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Concilios limenses (1551 - 1772) PDF

268 Pages·1952·12.702 MB·Spanish
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"ÍUSm "Vd^M V/^htt % vi. CONCILIOS LIMENSES -1772) (1551 Tomo 11 Lima. 1952 . ) LIBRARY OF PRINCETON AUG 1 9 THEOLOGICAL SEMINARY BX1484.A37 L7 v.2 c.2 Lima Ecclesiastical ( Province Council Concilios limenses (1551-1772) CONCILIOS LIMENSES Digitized by the Internet Archive 2014 in https://archive.org/details/concilioslimense02lima % "Va^/ió lÁq^ahit "TliJi&éin. \J]. (1551 -1772) LIBRARY OF PRINCETON Tomo II AUG 1 9 2005 THEOLOGICALSEMINARY Lima, 1952 Imprimí Potest. CAROLUS GOMEZ MARTINHO S. J. Praepositus Vice Provinciae Peruanae. Imprimatur. JUAN. CARDENAL GXJEVARA Arzobispo de Lama. Ignacio Arbulú, Canciller ADVERTENCIA Sale a luz este segundo tomo de los Concilios Limenses y en él, como ya lo habíamos indicado en la Introducción de la obra, damos a conocer el texto del VI Concilio Límense, convo- cado en el año 1772 por el Arzobispo D. Diego Antonio de Para- da. Es el postrero de los celebrados en tiempo de la Colonia y entre el último que llegó a presidir Santo Toribio en el año 1601 y el presente mediaron 171 años. Llama la atención esta tregua, pero ella se explica por la resistencia que opuso el gobierno de España a la periódica conuocación de estas Asambleas. En 1772 fué sin embargo el Rey Carlos III el que tomó la iniciativa para la celebración de este VI Concilio, pero, como se desprende cla- ramente del mismo TOMO REGIO ó Cédula enviada a los Prela- dos de América y Filipinas, la intención del Monarca y de sua Ministros, adversarios tenaces de la Compañía de Jesús, no era otra sino la de proscribir a los Autores Jesuítas y desterrar ra- dicalmente de la enseñanza, sobre todo en los Seminarios, a to- dos los que de una ú otra manera defendían las doctrinas que se les atribuía. Bajo el pretexto de una reforma del estado ecle- siástico, necesaria hasta cierto punto, si se tiene en cuenta el lar- go tiempo transcurrido desde la última reunión conciliar, Carlos III y la camarilla que le rodeaba, se proponían reforzar las doc- trinas regalistas y, al mismo tiempo, borrar, .si se pudiese, hasta el nombre y la memoria de una Orden que se oponía a los pla- nes del filosofismo, de la incredulidad y del absorbente despo- tismo de los Reyes borbónicos. Tal fué el Concilio de 1772, pero esto no quita que él tenga para nosotros singular importancia. La tuvo no sólo por el nú- mero de Prelados y de Procuradores de las Iglesias sufragáneas que a él asistieron, sino también por la extensión de las materias tratadas y la calidad de las decisiones conciliares. Es cierto que no llegó a tener fuerza de ley, por no haber merecido la apro- bación de la Santa Sede ni alcanzado tampoco la aprobación real, pero ésta no le hubiera faltado y, en verdad, admira el que no VI SEXTO CONCILIO LIMENSE se hubiese dado paso alguno a este fin y sólo en las postrimería^ del régimen colonial vemos que el Consejo Real toma cartas en el asunto y solicita del Arzobispado de Lima una copia auténtica del Concilio, cuando seguramente es más que probable que debió temitirse a su tiempo. Como el conducto por donde la Santa Se- de había de recibir las actas conciliares era el Consejo de Indias y éste desatendió el asunto, no fué posible que recayese sobre ellas la aprobación pontificia. Sin duda que el Papa habría he- cho observaciones sobre algunos de los acuerdos tomados, pues la Corte Romana tenía ya bien conocidas las pretensiones exage- radas de los regalistas españoles, pero no hubiera puesto óbice alguno a muchas de las disposiciones adoptadas, ya que ellas en- cuadraban perfectamente dentro de la doctrina católica y de las