LOMO: 18 mm PRUEBA DIGITAL VALIDA COMO PRUEBA DE COLOR EXCEPTO TINTAS DIRECTAS, STAMPINGS, ETC. ¿Habéis tenido alguna vez la sensación de que todo te va a ir bien OTROS TÍTULOS DE LA AUTORA DISEÑO 27/01/17 Jorge Cano porque estás en armonía con el universo? Pues yo no. Nunca. Quizás no ayude mucho que sea una treintañera neurótica, con Ivanka Taylor vive en Madrid. Siempre EDICIÓN l tendencia a hablar más de la cuenta y a meterme donde no me llaman. é ha trabajado en temas relacionados n Ni que me relacione sobre todo (por no decir únicamente) o con el mundo de la comunicación. c Su primera novela, Tierra, trágame y escúpeme con un gay con la mala costumbre de tener siempre razón, una madre SELLO MARTÍNEZ ROCA e t en el Caribe, se convirtió en un best seller, COLECCIÓN cleptómana, una gata y un vecino empeñado en ser mi novio. r i con cinco ediciones hasta la fecha. FORMATO 15 X 23mm Ni que mi gran objetivo en la vida sea llegar a ser la directora r e RUSTICA SOLAPAS de la revista de la que están a punto de despedirme. r e u SERVICIO No, nada de eso ayuda, pero lo que de verdad ha empeorado q las cosa ha sido Él... Serkan… Ese maldito vagabundo de ojos azules y a CARACTERÍSTICAS y acento seductor que le va a dar la vuelta a mi vida. d r Pero si os pensáis que voy a enamorarme, estáis muy equivocadas, e IMPRESIÓN 4/0 tintas i lo que voy a hacer, es mandarle a la mierda y… y… y… m CMYK Ya, vale, sí, efectivamente. Soy ciclotímica perdida. a l Así que os podéis reír de mí... No pasa nada. Estáis invitad@s. a PAPEL - o l r a PLASTIFÍCADO BRILLO d n Después del éxito de Tierra, trágame, y escúpeme a UVI - m en el Caribe, Ivanka Taylor se supera a sí misma con s RELIEVE - e una novela caótica, tierna y descacharrante. r a BAJORRELIEVE - m A STAMPING - r o FORRO TAPA - l y a T a k GUARDAS - n a PVP 19,90 € 10170348 v INSTRUCCIONES ESPECIALES I - Diseño de cubierta: Planeta Arte & Diseño ediciones martínez roca www.edicionesmartinezroca.com Ilustración de cubierta: © Cover Kitchen C_AmarEsMandarloALaMierdaYQuererIrteConEl.indd Todas las páginas 30/01/17 16:59 IVANKA TAYLOR AMAR ES MANDARLO A LA MIERDA Y QUERER IRTE CON ÉL Amar es mandarlo a la mierda.indd 5 27/01/17 11:39 El papel utilizado para la impresión de este libro es cien por cien libre de cloro y está califi cado como papel ecológico No se permite la reproducción total o parcial de este libro, ni su incorporación a un sistema informático, ni su transmisión en cualquier forma o por cualquier medio, sea este electrónico, mecánico, por fotocopia, por grabación u otros métodos, sin el permiso previo y por escrito del editor. La infracción de los derechos mencionados puede ser constitutiva de delito contra la propiedad intelectual (art. 270 y siguientes del Código Penal) Diríjase a Cedro (Centro Español de Derechos Reprográfi cos) si necesita fotocopiar o escanear algún fragmento de esta obra. Puede contactar con Cedro a través de la web www.conlicencia.com o por teléfono en el 91 702 19 70 / 93 272 04 47 © 2017, Ivanka Taylor © 2017, Ediciones Planeta Madrid, S. A. Ediciones Martínez Roca es un sello editorial de Ediciones Planeta Madrid, S. A. C/ Josefa Valcárcel, 42. 