14 O R B I L I N U M BLANCA VARELA Poeta de la Generación del 50 CECILIA PODESTÁ Cecilia Podestá (1981) Estudió Literatura en la Universidad Nacional Mayor de San Marcos. Poeta y editora, ha publicado el libro de cuentos De cabeza sobre el pasto amarillo (2011) y las obras dramáticas Las mujeres de la caja (2003) y La repisa de los juguetes BLANCA VARELA vacíos (2013) y los poemarios Fotografías escritas (Premio Poeta de la Dedo crítico 2002, reeditado en Lima en 2007), La primera Generación del 50 anunciación (2006), Muro de carne (2007), Desaparecida (2008) y Vía Crusis en Chepén (2010). Como editora dirige el sello Máquina Purísima. BLANCA VARELA Poeta de la Generación del 50 » ÍNDICE © Cecilia Podestá © Municipalidad Metropolitana de Lima Presentación 7 Prólogo 8 Luis Castañeda Lossio Introducción 11 Alcalde de Lima Mariella Pinto Rocha » FOTOGRAFÍA DE PARTIDA 15 Gerente de Cultura Virginia Rojas » CAPÍTULO I Subgerente de Patrimonio Cultural, Artes Visuales, Museos y Bibliotecas Sandro Covarrubias LIMA DESBORDADA 17 Jefe de Biblioteca y Archivo Histórico El juego que nunca termina 17 María del Carmen Arata Una chica en San Marcos 21 Responsable de Publicaciones El aula Pancho Fierro, un lugar de reconciliación 25 Las primeras frases, cuerpos, abandono y plenitud 27 SIN VALOR COMERCIAL El chico de Soldado desconocido 28 Primera edición, setiembre de 2018 Tiraje: 3.500 ejemplares » CAPÍTULO II EN PARÍS 33 Diseño de portada, diagramación y edición de fotografía: Rocío Castillo La vida después del puerto 33 Corrección ortográfica y de estilo: Jessica Mc Lauchlan París tenía que acabarse 36 Imagen de portada: Fotografía de Herman Schwarz intervenida por Enrique Polanco, ca. 2000. Imagen de la presentación: Retrato a lápiz sobre papel. Blanca Varela, por Fernando de » CAPÍTULO III Szyszlo. Fotografía: Archivo Familia de Szyszlo Varela. EL VIEJO PUERTO, EL PRIMER LIBRO 39 Imagen de la Introducción: Blanca Varela bajo el lente de Baldomero Pestana, ca. 1960. Supe en París 39 Cortesía de Fietta Jarque y Carmen Rico. El capitán 44 Hecho el Depósito Legal en la Biblioteca Nacional del Perú N.° 2018-14360 » CAPÍTULO IV Todos los derechos reservados. Queda prohibida la reproducción total o parcial de esta LIMA, LA ESTACIÓN DEFINITIVA 47 publicación, por cualquier medio o procedimiento, extractada o modificada, en castellano De regreso a La horrible 47 o cualquier otro idioma, sin autorización expresa del autor y de la Municipalidad de Lima. Espiando entre libros 48 Editado por: Los fantasmas son buena compañía para los poetas 52 Municipalidad Metropolitana de Lima A la espera del concierto animal 55 Jirón de la Unión 300 Frente al mar, entre los últimos cuadernos y hacia el falso teclado 57 Lima, Cercado www.munilima.gob.pe [A modo de epitafio] 60 » CAPÍTULO VI BREVE MUESTRA POÉTICA 61 Bibliografía 81 Índice y procedencia de las imágenes 82 4 5 BLANCA VARELA Poeta de la Generación del 50 CECILIA PODESTÁ » PRESENTACIÓN La poesía peruana del siglo XX tiene en Blanca Varela a su representante más destacada. Hija de la cantante y compositora criolla Esmeralda Gonzales Castro, conocida como Serafina Quinteras, Blanca se formó en un hogar en el que el arte y la cultura eran el eje central. Luego de estudiar en la Universidad Nacional de San Marcos se dedica a viajar por el mundo llevando consigo sus raíces y su querido puerto Supe, centro de sus memorias y emociones. Limeña del barrio de Santa Beatriz, fue amiga de un numeroso y heterogéneo grupo de artistas y escritores de su época. El Munilibro 14 relata la vida de Blanca desde su niñez