ebook img

El amor conyugal, el buen amor. Joan Estevan y sus "Avisos de casados" PDF

39 Pages·2009·3.08 MB·Spanish
by  
Save to my drive
Quick download
Download
Most books are stored in the elastic cloud where traffic is expensive. For this reason, we have a limit on daily download.

Preview El amor conyugal, el buen amor. Joan Estevan y sus "Avisos de casados"

ISSN: 0213-2079 EL AMOR CONYUGAL, EL BUEN AMOR. JOAN ESTEVAN Y SUS «AVISOS DE CASADOS» Marital Love, the Good Love. Joan Estevan and his «Warnings for Married Couples» María Luisa CANDAU CHACÓN Departamento de Historia II. Facultad de Humanidades. Universidad de Huelva. RESUMEN: Finalizado el Concilio de Trento y siguiendo las recomen daciones del Catecismo Romano para párrocos de Pío V, un cura extremeño escribe, a fines del siglo XVI, un nuevo libro de «Avisos». Esta vez para casados. Su objetivo: adoctrinar a una feligresía ignorante de sus deberes conyugales y desconocedora del valor del sacramento. Joan Estevan forma parte de la producción cultural de tantos teólogos y moralistas que propa garon el mensaje de la Contrarreforma. Pero su conocimiento práctico —como cura y confesor— le avala en la redacción de sus consejos. Rigorista a veces, contradictorio y más cálido que otros que le precedieron o le continuaron, su visión positiva del matrimonio le conecta con una línea más amistada con el estado. Palabras clave: teología moral, matrimonio, concilio de Trento, cate cismo romano, misoginia, amor conyugal, amor maternal. ABSTRACT: After The Council of Trent and, following Pío V Roman Cathecism for parish priest's recommendations, an Extremaduran priest writes, at the end of the XVI century, a new book of «Warnings». This time it is for married couples. His objective: to indoctrinate a population igno rant about their conjugal duties and who do not know the value of the Sacrament. Joan Estevan is part of the cultural production of those theo- logists and moralists who disseminated the Counter-Reformation. But this practical knowledge, as a priest and as a confessor, endorses him in the composition of his advicements. Sometimes strict, contradictory and © Ediciones Universidad de Salamanca Stud, his., H.a mod., 25, 2003, pp. 311-349 MARÍA LUISA CANDAU CHACÓN 312 EL AMOR CONYUGAL, EL BUEN AMOR. JOAN ESTEVAN Y SUS «AVISOS DE CASADOS» warmer than other that preceded him or followed him, his positive vision of marriage connects him with a friendly course of action whith this estate. Key words: Moral Theology, marriage, Council of Trent, Roman Cate chism, misogyny, conjugal love, maternal love. « Toma, pues, este mi consejo, si deseas casar o lo pretendes... que primero que lo hagas, te pruebes y examines si eres para casado y para vivir toda la vida atado al yugo del matrimonio, para sustentar la hacienda y la honra y la mujer, para doctrinar los hijos en buenas costumbres... y si eres para sufrir y obedecer toda la vida a tu marido y para vivir por voluntad ajena y recogida y registrada» (Joan Estevan., Orden de bien casar y avisos de casados. Bilbao,1595) «El glorioso San Pedro... doctrinando a los casados... les dice que honren a sus mujeres y a ello les incita, diciendo varones que sois maridos y juntamente vivís con vuestras mujeres, dadles honra discretamente, como a vaso más enfermo» (Versión de Joan Estevan de la I Epístola de San Pedro, 3,7) 1. INTRODUCCIÓN: EL AUTOR, SU OBRA, SU TIEMPO. LA READAPTACIÓN DEL CATECISMO ROMANO En la línea de la teología moral del quinientos, tan al gusto de sacerdotes franceses y españoles de —sobre todo— su segunda mitad y en la línea de la pastoral postridentina, este cura párroco de una pequeña población extremeña (La Nava de Mérida, diócesis de Badajoz), aprovecharía tiempo y experiencias para escribir, al estilo formal de la época, un nuevo libro de instrucciones y «Avisos»1. 