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Articulos De Costumbres PDF

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Artículos de Costumbres EMILIO ROIG DE LEUCHSENRING Edición anotada Selección, compilación y notas: María Grant González Karín Morejón Nellar Ediciones La Memoria Centro Cultural Pablo de la Torriente Brau Editorial Boloña de la Oficina del Historiador de la Ciudad La Habana, 2004 Centro Cultural Pablo de la Torriente Brau Ediciones La Memoria Director: Víctor Casaus Coordinadora: María Santucho Editor-Jefe: Emilio Hernández Valdés Jefe de diseño: Héctor Villaverde Edición: Diseño y cubierta: Héctor Villaverde Tratamiento de imágenes digitales: José Luis Vega Cruz Emplane computarizado: Carlos F. Melián López © Sobre la presente edición: Ediciones La Memoria Centro Cultural Pablo de la Torriente Brau, 2004 Editorial Boloña de la Oficina del Historiador de la Ciudad, 2004 ISBN: 959-7135-35-3 ISBN: 959-7126-22-2 Ediciones La Memoria Centro Cultural Pablo de la Torriente Brau Calle de la Muralla N° 63, La Habana Vieja, Ciudad de La Habana, Cuba Correo electrónico: [email protected] www.centropablo.cult.cu www.centropablo.org Agradecimientos personales: Lidia Pedreira Roberto Guerra González Ambrosio Fornet Félix Julio Alfonso Obdulia Castillo María Teresa Trueba Agradecimientos institucionales: Revista Opus Habana Fototeca y Biblioteca de la Oficina del Historiador de la Ciudad de La Habana Departamento de Referencia Biblioteca Nacional José Martí Biblioteca del Instituto de Literatura y Lingüística Contenido Liminar Emilio Roig de Leuchsenring / XIII Presentación de la edición / XVII A mi maestro y predecesor por Eusebio Leal Spengler/ XIX Homenaje a la vitalidad de la memoria por Víctor Casaus / XXIII Prólogo de José María Chacón y Calvo a la edición de El Caballero que ha perdido su señora / XXVII Artículos de costumbres El caballero que ha perdido su señora / 3 El día de los difuntos / 7 El conocido joven / 12 El médico de los muertos / 16 Chismografía social / 21 De la farsa política / 25 Rascabucheadores / 30 Los novios de sillones / 35 Los novios de ventana / 42 Los mataperros / 50 Los velorios / 54 Bufones modernos / 60 ¿Se puede vivir en La Habana sin un centavo? / 64 San Antonio y sus devotas / 68 Consejos a las solteras / 72 Bombos y autobombos / 76 Rosario la romántica / 80 Sonoridades latosas / 83 Maridos carceleros / 88 Tenorio oficinista / 92 La niña precoz / 95 Pesados / 99 Familia distinguidísima / 103 Los consagrados / 106 Moralistas criollos / 109 Personajes populares: Mariposa / 112 Los ingleses / 116 El Médico chino, la Virgen de Jiquiabo, el Hombre Dios, Ñica la milagrera y otros «salvadores» de la humanidad / 121 Telefonomanías / 126 El diretivo / 129 Lo que se oye desde una silla del malecón / 135 Un chiquito de sociedad / 139 Una coqueta / 145 Automovílogo / 150 Los maridos que no salen de noche / 154 Los buenos partidos / 159 El Dios estómago / 164 Nuestros civilizados sportsmen / 169 Motivos de carnaval. El reinado de Momo / 174 Estudio psico-físico de la simulación femenina / 179 ¿Para qué sirve el matrimonio? / 184 Niñas cursis: la beata / 188 Notas / 191 Bibliografía Relación de publicaciones / 215 Bibliografía / 223 Liminar Emilio Roig de Leuchsenring Este incansable historiador y promotor de la cultura americana (La Habana, 1889-1964), fue nombrado el primero de julio de 1935 Historiador de la Ciudad de La Habana, cuya Oficina se organizó tres años después (1938) por decreto del alcalde Antonio Beruff Mendieta. Roig había iniciado sus trabajos históricos desde 1927, cuando desempeñaba el cargo de Comisionado Intermunicipal de La Habana. Además de la Oficina del Historiador, creó la Sociedad Cubana de Estudios Históricos e Internacionales, la Comisión de Monumentos, Edificios y Lugares Históricos y Artísticos