y desde el hogar que luego formara con el pintor Fernando de Szyszlo. Nos ofrece observarla desde la intimidad de sus historias y desde los recuerdos y vivencias que la marcaron. Los invitamos a que conozcan a una destacada peruana, quien además ha sido merecedora de reconocimientos entre los que están el Premio Octavio Paz de Poesía y Ensayo, en 2001, el Premio Internacional de Poesía Federico García Lorca, en 2006 y el Premio Reina Sofía de Poesía Iberoamericana, en 2007. Luis Castañeda Lossio Alcalde de Lima 6 7 BLANCA VARELA Poeta de la Generación del 50 CECILIA PODESTÁ » PRÓLOGO La poesía adquiere visos espirituales con Varela. El poeta incólume de tanto sobrevivir. Después de la palabra, sobrevive mexicano Octavio Paz había visionado en ella una forma de la la palabra, anunciaba nuestro Vallejo, y la poesía de Varela es luz. Y, cual tromba, su bondad luminosa colorea los contornos. la más soberbia demostración de ello. Poesía de fragmentos, de fronteras, de amagos. Vigilia de la palabra extrema en su lucidez. La poesía como forma de vida, Rubén Quiroz Ávila sí, pero también como forma de conocimiento. En su caso, la Poeta poesía era metafísica pura, en el sentido de profundamente humana, laica, antropológica. Universidad Nacional Mayor de San Marcos En estos textos, fotos, mapas de la vida de nuestra poeta mayor, podrán visualizar una aproximación a la magia de su existencia. Las travesías por las diferentes dimensiones vitales serán mostradas en esta bitácora. Las alas del rumor, seguro, a campo traviesa, donde los conciertos animales son perpetuos. Ese oído sensible, esa oreja musical, esa lengua absoluta cuya extensión se transforma en poemarios, en poemas, en silencios. Después de Blanca Varela sabemos que no es posible el silencio, que hay algo qué decir o escribir, aun cuando todo está perdido. La poesía peruana tiene un prestigio cuya majestuosidad, acaso también su lado más sublime, nace de la propuesta de manifiestos líricos como los de Eielson, Moro, Westphalen, Eguren, y, por supuesto, esta maestra del verso. ¿Qué hay después de Blanca Varela? Solo un matiz, una variación, una modulación. El mismo ejercicio de lo poético debe entenderse como un sistema de creencias, como una sensibilidad del alma con las cosas, con la detección del espíritu de la naturaleza. Tenemos, lector unánime, un modo de sentir la poesía en su estado más creativo, en su serena fuerza, en su poderío 8 9 BLANCA VARELA Poeta de la Generación del 50 CECILIA PODESTÁ INTRODUCCIÓN Nadie ha podido explicarse por qué el Perú es un país de poetas. Quizá resulte inútil intentarlo. Lo cierto es que hay un centro invisible donde la fuerza del lenguaje se desentrampa para ir detrás de quienes necesitan palabras salvajes o certeras y así nombrar su desesperación o las cosas más simples, personas, rincones y lugares absolutos. La poeta Blanca Varela (1926-2009) escribió durante toda su vida, pero sus versos iniciales la situaron dentro de la generación de escritores del 50, junto a Jorge Eduardo Eielson, Pablo Guevara, Sebastián Salazar Bondy, Javier Sologuren, Francisco Bendezú, Carlos Germán Belli y otros que se conocieron entre las aulas de San Marcos en los años 40 y las mesas de la peña Pancho Fierro en el centro de Lima, donde empezarían a gestar el gran viaje que no termina ni siquiera ahora en medio de nosotros sus lectores. Pero ahora espiamos el inicio: San Marcos, París y el desembarco de sus palabras aún sin escribir. Después de terminar la universidad, Blanca Varela también partiría a la Ciudad Luz, que se recuperaba de los estragos de la Segunda Guerra Mundial. Ahí empezaría a escribir Ese puerto existe para publicarlo diez años después iniciando una carrera brillante como escritora. A ese libro inicial le seguirían otros » Blanca Varela bajo el lente de Baldomero Pestana, ca. 1960. 