1. Una buena recopilación de autores que trataron temas semejantes en VIGIL, M.: La vida de las mujeres en los siglos xvi y xvn. Siglo xxi Editores. Madrid, 1986. HERNÁNDEZ BERMEJO, Μ. Α.: «La imagen de la mujer en la literatura religiosa de los siglos xvi y xvn», en Norba 8-9. 1987. BARBAZZA, M. C: « L'épouse crétienne et les moralistes espagnols des xvie et xvn siècles » en Mélanges de la Casa de Velazquez. 1988, t. xxiv, pp. 99-137. « L'éducation féminine en Espagne au xvie siècle: une analyse des quelques traités moraux », en École et Église en Espagne et en Amérique latine. Aspectos idéologiques et institutionnels. Tours. Pulications de l'Université, 1988, pp. 327-348. VÁRELA, J.: Modos de educación en la España de la Contrarreforma.. Madrid, 1983. MORANT DEUSA, I.: Discursos de la vida buena. Matrimonio, mujer y sexualidad en la literatura humanista. Cátedra, Madrid, 2002. Destacaré por semejanzas, entre los del siglo xvi, VIVES, J. L.: Libro llamado instrucción de la mujer cristiana. Valencia, 1528. OSUNA, E: Norte de los estados en que se da regla de vivir a los mancebos y a los casados y a los viudos y a todos los continentes y se tratan muy por extenso los remedios del desastrado casamiento, enseñando qué tal ha de ser la vida del cristiano casado. Sevilla, 1531. FRAY VICENTE MEXÍA: Saludable instrucción del estado del matrimonio. Córdoba, 1566. FRAY LUIS DE LEÓN, LaPerfecta Casada. Madrid, 1583. DE LA CERDA, J.: Libro inti tulado vida política de todos estados de mujeres. Alcalá de Henares, 1599 ASTETE, G.: Tratado del © Ediciones Universidad de Salamanca Stud, his., H.a mod., 25, 2003, pp. 311-349 MARÍA LUISA CANDAU CHACÓN 2T2 EL AMOR CONYUGAL, EL BUEN AMOR. JOAN ESTEVAN Y SUS «AVISOS DE CASADOS» * ? Producto del contacto directo con sus feligreses, no sólo, pero también, por la vía del confesionario, esta obra refleja, como la mayoría de las de su tiempo, el miedo a la crítica de los eruditos. Consciente de ello —en más de una ocasión menciona la condición viborina de los humanos y las cortadoras lenguas de algunos «acertados escritores»—, y para eludirla, nuestro bachiller, también como todos, dedicaría su libro a un personaje de corte y bien posicionado, en quien buscaría apoyo y protección nacidos de la solidaridad «patria». En efecto, el licen ciado Joan Gómez, del Consejo de Su Majestad y alcalde de su Casa y Corte, procedía del lugar de La Nava, muy próximo a la ciudad de Mérida de donde Joan Estevan era natural, pequeña población aquélla en la que el bachiller había obtenido y ejercido el servicio del «beneficio curado». Razón por la cual espe raba ser defendido de las mencionadas críticas; como él mismo reconocía y, siguiendo en ello, estilos y licencias tan al gusto de las formas de entonces: .. .y faltábame lo principal, que es ofrecerlo a quien le diese favor y autoridad, con que estuviese defendido de la murmuración, que tan general es en el mundo, a los trabajos padecidos con tal celo como el mío y ansí los paga. Y para conseguir esto y ser reservado en todo lo que a otros escriptores no ha faltado, acordé dedi carla a V.m... suplico reciba este pequeño presente con mi voluntad y lo ampare y defienda que honrado podrá ir y defendido por el mundo con tal protector... La dedicatoria procede de 1581, siete años después de pasar la censura y aún algo más desde que se ordenasen enmendar ciertas opiniones que desgraciada mente ignoro, aunque presumo relacionadas con las menciones a Erasmo. Orden de bien casar y avisos de casados. En materia tan delicada — aún se debatía acerca de la perfección de los estados — y en asuntos tocantes a la convi vencia entre los esposos, las «espaldas» de Joan Estevan buscaron defensa y argu mentos en el peso de la tradición y la autoridad. Al estilo de otras obras de instrucción anteriores a él, y posteriores, el recurso a los clásicos sustentaba en Aristóteles —y en su O económica— las correcciones del esposo a la esposa; en las