El halcón en al-Andalus José Luis Díez Giménez EL HALCÓN EN AL-ANDALUS José Luis DÍEZ GIMÉNEZ Doctor en Geografía e Historia Universidad Nacional de Educación a Distancia [email protected] Recibido: 28/3/2014 Aceptado: 12/4/2015 Resumen: En el repertorio iconográfico islámico aparece frecuentemente el halcón, que se podría confundir a veces con otras rapaces como el azor o el gavilán, con el mismo significado, cuyas imágenes se rastrean desde la época de las primeras dinastías sumerias, pasando por la Antigüedad clásica y por el Egipto antiguo donde representaba al dios Horus, era un atributo del dios Re, y un símbolo solar. Aparece a menudo en la iconografía de la caza con halcón, que era la actividad favorita de la nobleza musulmana, y también de la cristiana, pero además está presente en la literatura, en la poesía y en la toponimia del mundo islámico, incluido el andalusí. El halcón, símbolo de la cetrería, es además en el Islam símbolo del alma del Muyahid o Combatiente de Dios que, cuando muere, se eleva para posarse entre las ramas del Hom o Árbol del Paraíso, en presencia de la divinidad. Palabras clave: Halcón; Muyahid o Combatiente de Dios; Hom o Árbol del Paraíso o de la Vida. Abstract: In the iconographic Islamic repertoire falcons are commonly found, having frequently been confused with goshawk or sparrow-hawk, which can be have the same meaning. These images have been traced from the times of the Sumer’s first dynasties as well as in classic times and in Ancient Egypt where they represented the god Horus and they stand as an attribute of the god Re and a solar symbol. This animal often appears in the iconography of falconry hunting which was the Islamic nobility’s favourite activity as well as in the Christian one. Additionally, falcons are found in literature, poetry and the Islamic world toponomy including al-Andalus. The falcon, as a symbol of the falconry hunting, is besides a symbol of the Muyahid’s soul or the Soldier of God, the one who rises to settle in the branch of the Tree of Paradise, or Tree of Life, in presence of the divinity, when he dies. Keywords: Falcon; Muyahid or Soldier of God; Hom, Tree of the Paradise or Tree of the Life. ESTUDIO ICONOGRÁFICO Atributos y formas de representación El halcón se representa abundantemente en al-Andalus. En las artes suntuarias andalusíes encontramos principalmente temas asociados al jinete y a su caballo, pero también conocemos los motivos del “halcón cabalgando sobre el caballo sin jinete”. Parece razonable admitir que, muerto el muyahid o mártir por la fe islámica, el halcón sobre la montura simboliza el alma del guerrero. En el mundo califal, en el periodo omeya, aparece el motivo del halcón sobre el caballo en la Yuba de Oña, Burgos, (929-939), cuyo contenido constituye un corpus fundamental y una referencia cronológica esencial para fijar la génesis de ciertos Revista Digital de Iconografía Medieval, vol. VII, nº 13, 2015, pp. 33-53. 33 e-ISSN: 2254-853X El halcón en al-Andalus José Luis Díez Giménez elementos ornamentales y su uso en al-Andalus, como destacaron Casamar y Zozaya1. Este tejido de seda, pieza única entre los tejidos califales, y antecedente del tejido de al- Muzaffar, nos muestra varias figuras del caballo con halcón: el halcón sobre la silla del caballo, estático, en tres ocasiones; en otra aparece con el halcón levantando el vuelo por encima del caballo, sin jinete en ambos casos. Otro ejemplo andalusí de estilo oriental se halla en el Plato de Madinat Ilbira, del siglo X-XI, del Museo Arqueológico y Etnológico de Granada. En este caso el halcón sujeta las riendas del caballo con su pico. Soler Ferrer2 observó que la figura del caballo cabalgado por un guerrero es frecuente en el mundo islámico oriental y en el andalusí, pero es mucho menos frecuente la del caballo cabalgado por un ave. Se conoce un ejemplo perteneciente a la Colección David de Copenhague: el plato iraní de Nishapur, del siglo X, en el que el caballo lleva un jinete, y un ave que se sitúa en los cuartos traseros de la montura. Esta investigadora pensaba que el caballo de Madinat Ilbira, del Museo Arqueológico y Etnológico de Granada, era, sin duda, andalusí con influencia persa, egipcia o quizás del mundo ibérico, por su naturalismo. Fresneda