Bruna PINO CALM NARRACIONES MÁS ALLÁ DEL CANON. EL CASO DE LENI RIEFENSTAHL Treball Fi de Carrera dirigit per Seber UGARTE CALLEJA Universitat Abat Oliba CEU FACULTAT DE CIÈNCIES SOCIALS Llicenciatura en Publicitat i Relacions Publiques. 2008 El cuerpo humano es la mejor imagen del alma LUDWIG WITTGENSTEIN 2 Resumen El objetivo de este trabajo se articula dentro del análisis estético e histórico de la concepción del cuerpo humano y de su canon a partir de un nexo que relaciona, el Clasicismo Greco–romano y el imaginario del Nazismo. En este sentido, la producción de Leni Riefensthal –la mirada del Nacionalsocialismo– es vital para entender el desarrollo de dicho nexo; y nuestra pretensión ha sido articular un discurso intercomunicativo entre ambos imaginarios. Resum L‟objectiu d‟aquest treball s‟articula dins de l‟anàlisi estètic e històric de la concepció del cos humà i del seu cànon a partir del nexe que relaciona, el Classicisme Greco– romà i l‟imaginari del Nazisme. En aquest sentit, la producció de Leni Riefenstahl –la mirada del Nacionalsocialisme– es vital per entendre el desenvolupament de tal nexe; i la nostra intenció ha estat articular un discurs intercomunicatiu entre ambdós imaginaris. Abstract The aim of this work is divided into the historic and aesthetic analysis of the conception of the human body and its canon from the link that relates the Classicism Greco–roman with the imaginary of Nazism. In this sense, the production of Leni Riefenstahl –the look of National Socialism– is vital for understanding the development of this nexus, and our intention is to articulate a communicative discourse between the two imaginary. Palabras claves / Keywords Arte – Belleza – Canon griego – Equilibrio – Proporcionalidad – Armonía – Estética 3 Sumario Introducción 8 1. Por una estética del cuerpo ideal 10 2. El Clasicismo como punto de partida 14 2.1 Siglo de Pericles 15 2.1.1 La belleza absoluta 18 2.2 Etapa helenística 20 2.3 Época romana 21 3. El canon Hitleriano 25 3.1 Hitler como persona y personaje 25 3.2 Contexto histórico: Alemania 1933–1945 28 3.3 Contexto sociocultural: Alemania siglo XX 31 3.3.1 Nietzsche 32 3.3.2 Wagner 33 3.3.3 Las organizaciones ocultistas 36 3.3.3.1 Simbología 37 3.3.4 El credo racial 38 3.3.4.1 La prehistoria de Alemania 39 3.3.5 Capacidad de liderazgo. Propaganda política 40 4. Leni Riefenstahl 42 4.1 El desnudo estético 45 4.2 El cine alemán 48 4.3 Análisis de Olympia I y II 49 4.3.1 Proceso creativo 50 4.3.2 Análisis técnico 58 4.5 La última producción de Leni Riefenstahl 65 Conclusiones 67 Bibliografía 69 Filmografía 70 Webgrafía 71 Anexo 4 Introducción Este trabajo se desarrolla a través del análisis estético e histórico de la concepción del cuerpo humano ideal y su canon a partir de un nexo que relaciona, el Clasicismo Greco-romano y el imaginario del Nazismo. En este sentido, la producción de Leni Riefenstahl –la mirada del Nacionalsocialismo– es vital para entender el desarrollo de dicho nexo; y nuestra pretensión, ha sido articular un discurso comunicativo entre ambos imaginarios. La importancia que la producción de Leni Riefenstahl tiene para el movimiento nacionalsocialista es evidente, ya que pone de manifiesto una arcadia emprendida por el mundo helénico que ha sido reinterpretada por algunos de los movimientos sociopolíticos y estéticos más importantes, tanto de finales del siglo XIX como en las primeras décadas del siglo XX. La obra de Riefenstahl no sólo se construye como un discurso estético, donde la reinterpretación clásica es el principal aliciente de su trabajo, sino que pone sobre la mesa un debate acerca del arte y las políticas. Trata al cuerpo humano como un ideal filosófico y no es, ni será la primera vez, que en clave contemporánea el canon ideal, utilizado por el Clasicismo y por el Nazismo, sea reutilizado por el mundo de