Décadas de Tito Livio, en los Dichos y hechos notables de Valerio Máximo o en las Obras morales de Plutarco, las hazañas memorables de hombres y mujeres gobierno de la familia y estado de las viudas y doncellas. Burgos, 1597/1603. En otra dirección —teoló gica y jurídica— aunque también de claras referencias morales, quizás, desde el siglo xill, ninguna época como la que se extiende entre 1585 y 1635 dedicaría tanta atención a tratar la doctrina sobre el matrimonio; son los años de Pedro Ledesma, Roberto Belarmino y Tomás Sánchez; a destacar por su impacto la obra del jesuíta Tomás Sánchez, De sancto matrimonii sacramento. 3 vols. 1602- 1605. LE BRAS, G.: La doctrine du mariage chez les théologiens et les canonistes depuis l'an mille. Paris, 1927. Citado en CARRODEGUAS, C: La sacramentalidad del matrimonio. Doctrina de Tomás Sánchez, S. J. Madrid. Universidad de Comillas, 2003, p. 59 y ss. © Ediciones Universidad de Salamanca Stud, his., H.a mod., 25, 2003, pp. 311-349 MARÍA LUISA CANDAU CHACÓN 314 EL AMOR CONYUGAL, EL BUEN AMOR. JOAN ESTEVAN Y SUS «AVISOS DE CASADOS» de la antigüedad clásica; el Antiguo Testamento abundaba en ejemplos de mujeres fuertes, castas o sumisas, según conviniere, y las epístolas de San Pedro y San Pablo recordaban los cimientos en los que se había sustentado el Tridentino. A todo ello añadía la guía de los santos y las obras conocidas de algunos padres de la Iglesia. Entre todos, San Jerónimo, esencialmente en sus comentarios acerca del valor ascético de la virginidad, y San Agustín y sus De civitate Dei y Las Confesiones; de estas últimas, las conexiones defendidas entre el pecado original y las tentaciones nacidas del deseo y la concupiscencia; ambos autores recupe rados y reutilizados en la pastoral de la carne. También, las Sentencias de San Próspero y la Summa Theologica y otros comentarios diversos de Santo Tomás de Aquino. En materia de leyes se remitía a las de Toro (1505) y a las exposiciones de Domingo Soto {De lustitia et iure,1554). Breves e «inocentes» citas a Erasmo, quizás después de la depuración inicial, —y ninguna explícita a Vives— conectaban con una línea humanista de cierta tolerancia hacia las vivencias conyugales. Pero su norte se hallaba en las recomendaciones y sesiones del Concilio, más tarde en las de Pío V en su Catecismo para párrocos, manual editado tras Trento —las primeras ediciones en italiano son de 1566—, dirigido a la formación de curas, e indirectamente de feligreses, a fin de consolidar la vía pastoral postri- dentina esencialmente destinada a la comprensión y administración de los sacra mentos; entre ellos el matrimonio. Junto al peso de la autoridad, el valor de la experiencia. Su labor en el curato, el contacto con la realidad de una feligresía alejada de los postulados contrarre- formistas, e ignorante de los principios más básicos de la nueva pastoral —«consi derando yo muy de espacio con ánimo triste y con dolor, la gran perdición que en mi parroquia avía desto» — , y la práctica del confesionario le otorgan un cono cimiento más real del mundo al que predicaba, y convierten sus Avisos en consejos prácticos. No se trata, por tanto, de un manual de confesores al estilo de los textos morales del quinientos, puesto que no pretendía ilustrar a sacerdotes, bien que admiraba —y citaba— al doctor Navarro —Martín de Azpilicueta— y a su Manual de confesores y penitentes (Toledo, 1554). Buscaba su «público» entre los feligreses laicos a los que pretendía adoctrinar en tema tan importante como la vida de casados. Su afán era ser leído con provecho —¿qué queréis que os diga sino que guardéis estas ordenanzas que Dios por mí os aconseja?