Aprende a cambiar tu Estado Emocional en 15 minutos. H erramientas Prácticas de Coaching , Inteligencia Emocional y Programación Neurolingüistica. BEATRIZ GARCIA RICONDO ENRIQUE JURADO ADELINA RUANO 1 2 APRENDE A CAMBIAR TU ESTADO EMOCIONAL EN 15 MINUTOS USANDO LAS HERRAMIENTAS DEL COACHING, LA INTELIGENCIA EMOCIONAL Y PROGRAMACIÓN NEUROLINGÜÍSTICA AUTORES: Enrique Jurado Fernández, Beatriz García Ricondo, Adelina Ruano Mochales 3 SUMARIO Prefacio Parte 1: Conceptos y objetivos 1. Concepto de emoción 2. Nuestros objetivos y nuestro estado emocional Parte 2: Tres disciplinas al servicio de nuestra gestión emocional 1. Antecedentes, concepto y aplicaciones del coaching 2. Antecedentes, concepto y aplicaciones de la inteligencia emocional. 3. Antecedentes, concepto y aplicaciones de la programación neurolingüística. Parte 3: Cómo cambiamos nuestro estado emocional 1. Cambiar una emoción con inteligencia emocional: el proceso emocional básico. 2. Cambiar una emoción con coaching: cambio de creencias. 3. Cambiar una emoción con PNL: los anclajes. Parte 4: Conclusiones Bibliografía 4 “Se tú el cambio que quieres ver en el mundo” Mahatma Gandhi 5 AGRADECIMIENTOS Queremos dedicar este libro a todos aquellos que eligen perseguir sus sueños y ser mejores cada día . Y por supuesto a todas las personas que nos apoyan haciendo que nuestra pasión, trabajo y dedicación tengan sentido. 6 PREFACIO ¿El intelecto sigue teniendo importancia? desde luego que si. Necesitamos un cierto nivel de CI (cociente intelectual) para no quedarnos atrás. Ahora bien, una vez que contamos con un CI que nos permite avanzar y entrar en el juego, la diferencia entre ser más o menos felices, entre estar más o menos satisfechos y tener más o menos éxito, no radica en nuestro CI. Llegados a este punto, necesitamos hablar de otros factores, tales como la salud emocional, la madurez, el equilibrio, la tolerancia a la frustración, la capacidad de automotivarnos frente a las adversidades, etc. Factores todos ellos relacionados con nuestra capacidad de regular nuestros estados emocionales y no tanto con nuestra capacidad intelectual. ¿Es posible ayudar a las personas a mejorar sus emociones? por supuesto que sí. Existen diversas técnicas que podemos utilizar para mejorar nuestro estado emocional y el de las personas que nos rodean. Tengamos en cuenta que las emociones son contagiosas y que una sola persona puede influir en el tono emocional de un grupo creando un modelo. Cuenta Cary Cherniss en el libro “Inteligencia Emocional en el Trabajo” (Kairós 2005), como James Dozier, general de brigada del ejército estadounidense, descubrió el poder de las emociones cuando, en 1981, fue secuestrado por las Brigadas Rojas, el grupo terrorista italiano. Dozier pasó dos meses en cautividad antes de ser rescatado. Durante los primeros días de su cautiverio, sus secuestradores parecieron enloquecer a consecuencia de la excitación que rodeó todo el suceso. Dozier tomó conciencia de que su vida corría un gran peligro y recordó haber aprendido que las emociones son contagiosas. Su primera tarea consistió en mantener 7 bajo control sus propias emociones, regular su estado emocional, tarea difícil dadas las circunstancias. A continuación trató de expresar tranquilidad a través de sus acciones y empezó a percibir que sus secuestradores estaban asimilando su calma. Dozier percibió adecuadamente el estado emocional de sus captores y comprendió el peligro que representaba para él. Fue capaz de modificar su propio estado emocional, y al expresarlo de manera eficaz, contribuir a modificar el de sus secuestradores. ¿Hasta qué punto es importante nuestro estado emocional en nuestros trabajos, en las situaciones típicas que abordamos día a día? Actualmente nos vemos en la necesidad de abordar grandes y rápidos cambios, en la obligación de ser cada vez más