AMOR ES MÁS LABERINTO Sor Juana Inés de la Cruz (1651 - 1695) Librodot 1 Personas que hablan en ella: MINOS, Rey de Creta ARIADNA, Infanta, su hija FEDRA, Infanta, su hija TESEO, Príncipe de Atenas ATÚN, su criado gracioso BACO, Príncipe de Tebas RACIMO, su criado LIDORO, Príncipe de Epiro LICAS, embajador de Atenas TEBANDRO, Capitán de la guarda LAURA, criada de Fedra CINTIA, criada de Ariadna Dos SOLDADOS MÚSICA ACOMPAÑAMIENTO JORNADA PRIMERA Cantan dentro la siguiente copla, y salen ARIADNA y FEDRA, Infantas, y LAURA y CINTIA, criadas CORO 1: "En la hermosura de Fedra, y en la beldad de Arïadna, muestra Amor que hay mayorías donde no caben ventajas; porque de Amor conozcan en las hazañas, que sin dejar despojos, consigue palmas." ARIADNA: ¿Quién ordena esta musica, Cintia? CINTIA: ¿Quién puede ordenarla, sino el Príncipe de Epiro y el de Tebas, que con tantas demostraciones os sirven, y en cuestiones cortesanas apurando los discursos, por dar a entender sus ansias, lo que por sí mismos lloran, por ajenas voces cantan? Y como sois Fedra y tú, aun más que en la sangre, hermanas en la belleza, os festejan con iguales alabanzas, y no como algunos necios, cuya adoración cansada, sólo piensa que a una sirve con lo que a todas agravia. 2 FEDRA: Cortesana es la atención; mas oye, que otra vez cantan. CORO 2: "En el Príncipe Teseo, muestra la Fortuna varia que puede haber vencimientos, sin precederles batalla; porque Fortuna ordena que, en sus hazañas, haber pueda despojos, sin lograr palmas." ARIADNA: ¿Qué es esto? ¿Qué tristes voces, con cláusulas concertadas, parece que contradicen lo que las otras cantaban? CORO 1: "Pues cuando forman sus luces competencias soberanas, sin quedar una vencida, quedan victoriosas ambas." FEDRA: ¡Oh, qué distintos afectos explican sus consonancias; que aquí cantan lo que penan, y allí penan lo que cantan! CORO 2: "Tan infelizmente muere, que aun no merecen sus ansias que otro logre por trofeos el fruto de sus desgracias." ARIADNA: ¡Qué altivo sentir! ¡Qué bien muestra en tan noble arrogancia, que no merece ser pena, una pena tan hidalga! CORO 1: "Porque cuando es el exceso imposible en beldad tanta, recíprocamente vencen todo aquello en que se igualan." FEDRA: Buena letra; y el estudio es imposible que hallara proposición más atenta ni prueba más ajustada. CORO 2: "No siente el héroe la muerte; la afrenta sí, que es infamia que tan bajamente muera 3 quien nació a vida tan alta." ARIADNA: Bien dice, porque sin duda que suelen ser, en el alma, más sensibles que el morir, del morir las circunstancias. ARIADNA Y MÚSICA: "¡Porque Fortuna ordena que en sus hazañas, haber pueda despojos, sin lograr palmas!" FEDRA Y MÚSICA: "Porque de Amor conozcan en las hazañas, que sin dejar despojos, consigue palmas!" ARIADNA: ¿Cúyas serán estas voces? LAURA: Sin duda, como este alcázar, empezando en un palacio, en un laberinto acaba de tan intrincadas vueltas y entretejidas lazadas que el discurso las ignora aunque las toque la planta, pues jamás ha entrado a verlas atención tan desvelada a quien no turben las señas de sus indistintas cuadras, porque con tal artificio las dispuso aquella sabia industria de su arquitecto, que, unas con otras trabadas, son unas, y otras parecen; son iguales, y son varias --prueba de esta verdad sea el que, sirviendo su estancia de triste prisión, adonde de tu padre la venganza a los atenienses pone, para que de sangre humana se alimente el Minotauro, monstruo de formas contrarias, no tiene más puerta que su dificultad, por guarda-- y como aqueste año estuvo la Fortuna tan airada contra Atenas, que dispuso que cayese la inhumana suerte en