28027 Madrid www.mrediciones.com www.planetadelibros.com Primera edición: marzo de 2017 ISBN: 978-84-270-4308-4 Depósito legal: B 2864-2017 Preimpresión: MT Color & Diseño, S. L. Impresión: Rodesa, S. A. Impreso en España -Printed in Spain Amar es mandarlo a la mierda.indd 6 27/01/17 11:39 CAPÍTULO 1 —No puedes fallar, África. —No puedo fallar... —Es tu oportunidad. —Lo sé. Hay trenes que solo pasan una vez en la vida y esta es una de esas veces. —¿Vas a fallar? —¡No! —¡Más alto! ¿Vas a fallar? —¡Nooooooo! —Estás hablando sola, ¿te has vuelto loca? —No lo sé... Vale. Sí. Estaba en el baño de la oficina, mirándome al espejo y ha- blando conmigo misma en el reflejo. ¿Significaba eso que me había vuelto loca? No lo sabía, aunque era cierto que no estaba pasando por mi momento de mayor estabilidad mental. Hacía todo aque- llo porque me ayudaba a preparar la presentación que le te- nía que hacer a mi jefe en quince minutos. —Tienes que venderte a ti misma. Lo sabes, ¿verdad? —dijo la yo del espejo, que seguía con el coaching—. Como hacen to- dos esos inútiles que consiguen un puesto ejecutivo solo porque son unos lameculos y no hacen más que autopromocionarse. —Sí, venderme a mí misma. —Si fueses un producto, hoy sería el lanzamiento de tu campaña. ¡Tienes que arrasar! 9 Amar es mandarlo a la mierda.indd 9 27/01/17 11:39 IVANKA TAYLOR —Vale, vale, entendido... No me metas más presión, por favor. —¿Y qué vas a hacer cuando estés delante del director? —Enamorarlo... Lo tengo que enamorar. —¿Y qué más? —Ser encantadora... —Eso es. Así que ya sabes, no te comportes como eres ha- bitualmente. ¿Algo más? —Contacto visual... Tengo que mirarlo a los ojos todo el rato. —Efectivamente. Parece que te lo sabes. Tú vales mucho, lo tienes claro, ¿no? —Por supuesto que lo sé... Bueno, creo que lo sé... Bueno, supongo... —¡No! ¡No supones! ¡Vales más que todas las tías de la re- vista! ¡Y que los tíos! —Hombre, Rubén es muy bueno... Y Gloria... —¿Quieres dejar de sabotearte? Ahora mismo eres la tía más preparada de la redacción, llevas casi tres años aquí y dos semanas preparándote esta reunión a conciencia. Tienes dos carreras y un máster. Ya es hora de que dejes de ser la redac- tora de la sección de sexo y que vean que no solo sabes escri- bir artículos como «Descubre la personalidad de tu chico por la forma de su pene». Ni Rubén ni Gloria te llegan a la suela de los zapatos, y además, Gloria, con su situación, se ha cava- do su propia tumba... —¿A quién se le ocurre quedarse embarazada...? —me pregunté a mí misma. Porque Gloria se había quedado emba- razada, que me alegraba un montón por ella, que conste, pero con treinta y siete años, estaba en lo mejor de la vida y tenía una carrera profesional por delante de lo más prometedora. —Ya sabes cómo es la gente... —No, la verdad es que no lo sé... —me respondí, porque, sinceramente, no tenía ni idea de cómo era la gente. —Vale, ni falta que hace. No perdamos tiempo filosofan- do. Lo importante es que salgas allí y te metas al director en el bolsillo. Solo tú puedes ser la redactora jefa mientras Glo- ria está de baja. Nadie merece más ese puesto... —Ahí tienes razón... 10 Amar es mandarlo a la mierda.indd 10 27/01/17 11:39 AMAR ES MANDARLO A LA MIERDA Y QUERER IRTE CON ÉL —¿Cómo no voy a tener razón, si soy tú? Venga, vamos a repasar la presentación, como hemos hecho en casa, que para algo te has cogido vacaciones... —Voy. —Y tomé aire y empecé a recitar el monólogo que me había preparado tan a conciencia—. Nuestra revista aún tiene potencial para llegar a un público de dieciséis a veinti- trés años... —¡Es dieciséis a veinticuatro, idiota! —me corrigió la Áfri- ca del espejo, y es que esa parte de mí misma sabía muy bien cómo ser una bruja opresora. Porque sí, soy una perfeccionis- ta maniática llena de inseguridades, qué le voy a hacer. Soy el regalo de Reyes para cualquier jefe exigente. Hasta que algo no está perfecto, no voy a descansar y... ¡Deja de remolonear! —me grité a mí misma—. ¡Otra vez! —Nuestra revista aún tiene potencial para llegar a un pú- blico de dieciséis a veinticuatro años. Ahora no es el momen- to para dar pasos atrás, sino para dar un paso adelante y mi- rar más lejos... —Y me quedé mirándome, con el pelo de peluquería, el rímel perfecto, el maquillaje impoluto. Lista. Preparada. Con todos los deberes hechos. Y, de pronto, me derrumbé—. ¡Demasiado formal, maldición! ¿Qué estoy ha- ciendo? No valgo para esto... —Venga, anímate, no eres un robot —dije desde el espe- jo—. Otra vez —me repetí a mí misma con cariño. —¡Puedo hacerlo, claro que sí! ¡Sigo! Tenemos que comen- zar a trabajar en contenido transmedia y hacer más hincapié en la parte de internet de la revista, por no decir que creo que habría que crear una revista digital y, claro, para eso hay que nombrar a una nueva redactora jefa, que no tengo nada en contra de Gloria, pero es que con la baja, alguien se tiene que ocupar del contenido y... —¡No! —me grité a mí misma—. ¡No te justifiques, África! ¡Ni hables mal de nadie! ¡Y no te enrolles! —Es verdad, perdona... Sigo... Y, claro, para eso tendrás que nombrar a una redactora jefa suplente, y me gustaría proponerme a mí... ¿A quién pretendía engañar? No lo iba a conseguir. Allí estaba yo, mirándome al espejo, apoyada sobre el lavabo y 11 Amar es mandarlo a la mierda.indd 11 27/01/17 11:39 IVANKA TAYLOR haciéndome pedacitos a mí misma. Porque siempre he sido igual. Me agobio pensando en que voy a cometer un error, en que no voy a poder hacerlo todo perfecto, en que no seré ca- paz, que no me van a hacer caso. Si me trabo o tartamudeo, adiós a todo. Y como siempre he sido bastante negativa, me pongo en lo peor. Así era yo, ¿qué le iba a hacer? Era una for- ma bastante destructiva de ser, pero era la única que tenía. Tomé aire y me miré en el espejo otra vez. Y decidí que no, que hoy sería diferente. Hoy era mi día. Lo sabía. (Bueno, eso lo sabía en aquel momento. Luego resultaría que no era mi día y que todo sería completamente diferente a como lo había pensado, pero es lo que tiene el futuro, que no lo sabemos). Así que me dije a mí misma: «¿Sabes qué? No voy a repasarlo más, me lo sé de memoria». Y la yo del otro lado del espejo sonrió y respondió emocionada: —¡Vas a triunfar! —Sííííí... —exclamé dándome ánimos. —¿Vas a conseguir ese puesto? —me pregunté. —Síííííííííí —grité al tiempo que golpeaba el lavabo con el puño. —¿Quién va a ser la próxima redactora jefa? —¡¡¡¡¡Yoooooooooooooo!!!!! —berreé a voz en grito mien- tras se abría la puerta del baño y Consuelo, de financiero, se me quedaba mirando como si hubiese visto un fantasma. Fueron solo dos segundos, pero juro que me parecieron dos horas. Dos segundos hasta que se me ocurrió qué decir y em- pecé a agitar las manos y a dar saltitos con cara de dolor. —¡Uy! ¡Qué caliente sale el agua! ¡Me acabo de quemar las manos! —El grifo está cerrado, África —respondió Consuelo, que era más seca que una empanada de talco y que ya no me mi- raba como un fantasma, solo como si estuviera loca. —Ya, porque ya lo he cerrado, jeje —me justifiqué—. Pero me he quemado antes de cerrarlo, ¿sabes? —La verdad, como excusa, aquella historia era una mierda, así que lo mejor que podía hacer era afrontarlo como hacen los valientes—. Bue- no, me voy, que tengo una reunión. Hasta luego... —Hasta luego... 12 Amar es mandarlo a la mierda.indd 12 27/01/17 11:39 AMAR ES MANDARLO A LA MIERDA Y QUERER IRTE CON ÉL —Ten cuidado con el agua caliente, jeje... —bromeé, y me fui a toda velocidad. La gente estaba empezando a llegar y ocupar sus sitios. Café, silencio, e-mails por responder, periódicos por leer, bostezos... La rutina en la redacción de la revista Mujer-Mujer empezaba como todos los días. Llevaba dos semanas de vacaciones, pero todo estaba igual que cuando la había dejado. No había cambiado ni un clip, ni una pila de pape- les, ni el yogur de kiwi caducado de la nevera de hacía dos años. —He visto en tu face que este mes cumples treinta y tres años, Afri —me dijo la Sáinz con ganas de meterme el dedo en el ojo, aunque su tono fuese el de «qué bien que has vuel- to». ¿Por qué la había admitido como amiga en Facebook? Eso solo lo sabía Iker Jiménez. —Sí, ya ves... —respondí queriendo zanjar el tema y se- guir mi camino. —Pues tienes que comenzar a cuidarte, que a tu edad ya se empiezan a notar las arruguitas... Qué pena, ¿verdad? Y me sonrió y siguió andando por el pasillo, repartiendo saludos y abrazos a todo el mundo. Así, sin más. Y es que, con la Sáinz (que se llamaba Clara, pero todos la llamábamos «la Sáinz»), el mal había tomado forma humana. Era como un dibujo de aquellos del ojo mágico, de los que tienes que mirar y guiñar los ojos durante dos horas para al final ver un barco. Pues la Sáinz era así. Para los tíos era un pibón des- pampanante: rubia, delgada, con el segundo par de tetas más grande y el mejor culo de la oficina. Para nosotras, para las tías, que sabíamos cómo guiñar los ojos y ver el barco, era una malnacidaegoistatraidorayzorra, muy zorra. Era una barbie infernal. Por fuera podía parecer un ser humano, pero por dentro era peor que el muñeco diabólico. Y no digo esto porque la odiase, que la odiaba, sino porque era ver- dad. Y lo peor no había sido que me la acabase de encontrar, sino que me había metido el mantra de los treinta y tres en la cabeza y no era capaz de quitármelo, cuando lo que yo tenía 13 Amar es mandarlo a la mierda.indd 13 27/01/17 11:39 IVANKA TAYLOR que estar haciendo era pensar en la presentación. Tenía que conseguir ser la próxima redactora jefa, tenía que hacerlo, y no pensar en que se me cuarteaba la cara y se me caían los brazos. Si debía elegir entre salvar a un cachorrito de ahogar- se y hacer la presentación, lo tenía claro. Haría la presenta- ción y enamoraría al jefe mientras el pobre animal moría en- tre estertores. Bueno, igual no, pero ¿qué importaba? Volví a recitar para mí misma: «Nuestra revista aún tiene potencial para llegar a un público de dieciséis a veinticuatro años. Aho- ra no es el momento para dar pasos atrás...». ¡Mierda! Iba a cumplir treinta y tres años... ¡Treinta y tres años! Con treinta y tres años, Jesucristo ya había hecho todo aquello que hizo (que no sabía muy bien qué era porque mi madre siempre me apuntaba a ética y yo no me decía nada porque también se apuntaba el