JUAN FERNANDO SELLÉS CLAVES METÓDICAS DE ACCESO A LA OBRA DE SØREN KIERKEGAARD Cuadernos de Anuario Filosófico CUADERNOS DE ANUARIO FILOSÓFICO • SERIE UNIVERSITARIA Ángel Luis González DIRECTOR Agustín Echavarría SECRETARIO ISBN 978-84-8081-292-4 Depósito Legal: NA 1062-2012 Pamplona Nº 245: Juan Fernando Sellés, Claves metódicas de acceso a la obra de Søren Kierkegaard © 2012. Juan Fernando Sellés Redacción, administración y petición de ejemplares CUADERNOS DE ANUARIO FILOSÓFICO Departamento de Filosofía Universidad de Navarra 31080 Pamplona (Spain) http://www.unav.es/filosofia/publicaciones/cuadernos/serieuniversitaria/ E-mail: [email protected] Teléfono: 948 42 56 00 (ext. 2316) Fax: 948 42 56 36 SERVICIO DE PUBLICACIONES DE LA UNIVERSIDAD DE NAVARRA. S.A. GRAPHYCEMS, Polígono industrial San Miguel. 31132 Villatuerta (Navarra) ÍNDICE INTRODUCCIÓN ............................................................................................... 5 CAPÍTULO I: BREVE SEMBLANZA BIOGRÁFICA .................................... 9 1. Las fechas .................................................................................................... 9 2. El carácter .................................................................................................. 17 3. El aspecto físico ........................................................................................ 25 CAPÍTULO II: ELENCO DE SUS ESCRITOS Y SU TEMÁTICA ............... 29 1. Obras juveniles (1834-1843) ..................................................................... 30 2. Primer periodo (1843-1845): De la estética al cristianismo ...................... 34 3. Segundo periodo (1846): De la filosofía al cristianismo ........................... 48 4. Tercer periodo (1847-1855): Periodo religioso ......................................... 51 CAPÍTULO III: SU LABOR COMO ESCRITOR .......................................... 71 1. El estilo ..................................................................................................... 71 2. Seudonimia y autoría ................................................................................ 74 3. La finalidad ............................................................................................... 84 CAPÍTULO IV: ANTECEDENTES Y ENCUADRAMIENTO ..................... 91 1. Fuentes ...................................................................................................... 91 2. Filiación .................................................................................................... 99 3. Encuadramiento ...................................................................................... 111 CAPÍTULO V: PROYECCIÓN ..................................................................... 123 1. Influjo posterior....................................................................................... 123 2. El existencialismo ................................................................................... 134 3. Los estudiosos de Kierkegaard y sus campos ......................................... 139 INTRODUCCIÓN Antes de realizar cualquier investigación en los temas de fondo conteni- dos en las obras de Kierkegaard, de las que me ocupo en otras publicaciones, previamente conviene tener en cuenta los siguientes asuntos metodológicos: la biografía del autor, el elenco de sus escritos y de su temática, sus diversos estilos y sus claves interpretativas, así como el encuadramiento de su obra dentro de la historia de la filosofía, teniendo en cuenta sus fuentes y su perfil temático. Estos temas se exponen en los cuatro primeros capítulos de este trabajo. A ellos se añade, en un quinto, un breve repaso de sus influjos pos- teriores. Es pertinente atender a estas claves por los siguientes motivos: 1) Porque la obra de Søren Kierkegaard no se entiende sin conocer la biografía del autor, ya que se trata de una obra centrada en su propia vida1. Por tanto, es menester atender, aunque sea sucintamente, a los hitos más relevantes de su trayectoria, resumen que se ofrecerá en el Capítulo I. 2) Porque sus obras, aparte de las juveniles, se suelen clasificar en tres periodos: a) El 1º, de obras que llevan al lector de la