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amar o depender? PDF

16 Pages·2014·1.61 MB·Spanish
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SELLO Zenithgrande COLECCIÓN FORMATO 14x21,5 Rústica Solap ¿Amar o depender? SERVICIO xx Otros títulos de Walter Riso en Zenith CORRECCIÓN: PRIMERAS Cómo superar el apego afectivo y hacer del amor DISEÑO A. Iraita una experiencia plena y saludable REALIZACIÓN La dependencia afectiva a la pareja tarde o temprano gene- O ra sufrimiento y depresión. Millones de personas en todo el S EDICIÓN mundo son víctimas de relaciones amorosas inadecuadas y I no saben qué hacer al respecto, ya que el miedo a la pérdida, R a la soledad o al abandono contamina el vínculo amoroso Walter Riso nació en Italia en 1951. CORRECCIÓN: SEGUNDAS R y lo vuelve altamente vulnerable. Un amor inseguro es una Su familia emigró a Argentina cuando era E bomba de tiempo que puede estallar en cualquier momento muy joven. Allí creció en un barrio DISEÑO T y lastimarnos profundamente. Sin embargo, y al contrario L multiétnico en el seno de una comunidad A REALIZACIÓN de lo que parece establecer nuestra cultura, sí es posible de inmigrantes italianos. Es doctor en W amar con independencia y aun así seguir amando. Es posible Psicología, se especializó en Terapia Cognitiva eliminar las ataduras psicológicas y, pese a todo, mantener y obtuvo una maestría en Bioética. Desde CARACTERÍSTICAS vivo el fuego del amor. hace treinta años trabaja como psicólogo ? clínico, práctica que alterna con el ejercicio IMPRESIÓN CMYK+ PANTONE SOLID r COATED 383M Entregarse afectivamente no implica desaparecer en el otro, e de la cátedra universitaria y la realización de d sino integrarse de manera respetuosa. El amor sano es una publicaciones científi cas y de divulgación Entra en www.amarodepender.com n suma de dos, en la cual nadie pierde. e en diversos medios. y accede al material exclusivo p PAPEL Estucado e Sus libros han cumplido el propósito con el código que se esconde detrás del rasca. d La adicción afectiva es una enfermedad que tiene cura y, lo de crear una vacuna contra el sufrimiento o PLASTIFÍCADO Brillo más importante, puede prevenirse. Este libro pretende ayudar humano proponiendo estilos de vida r a aquellas personas que son o han sido víctimas de un amor a saludables en distintos órdenes de la vida. UVI no m malsano y guiar a las parejas aún no contaminadas para que El éxito de los libros de Walter Riso es A sigan trabajando en la sana costumbre de amar intensamente arrollador. Actualmente reside en Barcelona. ¿ RELIEVE no y sin apegos. Para más información: www.walter-riso.coommm BAJORRELIEVE no BIBLIOTECA WALTER RISO Más información en: STAMPING no FORRO TAPA no PVP 16,00 € 10039542 Diseño de la cubierta: Departamento de Arte y Diseño, Área Editorial del Grupo Planeta GUARDAS no www.zenitheditorial.com a p Ilustración de la cubierta: © Alberto Ruggieri - Getty Images www.planetadelibros.com /Zenith Fotografía del autor: © Elena Blanco INSTRUCCIONES ESPECIALES: No ¿Amar o depender? Cómo superar el apego afectivo y hacer del amor una experiencia plena y saludable porta amar.indd 5 23/01/2014 10:56:45 PRIMERA PARTE ENTENDIENDO EL APEGO AFECTIVO El amor no es sólo un sentimiento. Es también un arte. BALZAC 19 AAmmaarr110055..ppddff 1199 2200//0011//22001144 1122::0011::2288 SOBRE ALGUNAS INCONVENIENCIAS DEL APEGO AFECTIVO: ACLARACIONES Y MALENTENDIDOS El apego es adicción Depender de la persona que se ama es una manera de enterrarse en vida, un acto de automutilación psicoló- gica donde el amor propio, el autorrespeto y la esencia de uno mismo son ofrendados y regalados irracional- mente. Cuando el apego está presente, entregarse, más que un acto de cariño desinteresado y generoso, es una forma de capitulación, una rendición guiada por el miedo con el fin de preservar lo bueno que ofrece la relación. Bajo el disfraz del amor romántico, la persona apegada comienza a sufrir una despersonalización lenta e implacable hasta convertirse en un anexo de la persona «amada», un simple apéndice. Cuando la dependencia es mutua, el enredo es funesto y tragicó- mico: si uno estornuda, el otro se suena la nariz. O, en 21 AAmmaarr110055..ppddff 2211 2200//0011//22001144 1122::0011::2288 una descripción igualmente malsana: si uno tiene frío, el otro se pone el abrigo. «Mi existencia no tiene sentido sin ella», «Vivo por él y para él», «Ella lo es