10 11 BLANCA VARELA Poeta de la Generación del 50 CECILIA PODESTÁ siete que publicó desde el año 55 ya establecida en Lima, después de vivir también en Italia y EE.UU. Estos son Luz de día, Valses y otras falsas confesiones, Canto villano, Ejercicios materiales, El libro de barro, Concierto animal y El falso teclado. Hoy no solo estamos ante una de las poetas más importantes del idioma castellano, sino ante el retrato de una mujer que persiguió la realidad para otorgarle imágenes, ruido, animales, música y sus propias obsesiones en medio de palabras que tenían el poder de cambiar el tiempo, el tedio, la muerte y todo lo que pueda caber en los ojos de quienes contemplan la vida queriendo más y no se resignan hasta restregarlo todo contra su lenguaje. » Primer poemario publicado en 1959. 12 13 CECILIA PODESTÁ FOTOGRAFÍA DE PARTIDA La costa era una masa tosca que desaparecía, después solo una delicada línea azul, gris o negra observada por una chica que arrugaba dentro de su bolsillo un boleto de tercera clase, áspero, y que quizá hubiera querido confundir con un nervio entre sus dedos. Estaba aterrada, nombrándose en secreto capitán de su instante más solitario. En el puerto los habían despedido como en una fiesta y de esa celebración solo quedaba el firmamento. El barco se llamaba Reina del Pacífico, salía de Lima hacia el París de la posguerra y atravesaría el mar durante 28 días. Era agosto de 1949. “Dime que sabía yo del mar, del grande, del oscuro, del inevitable desconsuelo que es el mar y además de la engañosa línea del horizonte que promete acercarse y abrirse sobre nosotros como un ojo capaz de reconocernos”, escribió Blanca Varela muchos años después en un viejo cuaderno escolar que perteneció a uno de sus hijos. Pero esa tarde que restregaba su boleto y el temor contra la tela de su bolsillo tenía solo 23 años y un esposo con el que se había casado el mismo día por la mañana poco antes de llegar al puerto: el pintor Fernando de Szyszlo. Y entre la sal y el desconcierto empezarían la caza sin tregua de su propia memoria, pero ahora la vigilia con la que solían enfrentarla, era compartida. » Blanca en la década del 60. 15 BLANCA VARELA Poeta de la Generación del 50 CECILIA PODESTÁ En el camarote, entre los bostezos de la mañana siguiente CAPÍTULO I| y ya sin ceremonia todo les pareció pequeño o una muestra de LIMA DESBORDADA que nada de lo que vendría sería simple y mucho menos fácil. Los esperaban la pobreza, el sacrificio y las calles parisinas con las que soñaron desde San Marcos y las mesas de la peña EL JUEGO QUE NUNCA TERMINA Pancho Fierro. Ambos querían ser artistas y estaban dispuestos a hipotecar su vida y su carne para lograrlo. Entonces, París Ese juego secreto de la infancia en el que las palabras se repiten y sus monstruos aguardarían la llegada de quienes iban a y son ruedas que giran interminables entre colores inventados consumirla —y a consumirse— salvajemente. solo podía terminar de una manera. Esconderse de los adultos para jugar con esas palabras y forjar un espacio o una esquina Blanca hallaría en su ausencia de Lima, ya estando en París, que parecía un reino impenetrable era una sublevación tierna y palabras exactas para nombrar la infancia, su barrio: Santa necesaria, casi como una carcajada. Los niños descubren así que Beatriz, las aulas de San