Habaneros, así como la Junta Nacional de Arqueología, entre otras instituciones. Integró la Sociedad de Estudios Afrocubanos que presidiera Don Fernando Ortiz.1 En 1941 fundó el Museo de la Ciudad de La Habana. Participa, en 1942, en el Primer Congreso Nacional de Historia convocado por la Sociedad Cubana de Estudios Históricos e Internacionales y la Oficina del Historiador que, a partir de entonces, se celebraba anualmente. Ese mismo año es designado miembro titular de la Junta Nacional de Arqueología y Etnología. Precisamente convocada por ésta, organizó en 1950, con el doctor Osvaldo Morales Patiño y José Luciano Franco,2 la Reunión de Antropólogos del Caribe que sesionó en la Oficina del Historiador. Es el autor de varios libros y folletos, además de editor de diversos volúmenes; en 1928, redacta, dirige y publica La Habana de ayer, de hoy y de mañana, álbum destinado a las personalidades de América y Europa que visitaron la capital de Cuba, con motivo de la VII Conferencia Internacional Americana y del II Congreso Internacional de Emigración e Inmigración. Otro momento importante en su vida lo constituye su iniciativa de que se publicara en 1932 la primera edición cubana de La Edad de Oro, precedida de su estudio Martí y los niños; Martí, niño. En 1935 el alcalde de turno acepta la sugerencia de Roig de publicar por el Municipio obras claras, sencillas y de distribución gratuita sobre temas históricos diversos; de ahí que disponga la edición de Cuadernos de Historia Habanera y la designación del Historiador de la Ciudad para la dirección de esta publicación de divulgación histórica que alcanzó el nº 75 (apareció ininterrumpidamente hasta 1962, en volúmenes de 80 a 200 páginas cada uno y tiradas de mil ejemplares). Ese mismo año publica Historia de la Enmienda Platt, una interpretación de la realidad cubana, y, luego de un decenio de intenso trabajo, edita el primer volumen de las Actas Capitulares del Ayuntamiento de La Habana, el cual es dado a conocer con posterioridad durante la inauguración en 1938 de la Biblioteca Histórica Cubana y Americana Francisco González del Valle, evento en el que también hace público el tomo uno de su Historia de La Habana. Ambas obras fueron distribuidas gratuitamente. Tuvo una destacada labor periodística en revistas y diarios habaneros. Se distingue en Carteles3 (1923-1954), en la cual tuvo a su cargo varias secciones; en Gráfico,4 que dirigía Conrado Massaguer,5 y donde redactaba las secciones de costumbres «Rasgos y Rasguños», y «Personajes y Personillas». Es notorio el trabajo que desarrolla en Social6 en el período 1926- 1938, bajo el seudónimo de Cristóbal de La Habana. Después de 1959, intensifica su gestión como Historiador de la Ciudad, editor de volúmenes y promotor de la cultura. Publica, ese año, El antimperialismo de Don Francisco Henríquez y Carvajal; Los Estados Unidos contra Cuba Libre; Males y vicios de Cuba republicana, sus causas y su remedio; Máximo Gómez, el libertador de Cuba y el primer ciudadano de la República. En 1960, ven la luz: Hostilidad permanente de los Estados Unidos contra la independencia de Cuba; El presidente Mc-Kinley y el gobernador Wood, máximos enemigos de Cuba Libre; y Los Estados Unidos contra Cuba Republicana. Por su parte, en 1961, publica La Casa de Gobierno o Palacio Municipal de La Habana y El Grupo Minorista de intelectuales y artistas habaneros, esta última en la colección Cuadernos de Historia Habanera, de la Oficina del Historiador. Los cuatro tomos de La literatura costumbrista cubana de los siglos XVIII y XIX y Tradición antimperialista de nuestra historia, aparecen en 1962. Fallece en La Habana, el 8 de agosto de 1964, a la edad de 75 años. Un año después de su muerte, el Museo Histórico de Ciencias Médicas Carlos J. Finlay publica la obra de Roig Médicos y medicina en