creativos, de impulsar la innovación en nuestras empresas, de manejar enormes cantidades de información, de trabajar mejor juntos, de tomar buenas decisiones de forma rápida, y un largo etcétera. Para ser más efectivos, más productivos y estar satisfechos, regular nuestras emociones ya no es una opción, se ha convertido en una necesidad. Manejar nuestros estados de ansiedad, lidiar con nuestros miedos, gestionar la incertidumbre, etc., se han convertido en claves para el éxito personal y profesional. ¿Y podemos aprender a regular nuestras emociones y de este modo modificar nuestros estados emocionales? La respuesta es indudablemente sí. 8 PARTE I: CONCEPTOS Y OBJETIVOS 1. CONCEPTO DE EMOCIÓN El concepto de emoción, es un concepto controvertido. Si atendemos a las diversas definiciones que podemos encontrar al respecto, existe una amplia variedad de conceptos: “Alteración del ánimo intensa y pasajera, agradable o penosa, que va acompañada de cierta conmoción somática” (Diccionario RAE, 2001). “Estado particular de un organismo que sobreviene en condiciones muy definidas (una situación llamada emocional) acompañado de una experiencia subjetiva y de manifestaciones somáticas y viscerales” (Dorón y Parot, 1998, 200). “Estados afectivos o sentimientos, acompañados de cambios fisiológicos que, con frecuencia, influyen en la conducta” (Worchel y Shebilske, 1998, 401). “[...] se refiere a un sentimiento y a los pensamientos, los estados biológicos, los estados psicológicos y el tipo de tendencias a la acción que lo caracterizan” (Goleman, 1996, 418). “Estado complejo del organismo caracterizado por una excitación o perturbación fisiológica que predispone a una respuesta organizada. Las emociones se generan como respuesta a un acontecimiento externo o interno”. (Bisquerra, R., 2005, 61) Esta muestra variada, ejemplifica lo difícil que le resulta a la ciencia definir con claridad lo que significa este constructo. Para intentar evitar el problema que existe en la definición de emoción y que comparten muchos autores (Goleman 1996, Dorón y Parot 1998, Reeve 1994), consideramos necesario quedarnos con la aproximación etimológica que nos proporciona el término. 9 Emoción proviene del latín emotiö, cuya raíz etimológica es el verbo motere más el prefijo e-. Motere significa movimiento y el prefijo e- nos indica una dirección. Por lo tanto, podemos decir que “movimiento hacia algo” sería un significado que parece indicar algo consustancial con la emoción: tendencia a la acción. Tendencia que en los animales y niños se ve claramente pero que en el mundo de los adultos pasa normalmente por la cognición (Goleman 1996, 25 y 26). Para sintetizar, podríamos decir que la emoción es un impulso para la acción, subjetivo y cognitivo, que proviene de un estímulo y que tiene unas manifestaciones físicas tanto voluntarias como involuntarias. Todas las emociones son impulsos a actuar, planes instantáneos para enfrentarnos a la vida, que la evolución nos ha inculcado. 2. NUESTROS OBJETIVOS Y NUESTRO ESTADO EMOCIONAL ¿Querría usted indicarme qué camino debo tomar para salir de aquí? - preguntó Alicia en la novela de Lewis Carrol. Eso depende en gran medida del lugar a donde quiera ir - respondió el gato. No me preocupa mucho a donde ir – dijo Alicia. En ese caso ¡poco importa el camino! – declaró el gato. ¿Cómo llegar si desconocemos a dónde ir? Nuestro cerebro trabaja en base a objetivos, si no le decimos a dónde queremos ir, difícilmente nos ayudará a llegar. Más bien andará perdido o despistado. Pero si queremos poner nuestros recursos y capacidades a trabajar para llegar a nuestro objetivo, previamente debemos dar respuesta a una pregunta. ¿Adónde quiero ir? y la respuesta a esta pregunta puede variar considerablemente en función de nuestro estado emocional. 10
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