las políticas, las tendencias, la publicidad o la moda. Por otro lado, la acotación de este trabajo nace de una pretensión ciertamente compleja en la que la definición y análisis de un estudio, como el propuesto, puede ayudar a determinar algunos de los problemas de representación alrededor del cuerpo más conflictivos. La belleza, la perfección o la Divina Proporción, son algunos de los conceptos que vamos a intentar definir en este escrito y por lo tanto, éstos pueden limitar algunos de los procesos que para la estética occidental se han manifestado a lo largo de la historia de la comunicación visual. Evidentemente, al tratarse de un período de más de dos mil años, se han ido sucediendo varios acontecimientos que han cambiado las formas de representación del arte y de la estética pero también es cierto, que hasta bien entrado el siglo XX, los artistas siempre mantuvieron –en clave de pasado– un referente muy claro: la búsqueda de la Belleza. En estrecha relación con esta máxima el cuerpo humano se convierte en el fundamento esencial de lo bello, factor que condiciona, aún hoy, gran parte de la historia de la representación. El hombre pasa a ser centro de estudio para muchas materias y entorno a él se articulan enunciados que con anterioridad fueron exclusivos de la ciencia, la naturaleza y el kosmos. En primer lugar, para trazar las bases que sustentan el puente entre el Clasicismo y el Nazismo, –siempre desde el punto de vista de la estética del ideal del cuerpo humano–, empezaremos contextualizando de forma històrica por un lado la Grecia Antigua y su romanización; y por otro, la situación de Alemania durante los años de instauración del Tercer Reich. Con ello, nos proponemos interelacionar ambas épocas a través de sus lineas ideológicas y filosóficas, valores, creencias, conceptos, signos y simbolos definitorios, consiguiendo crear así un esquema de los puntos que definen ambos contextos, ambos imaginarios. El estudio interelacionado 5 de ambas estéticas, creemos, nos ha llevado a plantear ciertos nexos conceptuales de vital importacia para occidente; la idea del superhombre o lo bello, son algunas de estas ideas tan productivas. Tratar de enunciar una hipótesis en el territorio al que nos referimos sería muy osado por nuestra parte, así que hemos optado por preguntarnos en varias direcciones sobre aquellos conceptos y definiciones que han ido surgiendo. Desde el comportamiento estético limitado por las ideas y el poder, hasta la profusión de imaginarios que tienen en la belleza ideal su dogma de fé, pasando por cómo estos parámetros influyen en la sociedad occidental, nos hemos adentrado en un campo plástico pero también político y social o económico, sobre los que poder articular una serie de reflexiones multidisciplinares. 6 1. Por una estética del cuerpo ideal Nuestro estudio a través de la Historia, empezando por la Antigua Grecia y por el Clasicismo –nombre que impusieron los romanos– atiende a una delimitación de las definiciones que sobre el Kanon clásico,1 y las porporciones del cuerpo ideal se han vertido a lo largo del tiempo. El canon, deviene de un proceso matemático que define al ser humano, por lo menos, en su relación corporal dentro de la Naturaleza como un ente limitado por la métrica y las proporciones. Ser humano o superhombre, a imagen de los dioses, fuera y dentro de toda manifestación filosófica. El cuerpo humano para el Clasicismo fue objeto de una intensa reflexión ideológica, que nos ha legado dos de los resultados más ilustres del mundo clásico: el atletismo y el desnudo. Según explica Robin Osborne en su libro La Grecia clásica,2 fue importante el papel que desempeñaba el cuerpo humano en los festejos públicos para el ideal de éste. Grupos de hombres, adultos o jóvenes, se encueraban para representar a su ciudad o tribu en las competiciones atléticas, las