Cuba. Historia, biografía, costumbrismo. Presentación de la edición Sólo unas palabras para explicar —a grosso modo— los criterios de selección que seguimos para poner ahora en manos de los lectores apenas unos 42 artículos de costumbres de Emilio Roig de Leuchsenring, quien tiene en su haber centenares de trabajos de este género periodístico-literario que, durante las primeras décadas del siglo XX, fueron reproducidos en disímiles publicaciones periódicas cubanas. Primero, decidimos reeditar las 12 crónicas que, en 1923, reunió el editor costarricense Joaquín García Monge, en la «pequeña colección de artículos de costumbres cubanas» —única con textos de este tipo bajo la rúbrica de Roig— titulada El caballero que ha perdido su señora. Incluso incorporamos la carta que, escrita por José María Chacón y Calvo7 al también llamado —en su momento— «benemérito de las letras latinoamericanas», fuera usada como Prólogo a dicho volumen. Luego aparecen los trabajos que han sido publicados hasta ahora en la revista Opus Habana (Oficina del Historiador), la cual, desde su primer número en 1996, los ha venido reproduciendo como una continuidad palpable de la labor editorial que desarrollara hasta su muerte en 1964 el primer Historiador de la Ciudad de La Habana. Agregamos otros 14 con características similares al resto, también ilustrados —en su mayoría— con caricaturas de Conrado Massaguer. Por último, quisimos otorgar un valor añadido a este volumen ofreciendo datos sobre personalidades cubanas, nombres de calles e instituciones habaneras, entre otros términos a los que alude Roig de Leuchsenring en sus artículos, además de adicionar una relación de las publicaciones en que éstos vieron la luz. A mi maestro y predecesor Nacido en la calle de Acosta8 número 40, no lejos de la iglesia y del Real Colegio de Belén,9 que sería luego su casa de estudios, la infancia de Emilio Roig de Leuchsenring transcurrió en el seno de uno de los barrios populares de La Habana. Con esa gracia y forma de vivir tan nuestra, las familias que como los Roig de Leuchsenring disfrutaban de un status acomodado, no se distanciaban de los que tenían menos recursos en esa especie de promiscuidad que fue un sello característico del antiguo patriciado. Coinciden en él dos tradiciones: la primera, la de los Roig —rojo en lengua catalana—, sólida en cuanto a sus conocimientos del comercio y en la que, según su propio testimonio, se habían desempeñado por largo tiempo hasta que ya en Cuba tomaron otro camino. El más privilegiado, sin dudas, fue el que llevó a su tío Enrique al exclusivo ámbito del foro habanero, donde brilló por su sabiduría y elocuencia. Y la segunda, la de los Von Leuchsenring, que adquirió notoriedad por tener sobre el dintel de la puerta de su casa el escudo de la ciudad libre de Hamburgo que integró la hansa, importante asociación de ciudades-estados en tierras germanas. Precisamente en la calle del Obispo10 número 39 se hallaba la farmacia de Hermann Leuchsenring, sitio en el que pasaba tantas horas. Siendo un niño amable y gentil, debió esencialmente este rasgo de su carácter al de su madre, quien cuidó de los hijos con ternura. La plazuela de Belén fue el lugar propicio para sus juegos, llamando poderosamente su atención el arco y la torre. En lo alto de esta última, el sabio padre jesuita Benito Viñes estudiaba por aquel entonces las leyes naturales que regían uno de los más temidos y frecuentes fenómenos de la naturaleza tropical: el ciclón. El primer artículo de Roig de Leuchsenring para El Fígaro11 vio la luz el 4 de agosto de 1912. Este trabajo era ya un atisbo de lo que sería su quehacer periodístico futuro en el que él asume, con la vertiente costumbrista, uno de los signos de identidad del carácter cubano. Y no podía ser de otra manera. Desde su hogar, adonde llegaban a golpear la aldaba de la