su Príncipe mismo, Teseo; por cuya causa su dolorosa familia, viendo que tu padre trata 4 de entregarlo al fiero monstruo, y que un joven que de tantas prerrogativas el Cielo adornó--y cuando esperaban que a sus bélicos alientos, a sus ínclitas hazañas, cuando no dichosa vida, alta muerte coronara-- hoy es tan triste despojo de la ignominiosa Parca, que el que ayer mandaba un reino sirve a un bruto de vïanda; y execrando la injusticia con que Fortuna le trata, dicen que es, en sus desdichas, sólo de su muerte causa. LAURA y MÚSiCA: "¡Porque Fortuna ordena que, en sus hazañas, haber pueda despojos, sin lograr palmas!" ARIADNA: ¡Oh, qué dolor en mi pecho han causado tus palabras! Que le falta la nobleza a quien la piedad le falta. No sé qué atractivo tiene lo infeliz para las almas altivas, que sólo el serlo por recomendación basta. ¿Qué mucho, si perfecciona la miseria a la gallarda potencia de la piedad, haciendo que al acto salga? Pues en el más noble pecho, en la condición más blanda, fuera inútil la piedad si faltara la desgracia. ¿Y cuándo, Laura, llegó el Príncipe? LAURA: Ayer, con tanta majestad, como pudiera quien a coronarse entrara; pero aún no le ha visto el rey, y así es forzoso que haga el Embajador de Atenas la entrega. FEDRA: ¡Suerte inhumana! CINTIA: Pero ya tu padre, a quien 5 los Príncipes acompañan, a recibir al cautivo sale aquí. FEDRA: Pues, Ariadna, si tú gustas, esperemos a ver una tan extraña maravilla. ARIADNA: Ya obedezco tu gusto, no por la causa de ver al preso ateniense a quien los hados maltratan, sino por hablar a Baco, cuya presencia gallarda va en mi pecho a sus finezas asegurando la paga. FEDRA: No diré yo de Lidoro eso, pues sus tiernas ansias tanto más me desobligan, cuanto obligarme más tratan. Y tengo en esto razón, pues demás de ser cansadas, finezas que hace el abuso deberlas sin aceptarlas, con tan grande improporción como querer que en las damas sea preciso el deberlas y voluntario el pagarlas, se ofende mi vanidad, de que quiera su ignorancia, forzándose a ser querida obligarme a ser ingrata. Salen el rey MINOS, BACO y LIDORO, príncipes, RACIMO, lacayo, y TEBANDRO, capitán MINOS: ¡Hijas! LIDORO Y BACO: ¡Beldades divinas! MINOS: El cariño con que os ama mi amor, no me ha permitido que pueda tener el alma contento, sin que vosotras lo gocéis. ARIADNA Y FEDRA: Tus reales plantas besamos por tal favor. ARIADNA: Y después de darte gracias, ¿cuál es el gusto, Señor, a que, con novedad tanta, 6 nos convida tu cariño, y tu prevención nos llama? Pues es cierto que después que mi hermano, en quien estaban de tu reino y de tu amor fundadas las esperanzas, murió de los atenienses a las cautelosas armas, nunca oímos en tu voz, nunca vimos en tu cara el semblante sin tristezas, ni sin quejas las palabras. MINOS: De lo mismo que refieres, pudieras bien, Arïadna, claramente inferir cuál es de mi gusto la causa; pues el ofendido, sólo cuando se venga descansa. Murió en Atenas mi hijo --¡ay, infeliz prenda amada, no el referir me avergüence tu muerte, que no desaira su queja el que la pronuncia a vista de la venganza-- y aunque mi valor pudiera haberle dado a mi saña bastante satisfacción; pues ha tres años que airada, mi justa cólera tuvo a Atenas tan apretada, que después de otros partidos la forcé a que me entregara todos los años por feudo siete doncellas gallardas y siete nobles mancebos, aquellos a quien tocara la suerte entre todo el reino, sin que de entrar en la infausta suerte tuviese ninguno excepción, ni reservada aun la persona estuviese del Príncipe y las Infantas; para cuya ejecución, ministros de confïanza cada año a Atenas envío que echen