Marcos, a su padre, la relación con son poetas, primero con la risa y después con el juego que nunca su madre y sus hermanos, el mar que ya no era el mismo y la termina. La poesía es un vicio que se adquiere con la infancia, importancia de cómo construiría su memoria. solía decir Blanca Varela, ya adulta. Blanca Varela nació el 10 de agosto de 1926 en una casona del centro de Lima. Su madre fue Esmeralda Gonzales Castro, conocida como Serafina Quinteras, compositora de valses criollos, escritora satírica y poeta. El famoso vals “Muñeca rota” es una composición suya. Junto a su prima Emma Castro formó un dúo y ambas eran letristas siguiendo la tradición familiar. Su abuela era Delia Castro Márquez, también poeta limeña. El padre en cambio venía de una familia acomodada, producto de una Lima de apellidos importantes que se iban perdiendo. Era Alberto Varela, un periodista bohemio que le entregó a Blanca sus primeras lecturas. Los padres de Blanca no estaban casados en una época en la que eso era importante. Lo intentaron pero no se los permitieron. La familia de Alberto no gustaba de una mujer » Blanca Varela y Fernando de Szyszlo en el barco Reina del Pacífico, independiente como Serafina, fuerte, que venía de una familia rumbo a París. de artistas. Ella se revelaba como una mujer incómodamente libre en sus composiciones. Tuvieron tres hijos: Raúl, Blanca y Nelly. Después, ya separados definitivamente, Serafina tuvo otra hija, Maruja Bromley. 16 17 BLANCA VARELA Poeta de la Generación del 50 CECILIA PODESTÁ La presencia paterna en la casa familiar era intermitente hasta que solo quedó la ausencia. De enfrentar a su familia, Alberto Varela hubiera perdido el soporte económico. No lo hizo y la relación con sus hijos se fue haciendo distante. Era disipado, contradictorio y muy inteligente, culto, pero en palabras de Blanca en entrevistas posteriores, un típico señorito de Lima que venía de una familia que nunca pensó seriamente en el trabajo. Pese a los errores, el amor persistía. Alberto los visitaba y dejaba cosas importantes para sus hijos, la literatura en Blanca por ejemplo. Hoy, Nelly, a sus noventa años y desde Madrid, lo recuerda con una frase que narra esas tardes en las que él trató de estar cerca. “Mi papá, ay mi papá. Mi bello papá. Era un hombre bueno, bueno… nos quería tanto… solo que su familia era distinta. Pensaba que tenía todo, y a mi papá le hacíamos falta nosotros”. Al final le quedó solo la elegancia, ya que su familia fue perdiendo lo que tenía. Consideraban además que la familia de Serafina pertenecía a una clase marginal. “Si mi padre y mi madre se hubieran quedado juntos, yo hubiera pertenecido a una clase social muy especial, una clase que fue alta, venida a menos por falta de dinero, pero más o menos relacionada con lo que era Lima. Pero mi madre, que fue una mujer muy independiente, muy valiente, en el momento de la ruptura del hogar asumió totalmente nuestra educación, el colegio, los gastos, todo”. Cuando era niña, Blanca apoyó la economía familiar trabajando en la radio con un programa infantil propio. El nombre de su personaje se reserva, ya que nunca quiso que se sepa y hasta le parecía odioso. Y todos los días a la misma hora la voz de una niña comentaba por las tardes cosas para otros niños. ¿Cuáles? Lo que podamos suponer será suficiente. La radio fue así el trabajo de infancia y después de adolescencia » Blanca y su hermana Nelly en la década de 1930. que formó en Blanca una personalidad con la que pudo enfrentar la ausencia de su padre, la pobreza y la fuerza de las mujeres de su familia. 18 19