carreras de teas, las danzas pírricas o de guerra y los certámenes de belleza masculina. El trabajo agrícola fortalecía la constitución corporal de los ciudadanos más pobres; los más acomodados imitaban sus cuerpos ejercitándose en el gimnasio, desnudos. Se entendía que esta actividad al aire libre era un signo de ser verdaderamente hombre, libre y griego. Al contrario, una vida sedentaria y protegida del sol generaba un cuerpo blando y blanquecido que era un signo negativo asociado con ser bárbaro. La armonía, el equilibrio y la proporción eran algunos de los elementos característicos del arte clásico. Es importante considerar la filosofía griega ya que la concepción del cuerpo clásico estaba vinculada a los estudios de la ciencia y la filosofía. A diferencia de hoy no existía línea divisoria entre éstas. Los griegos descubrieron que las cosas del mundo estaban ordenadas siguiendo unas leyes. El mundo era un cosmos, no un caos, por lo que un cuerpo no se manifestaba primero de una manera y luego de otra completamente distinta, sino que en su manifestación había cierto orden, según su esencia o naturaleza. Así pues, la filosofía nació con el paso del mito al logos: Mito: imaginación, arbitrariedad, caos. Logos: razón, necesidad, cosmos. No obstante no hay que creer que la actitud mítica desaparece completamente a partir de una fecha, más bien son unas pocas personas las que viven en el nuevo y revolucionario modo de pensar, y éste poco a poco se va haciendo más universal. Es más, la actitud mítica todavía no ha desaparecido en nuestra época. Desde Tales de Mileto, considerado como el primer filósofo de la historia, pasando por Aristóteles y llegando al período helenístico; el cuerpo humano fue dotado de distinto valor y significación pero siempre en busca de la belleza absoluta. Una belleza dotada de 1 N. del A. KANON: Término que se utiliza para definir el conjunto de proporciones ideales para la representación perfecta del ser humano. 2 OSBORNE, Robin. La Grecia Clásica. Barcelona: Crítica, 2002, p. 160. 7 un gran valor que irá desvirtuándose con el paso del tiempo y en la que profundizaremos en el siguiente punto. El Clasicismo muere con la entrada a la Edad Media que se sitúa en el año 476 d.C. con la caída del Imperio romano de Occidente. Evidentemente hubieron siglos de transición, que algunos teóricos llamaron Antigüedad Tardía. Económicamente se sustituyó el método de producción esclavista por el feudal. En lo social, se pasó del concepto de ciudadanía romana a la definición de los estamentos medievales. En política, se descompusieron las estructuras centralizadas dando paso a una dispersión del poder. Y en lo ideológico y cultural, se sustituyó la cultura clásica por las culturas teocéntricas Cristiana (en Occidente) e Islámica (en Oriente). El arte medieval tuvo un carácter básicamente funcional. No existía el concepto del arte como fin en sí mismo o de la belleza como único objetivo del artista. En reacción a todo esto surgió el Renacimiento. El Renacimiento, fue un movimiento cultural comprendido entre los siglos XV y XVI en Europa Occidental. El nombre Renacimiento fue escogido porque se retomaron los elementos de la cultura clásica romana. Se planteó una nueva forma de ver el mundo y al ser humano, recuperando el interés por las artes, la política y las ciencias. Los artesanos se reunían en gremios conservando los medios de producción, disfrutaban de una cierta garantía de libertad de trabajo, que no tenían en la Edad Media, y producían objetos con fines sociales. Es decir que el artesano estableció un vínculo entre su obra y la utilidad que ésta encerraba. Dicho de otra forma, tenía conciencia del valor de uso. Sin embargo, a finales del siglo XV empezó la transición de un modo de producción artesanal a un modo capitalista. Se personalizaron los contratos con el comanditario