Democracia y neutralización Origen, desarrollo y solución de la crisis constitucional Fernando Atria Constanza Salgado Javier Wilenmann Lom palabra de la lengua yámana que significa Sol Atria Lemaitre, Fernando Democracia y neutralización: Origen, desarrollo y solución de la crisis constitucional [texto impreso] / Fernando Atria Lemaitre; Constanza Salgado Muñoz; Javier Wilenmann von Bernath. – 1ª ed.– Santiago: LOM ediciones, 2017. 210 p.: 21,5 x 14 cm. (Colección Ciencias Sociales y Humanas). isbn : 978-956-00-0918-0 1. Constitucionalidad 2. Derecho Constitucional - Chile I. Título. II. Serie. Dewey : 342.83. –cdd 21 Cutter : A882c fuente: Agencia Catalográfica Chilena © LOM ediciones Primera edición, abril de 2017 Impreso en 1000 ejemplares isbn: 978-956-00-0918-0 rpi: 275.636 Todas las publicaciones del área de Ciencias Sociales y Humanas de LOM ediciones han sido sometidas a referato externo. edición, diseño y diagramación LOM ediciones. Concha y Toro 23, Santiago teléfono: (56-2) 2860 68 00 [email protected] | www.lom.cl diseño de colección Estudio Navaja Tipografí a: Karmina impreso en los talleres de lom Miguel de Atero 2888, Quinta Normal Impreso en Santiago de Chile Democracia y neutralización Origen, desarrollo y solución de la crisis constitucional Fernando Atria Constanza Salgado Javier Wilenmann Política | ciencias sociales y humanas Índice Prólogo El sentido de la educación cívica en un proceso constitucional | 9 Primera parte La Constitución tramposa Capítulo 1 El problema constitucional visto desde el ciudadano | 15 Capítulo 2 La idea de constitución y el problema constitucional | 29 Capítulo 3 Las reglas neutralizadoras | 41 Segunda parte La cultura política neutralizada, el lenguaje político invertido y la deformación de los conceptos e instituciones políticas Introducción Los momentos de la crisis constitucional | 75 Capítulo 4 El ethos neutralizador y la práctica política neutralizada | 81 Capítulo 5 Representación y política bajo la Constitución de 1980 | 99 Capítulo 6 La disfuncionalidad de la Constitución de 1980 | 121 Tercera parte El objeto de la demanda por una nueva constitución: la configuración de la política y de las instituciones acorde con el principio democrático Capítulo 7 Representación democrática | 137 Capítulo 8 El proceso de representación política y la construcción de la voluntad del pueblo | 145 Capítulo 9 Configuración y distribución del poder | 181 Glosario | 205 Prólogo El sentido de la educación cívica en un proceso constitucional Los «expertos» tienden a dictaminar que la idea de que la ciudada- nía participe en un proceso tan técnicamente exigente como el de la redacción, adopción y dictación de una nueva constitución es utópica o falsa. Esto sugiere que la educación cívica en un proceso de cambio constitucional es en realidad una excusa o, peor, un modo de adoctrinamiento político para un objetivo que el actor que ejerce de «educador» ya conoce. Escribir un libro de educación cívica, en- tonces, sólo podría servir a alguno de esos dos objetivos: o bien sería una pérdida de tiempo en sí, pero serviría para poder decir que «se trabajó» en la educación cívica y constitucional de los ciudadanos antes de que éstos participen mediante su (irrelevante) voz y (even- tualmente relevante) voto; o bien sólo serviría para intentar que la ciudadanía se alinee con objetivos político-partidistas perseguidos por quienes realizan el proceso educativo en cuestión. Pero educación y adoctrinamiento son conceptos que bien pue- den ser distinguidos; el objetivo de la educación cívica puede ser ciertamente diferenciado con nitidez del adoctrinamiento. En un contexto político, la educación sirve a la generación de conciencia y comprensión en relación a los procesos en los que el receptor del mensaje tiene que influir. El adoctrinamiento constituye, en cambio, su opuesto: se trata de un modo de limitar las opciones políticas del receptor del mensaje, un modo de estrechar artificialmente la comprensión del fenómeno sobre el que se educa, con el objeto de generar artificialmente en él la voluntad de participar de un modo predeterminado. La pretensión del adoctrinamiento no es permitir comprender, sino conseguir adhesión. La pretensión de la educación es permitir comprender y, a partir de ello, que el sujeto pueda tomar – 9 – decisiones responsables. Diferenciar los conceptos, por cierto, no nos obliga a negar que ellos pueden en los hechos ser confundidos, de buena o de mala fe: es por cierto posible que alguien se presente a sí mismo retóricamente como un