todo para mí», «Él es lo más importante de mi vida», «No sé qué haría sin ella», «Si él me faltara, me mataría», «Te idolatro», «Te necesi- to», en fin, la lista de este tipo de expresiones y «declaraciones de amor» es interminable y bastante conocida. En más de una ocasión las hemos recitado, cantado bajo una ventana, escrito o, simplemente, han brotado sin pudor alguno de un corazón palpitante y deseoso de comunicar afecto. Pensamos que estas afirmaciones son muestras de amor, representaciones verdaderas y confiables del más puro e incondicional de los sentimientos. De manera contradictoria, la tra- dición ha pretendido inculcarnos un paradigma dis- torsionado y pesimista: el auténtico amor, irremedia- blemente, debe estar infectado de adicción. Un absoluto disparate. No importa cómo se quiera plantear, la obediencia debida, la adherencia y la subordinación que caracterizan al estilo dependiente no son lo más recomendable. La epidemiología del apego es abrumante. Según los expertos, la mitad de la consulta psicológica se debe a problemas ocasionados o relacionados con dependencia patológica interpersonal. En muchos casos, pese a lo nocivo de la relación, las personas son 22 AAmmaarr110055..ppddff 2222 2200//0011//22001144 1122::0011::2288 incapaces de ponerle fin. En otros, la dificultad reside en una incompetencia total para resolver el abandono o la pérdida afectiva. Es decir: o no se resignan a la ruptura o permanecen, inexplicable y obstinadamen- te, en una relación que no tiene ni pies ni cabeza. Una de mis pacientes hacía la siguiente descripción de su «relación amorosa»: «Llevo doce años de novia, pero estoy comenzando a cansarme... El problema no es el tiempo, sino el trato que recibo... No, él no me pega, pero me trata muy mal... Me dice que soy fea, que le produzco asco, sobre todo mis dientes, que mi aliento le huele a... (llanto)... Lo siento, me da pena decirlo..., que mi aliento le huele a podrido... Cuando estamos en algún lugar público, me hace caminar de- lante para que no lo vean conmigo, porque le da ver- güenza... Cuando le llevo un detalle, si no le gusta me grita “tonta” o “retrasada”, lo rompe o lo tira a la basu- ra muerto de la rabia... Yo siempre soy la que paga. El otro día le llevé un pedazo de tarta y como le pareció pequeño, lo tiró al suelo y lo aplastó con el pie... Yo me puse a llorar... Me insultó y me dijo que me fuera de su casa, que si no era capaz de comprar una mísera tarta, no era capaz de nada... Pero lo peor es cuando estamos en la cama... Aél le fastidia que lo acaricie o lo abrace... Ni qué hablar de los besos... Después de satisfacerse sexualmente, se levanta de inmediato y se va a bañar... (llanto)... Me dice que no vaya a ser que lo contagie de 23 AAmmaarr110055..ppddff 2233 2200//0011//22001144 1122::0011::2288 alguna enfermedad... Que lo peor que le puede pasar es llevarse pegado algún pedazo de mí... Me prohíbe salir y tener amigas, pero él tiene muchas... Si yo le hago algún reproche de por qué sale con mujeres, me dice que terminemos, que no va aguantar una novia insoportable como yo...». ¿Qué puede llevar a una persona a resistir este tipo de agravios y someterse de esta manera? Cuando le pregunté por qué no lo dejaba, me contestó entre ape- nada y esperanzada: «Es que lo amo... Pero sé que usted me va a ayudar a desenamorarme..., ¿no es cier- to?...». Ella buscaba el camino facilista: el alivio, pero no la cura. Las reestructuraciones afectivas y las revo- luciones interiores, cuando son reales, son dolorosas. No hay ninguna pócima para acabar con el apego. Le contesté que no creía que una persona debía esperar a desenamorarse para terminar una relación, y que dudaba de que se pudiera producir desamor a fuerza de voluntad y razón (de ser así, el proceso inverso también debería ser posible, y tal como lo muestran los hechos, uno no se enamora del que quiere, sino del que puede). Para ser más exacto, le dije que su caso necesitaba un enfoque similar a los utilizados en pro- blemas de farmacodependencia, donde el adicto debe dejar la droga pese a la apetencia: «Lo que la terapia intenta promover en las personas adictas es básica- mente autocontrol, para que aun necesitando la droga 24 AAmmaarr110055..ppddff 2244 2200//0011//22001144 1122::0011::2288 sean capaces de pelear contra la urgencia y las ganas. En el balance costo-beneficio, aprenden a sacrificar el placer inmediato por la gratificación