CRISTÓBAL CABRERA, APÓSTOL GRAFÓMANO 1. LAS RAÍCES El día 15 de noviembre de 1598 moría en Roma, al amanecer, Cristóbal Cabrera. Dan fe de este suceso la lauda sepulcral a él dedicada en la capilla de la Inmaculada Concepción que forma parte de la iglesia de San Michele al Borgo Vecchio’ y la copia del testamento registrada en el Libro Maestro de la archicofradía de 2 El carácter fidedigno de ambos documentos es la Resurrección indubitable. A partir de ellos, y siguiendo una técnica de .flash- back., vamos a intentar reconstruir el hilo de la presente historia. Como es natural el primer tramo de nuestra investigación consis- tirá en localizar el lugar y la fecha del nacimiento de Cabrera. El gesto casi instintivo, de un conocedor de esta época es recurrir a los repertorios bibliográfico-literarios más o menos coetáneos, a saber la recopilación hecha por un grupo de eruditos que responde al titulo de Hispaniae Bibliothecat la Pinacotheca de Janus -N. Erythraeus’ y la inevitable Bibliotheca Hispana Nova de nuestro En dicha iglesia se encuentra su sepultura y las de otros dos parientes: 1 Isabel y Francisca Cabrera, su hermana y sobrina, respectivamente. En la losa sepulcral de Cristóbal reza: obiit anno Dni MDIIC dic XV Iov. (cf. Doc. 1). 2 Legajo 71 ff. 65r-68v. Este instrumento notarial se encuentra en la actua- lidad depositado en el Archivo de la Iglesia Nacional de Montserrat(cf. Doc. II). Francofurti MDCVIII, 3 vols. Esta obra, a efectos de biblioteconomía, 3 figura a nombre de André Schott (Andrea Scotus), dado el importante papel desempeñado por este jesuita en su elaboración. ~ Colonia, 1645. 60 ELISA RUIZ compatriota Nicolás Antonio En las dos primeras obras ni siquiera se recoge su nombre. Olvido incomprensible. En la tercera se le consagra un artículo de cierta longitud En él se afirma: 6 Palentinuin patria eumn fuisse iam notavimus, civem tamen se Medinae de Rioseco. imo et canonicum alicubi vocat. En realidad anteriormente no nos ha dicho el nombre de la ciudad que lo vio nacer, sino tan sólo que fue sacerdote de la diócesis de Palencia. En todo caso el pasaje es digno de comentario. En la edición de Manual de Adultos su nombre aparece acompañado del adjetivo burgensis. Este toponímico no volverá a encontrarse en ninguna de sus múltiples obras ni tampoco en la inscripción sepul- cral donde simplemente figura Hispania. El silencio y la mala in- formación que han reinado sobre este personaje son tales que no se ha llegado a dilucidar todavía este particular. Agustín Renedo lo incluye en su elenco biográfico Escritores Palentinos por el ~ contrario no se le cita en un trabajo de corte idéntico al anterior llamado Escritores Burgaleses A nosotros sin embargo el manejo ~. de la copia del testamento inédito de Cabrera nos ha permitido zanjar la cuestión. Al hacer la partición de sus bienes él menciona un censo que compró «en Zaratán junto a Valladolid» y pide que se le haga «decir una misa cada semana en la iglesia parroquial de Santa Olalla donde están sepultados parientes y yo recibí recién nacido el Santo Bautismo y después la Confirmación». Queda, pues aclarado este pormenor. La fecha de su nacimiento la podemos conocer también a través de sus propias palabras. En el tercer volumen del trabajo llamado Bvangelica Bibliotheca declara que éste fue terminado ¿líe testo Sanctae Immaculatae Conceptionis Beatae ac Virginis Dei Matris, Roma, 1672. Para abreviar, en lo sucesivo la citaremos mediante las si- 5 glas BHN. BEN, Pp. 238-241. 6 7 Méjico, 1540. Obra que Nicolás Antonio debió ignorar por no existir ejem- pIar alguno en la Biblioteca Vaticana. Madrid, 1919. Hay que decir, en honor de la verdad, que este autor se 8 limita a traducir e artículo de la BHN sin aportar ningún dato nuevo. La causa de este lapsus tal vezsea el haber utilizado como única fuente a Nicolás Antonio sin ninguna otra referencia. Licinio Ruiz y J. García Sáinz de Baranda, Alcalá de Henares 1930. 