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ALEXANDER HISLOP-LAS DOS BABILONIAS PDF

480 Pages·2015·6.35 MB·Spanish
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Las Dos Babilonias Lo Que Usted Debe Saber Acerca de los Misterios . . . y El Culto al Hombre Desde los días de Nimrod y Semíramis su esposa hasta el presente... Alexander Hislop Las Dos Babilonias Alexander Hislop 1a Edición publicada en Inglés en 1853 Edimburgo, Escocia bajo el título, The Two Babylons (revisado por el autor y difundido en 1858) Editado en Español, Noviembre de 1998 ISBN 0-931221-04-8 Ransom Press International 10160 Main Drive Bonita Springs, Florida U.S.A. 34135 Tabla del Contenido Capítulo I Los Objetos de Culto 27 Capítulo II El Caracter Distintivo de los Dos Sistemas 139 Capítulo III Las Fiestas 151 Capítulo IV Doctrina y Disciplina 205 Capítulo V Ritos y Ceremonias 267 Capítulo VI Las Ordenes Religiosas 317 Capítulo VII El Desarrollo de los Dos Sistemas 344 (Considerado Historica y Profeticamente) Apendice 443 Y (Jesús) les dijo: A vosotros es dado saber el misterio del Reino de Dios; mas a los que están fuera, por parábolas todas las cosas; (Marcos 4:11). Porque ya está obrando el misterio de iniquidad, solamente que el que ahora domina, dominará hasta que sea quitado; (2 Tesalonicenses 2:7). El Sueño del Rey Nabucodonosor, Rey de Babilonia (Daniel Capítulo 2) 1 Y en el segundo año del reinado de Nabucodonosor, soñó Nabucodonosor sueños, y su espíritu se quebran- tó, y su sueño huyó de él. 2 Y mandó el rey llamar a magos, astrólogos, encan- tadores, y caldeos, para que mostrasen al rey sus sue- ños. Los cuales vinieron, y se presentaron delante del rey. 3 Y el rey les dijo: He soñado un sueño, y mi espíritu se ha quebrantado por saber el sueño. 4 Y los caldeos hablaron al rey en siriaco: Rey, para siempre vive: di el sueño a tus siervos, y mostraremos la declaración. 5 El rey respondió y dijo a los caldeos: El negocio se me fue de la memoria; si no me mostráis el sueño y su declaración, seréis hechos pedazos, y vuestras casas serán puestas por muladares. 6 Y si me mostrareis el sueño y su declaración, recibi- réis de mí dones y mercedes y gran honra; por tanto, mostradme el sueño y su declaración. 7 Respondieron la segunda vez, y dijeron: Diga el rey el sueño a sus siervos, y le mostraremos su declara- ción. 8 El rey respondió, y dijo: Yo conozco ciertamente que vosotros ponéis dilaciones, porque veis que el ne- gocio se me ha ido de la memoria. 9 Si no me mostráis el sueño, una sola sentencia será de vosotros. Ciertamente preparáis respuesta mentiro- sa y perversa que decir delante de mí, entre tanto que se muda el tiempo; por tanto, decidme el sueño, para que yo entienda que me podéis mostrar su declaración. 10 Los caldeos respondieron delante del rey, y dijeron: No hay hombre sobre la tierra que pueda declarar el negocio del rey. Además de esto, ningún rey, príncipe, ni señor, preguntó cosa semejante a ningún mago, ni astrólogo, ni caldeo. 11 Finalmente, el negocio que el rey demanda, es sin- gular, ni hay quien lo pueda declarar delante del rey, salvo los ángeles de Dios cuya morada no es con la carne. 12 Por esto el rey con ira y con gran enojo, mandó que matasen a todos los sabios de Babilonia. 13 Y se publicó el mandamiento y los sabios eran lle- vados a la muerte y buscaron a Daniel y a sus compa- ñeros para matarlos. 14 Entonces Daniel habló avisada y prudentemente a Arioc, capitán de los de la guardia del rey, que había salido para matar a los sabios de Babilonia. 15 Habló y dijo a Arioc capitán del rey: ¿Cuál es la causa por la cual este mandamiento se publica de parte del rey tan apresuradamente? Entonces Arioc declaró el negocio a Daniel. 16 Y Daniel entró, y pidió al rey que le diese tiempo, y que él mostraría al rey la declaración. 17 Entonces Daniel se fue a su casa y declaró el nego- cio a Ananías, Misael, y Azarías, sus compañeros, 18 para demandar misericordias del Dios del cielo sobre este misterio, y que Daniel y sus compañeros no pereciesen con los otros sabios de Babilonia. 19 Entonces el misterio fue revelado a Daniel en vi- sión de noche; por lo cual Daniel bendijo al Dios del cielo. 20 Y Daniel habló, y dijo: Sea bendito el nombre de Dios de siglo hasta siglo; porque suya es la sabiduría y la fortaleza. 21 Y él es el que muda los tiempos y las oportunida- des; quita reyes, y pone reyes; da la sabiduría a los sa- bios, y la ciencia a los entendidos. 22 El revela lo profundo y lo escondido; conoce lo que está en tinieblas, y la luz mora con él. 23 A ti, oh Dios de mis padres, confieso y te alabo, que me diste sabiduría y fortaleza, y ahora me enseñas- te lo que te pedimos; pues nos has enseñado el negocio del rey. 24 Después de esto Daniel entró a Arioc, al cual el rey había puesto para matar a los sabios de Babilonia; fue, y le dijo así: No mates a los sabios de Babilonia; lléva- me delante del rey, que yo le mostraré al rey la declara- ción. 25 Entonces Arioc llevó prestamente a Daniel delante del rey, y le dijo así: Un varón de los transportados de Judá he hallado, el cual declarará al rey la interpreta- ción. 26 Respondió el rey, y dijo a Daniel, al cual llamaban Beltasar: ¿Podrás tú hacerme entender el sueño que vi, y su declaración? 