a medio o largo plazo. Lo mismo ocurre con otro tipo de adicciones, como, por ejemplo, la comida o el sexo. Usted no pue- de esperar a desenamorarse para dejarlo. Primero debe aprender a superar los miedos que se esconden detrás del apego, mejorar la autoeficacia, levantar la autoestima y el autorrespeto, desarrollar estrategias de resolución de problemas y un mayor autocontrol, y todo esto deberá hacerlo sin dejar de sentir lo que sien- te por él. Por eso es tan difícil. Le repito, el drogadicto debe dejar el consumo, pese a que su organismo no quiera hacerlo. Debe pelear contra el impulso porque sabe que no le conviene. Pero mientras lucha y persis- te, la apetencia está ahí, quieta y punzante, flotando en su ser dispuesta a atacar. El desamor no se puede lograr por ahora, eso llegará después. Además, cuan- do comience a independizarse, descubrirá que lo que usted sentía por él no era amor, sino una forma de adicción psicológica. No hay otro camino, deberá libe- rarse de él sintiendo que lo quiere, pero que no le con- viene. Una buena relación necesita mucho más que afecto en estado puro». El «sentimiento de amor» es la variable más impor- tante de la ecuación interpersonal amorosa, pero no es la única. Una buena relación de pareja también debe 25 AAmmaarr110055..ppddff 2255 2200//0011//22001144 1122::0011::2288 fundamentarse en el respeto, la comunicación sincera, el deseo, los gustos, la religión, la ideología, el humor, la sensibilidad, y cien adminículos más de supervi- vencia afectiva. Mi paciente era una adicta a la relación, o, si se quiere, una adicta afectiva. Mostraba la misma sintomatología de un trastorno por consumo de sustancias donde, en este caso, la dependencia no estaba relacionada con la droga sino con la seguridad de tener a alguien, aunque fuera una compañía espantosa. El diagnóstico de adic- ción se fundamentaba en los siguientes puntos: (a) pese al mal trato, la dependencia había aumentado con los meses y los años; (b) la ausencia de su novio, o no poder tener contacto con él, producía un completo síndrome de abstinencia que, para colmo, no era solucionable con ninguna otra «droga»; (c) existía en ella un deseo per- sistente de dejarlo, pero sus intentos eran infructuosos y poco contundentes; (d) invertía una gran cantidad de tiempo y esfuerzo para poder estar con él, a cualquier precio y por encima de todo; (e) había una clara reduc- ción y alteración de su normal desarrollo social, laboral y recreativo, debido a la relación; y (f) seguía alimen- tando el vínculo a pesar de tener consciencia de las gra- ves repercusiones psicológicas para su salud. Un caso de «amor o dependencia», sin demasiado amor. Vale la pena aclarar que, cuando hablo de apego afectivo, me estoy refiriendo a la dependencia psicoló- 26 AAmmaarr110055..ppddff 2266 2200//0011//22001144 1122::0011::2288 gica de la pareja. Los vínculos de amistad y de afini- dad consanguínea constituyen una categoría cualitati- vamente distinta, y exceden el propósito del presente texto. Sin embargo, es importante hacer una acotación. Cuando se estudia el apego en la relación padres-hijos, el análisis debe enmarcarse en cuestiones mas biológi- cas. El apego aquí parecería cumplir una importante función adaptativa. Sin desconocer los posibles ries- gos del amor maternal o paternal asfixiante, es eviden- te que una cantidad moderada de apego ayuda bas- tante a que los progenitores no tiremos la toalla y a que los hijos logren soportarnos. Cuando el apego (attachment biológico) está decretado por leyes natura- les, no hay que descartarlo; la cuestión es de supervi- vencia. Pero si el apego es mental (dependencia psico- lógica), hay que salir de él cuanto antes. De aquí en adelante hablaré indistintamente de ape- go afectivo, apego a la pareja y apego afectivo a la pareja. El deseo no es apego La apetencia por sí sola no alcanza para configurar la enfermedad del apego. El gusto por la droga no es lo único que define al adicto, sino su incompetencia para dejarla o tenerla bajo control. Abdicar, resignarse y de- sistir son palabras que el apegado desconoce. Querer 27 AAmmaarr110055..ppddff 2277 2200//0011//22001144 1122::0011::2288

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ENTENDIENDO EL APEGO. AFECTIVO. El amor no es sólo un sentimiento. Es también un arte. BALZAC. 19. Amar105.pdf 19. 20/01/2014 12:01:28
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