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Anderson, Poul - La Espada Rota PDF

185 Pages·2003·1.04 MB·Spanish
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Preview Anderson, Poul - La Espada Rota

1 Scafloc había sido raptado por los elfos. Un ser engendrado de troll y elfo, Valgard, ocupó su lugar. Con los años, Scafloc, El Ahijado de los Elfos, liberar la terrible maldición que pesa sobre Tirfing, la rota espada rúnica que le regalaron los Ases para que se sirviera de ella cuando comenzara a vislumbrarse el Ocaso de los Dioses. Pero, como Scafloc, comprobara, no es un simple regalo, sino una maldición funesta que le obligara a enfrentarse con medio mundo y con Valgard, su sombra ...Quizá la mejor obra de fantasía heroica escrita por un norteamericano. E. F. Bleiler La espada rota sigue siendo mi novela favorita de fantasía heroica, y me sirvió de notable fuente de inspiración para mis primeras obras. Michael Moorcock Poul Anderson posee esa habilidad de escribir y esa imaginación disciplinada capaces de iluminar los rincones más oscuros Isaac Asimov ¡Resulta imposible para un intelecto tan vivido e imaginativo como el de Poul Anderson tocar el tema más familiar y no convertirlo en oro! Anthony Boucher 2 Colección dirigida por Javier Martín Lalanda Diseño y cubierta de Blanca Ortega 3 Introducción, traducción y glosario: Javier Martín Lalanda 4 Título original: The Broken Sword, Abelard-Schuman, 1954, para la primera versión; Ballantine Books, 1971, para la presente edición revisada © Del texto: Poul Anderson, 1971 Published by agreement with Scott Meredith Literary Agency, Inc., 845 Third Avenue, New York, N. Y. 10022 © De la introducción y traducción: Javier Martín Lalanda © De esta edición: Grupo Anaya, S. A., Madrid, 1992 Telémaco, 43. 28027 Madrid 1.a edición, octubre 1992 ISBN: 84-207-4827-7 Depósito legal: M. 30.855/1992 Compuesto en Puntographic, S. A. L. Sol Naciente, 31. 28027 Madrid Impreso en GRAFUR, S. A. Ctra. Paracuellos de Jarama a Belvis, Km. 0,3 Polígono Industrial Igarsa 28860 Paracuellos de Jarama (Madrid) Impreso en España-Printed in Spain Edición Digital: Scalm, Agosto 2003 [email protected] Reservados todos los derechos. De conformidad con lo dispuesto en el artículo 534-bis del Código Penal vigente, podrán ser castigados con penas de multa y privación de libertad quienes reprodujeren o plagiaren, en todo o en parte, una obra literaria, artística o científica fijada en cualquier tipo de soporte, sin la preceptiva autorización. 5 La dedicatoria de la primera edición de esta obra fue para mi madre ASTRID ANDERSON lo mismo que esta, sólo que ahora ha de ser compartida (duplicando de tal modo mi satisfacción) con mi hija, quien lleva su mismo nombre. 6 INTRODUCCIÓN De espadas y aventureros: la fantasía de Poul Anderson Hay espadas que empuña el entusiasmo y jinetes de luz en la hora oscura. Julio Martinez Mesanza, Europa A la hora de presentar al autor que inaugura esta nueva colección de literatura fantástica, Poul Anderson, con su obra La espada rota, antes que nada habrá que decir que tal elección no es debida al azar, sino a un deseo editorial consciente que responde a la necesidad, profundamente sentida, de presentar al público de lengua castellana las mejores obras, y más injustamente olvidadas, de los autores más destacados de ese amplísimo campo que es la literatura fantástica, sin distinción de géneros ni subgéneros, que han influido notablemente en posteriores obras de autores más recientes. La espada rota y otra excelente novela de Anderson, La saga de Hrolr Kraki, que también forma parte de los primeros títulos de la colección Ultima Thule, rondaban por mi mente durante los últimos años, insinuándoseme con insistencia a la espera de verse editadas, como si tuviesen vida propia. Y ambas me dejaban oír una y otra vez el estruendo del combate y el clamor de las espadas que se encierra entre sus páginas, y que quienes tengan la gentileza de leer estas líneas de presentación no tardarán en descubrir. La espada rota, que pertenece al género conocido como «fantasía heroica», resulta ser, en una primera aproximación, algo así como una mezcla, explosiva, sin dudarlo, y a partes iguales, entre el Rober E. Howard más salvaje y sombrío, y el J. R. R. Tolkien más élfico que uno se pueda imaginar, ya que narra la historia de Skafloc, el Ahijado de los Elfos, en el marco histórico de las invasiones vikingas de la Inglaterra del siglo IX. Pero aún hay más, ya que el trasfondo mítico-simbólico de la obra va