estética al cristianismo. b) El 2º, de las que le convocan de la filosofía al cristianismo. c) El 3º, de obras netamente religiosas. Esos apartados se indicarán el Capítulo II. 3) Porque sus escritos, independientemente del periodo de la vida de Søren Kierkegaard al que pertenezcan, se suelen clasificar en tres grupos distintos según el estilo de comunicación que en ellos se emplea: a) De co- 1 “Para entender la totalidad de mi actividad de escritor, la intención mayéutica, etc., es necesa- rio entender el existir de mi personalidad de escritor, eso que yo como escritor he hecho para apoyarla, aclararla, esconderla, enderezarla”. Diario (1949), ed. de C. Fabro, Brescia, Morce- lliana, vol. 5 (1981), p. 168. Es oportuno aquí hacer una aclaración textual con respecto al Diario personal de Kierkegaard, obra que, como veremos, es imprescindible para entender su pensamiento. Hemos cotejado dos ediciones: a) Diario, edición de María Angélica Bosco, Buenos Aires, ed. Santiago Rueda, 1995, que es una selección de textos en un solo volumen. b) Diario, edición de Cornelio Fabro, Brescia, Morcelliana, en 12 vols., 1980-3. De los 12 vols. de esta edición, hay que excluir el 1, que es de Introducción de Fabro, y en parte el 12, pues una mitad del mismo la conforman los Índices. En cada cita se anotará qué edición se si- gue. Seguiremos las dos ediciones: citaremos los textos que estén en la edición española, y traduciremos del italiano al español los textos escogidos de la edición italiana. Juan Fernando Sellés municación indirecta2, firmados con seudónimos y que no manifiestan nece- sariamente el pensamiento del autor. b) De comunicación directa3, todos ellos firmados con nombre propio y que reflejan la mente de Kierkegaard. c) Autobiográficos4, obras que expresan con sinceridad la propia vida del autor, su actividad literaria y su mentalidad religiosa. Además, en estas últimas se exponen muchas claves explicativas de sus restantes escritos, en especial de las obras seudónimas (las más complejas). De estos tres estilos se dará cuen- ta en el Capítulo III. 4) Porque la amplia producción de Søren, pese a su originalidad, tiene unos influjos netos de fondo que, a nuestro modo de ver, de superior a infe- rior, son los siguientes: a) Lutero5 y su ‘libre examen’ de la Sagrada Escri- tura. b) Sócrates6, su ironía y su mayéutica. c) Otros pensadores modernos 2 Este modo de comunicación es irónico y mayéutico, y caracteriza a sus 13 obras seudónimas, aunque éstas admiten distinciones entre sí, según la firma que en ellas comparezca. Este grupo de obras está conformado por 11 obras mayores y 2 menores. En total son 11 seudónimos los usados. 3 Esta comunicación es propia de sus obras religiosas, estilo que también emplea en sus obras juveniles (salvo, claro está, en su primera obra seudónima de esa primera época: Johannes Climacus o de todo hay que dudar), en artículos de prensa y otras obras, como una recensión literaria, El libro sobre Adler, La dialéctica de la comunicación ética y ético-religiosa, Dos discursos ético-religiosos y La neutralidad armada. Este grupo está conformado por 26 obras en total. 4 Estas son 3 en total. Punto de vista explicativo de mi obra de escritor, Sobre mi actividad de escritor, y su enorme y detallado Diario. 5 “Lutero es, después del Nuevo Testamento, la figura más verdadera”. Diario (1853) ed. cit., de C. Fabro, vol. 10 (1982), p. 30; “Verdaderamente y del que debemos aún recomenzar: de Lutero”. Diario (1850) ed. cit., de C. Fabro, vol. 7 (1981), p. 22. En alguna ocasión lo llama ‘héroe del cristianismo’. Cfr. Ibid., vol. 10, p. 42. 6 La razón es que para Søren Kierkegaard “en Sócrates la filosofía era todavía y solamente vida”. Diario (1853) ed. cit., de C. Fabro, vol. 10 (1982), p. 39. En otros pasajes escribió: “No soy ciertamente un Sócrates, ni tampoco Nielsen un Platón: pero se puede dar una analogía”. Ibid. (1850) vol. 7, cit (1981), p. 19. De Sócrates tomó que la filosofía es, ante todo, práctica, vida. A Nielsen lo llamó ‘mi apóstol’. Cfr. Ibid. (1853) vol. 10 (1982), p. 54. “Fuera de la cristiandad no hay más que Sócrates: ¡Tu, oh naturaleza noble y simple, tu eres verdadera- mente un reformador!”