Padilla3 suponía que era mesopotámico, persa-sasánida o bizantino, y Valdés Fernández también pensaba en un origen sasánida4. Cabría señalar aquí que el tema del halcón levantando el vuelo por encima de la silla del caballo se encuentra también en el forro de la tapa de una cajita de marfil del siglo XII, quizás siciliana, siendo posiblemente dicho forro un trozo de la propia Yuba de Oña, de 929-939. Esta cajita se guarda también en la Parroquia de Oña. Asimismo conocemos la imagen de un caballo sin jinete, por encima del cual se ha representado el ala de un ave, en un plato del siglo X procedente de Madinat al-Zahra, del Museo Arqueológico y Etnológico de Córdoba, probablemente símbolo del halcón que sobrevuela el caballo. La evolución de este motivo nos conduce a la representación del “halcón que se ha separado del caballo y se ha posado en las ramas del Hom o Árbol del Paraíso”, como lo vemos en un capitel amirí de mármol del siglo X del Museo Arqueológico Nacional de Madrid; en el Bote de Ziyad ibn Aflah, marfil de 970 del Victoria & Albert Museum de Londres; en el Bote de Davillier, marfil de 970 del Musée du Louvre; y en la cubierta de la Arqueta de Leyre, también de marfil, de 1004-1005, del Museo de Navarra en Pamplona. El tema más repetido es, seguramente, el del “halconero a caballo que lleva el halcón sujeto a su muñeca”. Este motivo es, en el mundo musulmán, símbolo de la realeza y de las clases nobles, pero sugiere también un significado de mártir por la fe islámica. En la tapa del Bote de al-Mugira, marfil de 968 del Musée du Louvre de París, se representa un halconero a caballo con su halcón en el antebrazo derecho. En un medallón del citado Bote de Ziyad ibn Aflah, se representa un halconero a caballo con el halcón en su muñeca derecha, seguido por un lebrel persiguiendo una liebre. El tema del jinete a 1 CASAMAR, Manuel y ZOZAYA STABEL-HANSEN, Juan (1991). 2 SOLER FERRER, María Paz (1992). 3 FRESNEDA PADILLA, Eduardo (1995). 4 VALDÉS FERNÁNDEZ, Fernando (1995). Este último estudió la influencia del mundo abasí de Iraq sobre el mundo omeya cordobés, considerando que la cerámica verde y manganeso llega a al-Andalus pasando por Constantinopla, como lo demuestra el mosaico que cubre la fachada del mihrab y la cúpula de la Mezquita Mayor de Córdoba, realizada por un artesano bizantino durante el reinado de al-Hakam II. Revista Digital de Iconografía Medieval, vol. VII, nº 13, 2015, pp. 33-53. 34 e-ISSN: 2254-853X El halcón en al-Andalus José Luis Díez Giménez caballo con halcón precedido por un lebrel aparece también en el Sudario de San Lázaro de Autun, o Tejido de al-Muzzafar, de 1008, probablemente fabricado en Almería sobre un modelo sasánida, que se encuentra repartido entre la catedral de Autun (Francia), el Musée de Cluny – Musée national du Moyen Âge de París y el Musée des Tissus de Lyon. La Arqueta de Leyre muestra en su cubierta un jinete con el halcón en su muñeca izquierda y un lebrel corriendo delante de él, y de nuevo en un tejido andalusí, la Casulla de Santo Tomás Becket de la catedral de Fermo (Italia), fechada en 1116-1117, se representa repetidamente el tema del halconero a caballo, llevando en su muñeca izquierda su ave rapaz. De los siglos XII-XIII era una de las dos arquetas de taracea, hechas de marfil, metal y cobre dorado, que formaban pareja en la catedral de Tortosa (Tarragona), en la que se representaron, en dos tondos laterales de la cara delantera, dos halconeros a caballo. Desaparecida en la guerra civil española (1936-1939), podemos verla reproducida en la obra de Ferrandis5. En pintura también encontramos el tema de cetrería. En las pinturas al fresco de la Casa del Partal de la Alhambra, de mediados del siglo XIV, se muestran jinetes al galope con halcones en sus antebrazos o volando veloces sobre sus cabezas. Del mismo modo se pueden contemplar aves rapaces en las pinturas sobre cuero del techo de la Sala de los Reyes de la Alhambra, aunque en este caso no aparecen los halconeros. Son de época próxima a las anteriores. En al-Andalus también se representó el tema del “halconero a pie” en una pieza de ajedrez de marfil, posiblemente de rey, de época de al-Hakam II (961-976), procedente de la colección del Conde de las Almenas y conservada en