a entrelazar, de manera sorprendente, motivos de la mitología, irlandesa con otros del mundo nórdico, para proyectarlos sobre un fondo fantástico y muy querido por todos nosotros, estoy seguro, que es el Mundo de las Hadas —o de Faerie, como lo llama su autor—, de suerte que, en más de un momento, trolls y elfos llegarán a codearse con Lugh Brazo Largo y con Odín, aunque sin perder de ojo el mundo real, el mundo de los hombres, corno se dice en la novela. Sólo por ello, por la riqueza de combinaciones e interpenetraciones de estos cuatro universos indicados y por el simple hecho de curiosear en ese curioso ejercicio de imaginación que representa, creo que bien vale la, pena leérsela. 7 Y aun podría añadirse otra razón más: porque tal y como su autor, Poul Anderson, uno de los más prolíficos —y más premiados— de la literatura fantástica, reconoce en el posfacio a esta edición, La espada rota constituye uno de los momentos más brillantes de su producción, que sólo sería continuado, en cierto modo, por Hrolf Kraki, lo que explica que ambos títulos se hayan escogido para la presente colección. Ello no quiere decir que ésta vaya a recoger obras inusuales ni raras por sí mismas, sino sólo aquellas que lo sean debido al interés que encierren y por estar bien escritas. Habría que puntualizar, por tanto, que La espada rota está escrita de tal manera que recrea formalmente las sagas escandinavas —hay mucho en ella de las Eddas y dé la Saga de Grettir, que narra la lucha del héroe islandés Grettir contra los trolls—, con poemas que se han intentado poner en métrica en la presente traducción y una notable densidad de prosa poética, cuajada de kenningar. Por otra parte, es de destacar en ella la meticulosidad de las descripciones de los combates y batallas —no en vano Anderson fue miembro de la Sociedad para el Anacronismo Creativo, una asociación de «guerreros» que diseñaban sus equipos y realizaban torneos incruentos, muy activa en los USA por la década de los años setenta— y la finura de los tipos psicológicos de sus protagonistas, sobre todo de los dos más importantes: Skafloc, el Ahijado de los Elfos, y Valgard Berserkr, su doble, sombra o imagen especular, ya que, realmente, es el «hijo cambiado» o changeling que los elfos le dejaron a su madre en la cuna al llevarse a Skafloc. Comentaba antes la importancia que tienen los volúmenes de la colección Ultima Thule como modelos que han influido en obras posteriores. Pues bien, el lector verá que la espada Tyrfmg, rúnica y maldita, que empuña Skafloc y que da título a la novela, aun participando del arquetipo de «espada encantada que causa la muerte cada vez que resulta desenvainada» (D 1653.1.1.1 del Motif-índex of Folk-Literature de Stith Thomson), se encuentra en el origen de la Stormbringer, o Atraetormentas, la espada de otro héroe de estos mundos de fantasía, Elric de Melniboné, creado por el británico Michael Moorcock. y digo esto sin ánimo de vilipendiar a Moorcock ni a su Elric, a quienes dediqué un largo y elogioso estudio en Fan de Fantasía, la revista dirigida por José Luis González Lago (precisamente en su número 6, de junio de 1982), pues la idea de «multiverso», en la que se basa el entramado físico-teórico del discurso de Moorcock, ya había sido desarrollada por Poul Anderson —que es físico de formación— en otra obra anterior, que también transcurre en el reino de Faerie. Me refiero, ciertamente, a Three Hearts and Three Lions — que recrea, en clave que equidista entre la ciencia ficción y la fantasía, las aventuras de un célebre héroe medieval del ciclo carolingio, Ogier el Danés—, publicada por entregas en los números de septiembre y octubre de 1953 de la prestigiosa revista norteamericana The Magazine of Fantasy and Science Fiction, pocos meses antes de que apareciese la obra que nos ocupa, La espada rota, que en edición americana, The Broken Sword, fue editada en 1954 por Abelard Schuman. ¿A qué es debido que esta obra de Anderson haya pasado desapercibida? A la edición, al mismo tiempo que ella, de El Señor de los Anillos de Tolkien. En efecto, The Lord of the Rings aparece en Gran Bretaña en 1954, de suerte que frente a una temática similar, el profesor de Oxford eclipsa totalmente al recién titulado norteamericano. No deja de ser, por tanto, una broma del destino —¿quién sabe si no sería debido a un encantamiento de los trolls y de sus adictos?