— y servir de guía en los hogares cristianos: Y cada vez que esta obra tomares en la mano para leer, sea con ánimo de apro vechar y conocer por ella si cumplís o no lo que sois obligados, y no con ánimo de reprender al autor y murmurar de su tosco estilo (...). Debíades también tener este libro en vuestra casa en parte que cada vez que entrásedes lo viésedes y os acordásedes de lo que os avisa... (f. 355). © Ediciones Universidad de Salamanca Stud, his., H.a mod., 25, 2003, pp. 311-349 MARÍA LUISA CANDAU CHACÓN ο ΐς EL AMOR CONYUGAL, EL BUEN AMOR. JOAN ESTEVAN Y SUS «AVISOS DE CASADOS» ^ 5 Pasada la censura en 1574, según cité, y obtenida la licencia real para su impre sión y venta en 1581, la obra del bachiller Joan Estevan debió difundirse, en prin cipio, con una cierta rapidez, pues constan dos volúmenes en el registro de las flotas que pasaron a las Indias en 15832. La edición que manejo procede de 1595 (Bilbao, Pedro Cole de Ybarra). Tales eran sus avales: tradición, autoridad, experiencia y una inicial y pronta difusión3. Mi interés, no obstante, se funde con el suyo: es el contacto diario con sus feligreses y la observación práctica de los problemas reales de la convivencia en asunto tan íntimo —y tan básico— de las relaciones humanas, lo que mueve mi atención. Tanto más cuanto que —como él reconoce— tales conocimientos constituían el núcleo de su información, convirtiéndose en asunto al que dedi caría la mayor parte de su tiempo en el ejercicio del curato. Experiencias y soledades del autor; también perfiles de una feligresía campe sina, reducida, sin salidas conventuales ni posibilidades eclesiásticas en el lugar y, como la mayoría, orientada al matrimonio. Allí, refiere, por el buen clima... y la continua soledad, y poca ocupación en la adminis tración de sacramentos, di en escrevir este tratado de matrimonio. Lo uno por la necesidad: porque no ay otro estado de gente a que predicar en la parrochia, sino a casados, porque si algunos no lo son pretenden serlo, lo otro por entre tenimiento de la vida y contento... (f. 6). Así pues, el matrimonio conformaba las vidas y en el matrimonio pretendían colmarse las expectativas familiares. Desde la infancia, la educación de las hijas y las esperanzas de los padres en los hijos perseguían igual destino: matrimonios convenientes. De matrimonios se hablaba — desto es su familiar conversación desde su niñez, cómo se han de casar y con quién piensan casar— y ellas para el matrimonio se preparaban. No eran, sin embargo, las uniones sacramentales ideales de Trento. En las sociedades de entonces, tan cercanas a la realización del Concilio como lejanas a su plasmación, y tanto más en las comunidades rurales, el planteamiento conyugal contemplaba su consumación previamente a la cele bración de las ceremonias en las que se intercambiaban las «palabras de presente». El matrimonio parecía empezar, de hecho, tras las llamadas «palabras de futuro» — esponsales—, realización de un compromiso que aseguraba en tiempo más o 2. GONZÁLEZ SÁNCHEZ, C. Α.: Los mundos del libro. Medios de difusión de la cultura occi dental en las Indias de los siglos xviy XVII. Universidad de Sevilla/Diputación de Sevilla, 1999, p. 215. 3. No conozco, sin embargo, obra actual española que lo mencione. No parece constar en los trabajos españoles actuales realizados en base a la literatura moral de entonces, aunque sí es mencio nado en un artículo de Pierre Civil., « Le modèle du menaje heureux : l'image de saint Joseph en Espagne à la charnière des xvie et xvne siècles », en REDONDO, A. (dir.): Relations entre hommes et femmes en Espagne aux xvie et XVIIe siècles. La Sorbonne, Paris, 1995, p. 30. Nota a pie de página. © Ediciones Universidad de Salamanca Stud, his., H.a mod., 25, 2003, pp. 311-349 2J./T MARÍA LUISA CANDAU CHACÓN * EL AMOR CONYUGAL, EL BUEN AMOR. JOAN ESTEVAN Y SUS «AVISOS DE CASADOS» menos próximo la celebración del sacramento, pero en las que no había mediado intervención de sacerdote alguno. Siendo los cónyuges los verdaderos ministros, y existiendo promesa real de contraerlo, la práctica usual extendía la costumbre de tales relaciones