puerta vendedores que pregonaban los más disímiles productos, podían percibirse claramente los toques de tambor con que los miembros de los Cabildos solemnizaban sus fiestas; el paso de los cofrades en su andar al vetusto templo, el mismo en que la eximia Gertrudis Gómez de Avellaneda12 depositó la áurea corona de laureles con que la intelectualidad había querido ceñir su frente al volver de su prolongado alejamiento. Tal y como los había juntado Víctor Patricio de Landaluze,13 allí lucían su facha desaprensiva, los guapos de Belén con su atrabiliario y gracioso andalucismo; las mulatas de rumbo o los chinos cantoneses a quienes se apodaba de Manila. Con su incipiente vocación, se grabaron en forma indeleble las figuras de los novios de balcón y de ventana; las travesuras de los mataperros y de los bufones modernos; las peripecias del conocido joven; los infortunios del médico de los muertos; las penurias de los maridos carceleros; los atributos de la niña precoz; las infinitas variedades de pesados, como los rompegrupos; el muy abundante tipo de familia distinguidísima… Ahí está la génesis de su acierto. Lector insaciable, creyó sin embargo en la virtud de la memoria popular y dejó constancia en sus artículos y escritos posteriores de la utilidad de lo uno y de lo otro. Gran conversador, escuchaba con paciencia y gozo a todos aquellos que contribuyeron de manera notable a forjar tan fascinante imaginario. De ahí que siendo muy joven pareciese que hubiese sido testigo de otras vidas. Su afición por lo universal jamás limitó su ardorosa y militante cubanía. Nacido en 1889, muy temprano colocó sobre su escritorio aquella pequeña torre de Eiffel con que, al decir de Martí,14 la modernidad se había erigido su propio movimiento. Y es que ambos emergieron al unísono. La réplica del monumento fue como su temprana consagración a las luces del humanismo. Admiró las crónicas y pasajes de José de Armas y Cárdenas,15 José Victoriano Betancourt,16 el Conde Kostia…17 y escogió para sí diversos seudónimos como el de Hermann Leuchsenring, Unoquelovio, Unoquelosabe, Cristóbal de La Habana, Juan Matusalén Junior, El Curioso Par- lanchín… Los artículos de costumbres modelaron su tan agradable y directo estilo y quedaron para siempre en el acervo de su inagotable creatividad. Agradezco al Centro Cultural Pablo de la Torriente Brau y a mi incansable amigo Víctor Casaus la publicación de este libro y a las compiladoras, cuya devoción por la obra de Emilito bien conozco, sin poder evitar que, al escribir esta letras breves, aparezca ante mí la imagen amada del maestro sin cuya vida y obra la nuestra habría sido imposible. Eusebio Leal Spengler Homenaje a la vitalidad de la memoria La Colección Homenajes de Ediciones La Memoria presenta estos 42 artículos de costumbres escritos por Emilio Roig de Leuchsenring a partir de la segunda década del pasado siglo XX. Con ello esta Colección que se inició con la publicación de un libro querido y olvidado de Raúl Roa,18 Historia de las doctrinas sociales, quiere recordar a una figura laboriosa e intensamente batalladora de la cultura cubana. No faltarían otras muchas razones para festejar este nuevo volumen de nuestra editorial que aparece gracias a la labor y el apoyo de la Oficina del Historiador de la Ciudad y de su director, el Dr. Eusebio Leal Spengler. Además de cumplir con el objetivo confeso de homenajear a su autor, Artículos de costumbres es, en sí mismo, un homenaje a la vitalidad de la memoria. Por sus páginas pasan los personajes populares que Roig supo ver, descubrir, fotografiar para nosotros a través de la palabra, en un ejercicio de observación y comunicatividad que nos recuerda la creciente hegemonía de esos recursos en el mundo de hoy, ahora con la utilización de nuevas tecnologías y nuevos lenguajes artísticos, en los que la imagen