Jacqw~-~ ;:,..krrida Gad Soussana Alexis Nouss DECIR EL ACONTECIMIENTO, ¿Es POSIBLE? Seminario de Montrea~ para Jacques Derrida Traducción de JULIÁN SANTOS GUERRERO ,_ _ ,. . v .JJ~AM ~ 1B1a OTi:P.A 'cºi: IJtRAL. Título original: B s - Dirc l'évé11e111e11t, est-c,: possíble? CLASlF. r _E SG Pl2 MATRIZ / t..¡ t¡ f :l.P<.;i___ s, 3 NUM.ADO.i'.06 © ÉDITIONS L'HARMATIAN, 2001 © ARENA LIBROS S.L. 2006 C/ SANTA CLARA, 10, 28013 - MADRID TEL: 91 559 13 71 E-mail: [email protected] b l tp: / / v,' w w .a renalibros.com DISEÑO Db LA COLECCIÓN Y DE LA PORTADA: EDUARDO ESTRADA. PORTADA: ARENA LIBROS ISBN: 978-84-95897-58-9 DEPÓSITO LEGAL: M-55479-2007 IMPRESO EN IN!<OPRINT TEL. 91 521 20 09 C/. DOSDEMAY0,5Y7 28004 MADRID La edición de esta obra se beneficia del apoyo del Ministerio Francés de Asuntos Exteriores y del Servicio de Cooperación y de Acción Cultural de la Embajada de Francia en España, en el marco del programa de Participación en fa. Publicación {P.A.P. «García Larca») "~-~t, :~ ~.~ ·¡¡ (. --~~- ;,. . . . ;., -. ·-· . 706356 ÍNDICE: 9 PREFACIO INTRODUCCIÓN GarJ Scusscma 11 DEL ACONTECIMIENTO DESDE LA ~OCHE. La im,pción del origen seguido de ÜCURRIR. Ficción Gad Soussana 15 HABLA SIN VOZ Alexis Nouss 41 CIERTA POSIBILIDAD IMPOSIBLE DE DECIR EL ACONTECIMIENTO Jacques Derrida 79 l PREFACIO En su presentación en el Centro Canadiense de Arquitectura, el 1 de abril de 1997, el seminario <J'Jecird aamtecimienw, ies posible?n permitió el cruce de tres intervenciones. «Del acontecimiento desde la noche» y «Habla sin VOZ>> debían abrir el seminario para recibir, después de dos breves tiempos de reacción, la larga respuesta de Jacques Derrida, <<Cier ta posibilidad imposible de decir el aamtecimiento», que reproducimos aquí entrecortada en su última parte por las preguntas proceden tes de la sala. Los autores dan las gracias a Bénédicte Cohen, Isabelle Nolin y Lau rence Manesse Césarini que se han ocupado del establecimiento del manuscrito. 9 t 1, i l INTRODUCCIÓN Las páginas que siguen reconstituyen el tiempo de un seminario que tuvo lugar en Montreal en honor a Jacques Derrida, el 1 de abril de 1997, en el Centro Canadiense de Arquitectura. De fa marcha, de lo que cabía esperar, de la previsibilidad de ese seminario poco había sido con venido: se trató, como da fe de ello la intervención de Jacques Derrida, de habilitar para la convergencia de nuestras tres voces reunidas -y más allá de ellas-un espacio de sorpresa y de aquiescencia a la palabra dada. Palabra dada, pero sobre todo donante, qne indica la dirección de la interrogación que abre la posibilidad de este seminario: (<Decir el acontecimiento, ¿es posible?». Esta cuestión que habíamos delimitado y sometido a nuestro huésped, debía poder ser la figura de la ley del semi nario. La posibilidad de una palabra común que adviene, venida desde sí misma hacia sí misma, creando !a hospitalidad para la voz y la obra. La cuestión «Decir el acontecimiento, ¿es posible?» debía ser así un signo de acogida, al tiempo que nos habría sometido a cada uno a la tra ducción de su dimensión dificil, exigente y desconocida. Los dos textos iniciales del presente libro, <Del acontecimiento desde la noche» y dlabla sin voz», dicen la cuestiór. en la espera. Buscan, en la inquietud que les es común, hablar al huésped (hablar dei huésped) en la lengua de la inte rro6ación. Recorren por su forma el espacio de la cuestión. Exponen de 11 él la singularidad y los umbrales de una escucha. En la acuidad buscada o percibida de la cuestión, lo que constituye la cuestión, la tensión del acontecimiento, es puesto por obra. Así lanzada, la cuestión que se plan tea emprende el extraño recorrido de las voces, descubriendo los ritmos del acontecimiento. La respuesta al cuestionamiento no es ya solamen te teórica: ella permite la palabra común y anima el seminario. iJJel acontecimiento desde la noche» y {,Habla sin voz» habrán dicho del aconte cimiento el modo plural de una expresión: los signos de un cuestiona miento lo más cercano a su origen. Para decirlo desde el exterior, a dis tancia de aquello que no puede ser objeto de una teoría de lo general o de lo universal, la cuestión habrá provocado e-1 decir desde lo posible. Posible por sí mismo --que viene a sí desde sf-posible, pues, del decir, pero también posible sin el decir, manifestación de un poder que no es otro que el verbo Je lo posible que-cons6tuyc la cnestión en 1a cuestfrin. Que haya acontecimiento, que eso se pueda, que ;meda haberlo allí, desde lo posible, en la tensión de lo posible, y no desde el tiempo. La cuestión revela esta tensión, rechazando desligarla inmediata mente del decir en provecho del tiempo. Lo que importa, así revelado, vien<! a ser traer la insistencia de 1a cuestión en su descubrimiento iné dito. Se trata de estar atento al desplazamiento de su unidad, a la moción de su integridad o de su composición: la cuestión permanece indes componible, organizando su superficie desde el decir intimado por lo que tiene lugar, en la exposición inmediata al poder del acontecimiento. En ese lugar de la cuesti0n y de su expresión impori:a, lo que reeuerda las páginas que siguen, desmarc:2.r el ai:-0Tttecimiento de la historia, no confundirlo nunca con una cronología que agota su representación. Sin gularidad irrepresentable, unicidad del riempo que des,ia el tiempo de su horizoure, el acontecimiento es, en ese ¡;entido: hJl <:igno dd tiempo perdido. El tiempo sin tiempo de la noche, noche de los tiempos que hunde en su profundidad el origen del acontecimiento para riejar surgir su irrupción, cada vez única y fuera de alcance, cada vez más fuerte que su inscripción en la historia. Desde esa fuga de la historia vibra la posi bilidad imposible de un decir que recoge el acontecimiento en.su sobre venida única, aquella que impone al tiempo hundirse en ella. El tiempo del acontecimiento, el tiempo en el acontecimiento, es literalmente la preeminencia de «lo que viene», de «lo que tiene lugarn en el enunciado aporético de la cuestión «Decir el acontecimiento, ¿es posible?». Pero en 12 T lorno a su aporía, la salida de ese enunciado afirmativo, al tiempo que asombroso, se hace posible: el tiempo del acontecimiento, el tiempo en el acontecimiento, y no ya el acor:1. _,,. ,lto !..:ll el tiempo, que recuerda la perspectiva aquí criticada del calcuío de la historia. En la preocupación de ese sintagma habrá sido preciso} en ello se emplea explícitamente <Habla sin voz)), proponer un decir venido -acon tccimicmo en el decir, acontecimiento del decir-, pero sobre todo que viene. Póstu11w, rompe el plan cronológico de su situación, deshilachan do el lenguaje, retractándose de su voz. Avocalidad póstuma de un decir que, en esa renuncia a su voz, ahonda la separación sin definición de una p,)sii::ién d~ la lengu¡: frente al 2contecimient0 Ella introd'.1ce la venida de la avocalidad siempre imparable, viniendo con su movimiento a sal vaguardar la posibilidad de una palabra en el acontecimiento, decir veni l:o :i la excepción. Perder la voz t·n fa venida de lo póstumo, ale1110 a la {<Ultratardei> que es el resplandor del acontecimiento, es la vida en el habla desde la distancia extrema de la muerte, El riempo en el aconteci miento soporta semejante extremidad, él la gobierna para que su figura imposible se levante. En el umbral del habla, en el resplandor del verbo que no es otro que su aparición póstuma, algo habrá tenido lugar, venido al poema. Esta venida o vuelta, lo que viette incluso en el acontecimiento, {(es cierta posibilidad imposible de decir el aconte,cimientOJ>, según las palabras aquí presentes Je Ja cques Derrida. En ese sentido, Jacques Derrida nos habrá respondido volviendo sobre el tiempo espectral que opera en ei acontecimiento. Ei tiempo de un paso del espectro que vierte lo posible en lo imposible, siendo siem pre el tiempo del paso al acto; en ese instante lo que ocurre o llega des hace la actualidad en el lugar mismo de su surgimiento. El espectro es esa actualidad, no situable, entre vida y muerte. Algo llega u ocurre sin 0,:u,mr, una actualid. .. ~ sin lugar, la imposibilidad en lo posible. Esta opo sición en el acontecimiento desafía la lógica; ella se inscribe desde la «mañana del decir)) que el discurso habrá hecho despuntar. Su resplan dor, común a la noche y a la ultratarde, apela al síntoma en el decir e;.:puesto a la cosa que llega. Que esta exposición toma la forma de un ritmo que recorre lo posible y lo imposibk al misnw tiempo, «recuerda que el acontecimiento sólo ocurre si es imposible,,. Un pensamiento de lo imposible ejerce así su \Tigilancia sobre lo posible. El enigma de su emergencia permanece entero, en cuanto dice la singularidad absoluta 13 en el aconrccimicnto: en ese instante ni el tiempo ni el espacio son capa ces de figarar la kr1"Hnena::. · ., , ', l,; q1:.: ocurre. Todo lo más, permiten presentir su cxccpción en m;., unicidad absoluta preservada en el surgi miento. Algo llega u ocurre aquí-,1/Jora para siempre, en un ritmo singular, único, intraducible. El ritmo de una aparición del acontecimiento en su ruptura con la historia. Un rostro, una pulsación, una mirada que ya no es posible distraer de su aparición. En el tiempo de lo imposible Jacqucs Derrida no:; habrá respondido. GAD SOUSSANA 14