9 CRISTÓBAL CABRERA, APÓSTOL GRAPÓMANO 61 hujus pauperis peccatoris natali. De igual modo en su testamento pide que se digan misas en dicha festividad por la misma razón. Corrobora esta datación su inscripción funeraria en donde se afir- ma: Vixit annos 84 (sic) Menses XI Dies VI¡. Estas cábalas nos remontan al 8 de diciembre de 1513 0 En efecto se puede apreciar en Cabrera una particular devoción por la figura de la Virgen, y en especial bajo esta advocación, tanto en sus escritos, según veremos, como en sus actos. La construcción a sus expensas de una capilla en honor de la Inmaculada da buena prueba de ello: Pro devotione autem erga B. Virginem et Michaelem Archangelum in sacra huius aede ad Vaticani radicem quam 5. Michaelis de Sala tunc vocabant fundata ibi propriis sumptibus et consecrata con- ceptae absque ulla macula Virginis capella II. Tormo lo califica incluso de «teólogo inmaculadista.” y Nicolás Antonio nos transmite una curiosa explicación de su consagración a Dios y de su vinculación personal con la Madre de Cristo: Natus est Christophoro patre ac Beatrice matre, statim ac novit, maior factus, parentes desiderio prolis habendae, si nasceretur, Deo eum votis suis consecrasse ac sanctissimae Dei Matris Conceptionis festo sese in lucem editun, fuisse, vitae caelibi atque ecclesiasticae addictus Romam tandem venit 13 En cuanto a su familia sabemos el nombre de sus padres, doña Beatriz Alvarez y don Cristóbal Cabrera médico de profesión, y el 10 En los escasos lugares en que se le menciona se oscila entre los años 1513 y 1515. A causa de vivir habitualmente en Roma, no hemos podido buscar la fe de bautismo de este personaje. Desgraciadamente nuestras gestiones epis- tolares con el Rvdo. Cura Párroco de Zaratán se han saldado por un total silencio de su parte. M. Bataillon (Erasmo y España, México, 19662, p. 820) lo considera burgalés y nacido en 1515. Probablemente influido por el artículo del jesuita E. J. Burrus, citado más adelante. BHN, p. 238. II 12 Monumentos de españoles en Roma, y de portugueses e hispanoamerica- nos, Madrid, 1942, vol. II, p. 121. Por cierto que el parentesco, la fecha y el número de las inscripciones consignados por este autor son inexactos. BHN, p. 238. No sabemos la fuente de donde arranca esta noticia. Quizás ‘3 no sea otra cosa que un ejemplo más del afán tradicional en los biógrafos precientificos de establecer conexiones significativas entre fechas y fechos» del personaje en cuestión. Recuérdese la tópica relación cronológica entre el nacimiento de Eurípides y acontecimientos vitales de Sófocles y Esquilo trans- mitida por los historiógrafos clásicos. 62 ELISA RUIZ lugar donde se hallan enterrados, la iglesia parroquial de Medina de Rioseco y la de San Francisco de Villalón, respectivamente. Mi- mismo conocemos la existencia de hermanos. Nicolás Antonio cita nominalmente un varón y siete hembras, de las cuales cuatro casa- das. También menciona otras cuatro hermanastras, fruto de un pri- mer matrimonio de su padre. Cabrera en un soneto acróstico nos da los nombres de Elvira y Leonor, de estado religioso. Este último onomástico aparece en el artículo de la BHN. La misma fuente nos dice que el escritor viene a Roma una cum fratris sul relicta quam per vianz sorons compellavit. En efecto, en toda la docu- mentación legal y funeraria se le otorga este grado de parentesco a una tal Isabel con la que estuvo particularmente unido y con quien debió de convivir durante largos años en Roma. Junto a él fue enterrada un año más tarde de la muerte deaquél y tras la copia del