prescripciones de los Sagrados Cánones. Pero del estudio de este Concilio se deriva otra ventaja y es que a través del mismo podemos darnos cuenta del progreso de esta Iglesia o del retroceso experimentado, cotejándolo con le- gue le precedieron y comparando las constituciones similares. De este estudio se deduce claramente que muchos de los defectos del régimen de doctrinas, especialmente entre los indios, no se habían corregido y sub.sistían más o menos en el mismo pié. Por todo esto y mucho más que pudiera decirse y reservamos para la His- toria de estos Concilios, la publicación que hoy se hace por vez primera del Concilio de 1772 es oportuna y creemos que nos lo agradecerán cuantos se dedican al estudio de la Historia, tanto civil como eclesiástica de estas regiones. A continuación publicamos una serie de documentos en su mayor parte inéditos que ilustran el desenvolvimiento de e.<ítas magnas asambleas y que hemos querido reproducir íntegramente, porque ellos facilitarán el conocimiento de las mismas y nos evi- tarán más adelante las frecuentes citas, cuando hayamos de te- jer el relato de lo ocurrido en ellas. Y con esto nos despedimos de los lectores hasta la aparición }Iel tercer volumen, con el cual habremos dado por terminada la tarea que nos propusimos llevar a cabo. RUBEN VARGAS UGARTE S. J. Lima, Fiesta de S. Juan Bautista, 24 de Junio de 1952. SEXTO CONCILIO LIMENSE vn ¡Secretaría di Stato di Sua Santita Del Vaticano. 29 de Agosto de 1952 Reverendo Padre: Cumplo gustoso el venerado encargo de significar a Vues- tra Reverencia que el Augusto Pontífice ha recibido el ejemplar de la obra: "Los Concilios Limenses. (1551 - 1772)" que con filia- les sentimientos le ha ofrecido recientemente. Con gran acierto ha dado Vuestra Reverencia a luz esta obra de los Concilios Limenses, realizando, con la ayuda divina, lo que ha sido el deseo de tantos estudiosos, satisfaciendo de es- te modo los anhelos de muchos historiadores de poder conocer las actas y decretos de dichos Concilios, cuya importancia es bien notoria por haber servido de base y norma a todas las Igle- sias del Continente americano de lengua española. Su Santidad que conoce bien su meritoria labor en el campo de la historia eclesiástica peruana, no puede menos de alegrarse de que haya publicado esta obra, que Dios haga pue- da terminar pronto y le felicita por su trabajo, pidiendo al Se- ñor que le ilumine con sus luces para manifestar de este modo lo que la Iglesia ha hecho en esas hermosas y ricas tierras. En prenda de estas gracias el Santo Padre otorga de corazón a Vuestra Reverencia la Bendición Apostólica. Con las seguridades de mi devota considerazión, quedo de Vuestra Reverencia seguro servidor J. B. Montini. Sust. Rev. P. Rubén Vargas Ugarte S. J. Rector de la Universidad Católica. Lima BmUOTECA APOSTOLICA VATICANA. Cittá del Vaticano 22 Aprile 1952. Illmo. e Revdmo. Padre Prof. Dr. RUBEN VARGAS UGARTE, S. J. Magnifico Rettore della Pontificia Universitá Cattolica del Perú. II "Departamento de Publicaciones" di codesta insigne Pon- tificia Universitá Cattolica mi ha trasmesso il Primo Volume dei "CONCILIOS LIMENSES: 1551-1772": pregevole ed interessante — opera storica della P. V. Revdma. Questo primo volume é ogget- to della mia ammirazione: me ne compiaccio vivamente, ed in pari tempo non trascuro di dirme molto grato per il Dono muni—- fico di cui Ella ha voluta favorire questa Biblioteca Apostólica. Considerando l'importanza dell'opera la nostra Biblioteca si per- mette di restare in atiesa dei volami a continuazione, ed intanto conferma alia P. V. Revdma. i sensi della sua alta considerazione del suo religioso Ossequio. A. M. Albareda, Ab. Tit Prefetto.

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