prematrimoniales4. A ellas se había referido años atrás el mencionado Catecismo Romano de San Pío V, demostrando en ello ser hábito extendido, al resaltar: Dícese, pues, con razón que es necesario expresar el consentimiento con pala bras que signifiquen tiempo presente, pues las que significan tiempo futuro no constituyen Matrimonio, sino que lo prometen (...). Por consiguiente, nadie tiene aún derecho matrimonial sobre una mujer con quien promete que se ha de casar (...) Luego, siendo la obligación del Matrimonio no una mera promesa, sino una transmisión tal de derechos que por ella el marido transmite real mente a su mujer, y a su vez la mujer a su marido, el dominio de su cuerpo, es por tanto indispensable que el Matrimonio se contraiga por palabras que expresen tiempo presente...5. Y a ellas dedicaba el bachiller sus principales quejas: Pero anda ya el mundo tan al revés y todo tan borrado y trocado y corrom pido que primero que estas diligencias se hagan y que estas bendiciones se reciban, se conocen ya y se tratan maridablemente... y tanta culpa tienen desto los padres como ellos, que luego les entregan la hija (f. 41). Relaciones prematrimoniales y «matrimonios clandestinos»6. Este segundo punto, que tanto había preocupado al Tridentino, declarando la invalidez de los 4. También eclesiásticos notables como Pedro Lombardo —Sentencias— y Graciano — Decretum—, ambos del siglo xn, tuvieron que ver con la ordenación y espiritualización del matri monio europeo. Palabras de futuro —verba de futuro— y de presente —verba de praesenti— cons tituyeron los pasos del matrimonio. Para Graciano, sobre todo, la promesa de matrimonio—palabras de futuro— era casi equivalente al matrimonio. Las relaciones sexuales posteriores convertirían estos esponsales en verdadero matrimonio. Una síntesis en CASEY, J.: Historia de la familia. Espasa-Calpe, Madrid, 1990, pp. 138-139. (1.a edición en inglés, en 1989). La valoración de los esponsales como relación vinculante extendió la costumbre de las relaciones prematrimoniales también al mundo anglosajón, manifiesto en embarazos previos al matrimonio. Vid. Entre otros, GILLIS, J. R.: For better, for worse: British marriages, 1600 to present. Oxford University Press, Nueva York y Oxford, 1985, pp. 45-46. WIESNER, M. E.: Women and Gender in Early Modern Europe. Cambridge University Press, Cambridge, 1993, p. 49. Asimismo en Centroeuropa, WIESNER, M. E.: Cristianismo y sexualidad e la Edad Moderna. Siglo XXL Madrid, 2001 (1.a edición en inglés, 2000) pp. 130 y ss. 5. Catecismo para los párrocos, según el decreto del Concilio de Trento. Reedición Editorial Magisterio Español. Madrid, 1971. Pp. 356-357. Su inspiración procede, lógicamente, de la sesión xxiv del Concilio de Trento en su Decreto de Reforma sobre el Matrimonio. 6. Un ejemplo, ya clásico, el tratado por BRUCKER, G.: Giovanni y Lusanna. Amor y matri monio en el Renacimiento. Nerea, Madrid, 1991. © Ediciones Universidad de Salamanca Stud, his., H.a mod., 25, 2003, pp. 311-349 MARÍA LUISA CANDAU CHACÓN 317 EL AMOR CONYUGAL, EL BUEN AMOR. JOAN ESTEVAN Y SUS «AVISOS DE CASADOS» contraídos sin presencia del párroco y sin la de un cierto número de testigos, pretendía anular la proliferación de tales uniones. Pese a su legalidad antigua, las nuevas direcciones conciliares buscaban, en cierta medida, favorecer los inte reses de las familias y sus proyecciones patriarcales, en tanto que presentaban los efectos de su práctica como verdaderos principios de disolución social. Adulterios, bigamias y abandonos eran citados como el fruto manifiesto de los matrimonios clandestinos7. En el panorama parroquial extremeño, la persistencia de tales uniones, fruto del protagonismo de los afectos entre los jóvenes, de la huida de matrimonios concertados no deseados, tanto como del silencio promovido para «compromisos reputados como poco honorables»8 se manifestaba en