hecho que provocó un aumento considerable en el precio de las obras. Éste se establecía en función del renombre y del talento de los maestros que se disputaban los príncipes, las ciudades como Roma, Florencia o París, o el Papa. Los supuestos históricos que permitieron desarrollar el estilo renacentista se remontaban al siglo XIV cuando, con el Humanismo, progresó un ideal individualista de la cultura y un profundo interés por la literatura clásica, que acabó por dirigir la atención sobre los restos monumentales de la Grecia clásica. La relación entre la razón y la sensibilidad aparecieron así en toda su ambigüedad. El hombre era quien tomaba las riendas del acto creativo, a la vez como artista y como objeto. El arte tenía por objeto la Naturaleza, el Hombre o Dios. Las matemáticas, la geometría o la aritmética constituyeron, para el Quattrocento, el medio para poder aplicar este principio. Se trataba de la mimesis de la naturaleza, y el método matemático constituía el medio para hacerlo. El principio de imitación consistía en rendir homenaje a Dios imitando su obra, la Naturaleza o el Hombre. Eso permitía acceder a la belleza y resume la estética del Renacimiento. 8 Lo bello estaba ligado a la armonía y era definido como “conveniencia razonable”. El ámbito estético todavía debía, para confirmar su “plena autonomía”, liberarse de las tutelas de la ciencia, de la religión y de la moral. Del Teocentrismo medieval se pasó al antropocentrismo renacentista. Para el desnudo total se recurría a la representación de algún tema mitológico pagano, por lo demás todo eran desnudos parciales. (Ver anexo) Durante la segunda mitad del siglo XVI empezó la decadencia del Renacimiento, que cayó en un rígido formalismo, y tras el Manierismo dejó paso al Barroco. El Barroco abarcó, aproximadamente, desde el año 1600 hasta el 1750. Surgió en Italia y se irradió hacia la mayor parte de Europa Occidental. El término barroco es una traducción francesa de la palabra portuguesa barroco que significa "perla en forma de r", o "joya falsa". Una palabra antigua similar, "barlocco" o "brillocco", se usó en el dialecto romano con el mismo sentido. Fue después cuando acogió el significado de recargado, desmesurado e irracional en sentido despectivo con la intención de subrayar la diferencia entre el exceso de énfasis y abundancia de ornamentación del Barroco y la racionalidad más clara y sobria de la Ilustración. El Renacimiento ayudó a la solución parcial de las cuestiones, ya mencionadas, relativas a la condición del artista y la idea de creación. Pero legó a la posteridad nuevos temas de preocupación, cuyo tratamiento provocó, a mediados del siglo XVIII, la eclosión estética como reflexión científica y filosófica. El debate filosófico abierto por René Descartes a principios del siglo XVII, que habla sobre la afirmación de un sujeto autónomo, capaz de pensar el mundo y de pensarse a sí mismo en calidad de sujeto pensante, constituyó uno de los momentos decisivos de la génesis de la estética moderna. Pienso, luego existo. Yo dudo = yo pienso = yo existo. Esta intuición del autor, que abarca la identidad entre estos tres momentos, desencadenó una verdadera búsqueda de certezas a través de la elaboración de nociones claras y distintas. Según Descartes, la reflexión estética empieza en cuanto es posible establecer una relación entre lo que es placentero para los sentidos y lo que le gusta al alma; entre cuerpo y alma. Al mismo tiempo, Thomas Hobbes, que formaba parte del grupo de los empiristas, afirmaba que la experiencia sensible condiciona el conocimiento racional. En este mismo siglo XVIII nace el Neoclasicismo, el nuevo Clasicismo. Éste recobró de nuevo el equilibrio, la claridad y la sencillez de los prototipos clásicos siendo la expresión estética del movimiento cultural de la “Ilustración o siglo de las