. Ibid., p. 140; “¡Oh, Sócrates! ¡Tu has sido y eres el único pensador en el campo puramente humano!”, Ibid. (1854) vol. 11 (1982), p. 43. Claves metódicas en la obra de Søren Kierkegaard 7 con los que discute (en especial, con Descartes y Hegel)7, o a quienes sigue (sobre todo, a Kant y Trendelenburg)8. Esto se expondrá en el Capítulo IV. 5) En cuanto a su proyección, a Søren Kierkegaard se le ha considerado – como es sabido– el ‘padre del existencialismo’. Pero como este movimiento es muy dispar en sus representantes, hay que advertir qué elementos básicos ha legado Kierkegaard a esa posteridad, los cuales se repiten de un modo u otro en los diversos autores. De este asunto se tratará en el Capítulo V. Para la confección de este trabajo se han revisado enteramente todas las obras de Kierkegaard, así como la bibliografía complementaria que sobre él se cita en las notas al pié de página, la cual ha sido seleccionada de entre la copiosa existente. Por suerte, de los 42 escritos de Søren Kierkegaard, dis- ponemos de traducción castellana de la mitad: las obras más notables; las otras se han consultado en diversas traducciones en lenguas modernas. Por lo demás, aunque la mayor parte de las obras kierkegaardianas no son escritos propiamente de filosofía9, es verdad que aparecen apuntes filosófi- cos diseminados en todas ellas. Se indica esto último porque nuestro propó- sito es filosófico, no historiográfico o teológico. Por tanto, para la confec- ción de este trabajo, se ha procedido primero a destilar los pasajes pertinen- tes de filosofía, para luego agruparlos por temas y ordenarlos tal como que- dan expuestos en orden a añadirles breves comentarios que sirvan como introducción o propedéutica al pensamiento del escritor danés más intuitivo en antropología. En el capítulo de los agradecimientos debo gratitud, por una parte, al ma- gisterio y escritos de Leonardo Polo, a quien debo en buena medida el fondo que se trasluce en algunos apartados. Asimismo, a Gonzalo Alonso Basta- rreche por sus valiosas sugerencias y correcciones. 7 La crítica a la filosofía de Descartes aflora sobre todo en su obra Johannes Climacus o de to- do hay que dudar, además de en su Diario. La filosofía de Hegel, en cambio, es criticada a lo largo de su entera producción. 8 El influjo en Søren Kierkegaard del pensamiento kantiano se advierte de modo especial en Las obras del amor y en el Post-scriptum, además de en ciertos pasajes de su Diario. El de Trendelenburg lo confiesa explícitamente en su Diario. 9 “Las obras de Kierkeggard (prima facie y en su conjunto, por lo pronto, acaso con la excep- ción de la Apostilla a las Migajas filosóficas) no encajan, simplemente, en la forma o el géne- ro ‘filosofía’, por más que de este término se haga un uso laxísimo”. PEÑALVER GÓMEZ, P., “Kierkegaard”, en VILLACAÑAS, J. L., La filosofía del siglo XIX, Madrid, Trotta, 2001, p. 114. CAPÍTULO I BREVE SEMBLANZA BIOGRÁFICA 1. LAS FECHAS1 Søren Aabye Kierkegaard nació en 1813 en Copenhague. Fue el menor de 7 hijos de los cuales sólo él y su hermano Peter sobrevivieron. Su padre, Michael Petersen, fue primero pastor de ganado, viviendo una vida muy pobre. En esa tesitura, un día subió a una colina y con el brazo en alto maldi- jo a Dios, hecho del que posteriormente se arrepintió; pero a raíz del cual siempre pensó que la maldición divina recaía sobre él, sospecha que también contagió a su hijo Søren. Posteriormente el padre del pensador danés pasó a ser comerciante de telas y ganó una buena fortuna que más tarde heredaría su hijo menor y que le permitiría dedicar su vida a ser escritor. De su familia, Kierkegaard alude repetidamente en su Diario a su padre, pero nunca a su madre, Anna Lund, aunque también la quiso, pero sin el fervor y admiración que sentía por su padre. Esta fue la segunda esposa de su padre, la antigua criada y pariente lejana, con la que contrajo nupcias ya encinta. Søren Kierkegaard se parecía a su padre en el carácter pensativo y, sobre todo, melancólico. Le admiró también en su modo de argumentar du- rante las conversaciones con los célebres personajes que invitaba al hogar familiar. A él le debió la melancolía, fruto fundamentalmente de una educa- ción cristiana severa en exceso2. Pero también gracias a esa educación, llegó a ser un relevante escritor cristiano. 