los Avisos de Juan Estevan. Siguiendo los capítulos del Concilio, su erradicación se convertiría en campaña básica de sus consejos. En ellos prevalecía el espíritu del Catecismo Romano y la desestimación de las uniones conyugales nacidas únicamente de la inclinación amorosa. En la consideración de los padres conciliares como en las de la futura Sagrada Congregación, eran, obviamente, amores «torpes», acepción entendida en su versión de «lascivia» o «deshonestidad»: Ante todo, a fin de que los jóvenes de ambos sexos, en cuya edad suele haber gran falta de juicio, engañados con una vana apariencia de Matrimonio, acepten incautamente un convenio de torpes amores, se enseñará con mucha frecuencia que no deben ser tenidos por legítimos y válidos matrimonios, aquéllos que no se contraen a presencia del párroco o de otro sacerdote con licencia del mismo párroco o del Ordinario, y de cierto número de testigos9. Pero su traducción, en el discurso de la práctica cotidiana, requeriría de retó ricas más efectivas. Y habida cuenta la dificultad de desacreditar, ante los jóvenes, amores y afectos como razón básica de la unión conyugal, las campañas mante nidas contra tales matrimonios hubieron de convertir los «clandestinos» en reflejos de engaños premeditados. La moraleja, más bien el mensaje, se traducía en un aviso claro: no habrían de fiarse de las inclinaciones «torpes», como no habrían de ser ellos los promotores de tales matrimonios celebrados sin la citada publicidad. Así, en el vocabulario de sermones, predicadores y curas se hicieron 7. Concilio de Trento. Sesión xxiv. Decreto de Reforma sobre el Matrimonio. 8. Esta segunda interpretación, que asumo, en MORANT DEUSA, L, y BOLUFER PERUGA, M.: Amor, matrimonio y familia. La construcción histórica de la familia moderna. Síntesis. Madrid, 1998, p. 26. Las alusiones de Joan Estevan a este tipo de uniones (a erradicar) parecen relacionarse más con cuestiones de tipo afectivo, quizás porque él predicaba para comunidades en donde no abun daban grandes estrategias de alianzas familiares. 9. Catecismo Romano... Ed. cit., p. 370. © Ediciones Universidad de Salamanca Stud, his., H.a mod., 25, 2003, pp. 311-349 3i8 MARÍA LUISA CANDAU CHACÓN EL AMOR CONYUGAL, EL BUEN AMOR. JOAN ESTEVAN Y SUS «AVISOS DE CASADOS» comunes las alusiones a miedos, honores, honras y doncellas engañadas. Aquí la ingenuidad se identificaba con la mujer, el dolo con el varón; de forma que los matrimonios así realizados forzosamente se confundían con sufrimientos futuros. De este modo, la incitación al temor y a la desconfianza buscaba el rechazo y la alianza de quienes, por las valoraciones de honores y honras, más habrían de perder: las doncellas. Que bien habrían de conocer que un matrimonio clandes tino resultaba, tras el Tridentino, inválido, y su consumación las dejaría deshon radas; a ellas y a la parentela: Por tanto, abrid los ojos los unos y los otros, mirad lo que hacéis y a las simples doncellas aviso se guarden de lo que hasta aquí se ha usado que es de casarse clandestinamente y secretamante, a hurtadillas, persuadidas de cualquier liviano engaño, porque ya estos matrimonios no son válidos y puede el otro no casarse con ella (f. 41). Entre los objetivos de Joan Estevan, la eliminación de tales prácticas prohi bidas por el Concilio constituyó su principal propósito: evitar los matrimonios clandestinos y aquéllos celebrados sin el consentimiento paterno, si bien estos últimos, aunque penados, seguían siendo válidos10. Sabía que su erradicación pasaba por aunar, por un lado, las voluntades paternas, por otro la conformidad de los contrayentes, y que tan difíciles equilibrios precisaban de convicciones profundas y de creencias comunes. A la cabeza, su convencimiento —y el deseo de convencer— de ser el matrimonio, no una forma de vida generada en el «deleite carnal», sino un «orden santo y estado loable (...) un