b reveetnograFÍaDelospasosperDiDosDeDosJóvenes c : qUehabitan ancún lasenUnciacionespeatonales b v De risay Íctor Perla Orquídea Fragoso Lugo* A diferencia de sus pares contemporáneas en México y en el mundo —ciudades con una tradición histórica añeja, que en los siglos XIX y XX se transformaron de grandes poblados mercantiles en urbes industriales, luego devenidas en ciudades de servicios—, desde su origen Cancún se proyectó como una especie de “ciudad simulada”1 (Soja, 1996), pensada más como un producto de consumo global que como un espacio de habitación cotidiano. En este sentido, no fueron las mentes de los “ingenieros sociales” progresistas, ni las de los utópicos modernistas, las que imaginaron y construyeron Cancún. La urbe comúnmente llamada “Paraíso caribeño” nació de la coyuntura de un proyecto político y económico de desarrollo del Estado mexicano y de los intereses de un grupo de funcionarios llamados a sí mismos “banqueros”, en el contexto del capitalismo lexible (Harvey, 1989). Ciudad global y turística por ser un espacio de centralización del consumo mundial2 —especialmente de descanso, recreación y placer—, Cancún fue * Investigadora del programa de Cátedras CONACyT, adscrita al Centro de Estudios Superiores de México y Centroamérica, de la Universidad de Ciencias y Artes de Chiapas. 1 En su libro Third Space: Journeys to Los Angeles and Other Real and Imagined Places, Edward Soja propone el término simcities —que puede ser traducido como “ciudades simuladas”— para referirse a espacios urbanos —cuyos ejemplos más radicales son Las Vegas, Hollywood y Disneylandia— en los que prima la hiperrealidad, la producción de mundos perfectos y de fantasía. En estos espacios de “falsiicaciones verdaderas” no sólo se persigue crear lugares “inexistentes en la realidad”, sino también estilos de vida, formas de habitar la urbe y una cultura de la cotidianidad en los que se iniltra la simulación y la preeminencia de lo aparente. La zona hotelera de Cancún se construyó como una suerte de simulación urbana de un paraíso caribeño, que se promociona como un lugar en el que se conjugan la magia del mundo maya, la belleza del mar turquesa y el confort y lujo de una ciudad moderna. 2 Según Saskia Sassen, las ciudades globales constituyen “nuevas formas de la centralización territorial de la gestión de alto nivel y control de las operaciones […]” y conforman “una red 140 Centro de estUdios sUperiores de MéxiCo y CentroaMériCa planeada y construida a partir de las iniciativas del capital transnacional, que apoya sus estrategias de expansión y apropiación espacial a través de políticas e ideologías globales —como el desarrollo sustentable, el ecoturismo, la protección de áreas naturales, etcétera— y mediante la instrumentalización de estructuras, instituciones y políticas estatales (Marín, 2010). La estructura urbana —altamente fragmentada— de esta ciudad turística es productora de desigualdades y vulnerabilidades particulares entre sus moradores, no sólo por los lugares que éstos habitan, sino también por aquellas barreras físicas y simbólicas que se imponen en su transitar y en sus lugares de socialización. No obstante, en este contexto de dominio de lo global sobre lo local en la estructuración del espacio urbano, los propios habitantes de la ciudad producen y transitan espacios que ineludiblemente conforman y determinan el carácter de la ciudad. En este texto se presenta, siguiendo la propuesta de Michel de Certau en La invención de lo cotidiano (1996) —en donde equipara el acto de caminar con el de hablar, de expresar—, un relato etnográico centrado en las enunciaciones peatonales de dos jóvenes que viven en la ciudad turística de Cancún. El relato privilegia la mirada y los pasos —la forma en que transitan, se apropian, relacionan, desconocen y signiican los espacios de su ciudad— de dos jóvenes cancunenses que guían a una antropóloga foránea por las regiones, avenidas, centros comerciales, plazas, calles y playas de Cancún. Esta etnografía tiene como objetivos recuperar la percepción de sus jóvenes habitantes sobre la ciudad, así como dar cuenta de cómo la estructura urbana —altamente fragmentada— de Cancún es productora de desigualdades y vulnerabilidades particulares entre sus moradores, no sólo por los lugares que éstos habitan, sino también por aquellas barreras físicas y simbólicas que se imponen en su transitar y en sus lugares de socialización. Observaciones antropológicas sobre Cancún Desde una perspectiva que comparten sus más tempranos planiicadores con los actuales inversionistas —incluso con los turistas—, Cancún se reduce a la ciudad de la zona hotelera, constituida por diferentes espacios de consumo, diversión y entretenimiento, como hoteles, centros comerciales, discotecas, bares y lugares para practicar actividades deportivas. Sin embargo, los habitantes de esta ciudad hotelera no son sus ciudadanos, y no permanecen en ella más que algunas semanas, de ciudades principales, tanto en el norte como en el sur, que funcionan como centros para la coordinación, el control y el servicio del capital global” (Sassen, 1998: 3-4). Universidad de CienCias y artes de Chiapas 141 incluso días. Su estancia es efímera y responde a un interés común, pero también transitorio, de diversión y ocio. Siguiendo esta dirección, la ciudad de Cancún no es un nicho ecológico, una entidad política o un espacio cultural, “sino una invención de empresarios, políticos y planiicadores, que se dieron a la tarea de diseñar y emprender un proyecto económico, a in de aprovechar los recursos de un territorio” (Martí, 1985: 9). En este sentido, Cancún puede ser descrito del mismo modo que Gustavo Marín deine la Riviera Maya: “un producto turístico, un espacio promovido comercialmente para atraer capitales y desarrollar negocios basados en el aprovechamiento de recursos, ideas e imágenes acerca de la exuberancia del Caribe y la fascinación por la cultura maya” (Marín, 2010: 32), así como la posibilidad de estar cerca de la naturaleza y la tradición, pero con toda la comodidad, soisticación y lujo que proporciona “un destino de cinco estrellas”. Aunque desde el inicio el proyecto urbano de la ciudad contempló la construcción de dos espacios, la zona hotelera y la habitacional, esta última resultó siempre secundaria, pues mientras que el primer campamento de trabajadores que construyeron los hoteles de Cancún se instaló en 1970, el Fideicomiso Puerto Juárez, cuyo objetivo fue ubicar a los habitantes de los improvisados campamentos en los terrenos disponibles para vivir, sólo se generó cinco años después, en 1975 (García de Fuentes, 1979). Así, Cancún fue una ciudad esencialmente planiicada y construida para los turistas, para “los de afuera”. Dado que la economía de la ciudad depende del turismo, el gobierno municipal y las instituciones federales están orientados principalmente para atender y propiciar el buen funcionamiento de los asuntos con ellos relacionados, de tal manera que reproducen una dinámica regida por el desarrollismo. Así, se busca atraer inversiones que beneicien a capitalistas que no necesariamente viven en la región, o siquiera en el país. Las grandes inquietudes de administradores públicos y privados son la planiicación urbana y la infraestructura dedicada a los turistas y al mantenimiento de la imagen del lugar, mientras que la tendencia es ignorar, “despreocuparse o postergar la atención a los daños ecológicos y las demandas sociales de los habitantes de Cancún. Este es un signo que parece ser común en este tipo de ciudades turísticas” (Marín, 2010: 37). En este sentido, se puede apreciar la pérdida paulatina de poder del Estado mexicano en la administración de un proyecto que inicialmente encabezó y para el cual solicitó millonarios créditos a instancias internacionales como el Banco Interamericano de Desarrollo (BID). A lo largo de la década de los noventa, el Fondo Nacional de Fomento al Turismo (FONATUR) vendió la gran mayoría de los hoteles y complejos comerciales que administraba, quedando al margen y 142 Centro de estUdios sUperiores de MéxiCo y CentroaMériCa sólo de manera indirecta de las ganancias generadas por el turismo en Cancún. El Estado dejó de ser así un inversionista cardinal para convertirse en una especie de gerente asalariado. De esta manera, el carácter de la ciudad de Cancún se ha inclinado más hacia el de una marca comercial, bajo el slogan de “El Caribe Mexicano”. Cancún es un ejemplo paradigmático de un modo de concebir unidades de planeación, administración y comercialización a través de las cuales se produce el espacio social, donde la ciudad, la propia gente y la cultura se constituyen como parte de un producto turístico, y como referencia esencial de una marca comercial exclusiva que en sus esferas más redituables controlan ciertos grupos de poder. En otra dirección, cabe señalar que Cancún no sólo es producto de la conluencia de intereses, capitales y saberes nacionales e internacionales; lo es también del lujo de personas: migrantes rurales y urbanos, indígenas y mestizos de todas partes del país en busca de empleo, turistas extranjeros que pasan temporadas o se instalan de manera permanente una vez jubilados, forajidos de la ley que buscan refugio o recomenzar una “nueva vida” en este paraíso prometido, consumidores del comercio sexual —legal e ilegal— que encuentran en esta ciudad un espacio de impunidad para satisfacer sus deseos (Fragoso, 2012). Así, en pocos años, Cancún dejó de ser una isla prácticamente desierta para convertirse en una ciudad cosmopolita, constituida por múltiples grupos sociales, integrados a una estructura de clases cada vez más compleja. Como ya se apuntó, dicho proceso es resultado de la intensiicación de lujos de turistas y las consecuentes corrientes migratorias de pequeños empresarios y trabajadores que llegaron en busca de oportunidades para hacer negocios o conseguir empleos. En particular, la aluencia de trabajadores es un fenómeno regional muy importante, pues ininidad de pobladores mayas de comunidades de la Península de Yucatán, entre otros grupos de distintos estados del país, han migrado desde sus comunidades de origen hacia los principales centros turísticos de la zona. Adicionalmente, gente de otras partes del país, y en menor medida extranjeros, se acomodaron en el comercio y pequeños negocios de servicios y distintos sectores de la economía local, por ejemplo, como comerciantes de artesanías, guías de turistas, taxistas, y como empleados de hoteles y restaurantes. Según el último Conteo de población y vivienda (2010) del INEGI, la población de Cancún rebasa el medio millón de habitantes —660 0233—, de los cuales el 85% 3 Entre las cifras poblacionales del Instituto de Planeación Municipal de Benito Juárez (IMPLAN) y las del Instituto Nacional de Estadística, Geografía e Informática (INEGI) Universidad de CienCias y artes de Chiapas 143 no tiene más de 29 años; es decir, que además de ser una ciudad joven, es una ciudad de jóvenes. Por ejemplo, según datos de 2005, el rango de edad en el que se concentra el mayor número de trabajadores es entre los 20 y 24 años, con una cifra de 15 995 personas. Cabecera del municipio de Benito Juárez, que concentra al 51% de la población de Quintana Roo, la dinámica que imprimen la migración y la diversidad cultural a la ciudad genera procesos de socialización muy peculiares, en los que la fragilidad, la transitoriedad y la inestabilidad de las relaciones —que algunos autores identiican como propias de las sociedades posmodernas— son sus características constitutivas. Por otra parte, los contextos de origen de los migrantes son muy diversos y contrastantes; en este sentido, un aspecto interesante es la conjunción —o mejor dicho, la coexistencia y tensión constante— entre formas de vida urbanas y formas de vida rurales. La perpetuación de ciertos estilos de vida rurales en el espacio urbano de Cancún genera tensiones muy peculiares que no se resuelven de manera cabal. Un ejemplo de ello es que en Cancún las mujeres pueden acceder con mayor facilidad a empleos asalariados, de manera que, al convertirse en proveedoras, en muchos casos deciden separarse de sus parejas e incluso establecer nuevos vínculos afectivos y formar una nueva familia. En este sentido, Cancún es una ciudad con aceleradas transformaciones en las que se imbrican elementos locales y globales. Como se presenta en la historia de la ciudad, el espacio de la zona hotelera ha sido marco para eventos internacionales de todo tipo: desde el concurso Miss Universo, hasta encuentros político-económicos como la Reunión Norte-Sur, en los años ochenta, y la Quinta Conferencia Ministerial de la Organización Mundial de Comercio (OMC) en 2003 (Martí, 1985). Este último acontecimiento, en el que hubo una signiicativa movilización de protesta —mayoritariamente de no habitantes de Cancún, sino de ciudadanos organizados de México y otras partes del mundo—, también da cuenta de que, en ciertos momentos, Cancún ha sido un espacio excepcional de disputa global entre posturas económicas y proyectos sociales antagónicos, sin que por ello deje de ser un lugar donde esas disputas se llevan a cabo de manera cotidiana. hay una diferencia de más de 200 000 habitantes. El titular del IMPLAN, Carlos Díaz Carvajal, indicó que en la proyección que elaboraron con datos del padrón catastral de servicios de agua contratados para vivienda, sin incluir tomas comerciales, además de los servicios de electricidad y el factor de ocupación de la vivienda (FOV), determinaron que en 2010 el total de habitantes en el municipio fue de 860 726, pero en el caso del Censo de Población y Vivienda 2010 del INEGI se registraron 660 023 habitantes. 144 Centro de estUdios sUperiores de MéxiCo y CentroaMériCa Sin embargo, una de las disputas más signiicativas en este espacio urbano es la de cómo constituir una identidad compartida por sus habitantes en medio de la diversidad. Como se ha mencionado de forma reiterada, Cancún es una ciudad de migrantes en busca del “sueño caribeño” (Fragoso, 2012). Desde sus orígenes, Cancún se pobló de hombres que abandonaban el terruño con la promesa de regresar con las arcas llenas de dinero a su lugar de origen y con sus familias. La mayoría de las veces esta promesa se invirtió, y fueron las familias quienes se movieron a vivir a Cancún. A pesar de que muchas de estas familias llevan veinte o treinta años residiendo en la ciudad —y de que sus hijos e hijas han formado nuevas familias ahí—, aún anhelan regresar a su lugar de origen —lo planean y lo cancelan cada año—, y por tanto dicen no sentirse cancunenses, sino yucatecos, veracruzanos, tabasqueños o chiapanecos, según el caso. Así, en el imaginario de muchos pobladores de Cancún siempre está presente el retorno, que nunca se da.4 A este problema se suma el de un espacio urbano que apenas empieza a construir lugares con signiicados comunes para quienes viven en Cancún, como el Parque de las Palapas, donde desde hace no más de cinco años se organizan eventos cívicos y de entretenimiento para las familias de la ciudad. La inexistencia de estos espacios construidos “desde abajo” y “desde lo local”, se agrava en una ciudad en la que los lugares instaurados por las cadenas comerciales transnacionales —cafés, restaurantes, parques, cines— buscan imponerse como centros paradigmáticos de socialización y encuentro. En este marco, dos de los rasgos que se han promovido y fomentado como parte de una identidad local, como las características de un cancunense —que, no obstante, coinciden con la ideología del capitalismo lexible—, son su cualidad de pioneros y el coraje que poseen para enfrentar y sobreponerse a la adversidad. El primero de estos rasgos está vinculado a la migración, mientras que el segundo se gestó como resultado de la actitud emprendedora de los habitantes de Cancún frente a los daños provocados en la ciudad por los dos intensos huracanes que ha enfrentado en su corta vida. Así, tanto los empresarios, como los comerciantes, profesionistas, trabajadores de la industria turística, y aun los migrantes indígenas más humildes 4 Este retorno se diiculta por diversas razones: los individuos sopesan las posibilidades de progreso y estabilidad económica en sus lugares de origen con aquellas que tienen en Cancún; las propias familias se convierten en una suerte de anclas para nuevos migrantes de la familia o de la región de origen; los patrones de consumo en la sociedad cancunense son muy elevados, como lo airman los propios cancunenses: “aquí se gasta como se gana”, de manera que, por ejemplo, es complicado generar ahorros para hacerse de un patrimonio en el lugar de origen. Universidad de CienCias y artes de Chiapas 145 que se han establecido en Cancún, se empiezan a reconocer como parte de una sociedad de emprendedores y “gente de trabajo”, capaz de sobreponerse a cualquier adversidad (Fragoso, 2012). Sin embargo, y pese a esta identidad que empieza a ser compartida, los distintos sectores de la población de Cancún no habitan el mismo espacio social y urbano, sus tránsitos y lugares de vivienda, recreación y consumo son muy distintos y se corresponden con una estructura urbana fuertemente diferenciada, resguardada por barreras simbólicas y físicas, y acentuada por el espacio del turismo y el espacio habitacional. A continuación, se realiza una breve descripción de los distintas “ciudades” que conforman Cancún, con objeto de tener una visión más amplia e integral de la ciudad: La zona hotelera o la ciudad resort Se encuentra en la franja del litoral de 23 kilómetros —entre el mar Caribe y la laguna Nichupté— en la que se realizan las actividades turísticas. En ella se ubican, además de los hoteles y condominios de tiempos compartidos, restaurantes, playas, campos de golf, marinas, discotecas, plazas comerciales y unas pocas casas habitación de empresarios y familias con elevadísimo poder adquisitivo. La zona hotelera constituye el Cancún turístico, aquella ciudad de descanso a la que arriban los turistas en busca del “paraíso”, en la que hay por igual letreros en español y en inglés, se aceptan dólares y pesos mexicanos para realizar compras, y se cuenta con transporte público eiciente y limpio. Este Cancún, además de por los turistas, sólo es frecuentado por los trabajadores de la industria turística, ya que las playas prácticamente son monopolio de los hoteles. Si no trabajan en la zona hotelera, los habitantes de las “regiones” y la zona residencial no acuden con frecuencia a ésta, e incluso hay personas que admiten no haberse parado por allí en años. Como ya se escribió antes, a la zona hotelera se puede llegar de manera directa desde el aeropuerto internacional sin necesidad de cruzar por la ciudad residencial, y mucho menos por las “regiones”, lo cual acentúa su carácter de distinción y exclusividad respecto al espacio de la ciudad habitacional. 146 Centro de estUdios sUperiores de MéxiCo y CentroaMériCa Mapa 1. Las “ciudades” dentro de Cancún Fuente: Jonathan Salazar Santos-OVSyG del municipio de Benito Juárez. La zona habitacional Su primer cuadro, conocido como el centro de Cancún, fue planiicado por el FONATUR. Se encuentra organizada en supermanzanas, un concepto urbano moderno en los años setenta, que tenía como base de organización espacial círculos de cuadras autosuicientes en servicios. Aquí se localizan la mayor parte de las instituciones políticas, educativas, culturales y de servicios de la ciudad. El primer cuadro de la zona residencial actualmente cuenta con todos los servicios urbanos, y suele estar frecuentada por turistas que acuden al Wall- Mart a abastecerse o que buscan comprar artesanías mexicanas a buen precio en el Mercado 28. La zona residencial ha crecido exponencialmente en los últimos quince años, alcanzando un área antes deshabitada que corre paralela a la carretera libre a Mérida, Yucatán. Universidad de CienCias y artes de Chiapas 147 Las “regiones” La zona residencial de Cancún está atravesada, de poniente a oriente, por un eje vial: la Avenida José López Portillo, que a su vez divide a la ciudad de las supermanzanas de la ciudad de las llamadas “regiones”, colonias populares que fueron los primeros asentamientos irregulares de Cancún, y que luego fueron regularizándose y llegaron a contar con los servicios urbanos necesarios. Entre los propios habitantes de Cancún se habla de la existencia de estas dos zonas. Las regiones no tienen la misma estructura arquitectónica que las supermanzanas, sino que siguen patrones de asentamiento más ortogonales, están habitadas por sectores con menos recursos económicos que aquellos que habitan el Cancún de las supermanzanas, y algunas de ellas tienen fama de ser conlictivas e incluso peligrosas. El contraste entre la Ciudad Resort y las regiones es inmenso; los habitantes de esta segunda no se perciben como integrantes del paradisíaco Cancún y no frecuentan cotidianamente, a menos que trabajen en ésta, la zona hotelera. Puerto Juárez Aunque fue la primera “ciudad irregular” de Cancún, actualmente Puerto Juárez es una zona con poca densidad poblacional, puerta de comunicación entre Cancún e Isla Mujeres, pues ahí se encuentran la mayoría de los muelles de embarque y desembarque de pasajeros y mercancías que son trasladadas y transitan entre la isla y la ciudad. Puerto Cancún En la página web de este puerto se deine de la siguiente forma: “Expresión personal de estilo y clase en el Caribe mexicano. Un ambiente de lujo y comodidades en perfecta armonía con la belleza de Cancún”. Recientemente construido —en los últimos seis años— sobre 327 hectáreas, Puerto Cancún —cuyo concepto es el de “una comunidad turística y residencial integralmente planeada”— está construido en el último trecho de playa sin desarrollar en la zona hotelera de Cancún, ubicado a tan sólo veinte minutos del aeropuerto internacional. Su estratégica ubicación en la zona hotelera, pero adyacente al centro de la ciudad, ofrece un fácil acceso a todas aquellas necesidades cotidianas, como compras, entretenimiento o escuelas. El desarrollo incluye áreas asignadas para la marina de megayates, un campo de golf, resorts cinco estrellas, condominios, un resort 148 Centro de estUdios sUperiores de MéxiCo y CentroaMériCa village, áreas comerciales, un parque de negocios, lotes unifamiliares y lotes residenciales. Su ediicación se realizó en medio de protestas de grupos ecologistas que denunciaron el impacto ecológico negativo que ésta representaría para la ciudad, sobre la gente que vive en los alrededores y sobre la lora y la fauna de los manglares sobre los que se construyó. Por otra parte, el 28 de diciembre de 2006 fue detenido por el FBI y recluido en una cárcel de Chicago Michael Eugene Kelly, principal accionista del magno complejo, acusado de evasión de impuestos. A pesar de lo anterior, los gobiernos municipal y estatal otorgaron los permisos requeridos para llevar a cabo el multimillonario proyecto, en el cual también participan los grupos mexicanos GICSA y Hansa Urbana, entre otros. Ejido Bonil Se encuentra ubicado en el área metropolitana de Cancún, sobre el kilómetro 8 de la carretera federal que va hacia la Riviera Maya. Esta población se conformó por colonos originarios del norte del país a quienes les regalaron tierras ejidales con un doble propósito: el primero, contribuir al aumento demográico de Quintana Roo para alcanzar la categoría de estado libre y soberano en 1974; el segundo, contar con un área de cultivo agrícola que sirviera como el principal abastecedor de alimentos a Cancún. Este último objetivo nunca se cumplió, pues los ejidatarios se dedicaron poco a la agricultura y más al comercio. Sobre esto escribe Ligia Sierra: Estas condiciones de pluralidad étnica, colonización y fomento de proyectos económicos enmarcaron el origen de un polo de desarrollo turístico, de origen más externo que interno, que buscaba básicamente la diversiicación económica y respuestas a nivel nacional, regional y local […] y las consecuencias se verán en muchos de los temas sociales que todavía están pendientes (Sierra, 2007: 57). El estereotipo de un habitante de Bonil en Cancún es el de un norteño con pantalones de mezclilla, botas vaqueras y una camioneta de carga. Entre la población cancunense se asegura que una cantidad importante de “bonileños” se dedica al narcotráico y es de carácter duro y agresivo. Entre los jóvenes de Cancún la imagen del “bonileño” representa prestigio, frente al estereotipo del “mayita” —como se conoce a los yucatecos— pobre y discriminado. Universidad de CienCias y artes de Chiapas 149
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