el Dumbarton Oaks Museum de Washington. En ella vemos al cetrero de pie, vestido con larga túnica, con un halcón en su antebrazo izquierdo. El ajedrez formaba parte de la educación de todos los nobles, por lo tanto estas ricas piezas de marfil podrían considerarse como un símbolo de poder. Un tema excepcional, del que conocemos una sola representación es el del “ataque al nido de halcones”. En el bote de marfil de al-Mugira, en uno de sus grandes medallones, vemos una curiosa escena en la que dos personajes adosados junto al Hom alcanzan dos nidos de halcón, en opinión de Martínez-Gros y Makariou6, mientras dos guepardos, animales con los que el Corán dice que está permitida la caza, acosan a dichos personajes. Estos autores explican que Abd al-Rahman I era apodado “Sacre” o Halcón de los Quraysh, y que el halcón es un símbolo omeya, mientras que el huevo (baydá), rico en significado, simboliza la ciudad de los califas, Córdoba. Como la conquista y la defensa de Córdoba eran difíciles, esto se representa en la imagen a través de la mordedura de los guepardos que acosan a los que pretenden conseguir los huevos de halcón, es decir a los enemigos de los califas omeyas y de su ciudad de Córdoba. Existen también en el arte andalusí un grupo de ‘objetos que tienen forma de halcón’, otros con un halcón añadido, o bien algunos objetos sobre los cuales se ha representado un ave de presa. En orfebrería se representa el motivo de nuestro estudio por ejemplo en un par de arracadas de oro que se guardan en el Museo de Mallorca; en cada pieza de los pendientes se pueden ver dos halcones adosados y uno de frente con las alas desplegadas. Zozaya 5 FERRANDIS TORRES, José (1928): ilustración XXIII. 6 MARTÍNEZ-GROS, Gabriel y MAKARIOU, Sophie (2000): p. 78. Revista Digital de Iconografía Medieval, vol. VII, nº 13, 2015, pp. 33-53. 35 e-ISSN: 2254-853X El halcón en al-Andalus José Luis Díez Giménez señaló que estas aves son halcones junto al Árbol del Paraíso y cada pieza presenta una ornamentación de dos flores de loto orladas en los topes superiores, de donde sale la arracada y su bisagra7. En los bordes de la parte sólida, decorada con filigrana y granulado, se ha plasmado un cordón de la eternidad que encaja perfectamente con el significado de inmortalidad que tiene el loto. Zozaya nos recuerda que el loto es, entre los sufíes, “el múltiplo del 4, símbolo de la naturaleza, la suma de los cuatro elementos (agua, tierra, aire y fuego)… es, en fin la suma de los cuatro ríos y los cuatro árboles del Paraíso”8. Estas arracadas son del siglo XII, de época almorávide o almohade. El halcón posado en las ramas del Hom solo puede simbolizar el alma del muyahid, como hemos visto repetidamente. En el Museo de la Alhambra de Granada se expone un pebetero o quemador de perfumes de latón almorávide, del siglo XII, coronado por un halcón. Se trata de un objeto de la vida cotidiana, como también lo es un jarrito de bronce, quizá para guardar perfumes, hallado en Alcolea y conservado en el Museo Arqueológico y Etnológico de Córdoba. Posee cuerpo esférico y gollete largo y estrecho, y boca de tres orificios, que parece un halcón o gavilán de pico corto y ojos calados. Puede ser del siglo XIII. También podemos incluir en este grupo una jarra de cerámica del siglo XV, procedente de Málaga, que se conserva en el Instituto Valencia de Don Juan (Madrid), en cuya parte inferior se ve un ave de presa enfrentada a una serpiente, que nos puede recordar la leyenda de Plinio El Viejo, tema clásico de la lucha del águila con el ciervo, siendo este último sustituido por la serpiente, quizás por algún autor mozárabe. Se trata, esencialmente, de la lucha entre la divinidad, representada por el ave poderosa, y el mal, encarnado por la serpiente, motivo utilizado por las diferentes religiones desde la Antigüedad, y estudiado por Churruca9 y Cid Priego10, entre otros. Viendo todos estos datos en conjunto, se puede afirmar que las formas de representación del halcón en las artes islámicas pueden ser naturalistas o abstractas, y sus significados pueden ser realistas o simbólicos. Sin querer ser categóricos, se podrían considerar cuatro grupos: • Representaciones naturalistas con significados realistas: dentro de este grupo se podría mencionar a modo