luces”. Ésta corriente dominó el pensamiento intelectual de toda Europa, en especial Francia e Inglaterra. En esa época todo se reducía a la razón y lo que ella no admitía no podía ser creído. La razón vino a sustituir el papel de la religión como organizadora de la existencia del hombre por una ética laica que ordenó desde entonces las relaciones humanas y llevó a un concepto deísta de la verdad. Todo lo desprovisto de armonía, todo lo desequilibrado y asimétrico, todo lo desproporcionado y exagerado se consideraba monstruoso en estética. Pero la gran diferencia con la Antigüedad griega, que heredaron de la romanización, fue la consideración de que la originalidad era un defecto. Se estimaba que se podían 9 lograr obras maestras con receta, imitando lo mejor de los autores Greco-romanos. El academicismo imperaba en el terreno artístico y sofocaba toda creatividad. El principal criterio que se siguió fue el del buen gusto; se excluía lo imperfecto, lo feo, lo decadente, lo oscuro, las pasiones desatadas y la muerte. No se contaba con los criterios estéticos del pueblo de modo que la realidad que se ofrecía era mejor de lo que la realidad era, era estilizada. Definitivamente, el idealismo imperaba en esa época, y eso, exigía una recuperación del canon del ideal Greco-romano. La instauración de un ámbito estético autónomo suscitó la cuestión crucial de saber si una obra era bella en sí misma, si correspondía a un ideal de belleza o bien a la idea, “necesariamente” subjetiva, que cada uno tenía de belleza. En consecuencia, la elección de una obra de arte ya no dependía únicamente de motivaciones económicas sino de su belleza. En toda la estatuaria neoclásica el desnudo tuvo una notable presencia como deseo de rodear las obras de una cierta intemporalidad. Pasado el Neoclasicismo ya no ha habido ninguna recuperación del canon clásico tan marcada. Aunque el canon, y en eso vamos a centrarnos en esta investigación, nunca ha desaparecido. Es más, sobrevivió e imperó en estética dentro de movimientos artísticos totalmente opuestos o aparentemente opuestos. Un ejemplo de ello fue la Alemania del siglo XX. El Tercer Reich, como ya veremos más detenidamente en el punto tres, acogió algunas influencias del canon Greco- romano. Éste mismo término, “Tercer Reich”, demuestra la adoración hacia la era romana durante el Nazismo ya que nació de la cuenta del Sacro Imperio romano germánico como el primer Reich o Imperio, el Imperio alemán de 1871 como el segundo y a su propio régimen como el tercero. Alemania, el país más culto de Europa volvió la mirada hacia un pasado mítico y legendario de grandeza para encontrar el consuelo que necesitaba tras la derrota y humillación de 1918. En esa época en Alemania triunfaba el Expresionismo como movimiento artístico, sin embargo, cuenta Robert Hughes en El impacto de lo nuevo que Hitler odiaba el Expresionismo como cosa de judíos. Aunque algunos nazis destacados como Albert Speer intentaron disuadirlo en los años treinta de que algunos aspectos del expresionismo como el recurso del paisaje primordial, el gusto por los temas campesinos y la visión animista de la naturaleza, típico de las sociedades primitivas, podrían serle de mucha utilidad al partido, Hitler ni siquiera quiso oír hablar del tema. De modo que los expresionistas fueron a parar al exilio o los campos.3 Inspirada en los modelos de la Antigüedad, el desnudo masculino representó el ideal de la raza aria: fraternidad, disciplina, obediencia, impasibilidad y valor. A la vez que reflejó la obsesión nacionalsocialista por la raza y la etnobiología. La ideología nazi se aproximó a la cultura helenística griega a través de la idealización de un cuerpo 3 HUGHES, Robert. El impacto de lo nuevo: el arte en el siglo XX. Barcelona: Galaxia Gutenberg, 2000. p. 48. 10
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