testamento de Cristóbal se encuentra también, en el mismo legajo el de Isabel. Esta mera coincidencia de emplazamiento simboliza y traduce materialmente un excelente entendimiento fraterno 14, 2. VIAJE A LAS INDIAS La falta de documentos sobre la vida de este escritor nos impide trazar con cierta abundancia de datos el desarrollo de su existencia. No obstante, hemos conseguido situar los jalones esenciales de su cronología, acudiendo a unas fuentes fidedignas: su propia obra y su testamento. En el ms. Vat. Lat. 1164, que conserva una traduc- ción del griego al latín de los Argumenta itt omnes epistolas ‘~ hecha por el propio Cabrera, se lee en una carta de dedicatoria al obispo Juan de Zumárraga, de mano del autor lo siguiente: Entre sus mandas testamentarias Cabrera hizo figurar Ja donación de 14 sus muebles a Isabel, salvo los que estaban destinados al «Hospedamiento», y el usufructo vitalicio de los bienes que más tarde verterían a una cofradía. La fundación de un asilo para doce «peregrinas» es una idea tal vez común, pero realizada materialmente por esta mujer. Se podrían aducir otros gestos similares. 15 El título completo es: Argumenta it. omnes Be-ah PauiiEpístolas el atlas caiholicas ac canonicas e Graeco in Latinuin sermonem versa per Christopho- rum a lesumaria cum adolescens adhuc apud Novae Rispaniae Indos ageret. cRIsTÓBAL CABRERA, APÓSTOL GRAPÓMANO 63 Hoc ergo quicquid est jaboris mibi visuin est, secundum Deum ciii me totum debeo, tuae nuncupare Prudentiae. Nam praeter quam quod me quodam pene puerum statim ex Hispania ingressum Mexi- cun, domi fovisti, aluisti ac humaniter reparasti arnoreque vere pater- no semper es prosecutos; donasti etiam hypodiaconi. diaconique munere; ac de¡num Christi gratia actum est ut modo mihi indigno imbecillique adolescenti presbyterii onus et honos imponeretur. Hemos dado la cita itt extenso porque todo cuanto allí se afirma es de capital importancia para conocer a este personaje. En primer lugar queremos subrayar el hecho de que arriba a Méjico ¡mene puer 16 Ignoramos las razones que le mueven a participar en la magna empresa de la colonización de las Indias máxime siendo de tierra adentro. ¿Pobreza familiar? ¿Sed de aventuras? No hay que olvidar la circunstancia de que el descubrimiento de América es un hecho sucedido hace tan sólo unos treinta años. La edad temprana de Cabrera y, quizás, la falta de medios, nos deja entre- ver que llegó al Nuevo Mundo ancho de esperanzas y estrecho de conocimientos. Su encuentro con el benemérito franciscano Juan de Zumárraga es decisivo, el cual no sólo le acoge en su casa, sino que además velará por él como un auténtico padre. Nada más elocuente que su propio testimonio. Suponemos que bajo su tutela debió aprender latín, griego, teología y gran parte de los vastos conocimientos humanísticos que después van a emerger en su am- plia obra. Un hecho es cierto: en 1535 aún adolescente, es ya nota- rio apostólico según obra en la documentación relativa a la erección de la Iglesia sic) de Méjico ~ Tres o cuatro años más tarde acce- dería al sacerdocio. Por estas mismas fechas participa en el Sínodo de Méjico celebrado el 27 de abril de 1539, como asistente del obispo de Michoacán, Vasco de Quiroga, hombre de gran perso- nalidad, vasta cultura y dotado de un profundo y recto espíritu 28 16 En la peroratio de las Meditatiunculae.. (Valladolid, 1548 f. LXXVII) insiste en la misma idea: Namque a pene Duero ipse ultra oceanun, vectus, interque occidentales Indos agens.-- ‘7 Cf. Joaquín García Icazbalceta Bibliografía Mexicana del siglo XVI, México, 1886, p. 1. Esta obra ha sido reeditada en la actualidad por A. Millares Carlo. En cambio en la biografía de Zumárraga (ob. cit., mfra) afirma que intervino en la erección del Arzobispado. 