de ejemplo la figura de halcón que corona el pebetero o quemador de perfumes almorávide del Museo de La Alhambra, si bien podría hablarse de un naturalismo esquemático. • Representaciones naturalistas con significados simbólicos: en este grupo se incluirían los halconeros a caballo con el halcón en una de sus muñecas, que simbolizan la realeza y las clases nobles, aunque no se debe olvidar que este tema también puede sugerir el luchador y mártir por la fe islámica; las imágenes del halcón sobre el caballo sin jinete, como los de la Yuba de Oña y el Plato de Madinat Ilbira, simbolizando al muyahid, como ya se ha explicado; y la pieza de marfil de ajedrez con el cetrero a pie, ya que el ajedrez formaba parte de la educación de todos los nobles musulmanes y, por tanto, se podría considerar un símbolo de poder. 7 ZOZAYA STABEL-HANSEN, Juan (1992). 8 ZOZAYA STABEL-HANSEN, Juan (2009; 2011). 9 CHURRUCA, Manuela (1939): pp. 59-62. 10 CID PRIEGO, Carlos (1990). Revista Digital de Iconografía Medieval, vol. VII, nº 13, 2015, pp. 33-53. 36 e-ISSN: 2254-853X El halcón en al-Andalus José Luis Díez Giménez • Representaciones abstractas con significados realistas: en este grupo se podría poner como ejemplo la imagen de ave rapaz representada en la boca del jarrito de bronce de Alcolea del Museo de Córdoba. • Representaciones abstractas con significados simbólicos: en este grupo nos serviría como ejemplo el par de arracadas de oro del Museo de Mallorca, con dos halcones adosados y uno de frente, y una ornamentación de flores de loto; aquí el loto es símbolo de inmortalidad y los halcones representan a los mártires por la fe islámica. Hemos visto cómo la imagen del halconero a caballo, con el halcón en la muñeca, y a veces a la grupa de la montura, es claramente un símbolo de la nobleza. La variante del halconero a pie habría que identificarla más bien con los servidores de los nobles y de la realeza. Y éste es el significado que han señalado siempre la mayoría de los autores que han tratado el tema. Juez Juarros afirma: “Todas las imágenes del caballero cetrero son, como veremos, indudablemente imágenes del poder soberano, especialmente los de época califal. Por su referencia a la caza, su ubicación destacada dentro de las obras del taller califal, la solemne rigidez de las figuras y su aislamiento en medallones de fondo vegetal o neutro, debemos considerarlas, en nuestra opinión, como imágenes impersonales del califa”11. Como estamos viendo, la cetrería se hacía a pie y a caballo, con el ave atada a la muñeca del cazador. Había técnicos especialistas para realizar esta tarea que resultaba ciertamente difícil. En la corte cordobesa, durante el califato omeya, existía un funcionario llamado Sahib al-buyazira (Gran Halconero) que dirigía las cacerías reales. En otros países del área islámica también existían expertos en cetrería con halcón o con lebreles o guepardos (Amir-i Shikar o Amir al-Sayd). Por todo ello las cacerías con halcón eran símbolo de la realeza. Fuentes escritas y otras fuentes En el mundo medieval islámico, indudablemente la fuente de mayor autoridad es el Corán, en el que se cita el halcón, aunque indirectamente, al menos dos veces: “Hemos asignado a cada hombre su suerte. El día de la resurrección, le enseñaremos a su intención un escrito abierto” (Corán XVII, 13). Este versículo se traduce literalmente del árabe: “Hemos pegado al cuello de cada hombre su ave” (ta’ir), ya que ta’ir significa ave, aunque metafóricamente tiene aquí el sentido de suerte, lo que le toca a cada uno, y esta se representa habitualmente en las obras de arte como un halcón12. Asimismo dice el Corán: “Comed lo que atrapen para vosotros los animales de presa que habéis adiestrado…” (Corán V, 4). Estos animales son, según Boubakeur, perros, lebreles, guepardos y halcones13. Por otra parte, la cetrería fue tema recurrente de la literatura y poesía islámicas. Recordemos el Kitab al-Bayzara o Tratado del Arte de Volatería, que escribió en el siglo 11 JUEZ JUARROS, Francisco (1997): p. 73. 12 BOUBAKEUR, Cheikh Si Hamza (1995): p. 897. 13 Ibid., p. 376. Revista Digital de Iconografía Medieval, vol. VII, nº 13, 2015, pp. 33-53. 