educador y, en realidad, pretenda generar convicción en otro tendiente a satisfacer sus propios inte- reses, generando adhesión ciega. De la posibilidad de una confusión manipulativa de los conceptos no se sigue, sin embargo, que todo acto de entrega de herramientas de comprensión y educación en un contexto político sea un acto de adoctrinamiento. Este es un libro que no pretende adoctrinar sino educar; es decir, ofrecer al lector herramientas de comprensión del problema cons- titucional para que pueda luego, de modo más reflexivo, asumir una posición. El tema es propiamente constitucional: la estructura del poder y su ejercicio. Por eso, es un asunto que nos compete a todos, sin exclusiones, por la sencilla razón de que hoy el poder político y su ejercicio ya no descansa en la divinidad, ni en la naturaleza, ni en la tradición, sino que descansa, en último término, en nosotros, el pueblo. Esto quiere decir que hoy el ejercicio del poder político es legítimo sólo si es que se estructura de acuerdo al principio demo- crático. Es importante detenerse aquí para notar lo que significa la última afirmación, con la finalidad de evitar que sea tomada como un lugar común: hoy el poder político y su legitimación sólo pueden fundarse en el principio democrático. La constitución necesita proveer el entramado institucional que realice esta idea, que nos permita decir que ella no es sólo una declaración más o menos ingenua. La discusión constitucional debe comenzar distinguiendo estructuras que hacen probable que el ejercicio del poder sea nuestro, y estruc- turas que lo hacen improbable, es decir, que hacen probable que quienes lo ejercen sean crecientemente vistos como una «casta» o una «clase», la «clase política». Esto es lo que da sentido a este libro, que pretende entregar una explicación de la dimensión política de la discusión constitucional. Se trata, en ese sentido, de educación acerca del aspecto más básico de la discusión constitucional, a saber: la comprensión de qué es una crisis constitucional como la que estamos viviendo y qué se juega en una decisión constitucional como la que esperamos que Chile tome – 10 – en los próximos años. El lector no debiera esperar encontrar aquí nada más ni nada menos que esto. Que esta pretensión sea básica no quiere decir, por cierto, que su realización sea sencilla. Ella es difícil, no porque el tema cons- titucional sea especialmente intrincado, sino porque en nuestro contexto actual el lenguaje político que es necesario para realizar esta pretensión es crecientemente ajeno. Es decir, no se trata de que el «experto» tenga razón y «la gente» no pueda esperar entender el problema, sino que la crisis política en la que vivimos se manifiesta también en el lenguaje, en la creciente incapacidad de entender el lenguaje que el principio democrático necesita. Esto afecta, ante todo, al aspecto constructivo de las herramientas de comprensión que pretendemos entregar: puede ser difícil para el lector pensar en estructurar instituciones democráticas después de haber vivido más de treinta años bajo instituciones que, pese a ser neutralizadas, usan el lenguaje de la democracia. Ello porque una forma de legitimar la neutralización es sostener que ella es intrínseca a la democracia, que el lenguaje democrático implica necesariamente neutralización («todas las constituciones buscan neutralizar» se dice a veces). Pero si esto es así, entonces el principio democrático, de acuerdo al cual el poder del Estado se funda en la voluntad del pueblo, es necesariamente un engaño. El lector podrá entonces preguntarse: ¿no será que ese lenguaje existe para ocultar lo que en realidad ocurre? Este libro sólo tiene sentido si podemos responder negativamente a esta pregunta. Eso no significa, sin embargo, que la pregunta carezca de pertinencia. Por el contrario, en las condiciones actuales, no sólo la formulación de la pregunta es pertinente, sino que también la justificación de toda respuesta negativa que se dé a ella. Lo anterior quiere decir que, en el esfuerzo educativo de este libro, no podemos descansar ni en las reglas que estructuran el poder ni en la práctica política que ha generado su ejercicio. Lo primero, porque la constitución bajo la cual vivimos, pese a sus múltiples reformas, aún contiene la decisión fundamental de la dictadura: la de neutralizar el ejercicio del poder político democrático, con el objeto de proteger el modelo neoliberal por ella impuesto. Lo segundo, porque esa misma práctica política se ha constituido a partir de esa decisión fundamental. – 11 –