28 Fue particularmente entusiasta de la obra Utopia de T. Moro, e incluso intentó realizar algunas de sus sugerencias creando dos ciudades-refugio. XII.—5 64 ELISA RUIZ evangélico, según se deduce de su propia labor y del impacto cau- sado en Cabrera y que se refleja en algunas páginas del tratado De solicitanda infidelium conversione. Al amparo de este prelado debió ultimar su formación profana y religiosa ~ puesto que en 1540 se edita en Méjico el Manual de Adultos obra de carácter ~, religioso compilado por Pedro de Logroño y en colaboración con el bisoño sacerdote con vista a las tareas evangelizadoras en curso, De este libro compondrá Cabrera el texto poético que sirve de intro- ducción, las partes literarias y el índice de materias. Dicho sea de paso, este volumen, o mejor dicho las páginas existentes constitu- yen el primer ejemplar impreso en América21 El dato merece ser tenido en cuenta. Probablemente en el año 1536 se iniciaron los trámites para importar este sistema de difusión cultural al Nuevo Mundo bajo las instancias del virrey don Antonio de Mendoza y del propio Zumárraga. Al cabo de largos meses llegaron de España y concretamente procedentes del prestigioso taller sevillano de Juan Cromberger, las piezas necesarias para poner en marcha la nueva industria. El dinamismo de muchos de estos pioneros es sorpren- dente: han transcurrido tan sólo cuarenta y ocho años del descu- brimiento de las Indias y apenas pocos más desde la invención de la imprenta. No olvidemos que el primer libro en lengua inglesa estampado en este continente data de 1640 ~. 19 El capítulo XV de la obra recientemente citada confirma esta hipótesis. El influjo de su protector así lo define: Tanquam ad Lotun, Lotephragun (sic) affixum par aliquot annos retineret. Habitualmente utilizará el titulo de pro- fesor de Teología. No sabemos dÓnde adquiriÓ este grado. En todo caso, no pudo ser en una universidad mejicana, puesto que la primera se inaugura en 1553 y para esa fecha Cabrera ya estaba en España. Cf. Historia Gráfica de la Nueva España, José Benítez, México, 1929. ~ Hecho por encargo y a expensas de los obispos de Nueva España. Sólo se conservan cuatro páginas reproducidas en fac-simil en la obra ya citada Bibliografía Mexicana del siglo XVI PP. 2-6. 21 Quizás habla sido estampada previamente una obra de J. Zumárraga titulada Breve y más compendiosa doctrina chris¡iana en lengua mexicana y casteil¿ma. De ella que sepamos, no se conserva ni un solo ejemplar. ~ Cf. Ch. Evans, American Bibliography, Nueva York, 1941, 1, 3. CRISTÓBAL CABRERA, APÓSTOL CRAFÓMANO 65 3. DE NUEVO ESPAÑA En el año 1545 regresa a la patria. Al igual que ignoramos las razones de su ida, desconocemos los motivos de su vuelta. Lo que sí podemos afirmar es la huella importante que estos años dejan en su vida. Cuando de nuevo lo encontramos en su Castilla natal, y concretamente en Medina de Rioseco donde obtendrá más tarde una canonjía es ya un eclesiástico lleno de experiencias misioneras y humanas, amén de hallarse en plena posesión de sus dotes inte- lectuales- Resulta curioso comprobar cómo en Nicolás Antonio no hay eco de esta aventura mejicana. Este lapsus y algunas otras inexactitudes que hemos observado en el artículo por él elaborado en honor de Cabrera nos induce a pensar que su información sobre este escritor fue particularmente superficial e indirecta. En caso contrario habría tenido noticias del viaje a Nueva España del que hay referencias en los mss. vaticanos. No obstante debemos confesar, en honor de la verdad, que las alusiones no son excesivas ya que se encuen- tran localizadas en obras concretas y que, además, el volumen de su opera omnia es tal que con facilidad el bosque puede impedir que se descubra el árbol. Por otra parte hace el efecto de que este autor ha seguido al pie de la letra el precepto evangélico de no volver la cabeza hacia atrás: ni nostalgias ni recuerdos de su estan- cia americana. En él se realiza una auténtica metancia. Hasta el momento presente hemos localizado en los archivos vaticanos cuatro cartas autógrafas de Cabrera destinadas al carde- 24 y otras dos desde Medina nal Guillermo Sirleti~: dos sin fecha 23 Mss. Reg. Lot. 2023, f. 435; Val. Lot. 6210 ff. 126 y 209, y Val. Lot. 6150, ff. 9&-~. El «sobre» de la carta conservada en el f. 209 es en extremo cunoso. Debajo del nombre del remitente y destinatario aparecen escritas, de distinta mano, las dos siguientes frases: «Al porte due carlini. y ‘De la data desta ¡nc avise y. 34. porque va encargada mucho’. La primera nos indica Ja tarifa postal y la segunda revela el especial interés y la recomendación de que es objeto la carta. 24 La carta del ms. Reg. Lal. 2023 es la respuesta a una cuestión propuesta por Sirleti sobre la primogenitura del apóstol Pedro sobre su hermano Andrés, basándose, entre otros testimonios, en 5. Juan Crisóstomo. No ofrece mayor 66 ELISA RUIZ de Rioseco datadas en enero de 1565 y septiembre de 1569 respec- tivamente cf. docs. III, IV). El texto en latín. En la primera se lee tan sólo Christophoro, en la segunda aparece tras el nombre del remitente el adjetivo presbyter, en la tercera figura como canónigo de Sancta Maria in Portico, en la cuarta califica al cardenal de patronum meum. El origen de sus relaciones con este culto pur- purado es difícil de averiguar. En tres de sus cartas sólo domina una idea: la donación y conservación de sus obras a la biblioteca Vaticana. No hay otras referencias ni alusiones personales que nos aclaren sus vinculaciones con Roma. El interés de estas epístolas es escaso desde un punto de vista biográfico, en cambio resultan de suma importancia para el estudio y clasificación de su producción. 4. TRASLADO A ROMA En esta ciudad transcurrirá el último tercio de su existencia. Una vez más ignoramos el cómo el cuándo y el porqué de este viaje. Conjeturas posibles muchas: celo religioso-literario, otorgamiento de un cargo eclesiástico, o simplemente un rebrote del espíritu de aventuras que en su niñez le había conducido a Nueva España. El hecho es que Romam tandem venit y allí vivió ad mortem. Sobre esta etapa de su vida tenemos los datos que nos depara su propia testamento. Éste fue otorgado el 4 de octubre de 1598. es decir, un mes largo antes de su muerte, ocurrida como ya dijimos el 15 de noviembre de ese mismo año. Este documento nos permite obtener las siguientes conclusiones: a) situación acomodada del autor; b) ratificación de su espíritu caritativo; c) preocupación por sus familiares; d) obsesión de su obra. A continuación vamos a profundizar en cada uno de estos apar- tadas. interés. En la segunda epístola sin fecha, al dirigirse al cardenal, lo llama squiflacense. Como este influyente personaje fue obispo de Squillace desde 1568 a 1573, suponemos que la carta debe pertenecer a este período (cf. nota 33). CRISTÓBAL CABRERA, APOSTOL GRAFÓMANO 67 a) Estado económico Una simple lectura de su última voluntad nos corrobora su desahogada situación financiera. A través de sus propias palabras nos enteramos de que el escritor poseía una vivienda en el corazón de Roma, en las inmediaciones de San Pedro, con un huerto adya- cente, en la que vivió durante doce años Asimismo, el importe ~, de los censos por él legados de mil, quinientos y doscientos escudos de moneda más los réditos correspondientes revelan una economía al abrigo de necesidades. La realización de un hospicio para doce «peregrinas» y la enumeración de los objetos de culto que cede a distintas entidades