37 e-ISSN: 2254-853X El halcón en al-Andalus José Luis Díez Giménez X el Gran Halconero del califa de la dinastía fatimí de Egipto al-Aziz bi-llah14. Esta obra describe detalladamente las técnicas de cetrería, así como las distintas aves utilizadas, sus técnicas de adiestramiento, sus enfermedades y los métodos de curación. Se citan las siguientes rapaces: halcón peregrino, halcón sacre, gavilán, águila y azor. Recordemos el poema de Abd al-Aziz ben al-Qabturnuh, secretario del rey Mutawakkil de Badajoz, pidiendo a su señor que le conceda un halcón: “¡Oh rey, cuyos padres fueron altaneros y del más egregio rango!, Tú que adornaste mi cuello con el collar de tus favores, grandes como perlas y engarzados como las perlas en el hilo, adorna ahora mi mano con un halcón. Hónrame con uno de límpidas alas, cuyo plumaje se haya combado por el viento del Norte. ¡Con qué orgullo saldré con él al alba, jugando mi mano con el viento, para apresar lo libre con lo encadenado!”15. Es muy probable que fueran los musulmanes los que introdujeran la cetrería en al- Andalus, siendo los califas omeyas muy aficionados a este tipo de caza, en opinión de Juez Juarros16. Tanto las crónicas islámicas como las cristianas relatan que los musulmanes del reino de Granada sentían especial interés por la caza con halcón, llamada caza de altanería, pero también existía la caza de “puño bajo” o “bajo vuelo”. En las crónicas se citan diversas aves nobles, siguiendo a Molina Fajardo, rapaces como el halcón y el gerifalte, con los que se cazaba la garza y la grulla, pero también aves de bajo vuelo como el azor, el cernícalo, el gavilán y el alcotán para cazar perdices, liebres y conejos17. La cetrería tenía connotaciones relacionadas con la nobleza y la interpretación de los sueños. Daneshvari refirió la creencia del escritor medieval al-Damiri (1405), que afirmaba que soñar con un halcón indicaba la victoria sobre el enemigo y la conquista de un reino. Así, el halcón significaba el poder del príncipe, y la muerte del halcón se interpretaba como la pérdida del reino y la muerte del príncipe18. En la poesía andalusí está presente con frecuencia la caza con halcón, muy apreciada por los califas y por los reyes de taifas. Veamos algunos ejemplos de esta presencia citados por Pérès19: Un día le presentaron a al-Mu’tamid, rey taifa de Sevilla del siglo XI, los halcones, y uno de sus poetas improvisó: “En la caza, antes de ti, se seguía una costumbre tradicional, pero he aquí que tú la has cambiado de la manera más sorprendente: ¡tú sueltas los halcones (buzat), y cada vez que los sueltas les haces don de los pensamientos de los poetas!”. Abu-l-Hasan Ibn al-Sid al-Batalyawasi, ulema andalusí de la época de los reinos de taifas y de los almorávides, 1052-1127, escribió los siguientes versos: “La noche, cercada, hace volar su cuervo, y la aurora le persigue con su halcón gris (bazi ashab)”. 14 VIRÉ, François (trad.) (1965 y 1966). 15 GUARDIA PONS, Milagros (1982): p. 91. 16 JUEZ JUARROS, Francisco (1997). 17 MOLINA FAJARDO, Eduardo (1967): pp. 31-47. 18 DANESHVARI, Abbas (1986): p. 78. 19 PÉRÈS, Henri (1983): pp. 347-352. Revista Digital de Iconografía Medieval, vol. VII, nº 13, 2015, pp. 33-53. 38 e-ISSN: 2254-853X El halcón en al-Andalus José Luis Díez Giménez Pérès relata que se cazaban con halcón gran variedad de aves del valle del Guadalquivir: grulla, urraca, avutarda, gallo de los brezos, faisán, perdiz, codorniz, paloma, rabilargo o arrendajo azul, y tórtola; y que las aves de presa eran el águila, el sacre, el halcón y el gerifalte. Pero el ave por excelencia era siempre el halcón. Se criaba en al-Andalus en los alrededores de Lisboa, en los Montes de Levante y en las Islas Baleares. En los relatos referidos al halcón destacan dos palabras persas, sahim y dastaban, por lo que Pérès piensa que la caza con halcón es de origen persa. La cetrería ha dejado huellas en la toponimia de la Península Ibérica, como Calatañazor (Soria), o La Quinta-Llano del Halcón (Alhama de Almería). En al-Andalus había halcones de distintas características, siendo muy apreciado el halcón blanco. Los llamados shudhaniq eran especiales, según el Calendario de Córdoba (961), de la región de Valencia20. Como se sabe, dicho calendario es un documento muy interesante de la vida del campo andalusí, de las tareas agrícolas, y de información sobre algunos animales entre los que se encuentra el halcón, de cuya reproducción demuestran un gran conocimiento los autores de dicho texto. Otra ciudad famosa por sus halcones era Niebla (halcón “nablí” o “lablí”). Extensión geográfica y cronológica La iconografía del halcón está presente en al-Andalus al menos desde los siglos IX o X hasta el final del dominio musulmán, en el siglo XV. Aunque la figuración animal, y por tanto la del halcón, desciende sin duda durante el dominio de las dinastías africanas, de ortodoxia más severa, desde finales del siglo XI hasta mediados del XIV, podemos afirmar que nunca desapareció por completo. En los ejemplos citados se puede observar que es en el periodo omeya (de 929/939- 1031), cuando aparece la mayoría de los modelos de representación realista del halcón, como el halconero con el ave en su muñeca, sea a pie o a caballo, el halcón sobre el caballo, sin jinete, sea posado en el animal o sobre el caballo llevando las riendas con el pico, o elevándose por encima de la montura, o entre las ramas del Hom. Dichas representaciones son numerosas. Estos modelos siguen apareciendo en la época de las dinastías bereberes almorávides, almohades y benimerines (siglos XII-XIV), aunque descienden en número y se esquematizan notablemente. Aquí vemos, por ejemplo, pebeteros de metal y joyas de oro, con representaciones de halcones. En época nazarí (siglos XIII-XV), aumenta el número de ejemplares, y las representaciones vuelven a ser naturalistas. Abundan las escenas de caza, especialmente en pintura, con numerosos halconeros a caballo, con su halcón en la muñeca, o la rapaz persiguiendo a su presa. En cuanto a la procedencia de las piezas, aunque no se pueda saber con exactitud, se intuye con bastante seguridad que son originarias de las capitales de los centros de poder de cada periodo histórico: Córdoba, Madinat al-Zahra, Madinat Ilbira, Sevilla, Granada y otras. 20 LÉVI-PROVENÇAL, Évariste (1965): pp. 285-286. Revista Digital de Iconografía Medieval, vol. VII, nº 13, 2015, pp. 33-53. 39 e-ISSN: 2254-853X El halcón en al-Andalus José Luis Díez Giménez Soportes y técnicas La caza con halcón a caballo era una actividad de gran prestigio en todo el mundo islámico medieval. Galán y Galindo cita seis obras en la eboraria califal, tres en la egipcia y una en el sur de Italia. Además muestra su admiración por las magníficas pinturas sicilianas con jóvenes cazadores, algunos con largas trenzas, ricamente vestidos, llevando en una muñeca el halcón y en la mano contraria la pieza conseguida21. El halcón se halla representado en el mundo medieval andalusí en muchos soportes y en variadas técnicas. Los tenemos en obras de cerámica (platos, fuentes o jarros); en bronce, como los porta-candiles y los platos de brasero; en tejidos, como la Yuba de Oña (Burgos) o el Sudario de San Lázaro de Autun; en azulejos; en marfil, como lo botes, las arquetas o las piezas de ajedrez; en madera; en joyería, como las arracadas o pendientes de oro; en pinturas al fresco, como las del Palacio del Partal de la Alhambra de Granada; y en pinturas sobre cuero, como las del techo de la Sala de los Reyes del Palacio de los Leones, también de la Alhambra. Por último, recordemos que se han encontrado en al-Andalus obras de cristal de roca con imágenes del halcón, pero ha quedado demostrado que, sin duda, procedían del Egipto fatimí. Sabiendo que la mayor parte de los temas que se han descrito están destinados a la realeza y a las clases nobles, porque así consta en las dedicatorias halladas en muchas de las obras de arte, y comprobando además que estas representaciones se plasman en objetos y materiales suntuarios –como ricos paños de seda, joyas, maderas nobles, cristal de roca– o sobre las paredes y techos de los palacios, entre otros soportes de lujo, comprobamos la estrecha relación que existe entre la cetrería y las clases que detentan el poder. Precedentes, transformaciones y proyección El halcón aparecía en Asia occidental, en improntas de sellos encontrados en Susa, capital de Elam, desde el IV-III milenio hasta 639 a.C22. En la Mesopotamia de los primeros milenios a.C. encontramos aves de presa en cilindros-sello sumerio-acadios, como en uno de los ejemplares conservados en el British Museum de Londres, de 