— que Tolkien, quien, precisamente, quería resucitar esa dimensión feérica que veía perdida, debido a una falta de coordinación con su «aliado» del otro lado del Atlántico, malograse sus encomiables esfuerzos. *** Poul Anderson nació en Pennsylvania (USA) el 25 de noviembre de 1926, de padres daneses. Tras una estancia en Dinamarca, regresó a Estados Unidos, a Minnesota, acabando en 1948 la licenciatura en Físicas, profesión que no llegaría a 8 ejercer, ya que su carrera de escritor había comenzado un año antes, en 1947, con el cuento Tomorrow Children, escrito en colaboración con F. N. Waldrop, que le es publicado en el número de marzo de la revista Aftounding Science Fiction. Desde entonces hasta el día de hoy, su bibliografía se compone de más de 410 entradas, con obras que van desde la ciencia ficción «dura» a la fantasía heroica, pasando por la fantasía histórica, la space opera, la ciencia ficción de aventuras y el relato policial. El número de galardones que atesora, salvo error u omisión, es de dieciséis, entre ellos el Augusl Derleth de 1975 por la novela. Hrolf Kraki's Saga, que, como antes anunciábamos, aparecerá próximamente en esta colección. Con una producción tan extensa, sería empeño vano querer resumir en unas escasas líneas lo más importante de la misma. Sin embargo, debe apuntarse que, si existe una clave común en la temática de Anderson, estaría formada por el sentido de iniciativa y el saber resistirse a la adversidad. Sus héroes son individualistas, vitales y, al mismo tiempo, melancólicos y románticos, con un punto de anarquismo. A pesar de ser físico deformación y de haber escrito ensayos sobre el trasfondo científico de buena parte de sus novelas, como el interesantísimo The Creation of Imaginary Worlds (1974), Anderson resulta ser un fino analista histórico, partidario de un medievalismo ideal, que nada tendría que envidiar al de un William Morris, y defensor de las civilizaciones arcaicas frente a las evolucionadas, lo que le hace introducir mitos y leyendas clásicos en buena parte de sus obras, como en Queen of Air and Darkness (1971), donde unos extraterrestres suscitan en los invasores humanos los terrores ancestrales a espíritus y duendes, o en Goat Song (1972), en donde el mito de Orfeo se entremezcla con el de una civilización gobernada por un ordenador: Orfeo muere, pero ocasiona la muerte de aquella civilización. También da idea de esa revuelta contra las máquinas que siente Anderson su cuento The Longeál Voyage (1960), ambientado en un satélite, donde los humanos que viven en él, que han involucionado a una época preindustrial, destruyen una nave espacial que encuentran, por miedo a que su evolución sea más rápida de lo que consideran conveniente. Lo mismo puede decirse de No Truce with Kings (1963), que narra los intentos que realizan unos extraterrestres para que la humanidad, que ha vuelto a la Edad Media, evolucione, de una manera análoga a la conocida novela de los hermanos Strugatski, convertida recientemente en película, ¡Qué difícil es ser Dios! Pero Anderson invierte el desenlace: los extraterrestres son derrotados, y esto es lo que les responde uno de sus oponentes: «No pongo en duda que los humanos cometamos errores tremendos. Pero la cuestión es que aprendemos mil maneras distintas de resolver nuesTros problemas. Quizá ahora podamos resolver alguno, ¡pero solos! Aquí, en la Tierra, tendremos el derecho a elegir libremente. Antes prefiero estar muerto que domesticado.» Como una variante, Anderson había presentado pocos años antes su novela High Crusade (1960), que participa del mismo orden de ideas de la última obra comentada, pero en clave disparatadamente burlesca: unos individuos medievales de la Tierra se hacen con la nave de unos extraterrestres y se dedkan a conquistar el universo como si realizasen una cruzada. Mención aparte, fuera de las usuales temáticas de los mundos de fantasía y ciencia ficción, se encuentra su novela A Midsummer Tempest (1973), que viene a desarrollarse en un mundo paralelo donde las ficciones de Shakespeare son reales y el dramaturgo británico resulta ser un famosísimo historiador, y que ofrece un de- senlace diferente a la lucha de Cromwell con su soberano Carlos 1, que marcaría (Anderson dixit) el comienzo en tierras anglosajonas del maquinismo y del capitalismo liberal, de raíces puritanas. Dentro de la ciencia ficción, pero con contenidos históricos, se encuentra la serie de cuatro relatos Guardians of Time (1960), a la que vendrían a añadirse otros dos más, recogidos en el volumen Time Patrolman (1983). La space opera, esto es, ciencia ficción ambientada en imperios estelares, más o menos