placer; (Gonzaga, Turner, Keltner, Campos y Altemus, 2006) e interpersonal, centrada en una perspectiva más contextual, que sugiere que el deseo es un fenómeno generado principalmente por una fuente externa afectada por una situación (Fish, Fish, y Sprenkle, 1984; Regan y Berscheid, 1999; citados en Meana 2010; Ferreira et al., 2012). Desde una perspectiva biopsicosocial, Levine (1988,1992), afirma que está constituido por tres elementos: El impulso, el motivo y el anhelo. El impulso (drive) representa la base biofisiológica del deseo sexual (impulsa, orienta moviliza hacia la persona u objeto de deseo), el motivo (motive) se refiere a su articulación psicológica, y representa la disposición hacia la actividad sexual y conductas deseadas y el anhelo Deseo y actitudes sexuales en parejas universitarias 7 (wish) a su experiencia socio-cultural (qué y cómo sentimos el deseo) que se refiere a las apetencias de estar involucrado en la experiencia sexual (citado en Sierra et al., 2003;Gómez-Zapiain, 1999y López, 2009; Meana, 2010; Ferreira et al., 2012). Impulso (Drive) Componente neurohormonal o biológico. El deseo sexual no puede entenderse sin las bases hormonales, y la forma de actuar del sistema nervioso. Existe una motivación sexual específica que conlleva respuestas fisiológicas en la conducta sexual. El impulso se entiende, según Levine, como la propia activación neurofisiológica (Gómez-Zapiain, 2009; López, 2009). Las investigaciones realizadas en la década pasada han estado basadas, primordialmente, por los marcos biológicos, (citado en Mark y Murray, 2012). Algunos factores fisiológicos son el nivel de testosterona o estado de salud. El deseo sexual activa los recursos fisiológicos, pone al cuerpo en alerta y aptitud para las conductas deseadas, además de activar todos los recursos emocionales y psicológicos, modificando la conducta para llegar a complacer ese deseo (López, 2009). Las hormonas actúan, por un lado, sobre la anatomía sexual, y por otro, sobre la conducta sexual, aunque no son tan conocidos los efectos sobre dicha conducta, ya que intervienen gran cantidad de elementos. La testosterona es la hormona más investigada en profundidad. Se producen en los testículos, ovarios y glándulas suprarrenales, estando presente en ambos sexos, pero actúa en mayor cantidad en los varones. La cantidad de emisión de esta hormona está en función de la edad. Esto no quiere decir que el deseo disminuya a la vez que disminuye la testosterona, ya que existen otros elementos que influyen en grandes proporciones. Pero es cierto que en la juventud y adultez temprana la testosterona aumenta mucho en su producción y nivel en sangre (López, 2009). La testosterona juega un papel meramente activador. Esta hormona y el resto de los elementos neurofisiológicos son los encargados de la activación en el deseo erótico (Gómez-Zapiain, 2009). El sistema nervioso central y autónomo son intermediarios fisiológicos entre el estado del cuerpo, general y hormonal, estímulos externos o internos originarios del cuerpo, y los elementos procedentes del ambiente externo o recreados con la mente. Por lo tanto, algunas respuestas sexuales se entienden de forma refleja (erecciones y orgasmos), y otros de forma voluntaria, creadas previamente en el ambiente dándole un significado, además de la propia estimulación (López, 2009). Se podría decir que el Drive es necesario para el deseo sexual, pero no suficiente (Gómez-Zapiain, 2009). Deseo y actitudes sexuales en parejas universitarias 8 Motivo (Motive) Componente psicológico. Se refiere a la disposición hacia la actividad sexual y el erotismo. Se trata de un componente complejo: consentimiento, aceptación del deseo de experimentar placer erótico diversas interacciones intrapsíquicas e interpersonales, la historia afectivo-sexual, etc. Se han realizado varios estudios relacionando esta dimensión con el constructo erotofobia-erotofilia (Fisher, Byrne, White y Kelley, 1988; citado en Gómez-Zapiain, 2009), y el sentimiento de culpa (Mosher, 1979, 1985, 1988; citado en Gómez-Zapiain, 2009). Esta dimensión podría entrar en contradicción con el anhelo e impulso, por ejemplo cuando existen razones de culpabilidad sexual. Por lo tanto, el motivo se entiende como el soporte psicológicodel deseo sexual (Gómez-Zapiain, 2009). Anhelo (Wish) Componente relacional o cultural. Ya mencionado anteriormente, se refiere al deseo de tener relaciones sexuales. Incluso se puede tener anhelo sin que exista impulso. Se trata del deseo de desear (Gómez-Zapiain, 2009). Este tipo de situaciones “nace desde que nacemos”, es decir, tenemos sed de piel desde que llegamos al mundo hasta que nos ausentamos. Se trata de una necesidad relacional y cultural, satisfacer nuestra necesidad de amor, pasión, ternura, sentimientos, afectividad, sensualidad; que, en suma, completan nuestro anhelo sexual (Lucas-Matheu, 2009). En parejas jóvenes puede presentarse una activación sexual en ausencia de deseo por desear, es decir, existen algunas situaciones en las que no hay correlación entre impulso y anhelo. Algunas razones son: ansiedad ante la situación, poca