1 En la obra de SUANCES MARCOS, M. A., Søren Kierkegaard, vol. I. Vida de un filósofo ator- mentado, Madrid, UNED, 1997, el lector encontrará una buena síntesis de la biografía del pensador danés, escrita en primera persona, porque el autor se compenetró tanto con el escri- tor de Copenhague que decidió relatar la vida de éste como si de la propia se tratase. Cfr. asi- mismo: BOHLIN, TH., Søren Kierkegaard. L´homme et l´Œuvre, ed. francesa de P.H. Tisseau, Bagozes-en-Pareds, 1941. 2 “Humanamente hablando, puedo decir que mi desgracia es que he tenido una educación cris- tiana demasiado severa. Desde niño he estado en poder de una melancolía originaria. Si hu- biese sido educado de un modo más ordinario, es claro que ciertamente no me habría vuelto tan melancólico”. Diario (1849-50) ed. cit., de C. Fabro, vol. 6 (1981), p. 161. A lo largo de Juan Fernando Sellés Por lo que se refiere a la formación religiosa, Kierkegaard fue lector asi- duo de la Sagrada Escritura. Practicó habitualmente la oración. En cuanto a la práctica sacramental, recibió el bautismo al mes de nacer (aunque pensa- ba que debía retrasarse) y la confirmación a los 15 años (aunque su opinión era que debería ser recibida a los 25). Asimismo, según se deduce de sus re- latos autobiográficos, recibió frecuentemente la comunión, pero no el sacra- mento de la penitencia3, por no estar vigente en la iglesia protestante de Di- namarca, a la que pertenecía. Tampoco recibió los demás sacramentos: el matrimonio4, porque rompió por motivos religiosos con su prometida –Regina Olsen– antes de contraer nupcias5; el orden sacerdotal, porque, a pesar de desear convertirse en 1846 en pastor protestante6, más tarde recha- zó la idea, por estar en desacuerdo con el modo de vida de la iglesia oficial danesa. En efecto, a partir de 1848, con motivo de la pública polémica que mantuvo con el periódico El Corsario, se dio cuenta que debía seguir siendo escritor y abandonar la idea de hacerse pastor de una aldea rural7, proyecto que de nuevo tuvo in mente en 1853, y que, de modo similar a la vez ante- rior, tuvo que abandonar hasta el punto de agradecer no haberla realizado8. Por último, tampoco recibió la unción de los enfermos, porque en ese tiem- esos apuntes íntimos se pueden leer frases como ésta: “el Nuevo Testamento (y para Søren Kierkegaard el cristianismo es atenencia exclusiva a la escritura neotestamentaria) consiste en la exigencia”. Ibid. (1854) vol. 10 (1982), p. 205. 3 En su escrito ‘En ocasión de una confesión’, incluido en Tres discursos sobre circunstancias supuestas, indica que la confesión es a solas con Dios (sin el sacramento), y que la clave de ella radica en el silencio, por medio del cual uno se arrepiente ante Dios de sus pecados. En la confesión se busca a Dios. 4 Con todo, en 1848, en su Diario escribió que no aceptaba el matrimonio como sacramento; tampoco consideró oportuno el bautismo de los niños, de acuerdo con su tesis de que el cris- tianismo es para gente adulta y responsable. 5 “Mi noviazgo con ella y su ruptura dependen, en el fondo, de mis relaciones con Dios”. Dia- rio (1852) ed. de M. A. Bosco, Buenos Aires, ed. Santiago Rueda, 1995, p. 361. 6 En 1846 quería dejar de escribir y ser pastor, idea que aparece en su Diario ya en 1844. Da también fe de ese objetivo en el pequeño escrito ‘Intercambio de observaciones de dos épo- cas’. 7 “Desde aquél momento cambié la idea sobre mi actividad literaria; pensé que debía continuar hasta donde fuese posible. Ahora bien, hacer de escritor, permanecer en mi puesto, se había transformado en una cosa tan exasperante que era una ascesis más áspera que retirarme al campo”. Diario (1853) ed. cit., de C. Fabro, vol. 10 (1982), p. 50. 8 “Por tres cosas doy gracias a Dios: 1) Porque ningún ser humano me debe su existencia. 2) Porque él ha impedido que negligentemente viniese a ser pastor a la medida de los pastores de hoy, que es un hacer burla del cristianismo. 3) Porque voluntariamente me he expuesto a ser injuriado por el ‘Corsario’”. Diario (1854-55) ed. cit., de C. Fabro, vol. 11 (1982), pp. 260-1.
Description: