Description:—Irene, Irene de mi vida…
—A otra con esas palabritas, Cosme. Yo no leo novelas.
—Pero, Irene…
—Lo dicho, Cosme. Detesto las palabritas almibaradas.
—Yo te quiero…
Y el pobre Cosme Prida, de profesión holgazán, puso expresión desolada. Irene ni se preocupó de mirarlo. En aquel momento llamaba su atención un camión monumental, cargado de ladrillos, que atravesaba la ancha calle impidiendo el paso a los peatones.