ordenamiento divino» en el que agradar a Dios siguiendo el precepto bíblico de «creced y sed multiplicados». Bien es cierto que aquellos estados y estos ordenamientos poseían gradaciones. Ya el Concilio había intentado mantener las distancias acerca de la estimación del celibato, y de su superioridad en relación con el matrimonio, contradiciendo así las opiniones de humanistas como Erasmo11. El debate de la perfección de los estados —para la institución eclesiástica— no era tal, y los anatemas de excomu nión lanzados en el Tridentino contra quienes defendiesen lo contrario —«si alguno 10. Sobre las discusiones mantenidas acerca de la validez de los matrimonios celebrados sin el consentimiento paterno, en las sesiones de Trento (periodo 03-02-1563 a 11-11-1563), entre los representantes franceses y los hispanos e italianos, vid. CASEY, J.: Historia de la familia... Op. cit., p. 142 y ss. En Francia, las Ordenanzas de Blois (1579) equipararon el matrimonio sin consenti miento paterno al rapto, y penalizaron el «delito» con la ejecución del novio y del sacerdote. De este modo, el reino vecino había rechazado las decisiones tridentinas. Ibidem. 11. En uno de sus coloquios más célebres: Apología del Matrimonio, 1518. En Obras Escogidas, Edición de Aguilar, Madrid, 1964, vid. BATAILLON, M.: Erasmo y España. Fondo de Cultura Econó mica, Madrid, 1979, p. 279 y ss. y MORANT DEUSA, L: op. cit., pp. 27-35. © Ediciones Universidad de Salamanca Stud, his., H.a mod., 25, 2003, pp. 311-349 MARÍA LUISA CANDAU CHACÓN 2 IQ EL AMOR CONYUGAL, EL BUEN AMOR. JOAN ESTEVAN Y SUS «AVISOS DE CASADOS» ^ -* dixere que el estado del Matrimonio debe preferirse al estado de virginidad o de celibato, y que no es mejor ni más feliz mantenerse en la virginidad o celibato, que casarse, sea excomulgado»12—, lo confirmaban. El Catecismo Romano reco mendaba la virginidad por ser «más excelente que el estado matrimonial y contener en sí mayor perfección y santidad»13, y se remontaba a interpretaciones en tal sentido del Evangelio de San Mateo y de las epístolas de San Pablo14. Como buen sacerdote, Joan Estevan recogía tales opiniones, que compartía. Pero su mirada flexibilizaba el mensaje recibido y, aunque recitaba aquellos estados más perfectos —más bien parecían fórmulas aprendidas en las que excusaba el trata miento de un tema «menor»— su concepción, a la manera paulina, del matri monio como «redil», le amistaba con el estado. Pese a las alturas de quien pertenecía a un orden superior, las opiniones del bachiller dibujaban posibilidades de salvación idénticas en todos los estados; indi vidualizaba el acto de perfección y lo transfería al mundo, haciéndolo asequible; y convertía al hombre en un ser capaz, en función de su voluntad y de sus obras: «porque no se salva el hombre ni alcanza la perfección de su conciencia por la perfección del estado en que vive, sino por las obras que en él hace» (f. 94). Estaba claro que su visión organicista y funcional de la sociedad planteaba soluciones para el más allá acordes con la posición mundana; pero en ésta, la utilización del matrimonio pasaba, de ser utilizado retóricamente como mal menor, a ser ensal zado como bien social, y moral. «Por lo cual es bueno casarse, pues en el siglo vemos tanta perdición viviendo sueltos» (f. 95). La naturaleza sensual de hombres y mujeres hacía aconsejable su «recogida». De nuevo el matrimonio como remedio a la concupiscencia —que «comúnmente todos desde chiquitos se van tras sus apetitos carnales y siguen los deseos sensuales y sucios»—, matrimonios, por tanto, aconsejables a temprana edad, tiempos de «mozos sueltos» y de amores inestables: Vemos que los mozos sueltos, todos sus tratos es traer los ojos levantados buscando, como aves de rapiña, las mujeres ajenas, cometiendo cada día espan tables delitos por ellas, no durmiendo las noches rondando las puertas; no tienen otro gozo sino la buena conversación con las damas; el ponderar de las 12. Concilio de Trento. Sesión xxiv. Canon x. 13. Catecismo para párrocos. Ed. cit., p. 359. 