experiencia, miedo al embarazoo enfermedades de transmisión sexual, sentirse mal moralmente, etc. (Gómez- Zapiain, 2009). Kaplan, por otro lado, define el deseo como una sensación que motiva a los individuos a iniciar o recibir estimulación sexual. Según este autor, se divide en un deseo sexual espontáneo ocasionado por una estimulación interna (pensamientos, elementos biológicos, etc.), o externa (erótica o potencial atractivo de la otra persona) (Spector et al., 1996). Schnarch (1991), sin embargo, integra las dimensiones de psicológica y sociológica, incluyendo los umbrales de respuesta sexual como un continuum. Este modelo procede de una dimensión genital previa, donde ha evolucionado para integrar e interaccionar deseo, intimidad, significado de estímulos sexuales y receptividad(citado en Ferreira et al., 2012) Deseo y actitudes sexuales en parejas universitarias 9 Lucas-Matheu (2009), reconoce el deseo en tres dimensiones correlacionadas entre ellas, las cuales tienen un peso diferente en función de cada persona o contexto. Deseo de descarga de la tensión sexual: es la dimensión más sensible a la fisiología humana, pues la dopamina y andrógenos son los mediadores químicos, conformando el principio más básico del deseo sexual humano. Deseo de ser deseados: está fundamentado en la necesidad de autoafirmación en los demás, ser queridos, admirados, deseados, etc. repercutiendo mayoritariamente a colectivo femenino. Deseo de encuentro mutuo: se refiere a la necesidad de comunicación con el otro/s, necesidad de sincronía, interacción e intimidad, considerándose la dimensión de deseo sexual más evolucionado (Lucas- Matheu, 2009). Por otro lado, Bancroft (1989), Diamond (2003) y Levine (2003), mencionan que el deseo sexual es posible explicarlo a través de modelos multicomponentes, en los cuales están incluidos los factores neuroendocrinos, psicológicos y sociales. Se ha contrastado que los componentes neurofisiológicos influyen de forma directa en el deseo sexual (citado en Medina et al., 2005). Leiblum y Rosen (1988) señalan que el deseo sexual sería resultado de la interrelación de un adecuado funcionamiento neuroendocrino con una estimulación sexual provocada por dos fuentes de activación, una individual (fantasías, ideaciones, vasocongestión genital, etc.) y otra ambiental (como estar acompañado por una pareja deseada en un lugar exótico, por ejemplo), estando determinado por procesos sexuales intrapsíquicos e interpersonales (citados en Arias et. al, 2011). Schnarch (1991) y otros autores ponen especial énfasis en la importancia de los factores psicológicos en la respuesta sexual humana, resaltando la relevancia de la interacción recíproca entre la estimulación física y la psicológica (Schnarch, 1991; Zubeidat y Sierra, 2003; citado en Medina et al., 2005, y Arias et al., 2011). Sin embargo, Félix López (2009), entiende el deseo sexual como un complejo que se mueve entre dos polos. Uno de ellos es el fisiológico, relacionado con la excitación fisiológica sexual percibida y deseada, explorando el placer a través de las conductas sexuales; y el otro polo sería el relacionado con los pensamientos, sentimientos y afectos, el cual puede estar o no correspondidos con determinadas actividades sexuales. Otros autores como Fuertes y López (1997) presentan un modelo tridimensional del deseo sexual. Es necesaria una activación neurohormonal, disposición cognitivo- emocional (variables psicológicas) y presencia de estímulos sexuales adecuados en el Deseo y actitudes sexuales en parejas universitarias 10 deseo sexual. Los estímulos pueden ser tanto externoscomo internos(fantasías sexuales y ensoñaciones). Los estudios realizados sobre el deseo sexual están asociados con factores médicos (tales como cáncer, fatiga crónica, etc.), psicológicos (distracciones mentales, abusos sexuales previos, etc.), socioculturales o económicos (inadecuada educación sexual, etc.) y los contextos de las relaciones románticas (comunicación, discrepancia en los niveles de deseo, etc.) (Tiefer, 2001; citado en Mark y Murray, 2012). En definitiva, el deseo sexual implica una interacción de elementos biológicos, psicológicos y culturales (Levine, 2002, citado en Sierra et al.,2003). 2.2 Configuración del deseo erótico Los elementos del deseo sexual mencionados con anterioridad (wish, anhelo, motive) están interrelacionados, además de ser interdependientes. Una estabilidad entre ellos produce una adecuada integración del mismo. A la correlación de estos factores se le denomina configuración del deseo sexual (Levine, 1988,1992; citado en Gómez- Zapiain, 2005, Gómez-Zapiain, 2009). Según Gómez Zapiain La resultante de esta configuración es la experiencia emocional subjetiva, es decir la manera privada, el modo en que se vive tal experiencia (Ilustración 1). Existen pocos estudios que den información sobre la configuración del deseo, ya que la mayoría se centran en la descripción de los comportamientos sexuales y su evolución en relación a la edad, al sexo, y a otras variables sociodemográficas. Ilustración 1Configuración del deseo
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