guaperas de Óscar Navarro). Pero el caso es que el tipo ya había creado una religión y con- seguido un montón de discípulos. Hasta había logrado que el imperio más grande del mundo lo ajusticiase. ¿Y yo? ¿Qué había hecho yo? Matarme a estudiar y a trabajar para nada... Bueno, para nada no, porque iba a triunfar en la presentación y todo iba a cambiar. O sea, la historia de la humanidad no cambiaría, pero la mía sí. Mi vida cambiaría. Por fin podría hacer lo que siempre había deseado. Cuando el jefe me pidió que analizase la situación de la revista, solicité dos semanas de vacaciones para preparar el estudio y así lo había hecho. Había salido muy poco de casa en catorce días, como si estu- viese preparando una oposición. Pero había merecido la pena, había hecho un análisis que, cuando lo viera, me iba a promocionar casi con total seguridad. Me sentía fenomenal. Los treinta eran una edad fantástica: era suficientemente jo- ven como para poder seguir permitiéndome hacer el tonto y suficientemente mayor como para que los demás me tuvie- sen que tomar en serio. Además, todo el mundo decía que los treinta eran los nuevos veinte. Aunque bueno, bien pensado, lo eran, pero por el sueldo que cobraba, no porque tuviese el culo tan firme como cuando tenía veinte años. De cualquier 14 Amar es mandarlo a la mierda.indd 14 27/01/17 11:39 AMAR ES MANDARLO A LA MIERDA Y QUERER IRTE CON ÉL forma, hoy iba a cambiar todo. No me importaban los insul- tos ni que me pagasen menos que a la señora de la limpieza. Hoy era mi día y nadie me lo iba a amargar. No iba a permitir que me deprimiese una tiparraca como la Sáinz. Ya vería cuando fuese redactora jefa... Iba por el pasillo repitiéndome a mí misma: «Vas a ser la nueva redactora jefa de esta revista», «vas a ser la nueva re- dactora jefa de esta revista» y repasando mentalmente los tres puntos que me había marcado: 1. Ser encantadora (o sea, dejar de ser yo misma por un rato). 2. Establecer siempre contacto visual. 3. Y... enamorarlo (pero no en plan sexual, o sea, en plan que terminara la reunión diciendo: «¡Guau, esta chica es pura dinamita!», o alguna chorrada de esas que salen en las pelí- culas). Saqué el espejito del bolso, comprobé el maquillaje y el pelo, me alisé la falda, la blusa, me tragué tres Smint, respiré hondo y comencé a subir las escaleras hacia la planta noble donde tenía el despacho Narciso, que era como se llamaba mi fantástico, supercreativo y explotador jefe. Mientras lo hacía, miré hacia atrás, como si fuese el primer astronauta ascen- diendo al cohete que lo llevaría a Marte, y vi la redacción, a mis compañeros trabajando, y pensé: «Voy a ser vuestra jefa...». —Hola, voy a ser la nueva redactora jefa de esta revista. —No me lo podía creer, ¿lo había dicho en alto? —¿Disculpa? —dijo la secretaria de Narciso alzando la mirada de la pantalla del ordenador. —Sí, perdona, Saray. —Gracias al cielo, parecía que no me había oído—. Vengo a la reunión. —Sí, espera un momentito, África, que Narciso está con una visita. ¿Te quieres sentar? Si me sentaba, iba a hacer un agujero en el suelo con los tacones y a despellejar el brazo del sillón. —No hace falta, gracias. Esperaré por aquí... —¿Estás segura de que no quieres sentarte? ¿Te apetece un café? ¿Una Coca-Cola? 15 Amar es mandarlo a la mierda.indd 15 27/01/17 11:39
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