27 Daniel respondió delante del rey, y dijo: El miste- rio que el rey demanda, ni sabios, ni astrólogos, ni magos, ni adivinos lo pueden enseñar al rey. 28 Mas hay un Dios en los cielos, el cual revela los misterios, y él ha hecho saber al rey Nabucodonosor lo que ha de acontecer al cabo de días. Tu sueño, y las visiones de tu cabeza sobre tu cama, es esto: 29 Tú, oh rey, en tu cama, te subieron tus pensamien- tos por saber lo que había de ser en lo por venir; y el que revela los misterios te mostró lo que ha de ser. 30 Y a mí me ha sido revelado este misterio, no por sabiduría que en mí haya, más que en todos los vivien- tes, sino para que yo notifique al rey la declaración, y que entendieses los pensamientos de tu corazón. 31 Tú, oh rey, veías, y he aquí una gran imagen. Esta imagen, que era muy grande, y cuya gloria era muy sublime, estaba en pie delante de ti, y su aspecto era terrible. 32 La cabeza de esta imagen era de fino oro; sus pe- chos y sus brazos, de plata; su vientre y sus muslos, de bronce; 33 sus piernas de hierro; sus pies, en parte de hierro, y en parte de barro cocido. 34 Estabas mirando, hasta que una piedra fue cortada, no con manos, la cual hirió a la imagen en sus pies de hierro y de barro cocido, y los desmenuzó. 35 Entonces fue también desmenuzado el hierro, el barro cocido, el bronce, la plata y el oro, y se tornaron como tamo de las eras del verano; y los levantó el vien- to, y nunca más se les halló lugar. Mas la piedra que hirió a la imagen, fue hecha un gran monte, que llenó toda la tierra. 36 Este es el sueño; la declaración de él diremos tam- bién en presencia del rey. 37 Tú, oh rey, eres rey de reyes; porque el Dios del cielo te ha dado el reino, la potencia y la fortaleza, y la majestad. 38 Y todo lo que habitan hijos de hombres, bestias del campo, y aves del cielo, él ha entregado en tu mano, y te ha hecho enseñorear sobre todo ello; tú eres aquella cabeza de oro. 39 Y después de ti se levantará otro reino menor que tú; y otro tercer reino de bronce, el cual se enseñoreará de toda la tierra. 40 Y el cuarto reino será fuerte como hierro; y como el hierro desmenuza y doma todas las cosas, y como el hierro que quebranta todas estas cosas, desmenuzará y quebrantará. 41 Y lo que viste de los pies y los dedos, en parte de barro cocido de alfarero, y en parte de hierro, el reino será diviso; y habrá en él algo de fortaleza de hierro, de la manera que viste el hierro mezclado con el tiesto de barro. 42 Y los dedos de los pies en parte de hierro, y en parte de barro cocido, en parte el reino será fuerte, y en parte será frágil. 43 En cuanto a aquello que viste, el hierro mezclado con tiesto de barro, se mezclarán con simiente humana, mas no se pegarán el uno con el otro, como el hierro no se mezcla con el tiesto. 44 Y en los días de estos reyes, el Dios del cielo le- vantará un Reino que eternalmente no se corromperá; y no será dejado a otro pueblo este reino; el cual des- menuzará y consumirá todos estos reinos, y él perma- necerá para siempre. 45 De la manera que viste que del monte fue cortada una piedra, que no con manos, desmenuzó al hierro, al bronce, al tiesto, a la plata, y al oro; el Dios grande mostró al rey lo que ha de acontecer en lo por venir: y el sueño es verdadero, y fiel su declaración. 46 Entonces el rey Nabucodonosor cayó sobre su ros- tro, y se humilló ante Daniel, y mandó que le sacrifica- sen presentes y perfumes. 47 El rey habló a Daniel, y dijo: Ciertamente que el Dios vuestro Dios es Dios de dioses, y el Señor de los reyes, y el descubridor de los misterios, pues pudiste revelar este misterio. 48 Entonces el rey magnificó a Daniel, y le dio mu- chos y grandes dones, y lo puso por gobernador de toda la provincia de Babilonia, y por príncipe de los gober- nadores sobre todos los sabios de Babilonia. 49 Y Daniel solicitó del rey, y él puso sobre los nego- cios de la provincia de Babilonia a Sadrac, Mesac, y Abed-nego; y Daniel estaba a la puerta del rey. Lo Que Usted Debe Saber Pero hablamos sabiduría de Dios perfectísima; y sabiduría, no de este siglo, ni de los príncipes de este siglo, que se deshacen, sino hablamos sabiduría de Dios en misterio, la sabiduría ocultada; la cual Dios predestinó antes de los siglos para nuestra gloria; la que ninguno de los príncipes de este siglo conoció (porque si la hubieran conocido, nunca habrían crucificado al Señor de gloria); antes, como está escrito: Lo que ojo no vio, ni oreja oyó, ni ha subido en corazón de hombre, es lo que Dios ha preparado para aquellos que le aman. Pero Dios nos lo reveló a nosotros por su Espíritu; porque el Espíritu todo lo escudriña, aun lo profundo de Dios. (1 Corintios 2:6-10). 10

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1a Edición publicada en Inglés en 1853. Edimburgo, Escocia bajo el título, The Two Babylons. (revisado por el autor y difundido en 1858). Editado en
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