2300-2200 a.C. Parece claro que estas piezas tienen un significado relacionado con la vida cotidiana. También se representaba el halcón en el Egipto antiguo, como imagen del dios Horus23. Y fue además un atributo del dios Re y un símbolo solar, como aparece, por ejemplo, en una pintura de la bóveda de la tumba de Sennodjem en Deir el-Medina, del siglo XIII a.C., en la que se representa el viaje en barca del dios del sol Re con cabeza de halcón y el disco solar sobre la cabeza. En la Antigüedad la caza con halcón era una prerrogativa cinegética del patriciado romano, como queda patente en abundantes mosaicos, entre los que se pueden citar los conservados en el Museo del Bardo (Túnez). Probablemente la caza con halcón comenzaría en la India, en Persia y en Mesopotamia, y desde allí pasaría al Mediterráneo islámico, a al-Andalus y al mundo cristiano, constituyendo una de las principales actividades de los nobles en todas las épocas. 21 GALÁN Y GALINDO, Ángel (2005): pp. 292-295. 22 ROZANTAL, A. (1948): p. 37. 23 “…Horus, el dios halcón que presidió el culto de Letópolis…”, cit. PIRENNE, Jacques (1963): t. I, p. 60. Revista Digital de Iconografía Medieval, vol. VII, nº 13, 2015, pp. 33-53. 40 e-ISSN: 2254-853X El halcón en al-Andalus José Luis Díez Giménez La iconografía del halcón en las regiones orientales del Islam presenta indudables analogías, pero también algunas diferencias con la de al-Andalus. En el Egipto fatimí se representan, en ocasiones, halcones pareados y enfrentados, como los que hallamos en el pomo o tarro de cristal de roca (939-1010) del Museo Arqueológico Nacional de Madrid. También podrían ser fatimíes una serie de portacandiles o lampadarios de bronce con halcones esquemáticos. Estas piezas fueron consideradas andalusíes con influencia oriental por algunos investigadores como Fresneda24 y Akbarnia, opinión que rechazó rotundamente Zozaya, considerándolas orientales por las características de sus recursos arquitectónicos presentes también en toda una serie de piezas similares repartidas por diferentes países. Se han datado aproximadamente en el siglo X25. Veamos tres ejemplos: el portacandiles de Ilbira del Museo Arqueológico y Etnológico de Granada; el portacandiles del Museo de Copenhague y el portacandiles de la colección itinerante del Museo del Aga Khan. Conocemos asimismo ejemplos del halconero a caballo, fatimíes del siglo XII, como es el caso del plato de cerámica de la Freer Gallery of Art de Washington. Y también motivos del jinete halconero en piezas del Egipto mameluco del siglo XIV. Sirvan de ejemplo el plato de brasero del Victoria & Albert Museum de Londres. Parece claro que el modelo de halconero a caballo es el más abundante en la iconografía del halcón en el Egipto medieval. Otros modelos son los halcones pareados y los halcones esquemáticos en obras de metal. Citemos ahora algunos ejemplos iraníes: un plato de cerámica de Nishapur del Museo Islámico de Berlín (siglos IX-X), del Irán samaní, en el que se representa al cetrero que lleva el halcón a la grupa de la montura y la espada desenvainada en la mano izquierda; otro puede ser un cuenco de cerámica vidriada de Nishapur del siglo X, con el jinete con halcón a la grupa de su montura (Colección David, Copenhague); o un último ejemplo como el de un plato de cerámica, de Irán o Transoxiana, con el halconero a caballo con un halcón en brazo derecho, la espada desenvainada en la mano izquierda y un guepardo a su espalda (siglo X, Museo Islámico de Berlín). En estos ejemplos iraníes seguimos observando que el modelo de representación del halcón que más abunda es el del jinete halconero, aunque aparecen otras variantes como el jinete con la espada desenvainada, con el halcón o con el guepardo a la grupa de su montura, o bien con el halcón sobrevolando al halconero o el halcón cazando un conejo. Y llegamos a la misma conclusión si repasamos la lista de piezas citadas por Ferrandis de toda el área mediterránea, desde el siglo XI al XV, en su mayoría obras de marfil: arquetas de la catedral de Veroli, del Musée de Cluny, de la catedral de Trento, de la iglesia de Fitero, del Museo de Laval, de la Colección Guidi, de la catedral de Halberstadt, y de la catedral de Palermo. Ferrandis cita también las imágenes del halcón que aparecen en Egipto en telas ad falconarios, en decoraciones de madera del palacio de los fatimíes (Maristán de Qalawn), en la iglesia copta de Sitta Barbara y en las cápsulas de plomo procedentes de Luxor del Museo del Kaiser Friedrich de Berlín. En dichas piezas predominan los halconeros a caballo y, menos abundantes, los halconeros a pie26. 