14. Mateo xix, 12, en relación con la explicación a los discípulos acerca del voto de castidad y la referencia a los eunucos: eunucos hay que se castraron en cierta manera a sí mismos por amor del reino de los Cielos con el voto de castidad. Las referencias a san Pablo se identifican siempre con la I a los Corintios, 25-26: es, digo, ventajoso al hombre el no casarse, conclusión obtenida al comparar los trabajos inseparables del matrimonio. © Ediciones Universidad de Salamanca Stud, his., H.a mod., 25, 2003, pp. 311-349 MARÍA LUISA CANDAU CHACÓN 320 EL AMOR CONYUGAL, EL BUEN AMOR. JOAN ESTEVAN Y SUS «AVISOS DE CASADOS» agudas respuestas que les dixeron (...) todo es celebrar los saraos, gastar la vida y la hacienda en mil amancebamientos, olvidando a unas, amando a otras de nuevo (...) poniendo por estrellas las mujeres, por gozo verlas, hablarlas y gozarlas (ff. 99-100). El matrimonio, pues, asentaba vidas y contribuía al orden social, conside rando el instinto del hombre, por naturaleza «desordenado». Así pensaba nuestro bachiller, en la línea de muchos otros, pero, si bien su planteamiento inicial partía de ser estado «abrazado» por necesidad —y necesidad moral—, dando la impre sión de no importar la personalidad del cónyuge elegido, siempre que existiera y «frenase» los impulsos de aquellos «mozos sueltos», y los «sujetase», la realidad es que estos Avisos de casados otorgaban especial importancia a todo el proceso matrimonial: preparación al nuevo estado, carácter y personalidad de los futuros contrayentes, elecciones adecuadas, trabajos y cuidados futuros. Empezando por convencer de la importancia de la misión a quienes consideraban que lo natural era, simplemente, contraerlo; y recordando su significación y sus cometidos: desde el simbolismo místico de la unión de Cristo y su Iglesia, hasta las saluda bles necesidades de procreación y mutua ayuda y compañía. Pero en su gradación de objetivos, el autor, como la mayoría de los teólogos de su tiempo, invertía el orden del Catecismo Romano, estableciendo como causa primera la procreación y relegando a un segundo orden la asistencia mutua entre los esposos, de este modo: La primera y mejor es por la generación por los hijos y por engendrar cria turas que glorifiquen y alaben a Dios (...). La segunda intención es por consuelo y compañía y ayuda, sin intención expresa de ayuntamiento carnal (...). Lo tercero casan otros por remedio contra el pecado de lujuria... porque en el matrimonio se permite este acto para que, satisfaciendo allí, no desear la mujer ajena... que el matrimonio no sólo fue instituido para oficio, pero también para remedio, porque el varón se satisfaga en su propia mujer y la mujer en su propio marido sin que caigan en pecado con los ajenos (...). Casan otros por modo de paz, para dar fin a algunas enemistades capitales, casando los de un bando con los de otro y es buena intención (ff. 107-108). En tanto que las razones esgrimidas por el Catecismo para la celebración del matrimonio estaban expuestas de la siguiente forma: Pero conviene explicar por qué razones deben casarse el hombre y la mujer. Es la primera esta misma unión de los sexos apetecida por natural instinto, formada con la esperanza de socorrerse mutuamente, para poder, ayudado el uno con el auxilio del otro, llevar más suavemente las molestias de la vida y © Ediciones Universidad de Salamanca Stud, his., H.a mod., 25, 2003, pp. 311-349

Description:
el trabajo les conviene más () así ellas entiendan que viven dispuestas para esta dolencia de nadería y melindrería (o no sé como la nombre) y que
See more

The list of books you might like

Most books are stored in the elastic cloud where traffic is expensive. For this reason, we have a limit on daily download.