decadentes, está representada por las obras recogidas en dos ciclos: 9 el de Dominic Flandry y el del mercader interplanetario Nicholas Van Eijn. Anderson también escribiría su personal versión de las aventuras de Conan el Bárbaro, en Conan the Rebel (1980), novela que marca el decantarse del autor hacia lo fantástico o histórico (en 1960 había escrito dos novelas históricas The Golden Slave y Rogue Sword) ya que ese mismo año aparece su trilogía El último vikingo, con tres volúmenes: The Golden Horn, Road to the Sea Horse y Sign of the Raven, y su novela The Merman's Children (1979), de suerte que en la actualidad, Poul Anderson disfruta de la fama de su último trabajo, la tetralogía El Rey de Ys, escrita en colaboración con su esposa Karen, cuya primera entrega apareció en 1986. * * * Indiquemos, por último, que en lo referente a la traducción se ha mantenido el espíritu y la época de la novela, al traducir tal cual los kenningar que Anderson, como buen nórdico, emplea profusamente —cuando habla, por ejemplo, de «el águila de sangre» para referirse a la sangre que brota de una herida— y que se han utilizado las palabras originales, ya fuera en nórdico antiguo (lo que los anglosajones denominan Old Norse) o en gaélico, del vocabulario empleado. Por ello, el cabo Skaw, del extremo norte de Jutlandia, escrito así, en inglés, figura en la traducción como Skagen, que es como corresponde. El inglés berserk pasa a ser berserkr, cuyo plural es berserkir. Tarnkappe, palabra alemana que Anderson ha debido tomar del Nibelungenlied, ajena, por tanto, al contexto escandinavo o élfico —por desgracia desconozco la lengua de los elfos—, se conviene en «manto de invisibilidad». Eochy, uno de los apelativos del dios irlandés Dagda, escrito así al transcribirlo al inglés, ha sido reescrito como Echu, en gaélico. En cambio, se ha conservado el sentido del original inglés longship, al traducirlo por «navío largo», ya que procede del antiguo nórdico langskip, palabra que designa el barco de guerra, también llamado, poéticamente, drakkar (dragón) y snekkja (serpiente), como recordase Lueien Musset en su espléndida obra sobre las invasiones de los «bárbaros», y que sugirió al noveliza sueco Frans G. Bengtsson el título de una maravillosa saga de vikingos. Y Danelaw, la palabra que hace referencia a la parte de Inglaterra que pasa a manos de los daneses tras el convenio al que llegan con el rey Alfredo el Grande, queda en inglés inalterada, por haberse convertido en palabra de uso corriente en los eludios dedicados al respecto. El mayor problema de la traducción lo supuso la palabra inglesa changeling que, utilizada en un contexto folklórico, se refiere al ente que los seres feéricos, de Faerie, dejan a cambio del niño recién nacido que se llevan, por lo que la única traducción posible ha sido, y así aparece en algún momento, la de «niño cambiado», que, por otra parte, no resulta muy descaminada, pues se halla refrendada por una expresión castellana que participa del mismo orden de ideas, y que hace referencia al extrañamiento que sentimos al comprobar que una determinada persona parece distinta, lo que nos mueve al comentario de que dicha persona no es la de siempre, «que nos la han cambiado». En la obra encontrarán arcaísmos y palabras poco usuales. Ello no se debe a una predilección del traductor por lo antiguo, sino al deseo de sugerir el empleo constante que Anderson hace de palabras de origen escandinavo y gaélico, que respecto al inglés suponen el mismo contraste que el que ofrecen las palabras y giros introducidos en estas páginas. Añadiré, finalmente, que el glosario que he preparado, y que figura al comienzo de la novela, podrá ilustrar algunos aspectos mitológicos del texto Si se ha arbitrado esta manera y no la usual de notas a pie de página, ello ha sido debido a que el número de estas notas habría resultado excesivo y fuera del contexto usual de una colección de literatura fantástica; de cualquier modo, puede resultar recomendable la consulta de cualquier manual de mitología céltica y nórdica. Dioses y héroes de la mitología vikinga y Druidas dioses y héroes de la mitología celta, escritos, respectivamente, por Brian Branston y Anne Eoss, dos destacados especialistas, y editados por Anaya con espléndidas 10

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anglosajones denominan Old Norse) o en gaélico, del vocabulario empleado. relámpagos, y a Thor podía ocurrírsele descargar su martillo contra
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