suertes, y al que salga, fuercen a venir a Creta, donde tengo en las entrañas del Minotauro el sepulcro 7 que mi enojo le señala; y aunque pudieran templar en parte, mi enojo, tantas malogradas juventudes, cuyas vidas desdichadas más que alimento a la fiera, se lo han dado a mi venganza, he quedado satisfecho nunca, que no se restaura con muchas que no lo son, una frente coronada; hasta que hoy, que la Fortuna, para Atenas tan contraria cuanto favorable a Creta, hizo que la suerte airada en el Príncipe cayese; porque en iguales balanzas, si fue Príncipe el difunto, lo sea el que satisfaga también por su infeliz muerte, y no quede Atenas vana de tener Príncipe, cuando por su causa, en Creta falta. Muera Teseo, y con él mueran de su infame patria las que en su valor tenían bien fundadas esperanzas; que no poco lisonjeo mi enojo, al pensar que acaba toda la vida de un reino reducido a una garganta. ARIADNA: Felices edades vivas porque vean que no empaña en ti el ardor del acero, la prudencia de las canas. FEDRA: Y porque conozca el mundo que vio tu sangre agraviada, que el clamor de aquella sangre, con otra sangre se aplaca. BACO: Yo, Señor, quedo corrido, pues con victorias tan altas, le dejáis a mi valor que os pueda servir en nada. LIDORO: Yo no, pues antes, señor, me dará vuestra enseñanza, para facultad de triunfos 8 tantas lecciones de hazañas. MINOS: Cuánto, Príncipes invictos, esa voluntad, el alma os estima, no encarezco, hasta que la satisfaga con debida recompensa; que queda muy desairada la deuda que no se dice con las voces de la paga. BACO: Gran señor, vuestra promesa por satisfacción me basta; pues quien promete, ya da de contado la esperanza. MINOS: Escucha, Tebandro, a solas. TEBANDRO: ¿Qué me ordenas? Hablan en secreto LIDORO: Soberana Fedra, miradme siquiera; y no penséis que mis ansias os lo piden por alivio; que es tan poco interesada mi fineza, que aun tan leve alivio escrupulizara, a no saber que tenéis gusto en mis penas; y para que logréis el gusto, quiero que lo tengáis con mirarlas. FEDRA: La intención de darme gusto os estimo, mas se engaña vuestro discurso, si piensa que el veros penar me agrada; que bien puede una mujer que al mor no se avasalla hacer alarde de altiva, sin hacer gala de ingrata. LIDORO: Según eso, yo, Señora, podré tener confïanza, no de merecer, que aquesto fuera presunción bastarda, sino de saber que puedo servir, sin que en esto haga ofensa a vuestro decoro; 9 que es alivio para un alma el saber que los servicios, si no merecen, no cansan. FEDRA: Valerme, Príncipe, quiero de vuestras mismas palabras, pues con ellas me excusáis la vergüenza de formarlas; de donde sacar podréis la consecuencia bien clara de que, quien no ofende amando en amar no desagrada. LIDORO: Según aqueso, Señora, bien pudiera mi esperanza. FEDRA: ¿Qué? LIDORO: Alentarse a vuestras luces feliz... FEDRA: No prosigáis, basta; que una cosa es permitirla, y otra cosa es alentarla. LIDORO: Grosero anduve; perdón os pide mi voz, que errada, esperanza dijo, donde aun no es lícito nombrarla; pero advertid que si tengo alguna, no es tan villana, que atenta a sus conveniencias sólo siga lo que alcanza, sino otra que, negativa, alcanzar espera nada; que hay esperanza que vive de no tener esperanza. MINOS: Tebandro, haz que venga luego el Príncipe. Llégase TEBANDRO al paño y salen TESEO, LICAS, embajador, y ATÚN, criado de Teseo LICAS: Ya a tus plantas tienes al embajador de Atenas, cuya desgracia le dio tan infausto cargo y comisión tan extraña, como que por feudo tuyo su mismo Príncipe traiga; acción de tanto dolor, 10
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