en movimiento tiene una presencia definitiva. Traer este texto —agudo y ameno— de Emilio Roig de Leuchsenring para que enriquezca la papelería entusiasmada y creciente del Centro Cultural Pablo de la Torriente Brau es también un acto de consecuencia y un homenaje —otro— a la amistad. Las evidencias pueden hallarse —al vuelo— en las obras, los artículos, el intercambio epistolar entre aquellos compañeros de entonces que siguieron, en esencia, siendo los mismos: Roa, Pablo19 y el autor de estos artículos de costumbres que las imágenes de Conrado Massaguer acompañan, como fiel contrapunteo, a lo largo de las páginas de esta obra. Una carta enviada por Pablo desde su exilio neoyorquino a finales de 1935, informa a su amigo en La Habana: Por lo pronto comunicarte que hemos fundado aquí el Club «Martí», bajo los mismos lemas de esta organización, y con el fin de movilizar hacia la revolución a un barrio importante de New York en el cual hay numerosos cubanos. (…) Concretamente: te pido a ti todo lo que hayas publicado sobre el problema imperialista en Cuba, sobre Martí y sobre cuestiones sociales y económicas. En esos temas sobre los que Pablo solicitaba materiales, desarrolló Roig —sin dudas— las facetas más importantes de su extensa e intensa actividad intelectual, comprometida con la historia y la verdadera independencia de su Patria: sus textos sobre las relaciones entre Cuba y Estados Unidos, su análisis de la vergonzosa Enmienda Platt, su visión de Martí antimperialista que llega hasta nuestros días, son ejemplos de su vocación de combate y lucidez. Paralelamente a la bibliografía del autor, corren las líneas de su copiosa ficha biográfica que nos llevan a transitar —junto a él— por momentos esenciales de nuestra historia, desde la Protesta de los Trece20 y la fundación del Grupo Minorista21 hasta la sistemática y diversa labor de la Oficina del Historiador de la Ciudad, que dirigió desde 1938 hasta su muerte en 1964. Defensor del patrimonio cultural, historiador y maestro de historiadores, activista y creador, editor y ensayista, periodista siempre, Emilio Roig fue de esas figuras que engarzaron, con su vida y su obra —contra viento y marea— los sueños del nacimiento de la conciencia revolucionaria moderna en nuestro país, en la década del 20 del siglo pasado, con la realizaciones alcanzadas a partir de 1959 en «esta intimidad aldeana de nuestra pequeña gran ciudad» y en la Isla toda. Realizado juntamente con la Oficina del Historiador de la Ciudad, este libro es una muestra de la continuidad de esa voluntad creadora que hoy anima la transformación de la parte más antigua de La Habana. El Centro Pablo agradece a nuestro amigo el Dr. Eusebio Leal Spengler la posibilidad de incorporar esta compilación a su catálogo editorial y sumarlo a otro proyecto con el que rendimos homenaje, hace algunos años, a Emilio Roig de Leuchsenring: aquel casete de la Colección Palabra viva que reúne algunos de sus discursos y nos devuelve la maravilla de su voz y de su ímpetu. Hecha con amor y profesionalidad, esta obra contiene valiosas notas finales con las que sus realizadoras enriquecen los contextos de estos artículos de costumbres que nos harán mirar a nuestro entorno para buscar similitudes y diferencias y sonreír ante la agudeza y el humor de aquel historiador constante, fundador de proyectos y defensor incansable de nuestra soberanía. Víctor Casaus Prólogo a la edición de El Caballero que ha perdido su señora Santa María del Rosario, 26 de septbre, 1922. Sr. D. Joaquín García Monge, San José de Costa Rica, Centro América. Mi excelente amigo: Recibirá Ud. en estos días la preciosa colección de artículos de costumbres de Emilio Roig de Leuchsenring. No sé si mi amigo se habrá decidido, al fin, a dar a la inédita colección el título

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