confirman este bienestar. Cabría aquí añadir la construcción de la capilla en honor de la Inmaculada hecha en el seno de la iglesia de San Miguel. Todos estos signos externos son elocuentes. Su origen debe encontrarse en una prebenda eclesiástica y en un régimen de vida laborioso y austero. Evidentemente estos bienes no proceden de su pluma por tanto que sólo se imprimieron cuatro obras y de una de ellas sabemos que quinientos ejemplares los lega a un pariente Francisco Alvarez de Villarroel, sobrino suyo. b) Espíritu caritativo La mejor prueba de su carácter generoso y humanitario es la fundación, por él patrocinada, de un «hospedamiento» para doce peregrinas de cualquier nación y, de preferencia españolas. Dicho establecimiento debió engrosar la lista de los centros de beneficen- cia que menudeaban en Roma dada la grave situación social plan- teada en la segunda mitad del siglo xví como consecuencia de la elevada densidad de población de esta ciudad y de la falta de pues- tos de trabajo provocada por la carencia de industrias de cualquier ~ «Y pasó todo lo arriba dicho en las casas y habitación de dicho señor Ch. de Cabrera otorgante, queson en el Borgo Pío en la parroquia de 5. Pedro en Vaticano»... «ítem es ini voluntad que se entregue mi casa que está en el Borgo Pío juntamente con el huerto que está dentro de la misma casa a los señores principales deputados de la cofradía del Santísimo Sacramento». Resulta curioso observar cómo no confía sus bienes a las cofradías nacionales existentes, tales como la de la Resurrección y la de Santiago de los Españoles. 68 ELISA RUIZ tipo. La pobreza, las deudas y la prostitución fueron algunas de las lacras endémicas que en estos tiempos germinaron. De ahí la proli- feración de cofradías e instituciones concebidas para remediar estos males y emanadas de la buena voluntad individual El hospicio ~. creado por Cabrera debió dar sus frutos. Colaboró, en la medida de sus fuerzas, a mejorar la suerte de algunas peregrinas y ayudó a ciertas doncellas a contraer matrimonio mediante la concesión de dotes, más cuantiosas de lo habitual: ítem es mi voluntad maritar cada alio una doncella de las pobres y de las neófitas dándole algo más del dote que suelen dar a las otras que maritan en la octava del Corpus Christi, y esta doncella se señala de las neófitas hebreas por devoción de Nuestra Señora, de su nación hebrea y de N. Salvador Jesucristo y sus santos Após- toles. Resulta curioso comprobar cómo la ejecución material de este proyecto corrió a cargo de su hermana Isabel, quien en su testa- mento se preocupa con puntillismo femenino por ciertos requisitos que deben reunir las candidatas y de cuya vigilancia encarga a altas jerarquías eclesiásticas o bien al propio Embajador de España. Este último, el duque de Sessa, delegó esta obligación en los miembros de la Archicofradía española de la Resurección, según consta en el libro de sus Estatutos ‘~. Aparte de este gesto de humanidad de Cabrera se pueden ras- trear otros secundarios, regulados minuciosamente, a lo largo del documento notarial estudiado. La forma de impartir sus limosnas y distribuir los objetos litúrgicos de su pertenencia revelan un tem- peramento cuidadoso hasta la exageración. Consideramos más útil que cualquier comentario la lectura del documento cf. doc. II). c) Preocupación por sus familiares Se manifiesta especialmente con Isabel, a quien le deja la casa con el huerto, el mobiliario y el usufructo vitalicio de sus bienes. ~ Estos temas son ampliamente estudiados en un trabajo que estamos elaborando sobre la colonia espailola en Roma durante el siglo XVI al cual remitimos. 27 Legajo 71 E. M~. Archivo de la Iglesia Nacional de Montserrat.
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