24 FRESNEDA PADILLA, Eduardo (1995). 25 DÍEZ GIMÉNEZ, José Luis (2010): p. 219. 26 FERRANDIS TORRES, José (1935): p. 55. Revista Digital de Iconografía Medieval, vol. VII, nº 13, 2015, pp. 33-53. 41 e-ISSN: 2254-853X El halcón en al-Andalus José Luis Díez Giménez Además no olvidemos que esta iconografía estaba también presente en mosaicos romanos de Oriente, Europa y el norte de África, como en Madaba (Jordania), Argos (Grecia), Cartago, Musti y Kélibia (actual Túnez), Volubilis (Marruecos), o Piazza Armerina (Sicilia central). En los mosaicos de Argos, algunas de cuyas imágenes fueron reproducidas en el Calendario de Argos, tenemos ejemplos bizantinos muy interesantes de la iconografía del halcón que se pueden datar en el siglo VI. La cetrería era también en estas regiones una de las actividades preferidas de los domini propietarios de las villae y formaba parte de la educación de los jóvenes nobles. En dicho calendario se reproducen varias escenas: un cazador con el halcón sobre su brazo izquierdo, el halcón atacando a un pato, el cetrero con el halcón posado en el guante de su mano izquierda, mientras que un ayudante lleva los perros, y el halcón posado en el suelo con la cuerda suelta27. A su vez, Nadia Ali explica la iconografía del halcón y del halconero relacionándola con uno de los pasatiempos favoritos de la nobleza omeya siria y andalusí, pero recordándonos que también aparece el mismo tema en relieves de Qasr al-Hayr al- Gharbî, y asimismo en el calendario de Qusayr al ‘Amra. Además, el motivo de los halconeros se encontraba ya en calendarios pre-islámicos de la Antigüedad tardía (Argos, siglo VI), o en el calendario de la iglesia de Elías, María y Soreg, de Gerasa (Jordania)28. Aunque parece claro el simbolismo religioso, fundamental e indiscutible en el mundo islámico, que venimos estudiando en este trabajo, dicho análisis se puede completar con algunos otros datos. En este sentido recordemos la presencia de un ave o halcón iniciando el vuelo desde la silla del caballo, o sujetando las riendas del mismo con su pico, en otros ejemplos. Este caballo cabalgado por un ave, considerado como portador de la muerte y la vida, se repite muy a menudo en las artes decorativas/suntuarias islámicas, y fue un tema estudiado por diversos autores29. Ya sabemos que el ave situada directamente sobre el caballo simboliza el alma del guerrero, mártir por la fe o muyahid. Cuando el ave se encuentra en la muñeca del caballero puede significar la caza de cetrería, actividad favorita de la nobleza islámica y cristiana, pero también simboliza al propio muyahid. Este simbolismo, que ya fue comentado, parece derivar de una cita coránica: “Hemos asignado a cada hombre su suerte…” (Corán XVII, 13). Esta cita dice literalmente en árabe: “Hemos pegado al cuello de cada hombre su ave”, y Boubakeur explica en sus notas que, en la Arabia preislámica, las aves eran objeto de culto y se obtenían augurios de su canto y de su vuelo, pero también se usaban como símbolos, y el cuello de cada hombre simbolizaba la responsabilidad30. Además los halcones se relacionan con la inmortalidad, como representación, en el Corán, del alma que mora en el Paraíso, y, por otra parte, el halcón es un ave con la que está permitida la caza en el Islam, siempre que se invoque el nombre de Dios31. 27 BLÁZQUEZ MARTÍNEZ, José María (1994-1995). 28 ALI, Nadia (2012). 29 TORRES BALBÁS, Leopoldo (1965); CASAMAR, Manuel y ZOZAYA STABEL-HANSEN, Juan (1991); SOLER FERRER, María Paz (1992); FRESNEDA PADILLA, Eduardo (1995); PÉREZ HIGUERA, María Teresa (1994): p. 83; VALDÉS FERNÁNDEZ, Fernando (1995); PARTEARROYO LACABA, Cristina (2003); ZOZAYA STABEL-HANSEN, Juan (2001; 2002). 30 BOUBAKEUR, Cheick Si Hamza (1995): p. 376. 31 FRESNEDA PADILLA, Eduardo (1995). Revista Digital de Iconografía Medieval, vol. VII, nº 13, 2015, pp. 33-53. 42 e-ISSN: 2254-853X
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